Una experiencia docente con altura y mucho alcance. Los Estados Unidos de Norteamérica mantienen sin lugar a dudas, desde hace décadas, un liderazgo mundial en cuestión de desarrollo tecnológico e investigación científica, sin embargo los indicadores estadísticos en materia de educación, advierten actualmente algunas señales de alarma que definitivamente preocupan a las autoridades de este país. Una de estas señales se relaciona con la escasez de estudiantes que actualmente cursan carreras de los ramos científicos y de ingeniería. De seguir con los indicadores actuales, los Estados Unidos tendrán muy pronto graves problemas para abastecer de profesionistas técnicos su aparato industrial, pero más grave aún, sus proyectos de investigación tecnológica. Con esta preocupación en mente, los norteamericanos han decidió seducir, cautivar o atraer a un mayor número de chicos, en las escuelas básicas y de nivel medio, hacia el estudio de carreras de ingeniería e investigación científica, a través de programas de apoyo curriculares o extracurriculares que llaman STEM (Science Technology Engineering and Math). Una de las instituciones más distintivas y que simbolizan de forma espectacular el éxito de la ciencia y la tecnología desarrolladas en EUA, lo es sin lugar a dudas la agencia espacial norteamericana, mejor conocida por las siglas NASA. Y no es casualidad que esta misma institución haya sido de las pioneras en el desarrollo de los mencionados “STEM Programms”. Dentro de este marco sin duda cae un proyecto que desde hace cierto tiempo manejan, el de los SPACE CAMPS o campamentos espaciales. El programa espacial norteamericano tuvo desde su inicio, tres sedes principales, el Centro Espacial Johnson en Houston, Texas, donde se lleva a cabo el control de todas las misiones espaciales, el Centro Espacial Kennedy en Cabo Cañaveral en Florida, desde donde son lanzados al espacio los cohetes y naves encargadas de llevar a cabo las misiones, y el Centro Espacial Marshall en Huntsville, Alabama, donde se lleva a cabo la ingeniería y el proyecto de las misiones. El propio Von Braun, genio tecnológico alemán naturalizado estadounidense que fue la cabeza de los proyectos que pusieron al hombre en la luna, fue uno de los que detectaron el interesante potencial como medio de difusión científica que los propios centros espaciales representaban. Se daba cuenta del enorme interés que despertaba en la población el poder tener acceso a tales centros y sus espectaculares proyectos de ingeniería, por lo que la NASA decidió casi desde el principio de su creación, permitir el acceso del público general a ciertas áreas controladas de estos centros espaciales. Estás áreas permitidas pasaron a convertirse en una especie de museos y salas de exposición de los nuevos proyectos que la NASA desarrollaba. Pasó poco tiempo antes de que la NASA enfocara algunas de sus exposiciones y atracciones específicamente hacia los niños y a partir del éxito inmediato que obtuvieron con éstas no tardaron mucho para idear un programa más completo de actividades, exposiciones y talleres que se convirtieron en los pioneros de los mencionados STEM programms. De ahí nació la idea de los campamentos espaciales, en los que grupos de chicos pasaban una parte de sus vacaciones hospedados dentro de las propias instalaciones del centro espacial, realizando actividades correspondientes a los mencionados programas. Finalmente, al evaluar positivamente el resultado de los campamentos espaciales como promotores de la cultura científico-tecnológica, la NASA se plantea como potencializar los resultados de sus programas y optan por una alternativa sumamente lógica, diseñar nuevos programas enfocados esta vez a los maestros o profesor de los niños a los que buscan atraer, de esta manera, al inspirar o motivar a los profesores, consiguen transmitir esta motivación a un número mucho mayor de estudiantes. Restaba sin embargo un tema por resolver, el aspecto de los costos económicos de estos programas. Si bien en el caso de los chicos, el costo solía y suele ser cubierto por los propios padres de los chicos, interesados en mejorar los niveles educativos de sus hijos, en el caso de los maestros, resultaba mucho más complicado, tanto logística como mercadológicamente, por lo que optan por un esquema de becas financiado por empresas relacionadas con la propia investigación científica. En particular, la empresa Honeywell, importante desarrolladora tecnológica, decide patrocinar un curso anual para alrededor de 200 profesores de ciencias y matemáticas, en su mayoría norteamericanos, pero con una importante participación de alrededor del 20% de maestros de diferentes países del mundo entero. Tales cursos son desarrollados por la propia NASA y consisten en una serie de ejercicios, pláticas y documentales, con fuerte enfoque didáctico, que buscan inspirar, motivar y dirigir a los maestros en novedosas direcciones en cuanto a las investigaciones científicas más actuales, dentro de un marco que simula el entrenamiento clásico de un astronauta. Este año tuve el privilegio de ser seleccionado como parte del grupo de poco más de doscientos maestros de veintitantos países, que acudimos al curso anual. La beca incluyó mi pasaje aéreo, mi hospedaje en la Universidad de Alabama en Huntsville, mis comidas, transportes y otra serie de cosas. Debo decir que fue una experiencia extraordinaria que ha cambiado definitivamente mi perspectiva hacia la didáctica de las ciencias naturales y la matemática. Fue un curso que me motivó, me divirtió y me impulsa de muchas formas a ser más creativo y a incorporar nuevos temas en mi enseñanza, actualizando continuamente mis conocimientos en este aspecto. Sin lugar a dudas, mucho de lo que tuve oportunidad de experimentar y aprender en la semana pasada en Huntsville, formará parte importante de mis próximas estrategias didácticas con los chicos de preparatoria a los que doy clases. Por otro lado, otra inquietud que me despertó el haber asistido a este viaje, fue darme cuenta de la maravillosa experiencia que para nuestros alumnos, principalmente de secundaria o preparatoria sería poder asistir a una campamento espacial como los que describí. Después de todo, las academias de inglés de nuestra institución tienen ya una larga tradición organizando viajes al extranjero, cuyo principal objetivo había sido el mejorar su manejo de la lengua inglesa, pero un campamento de este tipo, cumpliría al mismo tiempo con los objetivos de la asignatura de inglés, como con los de otras asignaturas pertenecientes a las academias de ciencias. Con esto en mente, por lo pronto yo me traje la información necesaria para contactar y presupuestar un viaje de este tipo con el centro espacial. Por si se llegara a ofrecer. Como buen maestro, se las dejo de tarea, je, je.