Caso hipotético: “El retrato del cacique” COMPETENCIA

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COMPETENCIA INTERCOLEGIAL DE ALEGATOS 2011
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Caso hipotético: “El retrato del cacique”
Juan Segundo Chocohuén, de 57 años, es el cacique de la
tribu de los Omoiyonas, un pueblo originario argentino oriundo de la región patagónica que cuenta en la actualidad con
unos 12.000 miembros. Los Omoiyonas viven desde tiempos
ancestrales en una zona boscosa de los Andes patagónicos.
Allí han resistido los intentos de otros pueblos, como los
mapuches, de someterlos. En el año 2004, el estado argentino reconoció a los Omoiyonas como un pueblo originario
argentino y les otorgó un título de propiedad colectiva sobre
las tierras.
Omoiyona. La segunda esposa, en cambio, no goza de tales
honores, y sus funciones en general se circunscriben a la
esfera privada del hogar, en particular la crianza de los hijos.
Los matrimonios se celebran de acuerdo con los ritos ancestrales omoiyonas, sin la intervención del Estado argentino.
Los Omoiyonas se dedican a la caza, la pesca y la agricultura. Además, confeccionan artesanías en cuero y las venden
en pueblos cercanos. Reciben educación bilingüe, en su
lengua y en castellano, en una escuela que se encuentra
cerca de la reservación. Por las razones que se explicarán
más adelante, no existen fotografías de los Omoiyonas.
En el Hospital de Agudos de la Patagonia, el paciente fue
asignado al Dr. Gregorio Casa, quien tras examinar al paciente, y en base a la información suministrada por sus esposas,
concluyó que la causa de sus males era muy probablemente
un tumor cerebral. Ante esta sospecha, ordenó la realización
de una tomografía computada de cerebro.
El día 29 de mayo de 2011, el cacique Chocohuén sufrió un
desmayo sin razón aparente mientras se encontraba cazando
huemules con su hijo mayor. Días después, comenzó a padecer fuertes dolores de cabeza, mareos y dificultades para
ver. Durante dos semanas fue tratado de acuerdo con las
costumbres de los Omoiyonas, es decir que bebió cantidades
importantes de leche de sauco y otros brebajes elaborados
con hierbas típicas de la región. Este tratamiento mejoró
sensiblemente la condición del cacique, pero solo por unos
días, al cabo de los cuales sus padecimientos recrudecieron
con tal intensidad que Chocohuén apenas podía levantarse
de su lecho.
Para los Omoiyonas, ser objeto de un retrato constituye una
falta gravísima a su dogma religioso. Solo los dioses –que
en la religión de los Omoiyona son una docena– pueden ser
objeto de representaciones por los humanos. De hecho, ser
retratado es causal de expulsión inmediata de la tribu de
acuerdo con las escrituras sagradas de los Omoiyonas, ya
que se entiende que cuando un Omoiyona es retratado “se
le roba el alma”. Los intérpretes autorizados de las sagradas
escrituras Omoiyonas –es decir, los caciques– han entendido sistemáticamente durante el último siglo que la misma
pena cabe a quien sea fotografiado. En un caso ocurrido
hace cinco años, el propio cacique Chocohuén interpretó
que la prohibición alcanzaba también a las radiografías, y en
consecuencia prohibió so pena de expulsión que un miembro
de la tribu, el anciano Rodrigo Cheichellén, se realizara una
radiografía de tórax. El anciano aceptó la decisión del cacique y pocos meses después falleció, presumiblemente como
consecuencia de un cáncer de pulmón. En su decisión, el cacique destacó que las radiografías son una forma de retrato
–de hecho, una forma especialmente perversa, según dijo,
ya que retratan el interior de una persona– y que como tal
resultan terminantemente prohibidas para los Omoiyonas.
Ante este cuadro, las dos esposas del cacique se reunieron
y coincidieron en la necesidad de llevarlo a la ciudad más
cercana, Potrero del Choicho, para que fuera tratado. Cabe
aclarar que prácticamente, sin excepciones, los caciques
Omoiyonas se casan dos veces como parte de sus tradiciones ancestrales. La primera esposa es considerada la
“Chachaiyona”, es decir, la “Madre de todos los Omoiyonas”, y como tal realiza distintas tareas protocolares y es
habitualmente consultada por el cacique y el Consejo de
Sabios de la tribu. Es decir que ella forma parte del gobierno
Vito Dumas 284 (B1644BID)
Victoria, Pcia. de Buenos Aires
Argentina
Tel.: (54-11) 4725-7000
Fax: (54-11) 4725-5090
www.udesa.edu.ar
Durante el traslado a Potrero del Choicho, que tuvo lugar entre el 25 y el 26 de junio, el cacique perdió el conocimiento.
El 29 de junio, el médico local optó por derivarlo a la capital
provincial en atención a la gravedad del cuadro.
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Invocando ahora esta interpretación, la primera esposa
del cacique, la Chachaiyona Rosa Senchechén, se niega
terminantemente a que se someta a su esposo a la tomografía computada. La segunda esposa, Luna Teichempén, está
dispuesta a ser más flexible, y en principio acepta que se
realice la tomografía en cuestión, aunque insiste en que ello
se mantenga en total secreto y que ni siquiera el cacique, si
se recupera finalmente, debería enterarse. Tanto la primera como la segunda esposa entienden que, si el cacique
estuviera consciente, no aceptaría someterse a la tomografía. Por la urgencia del caso y el aislamiento de la reserva
Omoiyona, no resulta factible consultar a otros familiares
del cacique o miembros de la tribu.
El Dr. Casa se niega a operar al cacique sin haber realizado
antes una tomografía que confirme el diagnóstico y que,
en su caso, permita determinar la ubicación del tumor, ya
que considera que ello sería altamente riesgoso. Más aún,
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insiste en que se realice la tomografía contra la voluntad de
la primera esposa. La primera esposa, en cambio, insiste en
que no se debe efectuar la tomografía, incluso si eso implica
que el paciente fallezca como consecuencia del mal que lo
aqueja, lo cual parece ser muy probable e inminente ante
el marcado deterioro que el paciente sufre día a día. Cabe
aclarar que el paciente nunca recuperó el conocimiento, y
todo indica que no lo recuperará si no es curado de su mal.
La Directora del Hospital, como está algo desconcertada por
el peculiar caso que le ha tocado tratar, solicita al Departamento de Asuntos Legales del Hospital que le informe qué
es lo que debería hacer de acuerdo con el derecho argentino. Ante este pedido, el Departamento de Asuntos Legales
del Hospital decide convocar a la Sra. Rosa Senchechén,
primera esposa del cacique, y al Dr. Gregorio Casa, médico
a cargo del paciente, para que, a través de sus abogados,
defiendan jurídicamente sus respectivas posiciones.
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