¿Por qué lucha José Vicente Rangel? Aníbal Romero. En los años

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¿Por qué lucha José Vicente Rangel?
Aníbal Romero.
En los años sesenta y setenta José Vicente Rangel encarnó para numerosos
venezolanos el prototipo del político comprometido con causas nobles, que
trascendían la ambición de poder y respondían a valores humanistas. Aún
durante ese tiempo, no obstante, se corrían rumores oscuros que rondaban
diversos aspectos de su carrera. Rangel fue candidato a la presidencia dos
veces, con desalentadores resultados para él, pero su posición de izquierda
"moderada" y su aparente vocación como defensor de los derechos humanos
le labraron una reputación sólida, que su controversial voto en torno al caso
"Sierra Nevada" apenas rozó.
Con sus posibilidades de llegar a la Presidencia a través del voto popular
liquidadas, Rangel se entregó al periodismo de denuncia, con admirable
consistencia y perseverancia, pero de nuevo en un contexto del que jamás
desaparecieron los rumores sombríos acerca de sus motivaciones y objetivos.
Muchas de sus denuncias se quedaban en generalidades, los nombres de los
acusados eran normalmente omitidos, la siembra de dudas se utilizaba como
instrumento de presión, y no pocos hablaban del ejercicio del soborno y el
chantaje (al menos sicológico) a través de las columnas del
político-periodista, y más tarde de su programa de televisión. Rangel no
corregía si alguien le demostraba que se había equivocado, jamás rectificaba
en público, nunca reivindicaba a quienes hubiesen sido injustamente
agraviados en sus escritos. Eran tiempos en que la mayoría deseaba escuchar
denuncias, acusaciones, críticas, de los partidos y políticos democráticos, del
sistema, de la Cuarta República, y Rangel -apoyado a plenitud por los medios
de comunicación- proporcionaba una implacable dosis semanal del nutriente
que la gente quería.
A pesar de los tímidos cuestionamientos a sus métodos, de los comentarios en
voz baja sobre presuntos intereses pecuniarios y cobros realizados a raíz de
sus denuncias (o de sus silencios), Rangel acrecentó su prestigio en los
ochenta y noventa como pocos periodistas lo han logrado en Venezuela. Su
figura era tomada como ejemplo entre muchos estudiantes de comunicación
social acerca de lo que debe ser un periodista: una persona que combina el
coraje moral con la competencia profesional y la absoluta independencia de
criterio.
Luego vinieron los golpes de Estado de 1992. Rangel los apoyó, y también
corrió la aventura de la candidatura de Hugo Chávez, cuyo triunfo le ha
catapultado a un poder que jamás pudo ni podrá alcanzar en las urnas
electorales. Ahora bien, hoy uno se pregunta: ¿qué mueve a José Vicente
Rangel? ¿Por qué lucha? ¿Cuál es su causa, cuáles son sus objetivos, qué
busca?
Rangel pasó de ser un periodista de denuncia a convertirse en obsecuente
servidor de un régimen canalla y truhán. La imagen que alguna vez tuvo como
persona decente y desprendida ha devenido en una especie de Maquiavelo
tropical, en quien la ironía sustituye la verdad, el sarcasmo la nobleza, y la
falsificación perenne la gallardía. Rangel es hoy repudiado por
centenares de miles, posiblemente millones de venezolanos, y la figura que
una vez suscitó admiración y apego es ahora percibida con una mezcla de
rabia y desprecio. ¿Y todo esto por qué, y para qué?
El caso de Rangel seguramente demuestra la dura realidad de que, como dijo
Lord Acton, "el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente".
No obstante, en Hugo Chávez, por ejemplo, existe un confuso y delirante
compromiso con una "revolución", un compromiso fantasioso, es cierto, pero
compromiso al fin. Chávez pareciera creer en algo, o al menos lo pretende.
¿Mas en qué cree Rangel? Es inconcebible que un hombre de su veteranía y
cinismo crea con sinceridad en la "Revolución Bolivariana"; suponer eso sería
insultar su inteligencia, que la tiene. Otros dicen que su motivación es el dinero,
o el puro ejercicio del poder.
Yo no lo pienso así. Mi impresión es que en José Vicente Rangel (como en Roy
Chaderton) se mueven impulsos de otra índole, vinculados desde luego al
poder pero que no se identifican con éste. Percibo más bien una especie de
sed de venganza, contra un pasado, unas élites y unas estructuras políticas
que no les permitieron llegar arriba en su momento, y hacia las cuales Rangel
en particular desarrolló un odio insuperable. Hoy lleva a cabo su desquite, y lo
patético del caso es que lo hace a costa de un prestigio y
una reputación (falsos sin duda, ya lo sabemos) que eran lo único que en
efecto le reivindicaba en un medio en el que su figura engañó a más de un
incauto. Y ese desquite también se concreta sobre las ruinas generadas por
un proceso, el "bolivariano", que ha significado una tragedia para
Venezuela, que ha arruinado lo que quedaba de nuestra economía, dividido
nuestra sociedad, y envenenado los espíritus de los venezolanos.
Se dice que Rangel está detrás de una maniobra final, destinada a quedarse
con el poder así sea provisionalmente, luego de que se vaya Chávez. Es
posible. Y de ser cierto hablaríamos entonces de una perspectiva que debe
llenarnos de pesar. Hugo Chávez, a pesar de la total carencia de rasgos de
nobleza y gallardía en su carácter, no tiene el alma totalmente contaminada
por la aspiración a la revancha, y cree en algo, así se trate de una pavorosa
ficción. José Vicente Rangel ya no cree en nada, y el poder presidencial en sus
manos sería una pesadilla tan dolorosa como la de Chávez. En un sentido, el
caso de Rangel es lamentable, y pone de manifiesto los peligros que entraña la
lucha implacable por el poder político en nuestra conmocionada Venezuela.
Hay lecciones que aprender de todo esto.
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