La Costilla Costilla de Adán Adán Contundente y severa denuncia de la desigualdad entre hombres y mujeres FICHA TÉCNICA: Título original: Adam’s Rib Nacionalidad: EEUU Año: 1949 Dirección: George Cukor Guión: Ruth Gordon, Garson Kanin Producción: Lawrence Weingarten Dirección de Fotografía: George Folsey Montaje: George Boemler Dirección Artística: Cedric Gibbons, William Ferrari Música: Miklos Rozsa Diseño de Vestuario: Walter Plunkett Reparto: Spencer Tracy (Adam Bonner), Katharine Hepburn (Amanda Bonner), Judy Holliday (Doris Attinger), Tom Ewell (Warren Attinger), David Wayne (Kip Lurie), Jean Hagen (Beryl Caighn), Hope Emerson (Olympia La Pere), Eve March (Grace), Clarence Kolb (Judge Reiser) Duración: 101 min. (B/N) SINOPSIS: Amanda y Adam Bonner son un idílico matrimonio de abogados cuya paz conyugal se ve afectada cuando se enfrentan en el tribunal como fiscal y defensor, respectivamente, del mismo caso: una mujer es juzgada por disparar contra su marido y la amante de éste. Adam no duda en la culpabilidad de la acusada, pero Amanda basa su defensa en la igualdad de derechos. HOJA INFORMATIVA Nº 44 Noviembre 2004 COMENTARIOS: Para la inmensa mayoría, La Costilla de Adán es, junto con La Mujer del Año, la mejor de las películas que protagonizaron juntos Katharine Hepburn y Spencer Tracy. Promocionada bajo el eslogan “la guerra de los sexos” (o “es la hilarante respuesta a quién lleva los pantalones”, ver cartel), La Costilla de Adán destacó entre el aluvión de títulos del cine americano que, durante las décadas de los cuarenta y cincuenta, se sirvieron del recurrente tema de la lucha de sexos para construir sus tramas. Es evidente que el éxito del filme se debió, aparte de a la magistral dirección de George Cukor, a la participación del dúo Hepburn–Tracy, cuya química personal y privada trascendía en ocasiones a la gran pantalla, logrando de esa manera actuaciones memorables como las de esta película. La trama es aparentemente simple, una pareja de abogados, Amanda y Adam Bonner (Hepburn y Tracy), se ven enfrentados en los tribunales por el caso de una mujer que disparó (sin mucha puntería) a su marido, maltratador e infiel reincidente, y la amante de éste, al descubrirlos juntos. Obviamente, el conflicto entre el fiscal del caso (él) y el abogado defensor (ella) trasciende la sala y se prolonga en el, hasta ese momento, dulce hogar de los Bonner. Esta simpleza argumental es, sin duda, engañosa, pues en el guión realizado por el matrimonio formado por Garson Kanin y Ruth Gordon se realiza una contundente y severa denuncia de la desigualdad entre hombres y mujeres, además de poner en duda el sistema judicial americano y su justicia. Más allá de las reservas que algunos comentaristas mostraron acerca del ánimo denunciador (pretencioso para los críticos) de los dos escritores, es evidente que todos coinciden en la brillantez y agilidad de su guión, que fue merecedor de una nominación al Oscar en la edición de 1950. Otro de los puntos fuertes de la película lo constituye el matrimonio formado por Warren y Doris Attinger, el agredido y la agresora (¿o al revés?), interpretado por Tom Ewell y la sensacional Judy Holliday. Ambos realizaron su primer gran papel, como actores de reparto, en esta película, incorporando deliciosos fragmentos de comedia y patetismo al filme. Además de Holliday (sempiterna “rubia tonta” del celuloide, falsa máscara tras la que se escondía la magnífica actriz ganadora de un Oscar por Nacida Ayer también en 1950) y Ewell (el más famoso “rodríguez” de la historia cine, por su papel en La Tentación Vive Arribe, con Marilyn Monroe), el magnífico plantel de actores de reparto de este filme se completa con Jean Hagen (La Jungla de Asfalto de John Houston) y David Wayne en el papel de vecino de los Bonner, totalmente loco por Amanda, a quien dedica la composición (como si se tratara del mismísimo Cole Porte, autor verdadero de la pieza musical) y la reiterada interpretación del estridente tema “Farewell, Amanda”. La Costilla de Adán supuso la quinta colaboración cinematográfica de Hepburn y Tracy (protagonizaron juntos un total de nueve películas, que destacan entre las mejores comedias producidas en Hollywood) y sirvió, entre otras cosas, para restablecer el desmejorado gancho taquillero de las dos estrellas. La elegancia de Hepburn y la seguridad como actor de Tracy se pusieron al servicio de esta obra, para confirmar que ambos formaban uno de los más grandes dúos de la gran comedia romántica del cine de todos los tiempos. Por encima del retrato-parodia (más o menos acertado) de la clase media norteamericana que se hace en el filme y de su carácter corrosivo, La Costilla de Adán es una comedia inteligente, divertida que está muy bien escrita e interpretada por un puñado de estrellas del celuloide, de las que ya no quedan.