Aprender de la experiencia: el caso de Norma. Actividad M4-16

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APRENDER DE LA EXPERIENCIA
A veces pensamos que una persona con mucha experiencia puede saber más que
un profesional recién egresado de la Universidad. Es cierto que un alumno que no
ha puesto en práctica los conocimientos teóricos recibidos durante sus años de
estudio no tendrá un conocimiento completo de la profesión. Pero la sola
experiencia, entendida como años de práctica de una profesión, no garantiza
tampoco un mayor conocimiento de la misma.
Para que exista un verdadero aprendizaje derivado de las experiencias vividas,
una persona debe cubrir todas las etapas de este proceso, a saber:
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vivir la experiencia: experimentar acontecimientos o hechos;
reflexionar sobre los hechos o acontecimientos vividos, pensar ¿por qué las
cosas sucedieron así? ¿qué significa lo que me ha pasado o he vivido?;
establecer teorías o patrones de explicación de esos acontecimientos o
hechos, llegar a conclusiones sobre por qué las cosas sucedieron de esa
forma;
aplicar esas conclusiones a otros casos semejantes, modificar la conducta en
función de las conclusiones obtenidas de la reflexión sobre los hechos o
acontecimientos vividos.
Por ejemplo, Norma obtuvo un aprendizaje de un hecho que le sucedió: fue
asaltada después de haber abordado un taxi en la calle. Veamos:
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la experiencia vivida: el asalto en el taxi;
la reflexión de Norma: ¿por qué me pasó esto? ¿podría haber previsto este
asalto?;
la conclusión de esas reflexiones: el taxi no tenía placas, ni taxímetro, ni
identificación del chofer;
la aplicación de estas conclusiones: Norma no volverá a tomar un taxi en la
calle si observa que no trae placas, si aborda uno y observa que no tiene
taxímetro o identificación del chofer se bajará inmediatamente.
Norma aprendió de esta experiencia porque reflexionó sobre ella. La reflexión es
una etapa necesaria para obtener aprendizaje de una experiencia. Podemos
repetir una operación o actividad durante años sin detenernos nunca a pensar por
qué lo hacemos, para qué lo hacemos, para quién lo hacemos, o si se podría
hacer de otra manera. Si no nos planteamos estas cuestiones no seremos
capaces de modificar nuestra actividad para mejorarla o adaptarla a circunstancias
o requerimientos nuevos.
Tener conocimientos teóricos sobre un asunto contribuye a enriquecer tanto
nuestra reflexión como nuestras conclusiones acerca de una experiencia.
Probablemente un inspector de la Secretaría de Vialidad que conociera todos y
cada uno de los requisitos que debe cumplir un taxi para circular por la ciudad, no
habría pasado por alto las características del taxi en el que asaltaron a Norma,
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habría llegado a la misma conclusión que ella más rápido y probablemente habría
evitado que lo asaltaran.
Si la reflexión sobre los acontecimientos es inadecuada o distorsionada se llegará
a conclusiones erróneas que pronto la realidad se encargará de desmentir. En su
análisis de los hechos Norma pudo atribuir el asalto a la forma en que el chofer la
miró o a la calle en que tomó el taxi. Así, en otra ocasión Norma podría pensar que
la van a asaltar porque el chofer la mira de determinada manera, lo cual
obviamente no sucederá en muchos casos, desmintiendo la hipótesis que Norma
hizo. O puede que Norma decidiera no tomar más taxis en esa calle, lo cual no
evitará que la asalten en otra.
Las cuatro etapas o fases del aprendizaje por la experiencia son:
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Fase activa
Fase reflexiva
Fase teórica
Fase pragmática
Este proceso es inductivo porque a partir de experiencias concretas se llega a
conclusiones generalizables, pero también deductivo porque en su última etapa se
aplican conocimientos generales sobre casos particulares.
En cierto tipo de enseñanza tradicional se ha acostumbrado a empezar por
exponer los fundamentos teóricos de un asunto, para luego ver los casos,
ejemplos o ejercicios en donde éstos se aplican. Si el alumno logra resolver
satisfactoriamente esos casos o ejercicios, entonces demuestra que ha
comprendido los fundamentos teóricos en que se basan y el profesor considera
que el alumno ha aprendido.
Si el alumno no tiene oportunidad de reflexionar sobre las teorías que se le
presentan ni encuentra la relación entre éstas y la realidad es posible que pronto
olvide lo aprendido, ya que este aprendizaje no tiene un “significado” para él. Los
pedagogos dicen que existe un aprendizaje significativo cuando el alumno puede
establecer esa relación.
La enseñanza activa busca proveer al alumno con un gran número de
experiencias que estén relacionadas con sus intereses o necesidades y llevarlos
así hacia la adquisición de ciertos conocimientos, habilidades o actitudes.
Un alumno que ha cultivado el hábito de reflexionar sobre la realidad, llegar a
conclusiones y probarlas, es un alumno que ha aprendido a aprender.
¿Podemos enriquecer nuestra práctica profesional con lo que aprendimos en este
curso?
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