Así empiezan las conversaciones desde que existe Tinder, una

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TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 31 de mayo de 2014
24 | TECNOLOGIA
“Qué bonita tu foto”
Así empiezan las conversaciones desde que existe Tinder, una aplicación gratuita que sirve para
encontrar con quién salir. Dos periodistas pusieron a prueba esta tecnología que podría estar
cambiando la forma en que la generación smartphone se conoce.
POR:
Fernanda Derosas y Pedro Arraztio
P No soy muy avezado en cosas tecnológicas ni organizo mi vida en torno a un teléfono inteligente. De hecho, ni siquiera tengo uno.
Pero como a mi alrededor hay mucha gente hablando de Tinder, decidí salir a probar esta aplicación que sirve para buscar posibles
parejas (amistosas, románticas o sexuales). Creado en 2012, este servicio tiene 10 millones de usuarios activos al día y cada mes se
crean millones de nuevas cuentas. En Chile, crece a una tasa del 2% diario y ya hay cerca de 170 mil cuentas, más la mía.
Pedro
F Y la mía. Yo me inscribí casi al mismo tiempo que él. Tinder es uno de los últimos sitios que ayudan a encontrar pareja que han
aparecido desde que en 1995 Match.com inauguró este tipo de servicios online. Medios y usuarios han destacado que esta aplicación es simple, sexy y particularmente manejable y fácil de usar para las mujeres. Por eso abro una cuenta y pongo una foto. Un
compañero de trabajo me ayuda a buscar una frase amigable para la presentación: “La vida es como un espejo: si le sonríes, te sonreirá”. Antes de eso, eso sí, hay que descargar la aplicación de Tinder, algo muy sencillo (y gratuito).
P Sencillo para el que ya tiene smartphone. Como yo no soy de esos, me costó más. Traté de bajarla en mi computador, pero sólo
está disponible para dispositivos móviles así es que tuve que conseguirme uno, identificar sistemas operativos compatibles (Iphone y Android). Después de varias actualizaciones, logré instalarla y estoy listo para comenzar.
F Una vez inscrita, automáticamente se publicaron algunas fotos de mi perfil de Facebook. Me da miedo: “¿Va a aparecer una notificación avisando que entré en un sitio de citas?”. No, Tinder es discreto. Se sincroniza con Facebook sólo para tres cosas: mostrar algunas fotos, saber cuántos amigos tienes en común con tus pretendientes, para así evitar alguna coincidencia incómoda, y
ver en qué gustos coincides con las eventuales parejas. La frasecita del espejo tiene su efecto, y dos días después, ha sido el punto
de partida de varias conversaciones.
P Hago un poco de trampa y le pido consejos a un verdadero experto. César Cantabria, es profesor de seducción y a través de su
web Vandada.com promociona talleres para que “chicos tímidos aprendan a interactuar con mujeres de manera romántica y sexual”. El instructor domina completamente el Tindermundo. Me habla de estrategias y técnicas como si esto se tratara de un partido de fútbol... o una guerra. Dice que debo usarlo sólo como medio de contacto. “Hay que evitar el ‘ciber pololeo’, esas cosas no
sirven”, comenta enfático. Me recomienda poner una foto donde me vea alegre, sociable y no aparezca haciendo cosas ridículas.
Luego, hacer contacto, caer bien y salir de Tinder lo antes posible para tratar de pasar al que, teóricamente, es el siguiente nivel:
conseguir un número telefónico, entrar al Whatsapp y tratar de quedar en un encuentro en persona.
F Esto me recuerda el espacio “Solteras sin compromiso” de Sábado Gigante. Ahí un grupo de jóvenes desfilaba por el escenario
intentando convencer de sus bondades físicas y espirituales a un grupo de mujeres. Tinder tiene algo de esa dinámica. La aplicación te pide que describas qué buscas: te ofrece escoger rango de edad, y más novedoso aún, de poner un margen de distancia
para localizar a las posibles citas vía GPS. Yo pongo 50 km y comienza “el desfile” de fotos de solteros.
P Ya en el sitio, y bien entrenado comienzo a recorrer los perfiles de Tinder. Basadas en las coordenadas de edad y distancia empiezan a aparecer fotos. Uno acepta o rechaza. Si aceptas la foto la tiras a la derecha. Mandarla a la izquierda, en el mundo Tinder
significa que rechazaste a la candidata. Hay fotos en carretes, en la playa, en traje de noche, en bikini, selfies, en blanco y negro,
con el perro, etc.
F Aparecen interminables fotos de hombres (y cuando digo interminables es en serio). El fenómeno es más fuerte entre los jóvenes
y, por ahora, no abundan los mayores de 30. Empiezo a creer que es verdad el ranking que dice que Chile está entre los primeros
países con más solteros de la Ocde, (39%). Aceptar, rechazar, derecha, izquierda, derecha. Cuando recibes un like de alguien que tú
ya aceptaste, el teléfono vibra y te avisa con un “congratulations you have a new match” (Felicitaciones, tienes una nueva pareja).
P El sitio está lleno de fotos de mujeres que claramente no necesitan de una aplicación para atraer las miradas. Me pregunto qué
hacen aquí. Mi primera impresión es que hay bastante de reafirmación de la autoestima. Carlos, estudiante de agronomía de 23
años, cree lo mismo. Él usó la aplicación durante meses: “Me metí con la esperanza de conocer a alguien, porque tengo poco
tiempo. La idea es buena, pero a mí no me funcionó y no pude generar mucha interacción. Al final, mis compañeras la usan para
competir cuál recibe más likes”, comenta.
F Termina mi primer día en Tinder y tengo 24 seguidores. Nada mal. Comienza la conquista.
P Después de la primera noche y tras ver una infinidad de imágenes obtengo mis primeros matches: cinco. Cuando esto ocurre,
se abre un chat que permite a las dos personas hablar y conocerse. Pero la primera lección es que obtener matches en Tinder no es
garantía de nada. Puedes generar coincidencias con muchas mujeres, pero es poco probable que ellas inicien una conversación.
Aquí. al parecer, es el hombre que tiene que tomar la iniciativa.
F Al segundo día despierto con 40 matches. A las 07:00 am, ya he recibido 20 “buenos días”. También frases como: “tu saludo es
el mejor comienzo para hoy”. La lista sigue creciendo. Intento establecer una conversación con todos y me voy encontrando con
tres tipos de estrategias: El directo que va y pregunta “¿Sexo casual?”. Los galanes que dicen cosas tipo: “Con esa sonrisa estoy seguro que la vida te ha sonreído mucho”. Por último, están los que entran como amigos. Después de encuestar a varias amigas,
coincidimos que algunos son más aburridos y dicen cosas como “¿y qué cuentas?”. Otros en cambio te relatan anécdotas entretenidas del día, del trabajo, de lo que hacen. El más interesante es el que me cuenta que tiene una banda y está preocupado porque
anda afónico.
P Reparto los primeros “hola”. Recibo las primeras respuestas. Ahora, debo tratar de generar interés, creo. Me imagino que debe
haber muchos otros tratando hacer lo mismo, así que hay que diferenciarse. Los “¿cómo estás?” no son una buena opción y generalmente terminan en diálogos tediosos o en la indiferencia total. Preguntar por actividades o profesiones puede resultar, a veces.
Fernanda
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