La Restauración Borbónica se puede dividir en varios periodos: 1. Reinado de Alfonso XII (1875-1885). En este periodo se produce el establecimiento del sistema. Periodo de estabilidad gracias en parte a la actitud constitucional del monarca. Su vida y su prematura muerte a los 28 años le dieron una aureola de rey “romántico”. 2. Regencia de Mª Cristina de Habsburgo (1885-1902). El “turnismo” se oficializa con el Pacto del Pardo (1885). La estabilidad del sistema se quiebra con el asesinato de Cánovas en 1897, provocado por los anarquistas en represalia a la represión de la Ley antiterrorista de 1894, y la crisis del 98. 3. El reinado de Alfonso XIII (1902-1923/31). Crisis del sistema. Se rompe la alternancia de los partidos debido a: • Debilidad y crisis de los partidos dinásticos. • Auge del movimiento obrero y su contestación social. • Crisis de Marruecos. • Intromisión del ejército en los asuntos de la vida civil. • Actitud intervencionista del Rey en los asuntos de gobierno. En Europa en este periodo se consolidan los regímenes liberales-democráticos parlamentaristas y con sufragio universal, gracias a: - Buen reparto de la propiedad rural. - Avances de la industrialización. -Revolución burguesa efectiva. Esta situación eleva el nivel económico de los obreros y origina estabilidad, pero no fue el caso de España ni el de Europa Mediterránea, pues aquí: - La revolución burguesa fue incompleta. - La propiedad agrícola estaba concentrada. - La industrialización fue deficiente. Por lo tanto en España para mantener la estabilidad política había dos opciones: • Realizar reformas socio-económicas profundas, que no se llevaron a cabo. • Un sistema controlado por la Oligarquía sin participación popular. Esto fue la Restauración. La Restauración es el régimen ideado por Antonio Cánovas del Castillo que se impone en España tras el Sexenio Democrático. Se trata de una monarquía liberal controlada por la oligarquía, a través del fraude electoral, para mantener el orden social. Cánovas había encabezado el Partido Alfonsino, aglutinando a los antiguos moderados, que pidió durante el Sexenio la vuelta al trono de los Borbones. En 1873, Isabel II le dio plenos poderes y empezó a maniobrar para construir este sistema, inspirado en el modelo inglés. Fue atrayéndose cada vez más partidarios entre los descontentos del Sexenio a medida que éste evolucionaba. A punto de finalizar la dictadura del general Serrano, Cánovas anunciaba sus intenciones a través del manifiesto de Sandhurst. (Academia militar inglesa donde el futuro rey culminaba sus estudios). El texto, redactado por Cánovas pero firmado por Alfonso de Borbón, era una declaración de intenciones del sistema que se proponía para acabar con la situación ilegal que se vivía en España. La propuesta era la de una Monarquía liberal constitucional. Se justifica, en el fragmento que disponemos, mediante una defensa de la tradición constitucional española. Pocos días después de la publicación del manifiesto tiene lugar el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto (29-XII-74). Esta asonada no era lo que Cánovas deseaba, pues el prefería un medio más pacífico y legal, pero se acabó aceptando y se procedió a la formación de un gobierno provisional con Cánovas a la cabeza, que preparó la vuelta de Alfonso XII (enero de 1875) en un ambiente de moderación y conciliación. Las bases del nuevo sistema serían: 1. Pacificación militar. Para lograr la estabilidad era necesario poner fin a los conflictos abiertos en el país. 1.1. 1876. Victoria militar sobre los carlistas. La derrota obliga al pretendiente Carlos VII a marcharse al exilio. Se abolieron los fueros vascos y navarros pero se mantuvieron ventajas fiscales en estos territorios. 1.2. 1878. Arsenio Martínez Campos consigue la Paz de Zanjón, con la que habrá amnistía y autonomía administrativa para Cuba. 2. Constitución de 1876. Fue realizada por el primer parlamento de la Restauración, elegido en las elecciones con sufragio universal que organizó el gobierno provisional y que fueron fraudulentas. La mayoría conservadora elaboró una Constitución parecida a la de 1845, pero con elementos de la de 1869. Su principal característica es su flexibilidad, gracias a su ambigüedad, ya que deja a expensas de desarrollos legislativos posteriores temas importantes. Sus principios son: 2.1. Soberanía Compartida , recogida en el preámbulo y en artículo 18, entre: - Cortes: Bicamerales (artículo 19), con un senado elitista. Comparten con el rey el poder legislativo (artículo 18). - Corona. El rey es inviolable y controla el poder ejecutivo (artículo 50) y parte del legislativo (convoca y disuelve Cortes, tiene iniciativa legal y veto). 2.2. Religión católica oficial (artículo11), lo que supone un claro retroceso en lo relativo a la libertad de conciencia con respecto al Sexenio. Al menos, se toleran otras religiones. El control de la educación también quedará en manos de la Iglesia. 2.3. Reconocimiento de derechos y libertades, poco definidos pues se delega en regulaciones posteriores. 2.4. Sufragio sin concretar. Primero será censitario y desde 1890 (ley realizada por Sagasta) universal (aunque fraudulento). 3. Bipartidismo. Los dos partidos dinásticos eran de ideología liberal: -Conservador. Dirigido por Antonio Cánovas del Castillo. Estaría formado por antiguos moderados y unionistas. Su base social era la alta burguesía latifundista y financiera, la aristocracia y la jerarquía católica. Eran de carácter centralista y defensores del orden social, no dudando en aplicar una política represiva para mantenerlo sin hacer concesiones (ley antiterrorista de 1894), por eso sus periodos de gobierno se caracterizan por leyes restrictivas de las libertades (control de la educación, ley de imprenta de 1879, sufragio censitario). -Liberal. Dirigido por Práxedes Mateo Sagasta (creado en 1876). Eran los antiguos progresistas y republicanos moderados. Su base social eran la alta burguesía comercial e industrial y las clases medias. En sus gobiernos establecieron ciertas libertades como la libertad de cátedra, la libertad de expresión (Ley de prensa 1883), libertad de asociación (Ley de asociaciones 1887), y derechos políticos como el sufragio universal (1890). También realizaron algunas reformas económicas como el Código de Comercio de 1885 y reformas sociales como la emisión del Código Civil en 1889 y la abolición de la esclavitud en Cuba. 4. "Turnismo". Dos partidos (bipartidismo), denominados dinásticos por su apoyo al sistema, se turnan en el poder de forma pacífica mediante el fraude electoral. El sistema era complejo y afectaba a todo el país. En un momento dado, la Corona designa a un partido para que gobernase. Éste forma gobierno y disuelve las Cortes convocando elecciones. El ministro de Gobernación redacta el encasillado (la lista de diputados que tienen que salir elegidos) y se lo transmite a los gobernadores civiles, que imponen en su provincia los candidatos a través de los caciques locales. De esta manera no es el pueblo el que elige a sus gobernantes, sino éstos los que hacen creer al pueblo que son elegidos. A este sistema es al que hace referencia el nacionalista catalán Valentí Almirall, cuando denuncia que sólo hay un elector: el ministro de Gobernación. Pieza fundamental en este entramado fraudulento son los caciques, los cuales mediante la compra de votos, la coacción o el fraude (manipulación de censos, cambio de actas ... PUCHERAZO) imponían el encasillado en su provincia. El poder de estos caciques era especialmente notable en las áreas rurales, donde tenían en sus manos el sustento de las familias más humildes del lugar, como nos describe Benito Pérez Galdós. Sólo en las zonas urbanas era posible escapar de la tenaza de estos nuevos señores feudales, pero la población urbana era aún muy minoritaria, solo el 25% del total, con respecto a la rural. De esta manera una misma oligarquía, que ostentaba siempre los cargos políticos y administrativos, formada por la aristocracia, alta burguesía, Iglesia y el ejército, gobernaba para mantener el orden social, impidiendo a la oposición política alcanzar el poder. Este hecho es el que refleja la caricatura del documento N° 3. Da lo mismo quien gobierne, si Sagasta o Cánovas, los dos son los beneficiados alternándose en los papeles y el pueblo español es el que siempre debe mantenerlos con su trabajo. La oposición política al régimen de la Restauración se llevó a cabo por fuerzas políticas ya existentes: desde la derecha, el carlismo; desde la izquierda, el republicanismo. Pero también surgieron nuevos movimientos, como el movimiento obrero y los partidos nacionalistas. Aunque estas fuerzas de oposición no fueron decisivas en la dinámica política, son importantes porque respondían al gran problema de finales de siglo: el acceso de las masas a la política. Finalmente, lo que al principio iba a ser un amplio periodo de estabilidad política pareció tambalearse con la pronta muerte de Alfonso XII, en 1885. Esta circunstancia hizo que su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo, asumiera la Regencia de su hijo menor, el futuro Alfonso XIII. Durante este periodo se siguió manteniendo la alternancia en el poder entre liberales y conservadores, salpicada con atentados anarquistas, como el que le costó la vida a Cánovas del Castillo. Sin embargo, en estos momentos, el principal problema provenía del exterior, de las constantes insurrecciones independentistas de las colonias de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. En 1898, la intervención de Estados Unidos a favor de estos territorios, provocó la pérdida definitiva de las colonias, lo que provocó una gran conmoción entre los españoles.