Puntos calientes de biodiversidad Diversas

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Puntos calientes de biodiversidad
Diversas zonas del planeta, entre ellas la cuenca
mediterránea, contienen especies únicas en entornos
muy amenazados, por lo que su conservación es
prioritaria
Los puntos calientes de biodiversidad o "hotspots" son zonas del planeta con
una cantidad elevada de especies endémicas, únicas de ese lugar, y con un
hábitat en proceso de destrucción. Los expertos señalan el aumento de estas
zonas sensibles y el empeoramiento de su estado en los últimos años. Por ello
subrayan que su conservación es prioritaria para evitar un daño irreparable a
la biodiversidad mundial. Precisamente, España se encuentra en uno de estos
puntos calientes, la cuenca del Mediterráneo.
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Por Alex Fernández Muerza
Por qué hay que conservar los puntos calientes
- Imagen: Conservation International -
El origen del concepto "puntos calientes de biodiversidad" se debe al
ambientalista británico Norman Myers, que lo definió en varios artículos
científicos durante la última década del siglo XX. Su objetivo era lograr un
sistema que sirviera para priorizar y optimizar los esfuerzos de conservación
de áreas especialmente sensibles, y salvar así de su desaparición a especies y
hábitats únicos. En concreto, este experto señalaba dos criterios para
considerar una zona como punto caliente: poseer al menos el 0,5% de
especies de plantas vasculares endémicas, y haber perdido al menos el 70%
de su vegetación primaria.
Myers y su equipo definían una lista de 25 puntos calientes en todo el mundo.
Estas áreas, con tan sólo el 1,4% de la superficie terrestre, eran el último
hogar del 44% de las especies de flora vascular y del 35% de vertebrados
conocidos (mamíferos, aves, anfibios y reptiles). La mayor parte de estas
zonas se encontraban en los bosques tropicales (15 puntos) y en áreas de
clima mediterráneo (5 puntos). Y a pesar de ser especialmente sensibles, sólo
el 38% de su superficie se ubicaba dentro de algún tipo de zona protegida o
reserva natural.
El 86% del hábitat de estos 34 puntos calientes ha sido ya destruido
Los
puntos
calientes
representan
una
referencia
sobre
el
estado
de
conservación de la biodiversidad mundial. En este sentido, los datos no son
buenos, ya que en los últimos años su estado ha empeorado, e incluso su
número ha aumentado hasta alcanzar los 34. Japón, el cuerno de África y
Melanesia oriental son algunas de estas últimas áreas.
Los últimos análisis, según la organización Conservación Internacional (CI),
señalan además que el 86% del hábitat de estos 34 puntos calientes ha sido
ya destruido. En cuanto a la biodiversidad que albergan, se calcula que al
menos 150.000 especies de plantas (el 50% del total mundial) y 22.022
vertebrados terrestres (el 77%) viven en dichos puntos. Estos datos son
especialmente llamativos cuando se tiene en cuenta que los puntos calientes
representan en la actualidad tan sólo el 2,3% de la superficie total del planeta.
Elementos susceptibles de mejora en el sistema de puntos calientes
- Imagen: Enrique A. Diversos expertos han resaltado algunos elementos que deberían mejorarse
del
sistema
de
puntos
calientes
de
biodiversidad.
Por
ejemplo,
los
investigadores Peter Kareiva y Michelle A. Marvier argumentan que no está
representada adecuadamente toda la riqueza de especies ni se protegen
correctamente zonas sensibles de escala más pequeña. Asimismo, el modelo
territorial no sirve para todos los casos, como por ejemplo para la cuenca del
Amazonas, relativamente intacta pero con grandes pérdidas de su hábitat.
Por su parte, los científicos Hugh Possingham y Kerrie A Wilson destacan que
estos hotspots no tienen en cuenta el concepto de coste, a pesar de que entre
sus objetivos se encuentra la priorización de la inversión económica en
conservación. Por ejemplo, matizan, no es lo mismo emprender tareas de
conservación en regiones de países en desarrollo que en otras más
desarrolladas.
Puntos calientes en el Mediterráneo
La cuenca del Mediterráneo, en la que se encuentra España, es uno de
principales puntos calientes de biodiversidad del mundo. Los responsables de
la organización Conservación Internacional (CI) recuerdan los problemas
medioambientales que sufre esta zona y la gran cantidad de riqueza que
alberga: 22.500 especies de plantas vasculares (11.700 endémicas), lo que
supone más de cuatro veces el número de estas especies que en el resto de
Europa; 226 especies de mamíferos (25 endémicas); 489 de aves (25
endémicas); 230 de reptiles (77 endémicas); 79 de anfibios (27 endémicas); y
216 de peces de agua dulce (63 endémicas). Asimismo, especies endémicas
como la foca monje del Mediterráneo, el macaco de barbería o el lince ibérico
se encuentran en grave peligro.
- Imagen: Javier Lastras En cuanto a las amenazas medioambientales que afectan a este punto caliente
del Mediterráneo, los expertos de CI destacan la intensidad del desarrollo
humano, que ha provocado durante siglos importantes transformaciones en el
entorno. En este sentido, la deforestación, la contaminación, los incendios, la
construcción
de
infraestructuras
y
la
expansión
urbana
y
turística
(especialmente en la costa), la intensificación de la agricultura, la escasez de
agua y la desertificación o la fragmentación del hábitat son los principales
impactos humanos que sufren estos ecosistemas.
En el caso concreto de España, los expertos reclaman una especial atención,
teniendo en cuenta que es una de las zonas con mayor biodiversidad de
Europa. Por ejemplo, un estudio de varios investigadores de la Universidad
Autónoma de Madrid y del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC)
indicaba el año pasado que la declaración de parques nacionales y naturales en
la Península Ibérica no es adecuada para proteger a toda la biodiversidad en su
conjunto.
La declaración de parques nacionales y naturales en la Península Ibérica no es
adecuada para proteger a toda la biodiversidad en su conjunto
El informe, publicado en la revista Conservation Biology, reclamaba la creación
de 36 nuevas áreas que se convertirían en puntos calientes por su alto número
de especies endémicas. Por ejemplo, señalaba como zonas que se deberían
proteger el tramo final de la cuenca del Ebro, la serranía de Cuenca y diversos
puntos de Gerona, Tarragona, Málaga o Vizcaya.
Además de las zonas terrestres, los expertos recuerdan la importancia de
conservar la biodiversidad marina, más si cabe cuando se trata de hábitats que
apenas cuentan con medidas especiales de conservación. Por ejemplo, la
organización
Oceana
y
la
Fundación
Biodiversidad
han
identificado
recientemente las 25 zonas con mayor riqueza marina del Mediterráneo y del
Atlántico Sur de España, y han señalado que a finales de año harán lo propio
en el Cantábrico y en Canarias.
Cómo proteger los puntos calientes de biodiversidad
Los expertos señalan diversas medidas necesarias para conservar estos puntos
sensibles de biodiversidad. Su incorporación a los diferentes sistemas de
protección natural debería ser una de las principales acciones que habría que
emprender. Por ejemplo, el establecimiento de reservas de la biosfera, que
contribuyen a un uso sostenible de la tierra y sus recursos dentro de sus
fronteras, ha resultado una herramienta eficaz. Asimismo, lograr un equilibrio
entre la conservación natural y el desarrollo humano permite una manera
sostenible de garantizar el presente y el futuro de estos entornos.
- Imagen: U.S. Fish & Wildlife Service Por su parte, el desarrollo de normativas específicas para la conservación
natural, como la Directiva Habitats de la Unión Europea (Red Natura 2000) o la
Convención de la ONU de Diversidad Biológica, es otro elemento clave.
Los esfuerzos de conservación también se deberían centrar en la identificación
de las amenazas concretas de cada zona, de manera que se puedan plantear
acciones a medida. Por ejemplo, en el caso de la cuenca mediterránea, las
medidas contra el impacto urbanístico y agrícola generado en los últimos años
en las zonas costeras y naturales deberían ser prioritarias.
La incorporación de los puntos calientes a los diferentes sistemas de protección
natural debería ser prioritaria
La puesta en marcha de programas institucionales de cooperación regional o
las iniciativas concretas por parte de organizaciones de conservación también
contribuyen a la defensa de los hotspots. Los ejemplos son muy diversos: la
organización Conservation International (CI) desarrolla un programa concreto
para conservar estas zonas y dispone de una web con más información y un
mapamundi de estos puntos calientes; el Fondo Mundial para la Naturaleza
(WWF) ha desarrollado el programa "Global 200 Ecoregions" para priorizar el
trabajo de conservación en estas zonas; Birdlife Internacional ha identificado
218 áreas endémicas de aves y más de 11.000 áreas importantes para las
aves en todo el mundo; la Sociedad para los Ecosistemas Críticos (CEPF en sus
siglas en inglés) ofrece ayuda a las ONG y otros colectivos para proteger estos
hotspots; Plantlife Internacional coordina varias iniciativas para identificar
áreas de importancia para las plantas; Alliance for Zero Extinction reúne a
diversas organizaciones científicas y conservacionistas centradas en el estudio
de especies endémicas amenazadas, y ha identificado 595 zonas sensibles; la
Sociedad National Geographic ha creado un mapa mundial de hotspots y
diversos proyectos de datos sobre estas zonas; etc.
En cualquier caso, los expertos destacan que la conservación de estas zonas de
alta densidad endémica debe contar con la participación no sólo de las
instituciones o las ONG ambientalistas, sino también de las empresas y los
consumidores.
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