LA COMPETENCIA DESLEAL DEL TRABAJADOR Y LOS PACTOS LIMITADORES DE LA LIBERTAD AL TRABAJO. 1. Introducción. La lealtad a la empresa obliga al empleado, entre otras cosas, a no aprovecharse indebidamente de su reputación o esfuerzo, a no beneficiarse de forma ilícita con la información sobre productos, procesos y clientes que pueda proporcionarle el hecho de pertenecer a la misma, y a mantenerla informada de manera puntual de las propias actividades profesionales que puedan afectar a sus intereses. En nuestro Ordenamiento Jurídico se admite que una misma persona trabaje a la vez, ya sea por cuenta ajena o por cuenta propia, para más de un empresario, con el único límite de que el trabajador no incurra en competencia desleal. Es decir, como regla general se admite el pluriempleo o la pluriactividad y el hecho de que el trabajador, en un mismo periodo de tiempo, preste servicios para más de un empresario, sólo será justa causa de despido disciplinario cuando los actos concurrentes del trabajador sean calificados como desleales. 2. Qué actos son desleales. A falta de una definición legal precisa, nuestros Tribunales entienden la competencia desleal como, la actividad del trabajador encaminada a realizar tareas de la misma naturaleza o rama de producción de las que está ejecutando en virtud del contrato de trabajo, sin consentimiento de su empresario y siempre que le cause un perjuicio real o potencial. Así, son ejemplos de competencia desleal el hecho de que el trabajador comience a prestar servicios, por cuenta ajena o por cuenta propia, para otra empresa cuyo objeto social es coincidente con el de la sociedad que primeramente le contrató, o cuando el trabajador, cónyuge o familiares, constituyen una sociedad con el mismo objeto social que la empresa empleadora. La razón que fundamenta la posibilidad de que el trabajador desleal pueda ser sancionado por el empresario resulta lógica si se tiene en cuenta que, a cambio de la prestación de servicios, el trabajador no sólo percibe una remuneración, sino que también, se le facilita medios para adquirir experiencia y perfeccionamiento profesional que no puede posteriormente utilizar en su propio provecho y en desmérito o perjuicio para los intereses de su empresa. 3. El alcance temporal de la obligación de no competencia. La obligación que la Ley impone al trabajador de no competir con la empresa que le ha contratado se extiende a todo el periodo de duración de su contrato de trabajo, pero además, se permite que el empresario pueda pactar con el 1 trabajador afectado extender la prohibición de competencia una vez finalice la relación laboral que les vincula. Procedemos a analizar el ámbito temporal de aplicación del deber de no concurrencia desleal al que viene sujeto el trabajador. 3.1 Durante el periodo de duración de la relación laboral. La obligación que se exige al trabajador de no competir viene impuesta por Ley, por lo que no es necesario el acuerdo entre empresario y trabajador para que la misma sea plenamente eficaz. Además, tal obligación de fidelidad con la empresa no sólo es exigible en los periodos de actividad del trabajador, sino también: (i) cuando exista una suspensión de empleo y sueldo como consecuencia de una sanción disciplinaria, (ii) en los supuestos de excedencia forzosa, esto es, cuando la relación laboral del trabajador se halla en suspenso por alguno de los motivos tasados por la Ley (ejercicio de un cargo público, ejercicio de funciones sindicales, cumplimiento de un deber público o por cuidado de familiares), (iii) en tiempo de vacaciones, (iv) cuando el trabajador se encuentra de baja por incapacidad temporal. Periodos éstos en que, si bien no existe la obligación de trabajar, sí se mantienen vigentes los deberes dimanantes del contrato de trabajo como es el deber básico de no realizar actividades susceptibles de ser calificadas como desleales. Cabe destacar que, como regla general, la excedencia voluntaria exime al trabajador de la prohibición de no competir, siempre y cuando, la concesión de la excedencia por la empresa o el convenio colectivo que fuere de aplicación no establezcan lo contrario. No hay que confundir la competencia desleal, como prohibición que impone la Ley al trabajador de prestar servicios para otra empresa competidora, con la posible limitación que, mediante acuerdo expreso entre el empresario y el trabajador, se puede imponer a éste último, con el fin de que no trabaje para otra u otras empresas no competidoras. En este sentido recordemos que, sí es admitido por nuestro Ordenamiento Jurídico que el trabajador sea pluriempleado de varios empresarios cuando tal circunstancia no conlleve competencia desleal. Por lo tanto, si el trabajador, prestando servicios para otras empresas, no infringe tal prohibición legal, sólo existe una única vía puesta a disposición del empresario para garantizar la exclusividad de su empleado, la suscripción de un pacto de plena dedicación. En virtud del mismo, el trabajador, a cambio de una compensación económica, se compromete con el empresario a no prestar servicios para otra empresa durante el transcurso de toda su relación laboral. 2 Procede en este apartado hacer mención al pacto de permanencia, también considerado como una restricción a la libertad de trabajo del empleado, por cuanto que recorta su posibilidad de causar baja voluntaria en la empresa durante un tiempo determinado. Este tipo de acuerdos puede tener lugar en aquellos casos en que el trabajador ha recibido una formación especializada, sufragando la empresa los costes de la misma, para realizar un trabajo específico o para poner en marcha un proyecto determinado, obligándose el trabajador a prestar servicios para la empresa durante el tiempo que se hubiera pactado que, en ningún caso podrá exceder de los dos años computados desde el momento en que el trabajador hubiera recibido la formación. En caso de que el trabajador rescindiera su contrato de trabajo antes del plazo pactado, se generaría el derecho del empresario a exigir una indemnización por daños y perjuicios. 3.2 Una vez finalizado el contrato de trabajo. La obligación legal que se impone al trabajador de no prestar servicios, como trabajador asalariado o como autónomo, para empresas que producen o comercializan idénticos o similares productos y que se dirigen a un mismo círculo de clientes, puede dilatarse más allá de la duración del contrato de trabajo, si bien, en este caso será necesario que ambas partes de la relación laboral hayan suscrito un pacto de no competencia post contractual, regulado en el artículo 21.2 del Estatuto de los Trabajadores. Actualmente suele ser muy habitual la formalización de estos pactos con aquellos trabajadores que, durante su relación laboral han estado en permanente contacto con clientes y proveedores, que son conocedores del know how de la empresa y que, en definitiva, por ser titulares de esta información privilegiada, podrían perjudicar gravemente al empresario contratante en el supuesto en que, una vez finalizada su relación laboral, se valiera de estas circunstancias que, lógicamente, le situarían en una posición más ventajosa para competir con su antiguo empleador. Mediante el pacto de no competencia post contractual, el trabajador se obliga, una vez finalizado su contrato de trabajo, a cambio de una compensación económica adecuada y durante un periodo de tiempo nunca superior a dos años, computables desde el fin de su relación laboral, a no concurrir, por cuenta propia o ajena, en actividades coincidentes con las de la empresa para la cual trabaja. En caso de que el trabajador incumpliera el pacto deberá abonar a la empresa la indemnización que hubiera percibido. Es común a estos acuerdos que la empresa se reserve la facultad de rescindir el mismo en cualquier momento, produciéndose así un doble efecto, (i) se libera al trabajador de la obligación de no competir y, (ii) se exime a la empresa de la obligación de abonar la indemnización que se hubiere establecido en el 3 acuerdo. La jurisprudencia venía admitiendo tal posibilidad, siempre y cuando se hubiere previsto en el contrato la posibilidad de la empresa de renunciar al pacto, sin embargo, la Sentencia del Tribunal Supremo de 21 de enero del presente año ha declarado la nulidad de este tipo de cláusulas. Por lo tanto, a partir de ahora, las empresas que hubieren suscrito pactos de no competencia post contractual con sus empleados, vendrán obligadas al pago de las indemnizaciones estipuladas aunque hubiesen regulado la posibilidad de rescisión y pretendieran ejercer tal derecho. Carlos Merino Hinojosa Área de Laboral BROSETA ABOGADOS 4