LA CONTRATACIÓN MERCANTIL § 2 – INTRODUCCIÓN 1. El sentido del Derecho de los contratos1. Los mercados están presentes en casi cualquier parte. Allí donde pueden obtenerse ganancias intercambiando derechos, se entrecruzarán oferta y demanda y se formarán precios lo que, a su vez, permitirá a los que intercambian especializarse en producir determinados bienes abasteciéndose de los restantes que necesitan en el mercado. Pero los mercados que surgen espontáneamente son aquellos en los que se desarrollan intercambios de celebración y ejecución simultánea, es decir, donde el comprador recibe la cosa y paga el precio al vendedor en un solo acto. No hay, pues, problemas de incumplimiento. Pero para poder aprovechar muchas ganancias posibles derivadas de intercambiar es necesario poder celebrar y estar seguro de que se cumplirán contratos obligatorios (es decir, contratos de los que surgen obligaciones que las partes habrán de cumplir en el futuro) y contratos de larga duración (es decir, contratos cuya ejecución se prolonga en el tiempo). La existencia de contratos de duración es un signo de desarrollo económico de una sociedad porque indica que funciona el crédito, es decir, que hay gente dispuesta a ser acreedor, esto es, a esperar que llegue el momento en el que su deudor ha prometido cumplir en la confianza de que cumplirá y, si no lo hace, hay disponible un sistema de ejecución forzosa del contrato a cuyo frente están jueces independientes, terceros no “vendidos” a mi deudor. De todas formas, no conviene exagerar la confianza de los particulares en el sistema judicial, aunque un mínimo es imprescindible 1 V., para lo que sigue, J. ALFARO AGUILA-REAL, “Los costes de transacción” Estudios Menéndez, Madrid 1996 – I, pp 131-162; S. JONSON/J. McMILLAN/C. WOODRUFF, « Courts and relational contracts », JLEO 18(2002) p 221 ss 1 para que un sistema económico funcione. En general, la gente cumple con los contratos por razones no jurídicas. Básicamente, por sentimientos de culpa y vergüenza si no se cumple y sobre todo porque el acreedor insatisfecho no volverá a contratar con el deudor incumplidor con lo que éste puede perder los beneficios derivados de tales futuros intercambios, pérdidas que pueden ser muy superiores si los que “castigan” al deudor incumplidor son todos los potenciales acreedores (reputación). Cuando las instituciones jurídicas que aseguran el cumplimiento de los contratos son débiles o corruptas, los mecanismos de la reputación y la “autoejecución” devienen más importantes. Esto tiene un coste para el desarrollo económico: los particulares preferirán, ceteris paribus relacionarse con gente a la que conocen (es decir, respecto de la cual saben la probabilidad de que incumplan) a hacerlo con desconocidos, aunque las ganancias de tratar con éstos últimos sean mayores, por tanto, cuanto más eficaz sea el sistema jurídico, menor será la reluctancia de los contratantes a relacionarse con terceros respecto de los que no tengan mecanismos extrajurídicos para asegurarse de que cumplirán el contrato2. Pero la contratación no plantea sólo le problema de asegurar que las deudas se pagan. Hay una función más delicada que surge cuando se intercambian bienes complejos, cuando las partes tienen que hacer inversiones específicas en la relación que les une (por ejemplo, el vendedor tiene que reorganizar su fábrica para producir los bienes que le ha pedido el 2 “Trust in existing suppliers may make firms reluctant to purchase from new suppliers. Because buyers have more information about suppliers with whom they have had previous dealings, they are willing to pay more to an incumbent supplier than to one with whom they have never worked. Higher switching costs of this nature result in barriers to entry, as new firms have a difficult time attracting customers and more productive firms gain market share more slowly” JOHNSON/McMILLAN/WOODRUF, JLEO 18(2002) p 224-225: “the develo9pment of legal institutions… brings indirect efficiency gains, by lowering entry barriers, in addition to direct efficiency gains through strengthening confidence in contracts. We find that the main effect of courts is on the willingness to work with a new supplier at all. Courts do not affect the likelihood of severing established relationships. The main effect of belief in the court system is to encourage the formation of new relationships”. 2 comprador o el comprador tiene que adaptar su establecimiento al producto que le va a suministrar el vendedor), o cuando el contrato es de larga duración. En tal caso, los tribunales (y, en general, los abogados y demás agentes del sistema jurídico) cumplen una función que va más allá de asegurar que la gente paga sus facturas voluntaria o forzosamente. Hay que interpretar, integrar y adaptar los contratos. Lógicamente, a este respecto, los mecanismos extrajurídicos son más importantes todavía, porque hay que suponer razonablemente que los que mejor conocen la relación y el acuerdo al que habían llegado son las partes y no un tercero como el juez. De ahí que típicamente, el sistema jurídico sólo entre a entender de estos contratos cuando las relaciones se han roto. En las colecciones de jurisprudencia no se encuentra una sentencia que resuelva un conflicto sobre un pedido concreto entre un fabricante y un distribuidor. Los conflictos que van a los tribunales son los de terminación de la relación de distribución y la disputa sobre la liquidación del contrato y sobre si el fabricante tiene que abonar o no una indemnización por clientela. Cuando la gente mantiene relaciones, no entromete a los tribunales. Pero esto no quiere decir que el sistema jurídico no tenga papel alguno hasta el momento en que la relación contractual se rompe definitivamente. En la fase de celebración del contrato, la función del sistema jurídico es fundamental, porque los contratos se celebran “a la sombra del Derecho”. Las partes pueden prever en el momento de contratar muchos de los posibles estados del mundo futuro y de los posibles conflictos que pueden afectar a su relación. Pueden prever como resolver las discrepancias y como “rellenar” las lagunas que haya en el contrato. Y cuando los hechos se produzcan, ambas partes no podrán actuar sino teniendo en cuenta lo que dice el contrato. Aún más, cuanto más eficiente es un sistema jurídico, menos se utilizan los juzgados para resolver las disputas, sencillamente porque el resultado de la disputa – la sentencia – es predecible porque las 3 partes no ganan nada yendo al juzgado si el objeto y la solución al conflicto están claros. Sólo quedan para los tribunales las cuestiones no resueltas. En la medida en que se reduzca la posibilidad y la magnitud de las disputas, los abogados, jueces y legislador reducen los costes de transacción aumentando la ganancia derivada del intercambio. En las páginas que siguen nos ocuparemos, sobre todo, de estos contratos de duración: los contratos de seguro, transporte, préstamo son contratos de duración. Sus problemas son los de asegurar el cumplimiento en el futuro, interpretarlos, integrarlos en las cuestiones no reguladas expresamente por las partes y adaptarlos a las nuevas circunstancias que surjan durante su vigencia teniendo en cuenta que muchas cuestiones son previsibles y, por tanto, pueden regularse ex ante de la forma más eficiente, es decir, de forma que maximicen la ganancia común derivada del contrato. 4