Resumen y comentario personal libro “la inteligencia emocional” Daniel Goleman afirma en su obra “La inteligencia emocional” que existe un tipo de inteligencia que es mucho más efectiva que el coeficiente intelectual (CI), revolucionando los cotidianos conceptos de inteligencia. El coeficiente intelectual señala, contribuye con apenas un 20% de éxito en la vida, el 80% restante es el resultado de la inteligencia emocional, que incluye factores como la habilidad de auto motivación, la persistencia, el control de los impulsos, la regulación del humor y la empatía. La inteligencia emocional nos permite ser conscientes de estar frente a realidades emocionales, nos ayuda a comprender cómo funcionan las emociones y a lidiar con ellas. Estas habilidades serían las que marcan la diferencia entre el éxito y el fracaso, entre la felicidad y el infortunio. “El término inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos. Se trata de un término que engloba habilidades muy distintas aunque complementarias a la inteligencia académica, la capacidad exclusivamente cognitiva medida por el cociente intelectual...” Un sentido de auto dominio y la habilidad de soportar las tormentas emocionales han sido elogiadas como virtudes desde los tiempos de Platón. Una vida sin pasión sería aburrida; eso sí, se trata de tener las emociones apropiadas y sentir de forma adecuada a las circunstancias, tal como lo señala Aristóteles: “Cualquiera puede ponerse furioso... eso es fácil. Pero, ponerse furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de la forma correcta… Eso no es fácil” Para encontrar el origen evolutivo y el porqué de nuestras emociones actuales, el autor se remonta a nuestro pasado más remoto: la supervivencia del homo sapiens de hace miles de años. La forma en la que el cerebro se ha ido desarrollando a lo largo de milenios y milenios explican cómo y porque las emociones juegan un papel tan importante en nuestros pensamientos y acciones. Para comprender la fisiología de las emociones se utilizan los resultados de estudios avanzados de funcionamiento cerebral. Estos métodos han hecho visible por primera vez en la historia de las ciencias lo que siempre ha sido una fuente de total misterio: conocer fielmente cómo opera la intrincada masa de células nerviosas mientras pensamos, sentimos, imaginamos y soñamos. El sistema emocional reflejo, de reacción instantánea, está ubicado en la zona inferior del cerebro. Su base de operaciones corresponde al llamado sistema límbico, que está compuesto por la amígdala, que se puede definir como el asiento de toda pasión, y el hipocampo donde surgen las emociones de placer, disgusto, ira, miedo, y se guardan los "recuerdos emocionales" asociados con ellos. LeDoux descubrió un conjunto más pequeño de neuronas que conduce impulsos nerviosos directamente desde el tálamo hasta la amígdala, además de aquellos que recorren la vía más larga de neuronas a la corteza. Esta vía más pequeña y más corta, permite a la amígdala recibir estímulos directos desde los sentidos y comenzar una respuesta antes de que queden plenamente registradas por la neocorteza, nos permite por ejemplo, reaccionar rápidamente ante un ruido u otra señal de peligro. “Este desvío parece permitir que la amígdala sea un depósito de impresiones y recuerdos emocionales de los que nunca fuimos plenamente conscientes”. Por esta razón, la mente emocional es mucho más veloz que la mente racional y se pone en acción sin detenerse ni un instante a pensar en lo que está haciendo. Si esta información llegara antes a la Neocorteza, nuestras reacciones no serían tan rápidas y seríamos más vulnerables ante peligros inmediatos. Conocer la fisiología de la emoción es una oportunidad para saber cómo es posible dominar los impulsos, incluso los más destructivos y frustrantes, idealmente orientando este aprendizaje desde la infancia. Goleman concuerda con otros especialistas, al señalar que tenemos dos mentes. Una, la mente racional, de la que somos típicamente más conscientes: más destacada en cuanto a la conciencia, reflexiva, capaz de analizar y razonar. Pero, junto a esta existe otro sistema de conocimiento, impulsivo y poderoso, aunque a veces ilógico: la mente emocional. Cuanto más intenso es el sentimiento, más dominante se vuelve la mente emocional y más ineficaz la racional. En pocas palabras, las emociones descontroladas pueden hacer estúpido al inteligente. Goleman reconoce que la noción de "inteligencia emocional" la ha tomado de Peter Salovey y existen muchas similitudes con otras teorías, como la inteligencia intrapersonal de Gardner. Según estas ideas, las competencias o aptitudes de la inteligencia emocional actúan y se expresan en dos niveles: - Las competencias o aptitudes personales. Determinan el modo en que nos relacionamos con nosotros mismos, el conocimiento y dominio de uno mismo. -Las competencias o aptitudes sociales. Determinan el modo en que nos relacionamos con los demás, como manejamos las relaciones, el reconocimiento de las emociones ajenas, la empatía. Para el control de las relaciones, las bases para el desarrollo de las "habilidades interpersonales" están en el autocontrol, saber dominarse. En la Tercera parte del libro “Inteligencia emocional aplicada” se intenta poner en práctica las distintas facetas de la inteligencia emocional en situaciones comunes de la vida. Así, examina cómo estas capacidades pueden ayudarnos a cuidar o a destruir nuestras relaciones más preciadas ofreciendo los pasos a seguir para lograr ese aprendizaje. Se da como ejemplo, el comportamiento en el matrimonio, el mundo laboral y la influencia de la vida emocional en nuestra salud. Al final del libro aparecen acciones que permiten aumentar nuestra “alfabetización emocional”. Se subraya que la persona no está determinada por el temperamento, por lo que podemos ayudar a nuestras emociones a ser más adecuadas según el contexto. Se reflexiona acerca del alto precio que deben pagar aquellas personas que, llegados a la adultez, no han sido capaces de desarrollarse adecuadamente en este ámbito. Se comentan casos reales de escuelas donde los profesores juegan un papel trascendental, promoviendo una formación integral de los estudiantes y reconciliando en las aulas a la mente y al corazón. Aparecen también otros temas interesantes como problemas en la alimentación y apéndices que profundizan en contenidos como la emoción, el circuito nervioso del temor, el programa de la ciencia del yo, entre otros. Comentario Personal Luego de leer cada capítulo del libro de forma crítica, pienso que es un buen libro al cual acudir cuando uno siente que está fallando en el control de sus emociones o actuando erradamente en situaciones de la vida cotidiana. Al inicio es bastante complicado de entender, ya que profundiza en estudios de neurociencia, es probable que personas que no tienen interés en el área de la biología tiendan a aburrirse. El autor, de todas maneras, sugiere saltarse esos capítulos si el interés no está centrado en el aprendizaje de la fisiología de la emoción. De todas maneras, creo que es necesario saber esta información al seguir la lectura ya que en muchas oportunidades se hace referencia a la amígdala como centro primario de las reacciones. En los capítulos siguientes, se utiliza un lenguaje sencillo que puede llegar a mucho público, por lo tanto se valora el hecho de acercar al común de las personas conceptos científicos de psicología que permiten darle una importancia a las emociones en nuestra vida. Hay preguntas a lo largo del libro que no tienen respuestas claras, por ejemplo “¿Qué podemos decir de combinaciones tales como los celos, una variante de la ira que también se mezcla con la tristeza y el temor?” incluso, el concepto mismo de “Inteligencia Emocional” no tiene límites claros. El concepto de inteligencia emocional aparece en ocasiones muy parecido a otras ideas existentes, se asemeja bastante a la inteligencia interpersonal de Gardner; si se revisa el significado de esta inteligencia aparece lo siguiente “La inteligencia intrapersonal es aquella que se refiere a la autocomprensión, el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones de estas emociones y finalmente ponerles nombre y recurrir a ellas como medio de interpretar y orientar la propia conducta”, por lo tanto da la impresión, incluso Goleman lo asume, que no se descubrió nada nuevo, simplemente se utilizó una nomenclatura diferente a lo que ya existía. Respecto al aporte que hace al estudio de las organizaciones se puede decir que es mínimo, ya que el libro está centrado básicamente en la comprensión de lo que ocurre al interior del ser humano, existe sólo un capítulo que amplía la visión hacia el área social, probablemente este tema se desarrolla más en el libro que sigue: “La inteligencia social” Aún así, uno puede inferir muchas ideas, por ejemplo, a nivel organizativo, la gestión debe realizarse por y para las personas, por lo que en todo momento se debiese tener presente las emociones que influyen en éstas. Las emociones le otorgan al trabajo un valor agregado determinando en gran medida el éxito o fracaso de la organización. Es importante luchar por el logro de una organización emocionalmente inteligente, de modo que en cada uno de sus empleados resulte beneficiado mejorando su calidad de vida. El ambiente de trabajo debe favorecer las relaciones y la comunicación entre sus miembros para así cumplir con el objetivo de la organización. Es preciso utilizar todos los métodos necesarios que contacten directamente con el interior de las personas, pues de lo contrario, difícilmente se podrá influir en estas. Por eso, cualquier programa que pretenda incidir sobre las actitudes y conseguir energía para el cambio y la mejora, debe contar con talleres de inteligencia emocional. Además, en el entorno escolar se pueden desarrollar habilidades sociales y emocionales en los niños, guiando a la escuela hacia lo humano, es decir, hacia el aprendizaje emocional. El reconocimiento y claridad respecto al funcionamiento de las emociones permite generar reparaciones a las crisis emocionales colectivas. Nuestra sociedad está carente de espíritu; suicidios, asesinatos, entre otros nos muestran la falta de fortalecimiento de nuestra alma. Necesitamos gente buena en esta sociedad, verdaderos líderes guíen a la humanidad. Marjorie Castro Castro