Senado de la Nación Secretaria Parlamentaria Dirección General de Publicaciones (S-3222/09) PROYECTO DE LEY El Senado y Cámara de Diputados,... ARTICULO 1º.- Establécese la obligatoriedad de la implementación para la evacuación de efluentes en industrias de todo tipo, futuros planeamientos urbanos, escuelas y hospitales públicos y privados, en localidades que no posean servicios de agua corriente y/o cloacas, del sistema denominado “lecho nitrificante” o similar. ARTICULO 2º.- Facúltase al Poder Ejecutivo Nacional a establecer excepciones por razones técnicas, funcionales u operativas, a lo dispuesto en la presente ley. ARTICULO 3º.- El Poder Ejecutivo Nacional, por intermedio de los organismos correspondientes, dictará las normas técnicas a que deberán ajustarse las instalaciones a que hace referencia la presente ley y las medidas que dichos organismos estimen necesarias a efectos de promover masivamente el sistema así como la producción nacional de sus componentes. ARTICULO 4º.- Para los establecimientos ya existentes que viertan los residuos en los denominados “pozos ciegos” o “negros”, se establece un plazo de cinco (5) años, para la implementación del sistema propuesto en esta norma. ARTICULO 5º.- Invítase a las Provincias a adherir a la presente ley. ARTICULO 6º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo. Ramón Saadi. FUNDAMENTOS Señor Presidente: El agua pura es un recurso renovable, sin embargo puede llegar a estar tan contaminada por las actividades humanas, que ya no sea útil, sino más bien nociva. Entre las principales causas de contaminación se encuentran agentes patógenos tales como bacterias, virus, protozoarios, parásitos que entran al agua provenientes fundamentalmente de desechos orgánicos y sedimentos o partículas insolubles de suelo que enturbian el agua, y que provienen principalmente de desechos industriales. Uno de los temas que principalmente preocupan lo constituye la contaminación del agua freática, o diversas napas, y la del agua subterránea. El agua freática o subterránea es una fuente vital de agua para beber y para el riego agrícola. Sin embargo es fácil de agotar porque se renueva muy lentamente. Cuando el agua freática llega a contaminarse no puede depurarse por sí misma, como el agua superficial tiende a hacerlo, debido a que los flujos de agua freática son lentos. También hay pocas bacterias degradadoras, porque no hay mucho oxígeno. Las principales fuentes de contaminación del agua subterránea, se encuentra la infiltración de sustancias químicas orgánicas y compuestos tóxicos desde rellenos sanitarios, tiraderos abandonados de desechos peligrosos y desde lagunas para almacenamiento de desechos industriales localizados por arriba o cerca de los acuíferos, así como la infiltración accidental en los acuíferos desde los pozos con aguas de desecho. La contaminación del agua es conocida desde la antigüedad. En Roma eran frecuentes los envenenamientos provocados por el plomo de las tuberías que transportaban el agua. En las ciudades medievales eran, habitualmente, sucias y pestilentes y provocaban serios y extendidos problemas de salud que se fueron agravando cada vez más. En la actualidad, es alarmante la constante pérdida de agua potable. Los problemas del agua se centran tanto en la calidad como en la cantidad. La comunidad debe conocer la importancia de la "calidad" de la misma y esa misma comunidad de encargarse de su cuidado y preservación. Si bien las naciones industrializadas han tenido bastante éxito en el control de la contaminación proveniente de industrias, siguen teniendo problemas con la escorrentía en las tierras de cultivos y con las aguas que fluyen de los centros urbanos cargadas con todos tipos de elementos. La situación es muy distinta en los países en desarrollo, donde hay un déficit notable de sistemas cloacales y de controles de aguas residuales industriales. Si tomamos el caso de nuestro país, observaremos que casi toda el agua que consumen, proviene de los mismos cuerpos de agua en los que son evacuados los residuos cloacales e industriales. La concentración de diversos elementos de contaminación -materiales pesados, bacterias, nitratos e hidrocarburos- que se producen en diferentes lagos, lagunas y ríos de la Argentina, superan largamente las cifras consideradas peligrosas. No es casual que los ríos Paraná, Salado del Norte, Salado del Sur, Carcarañá, de la Plata y Colorado se inscriban entre los más contaminados de la Tierra. No poseemos medidas de control adecuadas para, en todos los casos, permitir el tratamiento y disposición de aguas servidas, residuos domiciliarios e industriales, los que finalmente terminan contaminando cuerpos de agua superficiales y subterráneos. Se cuenta con información que determina que importantes y numerosos cuerpos de agua se encuentran afectados por aguas servidas, con intensos procesos de eutrofización debido a la falta de depuración. El mayor problema está en las áreas urbanas que reciben contaminantes al por mayor desde todas partes. Una de cada cuatro camas de un hospital está ocupada por pacientes que tienen enfermedades contraídas por el agua. La contaminación del agua actúa lentamente y genera enfermedades de todo tipo, no sólo trastornos infecciosos. El agua transporta metales y sustancias tóxicas que van acumulándose en los organismos hasta afectar de diferente manera los diversos tejidos corporales. La contaminación de las aguas de superficie provenientes de las aguas residuales industriales y de aguas negras sin tratar es una de las causas principales de daños a la propiedad (en combinación con las inundaciones), pérdidas de espacios para recreación y daños ecológicos alrededor de las principales áreas urbanas y de varios lagos interiores. En varios lugares del interior del país -como Rosario y Córdoba- los cuerpos de agua se han contaminado hasta el punto de afectar los trabajos de las plantas para su tratamiento. Podemos tomar el caso del Lago San Roque, abastecedor del agua de la ciudad de Córdoba, en la Provincia de Córdoba, es un lago empachado por la materia orgánica, algas, virus y bacterias, es decir, experimenta el problema de la eutrofización. Hay proyectos para hacer plantas de tratamiento para las principales localidades, pero la descarga sigue creciendo. La cuenca Riachuelo-Matanza en la Provincia de Buenos Aires, con sus 2.240 kilómetros cuadrados y sus tres millones de habitantes, de los cuáles sólo el 45% posee cloacas y el 65% tiene agua potable (1.700.000 personas utilizan pozos negros o cámaras sépticas), es uno de los símbolos nacionales de la polución. Tres mil empresas vuelcan a diario y desde hace años sus residuos tóxicos o no tóxicos, sólidos o líquidos, sin ningún tipo de tratamiento o con tratamiento insuficiente. Las industrias farmacéuticas, químicas y petroquímicas aportan el 30% de la contaminación, la industria de las bebidas alcohólicas y curtiembres el 3%. A estos volcamientos se agregan los afluentes cloacales. En conjunto, recibe a diario 368.000 metros cúbicos de residuos industriales, nada menos que el doble del caudal mínimo promedio del río; esto constituye una peligrosa carga que destruye cada gota de agua transformándola en una explosiva gota de contaminación. Los lodos del Riachuelo poseen grandes concentraciones de cromo, cobre, mercurio, cinc y plomo. Las mayores concentraciones de cromo y plomo se encontraron en algunos municipios de la Provincia de Buenos Aires. Hidrocarburos como el benceno, naftaleno, antraceno y tolueno, entre otros, abundan en las aguas y aparecen en los sedimentos de los ríos y arroyos cercanos a destilerías e industrias petroquímicas como las que se encuentran en los cursos de agua del área Berisso-Ensenada. En las zonas urbanas y rurales del noroeste de la Provincia de Buenos Aires, el acuífero Puelche -reconocido como uno de los más grandes del mundo- presenta diferentes niveles de contaminación con nitratos y bacterias coliformes. La sección superior arde de basura tóxica. La descarga es meteórica y el agua puede transportar sustancias asociadas con los pozos ciegos, los basurales y los nitratos residuales. En algunos partidos del conurbano bonarense, densamente poblados, el agua del Puelche presenta concentraciones de nitratos hasta tres veces mayores a los límites permitidos. El canal oeste de los municipios Beriso y Ensenada, Provincia de Buenos Aires, languidece. En ningún caso las plantas depuradoras son suficientes, los tratamientos que debieran efectuar las empresas antes de volcarlos a los cauces son entre deficientes e inexistentes. El conjunto de basuras es letal: metales pesados, compuestos orgánicos e inorgánicos. Por otro lado, la empresa "Aguas Argentinas" estimó que fluyen 2.300.000 de m3 de aguas negras sin tratar -por día- en el río de la Plata. A ellas, se suman 1.900.000 de m3 diarios de descargas industriales del Area Metropolitana de Buenos Aires. La mayor parte del agua que consume la población proviene de los mismos cuerpos en los que son evacuados los efluentes cloacales e industriales. Dada la falta de tratamiento de los mismos, la población termina consumiendo agua potable de calidad dudosa o a un alto costo de purificación. La contaminación de las aguas subterráneas debe considerarse como el problema de contaminación más importante de la Argentina, más que nada debido a la exposición a los riesgos de salud de una gran parte de los hogares -incluyendo una gran proporción de los de bajo recursos- que dependen del agua subterránea para sus necesidades diarias. No por estar escondidas bajo tierra las aguas subterráneas están liberadas de las descargas, el área más crítica es la Metropolitana de Buenos Aires, por la gran cantidad de gente afectada y por la baja cobertura de infraestructura en las municipalidades más apartadas. La principal fuente de contaminación son los tanques sépticos y, en menor medida, las aguas residuales industriales. Las aguas poseen contaminación bacteriológica y salina por nitrato. Una extensa proporción de personas que viven en esta zona excretan sus residuos cloacales a los denominados “pozos ciegos”. En cada hogar hay un pozo ciego, nadie lo comparte con un vecino y si pensamos que por manzana existen un promedio de 50 hogares con sus respectivos pozos, vamos a tener el reflejo de la carga contaminante que reciben las aguas freáticas en áreas pobladas. Un pozo ciego posee un elevado poder patógeno. Pensemos en que hace unos veinte años para poder extraer agua se debía realizar una perforación a una profundidad de 20 a 30 metros. El agua del pozo infiltraba. Hoy la situación cambio, el nivel freático esta sobre la superficie o bien a muy poca profundidad, unos pocos centímetros, invirtiendo también el sentido del liquido cloacal y toda su capacidad patogénica y contaminante, este ya no infiltra, ahora aflora. Esta situación se agrava, pues los sectores que la padecen son los mas vulnerables y su capacidad de respuesta es muy baja. En general la única respuesta que hasta hoy se ha dado a la situación antes narrada, es la instalación de bombas para sacar el agua de las napas altas. Miles de chicos llegan a los hospitales con diarrea y se registran más de múltiples casos de hepatitis A, que serían evitables. Una de las principales razones de esta situación es porque los pozos ciegos están mal instalados y se contamina las napas de donde bebemos. Entes sanitarios afirman que hay patologías propias del siglo XIX. Causas y consecuencias de un problema que precisa una pronta solución: el 75% de la población no posee agua corriente y el 90% no tiene cloacas. El problema de la contaminación del agua afecta especialmente a las zonas urbanizadas y con mayor desarrollo industrial. Desde un enfoque tendiente a analizar los servicios de agua potable deben mencionarse dos perspectivas: el agua subterránea y la superficial. Organismos internacionales consideran que la contaminación del agua subterránea es uno de los grandes problemas ambientales de la Argentina junto con la deficiencia en la prestación del servicio de agua potable y saneamiento. El alto crecimiento demográfico y su asentamiento precario en zonas periféricas e industriales carentes de servicios de agua potable y saneamiento, hace a sus habitantes depender de la fuente de agua subterránea para sus necesidades diarias. Estas napas de las que se nutren son generalmente contaminadas por sus propios efluentes cloacales y residuales, que corren por napas que filtran hacia ellas. Son importantes los índices de salinización y la existencia de agentes contaminantes como nitratos, mercurio, bacterias y cromo, presentes en los análisis bromatológicos. Por lo tanto se concluye que la contaminación del agua subterránea se atribuye a los tanques sépticos de los hogares que no están conectados a la red cloacal, a las aguas residuales industriales que frecuentemente se arrojan en pozos negros y tanques sépticos, a la inadecuada localización y deficiente sistema de los basurales de residuos sólidos y en general, a la contaminación de los suelos y del agua superficial. La solución más efectiva es promover la extensión de servicios de saneamiento y agua potable a los barrios de bajos ingresos y áreas suburbanas que actualmente no lo reciben. Todos sabemos que el agua es un elemento y una de las necesidades más importantes para los seres humanos; sin embargo, continuamos contaminándola y desperdiciándola sin ningún tipo de control. La experiencia acumulada durante varias décadas de utilización de tecnología convencional para el tratamiento de lechos percoladores y lodos activados, permitió llegar a la conclusión que estos métodos no son técnica ni económicamente adecuados para poblaciones de escasos habitantes por sus elevados costos de construcción, operación y mantenimiento. Una nueva solución a este inconveniente aparece hoy, tomando como base una tecnología conocida desde hace bastante tiempo, pero que lamentablemente no ha tenido la difusión y aplicación necesaria. En el proceso de tratamiento, los residuos se transforman y se reintegran al ambiente en forma no agresiva y el agua puede filtrarse natural y eficientemente. De esta manera, los efluentes cloacales que durante muchos años han sido un problema sin solución técnica definitiva, cuenta con una solución simple, barata, sin mantenimiento y sustentable en el tiempo. En la Argentina, se esta comenzando a utilizar este proceso, no a gran escala pero ya se están realizando experiencias que demuestran la eficacia del procedimiento. Con el uso de esta tecnología se espera mejorar la calidad de vida de la población, ya que al crear una barrera sanitaria a las aguas se disminuyen los riesgos de contraer diversas enfermedades. Esto no sólo se logra para los integrantes de la familia que instala el lecho nitrificante, sino que se obtienen beneficios indirectos al no contaminar los cursos, pozos o manantiales de agua. Produce además un impacto ambiental positivo, pues con su uso las aguas grises y negras no desembocan en los cursos de agua o napas freáticas, siendo de muy fácil adaptación y puede aplicarse en cualquier tipo de ambiente, teniendo la precaución de realizar previamente los ensayos de infiltración ya descritos a los fines de calcular la longitud mínima del lecho nitrificante. Por estas breves razones solicito de los señores Senadores el voto afirmativo para el presente proyecto. Ramón Saadi.