DERECHO A LA PROPIA IMAGEN La reproducción sin autorización

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DERECHO A LA PROPIA IMAGEN
La reproducción sin autorización de una imagen puede
dar lugar a una indemnización al vulnerarse un derecho
fundamental
Si durante una excursión a un lugar público, como un parque de atracciones, se
tomara la imagen de una familia disfrutando de esa jornada sin su consentimiento,
¿sería legal utilizarla después como reclamo publicitario? La respuesta es negativa. La
Constitución reconoce como fundamental el derecho a la propia imagen. Su
vulneración supone una intromisión ilegítima en el espacio protegido de una persona y
da lugar a que ésta sea resarcida. Salvo cuando se trate de personas que ejercen
cargos públicos o que tienen proyección pública, y su imagen sea captada con fines
informativos, es necesario otorgar una autorización para la captación, reproducción o
publicación de imágenes, una obligación que la Ley elimina cuando la imagen aparece
como "accesoria" de la información sobre un suceso o acaecimiento público.
Determinar cuándo se comete una violación del derecho de imagen no es fácil, hay
que analizar caso por caso, pero existen unas pautas que ayudan a determinar qué
situaciones pueden ser ilegítimas.
¿Dónde están los límites?
El artículo 18.1 de la Constitución otorga a los derechos al honor, a la intimidad
personal y familiar y a la propia imagen rango de fundamentales. Esta definición
establece la necesidad de respetarlos y pone límite al ejercicio de la libertad de
expresión porque, según explica la abogada Lidia Barrio, "en sentido jurídico, implica
la facultad exclusiva del interesado a difundir o publicar su propia imagen y, por tanto,
su derecho a evitar su reproducción". Sin embargo, la reproducción o difusión de una
imagen no siempre es consentida por la persona, ya sea un personaje público o
anónimo, y es ahí donde se puede cometer una infracción. "El derecho a la imagen es
innato, irrenunciable e inalienable, es el derecho de la persona a que los demás no
reproduzcan los caracteres esenciales de su persona sin su consentimiento. Violarlo
significa un atentado contra los derechos fundamentales de la persona", reflexiona
Barrio.
La ley no impide la captación, reproducción o publicación de imágenes de personas
que ejercen cargos públicos o que tienen proyección pública. No es necesario que
éstas den su consentimiento para que su imagen pueda ser recogida en los medios de
comunicación, aunque sólo cuando se emplee con fines informativos. Otros usos o
fines, como los publicitarios y comerciales, requieren siempre consentimiento. Cuando
se trata de personas sin proyección pública, la captación, reproducción o publicación
de su imagen es, a priori, una intromisión ilegítima,
"Cuando se trata de personas sin proyección pública, la captación, reproducción o
publicación de su imagen es, a priori, una intromisión ilegítima" "excepto cuando la
imagen aparece como meramente accesoria respecto a la información sobre un
suceso o acaecimiento público". No obstante, hay que analizar cada caso por
separado y es ahí donde reside la polémica. "Para su valoración hay que tener en
cuenta las ideas que prevalezcan en cada momento en la sociedad", apunta la letrada.
En una sentencia del Tribunal Supremo, de julio de 2004, se consideró que se había
producido una intromisión ilegítima al publicarse en un periódico una fotografía de
tamaño considerable con la imagen clara de unas personas jóvenes, que no dieron su
consentimiento para la publicación. La imagen formaba parte de un reportaje referido a
la ingestión de bebida alcohólicas, lo que se estima un 'tema marginal', por lo que se
consideró como "atentatoria" contra su derecho al honor.
En el caso de personas fallecidas, el derecho a la imagen no se extingue, ya que el
ejercicio de las acciones de protección civil del honor, la intimidad o la imagen de esta
persona corresponde a quien haya designado para ello en su testamento. Si en el
testamento no se recoge este deseo o la persona designada fallece, "estarán
legitimados para recabar la protección el cónyuge, los descendientes, ascendientes y
hermanos de la persona afectada que viviesen al tiempo de su fallecimiento". "A falta
de todos ellos, el ejercicio de las acciones de protección corresponderá al Ministerio
Fiscal, que podrá actuar de oficio o a instancia de persona interesada, siempre que no
hayan transcurrido más de ochenta años desde el fallecimiento del afectado", recuerda
Lidia Barrio. En otra sentencia de 2005, el Tribunal Supremo no consideró ilegítima la
difusión en un canal de televisión de las imágenes de un fallecido en accidente de
tráfico. Aunque la familia aseguró que la difusión de esas imágenes supuso una
intromisión ilegítima en su derecho al honor, se estimó que esas imágenes eran
"accesorias" respecto a la información esencial del programa y su objetivo: hacer
reflexionar a los espectadores acerca de los graves riesgos de la circulación, llamar a
la prudencia de los conductores y dar a conocer el funcionamiento de los servicios
médicos y de emergencias.
El derecho a la intimidad supone para la persona la garantía de "un ámbito reservado
de su vida frente a la acción y al conocimiento de terceros", tanto poderes públicos
como particulares. Así lo regula la Constitución, que liga este aspecto al respeto de la
dignidad. "El derecho a la intimidad atribuye el poder de resguardar ese ámbito
reservado por el individuo para sí y su familia de una publicidad no querida. Garantiza
el derecho de todo individuo al secreto, a ser desconocido, a que los demás no sepan
quién es, que ha hecho, ni lo que le ha pasado, quedando resguardada toda su vida
privada de la curiosidad ajena, sea cual fuere el contenido de esa vida privada",
explica Barrio. En ocasiones, la publicación de una fotografía, por pequeña que sea,
vulnera el derecho a la intimidad, por lo que el Tribunal Constitucional establece que
"mediante la captación y reproducción gráfica de una determinada imagen de una
persona se puede vulnerar su derecho a la intimidad sin lesionar el derecho a la propia
imagen, lo que sucederá en los casos en los que mediante las mismas se invada la
intimidad, pero la persona afectada no resulte identificada a través de sus rasgos
físicos".
Indemnizaciones
El derecho a la imagen es un derecho fundamental. Por ello, su vulneración puede dar
lugar a una indemnización por parte de quien comete la intromisión. Pero no es fácil
determinar cuándo se comete esa intromisión. Para Lidia Barrio, "en la colisión entre
derecho a la información y derecho al honor, intimidad e imagen, habrá que valorar la
relevancia pública de la información que se difunde. Para que prevalezca el derecho a
la información ésta debe ser de relevancia pública y no debe tener por único fin el
satisfacer la curiosidad ajena. Si en esta valoración gana el derecho a la información,
perderíamos el derecho a ser indemnizados". Es decir, la reproducción sin autorización
da lugar al derecho a ser resarcido por la violación de los derechos que se recogen en
la ley orgánica de 5 de mayo de 1982 de derecho al honor, a la intimidad personal y
familiar y a la propia imagen. En todo caso, se considera ilegítimo:
•
•
La captación, reproducción o publicación por fotografía, filme o cualquier otro
procedimiento, de la imagen de una persona en lugares o momentos de su vida
privada o fuera de ellos, si bien el derecho a la propia imagen no impide:
o a) Su captación, reproducción o publicación por cualquier medio cuando
se trate de personas que ejerzan un cargo público o una profesión de
notoriedad o proyección pública y la imagen se capte durante un acto
público o en lugares abiertos al público.
o b) La utilización de la caricatura de estas personas, de acuerdo con el
uso social.
o c) La información gráfica sobre un suceso o acaecimiento público
cuando la imagen de una persona determinada aparezca como
meramente accesoria.
La utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines
publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga.
La Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, reconoce la posibilidad de pedir una
indemnización y extiende ésta al daño moral, que se analiza de acuerdo a las
circunstancias del caso y a la gravedad de la lesión producida. En cuanto al importe de
la indemnización por el daño moral, cuando se trata de personas fallecidas, su cobro
corresponde a la persona legitimada para recabar la protección de la imagen, en la
proporción en que la sentencia estime que han sido afectadas, mientras que cuando
"el titular del derecho lesionado fallezca sin haber podido ejercitar por sí o por su
representante legal las acciones previstas en esta ley, por las circunstancias en que la
lesión se produjo", se entenderá la indemnización comprendida en la herencia del
perjudicado o perjudicada. Las acciones de protección frente a las intromisiones
ilegítimas caducan, eso sí, transcurridos cuatro años desde que la persona legitimada
pudo ejercitarlas, a la vez que no se entiende como intromisión ilegítima la captación y
reproducción de una imagen cuando esté expresamente autorizada por Ley o cuando
el titular del derecho haya otorgado su consentimiento expreso, como en el caso de los
y las modelos o los participantes en un programa de televisión, que firman un contrato
de cesión de derechos de imagen.
En esta línea, la imagen es propia de cada persona, que manda sobre ella y decide su
uso. No seria posible, por lo tanto, que durante una excursión a un lugar público, como
un parque de atracciones, se tomara una imagen de una familia que disfruta de la
jornada para emplearla, más tarde, como reclamo publicitario. El código deontológico
de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), establece la
necesidad de respetar el derecho a la imagen "sin perjuicio de proteger el derecho de
los ciudadanos a estar informados", pero no justifica la publicación o difusión de una
imagen con fines publicitarios o comerciales. Además, reconoce que "sólo la defensa
del interés público justifica las intromisiones o indagaciones sobre la vida privada de
una persona sin su previo consentimiento" y defiende que, en el tratamiento
informativo de los asuntos en que medien elementos de dolor o aflicción, se deben
evitar "la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos
y circunstancias". La FAPE hace especial hincapié en el tratamiento de la imagen de
personas ingresadas en centros hospitalarios o en instituciones similares y de los
menores.
Protección de los menores
El tratamiento de las imágenes de los menores es una de las cuestiones que más
preocupa. "Distorsionar su imagen en prensa o en televisión es una práctica habitual y
sería una manera de protección del derecho a la imagen del menor", precisa Barrio. La
Ley distingue entre menores emancipados y no emancipados, que están bajo la patria
potestad de sus padres y son quienes les representan legalmente y administran sus
bienes. Son los padres quienes deben firmar los posibles contratos de cesión de
derechos de imagen, en representación de sus hijos,
Son los padres quienes deben firmar los posibles contratos de cesión de derechos de
imagen, en representación de sus hijos aunque la experta hace algunas matizaciones:
"tratándose de contratos que obliguen al menor a realizar prestaciones personales,
como trabajar de modelo, se requiere el previo consentimiento del menor, si tuviera
suficiente juicio". Desde el punto de vista del derecho a la imagen e intimidad, el
consentimiento de los menores, "aunque sean incapaces", aclara la abogada, debe ser
prestado por ellos mismos si sus condiciones de madurez lo permiten. "En los
restantes casos, el consentimiento habrá de otorgarse mediante escrito por su
representante legal, quien estará obligado a poner en conocimiento previo del
Ministerio Fiscal el consentimiento proyectado. Si en el plazo de ocho días el Ministerio
Fiscal se opone, resolverá el Juez", añade.
Cuando se firma un contrato, hay que leerlo con atención, ya que es posible que la
imagen sea posteriormente utilizada en más ocasiones de las que se piensa.
Cualquier detalle de este tipo debe quedar especificado en el contrato, que estará
firmado tanto por el fotógrafo como por la persona fotografiada o sus representantes.
También es conveniente que contenga los datos del fotógrafo y del modelo (o del
padre, madre o tutor), una cláusula que especifique que el modelo está de acuerdo
con la realización de las fotografías, el lugar y la fecha en la que se realizan las
instantáneas, el consentimiento de cesión de los derechos de imagen que otorga el o
la modelo y la retribución que recibe. Hay que tener en cuenta que una vez que se
ceden las imágenes a quien las realiza, es esta persona quien tiene los derechos
sobre ellas y, por lo tanto, decide cómo y cuándo se reproducen. Cualquier punto que
se quiera precisar sobre esta cuestión debe quedar recogido en el contrato.
ANEXOS:
1.- L.O. de Protección del Honor, Intimidad Y Propia Imagen
2.- Artículo de Borja Jalón “Derecho a la propia Imagen”
3.- Publicación de la fotografía de una policía municipal en el ejercicio de un cargo
público, protegida por la libertad de información. Sentencia del tribunal Supremo
denegando el amparo al policía. (Enlace a la sentencia)
4.- Una modelo demanda al fotógrafo que le hizo un book por vender una de las fotos
para ser publicada en un libro. (Enlace a la sentencia)
ANEXO 1
Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de Protección Civil del Derecho al
Honor, a la Intimidad Personal y Familiar y a la Propia Imagen.
CAPÍTULO II.
DE LA PROTECCIÓN CIVIL DEL HONOR, DE LA INTIMIDAD Y DE LA PROPIA IMAGEN.
Artículo Séptimo.
Tendrán la consideración de intromisiones ilegítimas en el ámbito de protección delimitado por el
artículo segundo de esta Ley:
Uno. El emplazamiento en cualquier lugar de aparatos de escucha, de filmación, de dispositivos
ópticos o de cualquier otro medio apto para grabar o reproducir la vida íntima de las personas.
Dos. La utilización de aparatos de escucha, dispositivos ópticos, o de cualquier otro medio para
el conocimiento de la vida íntima de las personas o de manifestaciones o cartas privadas no
destinadas a quien haga uso de tales medios, así como su grabación, registro o reproducción.
Tres. La divulgación de hechos relativos a la vida privada de una persona o familia que afecten
a su reputación y buen nombre, así como la revelación o publicación del contenido de cartas,
memorias u otros escritos personales de carácter íntimo.
Cuatro. La revelación de datos privados de una persona o familia conocidos a través de la
actividad profesional u oficial de quien los revela.
Cinco. La captación, reproducción o publicación por fotografía, filme, o cualquier otro
procedimiento, de la imagen de una persona en lugares o momentos de su vida privada o fuera
de ellos, salvo los casos previstos en el artículo octavo, dos.
Seis. La utilización del nombre, de la voz o de la imagen de una persona para fines
publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga.
Siete. La imputación de hechos o la manifestación de juicios de valor a través de acciones o
expresiones que de cualquier modo lesionen la dignidad de otra persona, menoscabando su
fama o atentando contra su propia estimación.
Artículo Octavo.
Uno. No se reputará, con carácter general, intromisiones ilegítimas las actuaciones autorizadas o
acordadas por la Autoridad competente de acuerdo con la Ley, ni cuando predomine un interés histórico,
científico o cultural relevante.
Dos. En particular, el derecho a la propia imagen no impedirá:
a.
b.
c.
Su captación, reproducción o publicación por cualquier medio cuando se trate de personas que
ejerzan un cargo público o una profesión de notoriedad o proyección pública y la imagen se
capte durante un acto público o en lugares abiertos al público.
La utilización de la caricatura de dichas personas, de acuerdo con el uso social.
La información gráfica sobre un suceso o acaecimiento público cuando la imagen de una
persona determinada aparezca como meramente accesoria.
Las excepciones contempladas en los párrafos a) y b) no serán de aplicación respecto de las autoridades
o personas que desempeñen funciones que por su naturaleza necesiten el anonimato de la persona que
las ejerza.
Artículo Noveno.
Uno. La tutela judicial frente a las intromisiones ilegítimas en los derechos a que se refiere la presente
Ley podrá recabarse por las vías procesales ordinarias o por el procedimiento previsto en el artículo
53.2, de la Constitución. También podrá acudirse, cuando proceda, al recurso de amparo ante el
Tribunal Constitucional.
Dos. La tutela judicial comprenderá la adopción de todas las medidas necesarias para poner fin a la
intromisión ilegítima de que se trate y restablecer al perjudicado en el pleno disfrute de sus derechos, así
como para prevenir o impedir intromisiones ulteriores. Entre dichas medidas podrán incluirse las
cautelares encaminadas al cese inmediato de la intromisión ilegítima, así como el reconocimiento del
derecho a replicar, la difusión de la sentencia y la condena a indemnizar los perjuicios causados.
Tres. La existencia de perjuicio se presumirá siempre que se acredite la intromisión ilegítima. La
indemnización se extenderá al daño moral que se valorará atendiendo a las circunstancias del caso y a
la gravedad de la lesión efectivamente producida, para lo que se tendrá en cuenta en su caso, la difusión
o audiencia del medio a través del que se haya producido.
También se valorará el beneficio que haya obtenido el causante de la lesión como consecuencia de la
misma.
Cuatro. El importe de la indemnización por el daño moral, en el caso del artículo cuarto, corresponderá
a las personas a que se refiere su apartado dos y, en su defecto, a sus causahabientes, en la proporción
en que la sentencia estime que han sido afectados. En los casos del artículo sexto, la indemnización se
entenderá comprendida en la herencia del perjudicado.
Cinco. Las acciones de protección frente a las intromisiones ilegítimas caducarán transcurridos cuatro
años desde que el legitimado pudo ejercitarlas.
ANEXO 2
DERECHO A LA PROPIA IMAGEN
Este breve artículo no pretende ser una obra doctrinal de altura sino tan sólo dar unas
breves pinceladas sobre el derecho a la propia imagen que sirva de utilidad a
fotógrafos y modelos que normalmente son legos en Derecho. Por ello, he
“descafeinado” términos jurídicos tratando de hacer un texto accesible y ameno sin por
ello desvirtuar los contenidos, pero sacrificando un poco la profundidad a la que un
estudio pormenorizado podría llevar y que dejaría de ser tan breve. También he
tratado de hacerlo práctico y orientado a nosotros, fotógrafos y modelos, de tal forma
que aunque la Ley contiene amplitud de casos, yo me limito a los preceptos que nos
interesan circunscribiendo el artículo a la relación fotógrafo-modelo.
El derecho a la propia imagen enunciado como derecho fundamental por nuestra
Constitución se halla desarrollado mediante la L.O. 1/1982.
Hay dos vias para proteger la propia imagen: la vía penal contra la vulneración de la
intimidad y la vía civil contra las intromisiones ilegítimas. Siempre que se aprecie
delito, prevalecerá la vía penal.
El Código Penal tipifica como delito la grabación sin consentimiento de imágenes con
ánimo de vulnerar la intimidad con penas de uno a cuatro años de prisión. La misma
pena para la apropiación de dichas imágenes sin autorización. Si las imágenes se
difunden, las penas mínima y máxima se incrementan en un año. La pena se impone
en su mitad superior en caso de que la víctima fuera menor o incapaz o las imágenes
revelen datos de carácter personal como ideología, salud, etc. También se impone en
su mitad superior cuando las imágenes son tomadas con ánimo de lucro.
El delito es perseguible a instancia de parte por el agraviado o su representante legal,
excepto en el caso de menores, incapaces o personas desvalidas en cuyo caso
actuará el Ministerio Fiscal en su papel tuitivo y de garante de la legalidad.
El perdón del ofendido extingue la vía penal a excepción de los casos en que actúe el
Ministerio Fiscal de oficio.
La acción penal prescribe a los cinco años.
El tipo penal, además de la intencionalidad dolosa, incluye elementos objetivos como
la forma de obtener las imágenes. Son casos típicos de este delito la grabación de
personas prevaliéndose de una cámara oculta en un vestuario o una foto a una
persona en una playa nudista utilizando un teleobjetivo por poner algunos ejemplos.
Fuera del ámbito penal, lo que más nos interesa a los fotógrafos y modelos a la hora
de trabajar juntos, es el precepto constitucional por sus consecuencias y los preceptos
de la L.O. 1/1982 de Protección Civil del derecho al Honor, a la Intimidad Personal y
Familiar y a la Propia Imagen.
La Constitución Española recoge en su artículo 18.1 dentro del título I dedicado a los
derechos y deberes fundamentales el derecho a la propia imagen. Esto tiene varias
consecuencias: la regulación de dicho derecho debe hacerse mediante Ley Orgánica,
se pueden emplear en la defensa de dicho derecho además de la vía procesal
ordinaria la vía de amparo ante el Tribunal Constitucional, y es un derecho de carácter
imprescriptible e irrenunciable.
Por su parte, la L.O. 1/1982 trata de defender el derecho a la propia imagen de lo que
denomina “intromisiones ilegítimas” que enuncia en su artículo siete y de los que a
nosotros, fotógrafos y modelos, nos interesa saber que son intromisiones ilegítimas: la
captación, reproducción o publicación de fotografías de la imagen de una persona y la
utilización de su imagen para fines publicitarios, comerciales o de naturaleza análoga a
no ser que exista consentimiento que debe ser expreso.
El consentimiento puede ser simplemente de palabra pero en este caso, no habría
forma de acreditarlo en caso de conflicto entre las partes por lo que se aconseja
siempre la firma de un contrato en el que se plasme con claridad dicho consentimiento.
Hay que distinguir el contrato de cesión de imagen con otros tipos de contrato. Por
ejemplo, en un contrato cuyo objeto sea el intercambio de fotos por posado, el modelo
se compromete a realizar un servicio (posado), pero no implica necesariamente la
cesión de su imagen para que el fotógrafo la pueda usar libremente, por lo que no
podríamos utilizar las fotos tomadas para exhibirlas.
Para que un fotógrafo pueda usar las fotos tomadas a un modelo, es necesario que
exista el consentimiento por parte de este último autorizando al fotógrafo a utilizar la
imagen del modelo. Conviene además dejar constancia en el documento de las
utilizaciones previstas.
Para que el consentimiento tenga validez, es necesario que sea prestado por persona
mayor de edad no incapacitada o por sus representantes legales con preaviso al
Ministerio Fiscal.
El consentimiento es revocable en cualquier momento debiendo en este caso, el
modelo indemnizar los daños y perjuicios así como las expectativas justificadas al
fotógrafo.
Si hubiera intromisión ilegítima, la acción legal contra la misma caduca a los cuatro
años desde que el legitimado, ofendido o su representante, pudo ejercitarla, en la
práctica desde que tuvo conocimiento de la utilización de su imagen sin su
consentimiento.
La intromisión ilegítima dará derecho a una indemnización que se determinará
atendiendo a la gravedad de la lesión, a la difusión de la imagen y al beneficio
obtenido por el fotógrafo.
Autor del artículo: Borja Jalón
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