EL PROBLEMA DE INFRAESTRUCTURA PARA LA INDUSTRIA EN COLOMBIA Raúl Andrés Ávila1 Profesor de Economía en la Universidad Nacional de Colombia El desempeño de la industria colombiana se encuentra en niveles bajos de producción, ventas y empleo en gran parte de sus ramas productivas; este desempeño lastimosamente se ha vuelto la constante de los últimos meses; la comparación en términos internacionales no muestra resultados favorables para el país: la industria manufacturera en Chile tuvo un crecimiento de 2.5% para el primer bimestre de 2013, la industria peruana se expandió a una tasa de 1.7% y en Uruguay para el mismo período creció un 4.8%; en tanto que Colombia tuvo una variación negativa de -3.1%. El resultado de esta comparación es preocupante y muestra la necesidad inminente de tomar acciones correctivas para impulsar decididamente a la industria nacional; dicho corolario es un factor que incide negativamente en el comportamiento de la economía nacional, por lo que es clave el planteamiento de acciones estructurales y duraderas que den soporte al progreso del sector industrial colombiano, aumentando su productividad, competitividad y disminuyendo la brecha productiva entre Colombia y los países industrializados. Estos instrumentos deben plantearse, concatenarse y ejecutarse prontamente a través de la formulación y fortalecimiento de una fuerte Política de Estado en materia industrial. Uno de los problemas crónicos que enfrenta el sector industrial hoy día, y que se ha convertido en un limitante para su capacidad productiva, es el pobre nivel de infraestructura que tiene el país: vías de comunicación, servicios públicos, medios de transporte y oleoductos entre otros andamiajes, son escasos para impulsar el desempeño industrial deseado en el país, dados los sobre costos que el bajo nivel de infraestructura conlleva amarrados. Este aspecto se ha vuelto foco central de discusión académica, técnica y política; el Gobierno Nacional ha dado buenas señales de acción (más no de pronta ejecución) que conllevan a la formulación de propuestas en mejora de la infraestructura en el país, para que éstas sean ejes propulsores industriales en Colombia. Las deficiencias presentadas en el país en lo referente a instalaciones y vías dificultan, por ejemplo, el transporte entre fronteras de mercancías y reduce las ventajas de contar con costas marítimas propias para el aprovechamiento del comercio internacional, dado que no es fácil transportar mercancía entre los puertos y el interior del país por la deficiente red de carreteras y la ausencia de sistemas más eficaces de transporte de carga como lo son los ferrocarriles. El estado de las vías le significa a Colombia, según el Consejo Privado de Competitividad (2012), sobrecostos de transporte al interior del país de un 35%; así mismo, Hernando José Gómez (2012), director de la Oficina de Aprovechamiento de los TLC, indicó que un grave problema para la competitividad del sector exportador, es la deficiente operación logística que representa sobrecostos del 20% con respecto a otros países de Latinoamérica y del mundo. 1 Con la Colaboración de Laura Becerra Luna 1 Queda claro que la competitividad industrial nacional está seriamente comprometida frente a la carencia de infraestructura adecuada, que brinde oportunidades al aumento de la productividad nacional. Bajo este escenario, el Gobierno aprobó la Ley 1508 de 2012, con la que se pretende regular el desarrollo de las Asociaciones Público-Privadas (APPs) lo cual fue propuesto para agilizar y mejorar la calidad de la infraestructura en Colombia. La idea de la ley es brindar seguridad jurídica a oferentes y demandantes de proyectos de logística, a través del perfeccionamiento a las reglas del juego público-privadas, donde se reducen costos y se mejora calidad. Sin embargo, los resultados de esta Ley sólo serán significativos en la mejora de infraestructura, si se logran controlar los problemas de regulación y planeación en la formulación de un marco legal institucional. Ampliaciones en infraestructura permitirían a Colombia luchar contra el proceso de desindustrialización por el que actualmente atraviesa, producto de un posible aumento de la productividad multifactorial que se daría como resultado de fuertes inversiones en infraestructura, lo que permitiría así mismo luchar contra la enfermedad holandesa por cuanto impartiría beneficios al sector transable, reprimiendo su decaimiento. De igual manera, una buena infraestructura conllevaría al progreso de todos los sectores económicos y podría apoyar la diversificación productiva nacional, por cuanto no sólo beneficia al sector minero-energético, sino que además realza la competitividad de los demás sectores económicos, que con políticas encaminadas a su desarrollo, podrían participar más del mercado mundial, dada la competitividad que ganarían con las inversiones realizadas. Tal como lo señaló la ANIF en el informe semanal: “Infraestructura y las asociaciones públicoprivadas”, Colombia no puede seguir postergando el estudio serio y la formulación de salidas definitivas y perdurables al problema de la falta de infraestructura por cuanto la firma de TLC con diferentes países impone la necesidad de mejorar la capacidad y la competitividad industrial, de forma que los acuerdos resulten ventajosos para el país; en este sentido, es vital que el frente exportador y empresarial del país abogue por que las soluciones se tomen de manera rápida y den resultados eficientes, de lo contario, es posible que la industria nacional pierda mercado local, lo cual es especialmente grave cuando se toma en cuenta que la participación de la misma en el mercado mundial no es significativa. Otro efecto negativo que podría generar sobre la producción nacional el continuar con una infraestructura deficiente, es un aumento del déficit comercial, ya que nuestros productos de exportación seguirán estando centrados en commodities por ser nuestra industria poco competitiva y tener una productividad relativa menor frente a los socios comerciales con los cuales se podrían firmar los acuerdos De manera que el valor nuestras exportaciones (primarias) e importaciones (bienes industriales) diferirían considerablemente, al tener menor valor nuestros bienes que los productos industriales. Dada la situación actual manufacturera y la falta de una política industrial interesada en reactivar la producción del sector nacional en las ramas productivas que más caen, los resultados de los acuerdos comerciales pueden no favorecer la industria nacional; sin embargo, pueden potencializarse positivamente siempre y cuando las inversiones necesarias en la industria (principalmente) se realicen, de manera que el país esté en condiciones de competir en el mercado internacional, y las apuestas productivas se focalicen estratégicamente, complementando las necesidades potenciales de las industrias y las regiones nacionales. 2