APRENDER DE LA EXPERIENCIA A veces pensamos que una persona con mucha experiencia puede saber más que un profesional recién egresado de la Universidad. Es cierto que un alumno que no ha puesto en práctica los conocimientos teóricos recibidos durante sus años de estudio no tendrá un conocimiento completo de la profesión. Pero la sola experiencia, entendida como años de práctica de una profesión, no garantiza tampoco un mayor conocimiento de la misma. Para que exista un verdadero aprendizaje derivado de las experiencias vividas, una persona debe cubrir todas las etapas de este proceso, a saber: - - vivir la experiencia: experimentar acontecimientos o hechos; reflexionar sobre los hechos o acontecimientos vividos, pensar ¿por qué las cosas sucedieron así? ¿qué significa lo que me ha pasado o he vivido?; establecer teorías o patrones de explicación de esos acontecimientos o hechos, llegar a conclusiones sobre por qué las cosas sucedieron de esa forma; aplicar esas conclusiones a otros casos semejantes, modificar la conducta en función de las conclusiones obtenidas de la reflexión sobre los hechos o acontecimientos vividos. Por ejemplo, Norma obtuvo un aprendizaje de un hecho que le sucedió: fue asaltada después de haber abordado un taxi en la calle. Veamos: - la experiencia vivida: el asalto en el taxi; la reflexión de Norma: ¿por qué me pasó esto? ¿podría haber previsto este asalto?; la conclusión de esas reflexiones: el taxi no tenía placas, ni taxímetro, ni identificación del chofer; la aplicación de estas conclusiones: Norma no volverá a tomar un taxi en la calle si observa que no trae placas, si aborda uno y observa que no tiene taxímetro o identificación del chofer se bajará inmediatamente. Norma aprendió de esta experiencia porque reflexionó sobre ella. La reflexión es una etapa necesaria para obtener aprendizaje de una experiencia. Podemos repetir una operación o actividad durante años sin detenernos nunca a pensar por qué lo hacemos, para qué lo hacemos, para quién lo hacemos, o si se podría hacer de otra manera. Si no nos planteamos estas cuestiones no seremos capaces de modificar nuestra actividad para mejorarla o adaptarla a circunstancias o requerimientos nuevos. Tener conocimientos teóricos sobre un asunto contribuye a enriquecer tanto nuestra reflexión como nuestras conclusiones acerca de una experiencia. Probablemente un inspector de la Secretaría de Vialidad que conociera todos y cada uno de los requisitos que debe cumplir un taxi para circular por la ciudad, no habría pasado por alto las características del taxi en el que asaltaron a Norma, 1 habría llegado a la misma conclusión que ella más rápido y probablemente habría evitado que lo asaltaran. Si la reflexión sobre los acontecimientos es inadecuada o distorsionada se llegará a conclusiones erróneas que pronto la realidad se encargará de desmentir. En su análisis de los hechos Norma pudo atribuir el asalto a la forma en que el chofer la miró o a la calle en que tomó el taxi. Así, en otra ocasión Norma podría pensar que la van a asaltar porque el chofer la mira de determinada manera, lo cual obviamente no sucederá en muchos casos, desmintiendo la hipótesis que Norma hizo. O puede que Norma decidiera no tomar más taxis en esa calle, lo cual no evitará que la asalten en otra. Las cuatro etapas o fases del aprendizaje por la experiencia son: - Fase activa Fase reflexiva Fase teórica Fase pragmática Este proceso es inductivo porque a partir de experiencias concretas se llega a conclusiones generalizables, pero también deductivo porque en su última etapa se aplican conocimientos generales sobre casos particulares. En cierto tipo de enseñanza tradicional se ha acostumbrado a empezar por exponer los fundamentos teóricos de un asunto, para luego ver los casos, ejemplos o ejercicios en donde éstos se aplican. Si el alumno logra resolver satisfactoriamente esos casos o ejercicios, entonces demuestra que ha comprendido los fundamentos teóricos en que se basan y el profesor considera que el alumno ha aprendido. Si el alumno no tiene oportunidad de reflexionar sobre las teorías que se le presentan ni encuentra la relación entre éstas y la realidad es posible que pronto olvide lo aprendido, ya que este aprendizaje no tiene un “significado” para él. Los pedagogos dicen que existe un aprendizaje significativo cuando el alumno puede establecer esa relación. La enseñanza activa busca proveer al alumno con un gran número de experiencias que estén relacionadas con sus intereses o necesidades y llevarlos así hacia la adquisición de ciertos conocimientos, habilidades o actitudes. Un alumno que ha cultivado el hábito de reflexionar sobre la realidad, llegar a conclusiones y probarlas, es un alumno que ha aprendido a aprender. ¿Podemos enriquecer nuestra práctica profesional con lo que aprendimos en este curso? 2