¿QUÉ ES LO BUENO? LA GRAN PREGUNTA ÉTICA Todos queremos vivir bien. En esto estaríamos todos de acuerdo. Lo que resulta más difícil es definir en qué consiste esa buena vida. A primera vista, la respuesta parece fácil: lo importante es disfrutar, pasarlo bien. ¿Es eso verdad? Si lo fuera, supondría que podríamos hacer todo lo que nos diera satisfacción y eliminar lo que nos estorbara. La respuesta no es tan convincente como parece. A lo largo de la historia, los filósofos han intentado buscar una respuesta mejor a la pregunta “¿qué es lo bueno?” Para hacerlo, han propuesto soluciones distintas. Al enfrentarse unas teorías con otras, se han podido comprobar sus puntos débiles y fuertes. Poco a poco, se han ido viendo con claridad las soluciones malas, y nos hemos podido poner de acuerdo en muchas soluciones buenas. 1. LAS TEORÍAS ÉTICAS Ética y teorías éticas La Ética, como parte de la Filosofía, pretende buscar explicaciones racionales que sirvan para argumentar lo que se considera moralmente bueno; de este modo, se puede aspirar a elaborar una moral universal, válida para todas las culturas. Ética: parte de la filosofía que reflexiona sobre lo que se considera moralmente bueno e intenta elaborar racionalmente una moral universal, válida para todas las culturas. Teoría ética (o sistema ético): cada una de las distintas explicaciones racionales sobre lo que se considera moralmente bueno. Su conjunto constituye la historia de la Ética Pero esta búsqueda de la Ética también ha tenido su historia. Es decir, no siempre se han dado los mismos argumentos, ni se han llegado a las mismas conclusiones. La historia de la Ética integra las distintas maneras de razonar sobre cuál es la mejor manera de vivir y de comportarse. Sus respuestas se denominan “teorías o sistemas éticos”. La Ética ha elaborado diversas respuestas o teorías éticas. Es necesario conocerlas y estudiarlas, porque nos ofrecen argumentos racionales, y no meros deseos subjetivos, sobre qué puede ser lo mejor para el ser humano. A partir de estos argumentos, podemos intentar descubrir los más universalizables, que proporcionen valores y normas al proyecto ético de convivencia. Éticas materiales y éticas formales Las teorías éticas suelen agruparse en dos grandes grupos: las éticas materiales o de fines y las éticas formales o del deber. · Éticas materiales. A este grupo pertenecen todas las explicaciones éticas que tienen estas dos características: afirman que existe un fin o bien supremo que 1 guía nuestro comportamiento moral, y establecen una serie de normas o pautas morales para alcanzarlo. “Materiales” quiere decir que tienen contenido, es decir, pautas y fines. No hay que confundirlas con “materialistas”, que son aquellas éticas que establecen como bien supremo algo material, como tener riquezas. Hay éticas materiales materialistas, como el utilitarismo, y éticas materiales espiritualistas, como la ética cristiana. A este grupo pertenecen la mayoría de teorías o explicaciones éticas. Se diferencian entre ellas en cuanto al fin que establecen como moralmente bueno. Cada una argumenta y razona dicho fin de forma distinta, lo que puede dar lugar a un cierto “relativismo ético”, pues resulta difícil determinar cuál de ellas es preferible y por lo mismo universalizable, es decir, válida para todo el mundo. · Éticas formales. Las éticas formales o del deber afirman que lo que de debe mover al ser humano a comportarse bien no es alcanza un fin o bien supremo, sino obrar desinteresadamente, guiado tan solo por lo que dicta la conciencia racional como deber de conducta. Este modo de entender la Ética surgió en el siglo XVIII: la propuesta innovadora fue de Immanuel Kant, y con ella pretendía superar el relativismo ético al que podían dar lugar las teorías éticas anteriores (las materiales). Kant pretendía buscar un criterio moral que fuera guía de conducta para toda la humanidad. Pensaba que la razón no podía decir qué llevaba a la felicidad o apartaba de ella, porque cada uno puede entenderla de forma distinta. Su criterio fue formal, pues lo que cuenta es la forma, la intención con la que se realicen los actos. Se llaman también éticas del deber, porque afirman que el único motivo que debe guiar la conducta moral es el cumplimiento del deber, es decir, porque el comportamiento correcto se impone a mi conciencia como el mejor, sin esperar nada a cambio. Las éticas que han continuado en esta dirección pretenden fundar una moral universal. Todas ellas intentan decirnos en qué consiste el bien y cómo debe ser una conducta buena. 2. ÉTICAS MATERIALES Lo bueno es el placer Parece que esto es innegable. ¿Qué es lo que todos queremos? Disfrutar. Pero inmediatamente aparecen los problemas. ¿Y si lo que me hace disfrutar va a tener consecuencias malas para mí o para otros? ¿Y si el placer me esclaviza, como sucede con la droga? Los filósofos tuvieron que poner algunas limitaciones a esa idea de lo bueno. Epicuro (341-270 a.C.), un famoso filósofo griego, dijo que el bien no era el placer sensual sin freno o sin medida, sino “un placer guiado por la razón”. Afirmó que es sabio el que sabe obrar bien y “realiza un cálculo prudente” para averiguar qué placeres son más intensos y duraderos, y cuáles tienen menos consecuencias dolorosas. No se trata siempre de los placeres materiales o sensuales, sino de los racionales y espirituales, que cualitativamente son superiores. Esta teoría se llama 2 hedonismo (porque hedoné es “placer” en griego) o epicureismo, por el nombre de su autor. Lo bueno es lo más útil para el mayor número de personas Muy cercana al epicureismo se encuentra otra teoría llamada utilitarismo. Para sus defensores, lo bueno consiste en “alcanzar la mayor felicidad para el mayor número de personas”, entendiendo por felicidad “el placer y la ausencia de dolor”. La diferencia básica que introduce el utilitarismo frete al hedonismo de Epicuro es su carácter social: el placer para el mayor número posible. Una acción moral será mejor y más deseable en la medida en que pueda beneficiar o repercutir en un mayor número de personas. Los principales defensores de esta teoría son los filósofos ingleses Jeremy Bentham (1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1873). Esta corriente ha ejercido una gran influencia en la época contemporánea, sobre todo en las llamadas “economías del bienestar”, a las que aspiran las democracias modernas, entre las que se encuentra la Unión Europea. Lo bueno es actuar para conseguir la perfección de nuestra naturaleza Todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices y en que intentamos dirigir nuestra conducta para conseguirlo. El problema surge cuando intentamos explicar qué entendemos por felicidad. Teleología: modo de explicación basado en las causas finales. Uno de los principales filósofos griegos, Aristóteles, encuentra la felicidad en su concepción teleológica de la naturaleza, según la cual todos los seres tienen una meta o finalidad que les es propia: las plantas vivir una vida vegetativa; los animales, una vida instintiva y sensitiva; y las personas, una vida racional. Actuar bien es actuar conforme a la meta o finalidad que es propia de cada ser. La peculiaridad propia y específica del ser humano es la razón, por tanto, las acciones buenas y que, por lo mismo, han de conducirnos a la auténtica felicidad, son las que están de acuerdo con su naturaleza racional. No es que las cosas materiales o sensibles no nos produzcan felicidad, pero es una felicidad que no está a la altura de nuestra naturaleza, sino que es común con la de otros seres vivos que también sienten y padecen. Una vez satisfechas esas necesidades, la auténtica felicidad, según Aristóteles, consiste en vivir una vida guiada por la razón y la búsqueda de la verdad. En definitiva, vivir una vida a la altura de nuestra naturaleza racional. Lo bueno es seguir la ley natural La filosofía cristiana y, en especial, santo Tomás de Aquino, uno de sus pensadores más importantes, defiende que lo bueno es seguir lo que establece la ley natural, que es el orden impuesto por Dios. El criterio de lo bueno no se basa en que haya sido justificado por la razón, sino en que haya sido ordenado por Dios. 3 Para santo Tomás, muy influido por Aristóteles, lo natural en la vida humana no es solo la vida contemplativa o racional, sino que ésta culmina en la contemplación de Dios, al descubrirse como el origen y supremo hacedor de todo lo real. La auténtica felicidad está en la unión con Dios, y la conducta buena es la que nos lleva a ese encuentro. En esta afirmación coinciden todas las corrientes del cristianismo, desde san Agustín, pasando por santo Tomás, hasta otras tendencias más actuales. Este planteamiento presenta el problema de que la ética se hace dependiente de la Teología, por lo que sería necesario ponerse primero de acuerdo acerca de la divinidad y de cuáles son sus mandatos. Lo bueno es ser libre La felicidad también puede entenderse como autosuficiencia o no necesitar nada, ser libre de las necesidades, ser feliz con lo que se tiene, sin aspirar a más, sin desear nada más. Podría interpretarse como una postura conformista, pero en realidad supone un ejercicio de autodominio y voluntad, como dijo Epicteto al formular su ideal de virtud: “domínate y aguanta”. Las dos corrientes históricas más representativas fueron, en la Antigüedad: · Los cínicos, del griego kynikós, que significa “perruno”; tomaron este nombre por destacar que la mejor manera de vivir es en armonía con la naturaleza, ajenos a las necesidades superfluas propias de la vida en sociedad. Según ellos, el ideal de la persona sabia y buena es el de quien sabe encontrar la felicidad en la vida sencilla, austera, al margen de placeres y convenciones sociales. · Los estoicos, partieron también de la íntima relación entre las leyes de la naturaleza y las del ser humano. Para ellos, vivir bien significa vivir en conformidad con la naturaleza. La naturaleza marca el orden universal y rige sabiamente tanto el destino de las cosas como el de las personas. La felicidad se encuentra cuando el ser humano entiende y acepta este orden universal, admitiendo el destino marcado por la naturaleza. La persona virtuosa es la que sabe dominarse y aguanta, manteniendo la paz de su espíritu. Además, propusieron la idea de que el ser humano era ciudadano del mundo. Los filósofos estoicos más conocidos han sido los griegos Zenón de Citio, su fundador, y Epicteto, y los romanos Séneca y el emperador- filósofo Marco Aurelio. Ambas corrientes, cínicos y estoicos, tienen repercusión en la actualidad en los movimientos ecologistas, defensores de la vida armónica y tranquila cercana a la naturaleza. Todas las teorías éticas expuestas hasta aquí intentaron definir lo bueno por la felicidad, pero se diferenciaban en el modo de entenderla: el placer, el bienestar para la mayoría, la vida racional, la contemplación de Dios, la liberación de las necesidades. 4 3. ÉTICAS FORMALES Lo bueno es cumplir el deber Las éticas formales nos dicen cómo se debe encontrar lo bueno, pero sin darnos normas concretas. Kant, uno de los filósofos más importantes de la historia, innovó radicalmente la forma de reflexionar sobre la ética. El criterio moral no ha de buscarse externamente al ser humano, en la búsqueda de la felicidad, sino en su interior, en su conciencia moral. Kant llegó a esta conclusión porque quería superar el relativismo moral propio de las éticas materiales, en las que cada uno puede entender por bueno y justo conductas diferentes. Esto daba lugar a conflictos. Era preciso sentar las bases de una ética universal. Ésta es la noble tarea de la ética o filosofía moral. Si la ciencia puede establecer leyes universales de la naturaleza, con mayor motivo habrá de esforzarse por encontrarlas para ordenar la convivencia. El instrumento con el que contamos es el mismo: la razón. Más concretamente, la razón práctica, que es el uso de la razón para determinar lo justo y ¿Qué significa imperativo categórico? bueno. La razón práctica debe esforzarse por Un imperativo es un mandato o encontrar un criterio o ley moral universal. Un precepto que ordena actuar de una imperativo o precepto moral que pueda tener determinada manera. Un imperativo validez universal, que sea categórico, es decir, categórico tiene validez universal y que no esté sujeto a condiciones o decisiones sin condiciones, sin prometer nada a cambio, ni la felicidad individual ni individuales. ningún otro fin. Kant formuló así su imperativo categórico: “Obra de tal manera que tu forma de actuar pueda servir de norma universal de conducta”. Lo bueno es actuar con autenticidad El existencialismo es una filosofía del siglo XX, basada en el individualismo y en la pérdida de los grandes ideales. Según el existencialismo, el ser humano está solo, abandonado a la ineludible necesidad de tenerse que hacer hasta en el más pequeño detalle. En este desamparo en que se encuentra, el ser humano, a pesar de todo, tiene que vivir, tomar decisiones, seguir existiendo. La persona auténtica es la que es capaz de aceptar esta cruda verdad, sin ampararse en excusas para no aceptar su realidad. El ser humano es dueño de su vida, y su vida son los actos que realiza. Fuera de esto no hay más. Pero la búsqueda de autenticidad, sin ninguna norma externa, puede dar lugar a conductas criminales: un terrorista puede ser muy auténtico y seguir las indicaciones de su conciencia al poner una bomba. 5 Lo bueno es lo que pensamos juntos En las llamadas éticas del diálogo, se trata de decidir lo que se considera buena en un diálogo en el que participen todas las partes afectadas; lo importante es ponerse de acuerdo en el procedimiento para decidir qué es lo bueno. En cierta manera, pretende ampliar la teoría de Aristóteles, que decía que lo bueno era lo que la razón de cada uno decidiera. Para esta teoría ética, el diálogo entre seres racionales afectados por un asunto es el procedimiento para alcanzar la verdad. En realidad, esta teoría da por supuesta ya una conducta moral éticamente buena, pues previamente a sentarse a discutir, cada uno deber haber tomado una serie de decisiones éticas: estar dispuesto a escuchar los razonamientos ajenos y a seguir el argumento mejor. Estas ideas las han defendido en la actualidad sobre todo los filósofos alemanes Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel, y en España la filósofa Adela Cortina. Otras teorías éticas Otros pensadores han considerado que la mejor manera de descubrir lo bueno era juzgar cada asunto desde un punto de vista objetivo, imparcial, como si uno fuera un juez que debe actuar sin dejarse llevar por sus sentimientos, simpatías o preferencias. Como queremos, por ejemplo, que nos evalúen nuestros profesores. Esta teoría la defendió un pensador y economista inglés del siglo XVIII llamado Adam Smith. John Rawls, un filósofo actual, ha hecho una propuesta parecida. Para ser justo, antes de decidir sobre una tema ético hay que “cubrirse con el velo de la ignorancia”. ¿Qué quiere decir esto? Que debo razonar sobre el tema como si no supiera la manera en que me afecta a mí. Por ejemplo, al pensar sobre el tema de la emigración, sobre las soluciones más justas, no debo tener en cuenta si soy emigrante o ciudadano de un país al que llegan los emigrantes, si soy rico o pobre. 4. EL PROYECTO ÉTICO COMÚN COMO MODELO UNIVERSAL Nuevos problemas, nuevas propuestas Hemos visto el modo como se han ido formando las morales, y el esfuerzo de la inteligencia por elaborar modelos éticos válidos para toda la humanidad. Las morales culturales o religiosas, que durante siglos permanecieron aisladas y muy estables, tuvieron que evolucionar para enfrentarse a nuevos problemas: · Problemas derivados del contacto con otras culturas. Por ejemplo, la moral cristiana tuvo que convivir con la moral musulmana. En este siglo, la moral liberaldemocrática tuvo que enfrentarse con la moral comunistas, que decía que solo el Estado tenía derechos, pero no el individuo. · Nuevos problemas o nuevas reivindicaciones que aparecen dentro de la sociedad, lo que obliga a buscar nuevas soluciones justas. Se han planteado 6 problemas nuevos en asuntos que antes no se consideraban que fuesen problemáticos: - Se reclamó la igualdad entre hombres libre y esclavos, entre blancos y negros, entre hombres y mujeres, después de siglos en los que se había aceptado la esclavitud o la desigualdad como algo “natural”. - Algunos creadores éticos se enfrentaron a las posturas tradicionales que denigraban a los hijos naturales de una manera injusta. - Durante siglos, los homosexuales fueron considerados enfermos o perseguidos por juzgarlos contrarios a la naturaleza. Su exigencia para que reconocieran sus derechos planteó una nueva discusión ética. - Todas las culturas han defendido la propiedad privada de alguna manera. El comunismo intentó abolir la propiedad privada, y hacer que el Estado fuera el propietario de todos los medios de producción. La reflexión sobre la cuestión obligó a definir de otra forma la propiedad privada. Un principio de acuerdo Algunas personas dicen que nunca nos pondremos de acuerdo para elaborar una ética, pero, de hecho, lo estamos logrando. La Declaración Universal de los Derechos Humanos es un primer esbozo de lo que puede llegar a ser. Necesita, sin duda, perfeccionarse y, sobre todo, ponerse en práctica, pero cumple las normas para evaluar lo bueno. Todas las personas que los juzguen objetivamente desearían estar protegidas por ellos. Es la mejor solución descubierta para resolver los conflictos, las consecuencias que produce son buenas y forman un todo coherente que está de acuerdo con las naturaleza y las expectativas humanas. Además, como teoría ética, aprovecha la mayor parte de los descubrimientos de las teorías anteriores. Trata de facilitar la búsqueda individual de la felicidad. Pero como debe buscarla en sociedad, tiene que ser una felicidad compatible y cooperadora con la felicidad de los demás. Debe estar de acuerdo con la naturaleza humana, es decir, favorecer la libertad, la sociabilidad, y las expectativas y necesidades humanas. La felicidad humana tiene que ser descubierta por la inteligencia, tras una búsqueda rigurosa y objetiva, y tiene que poder ser justificada ante los demás, mediante el diálogo justo. Por último, una vez fijado el modelo que hemos de realizar, de él se deducen derechos, pero también deberes para todos. 7