Editor ial •5 Patrimonio ambiental de la Universidad de Los Andes. El Abuelo: árbol emblemático de la Estación Experimental Caparo. Barinas, Venezuela Universidad de Los Andes environmental heritage. El Abuelo: emblematic tree in the Caparo Forest Reserve. Barinas, Venezuela En la Progresiva 2+400 de la Pica Ocho, Área Experimental de la Reserva Forestal Caparo, estado Barinas, Venezuela, sobresale con su silueta imponente un árbol considerado el emblema de la Estación Caparo, un ejemplar de la especie conocida comúnmente como Saqui-saqui blanco, (Pachira quinata (Jacq.) W. S. Alverson; familia Malvaceae (subfamilia Bombacoideae) según el sistema de clasificación APG (2003) o Bombacaceae según Cronquist (1981). Su gran porte además de su tronco de potentes contrafuertes sobre el que se marca una circunferencia de 9 m y con una primera bifurcación a los 22 m, se destaca también por su copa impresionante que tal vez alcance una cobertura de 3.500 m², un todo que ha sugerido estar relacionado con su senectud pues se le calculan unos 500 años de vida, aunque nunca se le han efectuado estudios de datación. Este árbol es conocido ahora como El Abuelo. Se atribuye este nombre a don Jesús Bolaños, uno de los baquianos mayores de Caparo, quien lo distinguió así en el verano de 1974 cuando se hizo necesario abrir una pica intermedia entre la 8 y la 9, identificada como Pica 8 Auxiliar, la cual facilitaría la comunicación terrestre entre las diferentes áreas de ensayos. En esta nueva pica, a unos 150 m al Norte del camino antecesor del camellón y antes de la calceta se encontró una mancha de árboles de saqui-saqui en el lugar conocido tiempo después como el Popo, formada por unos 160 árboles en una superficie algo menor de 3 hectáreas, un hecho que llamó la atención por su rareza pues en el inventario forestal apenas se contaban unos 5 ejemplares de esta especie por hectárea. Don Jesús indicó que “en la mancha había colinos de diferentes camadas” por las marcadas diferencias en diámetro y altura de sus componentes, al tiempo que comentaba que él conocía al abuelo de todas esas generaciones dirigió sus pasos hasta este célebre árbol, localizado a unos mil metros hacia el sureste. Desde ese momento se le conoce como El Abuelo, uniéndose así a la lista de árboles que han servido de referentes toponímicos en el área, tales como la Palma Pintada, el Apolo 11, el Charo de la 8-A o el Manguito. Por entonces, fuera de los baquianos, no había mucha gente que conociera la existencia de los gigantescos saqui-saquis que medran en los bancos arenosos y que se salvaron del hacha de los madereros justamente porque sus enormes contrafuertes, aletones o “cachamas” en el lenguaje de los baquianos, dificultaban su tumba; los madereros perseguían más al saqui-saqui rosado de fuste más cilíndrico y de aletones más pequeños. La fronda de El Abuelo que con esa altura crea una isla vegetal, es el asiento de centenares de otras plantas que aprovechan sus gruesas ramas como substrato: Orquídeas, Cactáceas, Bromeliáceas, Hongos, Algas y Líquenes que aprovechan ese leñoso espacio, convertido en privilegiado penthouse, que les brinda además de sostén, agua, luz y nutrientes; espacio donde aparecen también enjambres de insectos, lagartijas y animales de vuelo que llegan para descansar o para otear a sus presas. Es curioso hacer referencia a la edad de El Abuelo, porque podría especularse que en 1531, siendo apenas un ejemplar de 20 años, el Welser Nicolás de Federman pasó por su vera cuando se dirigía a Santa Fe de Bogotá por el camino de indios que cruzaba la zona, así como el Cacique Manaure en su viaje hacia los Revista Forestal Venezolana, Año XLviI, Volumen 57(1) ENERO-junio, 2013 6• editorial llanos. El Abuelo ha debido ser testigo presencial de las ceremonias fundacionales de Santa Bárbara en 1710 y de Guasdualito en 1770; también pudo haber sido testigo del hecho histórico de la incorporación de Páez al ejército patriotaocurrido en Santa Bárbara en 1813, y en junio de ese mismo año, de la captura en San Camilo del Coronel Antonio Nicolás Briceño. El Abuelo se ha convertido en el árbol más fotografiado de Caparo, centenares de visitantes que pasan bajo su sombra no desperdician la oportunidad de fotografiarse frente al gigante o haciéndole ruedo entrelazando sus manos. También ha sido objeto de crónicas y artículos de prensa y su altiva figura es familiar hasta en las páginas de internet. Quiera Dios que El Abuelo viva por muchísimo tiempo más y con él la selva que lo rodea en las 7.900 hectáreas de la Estación Experimental de Caparo. EL ABUELO (2002) En las selvas deciduas de bancos arenosos, destaca en la manigua tu perfil majestuoso En tus nombres Murea, Saqui-saqui o Pochota, tu indígena ralea de tu semblante brota En tu porte que admira savia azul se delata, gran cacique Pachira de la tribu quinata OMAR CARRERO ARAQUE Revista Forestal Venezolana, Año XLviI, Volumen 57(1) ENERO-junio, 2013