podemos dudar que se minorarán sus efectos desastrosos procurand o que la encuentren u n i d a , sin que por eso dejemos de reconocer los miamos y aun mas y mayores inconvenientes de tenerla poblada de y e r b a s , que nuestro autor se complace en glosar con su candor genial. L a piedra ó granizo destrozando las hojas priva á la sabia de sus laboratorios y c o n d u c t o s , ocasiona que se derrame porción de ella, y maltrata muchísimo el grano. C o n t r a tamañas averías no se conoce mas preservativo que el p a r a r a y o , todavía no experimentado á este propósito ni á ningún otro agronómico. Si la pedrea ha sido antes de la castra, y a no se hará aquel año ó se hará m u y moderada. E n cualquier época que h a y a caído se habrá de llevar m u y ceñido el p o d o inmediato para que las cepas se repongan. L o s v i e n t o s , tan útiles á la viña siendo suaves y templados, le acarrean los gravísimos perjuicios que se dejan entender por lo dicho antecedentemente cuando son ardientes, secos, frios ó m u y húmed o s , principalmente al tiempo de la madurez. Si son fuertes arrancan las brocadas y racimos, estropean las hojas y todo lo trastornan. Y a hemos inculcado varias vezes la necesidad de contar con ellos al determinar el sitio de una plantación y los medios de contener ó mitigar su acción maléfica, reducidos á los abrigos permanentes artificiales ó naturales. Siendo ellos la causa mas ordinaria del l a r d e o , ardaleo ó aljeleo, y a no debemos diferir mas tiempo la esplicacion de este fenómeno ó achaque poco entendido de nuestros viñeros. N i n g u n o ignora cuan crítica es la época que llaman del cierne ó de la flor, pero pocos han reparado en aquellos cinco hilitos terminados cada uno por su cabezita amarilla que rodean el embrión del grano entonces tan pequeñ o . T o d a v í a son menos los que están enterados de que estas cabezitas ó anteras son unos verdaderos machos, sin c u y o concurso poco ó nada adelantaría el embrión.hembra, ce-aria de producir simiente fértil, y se estinguiria al íin la casta. Las anteras en efecto se abren á su t i e m p o , que es el del cierne, y despiden un sutil polvillo amarillo de que estaban llenas, c u y o polvillo ó semen pegado á la punta del embrión mediante cierto licor que la baña revienta alli para arrojar el esperma fecundante ó aura seminal que la hembra absorve ansiosamente, resultando quedar embarazada ó en c i n t a , engruesar después, madurar y arrojar al fin por un verdadero parto su prole o semillas llamadas mas comunmente piñorxillos ó granos. E s evidente que un viento impetuoso arrebatará el delicado polvillo ó polen masculino, que el c a l o r ó sequedad escesivos con viento ó sin él deben quemarlo ó resecarlo, aue un esceso de humedad y mas si cae en lluvia lo eslabazará ó arrastrará c o n s i g o , que el frío ue intempestivo helándolo le privará de su energía engendradora, °i ooo .1 OMOT