“con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Las tres primeras hermanas: Fe, Esperanza y Caridad. Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad fueron fundadas por Don Orione el 29 de junio de 1915, y tienen por fin específico el ejercicio de la caridad hacia el prójimo. Consagran sus vidas para llevar a Cristo y la Iglesia a los pequeños hijos del pueblo, y a los pobres más necesitados y abandonados mediante la enseñanza de la doctrina católica y la práctica de las obras de misericordia. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. UN POCO DE HISTORIA… Recuerda un sacerdote de la Obra: "Don Orione vino una mañana al Postulantado y me dio dos llaves diciéndome que las pusiera en las manos de la estatua de la Virgen que estaba sobre la chimenea de la capilla del Postulantado. Hice cuanto me había dicho. Hacia el mes de junio o julio del mismo año, me mandó llamar nuevamente y me dijo que fuera a buscar aquellas llaves que por orden suya había colgado de las manos de la Virgen y con grupo de probandos, provistos de escobas y de alguna pala, me llegase hasta él. Reuní los jóvenes y fuimos donde él estaba con los útiles de limpieza. Apenas nos presentamos, Don Orione tomó el sombrero y nos dijo que lo siguiéramos. Llegados a San Bernardino, me ordenó que abriera con las llaves que había retirado de las manos de la Virgen, la puerta de la sede de los socialistas, en la misma casa que en el año 1893-1894, había sido sede del primer Instituto de la Pequeña Obra. En las paredes había inscripciones y carteles rotos con "Viva Carlos Marx", "Viva el socialismo"... Comenzando por el piso superior hemos hecho limpieza como nos fue posible. Don Orione daba órdenes y caminaba por las piezas. Hemos arrancado los carteles y rasqueteado las paredes de la mejor manera, para sacar esas feas figuras. Cuando terminamos, entregué las llaves a Don Orione y regresamos a casa". Don Orione siente que ha sonado la hora de Dios, agradece a la Divina Providencia y da comienzo a la Congregación de las "Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad". Recuerda Josefina Valdettaro: "Llegué a Tortona la noche del 28 de junio de 1915. Me dirigí al Paterno, donde Don Sterpi me hizo servir un poco de cena, en el locutorio. Luego me dijo que me haría acompañar hasta San Bernardino, mientras él se adelantó para encontrarse allí y recibirme. Cuando llegué encontré dos chicos y un clérigo barriendo. La casa estaba recién pintada y completamente vacía. Faltaban puertas y ventanas. Estaban colocando el altar y la estatua del Sagrado Corazón que se encuentra actualmente; había además, una estatua de la Inmaculada sobre la ventana y una imagen de San José fijada al muro con un alfiler. Don Sterpi me hizo visitar la casa. En el primer piso había un dormitorio con la cama, una silla y mesita de luz, porta-palangana y palangana, preparadas para mí; se había hecho prestar todo del Instituto San José de las Hermanas Salesianas. En la pieza contigua había algunos platos y fuentes. En casa se encontraban ya, Catalina Volpini y su hermano Miguel..." Al día siguiente, 29 de junio, fiesta de San Pedro, Don Sterpi fue a bendecir la casa y celebró la Santa Misa, aplicándola por las benditas almas más abandonadas y más devotas del Sagrado Corazón y de la Virgen. Luego dirigió palabras de aliento a las presentes: Marquesa Josefina Valdettaro, Catalina Volpini y su hermano Miguel Volpini, al finalizar bendijo la casa con unas ramitas verdes, porque no había asperges. Regresando al Paterno mandó un muchacho con un poco de provisiones. Por la tarde, Don Sterpi volvió nuevamente, para la Bendición Eucarística y para combinar la partida hacia Ameno. Desde aquel día se comenzó a recitar los quince misterios del Rosario y las Letanías de los Santos. Así, simplemente, en la oración y en la pobreza, nacía la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, fundadas por Don Orione. Comenzaba, y esto parece providencial para un Instituto que debía ser todo papalino, el 29 de junio, festividad de San Pedro, fiesta del Papa. Allí, donde algunos hermanos nuestros desviados, habían pensado trabajar para una humanidad sin Dios, volvían a elevarse por disposición de la Divina Providencia, oraciones y cantos de adoración y alabanzas al Señor; nuevamente se volvía a invocar a la Virgen Inmaculada y al Sagrado Corazón, 1 intercediendo por todos los extraviados y los enemigos de la religión y del bien. 1 Confrontar (abreviado): Don Orione a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, págs. 41 a 44. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Capilla de la Casita de San Bernardino (la “casa de las 400 liras”) donde nacieron primero los Hijos de la Divina Providencia y luego, las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. “Sin duda este es un año de gracia para nosotras. En este Año en que el Papa Francisco providencialmente lo instituyó como Año de la Vida Consagrada, agradecemos al Señor por el centenario de fundación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad. Durante todo este tiempo estuvimos preparando nuestro corazón con reuniones comunitarias, novenas y encuentros de vida fraterna. Además, el próximo 15 de Agosto haremos una jornada de exposición al Santísimo para dar gracias a Dios por tantas gracias recibidas. Sin duda nuestro mayor desafío como consagradas es lograr siempre una mayor intimidad con Dios, seguir rezando por las vocaciones que tanto hacen falta a nuestra Iglesia y nuestra familia religiosa, y vivir nuestra consagración con alegría y paz, para ser testigos alegres y no “monjas amargadas”. ¡Ave María y Adelante!” Hermana María Fe Montenegro – Sacramentina “El acontecimiento del centenario de nuestra fundación despierta en mí muchos sentimientos. En primer lugar de enorme gratitud a Dios que me llamó a esta familia y me permite vivir este momento histórico tan importante. En segundo lugar de admiración; ante la persona de Don Orione que se jugó la vida por este sueño de caridad, pero también ante las hermanas que en estos 100 años se animaron a soñar con él luchando tanto, pasando miles de necesidades y haciendo enormes sacrificios para construir este proyecto. En este sentido también considero una gracia mi servicio en el cenáculo que me permite escuchar las experiencias de quienes vivieron la mayor parte de nuestra historia. Por último me lleva a experimentar una gran responsabilidad. Hace poco una Hermana ya anciana me dijo: “¿Cómo no te voy a querer? Si todo lo que nosotras trabajamos es para ustedes que vienen después que nosotras.” Le pido a San Luis Orione que nos ayude a seguir sembrando la caridad para ser signos del amor de Dios para los hombres de hoy”. Novicia Tamara Mará “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Qué significa "Misioneras de la Caridad". Carta Magna Don Orione mientras continuaba su viaje en pleno Océano, les envía una carta en la cual ilustra el espíritu del Instituto y el significado del nombre "Misioneras de la Caridad", asignado a sus miembros. Compartimos con ustedes un extracto de la misma: "¡Almas y almas! Océano Atlántico, 18 de agosto de 1921 A las pobres Hijas del señor, que han sido llamadas para su confusión "Las Misioneras de la Caridad", ¡gracia y paz en Jesucristo! He rezado y pensado muchas veces en ustedes durante estos días, recordando justamente que, mientras escribo, se encuentran reunidas en los santos ejercicios espirituales. Las puse a todas y las pongo a cada una en las manos de la Ssma. Virgen, para que sean como Nuestro Señor las quiere; humildes, modestas, llenas de espíritu de sacrificio y de la caridad de Jesucristo, al servicio de los pobres, de los pequeños, de los abandonados, viviendo a los pies y en el amor dulcísimo de la Santa Iglesia y del Vicario de Nuestro Señor. Recen y pidan a Jesús Crucificado el espíritu de sufrimiento y abnegación de sí mismas, de paciencia grande y de oración. Que cada abandonado encuentre en ustedes una Hermana en Jesucristo y una madre; y mientras sanan los dolores del cuerpo, den a las almas la luz y el consuelo de Dios. A cada paso comuniquen fe y pureza, dulzura y amor de Dios. Dónense todas a Dios, para ser todas del prójimo. ¡Oh, qué felices serán, si todas sacrifican la vida por Dios y por las almas! Entonces sí, que el Corazón de Jesús bendecirá su pobre comunidad. La firmeza de ustedes está en la Santa Providencia y en la Iglesia santa del papa y de los Obispos que están en dependencia y comunión con El, que es el único Vicario de Jesucristo sobre la tierra. Su pequeña Congregación religiosa llevará el nombre de 'MISIONERAS DE LA CARIDAD', que quiere decir Misioneras de Dios, porque Dios es Caridad; quiere decir Misioneras de Jesucristo, porque Jesucristo es Dios y es la Caridad; quiere decir Misioneras, esto es, evangelizadoras y siervas de los pobres, porque en los pobres ustedes sirven, consuelan y evangelizan a Jesucristo. Pero esta divina caridad, deben comenzar por tenerla ustedes y entre ustedes, vivir de ella para poder comunicarla y llevarla a su prójimo. Ruego a la bondad de Dios, que por su infinita misericordia se complazca en derramar abundantemente sobre ustedes toda clase de gracias y bendiciones. Si son humildes, pobres, si reina la paz y la unión entre ustedes, si saben perdonarse mutuamente, si tienen la bella virtud de los ángeles, la santa modestia, el Señor estará siempre con ustedes, vuestro Instituto hará un gran bien en la Iglesia y se harán santas. El Señor esté con ustedes. Las bendigo a todas. Vuestro siervo en Jesucristo, Sac. Orione de la Divina Providencia 2 2 Confrontar (abreviado): Don Orione a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, págs. 258 a 260. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Don Orione en Floresta, donde hoy se encuentra la Casa Provincial de las PHMC. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. “Han pasado ya varios años de aquellas tan familiares palabras de Don Orione “No les encomiendo las máquinas, les encomiendo las almas de los jóvenes. ¡Cuiden su espíritu, cultiven su mente, eduquen su corazón!”. “Ellos son el sol o la tormenta del mañana”. Palabras que con la misma pasión con las que fueron pronunciadas han sido encarnadas en la vida de muchos que decidieron hacerlas propias. Jóvenes que con gran sacrificio, generosidad, alegría y pasión entregaron totalmente su vida a Dios para ser hoy, después de 100 años, el Sol que ilumina el Verdadero camino a quienes hoy nos animamos a emprenderlo, esa luz que de lo alto nos anima y reconforta. Son ellas: las hermanas que nos han precedido en el tiempo… ¡Les debemos tanto! Hermanas que han transcurrido su vida al servicio de Dios y de los hombres, sabiendo estar al lado de los jóvenes para acompañarlos, escucharlos y sostenerlos maternalmente, con delicadeza. Insertas en el mundo, en cada cultura, reconociendo e intentando responder a las dificultades y necesidades sociales emergentes, con creatividad y fidelidad a Dios. De pie, de rodillas o hasta en silla de ruedas, fervorosas en la oración. ¿Quién de nosotros no atesora en su corazón el recuerdo vivo de alguna hermana que ha sido testimonio del amor de Dios para su vida? Por haberla visto, o viéndola aún hoy, dándose de lleno al servicio de los más pobres. O quizá por el testimonio de alguien que encendiéndose de su Caridad es capaz de contagiarnos algo de esa pasión que nos impide callar lo que “hemos visto y oído”. Dios no ha sembrado en vano en el corazón de ellas; por su generosa fidelidad hoy nosotros podemos disfrutar “cobijándonos a su sombra”. Esta es nuestra esperanza, sabemos que tampoco en nuestro corazón Dios siembra en vano, animémonos a ser “sol” para otros. ¡Ave María y adelante!” Hna. María de Luján Chaín “Que cada abandonado encuentre en ustedes una Hermana en Jesucristo y una madre; y mientras sanen los dolores del cuerpo, den a las almas la luz y el consuelo de Dios…” Para mi ser una P.H.M.C es un gran don de Dios, porque realmente el Señor me hace experimentar mi pequeñez y su grandeza al darme la posibilidad de Amarlo y Servirlo en los más pequeños….en estos 8 años que comencé a caminar dentro de la Familia religiosa aprendí de corazón a ser Hija, Esposa y Madre de cada una de las personas que la Providencia va poniendo en mi caminar diario. Cada una de las casa por donde pasé, que por cierto no son muchas, fui palpando el carisma de forma simple pero a la vez fuerte, teniendo experiencia de vivir la fraternidad con mis Hnas, superando las diferencias, enriqueciéndonos mutuamente, y compartiendo con mucha alegría todos los acontecimientos. En estos momentos estoy viviendo mi Si cotidiano en el Cottolengo de Avellaneda, compartiendo la vida con las residentes, el personal, las personas del barrio y mi comunidad; y me surge como San Luis Orione, la acción de gracias por esta posibilidad de sufrir junto a aquel que sufre, reír con la sonrisa fresca con aquellos que sonríen y seguir confiando que Dios va obrando en nuestra historia tejiéndola de forma tan admirable. Las pongo a cada una de las P.H.M.C en las manos del Señor para que nuestra entrega siga siendo fecunda y para que sigan muchas Jóvenes animándose a hacer experiencia del gran amor de Dios y de servir y dar a las almas la Luz y el consuelo de dios al estilo de nuestro carisma…. ¡Termino saludando a cada una con una gran AVE MARÍA Y ADELANTE! Hna. María Lilian Silva “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad en Argentina El 15 de setiembre de 1930, fiesta de la Virgen Dolorosa, finalizaban en Tortona los Santos Ejercicios. Durante los mismos, Don Orione había comunicado a las hermanas, noticias de la PODP, afirmando la necesidad de que las Hermanas debían alargar sus tiendas y cruzar los mares para llevar la luz del Evangelio a tantos pueblos privados de la fe. Les explicó el pedido insistente del Padre José Zanocchi, para poder abrir un Cottolengo donde albergar toda clase de necesidades: pobres, enfermos, huérfanos, abandonados… Después de haber encendido en sus corazones el fuego de la caridad, y ya viajando con el deseo hacia lejanas tierras, les preguntó: “¿Y ustedes, irían voluntariamente a las misiones?” La pronta respuesta fue la esperada: “Sí, sí. ¡Vamos!” Recibidas por escrito las solicitudes de las que deseaban ir a América, el Superior eligió las primeras seis hermanas que serían destinadas a las misiones. Los días que precedieron a la partida fueron de gran actividad. La mañana del 2 de diciembre de 1930 admitió a los Primeros Votos a tres de las hermanas que partirían para América: Sor María Bienvenida, Sor María Misericordia y Sor María Pax Crucis. Y las otras tres a los Votos Perpetuos: Sor María Concepción, Sor María Fe y Sor María Lucía, junto con la Superiora General Sor María Paciencia. Con gran visión de futuro y conociendo el corazón de sus hijas, Don Orione les dijo: “Yo me hago responsable de cada una de ustedes”. Por la tarde, después de elevar una plegaria a los pies de la Virgen de la Guardia y saludar a las Hermanas Sacramentinas, se dirigieron a la Iglesia San Miguel, donde el Obispo entregó a cada religiosa el Crucifijo Misionero. Luego fueron acompañadas hasta la estación por la comunidad y el pueblo de Tortona. Don Orione, deseando que esta partida tuviera un relieve particular, envió desde Génova una invitación personal a cada familia, donde comunicaba, junto con la partida, la obra de amor que iban a comenzar en América a favor de los pobres más pobres. Las hermanas se embarcan el 7 de diciembre de 1930 en el “Giulio Cesare”, llevando grabadas profundamente en sus corazones la bendición del amado padre y las palabras de despedida: “Vayan, y la bendición de Jesús Sacramentado sea vuestra ayuda y vuestra fuerza. Que Él las conforte e ilumine todos sus pasos… La Virgen Santísima las tome de la mano, enjugue sus sudores y sus lágrimas, y no las abandone nunca…” A medida que pasaban los días hacían su apostolado también en el barco, donando a cuantos se le acercaban: alegría, esperanza, serenidad y paz, la paz que sólo el corazón que se consagra a Cristo puede dar. Con el envío de las primeras seis Hermanas Don Orione respondía al pedido que le hiciera el Padre José Zanocchi desde la Argentina. Las seis primeras Hermanas Misioneras llegaron a Buenos Aires, y como estaba previsto, el Padre José Zanocchi las recibió en el puerto. A pedido de las Damas de San Vicente de Paul, fueron a Lanús, al Colegio San Vicente, donde permanecieron un año colaborando en la enseñanza catequística y dando clases de manualidades. Ellas fueron: Sor María Concepción Bova, Sor M. Fe Lanuso, Sor María Misericordia Dei Martinelli, Sor María Bienvenida Spaggiari, Sor María Lucía Meduri, Sor María Pax Crucis Carniato . El 29 de junio de 1931 tuvo lugar la apertura de la primera casa de las PHMC en el barrio de Floresta: Eugenio Garzón 3975, Capital. Casa sencilla y pobre, donada por el Sr. Juan Campos y Señora. Contaba con tres habitaciones, cocina, un pequeño comedor, jardín y garage que fue convertido en capilla, con un simple altar de madera. Con una emotiva ceremonia, el Superior Provincial de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, Padre José Zanocchi, celebró la Santa Misa y bendijo las instalaciones. La casa se puso bajo la advocación de Santa María Madre de Dios y de San Joaquín y Santa Ana. La primera comunidad estuvo formada por: Sor María Fe, Superiora, Sor María Bernardina y Sor María Natalia. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. "Por un pasado lleno de gratitud, por un presente encendido de pasión, por un futuro colmado de esperanza..." “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. “Lo que Dios tiene que decir lo dice en pocas palabras; en realidad, puede tratarse de una única palabra, que puede desarrollarse a lo largo de todo un diálogo. Pero puede ocurrir también que todo quede en una tentativa de acercamiento, y que sean necesarios muchos días, semanas, años, para que el hombre entienda de alguna manera lo que Dios quiere decirle. Ahora bien, Dios, en cuanto que es el creador y salvador del hombre, está tan cerca de él y lo conoce tan bien que sabe perfectamente cómo ha de tratarlo, cómo ha de acercarse para ser escuchado, qué palabras ha de utilizar para que el hombre responda de modo infalible”. -Adrienne von Speyr- “Que maravilloso poder tener esta experiencia de Dios, tener la certeza de que Dios nos conoce y sabe perfectamente cómo tratarnos. Sí, es una certeza que se va afianzando en el día a día, en la constancia de una vida de fe como en la incertidumbre de lo desconocido; en los días de alegría y en aquellos que están marcados por el sufrimiento y la angustia. En la vida inestable y oscilante entre el bien y el mal. Entre las virtudes y los pecados. Cuando leemos un texto así nos maravilla y surgen expresiones cómo: que genia! Es lo más!...etc. Pero el llegar a expresar estas bellas palabras surge de la experiencia, de la capacidad de descubrir lo que nos pasa o mejor dicho de cómo Dios va trabajando en nuestras vidas. Poner palabras a lo vivido, a los sentimientos, a los acontecimientos es propio de las personas que saben mirar su interior, que saben hacer una parada en el día para mirar hacia dentro, para escuchar el corazón. Es lo que hizo María antes de salir al encuentro de su prima Isabel, es lo que nos enseña Jesús antes de encontrarse con las personas. ¿De lo contrario qué podemos dar? ¿Qué podemos decir? ¿Qué podemos hacer o cómo hacer? El tiempo y el espacio que dedicamos a nuestra vida, a escuchar nuestro corazón, a ordenar nuestras ideas, a dejarnos amar por Jesús, siempre se va a traducir en buenas obras, en gestos de fraternidad, de solidaridad, en la búsqueda del bien. Porque Dios es el Bien por excelencia. Este tiempo y espacio que dedicamos a nuestra vida por más breve que sea nos va a llevar a mirar a los demás, a mirar la realidad que nos rodea y se impone; de un modo distinto. Nos va a impulsar a transformarla o mejor aún a envolverla en la misericordia de Dios para ser transformada. Es el modo que Don Orione utilizo para dar respuesta a su tiempo histórico. Se dejó conocer, amar y tratar por Dios. Permitió que Dios se acercara y hablara al corazón. Descubrir que Dios está cerca, es el gran desafío de un cristiano. Vivir la presencia de Dios como un amigo es el gozo que no podemos privarnos. Sentirlo tan cerca de uno que se puede hablar y contarle todo y en cualquier momento es la fuerza más grande que puede tener nuestro corazón. A que voy con todo esto, a que nosotros debemos aprovechar cada momento de nuestras vidas, cada circunstancia, acontecimiento, sucesos para descubrir a Dios, para tener experiencia de Dios, para poner palabras de Dios en nuestra vida. Simplemente deseo animarlos a descubrir ese mundo maravilloso que está en el interior de cada uno, a saber que sos capaz de hacer grandes cosas, a hacer la diferencia a poner tu impronta, tu marca en cada cosa que haces y decís, porque Dios quiere hacer maravillas en vos y esas maravillas darlas a conocer a los demás. ¡Ave María y adelante! Que nada ni nadie te impida hacer experiencia de Dios y hacer el bien”. Hna. María Claudia Rio “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Don Orione junto a religiosas. El por qué demoró la fundación de las Hermanas Don Orione no podía, desde la iniciación de su Obra, dejar de advertir la falta de esta presencia cálidamente materna, santamente amorosa; y ya desde entonces fue movido, aún con signos extraordinarios, a proveer de Hermanas las propias casas. Sin embargo, podemos preguntarnos: ¿Por qué entonces, nuestro venerado Padre no comenzó enseguida una fundación femenina propia? Una razón, sugerida por la prudencia y por él mismo confiada, podemos considerar: el haber querido demorar el intento, prefiriendo dar inicio a esta familia religiosa cuando él estuviese en edad más avanzada. Entonces habrían disminuido las posibles sombras de inconveniencia, surgidas en los menos buenos, por la frecuencia de relaciones de un joven sacerdote con almas femeninas, aunque santas. Pero sobre todo, él demoró porque quiso esperar la hora de Dios, la clara manifestación de su Santa 3 Voluntad: no quería hacer nada de prisa, de arbitrario, de impulsivo... 3 Confrontar (abreviado): Don Orione a las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, pág. 27. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. “¡Qué hermoso es vivir en una Congregación llamada a expresar la Caridad como un signo fecundo y vital! Siempre ha sido para mí un gran desafío esa propuesta de llegar a la meta de la heroicidad, ligada a la ideafuerza de ese toque elocuente de Don Orione: ¡QUIERO HIJOS SANTOS! Mis años Consagrados a Dios y en Él a los hermanos, han estado siempre colmado de ese Ideal que con vicisitudes, dificultades, alegrías y generosidad ha marcado toda mi vida. Por eso, estos 100 años que el Señor regala a la Iglesia y a toda la Congregación resulta ser una gran Fiesta de GRATITUD, por eso recuerdo con Alegría filial las Palabras de nuestro Padre Fundador. “Vuestra Pequeña Congregación fue fundada en el Corazón de Jesús, de allí ha venido la Caridad sobre la tierra y de allí la deben extraer para ustedes y para los demás que la misericordia de Dios les confiará. Su Pequeña Congregación llevará el nombre de MISIONERAS DE LA CARIDAD, Evangelizadoras de los pobres, porque en los pobres ustedes sirven y evangelizan a Jesucristo. Buenas hijas, la Divina Providencia las ha reunido en esta Pequeña Congregación para que, aniquilándose en su Corazón y en las manos de la Santa Iglesia de Roma, y todas encendidas de la Caridad de Jesucristo, vayan a reavivar en las almas y en los pueblos el Amor de Dios y de los hermanos. Las pongo a cada una en las manos de la Santísima Virgen, para que sean como nuestro Señor las quiere: llenas de la Caridad de Jesucristo y del Amor dulcísimo de la Iglesia. Las bendigo a todas y a las obras de vuestra caridad. Vuestro siervo en Jesucristo. Don Orione” Que la Virgen, nuestra Celestial Fundadora a todos nos cobije bajo su Manto Azul y nos lleve a Jesús para plenificar nuestras vidas en la Caridad”. Hna. María Angélica Ayala “Tu Amor y tu gracia me bastan...Repito ésta frase desde el corazón hace 17 años cuando ingresé a la Familia de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad. Soy de Córdoba – Capital, desde mis primeros años nací al carisma en la Parroquia de la obra. Me formé en la escuela Don Orione y me inserté en el Voluntariado del Cottolengo y Grupo Misionero en la Parroquia. Mientras estudiaba mi profesorado, mi vida era discernir como Jesús me quería feliz... y descubrí que en el servicio a los más necesitados me plenificaba. Cada día me he entregado a pleno para servir al Reino respondiendo desde el servicio que el Señor me haya encomendado para seguir construyendo ésta hermosa familia orionita. Hoy a las puertas del centenario me resuena en el corazón e impacta que he caminado casi una quinta parte de ésta historia y descubro como Dios me ha hecho feliz y ha ido recompensándome en mi entrega. He sido Hija, Hermana y Madre de los que él ha puesto con su Providencia en mi Vida de Consagrada. Actualmente vivo un tiempo de Gracia compartiendo la riqueza de las Hnas. ancianas, las que conocieron a Don Orione, las que hicieron con sus huellas la historia en las primeras décadas de fundación. Celebro éstos 100 años como hija de Don Orione convirtiéndome en Madre de sus primeras Hijas... No dejaré de dar gracias a Dios por éste regalo, que él me enseñé a ser fiel y generosa, para vivir feliz como éstas primeras hermanas. ¡Ave María Siempre!” Hna. María Karina Rodríguez “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Presencia EN LA PROVINCIA RELIGIOSA "NUESTRA SEÑORA DE LUJAN" (Argentina, Paraguay y Uruguay) “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. (A) Casa Provincial (B) Pequeño Cottolengo "Don Orione" - Jardín "Don Orione" (Avellaneda) (C) Instituto Don Orione (Congreso) (D) Hospital “Santojanni” - Comunidad “Madre del Divino Pastor” (E) Comunidad “Nuestra Señora de la Merced” - Hogar del Peregrino "San Francisco de Asís" (Bahía Blanca) (F) Centro "Nuestra Señora de Lourdes" (Barranqueras) (G) Pequeño Cottolengo "Don Orione" - Comunidad de Hermanas Sacramentinas (Claypole) (H) Pequeño Cottolengo "Don Orione" (Los Polvorines) (I) Comunidad “Nuestra Señora del Rosario” (Costa de Araujo) Hogar “Stella Maris” (Quequén) Hogar del niño “Don Orione” (Rafaela) Hogar de niñas “Don Orione” (Sáenz Peña) Pequeño Cottolengo “Don Orione” (Sáenz Peña) Jardín y Hogar “San Justo” (San Fernando) Noviciado "María de Nazaret" Hogar Escuela “Don Orione” (Tigre) Hogar "Santa Rosa" (Tigre) Colegio “Virgen de las Flores” (La Floresta – Uruguay) (S) Cottolengo Femenino "Don Orione" (Montevideo – Uruguay) (T) Casa “Nuestra Señora de Guadalupe” (Lambaré – Paraguay) (U) Misión “Mater Dei” (Mayor Martínez – Paraguay) (J) (K) (L) (M) (N) (O) (P) (Q) (R) Para ver el mapa completo con las descripciones de cada comunidad ingrese a: http://bit.ly/1HhLf49 “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Pequeñas hermanas misioneras de la caridad Total hermanas 134 8 Sacramentinas 126 Misioneras 10 Junioras 116 Perpetuas4 4 Novicias 22 casas 18 en Argentina 2 en Paraguay 2 en Uruguay Hermanas Sacramentinas. 4 Cinco hermanas perpetuas se encuentran realizando su labor apostólica fuera de la provincia religiosa. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. Oración por el CENTENARIO Divina Providencia, que en tu infinita bondad has inspirado a San Luis Orione a dar vida a la expresión femenina de su carisma, a través de las Pequeñas Hermanas Misioneras dela Caridad, te damos gracias por este inefable don otorgado a la Iglesia y al mundo. A ti nuestra alabanza por las Hermanas que, siguiendo los pasos del Santo Fundador, han vivido la historia de estos 100 años, y han colaborado con el proyecto del Padre, llevando la Caridad de Cristo a los pobres, a los pequeños, a los más alejados de Dios o más abandonados. Dios Providente, ayúdanos a vivir el Centenario de fundación en fidelidad creativa al carisma, dóciles a las mociones del Espíritu Santo, y abiertas a los signos de los tempos y de los lugares. Que todas las PHMC, dispersas en los cuatro Continentes, sean portadoras de la “misericordia y de la gloria” que brotan del Corazón de Cristo, y testimonien con audacia la profecía de la caridad, de la comunión y del servicio. María, nuestra Madre y Celestial fundadora, tómanos de la mano y plasma nuestra vida sobre aquella de tu Hijo Jesús, en la bondad, belleza y verdad, para reconducir a todos a la unidad en Cristo y en la Iglesia. Amén. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”. “con empuje hacia el futuro, anunciando el Evangelio de la caridad”.