El presente texto corresponde al primero de los veintiocho capítulos que forman las Escenas de cine mudo de Julio Llamazares, obra publicada en 1994. Cada uno de los capítulos de esta novela autobiográfica está basado en la contemplación de una vieja fotografía que evoca la infancia que pasó el autor en una aldea minera situada en el norte de España. En el primer capítulo, el narrador nos cuenta —o más bien pinta— la escena en la que un niño contempla extasiado los carteles cinematográficos expuestos en la vitrina de un modesto cine donde sus padres están viendo la película que se exhibe. Por debajo de esta descripción sencilla, el relato da lugar a una meditación del cine como mundo de ensoñación que se extiende a la realidad y, en un complejo juego de mirajes, también a la memoria de una vida individual que con ello se hace ficcional. A continuación, analizaremos primero la experiencia cinematográfica intradiegética con la écfrasis de la película imaginada por el protagonista, y luego estudiaremos el desdoblamiento de esta escena en el nivel extradiegético y sus consecuencias para el estatuto del recuerdo autobiográfico. A. EXPERIENCIA CINEMATOGRÁFICA INTRADIEGÉTICA: Niño mirando carteles 1. Imágenes fílmicas aisladas y estáticas (12–25) 2. Imágenes desencadenando la imaginación del niño 2.1 Proceso hermenéutico: Niño formando hipótesis (“quizá”, 21, “talvez”, 24) en busca de coherencia 2.2 Écfrasis de las imágenes que se transforman en película imaginada: signo estático > signo dinámico, dimension temporal, movimiento, representación a la vez de la imagen y de su reflejo en la mente del niño (“despeinado”, 15, “parpadea”, 18, “vuelan”, 20) 2.3 Carteles creando ficción y sueño (“vitrina de sus sueños”, 46) 3. Extensión de la ficción al ambiente local, superposición imaginación–realidad: alternancia de elementos imaginarios y reales (26–40) 3.1 realidad de la aldea minera: “barracón de la mina”, 26, “frío”, 27, “pueblo sobre el que tiemblan la lluvia y las estrellas heladas”, 28, “pabellones”, 30, “vagonetas”, 30, “voces que retumban”, 31, “Cine Minero”, 49 3.2 imaginación de una ciudad lejana: “siente ya nada”, 27, “calles de una ciudad muy lejana”, 29s., “hoteles”, 30, “automóviles que brillan … como diamantes”, 30s., “voces mucho más limpias y claras”, 33, “una mujer rubia le espera para besarlo”, 35 Transición: desdoblamiento de la analizada experiencia visual en otro nivel, correspondiendo al desdoblamiento del personaje (narrador–niño) B. EXPERIENCIA CINEMATOGRÁFICA EXTRADIEGÉTICA: Narrador mirando a un niño mirando carteles 4. Identidad del niño y del narrador (1s.) — Paralelismo de los actos de contemplación (la agudeza de la narración consiste en ocultar hasta el final el hecho de que el narrador está mirando una fotografía) 5. (corr. a 1) Imagen aislada y estática: Niño parado delante del cine (45s.) 6. (corr. a 2) Imagen transformándose en una ‘película de su niñez’ — écfrasis del cartel extradiegético lo convierte en ficción 6.1 Niño junto a actores de Hollywood (44–50) 6.2 Colores de la memoria = colores del cine (44) — recuerdo de su niñez en blanco y negro (“tejados negros”, 7, “olor húmedo y negro”, 38, cf. “cielo negro y blanco”, 18s.) 6.3 Recuerdos de niñez llevando el mismo título que la película de ficción: “Horizontes lejanos” (49ss.) — hace eco a la problemática del recuerdo mencionado al principio (“esa dimensión”, 1, “vaho de la memoria”, 1s.) — aspecto circular/cerrado del texto (1⟷51) 6.4 Título del conjunto de la novela autobiográfica: Escenas de cine mudo — memoria que se transforma en ficción, en algo irreal con el paso de los años, en melancolía