TEMA 3: LA SOCIEDAD ESTAMENTAL. ESTAMENTOS PRIVILEGIADOS. LA NOBLEZA Y EL CLERO CRITERIOS DE JERARQUIZACIÓN NIVELES SOCIO ECONÓMICOS PRIVILEGIOS JURÍDICOS. Para la historiografía marxista, tanto la Edad Media como la Edad Moderna pertenecen al modo de producción feudal, con algunas diferencias entre ambos períodos .El feudalismo posterior al XVI sería un “feudalismo tardío”. La sociedad europea durante la Edad Moderna llamada también Antiguo Régimen era prácticamente agraria, y en ella la nobleza ocupaba una posición privilegiada Las ciudades preindustriales estaban muy vinculadas con el mundo rural , a veces lo dominaban, otras lo transformaban en la medida de lo posible, La economía urbana se presenta muchas veces como antitética del feudalismo, pero en cierto modo los burgueses de las ciudades coexistían y colaboraban con la nobleza, cuando no se convertían en dominadores del mundo rural. La sociedad del siglo XVI era todavía jerárquica y tradicional, se centraba en alguna clase de grupo social: familia, linaje corporación profesional, comunidad de vecinos, de barrio o de parroquia. Por eso se habla de sociedad corporativa. La existencia de privilegios de diferente índole era un principio rector del orden social, los privilegios estaban legalmente reconocidos y los privilegiados suponían del orden de un5% de la población. La inmensa mayoría eran plebeyos aunque de diferentes condiciones económicas y sociales. Esta sociedad denominada “estamental” se organiza por estamentos y no por clases sociales regidas principalmente por criterios económicos como en la industrial. La denominación Antiguo Régimen fue utilizada por la revolución francesa en referencia al sistema que querían derribar, extendiéndose a la denominación al ámbito de la economía y la demografía. Si embargo, existen divergencias a la hora de fijar los límites cronológicos del Antiguo Régimen social, puesto que los cambios sociales son mucho mas lentos que los políticos .Quizá resute exagerado pensar que esa sociedad tradicional dominada por la nobleza se extendió hasta los inicios de la primera guerra mundial, quizá sea mas acertada la opinión de Pierre Goubert que considera su desaparición a lo largo de casi cien años. LA SOCIEDAD ESTAMENTAL Una sociedad estamental es aquella organizada en estamentos, constituyendo grupos cerrados a los que se accede por nacimiento aunque podía haber alguna escasa posibilidad de trasvase de uno a otro grupo (ennoblecimiento por méritos, compras etc.). Cada estamento se correspondía con un estrato o grupo definido por un común estilo de vida y análoga función social. Era impermeable de tal modo que sus miembros no podían mudar de condición. Jurídicamente era desigual. Las personas tenía o no privilegios en función del grupo al que pertenecían, esos privilegios suponían la exención de impuestos, justicia diferente y algunas otras ventajas exclusivas. Los estamentos privilegiados incluían a la nobleza y el clero, mientras que el resto, burgueses, artesanos, campesinos y grupos marginales carecían de esos privilegios. Al estamento privilegiado (salvo al clero) se accedía por nacimiento o por concesión especial del monarca. A partir del XVII cada vez fue mas frecuente la compra de títulos por parte de la burguesía. La rígida sociedad estamental entro en crisis a partir del XVIII a raíz de los cambios que fortalecieron a esa burguesía que controlaba gran parte de la economía. Así mismo reivindicaron también derechos políticos y prestigio social algo que no estaban dispuestos a conceder los privilegiados .Esta discriminación empujara a la burguesía en ascenso a hacia los movimientos revolucionarios cuyo objetivo será la destrucción de los privilegios feudales. A finales de siglo las contradicciones del sistema feudal se hicieron tan patentes que en Francia en 1789 estalló una revolución que abrió paso a los cambios decisivos que acabaron con el Antiguo Régimen y dieron paso a una nueva sociedad capitalista. NOBLEZA El grupo privilegiado fundamental era la nobleza que servía de referencia al resto de la sociedad. Había sido en su origen una clase de guerreros (bellatore) y propietarios rurales privilegiados, aunque la vocación militar disminuyó a lo largo de la Edad Moderna. Los teóricos de la nobleza también intentar justificar su condición haciéndolos descendientes de los antiguos conquistadores germánicos, francos, godos o normandos. La clase noble, principal propietaria de tierra ejercía sobre ella y quienes la cultivaban una autoridad de tipo político. El mundo rural europeo estaba organizado sobre la base del señorío, la administración más inmediata no está ejercida por representantes del monarca sino por los “señores jurisdiccionales”, estos propietarios privilegiados que formaban el estamento de la nobleza. Estos señores ejercían sobre sus vasallos funciones de administración, justicia y hacienda; ellos a su vez reciben diversos derechos por el ejercicio de esas funciones públicas y una serie de rentas como propietarios de la tierra. En algunos casos se trataba de rentas fijas que podía quedar devaluadas por la inflación, pero era más común recibir una parte proporcional de las cosechas que les permitía hacer buenos negocios. En Europa oriental podían disponer del trabajo gratuito de los campesinos, por medio de prestaciones o “corveas”. Según los tratadistas la nobleza era “una et eadem”, una sola y la misma para todos los nobles, pero en la realidad había grandes diferencias de riqueza y poder. La alta nobleza: los nobles poseedores de Señoríos o que ostentan un título. Duque, marques, conde o barón. Incluso entre los titulados existe un grupo más reducido y prestigioso: los grandes de España o los Pares de Francia. La baja nobleza: está constituida por varias categorías Caballeros o gentilhombres y en Castilla los hidalgos célebres a través de la literatura. La baja nobleza rural pobre, bien distinta de la aristocracia de la corte se ha convertido en un verdadero tópico. En España está representada por hidalgos, escuderos infanzones etc. que únicamente disfrutaban de su condición privilegiada pero no tenían por que tener rentas para sostener un modo de vida compatible con tal condición. La pobreza de la clase noble era siempre relativa, pero incluso en el caso de los fabulosos ingresos de un Grande de España o de un Lord, debemos pensar en la enormidad de sus gastos. Mantenían castillos, abundante servidumbre una vida social ostentosa, el servicio militar y político al monarca que exigía a menudo grandes aportaciones, los pleitos por herencias y propiedades etc. Todo esto conducía a que a menudo muchas casa nobiliarias estaban totalmente endeudadas. Bien es cierto que uno de los privilegios de los nobles consistía en no poder ser encarcelados por deudas y además los monarcas concedían todo tipo de ventajas para que los aristócratas no se vieran obligados a pagar a sus acreedores. Los señores disponían de muchos medios de presión económica, podían incrementar las rentas y obligaciones de sus campesinos, tenían monopolios de medios técnicos como molinos, de cereales y de aceite, herrerías, cobraban impuestos sobre vías de comunicación(puentes, caminos, barcas), tenían derechos preferentes de venta de su propia producción en mejores condiciones y tiempo que los campesinos , tenían derechos exclusivos de caza y pesca (lo que daba lugar a la existencia de furtivismo) cobraban derechos sobre las ventas o transmisiones hereditarias de propiedades , en resumen disfrutaban de una situación privilegiada que les permitía vivir del trabajo de sus súbditos y al mismo tiempo dictar las normas que regulaban ese trabajo. TRANSMISIÓN Supuestamente la condición nobiliaria solo se transmitía por descendencia (nobleza de linaje y nobleza de sangre), pero en realidad el estamento noble está continuamente aumentando mediante incorporaciones de nuevas personas y familias que lógicamente provenían de las filas de plebeyos ricos, campesinos acomodados y oligarquías urbanas que solemos conocer como “patriciado” porque gustaban de presentarse ellos mismos como descendientes de los patricios romanos, distintos y superiores a los plebeyos. Los procedimientos de ennoblecimiento eran muy variados, por supuesto el Rey podía conceder privilegios o cartas de nobleza, pero era mas común llegar a noble por la costumbre, la aceptación social la imitación de las vida nobiliaria (more nobilium), el ejercicio de los cargos públicos que conferían la nobleza pasado un tiempo, o una política matrimonial adecuada. En principio se estimaba que vivir de rentas, sin dedicarse al comercio, ni por supuesto al trabajo era una prueba de la condición de vida noble. Había también una serie de situaciones “prenobiliarias” o “seminobiliarias” como los graduados universitarios que concedían algunos privilegios fiscales y honoríficos de la nobleza. Ahora los monarcas absolutos requieren la presencia de hombres de confianza, preparados no tanto en las armas como en las letras .Estos “letrados” procedentes en su mayoría de las facultades de leyes desempeñan altos cargos en los órganos consultivos de gobierno, ocupando el espacio vacante al irse desintegrando la antigua aristocracia. Los magistrados y altos funcionarios podían ennoblecerse (nobleza de toga), si no disfrutaban ya previamente de la dignidad llamada “militar”.También la compra de jurisdicciones señoriales por plebeyos ricos o la presentación de testigos favorables conducía a la nobleza. Estos procesos facilitaron la paulatina superación del viejo régimen señorial, quedando los señores limitados al ejercicio jurisdiccional en representación del monarca. No podemos pensar sin embargo que iban dirigidos abiertamente a la desaparición de los antiguos magnates, sino más bien a despojar del poder a quienes defendían, aprovechando sus atributos militares, una concepción feudal del estado frente a las nuevas monarquías. De este modo, en todos los países las nuevas aristocracias fueron atraídas por pensiones y puestos honoríficos hacia las recién creadas capitales permanentes, dando lugar a las esplendorosas cortes renacentistas donde los valores que priman son los que derivan de la fidelidad al rey . El premio a estas lealtades son nuevos honores y títulos en los que entran a participar cada vez en mayor medida personas ajenas a la anterior nobleza como es el caso de relevantes hombres de negocios o gestores públicos destacados en el servicio al Estado. Así se explica el incremento que se aprecia en el número de nobles, por ejemplo en España , la “nómina” de grandes de España elaborada por Carlos I en 1520 reunía a 20 familias , a las que se añadieron otros 35 títulos , apareciendo ya en 1597 algo mas de un centenar de nobles titulados , anunciando el desproporcionado incremento del siglo siguiente. Estos cambios causaron transformaciones en los modos de vida, los nobles van dejando de residir es sus fortalezas y casa solariegas que habían sido sus símbolos de identidad, para pasar a formar parte de una realidad mas dinámica en torno a las ciudades, sobre todo las que asumen funciones de capital política, formando parte así de la extensión del nuevo urbanismo renacentista del que Roma ha sido pionera con sus 60 palacios y 20 villas aristocráticas levantadas a lo largo del siglo. En Londres las mansiones con amplios jardines se extienden hasta Westminster y en Valladolid efímera corte de los Austrias aparecen edificios palaciegos al borde de las nuevas avenidas. Este nuevo y costoso nivel de vida exige importantes patrimonios. En efecto la nobleza era rica y junto al clero era la mayor propietaria de superficie cultivable, con sustanciosas rentas, que permitían esos elevados gastos si bien a finales de la centuria esos ingresos administrados sin cuidado junto con la galopante inflación dejaron de ser suficientes. Además la transformación de la nobleza hacia funciones cortesanas y urbanas hicieron de ella una clase absentista que no conocía el valor de la riqueza fuera de una procedencia puramente hereditaria y la condujeron hacia un paulatino empobrecimiento que los sitúa a menudo a un paso de la degradación. Desde finales del XV este grupo sufrió una profunda crisis, cuando se comienzan a cuestionar sus valores tradicionales. En el plano militar, quedan marginados de las nuevas concepciones del ejército moderno, desde el punto de vista económico tampoco participan en los repartos de tierras y honores que promocionan a nuevas familias y todo esto con un marcado contraste de fondo: frente al auge económico de los inicios de la Modernidad se hace mas patente su paulatino declive. Este panorama alcanza en ocasiones tintes dramáticos; en Alemania el descontento y la falta de futuro empujo a muchos caballeros al bandolerismo. En Inglaterra caballeros y gentilhombres se beneficiaron de la venta de bienes monásticos al igual que otros labradores y prósperos mercaderes de ciudad con intereses en el campo, integrándose en la primitiva nobleza rural, la gentry que cobro especial importancia durante la monarquía Tudor que confiaron en sus manos la autoridad local representada por los jueces de paz y los sheriffs. De este modo, a finales del siglo era ya el grupo mejor representado en la Cámara de los Comunes. Por lo que respecta a España la ambigüedad de la condición de “noble” permitía incluir multitud de situaciones en su mayoría “prenobiliarias”.Al final giraban en torno a dos categorías universalmente reconocidas: hidalgos y caballeros. La hidalguía sufrió en Castilla un proceso de degradación, perdiendo su identidad y llevándolos a veces por su precariedad económica a ejercer oficios considerados viles, y en algunos casos la mendicidad. De aquí toma el modelo la literatura del Siglo de Oro ridiculizándolos en la figura del hidalgo pobre aferrado a la antigüedad de su linaje. Por el contrario el hidalgo acaudalado desde el control de los órganos de poder local –alcaldías y regidurías- consiguió ser reconocido como caballero y llegar a constituir una autentica clase media nobiliar. Sus aspiraciones estaban claramente dirigidas a conseguir un título, por lo que no es difícil encontrar a sus descendientes dentro de las prestigiosas órdenes militares. PRIVILEGIOS Los privilegios nobiliarios eran diversos, algunos puramente honoríficos. Derecho preferente a ejercer cargos públicos Exención de todo tipo de impuestos, (privilegios fiscales) este derecho se defendió con ahínco hasta la revolución francesa (final del Antiguo Régimen), sin embargo a medida que se desarrollaba la monarquía absoluta los nobles tuvieron que tributar aunque fuera de una forma diferente a los plebeyos o pecheros (los que pagaban pechos o impuestos). Privilegios en materia de justicia: Eran juzgados y castigados de manera distinta para que su pena no tuviera carácter infamante. Incluso en casos de ejecución eran decapitados frente al ahorcamiento generalizado. Fue la Revolución Francesa la que impuso la guillotina como forma igualitaria y antijerárquica. No podían ir a prisión por deudas de naturaleza civil. Podían ir a prisión por delito penal (robo, homicidio, etc.) pero en cárcel separada de los demás reclusos. No podían sufrir torturas. No podían ser condenados por injurias. La condición nobiliaria se transmitía a todos los hijos, pero el título pasaba al hijo mayor, los demás serían caballeros que si tenían fortuna podrían obtener un nuevo título. HERENCIAS El sistema de herencias era de gran importancia. Desde el Mediterráneo fue extendiéndose hacia los países germánicos y anglosajones el derecho de sucesión por primogenitura procedente del derecho romano: El “mayorazgo” castellano, el “fideicomiso” germánico, el “entail” ingles. En todos los casos se conservaba la riqueza del linaje, pero quedaba el problema para los segundones para quienes se abría la carrera militar, la burocracia y en los países católicos la carrera eclesiástica, las plazas de canónigos, las abadías y los conventos para las hijas, las cuales debían a portar también las correspondientes dotes. La obligación de dotar a las hijas suponía un duro gravamen para las economías de las familias nobles. El modelo social de la nobleza cambió a lo largo de la Edad Moderna, un cierto grado de cultura formaba parte de la educación nobiliaria , los hijos de los nobles estudiaban en sus casa con preceptores particulares o en “seminarios de nobles” a veces completaban su formación con un viaje de varios años (el Gran Tour) que no dejaba de incluir Italia. A veces también seguían algún curso en universidades La nobleza fue en buena parte una clase ociosa que perdió su función social originaria de contenido militar, pero contó con individuos de elevada capacidad intelectual y en algunos países conservó unas ideas de libertad frente al autoritarismo de los nuevos monarcas Una parte importante de los primeros políticos liberales procedían de familias de la nobleza que renunciaron a sus privilegios jurídicos. EL CLERO Conformaba el otro estamento privilegiado. Los elementos externos que singularizaban al clero eran la tonsura (rapado del pelo) y la forma de vestir, con sotanas de diferentes colores o adornos para franciscanos, jesuitas, obispos, cardenales.. No se trataba de un estamento uniforme, sino fuertemente jerarquizado: o Cardenales: encargados de elegir Papa y sus máximos consejeros. o Arzobispos: dominan un amplio territorio o Obispos: controlan ciudades o territorios muchotas pequeños o Canónigos: clero catedralicio o de las colegiatas o Los beneficiarios: introducidos en la iglesia por familias que han dado dinero para cierta abadía o capilla o Ordenes regulares : monjes y monjas sometidos a una “regla” o Clero secular: no pertenecientes a monasterios ni sometidos a regla alguna y generalmente con mayor formación cultural que el clero regular. o Curas de parroquia: más o menos ricos en función de la parroquia que regentan y administran. Existían diferencias abismales entre la economía de unos y otros. Los hijos segundones de la nobleza ocupaban los cargos eclesiásticos más altos. Los segundones de los otros estamentos ocupaban los otros puestos en forma descendente de modo que el hijo de un campesino aspiraba como máximo a ser canónigo. Hay determinadas familias que adquieren el derecho a nombrar un beneficiario (dan dinero para la construcción de una nueva parroquia y nombran a alguien de su familia para que se beneficie del dinero que genere dicha parroquia. Se utilizaba mucho para eliminar tensiones con los hijos segundones “sin colocar”. El clero disponía de privilegios fiscales y jurisdiccionales muy similares a la nobleza. NOTA: del clero no es fácil encontrar gran cosa en los manuales recomendados, en los que se habla más bien del efecto y consecuencias de la religiosidad en el comportamiento social. Lo que sigue esta sacado del Ribot (cap 5), pero no continuo porque creo que no se ajusta al programa. Del mundo sacralizado a la secularización: religión y culturas. La perceptiva de los historiadores ha tendido a valorar las novedades, las escasísimas rupturas sobre las permanencias y parece que los “tiempos modernos” estén llenos de cambios, pero en realidad tras esos cambios se ocultan continuidades tenaces. En general había un cierto temor y rechazo a lo nuevo en las mentalidades colectivas. Incluso la ruptura de la cristiandad con la Reforma protestante evidenció su aversión por las novedades romanas y por reclamar la vuelta a viejos ordenes religiosos y eclesiásticos Desde este planteamiento debemos entender la sacralización duradera, solo superada (donde se superó…) por la secularización del siglo XVIII o mejor dicho de la Ilustración. Por sacralización entendemos la subordinación de la vida terrenal a la que se creía eterna y duradera para siempre. Lo natural y lo sobrenatural convivían y se intercomunicaban como si de un mismo universo se tratase. La fabricación de una escala de valores donde la vida, la tolerancia, la libertad, la razón y las capacidades humanas tuvieran cabida era casi imposible. La secularización se empeñó por el contrario en la autonomía de la existencia, en la separación de los órdenes naturales y sobrenaturales, en llevar adelante el proyecto humanista que en el XVIII encontró las condiciones adecuadas. Es evidente la existencia de varias culturas, de varias religiosidades colectivas a veces coincidentes, pero casi siempre enfrentadas. Se suele hablar de cultura y religión popular por una parte y de la “oficial” de las élites por otra, sin embargo no resulta muy adecuado asimilar cultura y religiosidad culta con la de las élites; la condena de inculta , ignorante y supersticiosa a la popular parte de pensamientos humanistas asumidos también por los ilustrados que están expresando la condición de monopolio de la verdad que tenían estas minorías privilegiadas. La existencia sacralizada: nacer para salvarse. Desde el nacer hasta el morir la existencia disponía de todo un sistema de seguridades, con intervención de lo sobrenatural. Es interesante ver frente a los miedos modernos el sistema de protecciones. El matrimonio, fuese católico o protestante no se contraía por amor posiblemente hasta la ilustración no se descubrió el amor matrimonial y la boda se concertaba en función de intereses patrimoniales y reproductivos. Los catecismos que aprendían los niños en España desde el XVI al XVIII hablaban del matrimonio como un sacramento en el que a penas cabía la ternura y hecho para criar hijos para el cielo. Los moralistas regulaban los tiempos aptos para la procreación y los de abstinencia (coincidentes en la Europa católica con la cuaresma).Los modelos de los santos sobre todo después de Trento no eran precisamente los casados, en un estado a todas luces inferior a los vírgenes.También había una cierta convicción de raíces maniquea y agustiniana de que la unión matrimonial no andaba exenta de cierto tufillo a pecado, al menos venial. Del mismo modo el amor paternal a los hijos tampoco era una realidad, la gran mortalidad infantil explicaba la familiaridad con la muerte y el no excesivo aprecio a su vida sobre todo si eran niñas, y la mayor preocupación por su salvación “eterna”. En algunos lugares de Centroeuropa existían centros de peregrinación donde acudían los padres con criaturas muertas antes de ser bautizadas para ser resucitadas, bautizadas, y morir de nuevo pero con la tranquilidad de los responsables. Así mismo se exigía que las comadronas más que saber atender al parto aprendieran la fórmula bautismal para casos de necesidad ya que el bautismo era garantía de salvación además del acto donde empezaban las protecciones sobrenaturales. El nombre era una especie de distintivo social, económico, cultural colectivo. Los nombres compuestos empezaron a usarse en las clases más altas, las comunidades judías se distinguían por sus nombres del antiguo testamento, al igual que las musulmanas o moriscas por la suplantación del nombre obligado bautismal por otro familiar. Tras la reforma protestante, incompatible con todo lo que suene a culto a los santos se generalizan los nombres bíblicos. El catecismo de Trento, fuente de inspiración de dogmas preceptúa que en el bautismo se imponga un nombre de santo para que cristiano imite sus virtudes y santidad, al tiempo que este le sirva de abogado ante Dios, para la salud de alma y cuerpo. Unos 10 nombres sirven en toda Europa para nombrar al 90€ de las criaturas de ahí la recurrencia al apodo. Al registrarse el primer intento serio de secularización, de descristianización de la sociedad uno de los objetivos será tender a nombres secularizados, fue lo ocurrido en la revolución francesa, Francia se llenó de Rosa, Narciso, jacinto, Floreal, Fructidor, Libertad, Virtud, Victoria etc. Fue un ensayo interesante pero efímero, pronto se volvió a las viejas costumbres. ….. TEMA 4. EL TERCER ESTAMENTO O ESTAMENTO LLANO POBLACIÓN URBANA: burgueses, profesiones liberales, artesanos y trabajadores no cualificados. La ciudad formaba dentro del Antiguo Régimen, un elemento minoritario, pero muy importante por su dinamismo. Simbolizaba la economía de base dineraria, capitalista, en oposición a la estructura rural tradicional heredada del feudalismo, pero las ciudades del antiguo régimen estaban muy interrelacionadas con el campo. En la Edad Moderna la nobleza mas importante residía en las ciudades y la nobleza media tendía a participar en su gobierno, los grupos dirigentes de las ciudades eran en parte rentistas y en parte propietarios rurales. Los comerciantes obtenían parte de sus beneficios del arrendamiento de los derechos señoriales o bien de los diezmos que el campesino había de pagar a la iglesia. En las ciudades encontramos tres grandes grupos sociales, una minoría de burgueses, una mayoría de artesanos y también un amplio número de criados y trabajadores no cualificados, por no hablar de los sectores marginados. El nombre de burgués designa originariamente al habitante de un burgo o de una ciudad, si bien mas adelante se identificó con los grupos sociales que vivían del comercio o del ejercicio de profesiones liberales; de hecho, se tiende a medir el grado de desarrollo en función del crecimiento de algunas de estas profesiones: médicos, abogados, enseñantes, funcionarios (oficios de pluma)…unos grupos que empezaron a tener un peso importante en las ciudades italianas a partir del renacimiento, y también en Inglaterra y los Países Bajos en torno a 1700 dos sociedades muy urbanizadas y regidas por valores burgueses. En general se consideraba que las profesiones liberales no eran incompatibles con el ennoblecimiento, lo que si ocurría con el comercio. El grupo dirigente estaba formado por una oligarquía rentista que vivía de sus propiedades agrarias y de un complicado sistema de préstamos (los llamados censos).Esta burguesía superior constituían un grupo similar a la nobleza, pero jurídica y formalmente distintos. Se les llamaba a menudo “burgueses honrados” o “ciudadanos honrados”. En Francia en el XVII vivir burguesmente significaba vivir de rentas no del comercio y las ricas ciudades holandesas, estaban gobernadas por una oligarquía de magistrados rentistas llamados los “regentes”. Para referirse a los grupos urbanos privilegiados se suele hablar de “patriciado urbano”.La ciudad de Venecia por ejemplo se definía como una república de patricios con grupos cerrados que excluían a los otros grupos sociales del gobierno de la ciudad. El grueso de la burguesía se dedicaba al comercio, habiendo también jerarquías. El primer nivel correspondía al comercio de dinero, los comerciantes banqueros del Renacimiento o los financieros franceses del XVII y XVIII. Son especialmente significativas familias como los Medici en Florencia, los Fugger alemanes o los banqueros genoveses del reinado de Felipe II. Inicialmente a los hombres dedicados al comercio se les llamo mercaderes. Comerciaban al por mayor y en todo tipo de negocios incluida la banca, en el XVII se llaman negociantes y en el XVIII comerciantes. La burguesía del antiguo régimen era básicamente mercantil, las inversiones industriales fueron escasas hasta el XVIII cuando comenzó una burguesía industrial y manufacturera. La mentalidad nobiliaria veía al comerciante como un tipo distinto e inferior socialmente, considerándolo además movido por el lucro “vil y sórdido”, en las antípodas del honor nobiliario. En los países latinos se desarrolla el concepto de “derogueance” según el cual los nobles no podían dedicarse al comercio sin perder su condición.. La realidad es que los nobles comerciaban con los productos agrícolas de sus dominios y los grandes puertos la relación entre comerciantes y nobles era muy fluida. Hubo muchos casos de ascenso a la nobleza por parte de comerciantes casi siempre por la vía de compra de señoríos, del ejercicio de cargos en hacienda o de las relaciones con la administración real. La mayor parte de la población urbana estaba integrada por artesanos, normalmente organizados en gremios que cumplían varias funciones: o Reglamentar la producción en sus aspectos técnicos o La organización social del trabajo o Asumían también funciones religiosas y de asistencia social. o Los gremios eran la forma de manifestación social de los artesanos. Según las zonas podía llamárseles también hermandades, cofradías o misterios. En algunos casos tenían participación en el gobierno municipal o funciones de recaudación de impuestos, reclutamiento militar etc. El número de gremios aumento de manera a veces excesiva con la gran especialización de la producción: gremio de fabricantes de agujas, de fabricantes de medias de seda etc. Los gremios también estaban jerarquizados en torno a los maestros. A partir del XV el examen de maestría era una forma de discriminación económica debido a los elevados costes de ingreso. Los privilegios a los hijos de los maestros y los matrimonios endogámicos hacían de los gremios asociaciones cerradas, o por lo menos poco flexibles. Por debajo de los maestros, los oficiales y los aprendices constituían un proletariado joven y mal pagado que no había alcanzado a condición de maestros y que a veces se asociaban e forma semisecreta en cofradías de mancebos. Los artesanos formaban un grupo subordinado económicamente a la burguesía, pero distinto del proletariado industrial de épocas posteriores por su mayor independencia y su estilo de vida que se enorgullecía de las tradiciones corporativas. Existía una verdadera cultura artesanal, diversificada según los oficios, con canciones que acompañaban el trabajo, santos patronos que supuestamente habían ejercido el oficio.. La estratificación social se incrementó a partir de las dificultades económicas del XVII, distinguiéndose entre gremios mayores y menores. Entre los primeros: mercaderes al por menor de tejidos (lana, seda, y telas), de especies y colorantes, así como algunos oficios especializados como orfebres, plateros, libreros impresores.. Algunos maestros trabajaban para comerciantes o para otros colegas más ricos, eran en expresión de la época “maestros que trabajan como mancebos”; sin embargo a diferencia de los trabajadores industriales eran propietarios de sus herramientas de trabajo. Además de los artesanos agremiados existían en las ciudades gran cantidad de trabajadores no especializados para labores de fuerza física, carga y descarga etc. Trabajaban por un jornal diario y eran los llamados “ganapanes” o peones. Había también en las ciudades del antiguo régimen un abundante servicio doméstico, tanto en las grandes mansiones como en los domicilios de la mediana y pequeña burguesía (1ó 2 criados) A los criados, que acostumbraban a ser solteros se les atribuían ciertos niveles de violencia y de insubordinación social (quizá por su falta de vida familiar) y se les asociaba con los tumultos callejeros. No era raro que sus amos tardaran en pagarles el jornal pero tampoco lo era que les dejaran algún legado en su testamento. Las clases populares urbanas Vivian una vida “frágil”, el alojamiento era caro y precario, la alimentación suponía el 50€ del salario de un trabajador y aunque algunos historiadores han señalado la soledad del trabajador pobre en una gran ciudad, otros estudios hacen pensar que existían diversas formas de solidaridad y ayuda, no solo las organizadas por los gremios, sino también por las parroquias y alas que procedían de las relaciones de vecindad. Múltiples redes de solidaridad enmarcaban la vida preindustrial. EL CAMPESINADO y las diferentes condiciones de explotación de la tierra Formaban la mayor parte de la población europea, en torno al 80% pero sus condiciones sociales y económicas eran muy diferentes en función de varios factores: o Su dependencia o no de un señor jurisdiccional. o De cual era el régimen de tenencia de la tierra, si disponía de contratos a largo plazo o prácticamente vitalicios o bien eran arrendamientos a corto plazo o incluso de condiciones peores, o era un simple jornalero asalariado. La mayor parte de los campesinos debían entregar a los señores una parte de la cosecha, además del diezmo (décima parte de la producción) debida al sustento de a iglesia, aunque muchas veces la percibían también los propios señores. En el este de Europa el régimen de servidumbre implicaba la obligación de realizar trabajos gratuitos para el señor: las corveas, que consistían en el trabajo personal del campesino solo o con sus animales de tiro según su nivel de riqueza. La llamada segunda servidumbre de la gleba se consolidó en el este europeo en la segunda mitad del XVII. Además de la adscripción del campesino al dominio señorial sin posibilidad de emigración el sistema contaba con elementos complementarios , como la prohibición de casarse fuera del dominio señorial, y la obligación que tenían los hijos de los campesinos de realizar labores domésticas al servicio de los señores o de los intendentes de estos en sus castillos. La Europa central y oriental se constituía así como una unidad cerrada tanto económica como socialmente. TENENCIA DE LA TIERRA- CONTRATOS Determinaban los tipos de campesinado. Los mas favorables eran los contratos enfitéuticos, por lo cuales el campesino obtenía el usufructo de la tierra por largo tiempo o a veces indefinido mientras se cumplieran unas determinadas condiciones. Se pagaban unas cantidades simbólicas en reconocimiento del dominio del señor, pero esas cantidades o productos no tenían relación directa con la extensión de la tierra o la cuantía de la producción. Los otros contratos eran menos beneficiosos. El contrato de arrendamiento solía estipularse por períodos cortos lo que permitía ir adecuando las rentas a la evolución de los precios. Era aceptable para campesinos con suficiente capital de explotación, alquilando grandes propiedades para una explotación orientada al mercado. Otra modalidad muy frecuente en los países mediterráneos era la aparcería, el propietario aportaba el capital y se llevaba una parte importante de la producción, muchas veces la mitad. Era propio de campesinos pobres y sin medios (aperos agrícolas, animales de labor…) En esta sociedad rural era muy importante la existencia de bienes de carácter comunitario. Los bosques y prados comunales suponían madera y pastos para el ganado de los campesinos pobres. Los derechos comunales permitían también pastar en tierras de propiedad privada después de la siega es la llamada derrota de mieses. Para permitir este derecho de “espigueo” era necesario que los campos permaneciesen abiertos y que se siguiese un ritmo colectivo de trabajo. La parroquia era el centro de articulación de la comunidad, el domingo tras la misa se tomaban las decisiones sobre el trabajo agrario. No había disociación entre vida laboral y festiva. El prado comunal era lugar de esparcimiento de juegos y de baile. A lo largo de la dad Moderna hubo múltiples conflictos por el retroceso de esos derechos colectivos en beneficio de las explotaciones individuales. El cierre de los campos era un símbolo de la nueva agricultura capitalista, también fue muy conflictiva la desecación de lagunas para convertirlas en propiedades individuales acabando con los tradicionales derechos comunitarios de pesca. Mientras los derechos señoriales se pagaban en especie, los nuevos impuestos reales eran en metálico. Para obtener dinero debía vender su producción pero no siempre en condiciones favorables ya que el señor tenía el privilegio de vender antes y a mejores precios. Durante gran parte de la Edad Moderna el campesino no se beneficiaba de ninguna acción estatal a cambio de sus impuestos. El reclutamiento y sobre todo el alojamiento obligatorio de soldados suponía una dura carga tanto económica como a nivel de las brutalidades y violaciones que a menudo sufrían. Normalmente el campesino pagaba más impuestos que el habitante de la ciudad y se encontraba más desprotegido en situaciones de pobreza. Sus deudas se agudizaban en caso de varias malas cosechas lo que podía llevar a la perdida de la explotación que había sido hipotecada como garantía de pago. El endeudamiento era una de las vías mas frecuentes de expropiación a los campesinos pobres. En el mundo rural también estaba jerarquizado, aunque en menos medida que el urbano. Las diferencias se establecían según las posibilidades de disponer de los medios de producción en especial animales de tiro y aparejos de labranza. También influían los sistemas de herencia y la naturaleza de la producción. Los agricultores especializados solían estar en mejores condiciones que los limitados a mera producción de subsistencia. Las instalaciones básicas para la elaboración de productos agrarios estaban en poder del señor en forma de monopolio, como los molinos, hornos, prensas, lagares almazaras (molinos de aceite).. Una pequeña minoría (5% aprox.) eran campesinos acomodados, a los que se denomina “labradores honrados” o “villanos ricos”, disponían de propiedades extensas en propiedad o con contratos favorables , para cuya explotación empleaban a campesinos pobres o jornaleros. También pertenecían a esta categoría los grandes arrendatarios del norte de Francia muchos de ellos arrendatarios de los derechos señoriales. Se les llama también “burguesía rural”. El segundo grupo lo formaban campesinos medios, independientes pero no poderosos (25% aprox.) este grupo fue disminuyendo por la evolución capitalista de la agricultura. La mayoría del campesinado europeo (60-70%) lo formaban campesinos dependientes, sin tierras suficientes para hacer frente a diezmos, rentas e impuestos y enfrentarse a malas cosechas y deudas. Solían trabajar para los campesinos poderosos en labores estacionales .Este grupo aumento enormemente como consecuencia de la crisis económica del XVII. Existían también jornaleros o campesinos sin tierras, abundantes en el sur de España e Italia. Mas importante era la figura del mozo de labranza, trabajador soltero y eventual incorporado a la familia, en la Inglaterra preindustrial entre el 25 y el 50% de los jóvenes eran mozos de labranza. La vida del campesinado era muy precaria, un gran esfuerzo físico y un trabajo realizado con útiles muy rudimentarios, viviendo a menudo en sitios aislados lo que producía un sentimiento de desconfianza hacia el exterior. Su situación fue modificándose en función de la coyuntura económica .La crisis del XVII produjo el endeudamiento tanto de individuos como de comunidades, muchas tierras comunales pasaron a manos de la nobleza y de la burguesía capitalista. La diferenciación entre la minoría en buenas condiciones y la gran mayoría con dificultades económicas o en vías de proletarización resquebrajó la comunidad campesina y en el XVIII el incremento de población hizo aumentar más este grupo. En Inglaterra la “revolución agrícola” se tradujo en la sustitución del pequeño campesino por jornaleros .El campesino pobre dependía de la usura, del trabajo industrial a domicilio y muchos optaban por la emigración o en el peor de los casos campesinos jóvenes sin trabajo se convertían en vagabundos. A finales del Antiguo Régimen, en la segunda mitad del XVIII, economistas y políticos intentan mejorar las condiciones del campesinado y reformar las estructuras del mundo rural desarrollando una política agraria limitada e insuficiente. El campesinado, tan pronto había sido despreciado por las clases superiores como se había idealizado la vida rural por la literatura renacentista, el teatro español del siglo de oro había dado protagonismo a campesinos independientes, defensores de su dignidad frente a los atropellos de la nobleza. POBRES Y DELINCUENTES. Los sectores marginados: pobres, vagabundos y delincuentes. La pobreza estaba muy ligada con la sociedad del Antiguo Régimen. En torno al 10% de la población vivían en condiciones de pobreza, este porcentaje aumentaba en las ciudades castellanas del XVI. La mayor parte de la población carente de reservas alimenticias y de dinero podía caer en la pobreza fácilmente dependiendo de los vaivenes económicos. En algunos recuentos el concepto de trabajador y pobre eran equivalentes junto con las viudas, enfermos y ancianos daban las mayores proporciones de pobreza. En sentido amplio se puede considerar que casi la mitad de la población europea vivía en la pobreza, abandonando incluso hijos legítimos por no poder alimentarlos. El número de pobres aumento sistemáticamente desde el XVI constituyendo el mayor problema social del Antiguo Régimen. Existía un gran esfuerzo de caridad social que nunca llegó a solventar el problema. Desde el cristianismo se consideraba la pobreza como una opción voluntaria (había órdenes mendicantes) que de algún modo representaba a Cristo y daba al rico la posibilidad de hacer el bien mediante limosna. Esta visión tradicional se sustituyó por una idea secularizada, basada en la primacía del trabajo. La acción de los municipios debía sustituir a la asistencia social religiosa. En Centroeuropa hacia 1525 se crearon “oficinas de pobres” en la que se les daba asistencia y la legislación sobre pobres fue sistematizada en Castilla por Felipe II en 1565. Existían dos tipos de pobres, los “verdaderos”, integrados en sus comunidades que eran dignos de ayuda y los “pobres fingidos” (mendigos y vagabundos) que merecían control y trabajo obligatorio siendo perseguidos y tratados como delincuentes. Este sistema se mantuvo vigente en Inglaterra hasta el primer tercio del XIX. Surgieron instituciones de caridad (San Vicente de Paúl en Francia)y a fines del XVI se fundan muchos montes de piedad en Italia. Había también instituciones para dar dotes a jóvenes a fin de que pudieran casarse y evitar la prostitución y en muchos municipios había “positos” o ”arcas” que concedían préstamos de cereales y simientes a campesinos en escasez. Pero fue mas general el encierro de los pobres en grandes hospitales, casa de misericordia, “albergues” o “casas de trabajo”, donde se les empleaba en trabajos poco cualificados y mal pagados, y vivían en una dura disciplina social. Las autoridades estaban obsesionadas con los pobres “no integrados” vagabundos y mendigos, generalmente campesinos arruinados que huían a las ciudades. Los denominados “falsos pobres” (vagabundos, soldados licenciados, desertores, peregrinos, oficios ambulantes..) eran grupos potencialmente peligrosos, con ciertas actividades fraudulentas y delictivas. Los gitanos eran considerados también “gentes de mal vivir”. Todos ellos eran perseguidos y sometidos a duras penas, azotes, trabajos forzados o servicio militar. Resultaba difícil distinguir entre “buenos” y “malos” pobres, entre “miserables” y “truhanes” y sobre todo entre pobres y delincuentes. Existían bandas de vagabundos que exigían limosna bajo amenazas. La vida de las clases marginales parecía girar en torno a tres ejes: taberna, burdel y cárcel. Las Reformas (protestante y católica) acabaron con los grandes burdeles de las ciudades mediterráneas, pero no con la prostitución, que siguió siendo una salida para las mujeres más pobres. Los sacerdotes tronaban contra las tabernas que restaban asistencia a los oficios dominicales, la policía también las denunciaba como centros de reunión de delincuentes y posibles gérmenes de actitudes subversivas. Era fácil acabar en la cárcel pero en este momento no era un lugar para cumplir condena, se aceptaba la compensación de delitos por dinero en asuntos entre particulares. Las penas solían ser físicas, crueles y ejemplarizantes, infringir las leyes de pobres podía suponer azotes, ser marcado con un hierro candente o incluso perder la nariz o las orejas. En zonas mediterráneas podían condenarse como remeros en galeras, trabajo forzoso en minas o en obras públicas. La legislación penal solía tener un fuerte sentido clasista, la nobleza tenía derecho exclusivo a la caza y había duras leyes contra el furtivismo. Los presos por deudas tenían que mantenerse en la cárcel a sus expensas mientras que los nobles incluso alardeaban de no pagar a sus acreedores plebeyos. La delincuencia organizada en el campo adopta la forma de bandolerismo, especialmente estudiado en zonas mediterráneas (España, Italia, Balcanes…) sobre todo en el XVI aunque posteriormente se mantuvo asociado al contrabando. A veces se creaban leyendas en torno a algunos de ellos como el robo de ricos para dar a los pobres, o los bandoleros irlandeses católicos que luchaban contra los señores protestantes; o los que luchaban contra recaudadores de impuestos. Estos personajes fueron recogidos frecuentemente en romances e historias populares. La historiografía actual pone en entredicho esa idealización ya que muchas veces actuaban en connivencia con las clases privilegiadas. REBELIONES POPULARES. Las revueltas populares del siglo XVI. Fueron frecuentes y a menudo imitando las revueltas de las clases nobles poco dadas a la obediencia y subordinación a la autoridad. Hubo diferentes tipos y por motivos diversos: Tumultos de subsistencia. Eran frecuentes por el hambre o la carestía de los alimentos, no se reclamaban salarios mayores, sino precios asequibles en los productos de primera necesidad. Se creía en la existencia de unos “precios justos” de una “economía moral” y la actitud violenta del pueblo obedecía a la idea de que las autoridades hacían dejación de sus funciones en defensa de la moral tradicional. Las reivindicaciones de un motín de subsistencia eran: o la declaración de existencias. o la prohibición de exportar grano. o La tasa popular de precios. Los enemigos del pueblo eran comerciantes especuladores, molineros y en última instancia las autoridades. En la Francia del XVIII se extendió la idea de que había un complot entre autoridades y los privilegiados para matar al pueblo de hambre, lo que preparó el clima de la Revolución Francesa. Levantamientos campesinos: fueron variando sus motivaciones: si hasta mitad del XVI eran movimientos populares en defensa del “hombre común” y culminaron con la Gran Guerra de los Campesinos de Alemania (1525) en la segunda mitad aparecieron elementos religiosos de carácter profético o milenarista anunciando el fin del mundo y la existencia de una sociedad igualitaria sin señores ni privilegiados. Los rebeldes se llamaban unos a otros “hermanos” y se organizaban en hermandades como en Castilla y Galicia, o en “germanies” como en Valencia y Mallorca. Además de revueltas violentas se iniciaron una serie de procesos jurídicos ante los tribunales contra determinados derechos señoriales. En el XVIII la conflictividad antiseñorial pasó aun segundo plano centrándose contra los impuestos estatales y el alojamiento militar. El alzamiento de los segadores de Cataluña en la primavera de 1640 tuvo gran trascendencia contra la obligación de alojar tropas, siendo contemporáneo a las grandes revueltas francesas contra el aumento de impuestos para financiar guerras. Tuvieron especial significado los movimientos contra los impuestos en los productos de primera necesidad. La “gabela” que era el impuesto sobre la sal se convirtió en sinónimo de impuesto arbitrario y destructivo. Este tipo de impuestos y el régimen aduanero dieron lugar al contrabando, actividad que la población no consideraba ilegal y que disfrutaba de amplio apoyo popular. La hostilidad popular se desataba especialmente contra los recaudadores de impuestos, figura además ajena a la comunidad. En las ciudades fueron frecuentes las luchas por participar en el gobierno municipal, produciéndose en el XV las tradicionales luchas de plebeyos contra patricios. En Alemania se habló incluso de una revolución gremial que fortaleció el poder de los artesanos en los consejos municipales. España conoció dos rebeliones importantes: los “comuneros” castellanos y la “germanía” de Valencia y Mallorca ambas con sentidos de hermandad y fraternidad. Fracasaron; tanto en España como en Europa central se produjo una reacción patricia que consolidó a las profesiones liberales y oligarquías urbanas frente a los comerciantes y artesanos, pero quizá de algún modo frenaron la vuelta de la “servidumbre” como sucedió en la Europa Oriental. La edad moderna resultó ser menos revolucionaria en cuanto a los movimientos populares que los últimos siglos de la Edad Media. Las tensiones sociales continuaron, más por vías legales que con actos violentos. En el XVIII hubo una creciente conflictividad laboral a medida que aumentaban el número de trabajadores en fábricas y factorías. Se formaron asociaciones obreras que las autoridades intentaron desacreditar y que no descartaban el uso de la violencia y la destrucción de máquinas sobre todo si las consideraban causantes del desempleo. Parecía que los intereses populares debían rechazar todo tipo de innovaciones, apelando a los viejos derechos contra la opresión del momento, mitificando así el tiempo pasado. La resistencia a los impuestos fomentaba rumores de impuestos absurdos sobre los actos más elementales de la vida y se soñaba con un mundo sin impuestos donde el señor viviese de lo suyo, es decir de las rentas de su patrimonio. Los jefes de las rebeliones eran presentados como lo peor de la sociedad, sin embargo las investigaciones demuestran que podían ser artesanos y campesinos acomodados o incluso pertenecer a la pequeña nobleza. Las élites locales tenían un papel importante en las revueltas dirigidas contra el exterior. Los curas aldeanos solían ser dirigentes naturales de muchos movimientos campesinos y en las ciudades los frailes podían ser predicadores subversivos. Los antiguos soldados e incluso algún caballero podían dirigir los ejércitos espontáneos de los campesinos. Los gremios eran importantes en la milicia urbana, siendo los maestros artesanos los principales protagonistas de las revueltas urbanas del XVIII en Inglaterra. Los líderes populares se ocultaban bajo nombres falsos y se adaptaban símbolos religiosos como la Cruz o las Llagas de Cristo; en Italia gritaban ¡viva María! La mayor parte de las revueltas terminaron con la derrota y la represión, no podían tener éxito si no contaban al menos con la simpatía o la división de una parte de la minoría dirigente, El orden social se mantenía con poca policía era la aceptación de la jerarquía social establecida y los propios medios represivos de los privilegiados los que aseguraban la disciplina social. El creciente monopolio de la violencia por parte del estado, que privó a los grupos privilegiados de sus propias fuerzas armadas, planteó el problema de las luchas sociales bajo una nueva perspectiva.