Nicolás Valero Lozano Abogado INFORME SOBRE LAS OBLIGACIONES DE LOS FARMACEUTICOS EN ORDEN A LA DISPENSACION DE MEDICAMENTOS MEDIANTE LA APLICACIÓN DEL SISTEMA INDIVIDUALIZADO O PERSONALIZADO DE DISPENSACION (S.P.D.). Por Nicolás Valero Lozano Abogado Doctor en Derecho Murcia, febrero de 2010 1 Nicolás Valero Lozano Abogado Por la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), nos ha sido solicitado informe jurídico relativo a las obligaciones legales de los farmacéuticos derivadas de la dispensa de medicamentos, mediante la implantación de un sistema personalizado de dispensación a la medida de las necesidades del paciente. Al respecto y cumpliendo el encargo recibido, tenemos el honor de emitir el siguiente DICTAMEN 1. PLANTEMIENTO GENERAL. OBLIGACIONES GENERICAS DEL FARMACEUTICO EN ORDEN A LA DISPENSACION DE MEDICAMENTOS. Con carácter general establece el artículo 2.1 de la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, que “…oficinas de farmacia…y demás estructuras de atención a la salud están obligados a 2 Nicolás Valero Lozano Abogado suministrar o dispensar los medicamentos y productos sanitarios que se les soliciten en las condiciones legal y reglamentariamente establecidas”. El mismo precepto establece de manera precisa las obligaciones, exclusivas y excluyentes, de los farmacéuticos en su número 6 al señalar que, “La custodia, conservación y dispensación de medicamentos de uso humano corresponderá exclusivamente: a. A las oficinas de farmacia abiertas al público, legalmente autorizadas. b. A los servicios de farmacia de los hospitales, de los centros de salud y de las estructuras de atención primaria del Sistema Nacional de Salud para su aplicación dentro de dichas instituciones o para los medicamentos que exijan una particular vigilancia, supervisión y control del equipo multidisciplinar de atención a la salud.”. El precepto citado reconoce las principales obligaciones del titular de una oficina de farmacia en orden al cumplimiento de la dispensa de medicamentos, limitadas las mismas a su “custodia, conservación y dispensación”. Dichas obligaciones suponen una garantía para la salud pública, derecho fundamental constitucionalmente reconocido, del que el titular de la oficina de farmacia es agente proactivo en cuanto a su eficacia, que se complementa con las prohibiciones recogidas en el artículo 4 de la citada Ley 3 Nicolás Valero Lozano Abogado 29/2006, tendentes a evitar –entre otras actividades- la dispensación de combinaciones de productos, las preparados, mismas que se sustancias presenten o como medicamentos sin estar legalmente reconocidos como tales. El régimen general de obligaciones y su contrapartida de prohibiciones en orden a la dispensación de los medicamentos, tiene su cláusula de cierre mediante la previsión legal de autorizaciones previas y posteriores a la comercialización del medicamento. En tal sentido precisa el artículo 9 de la Ley 29/2006 que “1. Ningún medicamento elaborado industrialmente podrá ser puesto en el mercado sin la previa autorización de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios…”, o en su caso de la Agencia Europea de Medicamentos. Obtenidas las autorizaciones preceptivas, continúa el precepto, “…toda dosificación, forma farmacéutica, vía de administración cualesquiera y otras presentaciones modificaciones adicionales, y así ampliaciones como que se introduzcan deberán ser objeto de autorización. Todas estas autorizaciones se considerarán pertenecientes a la misma autorización global de comercialización”. Por tanto la primera conclusión a que llegamos es que la Ley 29/2006, establece las obligaciones de los titulares de oficinas de farmacia medicamentos, con en orden prohibiciones a la dispensación expresas de de dispensar productos que no hayan sido previamente autorizados, 4 Nicolás Valero Lozano Abogado limitándose la dispensación a los términos de la autorización de comercialización concedida. 2. GARANTIAS LEGALES RELATIVAS A LA DISPENSACION DE LOS MEDICAMENTOS. La Ley 29/2006 se preocupa especialmente de establecer garantías en relación con la comercialización y dispensa de los medicamentos destinatarios con de el los claro objetivo mismos, pero de proteger también de a los fijar las responsabilidades de los intervinientes en los citados procesos. Así en su artículo 12 establece las denominadas “garantías de seguridad” incluyendo entre las mismas las relativas a los estudios toxicológicos y clínicos previos así como la de “realizar una adecuada vigilancia post-comercialización de la seguridad del medicamento”. Dichas garantías de seguridad, exigibles exclusivamente a los titulares de la autorización de comercialización, se extienden a “los riesgos relativos a su utilización” por los pacientes. Esta primera garantía supone un inicial obstáculo en cuanto a la obligación del farmacéutico de dispensar dosis personalizadas por cuanto el mismo intervendría en la cadena de control post-comercial del medicamento sin que exista obligación legalmente prevista. 5 Nicolás Valero Lozano Abogado Otra circunstancia a tener en cuenta, dentro de las garantías de seguridad legalmente previstas, es la relativa a la farmacovigilancia1 por cuanto todos los titulares de una autorización administrativa de comercialización tienen la obligación de comunicar a las autoridades sanitarias de las Comunidades Autónomas las sospechas de reacciones adversas de las que tengan conocimiento y que pudieran haber sido causadas por los medicamentos que fabrican o comercializan. Dicha obligación específica de los titulares de una autorización, también se exige a los farmacéuticos en los artículos 53.2 y 54.3 de la Ley 29/2006 sin embargo detectado un efecto adverso del medicamento no podrá determinarse si el mismo es consecuencia de su fabricación o de la manipulación efectuada en el mismo, por lo que la cadena de farmacovigilancia queda alterada y, por tanto, sus resultados. En consecuencia la manipulación de los medicamentos en la elaboración de SPD supone una intervención en la “cadena de seguridad” de los mismos, intervención sobre la que no tendrían control alguno los titulares de la autorización ni los restantes profesionales sanitarios con obligaciones en dicha materia (incluidos los médicos), por lo que el sistema de farmacovigilancia se vería alterado y seriamente comprometido en cuanto a su eficacia inmediata. 1 Definida en el artículo 53 de la Ley 29/2006 como la actividad de la salud pública que tiene por objetivo la identificación, cuantificación, evaluación y prevención de los riesgos del uso de los medicamentos una vez comercializados, permitiendo así el seguimiento de los posibles efectos adversos de los medicamentos. 6 Nicolás Valero Lozano Abogado Junto a la “garantía de seguridad” se regulan en la Ley 29/2006, las garantías de “identificación” de los medicamentos (artículo 14) e “información” a los usuarios (artículo 15). Dichas garantías velan porque el paciente tenga pleno conocimiento de las características de los medicamentos que le son dispensados. A tal efecto se prevé el establecimiento de un Código Nacional de Identificación así como una información detallada en el etiquetado correspondiente (incluyendo junto a los datos del medicamento, el número de lote de fabricación, fecha de caducidad, precauciones de conservación y condiciones de dispensación). El artículo 15.4 prevé las posibles obligaciones del farmacéutico (“podrá”) en orden a rellenar, en el espacio blanco habilitado del embalaje, la posología, duración del tratamiento y frecuencia de tomas; exigiendo a las oficinas de farmacia emitir un recibo en el que se haga constar el nombre del medicamento, su precio de venta al público y la aportación del paciente, siendo éstas las únicas obligaciones de los titulares de las oficinas de farmacia en relación con la garantía de información. El mismo artículo 15 establece, en su número 5, la obligación del comercializador autorizado de medicamentos de imprimir en el envase los datos para su identificación en alfabeto braille. Obligación que se extiende al prospecto previa solicitud de asociaciones de pacientes afectados. Abundando en las garantías de seguridad e información el número 6 del artículo 15 de la Ley 29/2006 establece las 7 Nicolás Valero Lozano Abogado exigencias de presentación de los medicamentos y, específicamente, la exigencia de que “Los envases llevarán, en su caso, algún dispositivo de precinto que garantice al usuario que el medicamento mantiene la composición, calidad y cantidad del producto envasado por el laboratorio”. Las garantías de seguridad se complementan con el necesario expediente de autorización previsto en el artículo 17 de la Ley 29/2006 que expresamente permite a las Administraciones Públicas competentes que los laboratorios farmacéuticos justifiquen los controles de calidad y cualesquiera otros en el ámbito de la autorización administrativa concedida. La conclusión que resulta de las garantías legales señaladas es que el titular de una oficina de farmacia debe dispensar obligatoriamente los medicamentos en las condiciones información mismos de seguridad, determinadas bajo la por el identificación fabricante correspondiente de e los autorización administrativa. La dispensación con alteración de las citadas condiciones no aparece legalmente prevista estando por ello implícita su prohibición. Además dicha intervención intermediando entre el fabricante autorizado del medicamento y el consumidor del mismo, mediante la manipulación del medicamento en orden a su dispensación por el sistema de dosis personalizadas, rompería la cadena de responsabilidad que une al fabricante con el consumidor final, introduciendo un elemento cualificado 8 Nicolás Valero Lozano Abogado generador de riesgo derivado de la actuación del titular de la oficina de farmacia que matizaría, e incluso podría excluir, la responsabilidad del fabricante autorizado. Por otra parte la manipulación del medicamento por el farmacéutico con el objeto de elaborar el sistema personalizado de dispensación, mediante el reacondicionamiento del medicamento dispensado (previa apertura del blister que lo contenga en origen) limitaría hacerlas prácticamente extraordinariamente, desaparecer, las hasta garantías de trazabilidad exigidas en el artículo 87 de la Ley 29/2006 cuya finalidad es establecer garantías de seguridad, por cuanto la identificación de los correspondientes lotes de fabricación así como su caducidad constan en el envase y en el blister pero no constan en el concreto comprimido que, tras la manipulación que efectuara el farmacéutico, sería reacondicionado por el mismo al elaborar el SPD. Por tanto la intervención del farmacéutico eliminaría la cadena de seguridad del medicamento haciendo imposible su trazabilidad. Finalmente, debe tenerse en cuenta que la intervención del farmacéutico mediante la dispensación de dosis personalizadas previamente elaboradas por el mismo, no altera ni limita las obligaciones de identificación de los medicamentos debiendo mantener indemne la garantía de información establecida en beneficio el paciente, lo que le obligaría a suplir las obligaciones legales de los titulares de autorizaciones administrativas de fabricación, sin que exista soporte legal para ello. 9 Nicolás Valero Lozano Abogado 3. OBLIGACIONES ESPECIFICAS DEL TITULAR DE LA OFICINA DE FARMACIA RELATIVAS A LA MANIPULACION DE MEDICAMENTOS PREVIA A SU DISPENSACION. El artículo 70 de la Ley del Medicamento estableció la necesaria autorización administrativa para la “presentación, acondicionamiento y presentación a la venta” de especialidades farmacéuticas. Dicha autorización se concedía de manera exclusiva al fabricante de dichas especialidades. La autorización contenida en el precepto citado no contenía una previsión legal complementaria que posibilitara extenderla al titular de la oficina de farmacia que únicamente tenía las facultades-obligaciones de adquisición, custodia, conservación y dispensación previstas en el artículo 88 de la citada Ley del Medicamento y en el artículo 1 de la Ley 16/1997, de 25 de abril, de regulación de los servicios de farmacia. Pues bien dicha regulación se mantiene inalterada en la Ley 29/2006 que prevé las obligaciones del farmacéutico en el artículo 2.6 anteriormente analizado, contemplando en su artículo 19.8 que “La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios podrá autorizar, en las condiciones reglamentariamente establecidas, la dispensación de unidades concretas de medicamentos, con fines de atención a pacientes determinados cuya situación clínica y duración de tratamiento lo requiera. Estas unidades podrán dispensarse a partir del 10 Nicolás Valero Lozano Abogado fraccionamiento de un envase de un medicamento autorizado e inscrito, respetando primario, excepto programas la cuando, autorizados procedente integridad su del en el por la acondicionamiento marco de mencionada reacondicionamiento proyectos o Agencia, sea protocolizado y garantizando las condiciones de conservación del medicamento, así como la información al paciente.” Por tanto la normativa legal difiere a un desarrollo reglamentario medicamentos la dispensación que de podrán unidades dispensarse concretas a partir de del fraccionamiento de un envase de un medicamento autorizado e inscrito, respetando la integridad del acondicionamiento primario, sin embargo dicho desarrollo vía reglamento nunca podría incorporar obligaciones del titular de farmacia que no están legalmente previstas como tampoco alterar las obligaciones de los fabricantes titulares de las autorizaciones administrativas de comercialización y, aún menos, limitar los derechos y garantías legalmente reconocidos a los pacientes, destinatarios finales del producto. En la forma en la que aparece redactado el precepto, el desarrollo reglamentario obligaría a que la dispensación de unidades concretas se hiciese por el fabricante – lo que legalmente no es posible- o a que la elaboración de las dosis personalizadas las hiciese el fabricante con carácter previo a su dispensación, lo que además de no ser operativo ni práctico, no aparece previsto en la Ley. Asimismo debe tenerse especialmente en cuenta, en relación con el fraccionamiento de un envase de un 11 Nicolás Valero Lozano Abogado medicamento autorizado e inscrito, respetando la integridad del acondicionamiento primario previsto en el precitado artículo 19 de la Ley 29/2006 que el citado precepto se refiere a la manipulación de los denominados “envases clínicos”, cuyos destinatarios son los hospitales y los centros sanitarios que atienden las necesidades de dispensación de los pacientes ingresados en los mismos2. Las características especiales de dichos envases (en los que cada unidad de medicamento tiene su propio embalaje en el que consta su nombre, composición, lote y caducidad) hacen que cada unidad administrada mantenga los requisitos de identificación legalmente exigidos, por lo que se podría seguir la trazabilidad y las funciones de farmacovigilancia sin que resulten afectados por la manipulación efectuada al preparar la dosis personalizada correspondiente. Debido a las singulares características de estos envases las condiciones de fabricación del medicamento no son susceptibles de alteración. Además debe tenerse en cuenta que la dispensación o venta al detalle de los envases clínicos está prohibida, expresando la autorización concedida por la Agencia Nacional del Medicamento el lugar de su utilización en tanto que sus condiciones de utilización se determinan por ley, por lo que un cambio en dichas condiciones debería establecerse igualmente por una norma del mismo rango. Las especiales características de los medicamentos contenidos en dichos envases referidas a sus especiales 2 Como resultaba del artículo 48 del RD 767/1993 y del artículo 39 del RD 1345/2007 actualmente vigente. 12 Nicolás Valero Lozano Abogado condiciones de comercialización, exigen que los mismos sean autorizados para su utilización exclusiva en establecimientos especiales y no para la dispensa al público en general3. Por otra parte, la propia Ley 29/2006 prevé en su artículo 63 cuya rúbrica es “Autorización del laboratorio farmacéutico” que “…las personas físicas o jurídicas que se dediquen a la fabricación de medicamentos o a cualquiera de los procesos que ésta pueda comprender, incluso los de fraccionamiento, acondicionamiento y presentación para la venta, deberán estar autorizadas previamente por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Esta autorización será asimismo necesaria para la importación y comercialización de medicamentos e incluso para el supuesto de que el medicamento se fabrique exclusivamente para su exportación. La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios hará pública la autorización así como sus modificaciones y la extinción de la misma”. En este punto surgen dos interrogantes que deben ser objeto de contestación. La primera es si bastaría la autorización administrativa, puntual o excepcional, a favor del titular de una oficina de farmacia para que por el mismo se asumieran las obligaciones previstas para los fabricantes y comercializadores de medicamentos aun cuando no exista una exigencia legal al respecto. 3 Por esa razón el RD 1345/2007, de 11 de octubre, exige en su artículo 39 que conste la prohibición de venta al detalle y la Resolución de 15 de octubre de 1981 de la Dirección General de Farmacia y Medicamentos determinaba que podían ser objeto de preparación en envase clínico la especialidades farmacéuticas de “utilización exclusiva en hospitales” 13 Nicolás Valero Lozano Abogado La respuesta positiva a dicha interrogante supondría necesariamente reconocer que no existe una obligación legal del titular de una oficina de farmacia en tal sentido, por lo que dependería exclusivamente de su voluntad declarada y de la voluntad administrativa autorizante. Partiendo administrativa, administrativo del concepto considerando que levanta clásico la una de misma autorización como prohibición el acto previamente establecida por la norma tras comprobar que la actividad autorizada no produce perturbación alguna para el buen orden de la actividad regulada, debemos concluir que la autorización administrativa concedida al farmacéutico solicitante de la dispensación de dosis personalizadas, lo que implica necesariamente la manipulación de los medicamentos y de sus envases, no sólo concede de manera excepcional al mismo derechos que legalmente corresponden al fabricante de los medicamentos, sino que necesariamente incorpora las obligaciones previstas para tales fabricantes anteriormente enumeradas sin que pueda excusarse de la responsabilidad generada por la autorización concedida, aun cuando dicha responsabilidad limite o incluso anule la del fabricante del medicamento. En consecuencia no cabe que una simple autorización administrativa amplíe los derechos legalmente previstos por cuanto la misma únicamente puede eliminar las prohibiciones existentes en la ley para el ejercicio de un determinado derecho cuando ello conlleve una beneficio general, pero no crear nuevos derechos y obligaciones que no hayan sido objeto de 14 Nicolás Valero Lozano Abogado una previa regulación establecida en una norma con rango de ley. Por lo tanto la respuesta a la primera interrogante debe ser necesariamente negativa. Dado que las garantías legalmente exigibles para la dispensación del medicamento se establecen, fundamentalmente, en beneficio del paciente, surge la segunda interrogante; esta es, ¿puede el consentimiento informado del paciente suplir o limitar de algún modo las exigencias legalmente establecidas en su beneficio? En nuestro criterio la respuesta a la interrogante planteada ha de ser necesariamente negativa, por cuanto el citado consentimiento informado4 no puede suponer en ningún caso la inaplicación de normas legales de carácter imperativo o prohibitivo como son las que establecen las garantías de seguridad, información e identificación de los medicamentos analizadas, manteniéndose la exigencia del respeto a las mismas y la responsabilidad derivada de su incumplimiento aun cuando exista el consentimiento informado del paciente. Debemos considerar que la participación activa del titular de la oficina de farmacia en la elaboración de las dosis personalizadas, implica que el mismo asuma una garantía de calidad adicional del producto dispensado por cuanto de conformidad con lo establecido en el artículo 2 del RD 4 Considerando como tal, de acuerdo a lo dispuesto en la Ley 41/2002, la conformidad libre, voluntaria y consciente de un paciente manifestada en el pleno uso de sus facultades después de recibir la información adecuada, para que tenga lugar una actuación que afecta a su salud. 15 Nicolás Valero Lozano Abogado 1564/1992 la garantía de calidad comprende no solo al laboratorio que fabrica sino a todos aquellos laboratorios – y deberíamos entender también comprendidos los farmacéuticos autorizados-, que participan en la puesta en el mercado de medicamentos, asumiendo el control, la elaboración de alguna fase del proceso completo, el envasado o el acondicionamiento. El respeto a las normas sobre garantía de calidad exige, en todo caso, la presencia de un Director Técnico y un responsable de calidad en el proceso de dispensación, lo que parece que excede de manera clara las obligaciones de dispensación legalmente exigibles al titular de la oficina de farmacia. Además es importante reseñar que el desempeño del cargo de Director Técnico es incompatible con la titularidad de una oficina de farmacia de conformidad con lo dispuesto en el artículo 79 de la Ley 29/2006. 4. RESPONSABILIDAD DERIVADA DE MEDICAMENTOS LA PARA DEL FARMACEUTICO MANIPULACION SU DE DISPENSACION MEDIANTE UN SISTEMA INDIVIDUALIZADO DE DOSIFICACION. Tal y como hemos expuesto a lo largo del presente dictamen, la intervención del titular de la oficina de farmacia en la elaboración de dosis personalizadas de medicamentos excede las obligaciones a las que legalmente está vinculado en orden a la dispensación de medicamentos. 16 Nicolás Valero Lozano Abogado Careciendo de cobertura legal expresa, su efectividad exigiría una autorización administrativa previa a su ejercicio que debería estar reglamentada, respetando dicho reglamento el contenido de la ley de la que es norma de desarrollo, siempre y cuando el citado reglamento no fuese “contra legem” y, en consecuencia adoleciese de una causa de nulidad. Cumplidos tales requisitos, y a título meramente dialéctico, el titular de la oficina de farmacia vería ampliado extraordinariamente su ámbito de responsabilidad profesional derivado de la dispensación de medicamentos, por cuanto asumiría el riesgo de los posibles daños derivados de la variación de las condiciones del producto suministrado como consecuencia de su manipulación así como de los posibles errores derivados, no solo de la dispensa de tales medicamentos. Sino también de su manipulación y envasado. Por otra parte extendería su esfera de responsabilidad a las obligaciones derivadas de la seguridad, información y calidad de los medicamentos suministrados, que legalmente solo aparecen atribuidas al laboratorio farmacéutico que cuente con la preceptiva autorización. Asumiría en fin al intermediar, manipulando el medicamento dispensado, entre el fabricante del medicamento y su consumidor final, gran parte de las obligaciones del primero al poder ser considerado causa eficiente de los hipotéticos daños que se pudieran causar derivados de la utilización del medicamento. 17 Nicolás Valero Lozano Abogado Por otra parte la falta de cobertura legal suficiente para que por el farmacéutico se manipulen los envases de los medicamentos legalmente autorizados haría que el mismo pudiera incurrir en alguna de las infracciones contempladas en el artículo 101 de la Ley 29/2006. Infracciones que podrían ser denunciadas por cualquier afectado por dicha actuación y cuya sanción puede llegar a ser no sólo la económica prevista en el artículo 102 de la citada ley (cuyo importe mínimo es de 6.000€), sino incluso conllevar “la clausura y cierre de establecimientos, instalaciones o servicios que no cuenten con las previas autorizaciones o registros sanitarios preceptivos, o la suspensión de su funcionamiento hasta tanto se subsanen los defectos o se cumplan los requisitos exigidos por razones de sanidad, higiene o seguridad”, medida prevista en el artículo 103 de la Ley 29/2006 que no se considera legalmente una sanción. Dada la extraordinaria ampliación de su ámbito de responsabilidad, con el consiguiente coste directo (vía aseguramientos preceptivos) e indirecto que conlleva, el mismo debería tener las oportunas y equitativas contraprestaciones lo que desde luego ni se prevé en la ley ni puede ser objeto de consideración en la correspondiente autorización administrativa que se conceda. De lo expuesto cabe extraer las siguientes 18 Nicolás Valero Lozano Abogado CONCLUSIONES Primera.- La normativa aplicable a los titulares de oficinas de farmacia y, específicamente, la Ley 29/2006, establece las obligaciones de los mismos en orden a la dispensación de medicamentos, con productos no que prohibiciones hayan sido expresas previamente de dispensar autorizados, limitando la dispensación a los términos de la autorización concedida, sin posibilidad de manipulación del producto ni de su envase. Segunda.- Las garantías de salud pública legalmente previstas obligan al titular de una oficina de farmacia a dispensar obligatoriamente los medicamentos en las condiciones de seguridad, identificación e información determinadas por el fabricante de los mismos bajo la correspondiente autorización administrativa. Tercera.- La autorización administrativa concedida al titular de una oficina de farmacia para la dispensación de medicamentos mediante la elaboración de sistemas individualizados de dosificación (SPD), exige un previo desarrollo reglamentario que podría incurrir en causa de nulidad al carecer de la oportuna cobertura legal, sin que dicha insuficiencia legal pueda 19 Nicolás Valero Lozano Abogado ser suplida con la autorización concedida ni con el consentimiento informado del paciente al tratarse de normas impeditivas o prohibitivas. La intervención del farmacéutico en la elaboración de las SPD modifica legalmente la cadena establecida, de por responsabilidad lo que sería y seguridad necesaria una modificación legislativa que contemplara dicha intervención preservando las garantías establecidas, que no podría suplirse con simples autorizaciones administrativas. Cuarta.- La intervención del titular de la oficina de farmacia manipulando los medicamentos y sus envases con carácter previo a la dispensa de dosis personalizadas extiende su esfera de responsabilidad, asumiendo las obligaciones legalmente previstas para los fabricantes que tengan la correspondiente autorización administrativa, así como los costes directos e indirectos derivados de dicha función, sin contraprestación alguna legalmente exigible. Quinta .- La intervención del titular de la oficina de farmacia manipulando los medicamentos y sus envases con carácter previo a la dispensa de dosis personalizadas al carecer actualmente de cobertura legal le obligaría a asumir responsabilidades que no aparecen legalmente previstas , cuya exigencia podría ser reclamada administrativa y judicialmente, específicamente por los pacientes en cuyo beneficio se establecen las garantías legales. 20 Nicolás Valero Lozano Abogado Es cuanto, con sometimiento a cualquier otro dictamen sobre el particular mejor fundado en Derecho, cabe informar. Fdo. Nicolás Valero Lozano Abogado Doctor en Derecho Murcia a quince de febrero de dos mil diez 21