CARTA DEL DR. FRANCISCO HERRERA ARAUZ, PERIODISTA PROFESIONAL, DIRECTOR DE ECUADORINMEDIATO, EX PRESIDENTE DEL COLEGIO DE PERIODISTAS DE PICHINCHA Y SOCIO DE UNP, A VICENTE ORDOÑEZ, PRESIDENTE DEL CLUB SOCIAL UNP Y EMPLEADO DE ELUNIVERSO.COM: Señor Presidente de la UNP, estimado amigo: Quisiera partir del hecho de la altísima consideración que merece el que el representante de nuestro club social, como lo es la UNP, acuda ante las instancias internacionales a analizar la situación de la prensa ecuatoriana. Es una posición que históricamente ha asumido usted, en vista de los hechos enfrentados a la sentencia contra el diario El Universo, por calumnia e injuria, con el que ha sido sancionado por las leyes ecuatorianas, y que, por pertenecer a dicho medio en su condición de empleado del mismo, le ha tocado enfrentar. Me preocupa que usted esté siendo forzado a una crisis de representación de sus propios colegas periodistas, porque no puede usted ser legamente quien asuma tal función. Usted no nos representa. Por ley, es a la Federación Nacional de Periodistas (FENAPE) a la que le compete tal papel, y deberían ser quienes conforman su directiva los que actúen en consonancia con lo que les manda y faculta la legislación ecuatoriana, para acudir en defensa de los periodistas y sus libertades. Apena tener que revelar a la nación que la mediocridad silenciosa de la Federación, con la que ha actuado en este tiempo, merece un severo reclamo. Pero, no por ello usted puede usurpar la representación de los periodistas en nombre de un club social. Sí, es penoso contar a nuestro público ecuatoriano que la UNP no es la representante de los periodistas, es una entidad que solo sirve para compensar las cuotas de los socios con el agasajo navideño y el acceso a la piscina, así como la entrega siempre controvertida de premios y nada más. No puede representarnos, y usted lo sabe, estimado Presidente, una entidad que se ha visto envuelta con frecuencia en hechos delictivos por el mal manejo de dinero institucional, que han terminado con juicios penales y cárcel para algunos directivos y funcionarios, temas vergonzantes de los que están constando en los archivos de la justicia ecuatoriana. Eso es la UNP, y que lástima que lo sepa la nación. Ahora bien; por lo histórico, lo repito, usted ha asumido un papel de denunciante ante la CIDH, y acepto que lo haga como periodista, hasta como empleado del diario mencionado. Sí, hágalo, compañero Presidente, y vaya como UNP, porque la oportunidad es válida para que un colega profesional concurra a dicha tribuna y exponga firmemente lo que pasa en nuestra nación con la prensa y sus instituciones. Pero, le pido de manera respetuosa, que formule usted una denuncia severa con la verdad de los hechos y con amplitud de criterio, para dar un panorama correcto sobre lo que los periodistas y la prensa estamos viviendo. Es necesario que se analice la verdadera situación de la libertad de expresión en Ecuador, y no solo esa, sino también la real vigencia de las libertades de opinión, de pensamiento, de trabajo y de respetabilidad por los derechos a la filiación política, tanto como la efectividad de la cláusula de conciencia que se garantice en la nación. Para el caso, bien vale que se destaque el grado de confrontación al que se ha llegado entre algunos sectores de la prensa contra el Gobierno de Ecuador; pero, al mismo tiempo, habrá que reseñar que el grupo empresarial de la prensa se tomó el nombre de todos para enfocar su conflicto, y que de ahí se derivaron una serie de enfrentamientos, en el que pesan los problemas de propiedad de bancos, telefónicas, empresas comercializadoras y hasta negocios petroleros o de otro tipo, todos ellos amparados en el paraguas de la libertad de expresión. Le pido enfocar bien el tema, presidente Ordóñez. Diga, señor Presidente, denúncielo que por este enfrentamiento hay un buen grupo de periodistas, medios de comunicación y sectores laborales o empresariales respetables de la prensa y el periodismo, que hemos sido atosigados con la acusación de "prensa corrupta", con la cual el régimen ha generado una especie de acoso mediático con sus medios, en forma paulatina, permanente, que la UNP no lo ha reclamado por todos los terceros afectados en esta guerra mediática. Sí, por favor, Presidente, deberá admitir que hemos perdido el equilibrio obligatorio ante la sociedad, que se obliga desde la prensa frente su estado para garantizar la paz social. Algo más. No solo analice el tema de la libertad de expresión afectada desde el lado empresarial o del medio en el que usted trabaja. Usted deberá denunciar que desde los medios de comunicación se ha ejercido una escalada de persecución contra algunos periodistas y trabajadores de la prensa, atentando contra la libertad de pensamiento, de opinión o el derecho a no ser perseguido por su filiación política. Los ejemplos pueden ser múltiples, pero quedan mejor las frases aplicadas desde los patronos de los medios bajo el grito de "bótenlo por comunista" o "Si quieren seguir al socialismo del siglo XXI, háganlo desde su casa"; eso es una violación evidente a esos derechos, y le relacionan directamente con la prensa de Ecuador. No dijeron nada en su momento desde la UNP, háganlo ahora ante la CIDH. Le pediría que con valentía vaya más lejos para exponer casos de violación a la libertad de opinión, y por favor haga un recuento de los editorialistas suprimidos de los periódicos en los cuales se les cerró los espacios, sea por estar a favor o en contra del régimen, porque algunos medios de comunicación redujeron a eso al enfrentamiento, poniendo su nivel de opinión a servicio de su conflicto político personalista. En evaluación, denuncie usted la corrupción que ha imperado en el "festín de las frecuencias" del que están acusados los empresarios de la prensa de Ecuador, con más de 1100 casos acusados por entrega irregular de permisos para operación de estaciones de radio y televisión, con una infinidad de delitos cometidos entre: asignación ilegal, falsificación de documentos, alteración de informes, no pago de los costos de arriendo de las frecuencias con el perjuicio económico al Estado, acuda al informe de la Comisión Revisora de Asignación de Frecuencias, que está a disposición para sustentar su denuncia ante la CIDH. Por favor, señor Presidente, no se calle ante la precaria situación laboral que se vive entre los trabajadores de la prensa ecuatoriana. Sí, eso también es parte de nuestros derechos y las libertades. Pida que la CIDH y su relatoría de la libertad de expresión soliciten cuentas y abran los archivos de la Seguridad Social, para encontrar verdaderos actos de injusticia con nuestros propios compañeros, a quienes no se les ha pagado su cuota del IESS desde hace años, ni hablar de fondos de reserva y otros datos más, actuando los dueños de algunos medios en auténtica impunidad, pese a que les corresponde orden de prisión y deben ir a la cárcel, pero como les ampara la "libertad de expresión", no son posibles de tocar siquiera. Tome en cuenta que los derechos laborales de nuestros propios colegas en las grandes ciudades de Ecuador son atropellados con bajos salarios y grandes irresponsabilidades, que van desde el riesgo legal de la responsabilidad ulterior hasta el sacrificio de su propia vida. Sí, eso pasa en nuestro entorno, pues el panorama de las provincias o ciudades pequeñas para los trabajadores de la prensa es alarmante por lo desolador, por lo humillante que es comprobar cómo se los maltrata, mal paga y mal utilizan sus servicios. Usted mejor que nadie conoce, señor Presidente de la UNP, que en el submundillo de la prensa ecuatoriana están limitados los derechos sindicales. En los grandes medios, como radio o televisión, están prohibidos los sindicatos, peor aún en otros medios; la asociación o libre unidad para defender los derechos no existe en la prensa ecuatoriana. Eso también es violación a la libertad de acción laboral, es un derecho humano violentado. ¿Sería usted capaz de ignorar esto también? Denúncielo. Lo irónico es que usted tendrá que denunciar a la propia CIDH el atropello que sufrimos los periodistas profesionales por tener título universitario en Ecuador, y justo ahí en esa entidad, que es una de las peores enemigas de quienes somos profesionales del periodismo. En un acto circense y payasesco -que usted no ignora- los asambleístas oficialistas de AP eliminaron hace poco la exigencia de la profesión del periodista y del título, enancados en la sinrazón de una resolución emitida por la CIDH, que les sirvió de base para censurar y atacar a quien ha estudiado en las facultades de periodismo la ciencia de la comunicación. Mire lo irónico del tema, usted acude a denunciar la situación de libertad de expresión y sus persecuciones precisamente a quienes actúan como verdugos o victimarios de quienes dice representar en su defensa; no he visto hecho más burlesco que este, pero usted escogió aquel camino, ahora enfréntelo con todas sus consecuencias. Le pido que no obvie un tema importante, y es el acoso mediático que la ciudadanía en Ecuador está denunciando. La apreciable cantidad de datos de prensa sesgados, equivocados, injustos y deshonrosos que hemos emitido en todos estos tiempos de auge del imperio mediático, le han vuelto desconfiada a la opinión pública ecuatoriana, al punto que somos la única nación ante la tribuna del acoso mediático con un caso comprobado, cuyos autores están muy cercanos a usted, señor Presidente, uno de ellos está como periodista denunciante y, el otro, un ministro de Estado del gobierno actual, que han sido señalados directamente por la persecución a Sandra Correa. Si algo de remedio puede tener tal situación, pida a la CIDH que no ignore la posibilidad de reunirse con las "Víctimas del Acoso Mediático" de nuestra nación, para que se hagan una idea completa del estado o situación de la libertad de expresión en Ecuador. Le juro que no será grato escuchar ese juicio crítico sobre la prensa que tienen algunos ciudadanos. Finalmente, exponga que en los últimos tiempos, quienes no nos hemos alineado con los grupos de oposición o gobierno, hemos sido agredidos con insultos, correos amenazantes o las ofensas descalificadoras. Diga usted que no hay gremio que defienda a los periodistas de los medios públicos, porque no son considerados siquiera cuando son atacados o amenazados de muerte. La UNP ha guardado un silencio cómplice con los agresores al respecto. Dígalo por favor. Ya termino, señor Presidente de la UNP, solo unas líneas más. En la ocasión anterior en que usted concurrió con algunos ecuatorianos más ante la CIDH, usted no habló y yo lo entendí. A fin de cuentas, usted debía defender su situación laboral, el medio en el que trabaja y salvaguardar su empleo. Pero, en esta ocasión, usted no puede jugar con la representación que ostenta, por más club social que sea, ya que tiene la oportunidad de denunciar todo este temario en forma digna y respetuosa, así se vaya contra los dueños de los medios que ahora lo respaldan a usted y la UNP como propios. Le planteo respetuosamente que actúe en forma honesta y ponga en conocimiento del organismo internacional esta situación, sin jugar al "periodista de oposición", porque no le está permitido a quien está al frente de un grupo social que tiene multiplicidad de opiniones y es su obligación respetarlas, respetarnos y asumir con valentía el papel que usted mismo eligió. La ocasión anterior que fue a la junta de la CIDH, usted no topó ningún tema que nos competa a los periodistas profesionales, y muchos teniendo criterios como el que le he expuesto no dijimos nada; muchos callamos en consideración a su situación personal, pero ahora no. No es válido que usted se calle estos temas, tampoco que tergiverse la situación en favor del grupo empresarial privado de la prensa de Ecuador que, por luchar por sus intereses, nos metió a todos en un conflicto de alto perjuicio a la imagen de nuestra nación. Creo sinceramente que le lanzo un reto muy fuerte, y aspiro a que comprenda que si usted no es capaz de exponer esta penosa realidad, la calidad moral de su representación seguirá siendo cuestionada hasta el desgaste total, porque no quiso asumir con frontalidad esta denuncia que nos compete a todos. Usted conoce mis sentimientos de consideración y estima permanentes a su persona. Los ratifico ahora de manera pública y abierta. Sinceramente. Dr. FRANCISCO HERRERA ARÁUZ Socio de UNP