U.D. 7 TEMA 5 EL JUDAÍSMO HELENÍSTICO EN LA DIÁSPORA I.- Los judíos de la diáspora y el helenismo El judaísmo de la diáspora es un fenómeno muy importante. En tiempos del Nuevo Testamento los judíos residentes en el extranjero, frecuentemente desde hacía siglos, eran mucho más numerosos que los mismos judíos de Israel, como ocurre también hoy. En tiempo de Octavio Augusto se habla de una población judía, dentro del imperio Flavio Josefo romano, de unos cuatro millones y medio de judíos, de los que en Israel no había más de un millón. Flavio Josefo nace en Judea hacia el 37 d.C., sacerdote y El judaísmo se encontraba en contacto directo con la fariseo de Jerusalén, jefe cultura helenística y el influjo de la filosofía griega se deja militar durante la rebelión del sentir en el campo religioso; el judaísmo de la diáspora insiste 66 d.C. Capturado por los menos en los aspectos culturales y mucho más en los éticos y romanos, consigue hallar morales. Elementos típicamente judíos como el templo, el gracia ante Vespasiano culto, el sacerdocio y las prácticas rituales ven muy reducida su fingiéndose loco y luego importancia en relación con el contenido moral, que coloca al profeta; al llegar a Roma será judaísmo en un nivel ético superior respecto al paganismo. liberado. Josefo es un historiador de capital La gran fuerza moral del judaísmo ejercía efectivamente importancia para nosotros. La una cierta influencia en el paganismo. Muchos paganos Historia de la guerra judía, solicitaban entrar en el judaísmo corno prosélitos; aunque no compuesta entre el 76 y el 79 circuncidados, y por tanto no del todo incorporados al pueblo d.C. es la fuente principal judío, estos "temerosos de Dios" observaban los preceptos para la reconstrucción de los fundamentales de la Torá y participaban en la vida de la acontecimientos relativos a la sinagoga. El centurión Cornelio, protagonista de He 10, es segunda revuelta judía, de la ciertamente uno de ellos. que fue testigo ocular y protagonista directo. Usa a Sin embargo, el modo de vivir judío provocaba a menudo las fuentes con menudo tensiones y choques, que podían terminar incluso en libertad, e incluso a veces verdaderas persecuciones. El hecho de considerarse de algún tendenciosamente. Respecto modo separados del resto de la sociedad, de proclamar una fe a la guerra judía, está claro superior a las restantes, de vivir según leyes rígidamente que intenta justificarse a sí observadas y en el fondo extrañas, al menos a los ojos de un mismo y al partido fariseo pagano, suscitaban sentimientos de sospecha y hostilidad. Sin atribuyendo a los grupos más embargo, bajo el imperio romano los judíos gozaban de una extremistas la responsabilidad autonomía bastante amplia, especialmente en el campo de la derrota. De todas formas religioso, si bien a nivel popular no gozaban de buena fama, la obra de Josefo es muy a corno lo atestiguan las persecuciones ocurridas durante el breve menudo la fuente principal de reinado de Calígula (37-41 d.C.). El edicto del emperador que disponemos. Claudio, dirigido a los ciudadanos de Alejandría en el 41 d.C., exhorta a no cuestionar el derecho de los judíos a su libertad C.E.T. TENERIFE SEMINARIO DIOCESANO LA LAGUNA religiosa y al mantenimiento de sus costumbres, e invita a la "comprensión y amistad recíproca". Sin embargo, el mismo Claudio expulsó a los judíos de Roma a consecuencia de motines antijudíos (el hecho se recuerda en He 18,1-4). II.- Los judíos de Egipto: Alejandría En Alejandría, ciudad muy floreciente e importante en este período, el judaísmo conoce un período de gran vitalidad. Hacia el 132 a.C., el nieto de Ben Sirá, llegado a Alejandría, traduce allí el libro del Sirácida, que nos ha llegado completo gracias a esta versión. En el prefacio, el anónimo nieto afirma que ha llevado a cabo su trabajo pensando en los que, viviendo en el extranjero, desean vivir conforme a la ley. A finales del siglo I a.C., durante el imperio de Augusto (31 a.C.-14 d.C.), nacerá otra obra análoga, que entrará luego en el canon católico, el libro de la Sabiduría, destinado a la formación de los jóvenes judíos de Alejandría, tentados a menudo a abandonar la fe judía. El libro de la Sabiduría intentará osadamente anunciar a su tiempo el mensaje bíblico usando categorías y lenguaje griegos, operación que marcará también a los comienzos del cristianismo. Filón Filón, nacido entre el 25 y el 13 a.C., murió ciertamente después del 40 d.C., y vivió y trabajó en Alejandría. De él quedan muchas obras, escritas en griego, dirigidas a los judíos alejandrinos más cultos. El interés de Filón es ante todo comentar y explicar la Biblia, y luego relacionar el judaísmo con la filosofía griega, dándole un fundamento racional. La propuesta de Filón va dirigida al mundo helenístico intentando hacer aceptable la fe judía; pero sobre todo se dirige al judaísmo, al que se le invita a no considerarse en absoluto inferior al mundo griego. La filosofía de Filón y su método alegórico de interpretar la Biblia ejercerán grandísima influencia también en el cristianismo, particularmente en la que se llamará escuela alejandrina (Clemente y Orígenes). La obra de mayor relieve del judaísmo alejandrino será, sin embargo, la traducción griega de la Biblia hebrea, conocida como los Setenta. La realidad histórica es muy simple; en el período tolomaico las comunidades judías presentes en Egipto sintieron la necesidad de una traducción que les permitiese leer la Biblia en la lengua usada diariamente, el griego, como lo testimonia ya el prólogo de Ben Sirá. Aquella traducción, limitada en un primer tiempo sólo al Pentateuco, se amplió también sucesivamente, en un lapso de tiempo que llega hasta el siglo I a.C., a los demás libros de la Biblia hebrea, añadiendo otros textos redactados en aquel período, como el libro de Ben Sirá (Sirácida), los Macabeos, la Sabiduría y otros, algunos de los cuales no entraron tampoco en el canon de las Iglesias cristianas. El judaísmo se negará a reconocer la canocidad de los libros contenidos sólo en los Setenta, limitando la lista de los libros inspirados sólo a los contenidos en la Biblia hebrea; por tanto, eliminando 1-2 Mac, Jdt, Tob, Sab, Si, Bar y algunas adiciones de Est y Dan. El canon católico acogerá todos esos libros, pero negándose a reconocer la inspiración de otros textos de los Setenta, como los Salmos de Salomón, las Odas y 3-4 Macabeos. La literatura del judaísmo de la diáspora comprendía además dos nombres importantes. Filón y Flavio Josefo, ambos importantes por diverso título, no sólo para la historia de Israel, sino también, en particular Filón, para la misma historia del cristianismo. C.E.T. TENERIFE SEMINARIO DIOCESANO LA LAGUNA