Piccole Suore Missionarie della Carità (Don Orione) Casa generale Via Monte Acero, 5 – 00141 Roma www.suoredonorione.org Prot. MG 6-13 Queridísimas hermanas, ¡Aleluia! ¡Aleluia! ¡Resucitó Jesús, nuestra esperanza! Este año, el camino cuaresmal, y más aún, la celebración de la Pascua, están atravesados por fuertes eventos eclesiales que despertaron nuestra fe, nuestra esperanza, nuestra capacidad de abrirnos y de acoger las “sorpresas” del Espíritu Santo. Hemos acompañado con tanta oración, respeto y amor, la despedida del querido Papa Benedicto XVI, y enseguida hemos entrado en el clima de la espera, de la expectativa, tal vez con un poco de preocupación por la vida y por el futuro de la Iglesia, pero al mismo tiempo con tanta confianza, seguras de es Dios el que conduce el entramado de la historia y que su Providencia Divina habría ya ordenado todo para el bien de su pueblo. Y así, el 13 de marzo, el Papa Francisco sorprendió al mundo entero con su personalidad simple, humilde, espontánea y tan cercana, con sus palabras profundas y sugerentes, infundiendo casi instantáneamente en todos los católicos y en el mundo entero, un sentido de esperanza y de alegría. Durante la Misa de inicio de su pontificado he visto asomarse en medio de la multitud presente en la Plaza San Pedro, un cartel con la frase: “Francisco, eres la primavera de la Iglesia”. La primavera que, en Europa, está apenas iniciando, brota en los varios colores de la vida renovada después de un duro invierno... la primavera que tiene siempre el perfume de la Pascua, ¡de la Resurrección de Jesús! Queridas hermanas, siento que el Espíritu Santo ha conducido a la Iglesia, primero a través de la dulzura, la verdad y la firmeza de la persona y del magisterio de Benedicto XVI; ahora continúa a conducir la “barca de Pedro”, a través de las opciones audaces y coherentes de Francisco que, no sólo quiere una “Iglesia pobre”, sino que él mismo se presenta “pobre”. La Pascua de este año 2013 es, por lo tanto, una fuerte invitación a comenzar una “vida nueva”, más radical, más coherente, ¡más evangélicamente pobre! A la escuela de Don Orione que tanto ha amado la pobreza y la ha querido para su Congregación, vivamos también nosotras esta Pascua bajo el signo de la libertad y de la pobreza. La actitud de la “docibilitas”, que hemos meditado durante este año1, si hemos logrado experimentarla en nuestra vida, es la que nos ayudará también ahora a celebrar la Pascua de Jesús, con un espíritu libre para amarlo y servirlo con un “estilo nuevo”, el estilo del mismo Jesús y de María, el estilo de Don Orione, el estilo del Papa Francisco. Hoy Don Orione nos llama a iniciar el tiempo pascual “caminando con dos pies: humildad y caridad”2. Papa Francisco nos ha invitado en sus primeras palabras a: ¡“caminar, edificar, confesar”3! 1 Cfr. Circulares de la Superiora general para el Adviento 2012 y la Cuaresma 2013. Don Orione a las PHMC, palabras dirigidas a las Hermanas el 24 septiembre1926. 3 Papa Francisco, homilía a los Cardenales, Capilla Sixtina, 14 marzo 2013. 2 De la mano de Don Orione, caminemos en humildad, edifiquemos en la caridad, confesemos con las opciones cotidianas, la fe que es el fundamento de toda nuestra vida cristiana. “Cristo, “nuestra Pascua" ha sido inmolado: el Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo, ha muerto, y muriendo, ha destruído la muerte. Pero El es resurrección y vida. Hoy ha resucitado glorioso y, resurgiendo, renovó la vida. ¡Estamos en Pascua! La Pascua marca el pasaje, -Pascua, en hebreo, es pasaje –del hombre caído, del estado de esclavitud del pecado y de la muerte, a la libertad de los hijos de Dios, y a la posesión de toda una vida nueva de gracia”4. Con estas palabras de Don Orione, quiero también expresarles mis más puros sentimienmtos de afecto y animarlas a todas a vivir una “vida resucitada”: a “resurgir”, a “renovar”, a “marcar el pasaje” ¡a inaugurar “una vida nueva de gracia”! Auguro a todas, Hermanas queridísimas, no tener miedo de transformarse a la luz del Evangelio y de las exigencias radicales del nuevo estilo de vida, a amarse y ayudarse fraternalmente, a perdonarse recíprocamente, a rezar y a cuidar una de la otra con sensibilidad y ternura femenina, y a abrirse sin vacilación a las necesidades de los pobres, de los niños, de los jóvenes, de los laicos que colaboran con nosotros, en los cuales vemos y servimos al mismo Jesús. Así también nosotras, PHMC, seremos una “primavera” para la Iglesia y para el mundo! Unidas en la oración y en la alegría de este tiempo de Pascua, abrazo a cada una de ustedes, a sus familias, a los laicos que trabajan con ustedes, a las personas que sirven a través del apostolado de vuestra comunidad, a todos y a todas, con sincero amor en Cristo Resucitado! Sor M. Mabel Spagnuolo Superiora general Buenos Aires, 31 de marzo del 2013. Pascua del Señor. 4 Scr. 117, 101; Lettera da Buenos Aires, Pasqua del 1936.