Noticias 18/09/2009 La Unidad de Ictus de Clínica Juaneda implanta el tratamiento del ictus por vías invasivas - La disponibilidad de la tecnología radiointervencionista permite aplicar el tratamiento directamente sobre la arteria obstruida, reduciendo el riesgo de hemorragia cerebral - La posibilidad de recuperación es directamente proporcional al tamaño del infarto cerebral y a la velocidad de instauración del tratamiento La Unidad de Ictus de Clínica Juaneda, con el fin de mejorar la atención al paciente que sufre un accidente vascular agudo, ha organizado la infraestructura necesaria para implantar el tratamiento del ictus mediante la tecnología radiointervencionista. El “Código Ictus”, que daba cobertura inmediata a los pacientes que acudían a la Clínica dentro de las 3 primeras horas de haberse iniciado la sintomatología, se ve ahora prolongado hasta las 6 horas, gracias a la incorporación de esta tecnología. Transcurridas las tres primeras horas, el tratamiento conservador comporta un riesgo de complicaciones superior a la actitud pasiva. La disponibilidad de la tecnología radiointervencionista permite aplicar el tratamiento directamente sobre la arteria obstruida, reduciendo el riesgo de que se produzca una hemorragia cerebral. La neurorradiología es una especialidad que se encarga tanto del diagnóstico de las diferentes patologías que pueden interesar al Sistema Nervioso Central (SNC) como del tratamiento de alguna de ellas mediante técnicas poco invasivas. Las patologías susceptibles de ser tratadas mediante estas técnicas neurorradiológicas son, dentro de la enfermedad hemorrágica, los aneurismas cerebrales, las malformaciones arterio-venosas cerebrales y medulares. Dentro de la patología isquémica, permiten realizar dilatación de las arterias carótidas, de arterias cerebrales. En otras ocasiones, se puede intentar disolver un coágulo en el cerebro mediante la inyección dentro del mismo de substancias para recanalizar la arteria. Es muy importante concienciar a la población de la necesidad de acudir a la clínica lo antes posible ante la aparición brusca de un síntoma neurológico deficitario: pérdida de fuerza de medio cuerpo, pérdida de la visión de un ojo o de un campo visual, dificultades para el lenguaje, pérdida brusca del equilibrio y la coordinación. La posibilidad de recuperación es directamente proporcional al tamaño del infarto cerebral y a la velocidad de instauración del tratamiento.