El tubo de cámara El conseguir la identificación de cada uno de los puntos que forman la imagen óptica es tarea encomendada al tubo de cámara. !! ! La base de todo ello descansa en una placa de material fotosensible (fotoconductora o fotoemisora), sobre la cual se enfoca la imagen óptica (sucesión de luces y sombras). Esta placa está dividida en un gran número de pequeñas partes a las que se les llama elementos de imagen. Cada uno de estos elementos de imagen recibe una iluminación diferente según sea la parte de la imagen que le ha correspondido. Por lo tanto cada elemento de imagen generará una tensión distinta en función de la luz que está recibiendo. Si hiciésemos un recorrido de izquierda a derecha a través de la línea A-B del dibujo adjunto, podríamos observar: Elemento I = poca luminosidad < > poca tensión eléctrica Elemento II = luminosidad media < > tensión mediana Elemento III = luminosidad media < > tensión mediana Elemento IV = luminosidad alta < > mayor tensión eléctrica Supongamos que la identificación de cada elemento de imagen ha tenido lugar con una duración de un segundo para cada elemento. Podríamos escribir la siguiente tabla: Tiempo Tensión Eléctrica Elemento I 1" poca Elemento II 2" media Elemento III 3" media Elemento IV 4" mayor Esta tabla de tiempos-tensiones, podría representarse gráficamente: La línea obtenida en el gráfico será la representación de una corriente eléctrica variable a lo largo del tiempo. Es fácil darse cuenta que la variación de la corriente corresponde a la variación de la luminosidad de la imagen. En definitiva, se ha cumplido el principio de la traducción de variaciones de luz en variaciones de corriente eléctrica. Esta corriente variable a lo largo del tiempo es lo que constituye la señal de vídeo. Pero, ¿quién se ocupa de identificar los elementos de imagen y transformarlos en electricidad? En la actualidad existen fundamentalmente dos modos de conseguirlo: el tubo de rayos catódicos y los elementos de transferencia de carga. Tubo de rayos catódicos La respuesta a esta pregunta la contesta satisfactoriamente un invento muy anterior al vídeo: el tubo de rayos catódicos (TRC). En esencia se trata de un fino haz de electrones producido y proyectado por un elemento llamado cátodo, que es capaz de chocar contra la placa fotosensible, produciendo la descarga de ésta, en donde se ha formado la imagen óptica procedente del objetivo. Mediante un fuerte campo magnético de intensidad variable, se desvía constantemente la trayectoria del haz de electrones, tanto de arriba hacia abajo como de izquierda a derecha, de manera que este movimiento combinado hace que el haz de electrones pueda recorrer ordenadamente toda la superficie de la placa fotosensible, descargando sucesivamente todos y cada uno de los elementos de imagen, generando con ello la señal de vídeo correspondiente a la imagen proyectada. Estos tres elementos: cátodo, campo magnético y placa fotosensible, encerrados en un tubo de vacío, forman parte de lo que constituye el tubo de cámara. Los tubos fotoemisores ya hace mucho tiempo que han dejado de utilizarse por no tener una buena respuesta para el color. No obstante, hay que mencionar el tubo ORTICON, como aquel que mayor grado de perfección alcanzó con las cámaras de blanco y negro. Las cámaras que en la actualidad aún pudieran encontrarse utilizando tubos, éstos son del tipo fotoconductor, y los más evolucionados y representativos son: PLUMBICON de Philips SATICON de Hitachi NEWVICON de Matsushita