HORMONA NO MATA NEURONA: COMENTARIOS PARA UN MEJOR USO DE LOS PRODUCTOS HORMONALES EN EL MANEJO DE LA REPRODUCCIÓN BOVINA Dr. Joel Hernández Cerón Departamento de Reproducción. Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Nacional Autónoma de México. jhc@servidor.unam.mx. El uso de las hormonas en el manejo reproductivo de los bovinos es una práctica común. Todos los veterinarios están familiarizados con la prostaglandina F2 (PGF2), factor de liberación de gonadotropinas (GnRH), gonadotropinas coriónicas (eCG y hCG), progestágenos y estrógenos; sin embargo, suele ocurrir que se llegan a utilizar sin tener una idea clara de su papel en el control fisiológico de la reproducción, por lo que se corren riesgos de cometer errores. En este artículo se revisarán en forma elemental los mecanismos de regulación de la reproducción en la hembra bovina y se comentarán algunos tratamientos frecuentes en el manejo reproductivo. Control neuroendocrino de la reproducción El proceso reproductivo está regulado por complejas interacciones entre el cerebro (hipotálamo), la pituitaria y las gónadas (ovario o testículo). El hipotálamo es una pequeña porción del cerebro formado por núcleos pares de neuronas, los cuales se encargan de analizar información que les llega del medio externo e interno. Después de un análisis riguroso de la información, las neuronas deciden aumentar o disminuir la frecuencia de los pulsos de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH), la cual estimula en la pituitaria la secreción de las hormonas luteinizante (LH) y folículo estimulante (FSH). Por ejemplo, el amamantamiento de la cría, su presencia, y en general la interacción con la madre, provocan que los pulsos de GnRH ocurran con una baja frecuencia, la cual es insuficiente para promover la maduración de los folículos ováricos. Por otra parte, la presencia del macho (efecto macho) en un grupo de hembras estimula el inicio de la actividad ovárica posparto. Este proceso es mediado por feromonas, las cuales dan el mensaje a nivel 1 cerebral. Aunque este fenómeno ocurre con mayor claridad en ovinos y caprinos, también puede presentarse en bovinos. Del medio interno llegan al hipotálamo estímulos a través de metabolitos y de algunas hormonas, los cuales informan del estado metabólico del animal. Por ejemplo, la hormona leptina proporciona información de la cantidad de las reservas grasas y en consecuencia puede ser un mensajero importante para que la vaca inicie su actividad ovárica después del parto. Así, la ganancia de condición corporal en las vacas posparto está asociada con mayores concentraciones de leptina y con la ocurrencia de la primera ovulación, en contraste, cuando no ganan o pierden condición corporal, se observa un retraso del inicio de la ciclicidad. También la insulina y el factor de crecimiento parecido a la insulina (IGF-I) están asociadas con cambios en la alimentación y condición corporal. Un aumento de los niveles de insulina e IGF-I están relacionados con el mejoramiento de la calidad y cantidad de la alimentación y con la condición corporal e influyen en la presentación de la primera ovulación después de un periodo de anestro. Además de leer la información proporcionada por las hormonas mencionadas, el hipotálamo también toma nota de algunos metabolitos que están asociados con la alimentación y los cambios en la condición corporal. Por ejemplo, un incremento en las concentraciones de los ácidos grasos no esterificados (AGNES) ofrece un mensaje de movilización de reservas grasas, lo cual no es una buena noticia para la vaca. Bajo estas condiciones, las concentraciones elevadas de AGNES se asocian con un alargamiento del intervalo entre el parto y la primera ovulación. Por otro lado, el hipotálamo también recibe información de las hormonas ováricas. En la hembra ciclando, las concentraciones de progesterona y estradiol cambian de acuerdo con la etapa del ciclo estral. Durante el diestro, las altas concentraciones de progesterona inhiben la secreción de GnRH y en consecuencia de LH y bloquean la ovulación, mientras que en el estro, las concentraciones elevadas de estradiol estimulan la frecuencia de los pulsos de LH hasta provocar la presentación del pico preovulatorio de esta hormona. En respuesta al GnRH, la pituitaria secreta LH y FSH, las cuales regulan la función ovárica. La FSH promueve el desarrollo folicular y la LH la maduración folicular, la ovulación y la formación del cuerpo lúteo. Las estructuras ováricas, gonadotropinas y hormonas ováricas, tienen un comportamiento cíclico, el cual se repite cada 21 días (ciclo estral), hasta que la hembra queda gestante. Los sucesión de los ciclos estrales esta determinada por la 2 secreción de la PGF2, la cual ocasiona la regresión del cuerpo lúteo y la presentación del proestro y estro. Sí ocurrió la fertilización y hay un embrión, éste debe secretar interferón en los días 16 a 18 del ciclo, para evitar la regresión del cuerpo lúteo. Manejo hormonal de la reproducción Las tecnologías reproductivas a base de hormonas se fundamentan en los conocimientos de fisiología y son el producto de años de investigación científica. En general, se usan tratamientos para la inducción de la actividad ovárica en animales en anestro, para sincronizar la presentación de los estros y en el tratamiento de problemas reproductivos (piometras y quistes ováricos). El éxito de estos tratamientos depende de la correcta interpretación de la fisiología reproductiva y de un diagnostico acertado. Con frecuencia se cometen errores que provocan que se pierda la fe en algunas técnicas o también se llegan a crear mitos acerca de algunos tratamientos. Tratamientos hormonales para la inducción de actividad ovárica Uno de los objetivos desde el punto de vista reproductivo en el ganado bovino, tanto en sistemas de producción de carne como de leche, es el inicio rápido de la actividad ovárica después del parto. En el ganado lechero el inicio temprano de la ciclicidad posparto está asociado con un mejor desempeño reproductivo. Así, el establecimiento de la ciclicidad favorece la involución uterina y se ha observado que el número de ciclos previos a la primera inseminación esta correlacionado positivamente con la fertilidad, es decir, a más ciclos previos mejor fertilidad. Los cambios metabólicos posparto, particularmente el balance energético, determinan el tiempo del parto a la primera ovulación. Las vacas que rápido llegan al nadir (punto más bajo del balance energético negativo) y rápidamente cambian de dirección hacia el balance positivo, inician su actividad ovárica; por esta razón las vacas lecheras ovúlan entre 20 a 30 días posparto. Sin embargo, hay vacas que tienen balances energéticos negativos más profundos y duraderos, lo que resulta en periodos largos de inactividad ovárica. Es común que de 15 a 20% de las vacas estén en anestro después del día 60 posparto. En estos casos, un tratamiento utilizado consiste en la administración de GnRH cuando a la palpación rectal se encuentra un folículo grande. Con esto se pretende 3 hacer ovular al folículo y después se inyecta PGF2 para provocar la regresión lútea. Otras combinaciones consisten en la administración de GnRH y en la inserción de un implante de norgestomet o de un dispositivo liberador de progesterona y al retirar el progestágeno se inyecta PGF2. El progestágeno simula la presencia de un cuerpo lúteo y cuando se retira, la vaca presenta el proestro y el subsiguiente estro, algo así como engañar al sistema neuroendocrino. No obstante que los tratamientos mencionados son de uso común, no funcionan en todos los casos. Un requisito para que tengan éxito consiste en que las vacas deben tener buena condición corporal o que estén ganando condición corporal. Debido a que en los trabajos de campo no se tiene un grupo testigo para comparar los resultados, queda la duda si el tratamiento hormonal fue el responsable de la inducción de la actividad ovárica o fue el estado metabólico favorable de la vaca o la combinación de estos dos factores. Aunque los tratamientos hormonales pueden ayudar en algunos casos, el veterinario no debe olvidar que las causas del anestro no se arreglan con la administración de hormonas, ya que la vaca no cicla porque toda la información que recibe el cerebro del medio externo e interno, le indica que no le conviene ciclar. Se puede engañar al hipotálamo con hormonas temporalmente pero una vez que pasa el engaño se ponen nuevamente los candados y la vaca cae en anestro (se desconecta). El efecto del anestro posparto en la eficiencia reproductiva es mayor en los bovinos productores de carne que en los bovinos lecheros. En los sistemas de producción de carne y doble propósito transcurren, en general, más de 100 días después del parto para que algunas vacas comiencen a ciclar. El ganado bovino muestra un periodo después del parto en el cual el eje hipotálamo-pituitaria es inactivo (primeros 10-15 días). Gradualmente este sistema se activa, así en el ganado lechero la primera ovulación posparto puede ocurrir tempranamente, sin embargo, en el ganado de carne o doble propósito también se activa el sistema temprano pero el amamantamiento impone un candado que evita la secreción de GnRH y en consecuencia de LH. El efecto inhibidor del amamantamiento se debilita conforme transcurren los días posparto, hasta que la secreción de LH es suficiente para estimular la maduración final de un folículo y la ovulación. Cabe señalar que la vaca puede escapar de ésta inhibición siempre y cuando mejore su estado metabólico, es decir, que muestre ganancia de peso y mejoramiento de la condición corporal. Experimentalmente y en la práctica veterinaria se ha demostrado que en las vacas con buena condición corporal, 4 el destete (temporal o definitivo) aumenta la frecuencia de la secreción de la LH, lo que resulta en el inicio de la actividad ovárica. En la práctica se utilizan algunos tratamientos hormonales para inducir la ciclicidad y se basan en progestágenos (implantes de norgestomet o dispositivos liberadores de progesterona) y en la gonadotropina coriónica equina (eCG). Lo que se pretende con estos tratamientos es simular la presencia de un cuerpo lúteo con el progestágeno y estimular el desarrollo folicular con la eCG. Para que este tratamiento tenga éxito se debe administrar a vacas de más de 60 días posparto (el efecto inhibitorio del amamantamiento es más débil), se debe practicar un destete temporal de 48 a 72 h y la vaca debe tener buena condición corporal. Si todo esto ocurre, el tratamiento provoca que una alta proporción de las vacas muestre un estro fértil. Es muy importante reiterar que ningún tratamiento hormonal puede resolver el problema del anestro mientras no se solucione la causa primaria, la cual es la mala nutrición. Aquí no aplica el dicho que “hormona mata neurona”, es claro que ninguna vaca responderá a un tratamiento hormonal si el cerebro dice lo contrario. Aunque el tratamiento con hormonas es eficaz, siempre y cuando se considere lo ya señalado, es un tratamiento caro para ciertos productores. Otras opciones para promover el rápido inicio de la actividad ovárica posparto es la suplementación energética estratégica. Este enfoque esta orientado a favorecer la condición corporal de las vacas antes y después del parto. Aunque esta estrategia es bien conocida por ganaderos y veterinarios, pocos la realizan. Si se decide por un tratamiento hormonal una opción para abaratar el tratamiento consiste en utilizar acetato de melengestrol (MGA) por vía oral. La administración de este progestágeno en el alimento de 9 a 12 días (0.5 mg/día/animal) y la inyección de eCG al terminar el tratamiento con el MGA, ofrecen buenos resultados. Además de los tratamientos hormonales descritos hay otros productos en el mercado tales como extractos de ovarios y de pituitaria anterior, desafortunadamente no existen estudios formales publicados y lo que hay se limita sólo a información anecdótica. Hormonas para la sincronización del estro La sincronización de estros también es una práctica común, solo señalaré algunos factores básicos para entender y aplicar éstas técnicas. La sincronización de estros se hace en animales que deben estar ciclando y se pueden utilizar dos procedimientos: el primero 5 consiste en la destrucción del cuerpo lúteo y el segundo en la inhibición de la ovulación mediante la simulación de un cuerpo lúteo utilizando progestágenos. La PGF2, bien utilizada, destruye el cuerpo lúteo entre 24 a 32 h después de su aplicación y el estro se presenta entre 48 a 120 h. Un error frecuente en el uso de esta hormona es cuando se utiliza en vacas que no tienen cuerpo lúteo funcional, obviamente estas vacas nunca responden. Muchos colegas utilizan dosis reducidas de PGF2 para ahorrar, sin embargo, la respuesta es poco consistente. Dado que la variación en la presentación del estro (48 a 120 h) obedece a la diferencia que hay en la población folicular entre las vacas, se cuenta con protocolos para homogenizar la población folicular (sincronización de las oleadas foliculares) y promover una presentación del estro más compacta. Los progestágenos en forma de implantes, dispositivos intravaginales o por vía oral, inhiben la ovulación y al retirarlos las vacas presentan el estro sincronizado. Estos tratamientos son altamente eficientes, solo se debe considerar que la combinación con estrógenos, los cuales se aplican cuando se pone el implante, puede ocasionar casos de estros anovulatorios en vacas anéstricas o asincronías de los eventos periovulatorios en hembras ciclando. Lo anterior ocurre debido a que de estrógenos tienen una vida media larga y al retirar el implante todavía hay concentraciones séricas elevadas, las cuales inducen la presentación del estro. Una opción para evitar este efecto consiste en no aplicar los estrógenos y administrar una dosis de PGF2 al retirar el implante para provocar la luteólisis. En el ganado lechero la PGF2 se usa rutinariamente para sincronizar pequeños grupos de vacas, las cuales son seleccionadas por no haber presentado estro previamente y por tener un cuerpo lúteo. Aún cuando las vacas son seleccionadas por la presencia de un cuerpo lúteo, la proporción de vacas en estro es de 50 a 60%. Son varios los factores que determinan la pobre respuesta, el primer lugar, no todas las vacas seleccionadas por tener un cuerpo lúteo por vía rectal tienen un cuerpo lúteo funcional, se conoce que la precisión en la palpación rectal del cuerpo lúteo es de 80%; en segundo lugar algunos cuerpos lúteos funcionales resisten a la acción de la PGF2, hasta un 10% de ellos son refractarios al efecto luteolítico de la PGF2; finalmente, en tercer lugar, pocas vacas son detectadas en estro debido a la baja eficiencia en la detección de estros, éste último factor es el más importante. 6 Tratamientos hormonales para problemas reproductivos Los quistes ováricos constituyen una patología frecuente en las vacas lecheras y se presenta más en vacas que están en sistemas intensivos de producción. Los quistes ováricos son más frecuentes en vacas altas productoras y no se conoce con claridad la etiología, se menciona que esta asociada con alteraciones en la secreción de LH. Son dos los tipos de quistes que se presentan: foliculares y luteinizados. Los tratamientos para los quistes foliculares consisten en la administración de GnRH o gonadotropina coriónica humana (hCG). Un tratamiento práctico consiste en la administración de GnRH o hCG más la administración de PGF2 10 días después. El GnRH o la hCG provocan la ovulación con la formación de un cuerpo lúteo o la luteinización del quiste y después la PGF2 ocasiona la regresión lútea. Para los quistes luteinizados está indicada la PGF2. En estas vacas la PGF2 destruye el tejido lúteo y se espera que muestren ciclos regulares después del tratamiento. Debido a la relativa dificultad del diagnostico diferencial entre quistes foliculares y luteinizados, un tratamiento eficaz para ambos casos es el señalado previamente para los quistes foliculares. La piometra es otra patología que se resuelve hormonalmente. Esta patología se desarrolla por la formación de un cuerpo lúteo cuando hay un proceso infeccioso en el útero. Bajo estas circunstancias, el endometrio es incapaz de secretar PGF2, lo que ocasiona que el cuerpo lúteo continúe funcionando y provoque anestro. El tratamiento indicado consiste en la administración de una dosis luteolítica de PGF2. En la práctica dos inyecciones con 14 días de diferencia integran rápidamente a las vacas con piometra al programa reproductivo. La PGF2 también se puede utilizar para el tratamiento de las metritis posparto, siempre y cuando haya un cuerpo lúteo. En estos casos la PGF2 provoca luteólisis y la presentación del estro; así, el abatimiento de las concentraciones de progesterona y el incremento de los estrógenos favorece la actividad de los fagocitos uterinos y la eliminación de las bacterias. Cabe aclarar que el veterinario debe tomar la decisión sobre el mejor tratamiento para cada caso. Los estrógenos se han utilizado durante mucho tiempo para vacas con metritis, las cuales se caracterizan por acumulación de secreciones en el útero, sin embargo, su uso debe 7 limitarse, ya que también puede ocasionar que las infecciones asciendan a los oviductos y provoquen adherencias y salpingítis. En resumen, las hormonas son un recurso muy importante para el manejo de la reproducción bovina pero se deben considerar las reglas de su uso, las cuales están relacionadas con los mecanismos fisiológicos que regulan. No se debe olvidar que hormona NO mata neurona, al menos en la reproducción animal 8