16 /// el litoral DOMINGO, 17 DE OCTUBRE DE 2010 informe Santa Fe y Paraná, origen y destino comunes (iV) El patronazgo paranaense de la Virgen del Rosario Griselda De Paoli (*) América hispana compartió el entusiasmo de los pueblos y ciudades europeos por ponerse bajo el patronazgo de uno o varios santos como demanda de protección colectiva, inscribiéndose en la continuidad de las prácticas europeas a través de diferentes mecanismos. La elección del santo era el resultado de distintas lógicas: o se echaba a suertes (interpretada como manifestación de una voluntad sobrenatural), o se determinaba por su relación con una fecha particular, o primaba la voluntad de la comunidad. La ciudad de Paraná, capital de la provincia de Entre Ríos, no registra en sus anales un acto de fundación de acuerdo con las normas y costumbres hispanas, ni disposición oficial de su establecimiento. Su origen “singular, modesto y relevante”, como dice Facundo Arce, tuvo que ver con un proceso lento e imperceptible, que se inició con la llegada de los primeros pobladores al pago de “la baxada” a fines del siglo XVI. Ese proceso se incrementaría a partir del traslado de la ciudad de Santa Fe a su sitio actual, a mediados del siglo XVII, cercanía que favoreció el desarrollo de un caserío. Era un lugar con ventajas naturales Virgen del Rosario, patrona de Paraná. Imagen que se encuentra en la Catedral Metropolitana. Fue traída de San José de Rincón, en 1731. Foto: Archivo El Litoral para el desembarco. “Allí también tomaban tierra firme los viajeros que iban a Corrientes y al Paraguay”, dice el historiador Pérez Colman. Al trasladarse la ciudad de Garay, el gobernador del Río de la Plata, Bruno Mauricio de Zabala, designó a don Francisco Javier de Echagüe y Andía como teniente de gobernador de Santa Fe, funcionario que dio acceso a los colonos a ambas costas. De ese modo se facilitó la emigración de pobladores santafesinos a “la Bajada”, donde se les ofrecían fracciones de terreno con una extensión suficiente para el trabajo y la evolución de las familias. A fin de proteger el asentamiento, vecinos y comerciantes construyeron una empalizada de palo a pique con fosos y un mangrullo. Zavala evitaba reconocer la población de la Bajada y de ese modo eludía el posible enojo del vecindario de Santa Fe, ya que la formalización de la existencia de una población a tan corta distancia podía interpretarse como un menoscabo de sus intereses y una afectación de sus derechos jurisdiccionales. En tal supuesto, el establecimiento de un nuevo cabildo hubiera impactado sobre las fuentes de recursos y defensa de Santa Fe, según Pérez Colman. Por eso la decisión sólo consideró motivos de índole espiritual, mandándose erigir la Parroquia en la Bajada con jurisdicción exclusivamente religiosa. No obstante, ésta operaría igualmente como un elemento de atracción para el establecimiento de nuevos habitantes, y a la larga implicaría la radicación de autoridades administrativas y militares. El Cabildo Eclesiástico tomó la decisión de erigir la Parroquia del Pago de la otra Banda del Paraná el 23 de octubre de 1730, indicando que se le debían entregar los “ornamentos y alhajas de la capilla que se desalojó del Rincón, cuya entrega la hará el Cura de Españoles de Santa Fe”. Este Acuerdo y el decreto del día 25 de octubre “constituyen los primeros actos gubernativos de las autoridades españolas para la organización del territorio que más tarde formaría el cuerpo político denominado provincia de Entre Ríos”, expresa Pérez Colman. Dichos documentos marcan el comienzo de la sociedad entrerriana y es una referencia necesaria cada vez que se señale la fecha de nuestro advenimiento bajo los atributos de un pueblo organizado. En esa fecha “aparece con nombres y atributos propios, el primer pueblo entrerriano”. Y el historiador agrega: “En aquel entonces, la parroquia no era una simple institución de orden puramente eclesiástico, ya que a las parroquias también les competían funciones a la vez religiosas, políticas y administrativas, y el cura se constituía en un mandatario público con competencias civiles y administrativas otorgadas por las leyes”. El ya citado Zabala, que ejercía el vicepatronato, ejecutó lo resuelto por el Cabildo el 25 de octubre, y ambos documentos -el del Cabildo y el de Zabala- pueden considerarse, como sostiene Pérez Colman, el inicio de la vida organizada del pueblo paranaense y sus alrededores. En este sentido, no hay duda de que el culto se constituyó en un valioso elemento de cohesión, de unión y de solidaridad entre los pobladores y que el cura era una persona de consulta, que solía involucrarse en los actos familiares, más allá de la asistencia espiritual que brindaba. Indudablemente, los libros parroquiales que produjo constituyen verdaderos documentos del inicio de la vida de la joven población. La capilla, creada bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, fue servida entonces por el P. Maestro Francisco Arias de Montiel, que se hizo cargo en 1731, tras lo cual se dispuso la construcción de una modestísima capilla dentro del perímetro en que se emplaza la actual catedral. Y en torno a ella se establecieron los pobladores y creció el núcleo urbano. Alfeo Zanini dice que no debe extrañar que la nueva población fuera puesta bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, ya que había sido declarada Patrona del Gran Paraná por Sebastián Gaboto en 1527. Superadas las luchas del año XX, el Dr. Francisco Dionisio Alvarez, delegado eclesiástico y cura rector de la parroquia “se preocupó por el menor esplendor que tenían las fiestas de la Virgen del Rosario respecto del especial culto que se le rendía a San Catedral de Paraná. Foto: Archivo El Litoral Miguel”. Preocupado por el asunto, y percibiendo que la opinión popular estaba dividida, manifestó al gobernador León Sola su deseo de consultar a la población. Concedido el permiso, convocó a un comicio al pueblo de Paraná y de las capillas de la campaña, de Alcaraz y la Matanza para elegir por mayoría al patrono de la parroquia. La opinión del pueblo se inclinó por la Virgen, y el 1º de enero de 1825 se la proclamó, de manera definitiva, Patrona de la Parroquia. En 1841, siendo Urquiza gobernador de Entre Ríos, Paraná fue tomada durante unos días por el ejército unitario al mando del General Paz, que sin embargo fue rechazado por la población y tuvo que abandonar el sitio. Acto seguido, reasumió Urquiza y entregó al cura párroco, Dr. Alvarez, un estandarte que el Ejército entrerriano le había tomado a las tropas de Rivero en la batalla de Arroyo Grande. Por orden del gobernador, la enseña fue colocada a los pies de la imagen de la Virgen del Rosario en la parroquia de Paraná. Demonte y Troncoso, en su trabajo “Paraná y su Parroquia”, nos dicen que “el 8 de diciembre de 1973, vivió Paraná, capital de la provincia y sede arzobispal, un hecho trascendente: la coronación de la imagen que acompaña desde 1731 a la ciudad. El pueblo paranaense, mediante valiosas contribuciones, colaboró en la confección de la corona que desde entonces enjoya a su protectora y maternal Patrona, la Virgen del Rosario. Con ello, Paraná, la ciudad que nunca fue fundada, la ciudad que nació con su parroquia, reconoció como única soberana a aquélla, que había marcado e iluminado desde sus orígenes, el andar de su pueblo, a la Virgen del Santísimo Rosario”. BIBLIOGRAFÍA - Cervera, Manuel. Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe, 1573-1853. Tomo I. Santa Fe. Librería, Imprenta y Encuadernación “La Unión” de Ramón Ibáñez. 1907. - Demonte, Cristina y Troncoso, Rosa Coralia. “Paraná y su Parroquia”. Adhesión de la Junta de Estudios Históricos de Entre Ríos al 250º Aniversario de la Erección de la Parroquia Nuestra Señora del Rosario. Paraná. Talleres Gráficos del Boletín Oficial e Imprenta. 1980. - Mentasti, Sara del Rosario. Algunas premisas para la investigación de la Historia religiosa y el fenómeno mariológico en el Litoral Rioplatense. Centro de Investigaciones Históricas del Instituto Nacional de Enseñanza Superior de Paraná. 1990. - Moritán, Santiago. “Paraná. Su fundación y evolución en 218 años”, s/d - Pérez Colman, César Luis. “La Parroquia y la Ciudad de Paraná en su segundo centenario. 1730-1930”. Paraná, Talleres Gráficos La Acción. 1930. - Ragon, Pierre. “Los santos patronos de las ciudades del México Central (Siglos XVI y XVII)”. Universidad de Rouen. - Revista Informativa de la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Confiterías y Cafés de Paraná. “1780-1980. Dos siglos y medio de existencia de Paraná”. Ediciones Después del Túnel. 1980. http://www.parana.gov.ar/plaza_1_de_ mayo.htm http://www.arzparan.org.ar/ galeria/100_9237_JPG.htm (*) Profesora de Historia. Presidenta de la Junta de Estudios Históricos de Entre Ríos “Prof. Facundo Arce”.