Un colectivo que necesita explicarse para ser respetado es un colectivo llamado a revolucionarse, a propagar el compromiso con la libertad y la emancipación propia y del conjunto de la Humanidad. Son palabras grandilocuentes, pero no dejan de retratar perfectamente la realidad de la lucha de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales a lo largo de tantas décadas. Hoy, 28 de junio de 2009, son palabras que cobran especial sentido, en el contexto de la mayor crisis económica mundial desde 1929. Celebramos este año el Día del Orgullo y la Liberación de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales recordando que las personas LGTB también son, también somos, becarios precarios, teleoperadoras que sobreviven por debajo del mileurismo, estudiantes de un sistema educativo público que se desmantela y nos invisibiliza, víctimas de la codicia especulativa condenadas a hipotecas de por vida, paradas sin subsidio, inmigrantes sin derechos. Y más aún: que las personas LGTB somos especialmente vulnerables a las situaciones de precariedad por la losa de discriminación que soportamos por nuestra orientación sexual o identidad de género. No es casual ni anecdótico que quienes han promovido un modelo económico insostenible y quieren salir de la crisis aplicando las mismas recetas neoliberales, sean los mismos que brindan total complicidad o apoyan expresamente la discriminación y niegan el avance de derechos a las personas LGTB. El Parlamento europeo resultante de las elecciones del 7 de junio será un laboratorio de políticas regresivas contra los derechos sociales y civiles que la izquierda europea política, sindical y social hemos ido conquistando con tanto esfuerzo y lucha desde el siglo XIX. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Tenemos que plantar cara en la protesta y en la propuesta. Debemos recordar las múltiples discriminaciones cotidianas que las personas LGTB sufren, por el mero hecho de serlo, en la calle, en el trabajo, en la familia, en la escuela. Debemos subrayar que la igualdad formal que disfrutamos ni ha caído del cielo ni es suficiente. Debemos reaccionar ante cualquier intento de retroceso social y ante los recortes en las políticas de igualdad con la excusa de la crisis: frente al opaco anteproyecto de Ley de Igualdad de Trato que está preparando el Gobierno central, apostamos por una Ley Integral contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género valiente y garantista con una memoria económica digna. Debemos exigir que la austeridad, en cambio, empiece por retirar cualquier euro del erario público de las manos de aquellas instituciones LGTB‐fóbicas, empezando por la Iglesia católica. Debemos reivindicar espacios de socialización, visibilidad y participación al margen del consumo. Debemos proclamar que el neoliberalismo no está en crisis, sino que es la crisis misma, y que no renunciamos a vivir en un mundo verdaderamente justo, libre e igualitario. Izquierda Unida quiere que el espíritu arcoiris se extienda en forma de alegría rebelde y combativa. Hay más motivos que nunca para celebrar el Orgullo de nuestra lucha y para trabajar por la Liberación de todas y todos. Porque "con Precariedad No Hay Igualdad", porque "TransMariBolleras también somos clase obrera".