INTERROGANDO A ZARATUSTRA Morayma Hernández Resumen Interrogando a Zaratustra, es un trabajo que intenta escrudiñar a ese Zaratustra que algunos piensan que habla por Nietzsche. Zaratustra figura semilegendaria de la antigua Persia, fundador de una religión que fue la propia de esa zona hasta su conquista por los árabes. Se cree que vivió en el siglo VI antes de nuestra era. Lo decisivo de la aparición de esta figura en la obra de Nietzsche, es sin embargo, la razón por la cual éste la eligió. ¿Qué significa en boca del primer inmoralista, el nombre de Zaratustra?. Para Nietzsche: ¡Zaratustra fue el primero en advertir que la auténtica rueda que hace moverse a las cosas es la lucha entre el bien y el mal, la transposición de lo moral a lo metafísico, como fuerza, causa, fin en sí, es obra suya. Zaratustra creó el error más falta de todos, la moral; en consecuencia, él tiene que ser el primero en reconocerlo!. Palabras claves: Máscara, transformaciones, hombre superior. Abstract Interrogating Zarathustra is a work that tries to examine that Zarathustra that some people think it speaks by Nietzsche. Zarathustra is a semi legendary figure of the ancient Persia. He was the founder of a religion, which dominated that region until its conquest by the Arabs. It is thought; he lived during the VI century before our era. The decisive fact of the appearance of this figure in Nietzsche's work, it is nevertheless, the reason by which he chose it. What does it mean according to the first immoralist the narre of Zarathustra? To Nietzsche: Zarathustra was the first on warning that the authentic wheel that makes things move is the fight between good and bad, -the transposición of moral to the metaphysical, as a force, as a cause, the aim in itself, it is his work. Zarathustra created the most fatal error of all, the moral; consequently, he must be the first in recognizing it! Key words: mask, transformations, and superior man. A manera de introducción Hoy cuando todo parece no tener una única explicación. Cuando intentamos apartarnos "retóricamente" de toda manifestación bárbara de la naturaleza que deje ver al hombre desprovisto de su máscara. Hoy cuando paradójicamente nos encontramos con un caudal inmenso de manifestaciones representativas de la barbarie humana, que constituyen su "mundo realidad", donde llanto y alegría, odio y amor, vida y muerte, pasión y razón, fe y nihilismo; se cruzan y confunden. Hoy de cara a este "mundo realidad", a este ¡combate diario, a este caos!. Haré un intento de reflexión por problematizar nuestra existencia, a través, de Zaratustra. Los textos en castellano de Friedrich Nietzsche, empleados en este trabajo, son: "Humano Demasiado Humano" de Editorial Edaf, con prólogo de Dolores Castillo Mirat; y "Así Habló Zaratustra" «texto que inspira el título de este trabajo», de Editorial Alianza, con prólogo de Sánchez Pascual. No prometo una adhesión fiel al pensamiento Nietzscheano, es decir, una débil postura en relación a sus ideas. Porque quien se interroga no se conforma con la simple aceptación de los pensamientos de otros «por muy valiosos que estos sean». Más sin embargo "prometo realizar un gran esfuerzo por interpretar su obra, que en definitiva fue siempre la aspiración de Nietzsche. ¡Esperemos que las máscaras me lo permitan!. I ¡Y sobre las máscaras! El dolor, la autodestrucción y la renovación, son tres elementos que parecen percibirse en la biografía de Nietzsche. Estos elementos constituyen la fuente que inspira todos sus cambios y enhebra la presencia incesante de máscaras en que se disuelve su filosofía. En Nietzsche es común la manifestación o puesta en "escena" de distintas máscaras, que no guardan ninguna relación y se presentan contradictorias. ¡Nunca podemos encontrar, por más que nos esmeremos en ello, "la máscara definitiva"!, que Nietzsche desea mostrar, como respuesta a esa problematización de la existencia humana. Es posible, entonces, pensar que es Nietzsche un pensador de la contradicción, de la incertidumbre, de las identidades infinitas. ¿Es acaso este filólogo y filósofo, desde esta perspectiva "máscara - incertidumbre contradicción", diferente a cualquier humano o al más común de ellos?. Es evidente, que la respuesta a esta interrogante es un contundente y risorio ¡No!. Es pensar ¡eso ni se pregunta!. Pero es ahí precisamente a esa elementalidad a la que pretendo dirigir esta pretensión de reflexión. La obra de Nietzsche es contradictoria, llena de incertidumbre e invadida de máscaras, porque el hombre por naturaleza es así. Nietzsche se preocupó por el hombre, por problematizar su existencia, su vida ¿tal vez porque así, intentaba reflexionar sobre su propia vida? Quizá, "Así habló Zaratustra", sea, la respuesta afirmativa a esta pregunta. Apostar a una comprensión de la obra de Nietzsche, empieza por entender, que la misma es una reflexión acerca de la existencia del hombre y por tanto, nos podemos encontrar representados en esa contradicción. Leerla con la simpleza de quien "sabe" lo que se trata, pero con la profundidad de quien constantemente se interroga sobre su propia existencia, leerla con el corazón, pues él se ocupó del corazón del hombre, es lo que nos podría ayudar en esta aventura intelectual. Para luego llegar a la simple conclusión que la vida no tiene justificación. La vida ¡es y punto!, con sus contradicciones, incertidumbres y máscaras. Para Nietzsche el disimulo benévolo (Humano demasiado Humano: 239), es muy a menudo necesario, en el trato de los hombres. Cuando Nietzsche escribe esto, pareciera señalar que el hombre se ve limitado en casi todas sus actuaciones, a ocultarse en una máscara, «pues el disimulo es también una máscara» por muy ligera que esta sea. ¿Estamos condenados a ocultar nuestro verdadero rostro? ¿es que acaso de tanto "maquillarlo" «hasta en las situaciones más benévolas posibles», ya éste desapareció?. Entonces, y ¡aquí la contradicción! ¿cómo es que la naturaleza se manifiesta en el hombre? ¿o es que la sociedad ha matado la naturaleza del hombre?. Posiblemente usted se preguntará ¿No es para Nietzsche lo bárbaro natural? ¡Ah! de ser así, en nuestra sociedad lo bárbaro no ha muerto, basta ver el instinto de agresión con que nos topamos día a día, esta imposición de "verdades" que pugnan por una hegemonía de pueblos, etnias y hasta religiones ¿entonces la máscara está presente en la naturaleza?. ¿Supone ella una especie de instrumento, arma, estrategia (medio) para presentarnos cual guerrero, en ese combate diario, que se estima que es la vida?. "Lleno de bufones solemnes está el mercado - ¡y el pueblo se gloria de sus grandes hombres!. Esto son para él los señores del momento... ...¡No tengas celos de esos incondicionales y apremiantes, amantes de la verdad!. Jamás se ha colgado la verdad del brazo de un incondicional". Así habló Zaratustra: de las moscas del mercado. II De las tres transformaciones a la muerte en Dios Tres transformaciones del espíritu os menciono: como el espíritu se convierte en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño... Así habló Zaratustra: de las tres transformaciones. El camello que representa, el espíritu de la carga, en el hombre. Los valores culturales que norman nuestra vida el "debe". Está ahí presente siempre.¿Puede el hombre desprenderse de esta carga? Le permitirá la sociedad, ser un hombre realmente libre?, pensar en un hombre libre, supone también, pensar en una nueva cultura donde exista un verdadero respeto por el otro y una aceptación de la diferencia ¿cuándo será esto posible? Se convierte en la pregunta suspirada del hombre ¿cuándo dejaré de ser débil y viviré con honor?. ¡No os preocupéis! Respondería Nietzsche ¡El superhombre vendrá para enseñarnos a vivir con honor!, para aligerar nuestra carga y para que ese niño que ha crucificado la cultura, en nombre de la "razón" y la "verdad" surja como la manifestación de la superación del hombre. La inocencia es la espada del niño, con ella defenderá su honor, con ella derrumbará los obstáculos que le impiden al hombre ser libre. Con ella comenzará de nuevo. ¡Con él volverá una nueva creación!: una nueva cultura, una nueva moral, unos nuevos valores, un nuevo sentir... ¡un nuevo palpitar!. ¡A pero no olvidéis!, que después de camello y antes del devenir del niño, el hombre debe sufrir otra transformación para poder ser libre y dar paso a la aparición de ese niño. El hombre «figura transitoria de Nietzsche» tiene que ser fuerte, y conquistar su libertad como quien conquista una presa ¡con los dientes!. ¿Es acaso, en esta segunda transformación donde el hombre lucha contra la cultura y deja fluir lo bárbaro de su naturaleza, como medio de liberación de las cadenas que lo atan, y lo convierten en el más fiel de los esclavos ¡esclavo del deber! y hasta de sus propias pasiones.? ¿Es este caos que vivimos, una manifestación de esa lucha del espíritu que desea dejar de ser camello para ser león? De ser así, es fácil justificar o entender todo este cuestionamiento, al orden, la razón y sobre todo a las "únicas verdades", que nos quieren gobernar la vida y el alma. Es que hasta la felicidad se nos pretende imponer como "verdad" de la razón y no del corazón. Se nos imponen y definen acciones, que según, su fiel cumplimiento, nos llevan a ser felices. ¡Es que no entienden que el corazón de un hombre a veces llora ¡Ay! como llora cuando tiene que cumplir con esas acciones que lo llevan a una falsa moral. La del hombre débil, esclavo de su cultura. Pero de nuevo, surge la máscara y el hombre elige aquella que le permita mostrar su supuesta felicidad. Con esta transformación del espíritu que manifiesta la presencia de un nuevo hombre ¡El hombre superior! ¿No será Nietzsche un filósofo del porvenir? Incluso se nos estará presentando como un pensador utópico, como un nuevo metafísico, pero metafísico al fin. Que en lugar de poner su fe en Dios la pone en el superhombre, en Zaratustra ¡su Dios!. Y así como el hombre común se aferra a Dios, como manantial de consuelo, él Nietzsche se aferra al hombre que habrá de llegar. ¡Con un nuevo credo, con una nueva fe, con una nueva fuerza!. Pero que al igual que Dios, constituye el consuelo y fuerza de la humanidad. ¿Entonces Dios ha muerto?. Dios no ha muerto, respondería un creyente. Lo que ha muerto es la fuerza del espíritu del hombre que confundido, débil no sabe interpretar su palabra. Un Nihilista respondería ¡Dios ha muerto en el mismo momento que se le crucificó ¡No lo veo y por lo tanto no lo siento!. La única verdad del hombre está aquí en la tierra que constituye su cielo e infierno. Es su voluntad de poder su credo y escapulario. Y, yo ¡Ay! Amigo lector, que me declaro humildemente creyente le digo escoja, usted en quien creer ¡Dios o Zaratustra!. Porque en definitiva lo que importa es creer. Por mucha superación que experimente el hombre, éste no puede tener su espíritu vacío. El necesita de fe, de un credo ¡portador de valores viejos o nuevos como usted quiera pero valores al fin!. ¿Entonces la metafísica no ha muerto?. ¿O ella convive con el espíritu positivista de la ilustración?. Responder estas preguntas desde Nietzsche, resulta difícil una vez que se presenta contradictorio. Cuando en Humano demasiado Humano, hace un repudio seco y cortante de toda forma de idealismo, mostrando a la metafísica, como una inmensa ficción que proviene de nuestras necesidades y aflicciones humanas ¿Pero no es también Zaratustra, el superhombre, ese niño producto de nuestras necesidades y aflicciones humanas?. Entonces repito... ¿Ha muerto la metafísica? ¿o está surgiendo en palabra de Nietzsche una nueva metafísica, con un nuevo Dios? ... ¡Esperemos a sus creyentes!... ¡Pero sigue la contradicción, la incertidumbre!. Recordando al jubilado de Así Habló Zaratustra. ...¿Inúltimente había venido yo, por tanto, a estos bosques y montañas?. Mi corazón decidió entonces que yo buscase a otro distinto, al más piadoso de todos aquellos que no creen en Dios.- ¡que yo buscase a Zaratustra!. Así habló el anciano y miró con ojos penetrantes a aquel que se hablaba delante de él, más Zaratustra cogió la mano del viejo papa y la contempló largo tiempo con admiración. "Mira, venerable, dijo luego, que mano tan bella y tan larga!. Esta es la mano de una que ha impartido siempre bendiciones. Pero ahora esa mano agarra firmemente a aquel quien tú buscas, a mi Zaratustra. Yo soy Zaratustra el ateo, que dice: ¿quién es más ateo que yo, para gozarme con sus enseñanzas?... ¡Entonces! si Zaratustra es ateo, si Nietzsche es ateo? Podemos pensar que la metafísica si ha muerto. Nietzsche no cree en nadie, salvo en su Zaratustra que es el mismo. ¿Es que Nietzsche nos muestra una ideología del individualismo. Donde el hombre, el superhombre, sólo cree en él, en su voluntad de poder? Una ideología que nos presenta a un hombre tan fuerte, y superado que no necesita el consuelo de Dios, ni siquiera de Zaratustra, porque él está en sí mismo. ... Sólo donde hay vida hay también voluntad: pero no voluntad sin vida, "sino- así te lo enseño yo - ¡voluntad de poder!... Así Habló Zaratustra de la superación de si mismo. ¡Ay, Zaratustra quien pudiera hablar contigo! III ¡Zaratustra no está aquí para arregar lo que vosotros habéis estropeado! ...Vosotros hombres superiores ¿creéis acaso que yo estoy aquí para arreglar lo que vosotros habéis estropeado? ¿O que quiero prepararos para lo sucesivo un lecho más cómodo a vosotros los que sufrís?. ¿O mostraros senderos nuevos y más fáciles a vosotros los errantes, extraviados, perdidos en vuestras escaladas?... Así Habló Zaratustra: del hombre superior (6). ¿Entonces a que ha venido Zaratustra?. ¿Qué justifica su devenir?. ¿Es que su única propuesta es vivir con honor?. ¿Es el honor la única verdad que sustenta la nueva "razón" del hombre, del Zaratustra, del superhombre?. Es así como la "verdad" se convierte en "honor" para Nietzsche, que siempre negó la verdad y realizó una profunda reflexión de la decadencia de la verdad del ser. Deja Zaratustra las respuestas en nosotros. No hay Dios que nos la dé, ni Zaratustra que las invente. Nietzsche no se ocupó de dar respuesta y ¡Nietzsche es Zaratustra!. El hombre, así, es el único responsable de su existencia. Es la voluntad de poder, su arma, para derrumbar murallas, ganar guerras. ¡Victorias!. Ser realmente noble, señor. Cisne blanco en medio de un charco. ¿Y, el amor en Zaratustra?. ¿Nos ama Zaratustra? ¡No! respondería el pueblo, la plebe, él nos abandona a nuestro destino. No nos muestra el camino. El tan sólo nos habla de honor. Veo que nuestro corazón está cubierto por arena del desierto. Nuestro espíritu es camello!. ¡Pero de pronto, cuando nadie lo esperaba! se escucha una voz ¿el señor, el noble?. Que nos dice ¡No! ¡No! ¡No!. Zaratustra nos quiere tanto, que su "abandono" es la más fiel demostración de amor. El hombre solo debe enfrentar su decadencia, su tragedia, solo encontrar su camino, solo transformar su llanto en risa . ¿Cómo Zaratustra?: buscando en su interior, pues su fuerza está ahí. De pronto el pueblo, la plebe alza su voz nuevamente ¿Pero por qué sufrir tanto? ... ¡No! ¡No! ¡Tres veces no! Deben parecer cada vez más, cada vez mejores de vuestra especie; pues vosotros debéis tener una vida siempre peor y más dura. Sólo así - sólo así - crece el hombre hasta aquella cultura en que el rayo cae sobre él y lo hace pedazos: ¡suficientemente alto para el rayo!... Así Habló Zaratustra: el hombre superior (6). El pueblo cansado y triste, ya sin argumento. Pregunta tímidamente: ¿es que en el hombre no hay nada bueno, que éste tiene que ser destruido, convertido en cenizas para renacer devenido en superhombre? ¡Amigo! ¿es que en usted no hay nada bueno: el llanto, la risa, el canto y la poesía?. Busque amigo que tal vez todo esto está escondido. ¡Por favor! una última pregunta ¿Es el sufrimiento para Zaratustra el agua que purifica el espíritu?. ¿Por qué no la mezcla con unas gotas de sonrisa?. Mire que por ahí andan diciendo que Nietzsche no era sólo llanto, también era alegría. Que eso de su biografía del dolor, lo inventó Lou Salomé. ¡Ay, -Zaratustra quién pudiera hablar contigo! Bibliografía F. Nietzsche (1998). "Humano Demasiado Humano". Biblioteca Edaf. Madrid. _________, (2000) "Así Habló Zaratustra". Biblioteca Nietzsche. Alianza Editorial Madrid.