voluntad, todo esclavo debía ser liberado. Jesús con su muerte y resurrección anunció: “El que creyere y fuere bautizado, será salvado; más el que no creyere, será condenado” (Marcos 16:15-16, 19). Habiendo dicho estas palabras a los discípulos después de su resurrección, Jesús fue recibido en el cielo donde está sentado a la diestra del Padre. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él creyera, no se perdiera, más tenga vida eterna” (Juan 3:16). 18