306 1^:1 I I o g £ » r . ^Cómo no podria establecerse en esta poblacion con provechosos resultados una institucion benèfica que araparando al desvalido redundarà en prestigio de la misma, y sin exigirle sacriíicio de ninguna cla?e pudiera presentaria con orgullo al lado de otras poblaciones que con tanto celo atienden al cuidado de los desvali- dòs? Y el Sr. Bajo veria que Figueras cuenta con seis so^iedades recreativas y cjue tiene un Teatro abierto durante los i n viernos; que al llegar à ciertas épocas del ano gasta en diversiones populares cantidades no despreciables, y viendo esto y conociendo los sentimientos caritativos de los hijos de esta poblacion, acariciaria al principio la liermosa idea que un dia despuntarà en su mente y no desistiria de realii-arla creyéndose cada dia mas y mas seguro de su buen éxito. Y de su mente pasó la idea al papel, y hoy dia es del clominio del publico. Todo esto veria y se diria el Sr. Bajo. Ojalà que ademds liubiera notado ciertas cosas que no resaltan en la superfície, però que dificultan en gran manera el curso y realizacion de las icleas generosas. Ojalà que el Sr. Bajo ademàs de esa pura admósfera, hubiese adivinado algunas corrientes de aire maleado que a m a gan por desgracia nuestra vida cívica; que en lugar de esa hermosa perspectiva que halaga y consuela, sus ojos hubiesen visto el triste efecto que produce al conocerla de cerca y mejor aun al encontrarse en medio de ella. Ojalà que el Sr. Bajo conociera todo esto, porque le supondríamos desde luego dotado de una fuerza no comun à los hombres, y podríamos esperar mas tranquilos, el buen éxito de que su pensamiento es digno. Però por si no lo sabé , y para que pueda prevenirse, le diremos nosotros que la mayoría del publico de Figueras antes de hacerle depositario de su firma para s e cundar su plan, querrà saber, no de un modo franco y para fines laudables, sinó solapadamente y con miserables proposi— tos, quien es, quien le acompana, quien ]e apoya, de donde viene, à donde v a , quien le inspiro, etc. etc. Diputació de Girona — Servei de Biblioteques Despues que la mayoría se haya enterado de estos estremos, y que allà en la elevada regien de su criterio puro é ilustrado haya dado su fallo respecto al razonSi.miento que con aquelles datos haya elab o r a d o , darà ó no su apoyo à la idea que le ha sometido, y la declararà digna de aplauso, ó de que se relegue al olvido como una utopia. Algunos diran que exageramos, que eu todas las poblaciones sucede otro tanto; no queremos tomarnos el trabajo de r e batir estàs observaciones, porque para nosotros y no dudamos que para m u chos carecen de toda fuerza. Ahora el seiior Bajo necesita del p u blico. Puede recojer datos, y tememos que algun dia, sinó públicamente por que sus elevades pensamientos se lo impediran, però si con reserva y con animo abatido vendrà à encontrarnos, y con nosotros deplorarà la realidad que hemos intentado ponerle de manifiesto, y que entoiices conocerà mejor que nosotros. Ojalà c[ue nuestras prevenciones se fru.stràran: ojalà todas las cl ases de la Sociedad se pusieran à su lado y le prestaran su cooperacion moral y material. Que se encuentra demasiado vasto el plan de la obra que propone: que se le haga notar y se le convenza. Que alguna de las ideas que ha emitido deberia ser atendida única y esclusivamente pues entraria bastante i m p o r tància moral y material; que se discuta y se le convenza. Que su idea no es plausible, ni aceptable, que se nos lo demuestre y se le disolusione. Que le impulsa un móvil bastardo; que se le arranque el antifaz y podremos conocerle mejor. Que suena, que delira: que se le despierte y se le vuelva à la razon. I Oh no hay peligro de que suceda nada deesol Se tira la piedra, però se esconde luego la mano. Que aunque resalte en Figueras el amor à la instruccion y brille en ocasiones d a das el entusiasmo por las ideas elevadas, siempre por desgracia hay u n esceso de orgullo en lúertas clases y de ridícula p r e vencion en otras, para no prestar su apo-