BARRANQUILLA - Observatorio del Caribe Colombiano

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Observatorio del Caribe Colombiano
Universidad del Atlántico
BARRANQUILLA:
LECTURAS URBANAS
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
COMPILADOR
BARRANQUILLA:
©
LECTURAS URBANAS
COEDICIÓN: OBSERVATORIO
UNIVERSIDAD
©
DEL
DEL
CARIBE COLOMBIANO
A TLÁNTICO
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT. COMPILADOR
ISBN: 958–97134–4–0
UNIVERSIDAD DEL ATLÁNTICO
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IMPRESIÓN
EDITORIAL GENTE NUEVA LTDA
IMPRESO EN C OLOMBIA . PRINTED
BOGOTÁ, AGOSTO DE 2003
IN
C OLOMBIA
AGRADECIMIENTOS
Gratitud sentida a Ubaldo Enrique Meza y Juan Romero Mendoza,
quienes desde la Rectoría de la Universidad del Atlántico, apoyaron
la iniciativa de enlazar el horizonte curricular institucional
con el entorno construido a través de El Conversatorio de la Ciudad
que cual ágora, conjuga saberes que contribuyen al fortalecimiento
de lo público, el compromiso moral de los barranquilleros
con la política y la participación en busca de una ciudad habitada
en el marco de la sostenibilidad.
A Jaime Padilla Morales, Director del Departamento
de Investigaciones, por su colaboración
en la ejecutoria de todas y cada una de estas propuestas.
Reconocimiento especial al Observatorio del Caribe Colombiano
y a su director, Alberto Abello Vives por su actitud siempre positiva
hacia las universidades públicas regionales como fuente de generación
y divulgación de conocimientos sobre el Caribe Colombiano,
y su capacidad de aporte al desarrollo urbano-regional.
Significativa mención a la Fundación Social, regional Barranquilla,
y a su director, Álvaro Parra Erazo, por su contribución en la búsqueda
de un espacio de reflexión, de diálogo, de generación de ideas,
que permitiera a la comunidad barranquillera soñar
la ciudad que queremos.
A los expositores por compartir sus experiencias y los resultados
de sus investigaciones.
A la ciudadanía barranquillera por su participación.
CONTENIDO
PRESENTACIÓN
VII
PRÓLOGO
¿CONVERSAR LA CIUDAD? ¿PARA QUÉ?
FILOSOFÍA DE UN EVENTO ACADÉMICO
IX
ALBERTO ABELLO VIVES
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
CAPÍTULO I
EL DESARROLLO URBANO DE BARRANQUILLA
Y SU DINÁMICA REGIONAL
1777-1993
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
EL INCIERTO ORIGEN DE BARRANQUILLA
PERÍODO 1897–1905
PERÍODO 1905–1922
PERÍODO 1922–1944
PERÍODO 1944–1957
PERÍODO 1957–1963
PERÍODO 1963–1983
PERÍODO 1983–1993
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA
3
4
14
18
XX
25
28
30
34
37
43
CAPÍTULO II
CIUDAD Y APERTURA ECONÓMICA: EL CASO
DE BARRANQUILLA 1991-1996
47
LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LA CIUDAD
EL PANORAMA FISCAL
UN BALANCE OBJETIVO
PERSPECTIVAS
BIBLIOGRAFÍA
48
52
53
54
56
JAIRO PARADA CORRALES
CAPÍTULO III
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS EN BARRANQUILLA
MIRTA BUELVAS ALDANA
UN MEJOR FUTURO
LA CIUDAD Y EL MEDIO AMBIENTE
BIBLIOGRAFÍA
59
69
76
77
CAPÍTULO IV
BARRANQUILLA: UNA POSTAL DE FIN DE SIGLO (DE LA NOSTALGIA AL OLVIDO) 81
JULIO NÚÑEZ MADACHI
LA IMPRONTA DE LAS COSTUMBRES ALDEANAS
EL DESPLIEGUE DE UNA CIUDAD
LA REIVINDICACIÓN DE LOS PRIVILEGIOS
LA MENTALIDAD COLONIAL EN LA CULTURA
UNA CULTURA EN REMOJO
UN DESAFORTUNADO ADIÓS
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO V
BARRANQUILLA: UN ESPACIO PARA LA SOSPECHA
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
EL MIEDO EN CIFRAS
EL DISEÑO DE LA ESTRUCTURA URBANA:
AMENAZA E INSEGURIDAD
EL ESPACIO SITIADO
EL TERRITORIO DE LAS REJAS, LAS CÁMARAS
OCULTAS Y LOS PERROS POLICÍAS
JINETES DE ROSTROS INVISIBLES
EN CONTRAVÍA CIUDADANA
LA BARRANQUILLA UTÓPICA DE JULIO ENRIQUE BLANCO
BIBLIOGRAFÍA
CAPÍTULO VI
CRISIS URBANA Y CONFLICTOS POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
JORGE VILLALÓN
ALGO DE HISTORIA
LOS AÑOS SESENTA: EL COMIENZO DE LA CRISIS URBANA
LA AGUDIZACIÓN DE LA CRISIS URBANA
EN LOS AÑOS OCHENTA
LA POLÍTICA
LOS CAMBIOS EN EL MUNDO EN LOS AÑOS OCHENTA
ARTISTAS E INTELECTUALES
LA ELECCIÓN POPULAR DE ALCALDES
REFLEXIONES FINALES
BIBLIOGRAFÍA
82
83
84
85
86
88
89
93
94
96
99
102
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133
135
PRESENTACIÓN
Este libro, Barranquilla: lecturas urbanas, es un nuevo punto de encuentro
entre la Universidad del Atlántico y el Observatorio del Caribe Colombiano. Desde que a finales de 1997, la universidad interviene activamente en
la fundación del Observatorio son varios los programas que se han adelantado conjuntamente. En esta ocasión, el Conversatorio de la Ciudad de la
facultad de Arquitectura y la línea de investigación ¿Qué ciudades estamos construyendo? del Observatorio convergen en esta publicación, para
a partir de este momento adelantar en conjunción la reflexión sobre el
estado de las ciudades de la región.
Al terminar la lectura de Poblamiento y ciudades del Caribe colombiano,
publicación que antecede a ésta, se confirma cómo nuestras ciudades no
obedecen a un modelo clásico de desarrollo y la insuficiencia teórica para
explicar, de manera integral, su evolución. Más aun, se observa que la
administración de las ciudades no está acompañada de concepciones
teóricas que fundamenten las acciones y orienten los procesos continuos
de construcción y reconstrucción urbana. En los escasos estudios urbanos adelantados en la región se observa el predominio del dato empírico
sobre la interpretación teórica.
La ciudad ha sido estudiada desde las disciplinas, que la han convertido
en objeto de estudio, la han diseccionado, fragmentado, auscultado y
recetado; y aunque desde las distintas especialidades se han hecho contribuciones notorias y trascendentes, la integralidad ha estado ausente.
La historia, la antropología, la economía, las ciencias de la comunicación, la geografía y la sociología son algunas de las ciencias desde dónde
se han hecho esfuerzos teóricos importantes, sin embargo, aun está ausente y por darse el encuentro de saberes, disciplinas y enfoques para la
construcción de las bases teóricas que permitan aproximarse al conocimiento de la ciudad.
El estudio de las ciudades del Caribe colombiano requiere de mayores
aproximaciones teóricas, que atienda e involucre distintas disciplinas,
explore la transdisciplinariedad, se arriesgue a romper paradigmas en
desuso e incorpore lo propio y particular.
Precisamente, esta compilación del profesor Luis E. Sánchez Bonett,
director del Conversatorio de la Ciudad, convierte a Barranquilla en el
laboratorio para el ejercicio de la mirada múltiple sobre una misma organización territorial urbana. Después de varios años de promover la reflexión sobre la capital del departamento del Atlántico, en un evento
académico que ha contado con la participación de los más destacados
estudiosos colombianos del tema, el profesor Sánchez Bonett se propuso compilar los exámenes que sobre Barranquilla presentaron sus propios investigadores y trascender las fronteras universitarias para entregar
a la sociedad nuevas herramientas de análisis que tendrán que ser tenidas en cuenta tanto al continuar los estudios como en los planes de
ordenamiento y desarrollo urbano.
En 1998, el Observatorio del Caribe Colombiano crea una línea de investigación sobre las ciudades de la región objeto del estudio de la cual han
sido desarrolladas cuatro fases. La primera se orientó a indagar por el
estado del arte de los estudios urbanos. La segunda indagó por el estado
de las ciudades al finalizar el siglo XX; como resultado de esta fase en al
año 2000 se publicó Poblamiento y ciudades del Caribe Colombiano. Una
tercera fase consistió en examinar el proceso de descentralización política, administrativa y fiscal y evaluar sus resultados en ciudades como Barranquilla, Cartagena y Ciénaga, al lado de otros 27 municipios. Esta
investigación, auspiciada por el Departamento Nacional de Planeación,
Fonade, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD, y
la Agencia de Cooperación Alemana al Desarrollo, GTZ, ha sido publicada bajo el título Resultados de la descentralización municipal en el Caribe Colombiano. La cuarta fase, en proceso, se ha orientado a unir el
esfuerzo de los estudiosos de la ciudad y a la conformación de un grupo
regional interdisciplinario de reflexión, de ahí el encuentro con el ejercicio impulsado desde la Universidad del Atlántico y la decisión de trabajar juntos.
Este libro hace aportes al conocimiento sobre Barranquilla, introduce
nuevos elementos de análisis, ofrece nuevas visiones desde diversas disciplinas, estimula la continuidad de los estudios urbanos e invita a la crítica.
Alberto Abello Vives
Observatorio del Caribe Colombiano
Director
PRÓLOGO
¿CONVERSAR
FILOSOFÍA
LA CIUDAD?
¿PARA
QUÉ?
DE UN EVENTO ACADÉMICO
Nosotros estimamos que quien no vive la vida
de un ciudadano no está
en realidad ocupándose de sus cosas,
sino que es un individuo inútil (...)
Nosotros consideramos al hombre que no toma
parte en la política no como alguien que se preocupa
de sus propios asuntos (apragona) sino
como alguien que carece completamente
de asuntos o negocios (acheiron).
Pericles
METAMORFOSIS
DE UN CONCEPTO
Los habitantes de la antigua Roma designaban con el vocablo civitas a
las relaciones que establecían entre sí para desarrollar sus distintas actividades, mientras que el término urbs definía la materialidad que les
servía de cerco, es decir, las murallas, calles, termas o anfiteatros. Pero,
en el laberinto histórico de su construcción, la civitas se fue metamorfoseando, amplificándose hacia la urbs, tomando como referencia positiva, en la actualidad, el hipermercado, la autopista o el manicomio.
Tal metamorfosis se acentúa en el siglo XVII con la entrada en escena
del pensamiento positivista y modernizante (Descartes), pensamiento que
siglos más tarde va a dominar el sentido y significado de la organización
y gestión del territorio de las ciudades.
Le Corbusier, por ejemplo, el urbanista más reconocido del siglo XX, en
tanto estratega teórico y operacional de la organización de la ciudad
capitalista, consideraba a la ciudad como un organismo vivo, dotado de
vasos comunicantes interconectados por “venas” viarias cuya exactitud
las convertía en verdaderos “pernos de la arquitectura”. Por tal razón,
dicho autor asume en textos como La ciudad del futuro cierta cosmovisión
cartesiana de su significado.
Definidas, entonces, la arquitectura y el urbanismo desde la biología,
esto es, como organismos adaptados al exacto cálculo del tiempo que
marca el ritmo cotidiano de sus actividades, parece leerse en la ciudad
moderna el Traité de l’homme de Descartes, donde el todo, como proyección en su pensamiento del modo de producción manufacturera, se concibe y se ajusta a una concepción mecánica. De la misma forma, cuando
el arquitecto franco-suizo define la vivienda como “máquina para vivir”,
refleja la sintonía de su pensamiento con el avance tecnológico a que
había llegado la sociedad hacia el año de 1930.
En efecto, cuando en el Discurso del método se refiere Descartes a la
planificación metódica, y conecta esta expresión con el trazado de las
ciudades modernas para distinguirlas de aquellas que se deben al azar,
como es el caso de las ciudades medievales, parece adelantarse al espíritu geométrico del lenguaje corbusiano. Dice el filósofo: “esas viejas ciudades que no fueron al principio sino aldeas y se convirtieron con el
transcurso del tiempo en grandes ciudades, están ordinariamente muy
mal trazadas si las comparamos con esa plazas regulares que un ingeniero diseña a su gusto en una llanura”.1 De modo semejante, Le Corbusier,
en su obra Hacia una arquitectura, concibe al ingeniero como paradigma
a imitar por el arquitecto debido a la exactitud y limpieza con que aquél
calcula sus espacios. En su entender el cálculo surge de la naturaleza y
de la ecuación, y al calcular “uno se halla en estado de espíritu puro, en
ese espíritu, el gusto sigue los caminos seguros”.2
Pero es precisamente en la lectura del Traité y de la Ciudad del futuro,
cuyos espíritus rondan la construcción del Jardín de Versalles, donde
más se expresa la analogía de uno y otro pensador en torno al hombre y
la ciudad como máquina:
en las grutas y fuentes que están en los jardines de nuestros reyes, en los
que la sola fuerza con que el agua se mueve, saliendo de su fuente, es
suficiente para mover diversas máquinas y aun para hacer funcionar algunos instrumentos o pronunciar algunas palabras, según la disposición de
los tubos que conducen. Y verdaderamente se pueden comparar los nervios de la máquina que os describo (la del cuerpo) con los tubos de las
máquinas de estas fuentes, sus músculos y sus tendones con los otros
diversos instrumentos y resortes que sirven para moverlas; sus espíritus
animales al agua que las remueve, en la cual el corazón es la fuente y las
concavidades del cerebro las regards (aberturas hechas, de distancia en
distancia, en un acueducto). Es más, la respiración y otras acciones semejantes, que les son naturales y ordinarias y que dependen del curso de los
espíritus, son como los movimientos de un reloj o de un molino, que el
curso ordinario del agua puede volver continuos.3
De modo parecido, para Le Corbusier el hombre será ordenamiento; la
vivienda, una máquina de habitar; los building, una máquina para trabajar; la historia, inseparable de la recta; en tanto que las determinaciones,
actos y pensamientos surgirán siempre del ángulo recto. El hombre es
exactitud, orden, gravedad, geometría, es una máquina que desde estas
determinaciones impulsa y orienta sus esfuerzos. La ciudad es por lo
x
1 Descartes, René. El discurso del método. Barcelona: Planeta, 1986, p. 11.
2 Le Corbusier. Hacia una Arquitectura.
Buenos Aires: Poseidón, 1964, p. 7.
3 Descartes René. Traité de l’homme. At,
XI, p.130-131, citado por Labastidas,
Jaime en Producción, ciencia y sociedad:
de Descartes a Marx. México: siglo XXI,
1978, p.121-122.
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tanto una empresa científica. “¿Por qué, no muestra, para hacer pensar… el esquema del sistema cardíaco?”, le dice el socio a Le Corbusier.
A lo que contesta el arquitecto: “El libro de historia natural que compré dio las confirmaciones, las amonestaciones, las incitaciones. Es tranquilizador todo lo que funciona maravillosamente bien… todo lo que
ha sido minuciosamente estudiado… La vida está hecha con un cálculo
exacto”.4
El siglo XVIII fue clave en la diversificación exacta de todas las disciplinas, que, en su afán por galardonarse como ciencias, ampararon su “verdad universal” en el campo de la física newtoniana. Desde aquí las ciencias
naturales valorarán el mundo objetivo, medible y cuantificable; en tanto
las ciencias sociales objetivarán al hombre, a su cultura, a su ética, a su
política y a su educación, como premisa para ganar el estatus de objetividad científica de la modernidad.
Escindidos el sujeto del objeto; la naturaleza, del hombre y lo racional,
de lo sensible, el siglo XIX será un territorio fértil para que tales escisiones dividan en torrijas especializadas el conocimiento de la realidad. Pero este siglo también se levanta en turbulencias como la del
romanticismo, que construye un nuevo espacio para un hombre cansado de su cosificación y lo reencuentra con la naturaleza en su psiquis y
sensibilidad.
Con este reencuentro, la dimensión urbana se verá afectada, ya en el
siglo XX, por un denso tejido, de tal forma que resultaría ingenuo pensar que el tapete histórico está punteado por una sola madeja. Pues, la
totalidad de lo existente está intervenido por el hombre, no sólo con
instrumentos que actúan como prótesis, sino sobre todo mediante el
cerebro, sin cuya actividad la vida urbana no sería posible, porque ella
“misma es un sistema de flujos energéticos, un magma de redes en
interacción, un rizoma sin forma definida, porque ninguna forma es
suficiente para expresar claramente lo urbano”. Bajo estas circunstancias, la reflexión de la ciudad en el siglo XX se verá alterada por la
complejidad de su construcción y ya no será posible abordarla desde las
exclusiones.5
4 Le Corbusier. La ciudad del futuro.
Buenos Aires: Infinito, 1962, p. 181.
5 Noguera de E, Ana Patricia. La pedagogía ambiental en la construcción de
una ética para la vida urbana. Universidad Nacional de Colombia sede
Manizales. Instituto de estudios ambientales Idea. Programa de Pensamiento y
educación ambiental. Medellín: Ecofondo, Octubre de 2000.
6 Kosic, Karel. Dialéctica de lo concreto.
México: Grijalbo, 1967. p. 55.
De ahí que ya no baste caracterizar ni definir la ciudad por el número de
habitantes, ni por sus actividades cotidianas, ni por sus rasgos culturales,
ni por su situación jurídica, política, filosófica o económica. Tampoco
puede conocerse la ciudad aislando cada uno de sus “componentes” y
agregándolos uno a uno. Como dice Kosic,6 reunir todos los hechos no
significa llegar a su totalidad, es decir, al conocimiento de la realidad.
Los hechos son conocimientos de la realidad si son concebidos como
partes estructurales de un todo, en un movimiento recíproco del todo a
las partes y de las partes al todo. Lo que significa que la ciudad, el
conjunto de sus atributos –urbanos, vivienda, salud, servicios públicos,
etc.– conforma, junto con los espacios culturales, jurídicos y políticos,
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xi
un tapete complejo de interconexiones y de interacciones tejidas histórica y socialmente, y sin las cuales resulta imposible su comprensión.
CONVERSAR…
PARA APRENDER A HABITAR
La ciudad es ahora entendible a partir de la apuesta contemporánea por
la reconstrucción del conocimiento, del pensamiento y la religazón de la
cultura científica, humanística y tecnológica en términos de la interdisciplinariedad y de la multidisciplinariedad. En este sentido, ya no puede
ser abordada en torrijas, sean éstas económicas, políticas, antropológicas,
tecnológicas o filosóficas. Su entendimiento remite a sus interconexiones
e interdependencias, al modo hologramático inherente a la unita
multiplex, permitiendo unir, así, las nociones esenciales desintegradas
por las divisiones disciplinarias: el ser humano, la naturaleza, el cosmos,
la vida, la realidad.7
Dentro de esta apuesta de reformulación del pensamiento, el hombre es
un ser biológico, psíquico, social, afectivo, racional… y la sociedad comporta dimensiones sociológicas, históricas, económicas… que al hallarse
en lo contextual y global conforman un tejido conjunto, donde el ser
humano y el conocimiento racional, empírico y técnico se complementan y se conjugan con lo mágico, mítico, simbólico y poético. Tal distinción-conjunción entre estos elementos se torna en una clave para pensar
y entender la ciudad y el individuo, no sólo en lo tangible y prosaico sino
en lo imperceptible y poético.
Esta nueva forma de ver, dice el profesor Fabio Giraldo, “lleva a tomar
conciencia de que hay una dimensión”, citando a Castoriadis, “llamada… Conjuntista, Identitaria o Ensídica, que se encuentra presente en
todas partes, en la psique, en la sociedad, en lo viviente y en el ser físico;
y otra dimensión, la “Poiética”, que es irreducible a la lógica y que no
sólo puede ser dicha, sino sencillamente ser: ambas dimensiones, Ensídica
y “Poiética”, solidarias y diferenciadas, son densas por todas partes, tan
cerca como queramos, de un elemento de una habrá un elemento de la
otra”.8 Razón por la cual la ciudad asume la dinámica de la manifestación contemporánea de la vida.
Opuesta al cartesianismo, ella no permite respuestas únicas, pues, como
interacción de saberes es expresión de diálogos, que se construyen como
un sistema abierto para el conocimiento. CONVERSAR LA CIUDAD es una
provocación a pensar, habitar y construir, en términos de Heidegger: es
un aprender a pensar en la complejidad para aprender a habitar, pues
no habitamos por haber construido sino que construimos y tenemos edificaciones en tanto que habitamos y somos habitantes.9 Un conversatorio
de la ciudad, como evento académico, invita al entendimiento de la ciudad desde estos presupuestos reflexivos, pues la ciudad, como manifesxii
7 Morin, Edgar. Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional
de Colombia, Icfes, Noviembre de 2000.
8 Castoriadis, Cornelius. Faite et á faire,
Ed. du Suil, Paris, 1997. p.100, citado
por Giraldo, Fabio en: Ciudad y crisis
¿Hacia un nuevo paradigma? Santafé
de Bogotá: Tercer Mundo Editores,
1999, p. 47.
9 Heidegger, Martin. “Construir, Habitar,
Pensar”. Aporte Revista del Cudech, año
2 Vol. II, N° 8-9, mayo / Junio. México,
1983, p. 15.
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
tación contemporánea de la sociedad, exige tanto la democratización
del conocimiento como la democracia cognitiva para darle sentido a su
ámbito territorial y obtener un reconocimiento de su identidad cultural,
social, simbólica y ambiental.
CONVERSAR…
PARA POTENCIAR LA ALTERIDAD
Como manifestación de la vida contemporánea, la ciudad fundamenta,
entonces, su razón de ser en el reconocimiento de la complejidad como
hilo múltiple y diverso de su reflexión, lo que supone el reconocimiento
del individuo vivo en tanto ser y forma histórico-social.
Pero ello sólo es posible a partir de algo que es profundamente humano:
el lenguaje. Por eso la ciudad es discusión, reflexión, argumentación y
deliberación política. Sin discusión no hay creación, y estas dos, a su vez,
no existirían sin el lenguaje. Por eso, también, cuando no existe el lenguaje como “medio” deliberativo, las acciones humanas son reemplazadas por la violencia.
Sin embargo, imbuida en el torbellino tecnocrático, la ciudad ve amenazada hoy sus identidades locales y regionales por la mancha globalizadora
que recorre el planeta hiperurbanizando territorios, sometiendo la vida
de sus habitantes a la cronometrización diaria, a la pérdida de la solidaridad.
Este proceso reconoce una creciente crisis que se expresa en la indiferencia y sentido utilitario con que el ciudadano ha venido construyendo
últimamente su “reconocerse colectivo”, es decir, la forma de encuentro
entre los individuos y los objetivos últimos de su comunidad expresa una
forma de representatividad direccionada por el “homo economicus” desde
la que se les reconoce como “consumidores ahistóricos que tienen preferencias conformadas privadamente, intereses prepolíticos cuya satisfacción debe ser maximizada”. Así se configura un ciudadano “consumidor
del bien público”, que entiende “los derechos como un bien que cabe
demandar sin ninguna responsabilidad pública”, pues, toda participación implica “un coste en información y en tiempo”.10
10 Martín, Izquierdo Jesús, en Ciudadanía y Democracia, Ledesma Pérez, Manuel, Madrid: Ed. Pablo Iglesias, 2000,
p. 67.
Tal sentido utilitarista de la representatividad colectiva termina cediendo el conocimiento complejo de los temas más generales y fundamentales de la condición humana a los “espectócratas”, quienes los parcelizan
y los reducen, haciéndolos inaccesibles. Hecho este que, en consecuencia, agudiza el debilitamiento de la razón y la responsabilidad civil e
impide que los ciudadanos y ciudadanas perciban los lazos orgánicos con
su ciudad. Sí: cuanto más técnico se vuelve el recinto colectivo de la
política, más retrocede su democratización y más se monopoliza por los
expertos, lo que en el campo de la ciudad significa más monopolio de los
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xiii
planificadores, menos derecho al conocimiento socio-espacial y menos
acceso a la complejidad del propio ser.
La ciudad, como creación histórico-social, se desplaza en sentido contrario a la negación del conocimiento. Sin embargo, ella asume éste en
función de la vida: conocer en sí mismo, esto es, per se, no tiene ningún
significado para el devenir de la ciudad, pues en ella la finalidad de
todos nuestros actos se concretan en tanto lugar de la convivencia. Por
eso, como ya se afirmó, la ciudad es el lugar de la comunicación, del
lenguaje y de la reflexión que le es consustancial, de la justicia, el bien,
la equidad y la solidaridad. Son tales objetivos últimos, los que en conjunto construyen la identidad colectiva de la comunidad.
La ciudad así vista extiende su significado a las relaciones humanas experimentadas por un “animal del habla”, que necesita de ella para poder convivir, es decir, de un espacio donde desarrollar su capacidad
expresiva a niveles superiores. La “polis” se constituye entonces en lugar
del lenguaje y la comunicación, vehículos permanentes de valores y juicios compartidos sobre la justicia, a través de los cuales se logra la unidad deliberativa, y, por otro lado, la redistribución de bienes y servicios
que emana “de la generosidad que no entra en el cálculo”. Sobre el
presupuesto de estas virtudes fue que la experiencia griega generó ese
orden social cohesivo y unitario: la polis.
El lenguaje es, pues, más que un medio de expresión: él también dirige
nuestros comportamientos, además de potenciar la capacidad de descubrimiento de lo humano, la creatividad, la imaginación y la socialización
del imaginario. Sin lenguaje no existe la posibilidad de la reflexión y
mucho menos de reflexión política. CONVERSAR LA CIUDAD desde un
conversatorio implica potencializar la alteridad como acción ciudadana
de reconocimiento del “otro”, saber escuchar como regla fundamental
de la transformación social, entender que la ciudad en sí misma está
basada en un hablar y escuchar atento. Por esta razón para los griegos el
“bárbaro” no podría construir ciudad, pues no era capaz de expresarse
con claridad.
Pericles, el urbanista más connotado de la antigüedad, expresaba: “Nosotros estimamos que quien no vive la vida de un ciudadano no está en
realidad ocupándose de sus cosas, sino que es un individuo inútil (…).
Nosotros consideramos al hombre que no toma parte en la política no
como alguien que se preocupa de sus propios asuntos (apragmona) sino
como alguien que carece completamente de asuntos o negocios
(acheiron).11
Para la comunidad ateniense, los “propios asuntos” eran “los asuntos de
los otros” en tanto los primeros se validaban en el seno de los últimos.
De allí que era indispensable conocerlos y por eso, también, la sociedad
griega era la más charlatana. Como dice el profesor Viviescas, citando a
xiv
11 K.J. Dover. Greek Popular Moralty in
theTime of Plato and Arisotle. Oxford:
Clarendon Press, 1974, pp.296-299.
Citado por Sánchez Palo, León, “La ciudadanía que hemos perdido”. En Ciudadanía y Democracia. Pérez Ledesma,
Manuel. Madrid: Pablo Iglesias Ed.,
2000, p. 43.
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
Hannah Arendt, “ser político, vivir en una polis, significaba que todo se
decía por medio de palabras y de persuasión y no con la fuerza y la
violencia: para el modo de pensar griego, obligar a las personas por medio de la violencia, mandar en vez de persuadir, eran formas prepolíticas
para tratar con gente cuya existencia estaba al margen de la polis, del
hogar y de la vida familiar”.12
En la ciudad griega, la voz es la reflexión política y la política es la voz de
la reflexión, pues en su interioridad es donde se construye el ciudadano,
y este proceso no ocupa el lugar abstracto de una participación “en sí”.
Semejante a cualquier actividad que “maneje” la materia como el alfarero moldea el barro, dice Aristóteles, la práctica de la justicia, la búsqueda del bien, su voz en la política, se hace también materia de la vida
en el lugar donde se experimenta la relación con los actos de los otros, y
ese territorio donde tiene lugar la experiencia del vivir es la polis. Por
ello la ciudad griega es el lugar donde se sistematiza una determinada
forma de comunidad que le permite influir en la vida humana y en ella
se sintetiza la política, la justicia, la ética y la democracia
La polis griega inspira a la sociedad contemporánea. Esta sabe perfectamente que el sujeto ateniense es más el producto de una cultura política
que su causa.
desde un conversatorio es permitir entonces que
en él se exprese la política, como condición para regenerar los lazos
orgánicos del ciudadano con su ciudad y sus conciudadanos, esto es,
permitir, como dice Savater,13 que el ciudadano levante una y otra vez la
mano para pedir al político o al funcionario que vaya más despacio en
sus explicaciones, sin temer a los ruidos de la sociedad o, lo que es lo
mismo, de la ciudad. Pues cuando en ella no se escuchan voces y ruidos
se pisa el terreno de lo sospechoso, ya que son los lazos cívicos construidos con estos referentes los que evitan “que la ciudad caiga en manos de
poderosos y arrogantes”.14
CONVERSAR LA CIUDAD
12 Hannah, Arendt, La condición humana. Barcelona: Ed. Paidos, 1993, p. 40.
Citado por Viviescas, Fernando, “Pensar la ciudad colombiana: reto del siglo
XXI”. En Torres T., Carlos Alberto, y
otros. La ciudad: Hábitat de diversidad
y complejidad. Santafé de Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2000,
p. 57.
13 Savater, Fernando. Ética, política ciudadana. México: Grijalbo, 1998. p. 55.
14 Viroli, M. “Un desafío al liberalismo, en
nombre de la libertad”. Revista de libros,
No.11, noviembre de 1997. p. 11. citado en Ciudadanía y Democracia. Madrid: Ed. Pablo Iglesias, 2000, p.26.
CONVERSAR…
COMPLEJIDAD CIUDADANA
Hacer transparente la ciudad implica taladrar su realidad desde la conjunción de los distintos saberes hasta hoy separados, para evidenciar en
sus sedimentaciones conocimientos que le den sentido y significación a
los objetivos últimos de la comunidad, los cuales no pueden ser otros
que los de percibir, sentir y producir la ciudad en función de la vida.
Sólo llegaremos a esta finalidad si reelaboramos el sentido de lo profundamente humano: el lenguaje, medio deliberativo que permite a la política ser síntesis de los saberes, pues, del conjunto de los saberes que nos
tensionan y dinamizan la finalidad de la vida, como afirmara Aristóteles,
“parecería que ha de ser el más principal y arquitectónico… y puesto
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xv
que la política se sirve de las demás ciencias y prescribe qué se debe hacer
y qué se debe evitar, el fin de ella incluiría el bien del hombre. Pues,
aunque el bien del individuo y el de la ciudad sea el mismo, es evidente
que es mucho más grande y perfecto alcanzar y salvaguardar el de la
ciudad, porque procurar el bien del individuo es algo deseable, pero es
más hermoso y divino conseguirlo para un pueblo y para ciudades”.15
Sí, el conocimiento no funda su razón de ser en sí mismo sino en función
de la finalidad de la vida, y es la política la que prescribe en función de
ese bien “qué se debe hacer y qué se puede evitar”. Desde este reconocimiento, CONVERSAR sobre la ciudad desde la Universidad implica abordar un espacio unitario con dos caras, el del conocimiento científico y el
de la política, porque al ámbito académico le es pertinente la religazón
de la vida natural, social y artificial para configurar horizontes de convivencia.
En consecuencia, conversar la ciudad desde el CONVERSATORIO DE LA CIUDAD es democratizar el conocimiento en el interior de la sociedad, pero
igualmente democratizarlo en términos de lo que significa su cognición
compleja, es decir, conversar la ciudad desde estos presupuestos es reconocerle a la Universidad la potencialidad de sus vasos intercomunicantes
del conocimiento y su ligazón directa con la vida, para que no siga “vigente la consideración de que la ignorancia ciudadana del conocimiento
científico y, sobre todo, en la ignorancia del llamado método científico,
se hunde una de las raíces más trágicas y patéticas de la condición humana”.16 Puesto que conversar la ciudad desde la Universidad es reivindicar
el conocimiento científico y la responsabilidad ciudadana.
El despliegue de la convivencia del razonamiento complejo de lo científico y lo político o ciudadano marca, en la contemporaneidad, la responsabilidad por el futuro de nuestras urbes, futuro que tiene por
“finalidad la vida”. Lo que significa, para la ciudad de Barranquilla,
salir de la “ignorancia ciudadana” para incentivar las facultades de sus
habitantes y, así, ellos puedan construir una ciudad donde “la gestión
no sea un conjunto de secretos hurtados a la mirada de los ciudadanos”;17 estructurarla en torno al espacio público como lugar esencial de
la integración ciudadana, pero en lo fundamental lugar del diálogo transformador de la sociedad y por tanto espacio de la justicia social, verdadero termómetro del funcionamiento democrático de la ciudad;
concebirla en términos del respeto por la naturaleza que contrarreste
“las dinámicas perversas del mercado y que se plantee favoreciendo la
densidad de las relaciones sociales en el territorio, la heterogeneidad
funcional de cada zona urbana, la multiplicación de centralidades
polivalentes y los tiempos y los lugares de integración cultural”.18
Desde estas perspectivas, el CONVERSATORIO DE LA CIUDAD se concibió
como un espacio donde la comunidad barranquillera ha de encontrar su
sentido ciudadano en medio del significado complejo de la ciudad, con
xvi
15 Lledo, Emilio. Aristóteles y la ética de la
polis. Tomo I. Ediciones Victoria Camps,
1988, p. 147.
16 Wagensberg, Jorge. Ideas sobre la complejidad del mundo. Matatemas 9.
Superinfimo 3. Tusquets Ed., Barcelona 1985. Citado por Jiménez V, Francisco. “La nueva racionalidad: la vida
como la gran pauta”. En “El paradigma
de la complejidad y los procesos académicos de la Universidad del Atlántico”. Documento Universidad del Atlántico,
2000, p. 5.
17 Wagensberg, Jorge. Ibíd.
18 Borja, Jordi. Ciudadanía y espacio público. Barcelona: Debate, 1997, p. 12.
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la intención de que éste se despliegue en la interioridad de sus cuerpos
y les permita asumir su ser ciudadano, como característica fundamental
que modela su “existencia individual y colectiva, que es posible construir
en ella”.19
LA REFUNDACIÓN DE LA CIUDAD DESDE LA UNIVERSIDAD
CONVERSAR LA CIUDAD desde el ámbito de la Universidad del Atlántico es
devolverle en parte a la comunidad barranquillera el sentido histórico
tan olvidado y es, también, comunicar a los ciudadanos el pensamiento
multidisciplinario de la academia, en este caso referido a la ciudad, con
el propósito de democratizar el conocimiento de sus aulas y de formar
ciudadanos que enaltezcan “la dignidad humana lógica, ética y estéticamente”, tal como lo concebía Julio E. Blanco.
Enaltecer “la dignidad humana” para Blanco no era una abstracción, la
Universidad debía constituirse en una especie de “Centro generador de
efectos medios para lograr efectos de fines”, y el fundamental era hacer
de Barranquilla un emporio de riquezas y de cultura” Es decir, que la
Universidad forme un ciudadano que asuma esa “Misión”, como dirían
nuestros tecnócratas.
Vale la pena, entonces, empezar el rescate de ese olvido histórico de la
academia de la Universidad el Atlántico y su compromiso con el desarrollo material y espiritual de la sociedad barranquillera recordando un fragmento de ese pensamiento de su fundador:
Propone Blanco a la universidad como cabeza del pensamiento orientado a la promoción y fomento de nuestra ciudad y de su industria turística, partiendo de la búsqueda de una estética superior para la planeación
urbanística de Barranquilla, es decir, una ciudad desarrollándose en torno a la academia y una academia desarrollándose en torno a la ciudad.
Concibe Blanco a una ciudad que explote su entorno natural trazándole
una vía circunvalar que permita el desplazamiento para su contemplación y disfrute estético: “Desde Barranquilla a Bocas de Ceniza, desde
(aquí) a Sabanilla, desde Sabanilla a Salgar, desde Salgar a Puerto Colombia; desde Puerto Colombia a Cerro Hermoso, a Puerto Caimán
–internándose ya en lo terrestre por colinas de ascenso–, a Tubará, para
allí descender a Barranca, pasar por Polonuevo, Malambo, el puerto
aéreo y Soledad, a fin de terminar en el mismo punto de partida: Barranquilla”.
19 Viviescas, Fernando. Pensar la ciudad
colombiana: el reto del siglo XXI. En
Torres T, Carlos Alberto y otros, La ciudad: hábitat y… Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia, 2000, p. 42.
Al concebir estos planes, que debían orientarse en su realización desde
la Universidad del Atlántico, Julio E. Blanco tenía la mente llena de lo
que había visto, observado y admirado en los balnearios europeos de
Francia y España (Niza, Montecarlo, Cannes, Bayona, Biarta en Fran-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xvii
cia; la Costa Verde, desde San Sebastián hasta Bilbao, y las proyecciones
de ella hasta Santander, en Cantábrico, así como las playas del levante
desde Málaga hasta Valencia, desde Valencia hasta Sitges y Barcelona
en España), todo lo cual lo llevaba a plantearse este interrogante: ¿Qué
hacer para realizar algo semejante en las costas ubicadas al Norte de
Colombia? Puesto que, según su criterio, nuestras costas nada tenían
que envidiarles en paisajes terrestres ni en panoramas marítimos a las
costas europeas. Sólo que allá la mano del hombre había aprovechado
los medios a su disposición. ¿Por qué –con valor, entereza y carácter– no
se podían elaborar proyectos para hacerlo?
Extraño puede parecer, pero no paradójico, que para responder a estas
preguntas Julio. E. Blanco, pensara en la Universidad del Atlántico,
pues juzgó que ella podía y debía ser algo así como la cabeza iniciadora
de lo que después podía entregarse a la contingencia de sus desarrollos
y progresos. Fue así como, reconstruido el Castillo de Salgar, construida
la carretera que formaba el paseo del Mar entre Salgar y Puerto Colombia, el vasto plan empezaba bajo los auspicios más promisorios.20
desde la Universidad encierra entonces el compromiso por reformular críticamente su relación con el entorno y su responsabilidad por formar ciudadanos que palpiten su pertenencia a ella,
pues la ciudad, como lo hemos afirmado a lo largo de estas notas, no son
sus estructuras físicas sino los hombres y mujeres que ella crea como
ciudadanos y ciudadanas, siendo este elemento, en últimas, lo que distingue a unas ciudades de otras. Le corresponde, pues, a la Universidad
del Atlántico conversar sobre esa relación individuo-sociedad-espaciocultura en búsqueda del nuevo ciudadano que reclama la contemporaneidad.
CONVERSAR LA CIUDAD
LECTURAS
PARA CONVERSAR
Las lecturas que bordan el contenido de la obra que presentamos son
una invitación a las comunidades académicas, a los centros de investigación, a la dirigencia política y administrativa de la ciudad y a los estudiosos de la temática a religar sus conocimientos con el interior de la
comunidad barranquillera para que podamos descubrir las estructuras
profundas y complejas del ámbito espacial en que ella inscribe su
cotidianidad.
La primera de estas lecturas tiene por objeto la historia de Barranquilla,
asunto importante, pues hasta hace algunos años era aceptado por diversos círculos de su comunidad que Barranquilla era una ciudad sin
historia. Sin embargo, las sistemáticas reflexiones que un grupo de estudiosos de la ciencias sociales, en su gran mayoría académicos de la Universidad del Atlántico, viene adelantando desde años recientes, ha
xviii
20 Este fragmento es tomado de la exposición del profesor Julio Madachi: “Universidad y ciudad en el pensamiento de
Julio E. Blanco”. Conversatorio de la
ciudad. Barranquilla: 1999.
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permitido desplazar el imaginario de su ahistoricidad e ir constatando
desde los diversos filones disciplinarios la dinámica específica con que
ella se adentra en su propia construcción como Sitio de libres, de Villa y
Ciudad, y su particular articulación con los fenómenos más fundamentales que incidieron en la conformación histórica del país.
En este sentido, a la reflexión sobre la mujer, los empresarios, los emigrantes, la educación, los servicios públicos y la prensa entre otros espacios que han permitido acceder la “arqueología” de este territorio,
tendremos que añadir el trabajo del arquitecto Porfirio Ospino, “El desarrollo urbano de Barranquilla y su dinámica regional. Periodos 17771993”, que se recoge en las páginas de este libro y que, referido a la
evolución de la estructura física de la ciudad, pareciera constatar en
cada nuevo trazado de una calle, de una manzana o de un barrio, a
manera de concreción positiva, la existencia de la materialidad histórica
de la ciudad.
Interrogando los planos de la ciudad y tejiéndolos con los fenómenos
políticos y económicos que bordean al país durante el periodo propuesto como objeto de estudio, sus reflexiones abarcan un largo periodo
histórico en la conformación de la ciudad que le permite aproximarse, a
través de un “plano” hipotético a lo que ella pudo ser en los siglos XVII
y XVIII, pues según el autor el plano más antiguo de la ciudad es el de
1897. A partir de esta fecha, el profesor Ospino aborda su estudio en
una periodización que va caracterizando de acuerdo con el significado
de los resultados obtenidos en su proceso de investigación, por la que
nos va recreando paulatinamente la aparición de los barrios Las Quintas, Abajo, San Roque, Chiquinquirá… entre 1897 y 1905, para luego
adentrarnos en el proceso de consolidación moderno de la ciudad con
barrios como El Prado, Boston, Delicias… a 1944; San José, Boyacá,
Simón Bolívar… a 1957; Las Palmas, la Magdalena, Alboraya, … a 19631983; hasta Villa San Pedro, Los Laureles, Villa Country… a 1993. Estructura barrial que en el proceso de investigación se va tejiendo con los
equipamientos colectivos y las características que va asumiendo su
estructuración vial, dibujando históricamente la estructura de la ciudad.
En efecto, el trabajo, acompañado de rigurosos datos sobre las empresas
constructoras, el número de hectáreas construidas, el tipo de desarrollo,
sea éste urbanización, loteo o invasión, articulados –como ya se dijo– a
los marcos histórico-estructurales del país, permite un acercamiento complejo al entendimiento de la ciudad y hacen del trabajo de Ospino un
material de obligada referencia para todo aquel que desee encontrar en
su morfología, tanto las razones de los conflictos de la urbe como los
desafíos que debe asumir para concretarse como un ámbito socio-espacial de la contemporaneidad.
El trabajo del economista Jairo Parada C., “Ciudad y Apertura económica: el caso de Barranquilla 1991-1996”, nos proporciona interesantes
argumentos acerca del desencanto de la ciudad en torno a la aspiración
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xix
de convertirse, según idea de los gremios de la ciudad, en “epicentro de
la apertura” al cambiar el modelo sustitutivo que hasta la fecha había
favorecido al desarrollo del “triángulo de oro”: Bogotá, Cali y Medellín.
Dicho trabajo también proporciona elementos claves para la discusión
acerca del perfil estructural que debe caracterizar su dinámica de crecimiento, pues afirma que navegar hoy en día en la órbita comercial y
financiera puede convertirse para la ciudad en un “talón de Aquiles”, ya
que: “En la era de la producción flexible son los procesos de producción
local pero con una visión global, los que deciden la dinámica de crecimiento económico, y resulta muy peligroso para una ciudad fundamentar su desarrollo sólo en el sector comercial, en la medida en que éste no
tenga apoyo endógeno caracterizado por el sector industrial. Sólo el
empleo de la industria proporciona una ocupación con un ingreso más
alto y de mayor productividad”. En el espacio económico, la reflexión de
Parada es un desafío al futuro de la ciudad, pues de tal espacio depende
la calidad de vida de sus habitantes y el reencuentro con mejores condiciones espacio ambientales, si aceptamos la metáfora de considerar la ciudad
como una “canasta familiar” cuyo acceso está determinado por las vinculaciones de sus usuarios a los sectores estructurales de la economía.
Pero el rostro de una ciudad no sólo revela los fenómenos de orden
económico. En cada uno de sus rasgos se oculta el significado cultural
de quienes la fueron poblando y moldeando a través de sedimentaciones
históricas. Desde esta perspectiva, la psicóloga Mirta Buelvas, por medio
de su texto “Barranquilla: encuentros y desencuentros”, hace énfasis
precisamente en la relación historia, cultura y espacio público. Se interesa la autora por definir a la ciudad como una construcción de múltiples
caras que en el pasado fue receptora de emigrantes de Santa Marta,
Cartagena y Ciénaga, pero después lo fue de gentes del Gran Caribe, de
alemanes, italianos, otomanos y estadounidenses; para luego acoger a
los guajiros, así como a los habitantes de las sabanas de Bolívar y de los
Santanderes y, hoy, convertirse en el foco de recepción de la violencia
generada en los Montes de María, la Sierra Nevada, el Cesar, altos del
Sinú y Urabá.
La ciudad así construida es un mosaico de comportamientos, costumbres, conductas de permanencias y cambios que se inscriben en el espacio. Son fragmentos que permiten leer la iniciativa de sus individuos. El
teatro Emiliani, el Mercado Público, el Hospital, el Camellón Abello, la
Plaza de San Nicolás, se forjaron, por ejemplo, a impulso de los primeros inmigrantes del siglo XIX, quienes proporcionaron a través de esos
espacios públicos un mejor nivel de vida a sus habitantes. Por eso para
Mirta es imperativo que la ciudad retome el espacio público como eje
estructurante de su estructura física. Según ella, los nuevos inmigrantes
forzosos, presentan “patologías” que influyen en la salud de la ciudad y
se convierten en obstáculos para la construcción de una mentalidad urbana con iniciativa ciudadana, razón por la cual hay que organizar espaxx
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
cios creativos que les permitan generar la vida colectiva, estímulos que
propicien su solidaridad y tolerancia. En momentos que la ciudad pareciera interesarse por discutir su espacio público desde la nostalgia
historicista y la contemplación esteticista, o bien desde el filón del utilitarismo mercantil, recrear la complejidad de su significado tal como lo
plantea la autora resulta de singular importancia, en tanto compromete,
desde la academia, a la dirigencia de la ciudad, a pensarlo y abordarlo en
el interior de los ámbitos que sellan la personalidad de esos nuevos
migrantes. Nos referimos a sus espacios familiares, culturales y educativos.
Pasando a otro aspecto fundamental, el desarrollo cultural de la urbe, el
filósofo Julio Núñez Madacchi en su texto, “Barranquilla: una postal de
fin de siglo (de la nostalgia al olvido)”, hila el tapete económico y cultural de finales del siglo XIX y principios del XX a partir del escenario
ambiental más popular que presenta la ciudad en nuestros días: el cuadrilátero urbano formado por el Paseo Bolívar y la Avenida Veinte de
Julio, por una parte, y el Callejón del Progreso y la Calle Real, por otra.
Allí la velocidad del transporte se sobrepone a los apresurados transeúntes y a los gritos y pregones estridentes de los vendedores de loterías, de
los carretilleros que ofrecen sus productos y de quienes atienden los
cientos de tenderetes, dibujando un ambiente cotidiano de ruido, angustia y desesperación.
Este escenario urbano, que a finales del siglo XIX se referenciaba por la
Calle Ancha, Callejón de la Niña China y la Calle Real con el Callejón
de San Nicolás, ofrecía un marco ambiental bien diferente no sólo por
su paisaje arborizado, estrecho, torcido, arenoso y pedregoso, sino también por el conjunto de interacciones sociales, culturales y económicas
que soportaba y que habría de identificarlo como el punto focal más
importante de la economía del país. En efecto, para el profesor Madacchi
este espacio urbano que si acaso alcanzaba una trama de seis manzanas,
expresaba las más significativas ventajas de la geografía de Barranquilla,
tan inmediata a las vías fluviales y marítimas que la convirtió desde un
principio en ciudad abierta a todas las colaboraciones del mundo exterior. Esta situación la hacia bien diferente a Bogotá, ciudad que aún a
principios del siglo XX seguía atada a normas eclesiásticas de dogmas
practicados con camándulas y procesiones, en tanto Medellín, que ya
era la segunda ciudad de la nación, vivía encerrada en sus montañas.
En el marco de esta dinámica, el autor plantea cómo a pesar del acelerado progreso material que en un comienzo le significó sus ventajas locativas
y la cosmovisión que de ello se desprende, constituyó una situación que
la ciudad no aprovecho en un primer momento para la construcción de
un ambiente cultural de carácter superior, aún admitiendo los esfuerzos
individuales de los alemanes Karl Meisel, Adolfo Sundheim, y Ernesto y
Jacobo Cortissoz; el norteamericano Elías Porter Pellet; el antillano sefardita Abrahan Z. López Penha y el barranquillero Esteban Márquez.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xxi
El exagerado optimismo económico, su materialismo llano y desvergonzado, la insensatez de la Guerra de los Mil Días y la inminente llegada a
Barranquilla de “la compañía o cuerpo de macheteros” bajo el mando
del general Pedro Nel Ospina, fueron los sucesos con que la ciudad despedía el siglo XIX, paralizando de momento el arrollador entusiasmo de
la aldea por hacerse ciudad. Barranquilla debió esperar, así, el segundo
decenio del siglo XX para ser escenario significativo de la cultura moderna del país, hecho que se materializó con la labor inicial de la revista
Voces (1917-1920); la aparición del periodismo moderno en la Costa Atlántica; los ensayos filosóficos de Julio E. Blanco y Luis Nieto Arteta y
la moderna narrativa de José Felix Fuenmayor, hasta llegar a un estado
vigoroso con el trabajo artístico e intelectual del “Grupo de Barranquilla” (1950).
El trabajo que nos es pertinente, “Barranquilla: un espacio para la sospecha”, advierte que debe ser propio del urbanista no pensar que su
trabajo se adelanta en el interior de un laboratorio sino por el contrario
que en algún momento es necesario pisar el barrio, la obra, entrar a las
casas y hablar con las gentes, porque sólo así le es posible encontrar las
tensiones que enmarcan el ámbito cotidiano de su habitabilidad.
Con esta advertencia, decimos nosotros, es como podemos encontrar
aquello que se esconde detrás de las cámaras ocultas, de las rejas, de los
“perros policías”, de los guardianes privados y no privados, que en la
cotidianidad moldean y organizan los imaginarios del miedo, asumiendo
la ciudad ese rostro enigmático de sus creadores, “dibujando en la epidermis de la calle, de la franja verde, del andén, del antejardín, de las
bardas, de la paramentación y los usos del suelo, el tatuaje del temor”,
de la desconfianza y las sospechas en las interacciones sociales, generando el territorio específico de la “cultura de la violencia”.
En este sentido, la violencia que ha desarticulado el tejido social de la
comunidad barranquillera ha diseñado una estructura urbana bajo el
signo de la amenaza y la inseguridad, por la que transitan los comportamientos culturales que asumen el miedo como la mejor instancia para
escapar de la muerte. De allí que salir en Barranquilla a la lúdica de la
Plaza de Aduana, que comparte el estrato uno con Barlovento o el Rincón Latino, es compartir con los canales de circulación el gesto preventivo, convertido en ritual, de despojarnos de los anillos, el reloj, la esclava,
la cadena y extender tal tic nervioso a lo largo de la “Zona negra” o la
“Zona industrial”. Pero igualmente significa desconfiar del vecino y regresar “a ver” si la reja del apartamento que acabamos de abandonar
está con seguro, previo repaso de si detrás de la puerta aún permanece
San Ignacio de Loyola, la penca de sábila o la rama de sauce.
Desde esta perspectiva, reiteramos, la estética de la ciudad se escribe con
lo signos de la amenaza o con el lenguaje del miedo. Ella se diseña como
un escenario dispuesto a hacerle frente al “otro” diferente. Ante esta
xxii
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
situación agresiva y al mismo tiempo temerosa, nuestro trabajo invita a
la regeneración de los lazos orgánicos del ciudadano barranquillero con
su ciudad y sus conciudadanos, para generar un espacio ciudadano que
afirme su identidad participante y perteneciente.
Finalmente el profesor Jorge Villalón, a la manera de un artesano –para
utilizar su definición de la labor del historiador–, teje los acontecimientos políticos más significativos de Barranquilla durante la segunda mitad
del siglo XX. Para esto, como sugiere el título de su trabajo, “Crisis
urbana y conflictos políticos a mediados de los años ochenta en Barranquilla”, hace énfasis en la década citada y, en particular, en el significado de la coyuntura electoral de la primera elección popular de alcaldes,
ocurrida el 13 de marzo de 1988.
El lente reflexivo de Villalón enfoca las propuestas y las visiones que los
diferentes actores sociales de la ciudad tenían sobre su desarrollo urbano durante esta coyuntura. En este sentido, pasa revista a los discursos
de los diferentes grupos políticos, gremios económicos y personalidades
independientes que se expresaban a través de los diferentes medios de
comunicación local, cuyo tema de discusión giraba en torno a la dramática situación de sus servicios públicos y la forma como su marcado deterioro afectaba al conjunto de sus gentes. Para el autor, el tejido reflexivo
de los diferentes procesos ocurridos en Barranquilla durante esta década encuentra sentido en los acontecimientos más relevantes que en materia política, económica e intelectual se dibujan en el panorama
internacional. De allí que no sólo nos reconstruya las particularidades
de los eventos políticos más relevantes a nivel local de la etapa preelectoral ocurrida entre septiembre de 1987 y marzo de 1988, como elementos claves para la compresión del significado que tuvo la cuestionada
elección de alcalde popular y su importancia para la evolución general
de la ciudad al final del siglo XX, sino que nos presenta un panorama
sobre la situación mundial de la década.
Este es el libro del Conversatorio de la Ciudad de la Universidad del
Atlántico, y queda abierto porque percibir, sentir y vivir la ciudad es un
problema de todos.
Luis E. Sánchez Bonett
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
xxiii
CAPÍTULO I
EL
DESARROLLO URBANO DE
Y SU DINÁMICA REGIONAL
BARRANQUILLA
1777-1993
I
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
EL
DESARROLLO URBANO DE
Y SU DINÁMICA REGIONAL
BARRANQUILLA
1777-1993*
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS**
Barranquilla constituye un caso particular en la historia de los centros
urbanos del país. De un insignificante caserío que era en la colonia, pasó
rápidamente a convertirse en el primer centro comercial e industrial de
la Región Caribe Colombiana en los inicios de la república, llegando a
consolidarse como ciudad en la segunda mitad del siglo XIX.
Tal vez el obvio ligamen del desarrollo de la ciudad a su actividad comercial e industrial haya llamado la atención de los economistas y propiciado el hecho de que los estudios sobre ella suelan enfocarse desde
perspectivas de análisis de su disciplina. Tal es el caso, por ejemplo, de
los trabajos realizados por Adolfo Meisel Roca y Eduardo Posada Carbó.
Este trabajo no ignora esta perspectiva pero la canaliza hacia un aspecto
poco investigado, ya que en el se pretende develar las relaciones entre
las actividades económicas de la ciudad y la forma como se ha construido
y transformado su espacio.
Es por eso que en él se recrea el pasado de Barranquilla desde sus orígenes hasta épocas recientes, a partir del análisis de momentos claves dentro del contexto nacional e internacional que posibilitaron su vertiginoso
desarrollo, acompañado de audaces decisiones, propias de la visión
futurista de su antigua clase dirigente. Estas lecciones del pasado deben
ser útiles para los actuales momentos en que se debate de manera empírica el rumbo que debe tomar la ciudad.
* El autor agradece de manera especial a la
Cámara de Comercio de Barranquilla y
su área de Desarrollo Urbano por el
soporte técnico en la cartografía; al equipo del quincenario El Extra, a la Escuela
Superior de Administración Pública y al
arquitecto Christian Ujueta.
** PORFIRIO OSPINO CONTRERAS. Arquitecto, especialista en Gestión y Planificación del Desarrollo Urbano y Regional.
Convenio Universidad del AtlánticoESAP.
Para el análisis concreto se utilizaron los planos de la ciudad de los años
1897, 1910, 1922, 1944, 1957, 1965, 1983 y 1993. Además se tomaron en
cuenta el número de hectáreas correspondientes a la ciudad en iguales
períodos, así como datos sobre el número de empresas existentes en cada
uno de los periodos.
En buena parte, sus fuentes han sido halladas en el Archivo del Departamento Administrativo de Planeación Distrital durante el tiempo en
que me desempeñé como funcionario de esa entidad, igualmente en el
archivo de Prensa de la Biblioteca Piloto del Caribe y en documentos
como la Encuesta Anual Manufacturera y la Encuesta de Hogares del
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
3
Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane). También
se ha obtenido información de la División de Estudios Económicos de la
Cámara de Comercio de Barranquilla y de su revista institucional.
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
El trabajo se basa en los planos encontrados hasta el momento, tomándose como periodos el tiempo transcurrido entre un plano y otro. En
este orden de ideas, el de 1897 es el más antiguo del que se tiene conocimiento. Antes de este año no se conoce plano alguno. Por esta razón,
para hacer la aproximación a la ciudad de los siglos XVII y XVIII, se
utilizan descripciones y narraciones de autores cuyas fuentes serán citadas en su momento.
EL
INCIERTO ORIGEN DE BARRANQUILLA
Como ya se ha dicho, el desarrollo urbano de Barranquilla no responde
al patrón tradicional de poblamiento desarrollado durante épocas como
las de la conquista y la colonia. Este último se basó en la fundación de
Lugares1 , Villas y Ciudades, dirigidos fundamentalmente a ejercer un
control del territorio. De esta forma Barranquilla no fue fundada sino
poblada2 mayoritariamente por personas autodenominadas libres, en un
sitio de tráfico comercial de las rutas que con mucha probabilidad ya
tenían establecidas los indígenas antes de la llegada de los conquistadores.3
En tal sentido, parece factible el hecho de que los indígenas taironas y
chimilas, asentados del lado oriental del río Magdalena, intercambiaran
sus productos en la Barranca con tribus de la cultura Mocaná ubicadas
en el territorio de Tierradentro. Este intercambio tal vez les resultara
relativamente fácil a los primeros, viajando a través de la Ciénaga Grande y saliendo por el caño Clarín, cuya boca queda casi enfrentada a los
caños de la ribera occidental que entran a lo que hoy es Barranquilla.
Este hecho, reforzado luego por la fundación de las ciudades de Santa
Marta y Cartagena, cuya única manera de comunicación con el interior
del Nuevo Reino era a través del río Magdalena, haría que este sitio
fuera ideal para la localización de un asentamiento con una clara vocación comercial desde su comienzo, como lo veremos más adelante.
Como puede verse, el anterior análisis se aparta de las afirmaciones de
Don Domingo Malabet, según el cual el origen de Barranquilla se remonta al consabido suceso, interesante desde el punto de vista literario,
pero demasiado intrascendente como hecho real, que señala como causa
de su fundación la migración del sediento ganado de los hacendados
galaperos. Según la legendaria evocación del autor citado, las bestias
entraron en veloz carrera a los patios, se tomaron el agua de las casas,
atravesaron la montaña y descendieron sobre las sabanas de Camacho,
4
1 Para el caso del Partido de Tierradentro,
nombre con el cual se llamó lo que hoy
es el Departamento del Atlántico, hay
documentación en la que se aclara que
los lugares se denominan sitios.
2 Ver Madrid Malo, Néstor. Barranquilla: “El alba de una ciudad”. Ediciones
Kelly. Bogotá, 1986.
3 A este respecto en el mismo libro de la
cita anterior, Madrid Malo dice que
“existen una serie de circunstancias históricas que nos permiten considerar que
el sitio donde originalmente se estableció el primer asentamiento barranquillero, a orillas de la ciénaga que entonces
había donde hoy queda el canal o caño
del mercado –que era el límite oriental
de las tierras de Guaimaral–, fue desde el
siglo XVII y quizás antes, un lugar ribereño en el cual se producía ya cierto tráfico comercial”. Es posible que sea éste
el mismo sitio que Don Pedro de Heredia
en 1533 en su correría por Tierradentro
encontró luego de su paso por el pueblo
indígena de Galapa. “De aquí se partió el
gobernador el mismo día y llegó a dormir
en la costa del río grande, no halló allí
pueblo sino un varadero de canoas y
estaban allí unos indios mercaderes de la
gobernación de Santa Marta, que tenían
dos canoas llenas de camarones secos que
traían por mercadería, e iban a aquel río
grande a atracar con aquella mercadería
e con sal e otras cosas”. Cronista Gonzalo Fernández de Oviedo. Natural y General Historia de las Indias. Citado por:
Madrid Malo. Op. cit. p. 13 y 14.
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
sitio donde los propietarios de las reses decidieron quedarse para evitarse problemas en los próximos veranos.
REGIONAL 1777-1993
De acuerdo con Malabet esto ocurrió en el año de 1620, fecha que es
recogida por Baena y Vergara en su libro Barranquilla, su pasado y su
presente, editado por el Banco Dugand de Barranquilla en 1922, en el
cual, como en el caso de Malabet, no se cita la fuente de tal fecha.
En igual desacuerdo sobre el origen vacuno de Barranquilla se muestran
José Agustín Blanco, en sus obras Atlántico y Barranquilla en la época
colonial y Tierradentro y Los orígenes de Barranquilla, y Néstor Madrid
Malo en el trabajo que presentó a la Academia de Historia denominado
Barranquilla, el alba de una ciudad. Según este último, la condición de
“Sitio” debió concedérsele en el tiempo transcurrido entre la compra de
los terrenos de “Guaimaral”4, en 1715, y el año de 1724, fecha que menciona el alférez José Nicolás de la Rosa en su “Floresta”, aludiendo al
“Sitio de la Barranquilla”. Los 20 compradores iniciales de que habla
Madrid Malo debieron a su vez haber subdividido estos terrenos, vendiendo parte de los mismos, ya que el Padre Salvador Gilij en su Ensayo
de historia de América (1743) se refiere a la futura ciudad de la siguiente
forma: “la Barranquilla, que creo que la llaman así para diferenciarla de
la barranca, se encuentra a cuatro leguas del mar, y dicen que tiene más
de mil almas”5. Como se ha podido ver hasta ahora, las fuentes documentales sobre los comienzos de la ciudad son muy escasas y parcas. Por
este motivo, sobre la base de estos fragmentarios relatos trataremos de ir
figurando el espacio del incipiente, pero vital asentamiento, de lo que
hoy es Barranquilla.
4 Estos terrenos eran propiedad de los
descendientes del encomendero de
Galapa Nicolás de Barros, los cuales los
tenía en arriendo a varios vecinos que
decidieron tomarlos en compra en el año
de 1715, entre los cuales se encontraba
el présbistero Don Luis Suárez, que
despues aparece reseñado en el censo de
1777. Madrid Malo. Op. cit. p. 17,
24.También, entre los compradores estaba el sargento Juan de Barros, al parecer familiar de los militares Cecilio de
Barros, capitán de Milicias Pardas y
Alexandro de Barros, Galafate (Alguacil) reseñados como autoridades en el
citado censo.
5 Romero, Mario Germán, Bruscantini,
Carlos. Estado presente de Tierra Firme. Tomo III. Bogotá 1958. Citado por:
Néstor Madrid Malo. Op. cit. p. 60.
6 No hay certeza de cuál de ellos escribió
el documento. Para algunos fue el secretario Escudero. Para otros, entre ellos
José Agustín Blanco, la obra fue escrita
por el Obispo Peredo.
7 Francisco Escudero o el Obispo Diego
de Peredo. Noticia Historial. Citado por:
Madrid Malo, Néstor. Op.cit. p. 26
Hacia 1772, cinco años antes del censo realizado por García Turín, Francisco Escudero o el Obispo Diego de Peredo6 se refiere a Barranquilla en
el documento “Noticia Historial” como “Sitio de libres, en la orilla de
una ciénaga o caño del río de la Magdalena; tiene iglesia parroquial de
piedra, madera y teja, muy capaz y decente, administra 399 familias y
1404 almas de confesión y 30 esclavos.”7
Es posible que la ciénaga en referencia, sea la Ciénaga de la Caimanera,
la cual se encontraba ubicada muy cerca a la curva donde se unen el
Caño Arriba con el Caño del Mercado y el antiguamente llamado Caño
de Soledad. La duda que se manifiesta al no precisar si el Sitio está a
orillas de una ciénaga o caño, debe obedecer a que los niveles de los
terrenos son bastante bajos en esta parte de los caños, y en épocas de
invierno y creciente, las aguas se desbordaban formando una especie de
ciénaga. Aún en la actualidad la plaza Ujueta, así como la plaza de
Magola y los alrededores del antiguo mercado sufren este problema, ya
no por la creciente del río sino por el gran volumen de aguas que conducen hasta ese sector arroyos como el de la Paz. En la fotografía N°2 de la
Plaza Ujueta tomada en 1912 se puede apreciar su gran vitalidad como
sitio de comercio. Además se perciben las edificaciones que siguen el
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
5
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Foto N° 1. Plazuela Ujueta o del acueducto en 1880. Fuente: Baena,
Fernando y Vergara, J. Ramón, 1922. Barranquilla, su pasado y su
presente. Editado por el Banco Dugand. Barranquilla.
Foto N° 2. Plazuela Ujueta en 1912. Fuente: Baena, Fernando y Vergara,
J. Ramón. 1922. Barranquilla, su pasado y su presente. Editado por el
Banco Dugand. Barranquilla.
Foto N° 3. Plazuela Ujueta y caño del mercado en 1920. Fuente: Baena,
Fernando y Vergara, J. Ramón. 1922. Barranquilla, su pasado y su
presente. Editado por el Banco Dugand. Barranquilla.
6
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EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
contorno del caño, dándole el marco a la plaza, así como la forma del
terreno a orillas del mismo que, ciertamente, parece una ciénaga en épocas de creciente por la ausencia de barrancos.
Una visión un poco más completa de lo que era el Sitio de San Nicolás
de Barranquilla, nombre con el que ya aparece en 1777, la tenemos a
partir del censo realizado ese mismo año por el Corregidor y Justicia
Mayor del Partido de Tierradentro, Juan García Turín,8 según el cual
Barranquilla tenía entonces 526 vecinos9, 2.586 almas, 5 naturales y 42
esclavos, para un total de 2.633 almas. Este total no incluye párrocos ni
otras autoridades eclesiásticas. De acuerdo con el análisis del censo
que hace José Agustín Blanco, había 132 familias inquilinas, resultantes de restar a los 526 vecinos o familias las 394 viviendas que existían
en ese momento. Se debe aclarar, sin embargo, que en su recuento
Blanco incluye 5 viviendas del anexo de Sabanilla10 en las cuales vivían
43 personas. De esta forma, el verdadero promedio de personas por vivienda en Barranquilla era de 6.76 y no de 6.5 como lo presenta José
Agustín Blanco, ya que el número de viviendas en Barranquilla sería de
389 y no de 394.
Así mismo, el promedio de personas por vivienda en el puerto de Sabanilla sería de 8.6, lo cual indica que el número de familias por vivienda
en Sabanilla era relativamente mayor que en Barranquilla. De acuerdo
con lo que dice el autor antes mencionado, en Barranquilla había casas
con cuatro y hasta con cinco familias, “lo que les da el sello de verdaderos inquilinatos y a este respecto la “capital” de Tierradentro llegaba ya
a una situación notable, puesto que el 25.1% de sus vecinos o cabezas de
familias vivían en casa ajena”11. Arriesgándonos en el análisis, estas familias debían estar compuestas en su gran mayoría por parejas jóvenes,
puesto que el promedio de personas por vivienda era relativamente bajo
(6.7), si tenemos en cuenta el 35.2% de déficit de vivienda que ya se
presentaba en esta época.
8 García Turín fue nombrado por disposición expedida el 9 de Noviembre de
1776 por el Virrey Manuel Antonio
Flores. Véase Blanco, José Agustín. Atlántico y Barranquilla en la época colonial. Ediciones Gobernación del
Atlántico. Barranquilla, 1994.
9 Según Blanco, el término se utilizaba
para definir a núcleos familiares o cabezas de familia. Ibíd.
10 Sabanilla fue el primer puerto marítimo
con que contó Barranquilla.
11 Ibíd., p. 45.
La causa de este déficit, según Blanco, debía obedecer a un ritmo de
crecimiento vegetativo o a un excesivo aumento de familias, pero en
ningún momento a migraciones, “ya que para cambiar de residencia se
necesitaba de una especial licencia de mudanza que las autoridades coloniales no concedían, sino después de un largo trámite”. Sin embargo
esto último no parece ser del todo cierto, ya que desde tiempos del
Virrey Eslava existían disposiciones en las cuales se ordenaba al Maestre
de Campo fernando Mier y Guerra reorganizar la población de las riberas del bajo Magdalena. Del mismo modo, las refundaciones hechas por
Antonio De la Torre y Miranda en las sabanas de Sucre y Córdoba muestran que no había un control total sobre los movimientos de la población
y mucho menos en el caso del Partido de Tierradentro, el cual tenía
dificultades de comunicación con la capital Cartagena. El hecho mismo
del censo muestra apenas el interés de las autoridades coloniales por
conocer la realidad del olvidado territorio.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
7
Otro aspecto importante del censo de García Turín es que en él se registró la ocupación de la población, a través de lo cual se puede observar el
perfil inicial de la ciudad y su temprana vocación comercial. Las cifras
son las siguientes:
Albañiles:
Armeros:
Bogas:
Carpinteros:
Herreros:
Pescadores:
Pintores:
Plomeros:
Sastres:
2
1
4
15
6
4
1
1
5
Talabarteros:
Labradores:
Mercaderes:
Navegantes:
Plateros:
Traficantes:
Vaqueros:
Zapateros:
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
1
2
3
24
3
12
3
24
Como puede verse, las actividades relacionadas con el campo, como las
realizadas por labradores y vaqueros apenas suman el 4.5%, frente al
13.5% del comercio de mayoristas y minoristas representados por los
traficantes y mercaderes. Las actividades directamente relacionadas con
el río (navegantes y bogas) suman el 25.2%, sin incluir el 13.5% de los
carpinteros, ya que una cantidad tan alta de éstos no podía dedicarse
exclusivamente a elaborar puertas, camas y demás elementos relacionados con la vivienda, sino también a trabajos relacionados con la fabricación y arreglos de las embarcaciones. Vale la pena destacar la presencia
significativa que tienen las personas clasificadas como zapateros, la cual
conforma el 21.6% de los oficios. Esta cantidad de zapateros tampoco
podía dedicarse exclusivamente a la satisfacción del pequeño mercado
local, sino que debía satisfacer la demanda de otras poblaciones, en lo
que se podría considerar como el sector “industrial” de ese entonces,
junto con el de los “astilleros”.
De esta forma, Barranquilla se va diferenciando de poblaciones vecinas
como Soledad, Sabanagrande y otras, cuya orientación apuntaba sobre
todo hacia la figura de la hacienda. Las demás, como Malambo, Galapa
o Tubará estaban compuestas, en su gran mayoría, por población indígena que, obviamente, carecía de libertades suficientes para emprender
cualquier tipo de empresa. Con base en los datos del censo, Néstor Madrid Malo hace una prospección de lo que pudo haber sido el sitio de
Barranquilla en ese mes de noviembre de 1777:
Como el número total de almas era de 2.633 y las casas eran 389, se tiene
que el termino medio de personas por casas es de 6.5. Por otra parte,
estimando que cada manzana tuviera unas veinticinco (25) casas, se tendría que quizás aquel pequeño “Sitio” podría contar con unas 21 manzanas, que ocuparían, sin incluir calles y plazas, más o menos igual numero
de hectáreas. Como quien dice, tres calles de siete (7) cuadras de largo
por tres (3) de ancho, o cuatro (4) calles de cinco (5) cuadras de largo por
8
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EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
cuatro (4) de ancho. Tales podrían ser, las dimensiones supuestas de San
Nicolás de Barranquilla en aquella época.12
REGIONAL 1777-1993
Como puede apreciarse, Madrid Malo comete el mismo error de J. A.
Blanco al tomar como población total del Sitio de Barranquilla 2.633
almas, en las cuales estarían incluidas las 43 almas de Sabanilla. Y aunque así fuera, al dividir por las 389 casas, el resultado es 6.76 y no 6.5. De
igual forma si cada manzana tuviera 25 viviendas, el número de manzanas sería de 15.56, es decir, unas 16 manzanas y no 21, como afirma
Malo. De cualquier modo, tres manzanas tomadas a partir de la ribera
del Caño del Mercado nos darían como frontera por el Occidente la
antigua Calle Ancha (hoy Paseo Bolívar), es decir, hasta la iglesia de San
Nicolás.
Si tomamos como límite hacia el Sur las manzanas que conforman este
costado de la Plaza de San Nicolás llegaríamos hasta la Plaza Ujueta,
principal puerto de la época a orillas del Caño Arriba o antiguo Caño de
Soledad. Hacia el Norte tendríamos como límite al primer cementerio el
cual quedaba anexo a la primitiva iglesia ubicada en la plazuela que
posteriormente se conocería como la Cruz Vieja13 (Carrera 44 o Cuartel
con Calle 32 o Calle del Comercio esquina), sitio en el que posteriormente se construyó el Teatro Municipal. Este sitio lo tomamos como
frontera si tenemos en cuenta que en la mayoría de los pueblos los cementerios están ubicados en las afueras.
Foto N° 4. Fotografía de lo que era el Paseo Bolívar en 1880. En la calle
se observan las señales dejadas por las escorrentías de las aguas (arroyos). Al fondo se observan las torres de la iglesia de San Nicolás.
12 Madrid Malo, Néstor. Op. Cit., p. 30.
13 Ver a este respecto a Baena, Fernando y
Vergara, J. Ramón. Barranquilla, su pasado y su presente. Editado por el Banco Dugand. Barranquilla, 1922.
El área resultante de esta delimitación es de 23.79 hectáreas y 21 manzanas, organizadas de tal forma que su frente o comienzo sería de 7 manzanas, lo cual le daba una forma longitudinal al “Sitio” de San Nicolás
de Barranquilla, como la mayoría de los pueblos localizados a orillas de
ríos (Mompox es un ejemplo). Barranquilla lo hizo, en principio, a lo
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
9
largo de una de las prolongaciones del Magdalena, el Caño del Mercado. (Ver plano No. 1, imaginado para el año de 1777)
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Esta misma área delimitada es casi coincidente con el área que queda
encerrada por el caño y los arroyos, tal como se puede apreciar en el
plano N° 2 que contiene el recorrido de los arroyos y las curvas de niveles
de la ciudad. Obviamente, que esta área encerrada constituía los terrenos de mayor altura sobre el nivel de los caños, razón por la que fueron
denominados barrancas o barranquillas. Su límite por el Occidente era
el arroyo que baja por la antigua Calle Ancha, hoy Paseo Bolívar, el cual
además dobla por la Calle del Cuartel, hoy Carrera 44, donde se ubicó el
primer cementerio, y por el Sur, el arroyo de La Paz, hoy Carrera 40, a
una cuadra de la iglesia de San Nicolás. (Ver plano No. 3).
Foto N° 5. Fotografía de la intersección de la carrera 44 con calle 32
(antigua Cruz Vieja). El edificio corresponde al antiguo teatro municipal el cual se localizó sobre el primer cementerio. Fuente: Baena,
Fernando y Vergara, J. Ramón. 1922. Barranquilla, su pasado y su
presente. Editado por el Banco Dugand. Barranquilla.
A pesar de los indicios de su vocación comercial, en los tiempos coloniales el desarrollo de la ciudad no sobrepasó las posibilidades que se podían tener dentro del rígido esquema del monopolio español. Por lo que
su gran dinámica económica y urbana sólo empezó a producirse a partir
de las libertades que se obtuvieron con las guerras de independencia y
las consecuentes facilidades para el comercio con que la naciente república intentaba articularse a la economía mundial.
Se puede destacar de este periodo el título de “Villa” otorgado a Barranquilla por Manuel Rodríguez Torices, Presidente Gobernador del Estado
de Cartagena, el 7 de Abril de 1813, como premio al patriotismo en vísperas
de emprender la campaña guerrera contra la ciudad de Santa Marta, último
reducto regional que para ese entonces se mantenía fiel al Rey de España.
Poco tiempo después de la independencia definitiva, el alemán Juan
Bernardo Elbers introdujo en 1824 la navegación a vapor por el río Mag10
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
1.
2.
3.
4.
5.
4
CAÑO
DEL
5
CONVENCIONES
Plaza Ujueta. Primer puerto
Iglesia de San Nicolás
Mercado Público
Primer Cementerio
Cuartel Militar
MERCA
DO
REGIONAL 1777-1993
dalena, con lo cual se revolucionaba el sistema de transporte en Colombia y se afianzaba la ciudad como puerto. Esto ocurría a pesar de las
barreras artificiales impuestas por el Congreso bajo la presión de los
congresistas samarios y cartageneros, que veían cómo la actividad portuaria de sus ciudades se disminuía en favor de la naciente Barranquilla.
De esta forma lograron que el puerto de Sabanilla fuera cerrado al comercio exterior en 1821 a través del Decreto 1838 del mismo año14 , manteniéndose cerrado a las importaciones hasta 1842.
2
3
A TUBARÁ
SOLEDAD
ANTIGUO
O A
CAMIN
CAM
INO
A
SEV
ILL
A
RÍO MAGDALENA
1
A SANTA MARTA
CAÑO CLARÍN
Plano N° 1. Plano de Barranquilla para el año de 1777. Fuente: Aproximación realizada por el autor sobre la base del
censo de 1977.
14 Restrepo R., Jorge y Rodríguez B., Manuel. “Los Empresarios Extranjeros en
Barranquilla, 1820-1900”. Revista
Monografía. Universidad de los Andes.
1987.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
11
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Plano N° 2. Plano de arroyos y curvas de nivel elaborado por las Empresas Públicas
Municipales en la década de los cincuenta.
Fuente: Archivo del Departamento Administrativo de Planeación Distrital.
La aventura inicial de Elbers terminó en 1829 debido a los problemas de
calado del río, ya que las embarcaciones traídas habían sido concebidas
para ríos como el Mississippi y, por esto, encallaban en las épocas de
verano. Elbers sin embargo no se rindió, y en 1837 intentó establecer
nuevamente la navegación a vapor por el Magdalena, esta vez con barcos
de madera que se empiezan a fabricar en Barranquilla, para lo cual trajo
al país las primeras maquinas a vapor, destinadas al uso del aserradero.
12
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EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Plano N° 3. Vista ampliada de Barranquilla en 1777. Plano elaborado por el autor.
Elbers volvió a fracasar, pero esta vez su fracaso se debió a que el gobierno otorgó permiso a otro empresario, con lo cual perdía el monopolio
de la concesión que el mismo gobierno le había dado para navegar por el
río Magdalena. Una vez desaparecidas las barreras, en 1850, Barranquilla se convirtió en el primer puerto exportador del país, momento en que
el tabaco era el principal producto de exportación, siendo su principal
destino el puerto de Bremen, en Alemania. Fue así como en el periodo
de 1865 a 1886 salieron por el puerto de Sabanilla 4.154 toneladas de
tabaco, elevadísima cantidad en comparación con las 546 que se exportaron desde Cartagena y Santa Marta.15
Entretanto la población aumentaba significativamente. Así, de 3.215
habitantes que había en 1813 se pasó a 6.114 en 1851, justo seis años
antes de que Barranquilla fuese declarada ciudad.16
Según los datos arrojados por el censo de 1851, Barranquilla estaba por
fuera del listado de las primeras 30 ciudades en lo referente al número de
habitantes. En este sentido, el primer lugar correspondía a Bogotá, con
29.646; seguida de El Socorro con 15.015. Medellín era la cuarta, con 13.755
y Cali sexta, con 11.848. De las ciudades de la Costa, Mompox ocupaba
entonces el quinto lugar a nivel nacional, con 13.711 habitantes y Cartagena
el 14, con 9.896. Sin embargo, ya la diferencia entre Barranquilla y Cartagena
era apenas de más o menos 3.000 personas. (Ver Tabla N° 1)
15 Ocampo, José A. Colombia y la economía mundial. 1830-1910. Bogotá,
1984. Citado por: Posada Carbó, Eduardo. Una invitación a la historia de Barranquilla. p.18.
16 Directorio Comercial Pro Barranquilla
1928. Editado por la Sociedad de Mejoras Públicas en Barcelona, España,
1928.
Pero el hecho que realmente consolidó a Barranquilla como un centro
urbano surgido del comercio exterior del país, fue la construcción del Ferrocarril de Bolívar en 1871. Con éste se acababan las dificultades en el
transporte de mercancías del puerto marítimo de Sabanilla al puerto fluvial de Barranquilla, el cual hasta ese momento se realizaba con dificultades a través de bongos y champanes por el desaparecido Canal de la Piña.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
13
TABLA N° 1
CENSOS DE POBLACIÓN Y TASA DE CRECIMIENTO
ANUAL INTERCENSAL BARRANQUILLA
N°
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
Año
1772
1777
1813
1851
1870
1872
1875
1896
1905
1912
1918
1938
1951
1964
1973
1985
1993
N° de
habitantes
1.434
2.637
3.215
6.114
11.595
11.750
16.549
21.953
40.115
48.907
64.543
152.348
279.627
493.034
701.945
896.649
1’091.388
Periodo
1772-1777
1777-1813
1813-1851
1851-1870
1870-1872
1872-1875
1875-1896
1896-1905
1905-1912
1912-1918
1918-1938
1938-1951
1951-1964
1964-1973
1973-1985
1985-1993
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Incremento Tasa anual
%
%
83.89
16.77
21.91
0.60
90.17
2.37
89.64
4.71
1.35
0.67
40.84
13.61
32.65
1.55
82.73
9.19
21.90
3.12
31.90
5.32
136.00
6.80
83.50
6.42
76.30
5.86
42.30
4.70
27.70
2.31
21.70
2.71
Fuente: Numerales 4,5,9,10,11,12,13,14,15,16, y 17 cifras de los censos nacionales. 1, según el obispo Diego de Peredo, Francisco Escudero. Noticia historial. 2,
cesnso del Partido de Tierradentro realizado por Juan García Turin. 6,
Barraquilla vista por su alcalde en 1872. 7, El Promotor, mayo 1 de 1875. 8,
Cálculos del autor luego de multiplicar el número de viviendas dado por
Eusebio Grau, por un promedio de 5.32 habitantes por vivienda.
Un año antes de la construcción del ferrocarril la ciudad contaba con
11.595 habitantes,17 cifra que se incrementa en un 42.72 % en el corto
lapso de 5 años, al contar en 1875 con una población de 16.549 habitantes.18 Es decir, que su tasa de crecimiento se mantuvo en este periodo a
un ritmo de 8.54 % anual.19 No sorprende así que ya en 1877 se instale la
primera fábrica de jabones de la ciudad, llamada La Española.
Pero hay otra serie de hechos durante la finalización del siglo XIX fundamental para su desarrollo. En 1880, por ejemplo, se inaugura el acueducto, siendo R. A. Joy el primer presidente de su junta directiva, y en
1885, Pedro A. Osío y Pedro Blanco Soto obtuvieron del gobernador
Román la concesión para establecer el alumbrado eléctrico.20
Estos dos servicios, básicos para el desenvolvimiento de la actividad urbana e industrial, fueron entonces producto de la iniciativa privada. Entretanto, el servicio de transporte urbano de pasajeros apareció en 1890
con el tranvía, promovido igualmente por iniciativa privada. La Barranquilla Train Way recorría 5 millas con dos locomotoras y seis carros de
pasajeros. Las dos locomotoras fueron posteriormente remplazadas por
caballos debido a problemas de incendios que se suscitaron con las edificaciones pajizas existentes.
14
17 Censo Nacional de 1870. Citado por:
Zambrano, Fabio. Desarrollo urbano en
Colombia. Una perspectiva histórica.
DNP, Bogotá, 1993.
18 Periódico El Promotor. Barranquilla,
mayo 1 de 1875. N° 216. Citado por
Conde, Jorge, Barranquilla en los inicios
del modelo decimonónico 1849-1870.
Revista Sucesos N° 1, Barranquilla, 1997.
19 Una nueva contextualización de Barranquilla en el plano nacional nos muestra
que la ciudad en 1870 ocupaba el puesto 11, y Sincelejo el 12. De igual forma,
ciudades de la costa como Mompox y
Cartagena salían del listado de las primeras 30 ciudades, como también los otros
puertos ubicados sobre río. Todo esto,
según Fabio Zambrano era consecuencia de los cambios operados en los sistemas de transportes. Las ciudades que
ocupaban los primeros lugares eran las
que poseían más de un medio de transporte o la combinación de varios de ellos.
Zambrano, Fabio. Op. cit. p. 33-35.
20 Rash, Isla Ed. Directorio Comercial Pro
Barranquilla. Sociedad de Mejoras Públicas de Barranquilla. Barcelona.1928.
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EL DESARROLLO URBANO
PERÍODO 1897-1905
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
El primer plano de la ciudad que se conoce data del año 1897, levantado por Cayetano Moreno y David Granados. De acuerdo con este plano, Barranquilla ocupaba un área de 386.47 hectáreas. Un año antes, o
sea 1896, la ciudad contaba con 4.120 viviendas. Si asumimos un promedio de 5.32 personas por vivienda, que tenía aproximadamente en
1872,21 la población debía ser entonces de aproximadamente 21.953
habitantes.
El plano muestra las manzanas con un área rellenada, correspondiente a
las edificaciones construidas en mampostería. El resto de las manzanas,
no rellenadas, correspondía a viviendas de bahareque con techos de paja.
De esta forma se aprecia que las manzanas ubicadas alrededor de la
iglesia de San Nicolás están completamente consolidadas con construcciones de mampostería, lo que confirmaría la hipótesis que propone como
sitio de origen de la ciudad el eje marcado por la intersección de los
caños del mercado y la iglesia de San Nicolás y no alrededor de la Cruz
Vieja con el primer cementerio (hoy Carrera 44), como afirman otros
trabajos.
Alrededor del área inicial, y en menor grado consolidado, aparece el
sector comprendido entre las Carrera 38 y la Calle 39 hasta su llegada
a la trocha del ferrocarril, que marcaría el trazado de la que es hoy la
Vía 40 en su llegada al edificio de la Aduana. De igual forma, a partir
de la Iglesia del Rosario, hacia la periferia oriental, se desprende una
serie de viviendas ubicadas alrededor del eje de la Carrera 45, hasta
finalizar un poco más allá de la Calle Felicidad (Calle 48), lo que
sería el inicio del sector conocido como Las Quintas. Las manchas
negras, formadas por las edificaciones de mampostería, sirven para
mostrar en cierta forma la estratificación de ese momento. La clase
social más alta estaría asentada alrededor de la plaza de San Nicolás,
por ser esta clase la que tendría mayor capacidad económica para
proporcionarse los mejores materiales de construcción de la época,
así como los terrenos que deberían tener el mayor valor del mercado al
combinarse en ellos usos comerciales y de vivienda.
21 Los datos sobre el número de viviendas
en los años 1872 y 1896 se tomaron del
trabajo de Solano, Sergio Paolo. “Barranquilla vista por su alcalde 1872”. Diario
del Caribe. Barranquilla, mayo 8 de
1988. Citado por: Conde, Jorge. “Desarrollo de Barranquilla 1871-1905”. Historia General de Barranquilla. Revista
Sucesos N° 1. Academia de la Historia
de Barranquilla. 1997.
La mancha que se extiende hacia la periferia nororiental por la Carrera
45 muestra ya la tendencia de la elite barranquillera de alejarse del bullicio del centro, buscando la calma y las mejores vistas que ofrecía un
sector en el cual se desarrollaba el concepto de la casa campestre, como
lo era el Barrio Las Quintas. Este sector era, morfológica y tipológicamente, distinto al centro, que tenía una fisonomía claramente colonial,
con calles estrechas y viviendas de una y dos plantas dotadas de balcones
y patios laterales o centrales. En Las Quintas, en cambio, las viviendas se
construían en medio de grandes jardines, lo que explica por qué este
sector presenta hoy una estructura de grandes predios con promedios de
2.000 a 3.000 metros cuadrados.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
15
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Plano N° 4. Primer plano de Barranquilla realizado por Cayetano Moreno y
Darío Granados en 1897. Fuente: Archivo General de la Nación.
Foto N° 6. Calle del Comercio (calle 32) en el centro de la ciudad
en el año de 1922. Fuente: Baena, Fernando y Vergara, J. Ramón.
1922. Barranquilla, su pasado y su presente. Editado por el Banco
Dugand. Barranquilla.
16
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EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
El inicio de esta marcada forma de la segregación del territorio lo corrobora la descripción que en 1897 hace el viajero francés Pierre D’Epagnanat en
su libro Recuerdos de la Nueva Granada, en el cual escribía: “Pero mientras
la proximidad del río atrae hacia la izquierda, a los barrios opulentos, el
enjambre humano se extiende sin cesar hacia la llanura derecha, mezclándose las cabañas de paja con las pobres viviendas diseminadas por la campiña rojiza, viviendas cada vez más pobres y diseminadas a medida que se
acercan los cementerios.”22 Esta periferia pobre que describe D’Epagnanat
corresponde a los barrios Chiquinquirá, Rebolo y una parte de San Roque
que juntos sumaban el 39% del área total de ese momento. El barrio Abajo, en el otro extremo, con condiciones similares a los anteriores, representaba el 18.32%, para así sumar un total de 57.32% del área citadina.
Foto N° 7. En los alrededores del cementerio
Universal en 1922. Aún se observan las viviendas de paja descritas por D’Espagnanat en
1897. Fuente: Baena, Fernando y Vergara, J.
Ramón. 1922.
22 D´Epagnanat, Pierre. Recuerdos de la
Nueva Granada. Bogotá. Bibiloteca
Schering de Colombia. 1971. Citado
por: Conde, Jorge, Op. cit. p 23.
El plano de 1905 (N°5) es igual en extensión al de 1897. La ciudad tiene el
mismo perímetro. La diferencia se encuentra en que dos (2) manzanas
pertenecientes al barrio Abajo, vecinas al sector de Las Quintas se subdividieron en 9 nuevas manzanas, lo que muestra el comienzo de un proceso
de densificación. Según Sergio Paolo Solano, entre 1899 y 1904, el 69%
del movimiento de la propiedad raíz urbana correspondió a solares ubicados hacia el Occidente, alrededor de la actual Calle 45, y al suroriente de
la calle o camino de Soledad (Calle 17). Es decir, las periferias en donde
se desarrollaban los barrios de Las Quintas y Abajo, en el noroccidente, y
el barrio Rebolo, en el suroriente. De la misma manera, la población pasó
de 21.000 habitantes aproximadamente, que se calcula tenía en 1897, a
40.115 en 1905, lo que arroja un incremento del 91.02% en el corto periodo de 8 años. Esto significa una tasa de crecimiento del 11.37 anual.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
17
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Plano N° 5. Barranquilla en 1905. Entonces la ciudad llegaba al Sur hasta el callejón el
Porvenir; al Norte hasta El Topacio; y al occidente hasta la calle de La Manga de Oro,
más tarde bautizada con el de Callejón de Cisneros como homenaje popular al ilustre
propulsor cubano. Fuente: Archivo Departamento Administrativo de Planeación Departamental. Autor desconocido.
18
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
TABLA N° 2
CRECIMIENTO URBANO EN BARRANQUILLA
PERÍODO 1897
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Barrio
Tipo de desarrollo
Hectáreas
Centro
P.P
97.00
Rosario
P.P
68.02
San Roque
P.P
67.99
Abajo
P.P
70.81
Chiquinquirá
P.P
50.91
Parte de Rebolo
Total hectáreas
P.P
31.74
386.47
P.P: Crecimiento predio a predio.
Fuente: Plano de 1897. Cálculos del autor.
De acuerdo con lo que afirma Solano, este incremento obedecía a la
disolución de las relaciones sociales premodernas en otras regiones del
país, pero fundamentalmente a corrientes migratorias generadas por la
Guerra de Los Mil Días (1899-1902). Este hecho marcaría el comienzo
de una constante: la de ser Barranquilla una de las ciudades preferidas
por la población desplazada ante las distintas formas de violencia que ha
experimentado el país. Más adelante ahondaremos en este problema,
pero de antemano aducimos que él explica, en parte, el porqué de los
altos índices de pobreza que hoy registra la ciudad, muy superiores al de
las otras principales ciudades colombianas.23
PERIODO 1905-1922
El desarrollo predio a predio que venía experimentando la ciudad hasta
ese momento, se siguió dando en la periferia suroriental, correspondiente al hoy conocido barrio Rebolo, donde aparecen 9 manzanas completas y la subdivisión de una ubicada entre la Calle de Soledad (Calle
17) y la Calle de la Consolación (Calle 20) entre carreras del Porvenir
(Carrera 30) y del Buen Retiro (Carrera 32). Esta manzana se volvió a
unificar en época más reciente con la construcción del colegio Don Bosco.
23 Al respecto de este tema son reveladores
los datos presentes en el capítulo 4 (Caracterización de la pobreza en Barranquilla), del libro Barranquilla: En busca
de una segunda oportunidad, elaborado por la Fundación Social. 1998.
24 Solano, Sergio Paolo. Op. cit. p. 92.
Pero uno de los dos hechos urbanos más sobresalientes de este periodo
lo constituye la aparición de la primera invasión en la ciudad, correspondiente a 6 manzanas del barrio Montecristo en 1916.24 Los invasores eran
desplazados, provenientes esta vez de los pueblos ribereños del Magdalena afectados por las fuertes inundaciones del río.
El otro hecho de trascendencia es la construcción de la primera urbanización en el país, representada por el Barrio El Prado, en 1922. Estos
dos hechos marcan un cambio radical en la forma tradicional como se
venía construyendo la ciudad y en adelante serán los extremos presen-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
19
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Plano N° 6. Barranquilla en 1922. Fuente: Elaboración del autor con base en el
Plano N° 7 y el plano original de la urbanización El Prado.
tes en la constante dialéctica de su desarrollo urbano: Por un lado, las
urbanizaciones impulsadas por extranjeros norteamericanos asociados
con miembros de la elite local, como lo es el caso de Karl C. Parrish y
Manuel de la Rosa, propietario de la finca El Prado, los cuales visionaron la demanda de esta elite que ya había acumulado un importante
capital, proveniente en su mayor parte del comercio, para vivir acorde
con el modelo de vida moderna; y, por el otro, las invasiones de inmigrantes nacionales que buscaban oportunidades en la ciudad más pujante del país.
De acuerdo con la tabla N° 3, el solo Prado representó el 55.45% del
área total de la expansión de la ciudad, frente al 45.31% del desarrollo
tradicional, llamado en este ensayo predio a predio, y el 1.35% de invasión. La urbanización El Prado se ubica a continuación del barrio Las
Quintas y del camino a La Playa (Carrera 50), sobre los terrenos más
altos de la planicie, sitio desde donde se podía apreciar el Río y la Sierra
Nevada de Santa Marta, siendo esto determinante para consolidar una
tendencia ya referida, acerca de la ubicación de las clases sociales y su
marcada forma de segregación del territorio. Esto, no obstante tener la
ciudad un origen de “libres”, condición que aparentemente podía significar una ciudad más libre de los típicos prejuicios de las ciudades vecinas de rancio origen colonial.
20
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
DESARROLLO
REGIONAL 1777-1993
Barrio
TABLA N° 3
URBANO DE BARRANQUILLA
Tipo de desarrollo
EN
Promotor
1922
Año
Hect.
San Roque
Predio a predio
33.66
Rebolo
Predio a predio
15.29
Abajo
Predio a predio
16.42
Chiquinquirá
Predio a predio
20.42
Rosario (Antiguas
Quintas)
Predio a predio
15.57
Total hectáreas predio
a predio
101.36
Monte Cristo
Invasión
El Prado
Urbanización
1916/17
Parrish & Cía.
1922
Total hectáreas
3.19
130.17
234.72
Fuente: Plano de 1922. Cálculos del autor.
LA
PERIODO 1922-1944
CONSOLIDACION DE LA CIUDAD MODERNA
Según Sergio Paolo Solano, el gran factor determinante en este proceso
de modernización urbana de Barranquilla lo constituyó el mejoramiento
de los servicios públicos. El de acueducto se inicia en 1920 gracias a la
expedición de las leyes 27 y 25 de 1921, las cuales autorizaban la emisión
de bonos de deuda pública que se materializaron en el empréstito de los
banqueros de Chicago, razón por la cual llegó a la ciudad el legendario
Samuel Hollopeter a dirigir la recién creadas Empresas Publicas Municipales en 1925. De igual forma ocurrió con el servicio de energía eléctrica, ya que en 1927 la firma estadounidense Electric Bond and Share
compró la vieja planta de la familia Obregón, aumentando radicalmente
su capacidad instalada de 4.478 a 11.000 HP. En el aspecto urbano el
también estadounidense William Laad, quien posteriormente fundaría
la Compañía General de Urbanizaciones, construyó el barrio Boston, al
costado sur de El Prado.
25 De acuerdo con lo señalado por Sergio
Paolo Solano esta incursión de empresarios locales en el naciente sector de la
construcción obedecía a la crisis que atravesaba el sector de la ganadería. El caso
del barrio El Valle, por ejemplo, es desarrollado por la Compañía Urbanizadora
Bellavista, que además era una empresa
ganadera.
26 Ver Solano, Sergio Paolo. Ibíd., p. 92.
Siguiendo estos ejemplos y aprovechando el nuevo acueducto, inaugurado en 1929, empresarios locales decidieron incursionar en el reciente
negocio de la urbanización.25 Fue así como se desarrollaron barrios como
Las Delicias y Olaya por N. Salcedo Ramón & Cía., El Recreo, por Francisco Insignares y otras urbanizaciones que aparecen en la tabla N°4. El
área de las urbanizaciones en este periodo es de 1.008,52 hectáreas correspondientes al 62.37% del total. El 16.23% corresponden a invasiones, y el 21.40% a lo que en este ensayo llamamos loteo, que consistía en
una simple parcelación de los terrenos y delimitación de algunos espacios comunales, pero sin ninguna clase de servicios públicos.26 Dentro de
esta forma de desarrollo se destacan los barrios San Felipe, Montes y El
Valle. Las invasiones, con la notoria cifra de 262.54 hectáreas, tenían
una connotación distinta a la del carácter espontáneo del periodo ante-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
21
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Plano N° 7. Barranquilla en 1922. Archivo del Departamento Administrativo de Planeación Distrital. Autor desconocido.
Foto N°8. Un plano de la ciudad publicada en 1928. En su parte
superior se observan las urbanizaciones El Prado y Boston (Distritos 15 y 18). Fuente: Empresas Públicas Municipales. Autor desconocido.
22
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EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
rior. Éstas ya eran dirigidas y organizadas de alguna manera a partir de
ideas políticas que reivindicaban a la clase proletaria.27 Los nombres que
llevan varios de estos barrios corresponden a los de líderes del partido
liberal como ocurre con el Alfonso López y el Pumarejo, claras alusiones
a este destacado líder del liberalismo.
Otros procesos de invasión estaban influenciados por nacientes ideologías comunistas. Se dio el caso de terrenos donde se proyectaba una
urbanización que eran invadidos de manera sorpresiva, logrando ocupar
gran parte de ellas como fueron las de San Isidro y Buena Esperanza. En
esta última, el Instituto de Crédito Territorial (ICT) entró a desarrollar
posteriormente un plan de mejoramiento de viviendas.
Luego de la recesión generalizada por la depresión de 1929, la ciudad
experimentó un gran crecimiento económico con la construcción del nuevo
puerto en el interior del Río, situación que se refleja en el crecimiento
urbano, el cual, a excepción del periodo de 1777, es el más alto de todos
los periodos con un incremento del 260.32% de hectáreas urbanizadas.
A consecuencia del desarrollo portuario se inició el desarrollo de la isla
de Barranquillita para el establecimiento de las nuevas industrias que
girarían alrededor del puerto. Sin embargo, esta zona no se desarrolló
en la forma prevista, debido a que en ella el nivel del terreno es más bajo
que el del Río y esto ocasionaba graves problemas con el alcantarillado.
El proyecto del puerto produjo una enorme valorización de los terrenos
donde se construyó, al igual que en sus alrededores, todos ellos de características pantanosas, como los de Barranquillita y la Zona Franca
vecina al puerto. Igualmente, la construcción de los tajamares de Bocas
de Cenizas dio origen al asentamiento del barrio Las Flores en el sitio
donde se ubicó el campamento del mismo nombre.
No cabe duda que la compañía urbanizadora más fuerte era la de Parrish &
Cía. No sólo por su condición de pionera, sino porque también había sido
fortalecida con la asignación de contratos de la nación como la construcción de los tajamares de Bocas de Ceniza, la pavimentación de calles y la
construcción del acueducto, entre otros.
27 Teniendo como fuente a Eduardo Posada Carbó, el fuerte movimiento sindical textilero en Barranquilla se desarrolló
entre 1920 y 1940. En este sentido, para
el año de 1948, el 70% de los trabajadores de Barranquilla estaban sindicalizados, mientras en Bogotá sólo lo estaban
el 15% y en Medellín, el 21%. Barranquilla: en busca de una segunda oportunidad sobre la tierra. Fundación
Social, 1998.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
23
TABLA N° 4
DESARROLLO URBANO BARRANQUILLA PERÍODO 1922-1944
INVASIÓN: 262.54 HA; LOTEO: 346.05 HA;
URBANIZACIÓN: 1008.52 HA.
Barrio
Tipo de
desarrollo
Chiquinquirá
Invasión
Boston
Urbanización
Promotor
Año
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Hectárea
7.57
William Laad
96.72
El Recreo
Urbanización
Francisco Insignares
Olaya
Urbanización
Salcedo Ramón & Cía.
1926/36
111.96
Las Delicias
Urbanización
I. Salcedo Ramón & Cía.
65.74
Colombia
Urbanización
Cía. General de Urbanizaciones
62.23
América
Urbanización
Cía. General de Urbanizaciones
6.52
El Porvenir
Urbanización
Compañía Urbanizadora el
Porvenir
Altos del Prado
Urbanización
I.C.T. Parrish & Cía.
El Paraíso
Urbanización
I.C.T.
Urb. Montecristo
Urbanización.
Obdulio Robayo
Modelo
Urbanización
Parrish & Cía.
1.938
34.04
Santa Ana
Urbanización
Benjamín Sarta. ICT/
Parrish & Cía.
1.938
35.32
Bellavista
Urbanización
Parrish & Cía.
1.927
La Concepción
Urbanización
Familia lux / ICT
San Francisco
Invasión
32.65
San Salvador
Invasión
17.78
Rebolo
Invasión
Montes
Loteo
Julio Montes
Las Nieves 1ª. Etapa
Urbanización
Cía. Urb. La Costeña
Atlántico
Invasión
Alfonso López
Invasión
89.71
1.944
56.15
1935/44
108.36
74.31
3
23.34
57.64
30.63
64.69
89.5
17.02
21.59
Proyecto Urbanización en
terrenos de Rafael Candil
Atianza.
San Isidro
Invasión
Loma Fresca
Invasión
8.33
Buena Esperanza
/Invasión
28.89
Las Flores
Invasión
31.03
Pumarejo
Invasión
17.66
Urb. El Valle
Loteo
Cía. Urbanizadora Bella Vista
S.A.
Urb. San Felipe
Loteo
Manotas & Cía.
El Lucero
Urbanización
I.C.T.
Nueva Granada
Urbanización
Carlos Goenaga G.
Sto. Domingo
Urbanización
Barranquillita
Loteo
Total hectáreas
49.39
1942
27.89
1962/64*
55.48
47.75
24.78
13.72
William Laad y Julio E. Gerlein
205.72
1617.11
* Esta fecha corresponde solo a los mejoramientos hechos por el Instituto de Crédito
Territorial, ICT.
Fuente: Archivo del Departamento Administrativo de Planeación Distrital, DAPD.
24
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EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Plano N° 8. Plano de Barranquilla en 1944. Fuente: Empresas Públicas Municipales.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
25
PERÍODO 1944-1957
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
De los periodos analizados de la ciudad, éste es el que presenta un mejor desarrollo como consecuencia de la superación definitiva de la crisis
de los años treinta. En los gráficos N° 1 y N° 2 relativas tanto al movimiento general de la carga como a las exportaciones de café por el puerto de Barranquilla, se observa con claridad una tendencia ascendente en
la década de los cincuentas. A partir de allí continúan en una forma
decreciente. Este hecho se refleja en la parte urbana en la cual el 91%
del área de expansión de este periodo correspondió a urbanizaciones y
sólo un 8.33% fue producto de la invasión de los barrios La Sierra y La
Ceiba en la periferia sur de la ciudad. El último se convirtió en la zona
de tolerancia de ese momento.
GRÁFICO N° 1
EXPORTACIONES COLOMBIANAS DE CAFÉ
POR PUERTO DE EMBARQUE. 1945-1965
(MILES DE MILLONES SACOS DE 60 KILOS)
KILOS
1,800.00
1,600.00
1,400.00
1,200.00
1,000.00
800.00
600.00
400.00
200.00
1946
1948
1950
1952
1954
1956
1958
1960
1962
1964
1966
AÑOS
CIUDAD
BARRANQUILLA
CARTAGENA
GRÁFICA N° 2
MOVIMIENTO DEEXPORTACIÓN GENERAL
POR EL PUERTO DE BARRANQUILLA (1947-1964)
T ONELADAS
140000
120000
100000
80000
60000
40000
20000
E XPORTACIONES
1964
1963
1962
1961
1960
1959
1958
1957
1956
1955
1954
1953
1952
1951
1950
1949
1948
1947
0
AÑOS
TONELADAS
Fuente: Econometría. Estructura económica y perespectiva
de inversiones en Barranquilla y su área de influencia. Febrero
1986. p 91 y Eduardo Posada Carbó.
26
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Plano N° 9. Plano de Barranquilla en 1957, corresponde al Plano Regulador.
Fuente: Documento del Plan Regulador de 1957.
Es de señalar el papel protagónico que empieza a desempeñar el ICT en
la construcción de la ciudad. Del área de las urbanizaciones, el Instituto
participó en un 48%, siendo en su totalidad urbanizaciones para la clase
obrera que se localizaron hacia el sur, a excepción de la urbanización
Altos del Prado, localizadoas en el norte, promovidas inicialmente por
el ICT como viviendas para empleados. Estos barrios de generoso urbanismo son en la actualidad la franja de estratos medios que rodea al
centro de la ciudad. Hacia el norte se siguieron desarrollando los estraBarranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
27
tos medio alto y alto, pero ya solamente por la firma urbanizadora Parrish
& Cía., cuyas obras representaban el 21%, sin contar en éste las urbanizaciones que construyeron para el mismo ICT como el caso del barrio Boyacá.
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
TABLA N° 5
DESARROLLO URBANO EN BARRANQUILLA EN 1944-1957
INVASIÓN: 63.67HECTÁREAS Y URBANIZACIÓN: 610.91 HECTÁREAS
Barrio
San José
Boyacá
La Unión
Las Nieves 2da etapa
Simón Bolívar
Cevillar
El Carmen
Los Andes
La Sierra
La Ceiba
La Florida
Ciudad Jardín
Nuevo Horizonte
Granadillo
Altos del Prado
Tipo de desarrollo
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Invasión
Invasión
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Promotor
Cía. Urb.San José/ ICT
I.C.T./ Parrish & Cía.
I.C.T./ Parrish & Cía.
Cía. Urb. La Costeña
I.C.T.
I.C.T.
I.C.T.
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
Parrish & Cía. I.C.T.
Total hectáreas
Año
1947
1950/79*
1947
1953/58
1948
1947/1962
1947/1974*
1947/1954
1935/47/54
Hectáreas
92.55
20.09
53.36
50.00
107.29
35.95
50.78
39.05
34.75
28.92
5.58
80.45
31.40
23.40
21.01
674.58
* Esta fechas corresponden a etapas posteriores al periodo analizado. Fuente: Plano
de 1957. Archivos del Departamento Administrativo de Planeación Distrital. Cálculos del autor.
PERÍODO 1957-1963
El gran crecimiento experimentado por la ciudad en el periodo anterior,
representado en un gran número de urbanizaciones, genera la necesidad
de contar con un instrumento que guiara su desarrollo hacia el futuro,
para que éste no fuera sólo resultado de las iniciativas privadas motivadas por la demanda del mercado. Es así como en 1957 se expide el Plan
Regulador, formulado con base en la ley 88 de 1947 y con la cual se dio
inicio a la planeación de corte moderno en el país. Sin embargo, ya para
ese entonces la ciudad abarcaba 2.881,85 hectáreas, es decir, un 43.48%
del área que ocupa en la actualidad.
Si examinamos un poco más en detalle estas 2.881,85 hectáreas, encontramos que 487,83 corresponden al crecimiento predio a predio del centro histórico, conformado por barrios como Rosario, San Roque, Abajo,
Chiquinquirá y Rebolo, que se desarrollaron entre los siglos XVIII y
XIX. Al mismo tiempo, 269.48 hectáreas (9.35%) fueron producto de
invasiones y 346.05 hectáreas (12%), fruto de loteo sin servicios. Las
anteriores formas de desarrollo suman 1103.36 hectáreas, es decir, un
38.29% del área total de la ciudad en 1957. Las restantes 1778.85 hectáreas corresponden a las urbanizaciones iniciadas en 1922 con El Prado,
seguida por Boston, Bella Vista, Las Delicias, Olaya y otras más promovidas por el capital privado, cuyos diseños obedecían a los criterios del
urbanismo moderno, de gran generosidad en las seciones de zonas ver28
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
des representadas por bulevares, parques y antejardines. Sin embargo,
en muchos casos no hubo articulación entre una urbanización y otra,
quedando, por ejemplo, interrumpida la continuidad de bulevares.
TABLA N° 6
DESARROLLO URBANO 1957-1963
INVASIÓN: 500.99 HA; LOTEO: 22.08 HA
URBANIZACIÓN: 464.39 HA
Barrio
Tipo de
desarrollo
Las Palmas
La Magdalena
La Alboraya
Buenos Aires
Santuario
Carrizal
La Victoria 1a. Etapa
El Bosque
Cuchilla de Villate
San Felipe
Betania
Las Mercedes
Los Jobos
Las Colinas
Los Alpes
La Campiña
La Cumbre
El Tabor
Altamira
El Poblado
Riomar
Villa del Este
San Salvador
Siape
Pasadena
Urbanización
Urbanización
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Urbanización
Invasión
Invasión
Loteo
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Invasión
Invasión
Urbanización
La Luz
Urbanización
Rebolo*
Total hectáreas
Invasión
Promotor
I.C.T.
I.C.T.
Año
Manotas &Cía.
Ricardo Field
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
1967
1958/1962
1962
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
Parrish & Cía.
Julio Angulo
Parrish & Cía.
1951/1974
1958
1960
1962/1972
1949
1961/1966
Parrish & Cía.
1962
Emilio Lebolo
I.C.T\ Correa &
Heilbron
1978/1979
56.34
39.24
33.49
35.63
68.44
101.06
29.42
204.04
17.37
22.08
21.51
9.04
9.66
13.01
26.69
23.39
25.25
25.42
13.45
36.17
42.23
6.26
17.78
7.96
16.92
1953
70.39
I.C.T./ Parrish & Cía.
1962/75
1961
Hectár
eas
1950
15.22
987.46
Fuente: Archivo Departamento Administrativo de Planeación Distrital,
D.A.P.D. plano de 1963. Cálculos del autor.
El Plan Regulador intentó en principio articular la ciudad a través de
varios proyectos, especialmente viales, pero el bajo nivel de gestión que
ha caracterizado al municipio para concretar sus planes no permitió que
tales objetivos se lograran, lo cual se evidencia en el hecho de que su
oficina era sólo una más de la entonces Secretaría de Obras Públicas,
Fomento y Urbanismo. De él se logró aplicar en una forma incompleta
el plan de usos del suelo o estatuto urbano, el cual, a pesar de las sucesivas modificaciones se mantuvo hasta 1993 cuando se expidió el nuevo
estatuto de usos del suelo del Distrito de Barranquilla a través del Decreto 654 de 1993, modificado a su vez por el decreto 572 de 1994.
El Plan no contempló la expansión de la ciudad, planteaba en cambio,
un mejoramiento de la estructura urbana existente que pudiese asumir
una densificación. El escenario imaginado por éste resultó totalmente
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
29
contrario. A partir de ésta década, el límite imaginario de la ciudad propuesto por el Plan fue rebasado por una incontrolable expansión realizada mediante invasiones impulsadas por recién llegados de las zonas rurales
de la Región Caribe y del resto del país. Éstas empezaron con las que
originaron los barrios Carrizal y el Bosque, sumando 305 hectáreas.
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Para este periodo analizado las invasiones representan la mitad del crecimiento de la ciudad con el 50.75 %, frente al 9.43% del periodo anterior, mientras que las urbanizaciones pasaron del 90.57% al 47.02%.
Plano N° 10. Plano de Barranquilla de 1965. Fuente: Empresas Públicas Municipales.
30
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Podemos decir, entonces, que hasta 1957, termina la etapa ascendente
del desarrollo de Barranquilla, donde el crecimiento económico va unido al crecimiento urbano, o lo que sería éste último como consecuencia
del primero.
PERÍODO 1963-1983
Los grandes deseos de desarrollo industrial y económico manifestados
por la clase dirigente a lo largo de la década del cincuenta, que hasta ese
momento era la misma clase empresarial de la ciudad28 se van al traste
con la implantación en el país del nuevo modelo económico de sustitución de importaciones desarrollado por la Cepal. La industria barranquillera entra en un proceso de desaceleración, ya que las nuevas medidas
proteccionistas le hacen perder la competitividad que, al menos desde el
punto de vista de localización, tenía frente a las otras regiones y ciudades del país. La consolidación de Buenaventura como principal puerto
del país y su relación con Cali y la zona cafetera contribuyeron a consolidar esta tendencia decreciente que se muestra claramente en los trabajos de Adolfo Meisel Roca titulados Por qué se disipó el dinamismo industrial
de Barranquilla y “Rezago relativo y creciente integración 1950–1994”,
entre otros.
La ciudad no ha podido recuperarse de ese estado de crisis, iniciado en
la década anterior. Aparte de las políticas macroeconómicas, varios son
los factores que se deben tener en cuenta para el análisis de esta situación. De ellos, el aspecto político y el poblacional son a nuestro juicio
dos de los más importantes para tenerse en cuenta.
28 Ver Sojo, Raimundo. Barranquilla, una
economía en expansión. Editorial Mejoras, segunda edición. Barranquilla,
1955.
29 El crecimiento o fortalecimiento de esta
clase política también se refleja en su participación en el plano nacional. “En efecto, mientras en 1949 la representación
de los departamentos costeños en la Cámara y el Senado llegaba al 16% y 17.5%
respectivamente, ya para 1989 había subido al 20% y 22% en su orden”. Meisel
Roca, Adolfo. “Rezago relativo y creciente integración 1950-1994”. En: Historia Económica y Social del Caribe
Colombiano. Ediciones Uninorte,
1994.
30 En este sentido debe tenerse en cuenta
que el desarrollo vial de la Costa Atlántica solo comienza en los años 50. Este
hecho, sumado al atraso de las estructuras productivas del sector rural basado
en el latifundio facilitarían la movilidad
en el territorio y su migración hacia las
ciudades, especialmente a Barranquilla.
Con el inicio del Frente Nacional se introducen nuevas prácticas políticas y en cierta forma una “profesionalización” del oficio de líder. En el
caso de Barranquilla, la antigua clase dirigente, mezcla de empresario y
político, sería remplazada por otra, dedicada exclusivamente al ejercicio
de la política como un fin en sí para la adquisición de poder político y
económico. El clientelismo, la compra de votos y el cambio de lotes por
votos, serían las nuevas formas utilizadas para llegar a las instancias del
poder local. En el periodo que analizamos abundan los casos de invasiones promovidas por políticos que aspiraban a llegar o a mantenerse en el
Concejo de la ciudad. Barrios como 20 de Julio y San Nicolás son apenas
dos ejemplos.29
En lo referente a la parte poblacional, si en un comienzo ésta fue un
factor decisivo para la consolidación de Barranquilla como centro urbano empresarial, desde la década del sesenta en adelante sería todo lo
contrario. El proceso migratorio campo-ciudad experimentado por el
país y las altas tasas de natalidad serían ahora factores decisivos para el
rezago de Barranquilla en el plano nacional.30 (Ver cuadros de pobla-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
31
TABLA N° 7
PERÍODO 1963-1983
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
INVASIÓN: 1.383.37 HA. URBANIZACIÓN: 921.37 HA. LOTEO: 29.43 HA.
Barrio
Tipo de desarrollo
La Chinita
El Ferry
Barlovento
Santa Elena
Invasión
Invasión
Invasión
Urbanización
Tayrona
Urbanización
El Limón
Universal
El Campito
La Victoria 2a.Etapa
José A. Galán
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Invasión
San Nicolás
Invasión
Villa Blanca
Ciudadela 20 de Julio
Los Continentes
Kennedy
La Sierrita
Las Américas
Sto. Domingo de
Guzmán
Siete de Abril*
Santa María
20 de Julio
San Luis
El Bosque*
Evaristo Surdis
Lipaya
Siete de Agosto
La Esmeralda
Ciudad Modesto
Nueva Colombia
Carlos Meisel
Invasión
Urbanización
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
La Libertad
Urbanización
El Silencio
Los Trupillos
Los Pinos
Mercedes Sur
Me Quejo
La Manga
La Paz
Los Olivos I y II
Por Fin
El Pueblo
Campo Alegre
La Pradera 1a. Etpa.
Ciudad Jardín 2a. Etapa
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Urbanización
Urbanización
Invasión
Urbanización
Los Nogales
Urbanización
Villa Santos
Santa Mónica
Altos de Riomar
Urbanización
Urbanización
Urbanización
Promotor
I.C.T.
Constructora del
Litoral
Emilio Lebolo
Conidec Ltda.
I.C.T.
I.C.T.
Año
36.79
21.43
12.29
25.76
1971
18.87
1974
1980
1974
1975
5.02
12.33
17.22
51.37
29.2
Coop. Int. de Viv.
la Magdalena–Johny
Robles
I.C.T.
Hectárea
12.37
1973
16.04
212.49
14.04
23.4
49.97
35.01
Invasión
16.14
Invasión
Invasión
Invasión
Loteo
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
Invasión
169.05
35.01
25.56
29.43
204.04
100.42
19.21
14.94
80.34
30.8
36.09
29.78
Johny Robles
Luis E. Cuervo del G.
1971
Cooperativa de
vivienda La Libertad
I.C.T.
I.C.T.
I.C.T.
Parrish & Cía.
1973
5.14
1975
1976
I.C.T./Emilio Lebolo
Parrish & Cía.
1977
1980
Parrish & Cía.
William Restrepo &
Hnas/Emilio Lébolo
Urvisa
B.C.H.
Parrish & Cía.
1962
1972
1973
1978/89
1967
1974
37.31
13.07
14.5
13.21
36.62
40.46
65.97
82.24
47.96
29.79
93.11
66.26
48.99
1968/1972
24.22
61.93
85.7
53.7
Fuente: Plano de 1983. Archivo del Departamento Adminsitrativo de Planeación
Distrital. Cálculos del autor.
32
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
TABLA N° 7 (CONTINUACIÓN)
PERÍODO 1963-1983
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Barrio
Tipo de
desarrollo
Promotor
Año
Hectárea
Villa Santos
Urbanización
Urvisa
1978/89
Santa Mónica
Urbanización
B.C.H.
1967
Altos de Riomar
Urbanización
Parrish & Cía.
1974
53.7
Altos del Limón
Urbanización
Parrish & Cía.
1974
32.19
Andalucía
Urbanización
González &Salcedo
David Tcherassi
1964
1975
25.06
El Limoncito
Urbanización
Parrish & Cía.
1974/76
El Golf
Urbanización
Las Tres Avemarías
Invasión
La Floresta
Urbanización
San Salvador
Invasión
Total hectáreas
61.93
85.7
17.38
16.33
13.16
I.C.T.- Carbo &
Navarro
1974
6.62
19.11
2334.44
Fuente: Plano de 1983. Archivo del Departamento Adminsitrativo de Planeación
Distrital. Cálculos del autor.
Plano N° 11. Plano de Barranquilla de 1983. Contiene además el Plan
Maestro Vial para el Área Metropolitana de Barranquilla.
Fuente: Misión de la Agencia de Cooperación Internacional Japonesa
(JICA, por sus siglas en inglés).
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
33
ción y tasas de crecimientos intercensales de la pág. 14). La gran masa de
población recién llegada a la ciudad no encontraría oportunidad para
vincularse a un sector industrial en retroceso. Su supervivencia depende
más bien de la vinculación al sector informal de la economía, especialmente las relacionadas con la actividad comercial. El centro de la ciudad
sufre, en consecuencia, su mayor deterioro con la ocupación del espacio
público por los vendedores ambulantes y estacionarios que hoy superan
los 11.000.
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Para estas mismas personas la problemática de la vivienda se resuelve
sobre todo con las invasiones. Durante este periodo tales invasiones o
viviendas subnormales alcanzaron más del 60% del área de expansión.
Las urbanizaciones para las clases populares, por el contrario, sólo suman 444.35 ha., equivalentes a un 19%. Hay que señalar que estas urbanizaciones se desarrollan casi en su totalidad durante la década de los
años setenta dentro de la política del gobierno nacional denominada
“ciudades dentro de la ciudad”, que se caracterizaron por una trama
urbana poco articulada al resto de la ciudad. Al respecto, es elocuente el
ejemplo de barrios como El Silencio, Los Trupillos y El Campito. Sólo la
segunda etapa de la Ciudadela 20 de Julio, se desarrolla durante los
primeros años de la década del ochenta dentro de la política de “vivienda sin cuota inicial” o del “Sí se Puede”, ejecutado durante el mandato
presidencial de Belisario Betancur. Hoy este sector es reconocido por su
pobreza en materia urbanística: alta densidad y escasas zonas verdes, así
como por su precariedad en equipamiento comunal y espacios públicos.
No sorprende, por eso, el comportamiento social de este sector, marcado por problemas de violencia urbana como pandillas, así como una falta de pertenencia con su barrio.
34
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
PERÍODO 1983-1993
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Este periodo es en cierta forma una continuación de la tendencia recesiva
de la ciudad iniciada en la década de los cincuenta. Uno de los sectores
más importantes de la industria local, como lo era el sector textilero o,
más concretamente, el de las confecciones, es el primero en venirse abajo con las primeras reformas económicas que se iniciaron en los ochenta
y se profundizaron en los noventa. Según Luis M. Mesa Espinoza31, son
cuatro los hechos más relevantes en la década de los ochenta para este
sector: la liberalización de importaciones, la intensificación del contrabando, la crisis financiera y el programa de estabilización de Venezuela.
De acuerdo con datos dados a conocer por la Superintendencia de Sociedades en febrero de 1987, se estimaron en 500 los concordatos declarados en todo el país, de los cuales el 10% se radicó en Barranquilla,
ciudad en la que entre 1971 y 1988 se registraron 100 procesos.32 No
sorprende así el alto índice de personas que aparecen como empleados
por cuenta propia en las cifras del Dane de los últimos años.33 Esto no es
más que el desempleo disfrazado de informalidad.
Pasando a otra de nuestras preocupaciones, la población de la ciudad
muestra una relativa disminución frente a los periodos anteriores. Al
respecto, además de la tendencia a la baja en la tasa de crecimiento
poblacional en el país, se debe tener en cuenta que para este periodo
se consolida el proceso de metroplización, presentándose una conurbación total con el municipio de Soledad. Este hecho significa que el
crecimiento poblacional de Barranquilla se desplazó hacia otros municipios que integran su área metropolitana, tal como lo muestra la tabla N°8,
especialmente la población que requería vivienda de interés social, una
vez agotada la poca oferta de tierras con disponibilidad de servicios que
ofrecía la ciudad en los alrededores del estadio metropolitano.
TABLA N° 8
TASAS DE CRECIMIENTO DEL ÁREA METROPOLITANA
Períodos
31 Mesa Espinoza, Luis M. “La quiebra
textilera en los ochentas”. En: Revista
Gestión. Universidad del Norte. 1995,
N° 1.
32 Op.cit.
33 Para el año de 1994 la participación del
empleo informal en la ciudad era del
57.45%. Igualmente en 1996 la población ocupada por cuenta propia era el
42.1 % siendo el promedio nacional del
26.9%. Fuente: Encuesta Nacional de
Hogares, 1994. Dane.
1957-1964
1964-1973
1973-1985
2.50
1985-1993
Barranquilla
4.50
3.90
2.63
Soledad
4.80
6.60
8.04
4.77
Malambo
4.10
5.50
13.60
4.21
Puerto Colombia
1.80
4.00
5.10
3.63
Fuente: Censos de población del Dane.
Esta es una de las razones para entender la alta participación de las
invasiones presentadas durante este periodo, que junto con el loteo suman el 94% del total del área de expansión de la ciudad. En la parte
norte sólo se construyó la urbanización Villa Country y la última etapa
de la urbanización Villa Santos, la cual se realiza porque ésta firma urbanizadora fue capaz de construirse su propio sistema de alcantarillado.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
35
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
CONVENCIONES
Manchas oscuras: Uso comercial del suelo
Manchas grises: Uso residencial del suelo
Plano N° 12. Barranquilla en 1993. Fuente: Departamento Administrativo de Planeación
Distrital.
TABLA N° 9
DESARROLLO URBANO DE BARRANQUILLA 1983-1993
INVASIÓN: 362.64 HA. URBANIZACIÓN: 24.82 HA. LOTEO: 53.24 HA.
Barrio
Tipo de desarrollo
Los Girasoles
Loteo / Invasión
7 de Abril
Invasión
Villa San Pedro I
Loteo
Villa San Pedro II
Loteo
Promotor
Año
Hectárea
1992
15.47
A. Munarris/
Fundesac.
A. Munarris/
Fundesac.
4.78
9.50
Romance
Invasión
9.80
California
Invasión
8.66
Villa Flor
Invasión
7.05
Cordialidad
Invasión
16.11
Sn. Pedro Alejandrino
III
La Gloria
Loteo
Invasión
4.28
Las Malvinas
Invasión
70.18
Los Rosales
Invasión
11.25
La Pradera
Invasión
Urb.Los Laureles
Loteo/Autogestión
Asociación para la
Vivienda Popular
1987
5.19
Urb. El Milagro
Loteo/Autogestión
1982
6.16
Villa Country
Urbanización
Comité Cívico el
Milagro.
Country Club
A. Munarris/
Fundesac.
12.14
66.26
1981
Total hectáreas
24.82
440.70
Fuente: plano de 1993. Archivo del Departamento Administrativo de
Planeación Distrital. Cálculos del autor.
36
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
TABLA N° 10
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
PARTICIPACIÓN DE CADA PERÍODO
REGIONAL 1777-1993
EN LA EXTENSIÓN URBANIZADA
Año
Hectáreas
1777
23.79
1897
362.68
1922
234.72
1944
1617.11
1957
674.58
1963
987.46
1983
2334.44
1993
440.07
Total
6.675.48
Fuente: Cálculos del autor.
%
0.35
5.43
3.51
24.22
10.10
14.79
35.00
6.60
100%
R
io
M
ag
da
le
na
Plano N° 13. Plano de crecimiento de Barranquilla 1777-1993. Diseñado por el autor
tomando como base la cartografía del Departamento Nacional de Estadística, Dane.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
37
Hay que señalar que la ciudad había llegado hasta la cota más alta de su
pendiente hacia el río. A partir de esta cota (120) se inicia la pendiente
que vierte hacia el Occidente y su sistema de arroyos que desembocan en
la Ciénaga de Mallorquín. La expansión hacia esta zona implica la construcción de un nuevo sistema de alcantarillado independiente al existente, situación para la cual no estaban preparadas las antiguas Empresas
Públicas Municipales. Precisamente, al finalizar los ochenta, esta empresa presentó su peor crisis que terminó con su liquidación en 1992, dándole paso al esquema mixto que crea la llamada Triple A.
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
CONCLUSIONES
Luego de haber analizado cada uno de los periodos en que dividimos
para su estudio el desarrollo urbano de Barranquilla, es posible apreciar
el resultado final del mismo. En la gráfica N°3 se observa como los desarrollos no planificados, compuestos por invasiones, loteos y crecimiento
predio a predio representan el 52.72% del área total urbanizada de la
ciudad. Lo anterior es suficiente para entender los problemas que hoy
afronta la ciudad representados en dos caras de una misma moneda. De
un lado, una ciudad relativamente moderna dotada de ciertas comodidades y, por el otro, la que muestra la más clara expresión del subdesarrollo: barrios carentes de casi todo, pero que, paradójicamente, se
constituyen en fuente de riqueza de la otra, o al menos de la que ostentan los dueños de los medios de producción. En consecuencia, nos hallamos en presencia de una ciudad altamente segregada, fácilmente
observable en el plano N° 15 de la estratificación socioeconómica de la
ciudad.
GRÁFICA N° 3
TIPOS DE DESARROLLO
487.83
Predio a Predio
7%
2.581.87
Invasión
48%
39%
6%
429.17
Loteo
3.154.98
Urbanización
Fuente: Cálculos del autor
38
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
GRÁFICA N° 4
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
TIPOLOGIA DEL DESARROLLO URBANO EN
BARRANQUILLA
REGIONAL 1777-1993
1600
1400
1388.84
HECTÁREAS
1200
1000
PREDIO A PREDIO
1008.52
916.17
LOTEO
800
INVASION
600
URBANIZACION
610.91
500.99
464.39
400
362.68
362.64
346.05
262.54
200
130.17
101.36
0
23.79
0
0
0
3.19
0
63.67 22.08
0
0
29.43
0
31.61
24.82
0
1777 1897 1922 1944 1957 1963 1983 1993
PERIODOS
MORFOLOGÍA URBANA DE BARRANQUILLA. 1993.
R
io
M
ag
da
le
na
Plano N° 14. Tipos de desarrollo. Elaboración del autor.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
39
Así las cosas, es dable concluir que, desde un comienzo, Barranquilla
ha sido una ciudad eminentemente receptora de población migrante,
cuya procedencia varía de acuerdo con las coyunturas económicas, sociales y políticas del país y del mundo (Ver gráficas N° 5 y 6 relativas a las
curvas de crecimiento urbano y poblacional).
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
Estos han sido factores determinantes en la configuración de la ciudad,
lo cual se ha mostrado a lo largo de este trabajo.
Por demás, la ciudad ha debido soportar el gran peso de ser epicentro de
la Región Caribe, que es la más pobre del país. Según cifras del Dane,
basadas en el censo de 1993, la población del Caribe Colombiano en estado de miseria comprendía entonces el 38.06%, cifra que duplicaba el promedio nacional, el cual era del 18.09%, y superaba incluso a la región de la
Costa Pacífica, a la que correspondía el 24.89% en esta materia.
TABLA N° 11
POBLACIÓN SISBENIZADA EN BARRANQUILLA AÑO 2000
Nivel
de pobreza
1
2
3
4
5
6
Total
N°
de personas
101.508
181.204
128.801
45.017
8.666
893
466.089
%
21.80
38.88
27.63
9.65
1.85
0.19
100%
Fuente: Base de Datos Sisben Barranquilla. Planeación Distrital.
Igualmente, el número de hogares en Barranquilla con servicios inadecuados era del 41% para ese mismo año. Medellín y Cali sólo tenían el
2% y 3% respectivamente.34 Esta cifra de hogares con servicios inadecuados es casi coincidente con la sumatoria de los estratos 1 y 2, los cuales
representan el 43.71% del total de la ciudad. (Ver tabla N° 12). Lo anterior es fácilmente comprensible puesto que los estratos antes señalados
están compuestos casi en su totalidad por los barrios surgidos de la
TABLA N° 12
ESTRATIFICACIÓN SOCIOECONÓMICA
BARRANQUILLA 2000
Estrato
1
2
3
4
5
6
Total
No. de predios
60.643
42.430
61.590
24.371
19.309
27.777
236.120
%
25.71
18.00
26.04
10.32
8.17
11.76
100
Fuente: Base de Datos Planeación Distrital.
40
34 Cifras tomadas de la Encuesta Nacional
de Calidad de Vida realizada por el Dane.
1993.
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
subnormalidad, que durante mucho tiempo estuvieron ausentes de las
preocupaciones de las administraciones locales. Sólo hasta la administración del alcalde Bernardo Hoyos, en 1992, se empieza a pensar de
manera seria en resolver esta grave situación, proponiendo y realizando
planes de inversión social en esos sectores que se convirtieron en su mayor capital político.
La liquidación de las antiguas Empresas Públicas Municipales en 1992 y
la creación de la nueva empresa de carácter mixto de acueducto, alcantarillado y aseo, más conocida como la Triple A, es un esquema que
hasta la fecha ha mostrado ser exitoso. La puesta en marcha desde 1993
del plan trienal y el último apoyo recibido del gobierno nacional permitiran
que la ciudad alcance, en poco tiempo, una cobertura en sus servicios
básicos superior al 90%.
Este hecho es fundamental para el futuro desarrollo de la ciudad, ya
que le permitirá afrontar de mejor forma el proceso de apertura y
globalización, constituyéndose en una de las mejores opciones para la
relocalización de la industria nacional. Aunque es prematuro medir el
impacto positivo que ha tenido para la ciudad el cambio en el modelo
económico, puesto que los procesos de relocalización y reconversión no
se producen de la noche a la mañana, sí es un hecho que en la gran crisis
económica experimentada por el país, la ciudad de Barranquilla es una
de las que mejor comportamiento ha tenido.35
Este hecho podría confirmar una de las hipótesis sugeridas en este trabajo: los mejores indicadores de desarrollo de la ciudad se han dado en
los momentos en que el país ha asumido modelos de liberalización comercial.
En este sentido, se puede mostrar la estrecha relación que hay entre la
economía de la ciudad, y especialmente de su desarrollo urbano, y las
variaciones registradas en el movimiento de la carga por su puerto marítimo. Así, es posible observar en las gráficas N° 1 y 2 que en la medida en
que crece el movimiento de carga, crecen también las urbanizaciones; y al
contrario, cuando disminuye el movimiento portuario aumentan los llamados asentamientos subnormales. En este punto también hay que destacar la gran repercusión de las exportaciones de café llevadas a cabo por
el puerto local, y que en los últimos años han aumentado como consecuencia del mejoramiento en la calidad del servicio que hoy presta la
Sociedad Portuaria, empresa privada que reemplazaró a la liquidada
Puertos de Colombia.
35 Las últimas encuestas sobre el desempleo
en el país realizadas por el Dane, muestran a la ciudad por debajo de ciudades
como Bogotá, Medellín, Cali y Bucaramanga.
Al ser superado el problema de infraestructura de servicios básicos, se
puede pensar de una manera optimista sobre el futuro de la ciudad,
pues en tal caso la parte del presupuesto distrital destinada a inversiones
en redes de servicios podrá ser dirigida a cubrir asuntos como el mejoramiento y construcción de nuevos parques, el perfeccionamiento del sis-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
41
tema vial y alternativas de solución a problemas como el transporte masivo y el espacio público en el centro de la ciudad. Todos estos aspectos,
que ya hacen parte de la discusión del Plan de Ordenamiento Territorial,
le darán un rostro más amable a la ciudad. Pero igualmente la competitividad de ésta dependerá de las inversiones que se hagan en el mejoramiento de la calidad del recurso humano, el cual deberá capacitarse para
afrontar los retos de la inserción en una economía cada vez más globalizada, donde los constantes avances tecnológicos se constituyen, paradójicamente, en una de las nuevas formas de exclusión.
PORFIRIO OSPINO CONTRERAS
GRÁFICA N° 5
TASA DE CRCIMIENTO URBANO
1800
PORCENTAJE DE CRECIMIENT
1600
1,524.50
1400
1200
1000
%
800
600
400
260.32
200
0
0
A 1777
A 1897
A 1905
30.13
33.89
A 1957
A 1963
60.73
A 1922
A 1944
59.85
A 1983
6.72
A 1993
PERIODOS DE TIEMPO
GRÁFICA N° 6
BARRANQUILLA: TASA DE CRECIMIENTO
ENTRE PERIODOS INTERCENSALES
1600%
1412%
1400%
1200%
1000%
800%
600%
400%
21,9%
200%
32%
136%
83,5%
76,3%
42,4%
27,7%
1938
1951
1951
1964
1964
1973
1973
1985
21,7%
0%
1777
1905
42
1905
1912
1912
1918
1918
1938
1985
1993
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
EL DESARROLLO URBANO
DE BARRANQUILLA Y SU DINÁMICA
REGIONAL 1777-1993
Plano N° 15. Plano de estratificación socioeconómica de Barranquilla. Año 2000.
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44
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
CAPÍTULO II
CIUDAD
DE
Y APERTURA ECONÓMICA: EL CASO
BARRANQUILLA 1991-1996
II
CIUDAD Y APERTURA: EL CASO
DE BARRANQUILLA 1991-1996
CIUDAD
Y APERTURA ECONÓMICA:
EL CASO DE
BARRANQUILLA 1991-1996
JAIRO PARADA CORRALES*
Reflexionar sobre los impactos que el proceso de apertura ha tenido
sobre la ciudad resulta un ejercicio necesario y a la vez difícil, dado que
nos obliga a abordar, por un lado, la problemática de nuestra ciudad
desde una perspectiva menos parroquial y provinciana a la luz de los
procesos de reforma económica que continúan en el mundo, y por el
otro, a enfrentar el hecho evidente de que la información que poseemos
sobre el objeto de estudio es superficial e insuficiente.
De plano, hay que afirmar que un análisis sobre la evolución económica
citadina del período 1991-1996 tiene que referirse no sólo al proceso de
apertura vivido por el país sino al conjunto de políticas que han ido acompañándolo, como es el caso de la descentralización, la desregulación y
las privatizaciones. Son las “reformas económicas” de los 90 que están
operando extensivamente en los países en desarrollo. Se trataría entonces de revisar muy someramente la evolución de la misma con respecto a
todo el proceso de la reforma, y por lo tanto, cubrirá aspectos que no
sólo tienen que ver con su dinámica económica sino con su situación
fiscal, su infraestructura y su evolución política y social.
* Jairo Parada Corrales. Economista,
ex decano de la Facultad de Ciencias
Económicas de la Universidad del Atlántico y candidato a PhD. de University
Missouri de Kansas City.
Las reformas económicas implementadas en todo el mundo no son el
invento malévolo del Departamento de Estado de los Estados Unidos ni
el resultado de una conspiración internacional de la banca mundial. Son
el reflejo de un nuevo modelo de acumulación que los teóricos han llamado el postfordismo, o el régimen de una producción flexible, basado
en la revolución científico-técnica que vivimos, fundamentado en la informática, la electrónica, los nuevos materiales y la biotecnología. Este
régimen postfordista ha erosionado las viejas y obsoletas fronteras de los
estados nacionales y ha señalado claramente que el éxito para una inserción exitosa en este nuevo modelo, ya no depende –aunque lo exige– de
“correctas” políticas macroeconómicas del Estado Nacional, sino esencialmente de lo que ocurra a nivel micro o mesoeconómico en una ciudad o región.
Ello implica que la ciudad como “espacio urbano” o “local” ya no sólo
juega un rol como asiento de un proceso de acumulación sustentado en
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
47
un mercado interior y una urbanización conexa, sino que es lanzada –de
repente y sin previo aviso– a la competencia internacional, donde la
gestión de su desarrollo tiene que partir de una visión mundial y a la vez
local y regional resumida en la famosa frase de Naisbitt “Pensar, globalmente, actuar localmente”.1
LA
JAIRO PARADA CORRALES
EVOLUCIÓN ECONÓMICA DE LA CIUDAD
Cuando se inició el proceso de apertura a finales de 1991, era común la
idea entre los gremios de la ciudad que Barranquilla sería el “epicentro
de la apertura” si aprovechaba esta oportunidad. En los sucesivos foros
de la Costa Caribe en la década de los 80 se había predicado la necesidad de cambiar el modelo sustitutivo que había predominado en el país
y que favoreció al eje Bogotá-Medellín-Cali. Al fin el cambio ya se iniciaba y se corría el riesgo de no estar a la altura de las circunstancias. La
ciudad mostraba niveles lamentables en la prestación de servicios públicos (especialmente agua y teléfonos) y la red vial estaba en crítico estado. Se había perdido el dinamismo industrial de antaño y muchos corifeos
trataban de elogiar este fenómeno diciendo que había que cambiar su
perfil de “industrial” a “comercial”. El puerto se encontraba en proceso
de privatización ante el fracaso evidente de la gestión pública del mismo
y algún directivo gremial avisoraba el peligro de que “la apertura nos
pasara por encima de nuestras cabezas”.2
De todas maneras, había un ambiente de cambio y se percibía un deseo
de implementar las reformas económicas en la ciudad aun en contra o
por encima de los sectores políticos tradicionales que la controlaban a
nivel del gobierno local.
No es posible medir –como quisiéramos los economistas– la evolución
industrial y comercial de Barranquilla desde entonces. Si tuviéramos la
información, calcularíamos la tasa de crecimiento del PIB urbano en el
período y lo compararíamos con los niveles precedentes de la década de
los 80. Ello nos daría respuestas precisas a estas inquietudes. Pero el
nivel de la información que manejamos nos obliga a usar medidores indirectos o variables “Proxy” para tener una idea de lo que ha pasado en
la ciudad.3
En la tabla N° 1 se observa que a nivel del consumo de energía eléctrica
el crecimiento del mismo en la esfera industrial ha sido moderado,
siendo más fuerte en la órbita comercial y de los servicios, lo cual podrá
estar señalando una respuesta más comercial que industrial al proceso
de apertura.
A nivel del PIB regional del Atlántico se observa la continua pérdida de
participación de la industria manufacturera: En 1991 dicha participa48
1 Ver la excelente obra de Naisbitt, John.
Global Paradox. Avon Books. New
York, 1995.
2 La afirmación es de Felipe Tovar De
Andreis, en ese entonces, Presidente
Ejecutivo de la Cámara de Comercio de
Barranquilla.
3 La Encuesta Anual Manufacturera del
Dane –regionalizada– sólo llega hasta
1991. La muestra mensual manufacturera nacional no nos aporta mucho sobre la realidad local.
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
TABLA N°1
CIUDAD Y APERTURA: EL CASO
DE BARRANQUILLA 1991-1996
CONSUMO ENERGÍA ELÉCTRICA 1990-1996
CRECIMIENTO ANUAL
(%)
Industrial
2.1
Comercial
5.4
Otros (sin residencial)
4.2
Fuente: Cámara de Comercio de
Barranquilla. Cifras económicas de
1996.
ción alcanzaba un 35.25% mientras que en 1994 había caído a un 32.5%,
a favor de otros sectores como comercio, transporte, sector financiero,
etc. Aunque estos procesos son lógicos en los patrones de desarrollo, la
duda surge de si estamos ante un proceso de modernización del desarrollo local o ante un deterioro caracterizado por la informalización.4
También podrían mirarse los procesos de constitución de nuevas sociedades (ver tabla N° 2) en el período 1991-1996. Se observa una reacción
positiva en el período 1993-1995 para luego empezar a frenarse en 1996.
Debemos destacar que apenas un 6% de las sociedades constituidas son
anónimas, predominando las sociedades limitadas. Lo cual todavía muestra la estructura familiar y de “conocidos” de la actividad económica de
la ciudad. Sobra señalar el predominio de las actividades comerciales y
de servicios sobre las manufactureras en este proceso.
TABLA N° 2
CONSTITUCIÓN DE SOCIEDADES EN BARRANQUILLA
(1991-1996)
Actividad
Manufacturera
Construcción
Comercio
Transporte
Finanzas
Servicios
1991
212
92
867
58
398
132
1992
170
90
554
85
106
165
1993
142
131
644
74
405
195
1994
177
159
617
83
485
214
1995
178
181
641
85
501
163
1996
166
153
654
83
501
254
Total
1045
806
3977
469
2696
1123
Fuente: Cámara de Comercio de Barranquilla. Cifras económicas de 1996.
4 Calculado con base en Estadísticas
básicas e información industrial de
la Región Caribe Colombiana. Juliana
Delgado, Consejería Presidencial de la
Costa Atlántica. Santafé de Bogotá, septiembre de 1996.
A nivel del movimiento del comercio exterior, resulta útil examinar la
actividad exportadora. Observando el del valor en dólares exportado por
Barranquilla (no originado en Barranquilla exclusivamente); el crecimiento de esta variable indica un resultado positivo especialmente en el
último año en el cual las exportaciones crecieron en un 12.45% (ver
tabla N° 3). A nivel del movimiento total de carga, el terminal marítimo
muestra claros signos de recuperación cuando la carga movilizada se ha
incrementado en un 151% desde 1991, con una tasa anual de incremento promedio del 20.3%. Es de destacar el aumento en un 19% de su
actividad en 1996, aunque esencialmente sea importadora pero con destino local, lo cual refleja un dinamismo comercial en este sentido. (Ver
tabla N° 4).
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
49
TABLA N° 3
BARRANQUILLA. EXPORTACIONES POR BARRANQUILLA
($US MILLONES)
Año
Valor
JAIRO PARADA CORRALES
Variación
1991
574.5
30.2
1992
333.2
-42.0
1993
306.1
-8.13
1994
348.0
7.27
1995
373.3
7.27
1996
419.8
12.45
Fuente: Cámara de Comercio de Barranquilla.
Cifras cconómicas, boletines, varios.
TABLA N° 4
TERMINAL MARÍTIMO DE BARRANQUILLA
CARGA TOTAL DE COMERCIO EXTERIOR
Año
1991
1992
1993
1994
1995
1996
Valor
472.024
870.536
742.763
978.801
998.977
1.188.514
Variación
84.42
-14.67
31.77
2.06
18.97
Fuente: Cámara de Comercio de Barranquilla.
Cifras económicas, boletines, varios.
A pesar de lo anterior, quisiera destacar la pérdida del dinamismo de las
exportaciones industriales del Atlántico (eje Barranquilla, Soledad, Malambo). Si revisamos los datos de la tabla N° 5 e ignorando las cifras
infladas de 1991 por exportaciones ficticias, se observa un descenso de
las exportaciones en el período 1992-1993 para luego recuperarse en
1994, caer en 1995 y recuperarse en 1996 levemente. Pero sin lograr el
nivel de exportaciones en 1992, siendo superado claramente por el Departamento de Bolívar desde 1992 en forma sistemática, quien en 1996
exportó US$345 millones.
De los resultados anteriores se colige un hecho evidente: La ciudad ha
ido perdiendo su dinámica industrial, siendo alimentada más por una
dinámica comercial y financiera, que más que ser una ventaja, se puede
convertir en su talón de Aquiles en el largo plazo. Ya algunos historiadores han advertido de ciertas prosperidades “fenicias” de nuestra ciudad en los años 50 como la ha afirmado Jorge Villalón. No nos podemos
comparar con Miami, y en todas partes del mundo resulta más sólido un
desarrollo industrial ligado a la expansión comercial y de servicios. En la
era de la producción flexible, son los procesos de producción locales
pero con visión global, los que deciden la dinámica del crecimiento económico, y resulta muy peligroso para una ciudad fundamentar su desarrollo sólo en el sector comercial, en la medida en que éste no tenga un
50
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
CIUDAD Y APERTURA: EL CASO
DE BARRANQUILLA 1991-1996
apoyo endógeno caracterizado por el sector industrial. Sólo el empleo
industrial proporciona una ocupación con ingresos más altos y de mayor
productividad.
TABLA N° 5
EXPORTACIONES INDUSTRIALES DEL ATLÁNTICO
(MILLONES $US)
Año
Valor
Variación
1991
565.6
1992
291.9
-48.4
1993
244.5
-16.2
1994
289.5
18.3
1995
230.1
-20.5
1996
248.9*
8.2
Fuente: Corpes. Sistema de Información Regional.
*Estimado por el autor.
A pesar de lo anterior, hay señales que nos permiten salir del pesimismo: La actividad portuaria se recupera, se discute sobre macroproyectos
portuarios, alimentados por el carbón y nuevos hechos en el área metropolitana indican impactos en los procesos de industrialización y comercialización: La presencia de Makro, la ampliación industrial de Águila
y Monómeros, la nueva planta de laminación en frío de Acesco en Malambo, las futuras instalaciones de Leona en esa zona y el desarrollo
notorio del transporte urbano en el área metropolitana señalan una dinámica laboral y económica que plantea retos para nosotros. Una muestra de lo anterior la podemos notar en la dinámica del sector constructor
de la ciudad, el cual sólo se ha venido a frenar desde 1996, cuando había
hecho crisis a nivel nacional mucho antes, mostrando lo atípico de la
situación de Barranquilla y una mayor solidez del sector en su gestión y
proyección (ver tabla N° 6).
TABLA N° 6
BARRANQUILLA-CONSTRUCCIÓN
EN EL ÁREA METROPOLITANADE BARRANQUILLA
Año
1991
1992
1993
1994
1995
1996
N° de metros2
construidos
288.611
246.724
394.525
243.854
496.093
521.788
Variación
-14.5
-14.5
59.9
-38.2
103.4
5.17
Licencias
aprobadas
652
610
648
412
1.181
593
Fuente: Cámara de Comercio de Barranquilla. Cifras económicas. Boletines varios.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
51
EL
PANORAMA FISCAL
JAIRO PARADA CORRALES
Para Malcom Deas, “el estudio de las finanzas públicas es uno de los mejores puntos de partida para la investigación social, especialmente, aunque no de manera exclusiva, para el de la actividad política. El espíritu del
pueblo, su nivel cultural, su estructura social, las metas de sus políticas,
todo esto y mucho más, está escrito libre de todo adorno en su historia
fiscal. Aquel que sabe escuchar este mensaje de las finanzas públicas oye
mejor que en cualquier otra parte el terreno de la historia universal”.5
No es para nadie un secreto que el panorama fiscal del Distrito de Barranquilla se constituye en una de las serias amenazas para la inserción
exitosa de nuestra ciudad en el proceso de globalización. El debate sobre este problema se inició a finales de 1995 liderado por la Cámara de
Comercio y continuó en 1996 con el Informe Montenegro. Hoy, la polémica sobre el impuesto predial refleja las dificultades que afrontamos.
Esta crisis fiscal se ha manifestado en un déficit de operaciones efectivas
(caja) que se ha traducido en una iliquez que ha convertido al ente
distrital en un sinónimo de incumplimiento, mala paga e incapaz de
atender sus obligaciones laborales. Las características de este deterioro
de las finanzas distritales se pueden resumir en:
1. Sobreestimación continua de los presupuestos en las sucesivas vigencias recientes. Se adquieren compromisos de giro que después no se
pueden cumplir.
2. Los gastos de funcionamiento del Distrito se han triplicado en pesos
reales desde 1991. El aumento de la nómina se ha originado en gran
parte por el personal del Concejo, Contraloría y Personería, excediendo el valor de la nómina del nivel central.6
3. Para 1996 se estimó en $81.000 millones el déficit efectivo. El drama
vivido en 1997 confirma que los problemas continúan.
4. Aguda contracción de la inversión pública, deterioro de la malla vial
(con excepción de algunas secciones parciales a nivel de área metropolitana y el Fondo de Valorización).
¿Cuáles han sido las razones de esta precariedad fiscal? Se han registrado deficiencias en la gestión del impuesto de industria y comercio, y una
caída en términos reales del impuesto predial, y por consiguiente un
divorcio entre lo presupuestado y lo recaudado realmente. El presupuesto del Distrito se ha convertido en una “burbuja contable” que es
necesario “desinflar” pues sólo ha servido para reproducir la clientela
política local de todos los matices.
Innegablemente, los recaudos tributarios locales dependen de la dinámica económica urbana, la cual no ha sido tan positiva cómo hubiésemos
deseado. Parte de la crisis debe atribuirse al receso nacional que deja
sentir su impacto en la ciudad.7 Sin embargo, la explicación de la crisis
52
5 Citado por Adrian, O. y Rojas, F. Elementos de finanzas públicas en Colombia. Editorial Temis. Bogotá, 1995. p.4.
6 Ver Montenegro, A . y Vargas, C. Distrito de Barranquilla. Situación financiera y principales programas de inversión:
Diagnóstico y recomendaciones. Barranquilla, Mayo de 1996.
7 Porto L. José A., demuestra que “...la
dinámica económica de Barranquilla
depende en una gran proporción de la
evolución de la economía nacional en su
conjunto”. El análisis fue hecho para el
período 1970-1991. Es precisamente la
situación que debemos cambiar. Ver
Porto L., José. Interrelaciones entre la
economía del Atlántico y la economía
nacional. Revista Económicas CUC
Nº 21. Enero-diciembre. Barranquilla,
1993. p.17.
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
CIUDAD Y APERTURA: EL CASO
DE BARRANQUILLA 1991-1996
tiene una causa más bien política y de falta de modernización de la gestión fiscal del Distrito. En 1992 en la ciudad y el departamento se vivió
un proceso renovador y vivificador con el triunfo de las candidaturas de
Gustavo Bell y Bernardo Hoyos, respectivamente. Sin embargo, sucesos
políticos posteriores fracturan el proceso de renovación y obstaculizan la
continuidad del mismo. La gestión eficiente burocrático-técnica de Bell
no encuentra la continuidad en un proyecto político sólido a nivel departamental, pues los sectores tradicionales recuperaron el control.
Por otro lado, el realinderamiento actual desvirtuaría el proyecto de “tercer” partido del movimiento ciudadano. El enfrentamiento George-Hoyos disloca la dinámica de la gestión local, llevando al nivel central local a
una gobernabilidad débil que lo obliga a buscar alianzas con los sectores
tradicionales. Por otro lado, ante la presente coyuntura electoral, los nuevos realinderamientos no permiten ver con claridad el espíritu renovador
de la Constitución de 1991. Esta debilidad política ha conllevado a una
gestión presupuestal atada a las clientelas locales, a los exagerados gastos
de funcionamiento, al incremento de la deuda pública y a unas relaciones
precarias con el sector privado. No se configura por tanto una alianza
entre el sector privado y público de la ciudad, constituyéndose esta diacronía
en una amenaza estratégica para el desarrollo de la ciudad. Los recientes
enfrentamientos en torno a los mecanismos de liquidación del impuesto
predial que han llevado a algunos sectores incluso a plantear la desobediencia civil, apenas es la punta del iceberg de esta problemática.
UN
BALANCE OBJETIVO
Si miramos retrospectivamente los acontecimientos vividos, podríamos
decir que los efectos de las reformas económicas en nuestra ciudad han
sido positivos en lo fundamental, aunque con algunos problemas que
debemos enfrentar.
En primer lugar, el panorama de los servicios públicos se ha modificado.
La privatización de los servicios de acueducto, aseo y alcantarillado ha
mostrado sus bondades a pesar de las dificultades. El servicio telefónico
ha mejorado a pesar de lo atípico de la presencia de un competidor
privado en la forma como se ha dado, aunque subsisten las dudas sobre
el futuro de la Empresa Distrital de Teléfonos, hoy en manos de la clientela política tradicional. No está claro el problema de la distribución de
energía eléctrica ante la crisis que vive la Electrificadora del Atlántico, lo
cual sugiere medidas drásticas para su recuperación. Se observa un horizonte excelente en los servicios de gas domiciliario industrial suministrados por la empresa privada casi sin el apoyo debido del sector oficial.
En segundo lugar, las cifras indican que la privatización del Puerto de
Barranquilla ha sido positiva. Las tarifas han caído y el movimiento se
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
53
ha recuperado, aunque no lo suficiente. Se hace necesario buscar la solución más racional de nuevos proyectos portuarios sin protagonismos y
con los pies puestos en la tierra. La privatización a su vez de la Zona
Franca permitió algunos avances pero con resultados modestos todavía.
JAIRO PARADA CORRALES
En tercer lugar, los esfuerzos en la recuperación de la malla vial han sido
evidentes a pesar de las dificultades del invierno de 1995 y de la problemática fiscal. La Circunvalar, la calle 17, el Puente de Murillo, la recuperación de la calle 30, las obras del Distrito Central, la reubicación de
vendedores, etc., señalan los esfuerzos de las sucesivas administraciones
por mejorar la ciudad.
En cuarto lugar, han mejorado la cobertura de los servicios de educación
básica y de salud, aunque lo que queda por hacer es bastante.
En quinto lugar, la descentralización favoreció al Distrito de Barranquilla en forma significativa, lo cual potenció el gasto de inversión del período Hoyos-George. En efecto, mientras que en 1992 el distrito apenas
recibía $6.700 millones por transferencias diversas, en 1996 dichas transferencias llegaron a $96.573 millones. En otras palabras, en cuatro años
se multiplicaron por 14.4 veces. Las dudas aparecen entonces en lo referente a la calidad de la ejecución de estos recursos.
Finalmente, se observa un deterioro social por el aumento de las tasas de
desempleo abiertas y el avance de la delincuencia de todos los matices. No
hay claridad sobre la transparencia en torno al manejo del gasto público y
la credibilidad sobre la eficiencia del sector público ha descendido.
PERSPECTIVAS
Lo anterior nos permite afirmar que el balance de las reformas económicas a nivel local ha sido positivo, mirando la apertura ligada a los procesos de privatización, desregulación y descentralización. Sin embargo, los
resultados no han sido espectaculares ni arrolladores. Se ha avanzado en
algunos frentes y en otros persisten las dificultades. La situación social
marca señales de deterioro, aunque no exclusivas de nuestra ciudad sino
de todo el país, por el impacto migratorio que actualmente sufrimos.
Algunas iniciativas a nivel local permiten, tener campo para el optimismo. Pro-Barranquilla sigue empeñada en su campaña de identificar proyectos y atraer inversionistas extranjeros en su programa Atlántico Siglo
XXI. Se ha constituido el Centro de Desarrollo Empresarial con asistencia del BID para apoyar el desarrollo de la pequeña y mediana industria
con el fin de enfrentar el proceso de globalización. La Cámara de Comercio está a punto de concretar el Centro Tecnológico del Empaque y,
a pesar de las dificultades, se observa una discusión constante en la ciu54
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
CIUDAD Y APERTURA: EL CASO
DE BARRANQUILLA 1991-1996
dad sobre nuevos proyectos. No se trata entonces de una ciudad dormida sino de una ciudad en ebullición.
Las dificultades para colocar nuestra ciudad en la dinámica del siglo
XXI se ubican más en el plano político. El Concejo Distrital –coadministrador de la ciudad– parece más interesado en incrementar sus nóminas
junto con la Contraloría y la Personería, que en el futuro de la ciudad.
Los empresarios, a pesar de su grado de organización, aunque no tan
fuerte como muchos creen, no se han involucrado lo suficiente en el ejercicio de la administración local para coadyuvar a mejorar la ciudad. Como
lo señala R. Moss Kanter, “sólo si los hombres de negocios se involucran
con su ciudad y su región, se podrán desarrollar los recursos y atractivos
que exige la inversión extranjera. Deberán trabajar hombro a hombro con
los líderes políticos locales honestos y progresistas para poder sacarla adelante”.8 Del surgimiento de un bloque empresario–sociedad civil–sectores políticos progresistas dependerá que la apuesta estratégica del
desarrollo de Barranquilla se consolide, para poder ponerla a la altura
de los procesos que la globalización implica.
Lo anterior no es una retórica de académicos. En una entrevista reciente, Manuel Castells, uno de los mejores urbanistas de este siglo, destacaba que la caída de la Unión Soviética se debió a su “inestabilidad sistémica
para gerenciar la transición a la sociedad de la información”, la cual
exige una estructura política y social flexible para difundir su potencial.9
La flexibilidad del capitalismo actual –según Castell– nos obliga a una
visión de lo urbano muy distinta a lo escrito en los 70 en La cuestión
urbana. Ello exige reconstruir la planeación local sobre la base de lo
propio, nuestros valores de uso, para organizar la planeación económica, la construcción, el desarrollo industrial y la ingeniería del transporte
para adaptarnos a los nuevos espacios que los flujos de bienes, servicios
e información demandan.
Lo anterior implicará una visión de ciudad más amplia, futurista, no
reducida a la pavimentación de sus vías, sino con fórmulas exitosas de
actividad económica local frente a la globalización, generadora de empleo y desarrollo social. Supondrá construir un proceso de alianzas políticas que transforme la política local y supere los obstáculos presentes.
Tomará tiempo pero sólo persistir en ella nos permitirá ver la luz al final
del túnel. Barranquilla nos exige que así sea.
8 Ver Kanter, Rosabeth Moss. World
Class. Simon & Sobuster. New York,
1995.
9 An Interview with Manuel Castells. The
International Journal of Urban Policy
and Planning. Vol. 13 Nº. 1, febrero
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JAIRO PARADA CORRALES
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CAPÍTULO III
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
III
ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
MIRTA BUELVAS ALDANA*
El tema central de la exposición son los encuentros y desencuentros en
el espacio urbano de Barranquilla, de sus gentes, de las culturas que
llegan a la ciudad, centro migratorio desde el siglo XIX. En el examen
de esta temática anotaré la importancia de la existencia de espacios públicos, que permiten los encuentros de los habitantes de una urbe, que
no es más que el ejercicio de la vida ciudadana y señalaré de cómo esta
importancia es mayor en una ciudad con el carácter de Barranquilla, primero por ser centro migratorio y después por ser una ciudad de cultura
latina que le da importancia al ocio, al disfrute, al saber vivir más y menos
arraigada al productivismo permanente. Exploraré también las consecuencias sociales negativas de los desencuentros de los ciudadanos.
Específicamente me detendré a indagar sobre los encuentros y desencuentros de las gentes y culturas que conviven en Barranquilla. De esta
incursión se trata de responder los siguientes interrogantes ¿cuál es la
relación existente entre la historia, la cultura y el ordenamiento urbano
de Barranquilla y sus espacios públicos, escenarios de la vida ciudadana?
¿Cómo influyen en la ciudad las diferencias entre la migración actual y la
del pasado? ¿Cuáles son las posibilidades que el ordenamiento urbano de
Barranquilla en sus intervenciones y en el tratamiento de los espacios
públicos, refleje su identidad cultural? ¿Por qué no crear una Barranquilla soñada, deseada y compartida por todos sus habitantes? Comenzaré
señalando algunas ideas muy generales de la historia de la ciudad relacionadas con los espacios públicos y el ordenamiento urbano, para comprender su entorno urbano actual y realizar algunas proposiciones referentes a
los espacios públicos y la vida colectiva de Barranquilla.
* Mirta Buelvas Aldana. Psicóloga. Profesora titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico.
Especialista en Gestión y Desarrollo
Comunitario de la Universidad de Córdoba.
A lo largo de la reflexión tocaré aspectos sociales de la historia de la
ciudad, porque el ordenamiento urbano y los espacios públicos no se
pueden marginar de este contexto y sesgarse hacia lo formal o económico dejando a un lado la humanización de la ciudad.
Barranquilla, como se sabe, comienza en la colonia como un asentamiento de población sin ninguna fundación oficial, por lo que a diferencia de las poblaciones coloniales que sí la tuvieron, no contó con un trazado
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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urbano típico del momento, lo que explica más adelante la disposición
urbana y transversal que va tomando con el tiempo. En las fundaciones
coloniales hechas por los españoles, la Plaza Mayor se concebía como el
corazón de la población, era el centro geográfico, espacial, simbólico, donde
concurrían los poderes de la época, el religioso y el político, allí se ubicaban la iglesia y los sitios de gobierno. Era el espacio público donde concurrían los hechos importantes de la población, de la vida urbana.
MIRTA BUELVAS ALDANA
El diseño urbano colonial para las poblaciones de América vino de España. El rey Felipe II ordenó que las fundaciones se debían diseñar
“comenzando en la Plaza Mayor y sacando desde ella las calles”, este
concepto produjo la famosa cuadrícula colonial que nunca existió en
Barranquilla. El concepto se tomó de los diseños de los campamentos
romanos castrenses que lo utilizaron para su ordenamiento. Existe una
ordenanza de 1523 de Carlos I de España adoptando esta figura para las
fundaciones españolas, que luego repetiría Felipe II en 1573; esas ordenanzas dieron origen al código político urbanístico de las fundaciones
coloniales, uno de los aciertos de la Corona Española.
Barranquilla fue ajena a estos primeros ordenamientos y su planificación obedeció a la voluntad de sus habitantes, lo que por supuesto se
convirtió en ventajas y desventajas para la nueva ciudad que nacía. Por
una parte, ese corazón central, la plaza colonial estuvo ausente desde
sus inicios y el espacio que lo reemplazó se fue moviendo de acuerdo con
las necesidades que se presentaban en la comunidad. La plaza en Barranquilla nunca ha correspondido en términos geométricos al centro de
la ciudad.
Barranquilla aún hoy carece de una plaza que la centre, su diseño urbano inicial fue producto de la lógica de sus habitantes. El primer espacio
que hizo de plaza pública en la población, se ubicó en el sitio que por
mucho tiempo se llamó de la Cruz Vieja, en la Vieja Barranquilla, allí se
construyó la primera iglesia pajiza y a su lado el cementerio con una cruz
de madera que le daría posteriormente el nombre. Como la población se
asentó en terrenos anegadizos, fue la altura del terreno la que decidió
donde se instalaba la plaza y donde se colocaba la iglesia, y no el espacio
central de la nueva población.
Después de cierto tiempo, en respuesta a las necesidades de crecimiento
del nuevo poblado, se construyó la Plaza San Nicolás. Allí se edificó la
nueva iglesia y por un tiempo fue el centro de la población, en términos
simbólicos. Más tarde el Camellón Abello ayudaría en la tarea de servir
de sitio de encuentro, de gran trascendencia para los pobladores en sus
primeros tiempos, y oficio que siguió cumpliendo hasta épocas recientes
cuando unas rejas ornamentales lo impidieron. Hoy ambos son sitios
conflictivos de ventas ambulantes sin el tratamiento correspondiente,
pero en vías de recuperación.
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
El Camellón Abello, más tarde Paseo Bolívar, fue adaptándose a los
avatares del tiempo pero nunca dejó de ser ese espacio urbano que convocó a la ciudadanía, espacio de encuentro que le permitió mirarse cara
a cara hasta que el deseo de “embellecimiento” primó sobre el acontecimiento humano.
Para soñar un poco veamos la descripción del sitio que correspondió a la
primera plaza en 1815, que realizó Juan Batis en una crónica publicada
en 1880:
En una pavorosa madrugada del mes de Agosto en 1815, cuando se aguardaba por momentos la invasión de Cartagena de infeliz recordación histórica, por el feroz pacificador Murillo a la puerta de una humilde casa pajiza
situada en la calle de la prensa del pueblo de Barranquilla; hoy carrera
Ribón1 ... se dirigió con paso mesurado y firme y acompasado a la esquina
del patio de la misma casa que daba frente a la calle Real, hoy carrera
Nacional2, doblóla y se encaminó por ella hacia el Norte con dirección a la
Iglesia Vieja. Pocos minutos le bastaron para llegar al lugar de recuerdo
venerado por la piedad de sus mayores, contempló con recogimiento la
cruz de madera que se alzaba sobre un tosco pedestal de ladrillos en el
centro de la pequeña colina que forma la plaza de la antigua iglesia... aquel
hombre era el capitán del ejercito republicano José Eugenio Macias...
En efecto, ya se sentía el delicioso céfiro precursor del esplendor del
astro, y al favor de una de las despejadas alboradas de la estación podía
distinguirse el lindo lago3 que se extendía al frente.
Nuestro héroe colocado sobre la eminencia de la colina mencionada que
entonces era ocho pies más alta que hoy, podía distinguir el paso de las
Ninfas (matas acuáticas) que la corriente del vecino río introducida por
el caño de la Ahuyama, para darle salida por el de La Tablaza, con dirección al mar por las Bocas del Magdalena... más allá del lado distinguida la
pintoresca llanura cubierta de martillos de lindas flores gigantescas
(Regina Victoria) conocida con el nombre de La Loma, cuyo costado
oriental besaba las planteadas ondas del gran río.4
Regresemos al ahora, y recordemos cuán lejanos están los tiempos que
en Barranquilla, el paisaje urbano se integraba al paisaje natural y lo
convertía en parte de su disfrute, hoy esos caños descritos en la crónica
que acabo de citar están bien lejanos de ser corrientes de agua que arrastren flora acuática para el placer del transeúnte. Más adelante tocaré la
relación enere el Río Magdalena y la ciudad.
1 Actualmente, carrera 45 B.
2 Actualmente calle 33.
3 Hoy no existe ese lago.
4 Publicado por Miguel Goenaga en Crónicas de la Vieja Barranquilla. Lecturas locales. Barranquilla Imprenta
Departamental, 1953.
Retomando la reflexión sobre el desplazamiento que ha tenido el espacio que en Barranquilla ha servido de plaza y las consecuencias para sus
habitantes, nos encontramos que cuando los espacios públicos importantes para una comunidad se mudan, se interrumpe el camino que los
lleva a convertirse en tradicional para la población, y en términos psicológicos esa interrupción no permite que se introyecte al espacio, como
símbolo del entorno urbano, vehículo para crear un sentido de perte-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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nencia con la ciudad. Este fenómeno ha sucedido y sucede hoy día con
algunos espacios de Barranquilla donde se efectúa su vida colectiva.
MIRTA BUELVAS ALDANA
Uno de los rasgos de la identidad de los espacios públicos de Barranquilla, al igual que de su arquitectura, es la renovación, dejando de lado la
tradición, lastimando un poco el sentido de pertenencia a la ciudad,
convirtiéndose en desventaja por un lado, y ventaja por el otro; porque
si bien es cierto que se atropella el patrimonio, hecho que no merece
aplausos, también se abre a lo nuevo.
Barranquilla adquiere importancia después de la independencia definitiva de España, su desarrollo en la colonia fue muy lento primero sólo
tuvo la categoría de sitio. Más tarde, en 1700, llegó a ser Capitanía de
Guerra del Partido de Tierra Adentro, posteriormente, en 1772, Corregimiento, en 1774 elevada a la categoría de Parroquia, y en 1813 por su
valor estratégico en la guerra de independencia es declarada “Villa Capital del Departamento de Barlovento” por la Cámara de Representantes de Cartagena. Sólo en la República, en 1857, logró la designación de
ciudad. Por su rápido desarrollo, la naciente población comenzó pronto
a destacarse en la República, superando incluso a aquéllas que fueron
importantes en la época de la Colonia. Esta afirmación se puede confirmar comparando dos descripciones de la población, hechas con una diferencia de escasos cuatro años, en los inicios de la República.
A petición del señor E. P. Pellet director del periódico The Shipping List,
en 1987 el primer cónsul de Estados Unidos en Barranquilla, T. Hoyer
recordando la impresión que tuvo de la población a su llegada en 1851,
la describe de esta manera:
Difícil sería describir la desfavorable impresión que tuve al encontrar la
población en donde no veía otra cosa que casuchas de paja, de malísima
apariencia y sólo al llegar a la Calle Ancha (al Paseo Bolívar de hoy), fue
cuando mis ojos se regocijaron al encontrar unas pocas casas de ladrillo.
Muy pocas personas se veían en las calles, a excepción de los aguadores,
con burros y sus barriles, lo que daba lugar a un aspecto triste.5
En 1855 el aspecto que presentaba la naciente ciudad era totalmente
diferente según la descripción de Eliceo Reclus, decía que había encontrado en Barranquilla largas hileras de casas blancas, pequeños diques
flotantes, bongos, lanchas, canoas y astilleros, que aún cuando la mayoría eran construcciones de techo de paja, mostraba ya los requerimientos
del agitado puerto que despertaba al desarrollo. El puerto, presentado
según Reclus era un espectáculo de ciudad comercial donde se experimentaba un gran movimiento; marinos yendo de los bongos a los almacenes, mujeres vendiendo fruta, mercaderes ofreciendo sus artículos y,
nota curiosa, observa que muchos de los jóvenes que circulaban en este
espacio se dirigían a los extranjeros con palabras en inglés que eran pronunciadas con notable perfección.
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5 Ibid. p. 59.
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
Tomaré literalmente algunas apreciaciones de Reclus que nos interesan
para notar cómo desde el despegue de su desarrollo, Barranquilla se
convirtió en sitio de encuentros con una inminente vocación cosmopolita que marcaría sus perfiles culturales, sus imaginarios colectivos, sus
costumbres, sus hábitos hasta hoy. Dice este cronista:
Barranquilla, edificada sobre la ribera izquierda de una de las numerosas
ramificaciones del Río Magdalena, data de ayer, por decirlo así; y sus
progresos sólo pueden compararse a los de una ciudad de los Estados
Unidos, tan rápido han sido. Allí no se ven sino andamios, ladrillos y cal,
sobrepuja ya a Cartagena por el número de sus habitantes, si se tiene en
cuenta la población flotante...
Más adelante continúa diciendo:
...La importancia de Barranquilla se debe casi exclusivamente a los comerciantes extranjeros, ingleses, americanos, alemanes, holandeses que
se han establecido allí en los últimos años, han hecho de ella el centro
principal de los cambios con el interior... a mi paso por allí, había diez
vapores flotando o en construcción: cinco ingleses, tres americanos, uno
alemán y uno sólo perteneciente a una compañía anglo-granadina.
...en el Gran Hotel de Barranquilla solamente había extranjeros de todos
los puntos del globo y conversando en inglés, esa lengua tan extendida en
el mundo. Madama Hughes, nuestra huésped, había montado su casa
bajo un pie enteramente europeo...6
Esta descripción es una de los tantos ejemplos que vamos a encontrar a
lo largo de la vida de la ciudad, que me permiten llamar en forma
metafórica a Barranquilla como la ciudad de los encuentros de culturas
que llegaron y siguen llegando a la ciudad de lugares diversos. En las
últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siglo XX, estos encuentros se dieron no sólo entre personas de culturas regionales, donde el
mayor flujo llegaba de las poblaciones de Santa Marta, Cartagena y Ciénaga (Magdalena), sino también de migrantes provenientes del Caribe,
de Alemania, de Italia, de Estados Unidos, del Imperio Otomano y, en
menor proporción, extranjeros de otras partes. Cada comunidad extranjera que llegó a Barranquilla desde medianos del siglo XIX, aporta a la
ciudad su riqueza cultural, creando un clima de tolerancia y de comunidad de intereses que la hizo prosperar.
6 Reclus, Eliseo. 1992. Viaje a la Sierra
Nevada de Santa Marta. Biblioteca V
Centenario. Concultura, Colección Viajeros por Colombia. Bogotá, Instituto
Colombiano de Cultura. p. 74-75.
En nuestros días ese encuentro se hace entre culturas nacionales, especialmente las de la Región del Caribe. Hoy a la ciudad de Barranquilla
concurren manifestaciones culturales provenientes de La Guajira, las
Sabanas, las riberas del Magdalena, y en general de todas las subregiones
del Caribe; también han llegado a ella, y siguen llegando, migrantes provenientes del interior del país especialmente de Santander del Sur.
Aún cuando la migración es constante y aún hoy sigue siendo un rasgo
determinante, en Barranquilla siempre permanece un considerable nú-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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mero de familias tradicionales que son el núcleo alrededor del cual se
reconstruye permanentemente la identidad cultural de la ciudad. Surge
así una cultura heterogénea que con el tiempo va fraguando su propia
identidad, tan definida, que cualquier plan de ordenamiento territorial
que se intente, tiene que tenerla en cuenta y considerar la posibilidad de
encuentros de las gentes tan necesarios en una ciudad con mucha migración en el pasado y el presente, por lo mismo, es necesario planear espacios públicos que los encuentros de hombres, de culturas diferentes que
llegaron y siguen llegando a la ciudad de lugares diversos, requieren.
MIRTA BUELVAS ALDANA
La cantidad y calidad de los espacios públicos de Barranquilla, no son
consecuentes con el carácter de centro migratorio que tiene la ciudad,
de espacio de encuentros entre gentes diversas que vienen de entornos
diferentes. El espacio público con que cuenta no responde en ninguna forma a la necesidad vital de su realidad. Sólo en el pasado se tuvo
en cuenta esta particularidad cuando se trataba de intervenir en los
destinos de sus espacios públicos, cuando la lógica y el sentido común
era la brújula de sus dirigentes, especialmente los cívicos que fueron
definitivos en ayudar a que la nueva población tomara los rumbos de
una ciudad, hasta el punto que no es desacertado afirmar que la iniciativa ciudadana fue el principal motor de arranque de este centro
urbano.
A esa lógica corresponden ejemplos como la construcción del Cementerio Universal, del primer Hospital Público, del Teatro Emiliano, del primer mercado público, del parque de la Plaza San Nicolás y del Camellón
Abello, entre otros, que respondieron siempre a la búsqueda de proporcionar una mejor calidad de vida para los habitantes de la población
nacidos en ella o nó y permitirles encontrarse y transformarse en “barranquilleros”.
Barranquilla se identifica entonces, desde los comienzos de su historia, por ser un mosaico de culturas. Su inclinación siempre ha sido
eminentemente comercial, lo que ha dado a la ciudad unas características culturales determinadas. Es un lugar de intercambio. Los círculos
mercantiles, culturalmente muy diversos, fueron dándole un perfil abierto a la ciudad. Sin embargo, a pesar de ser un espacio de encuentros, el
rasgo que más sobresale y que mejor identifica a Barranquilla no se ha
tenido en cuenta en los últimos tiempos para inspirar la creación de
espacios urbanos públicos, que permitan que las peculiaridades de las
culturas que se encuentran aquí, se manifiesten, se enriquezcan y se
fundan.
En este momento no hay en Barranquilla espacios públicos donde fraguar la gran pluralidad de manifestaciones culturales que van llegando.
Sin nostalgias del ayer, hay que pensarlos nuevamente, aprovechando la
enseñanza de los habitantes del pasado que los crearon en su momento,
entendiendo que diversidad es riqueza. Es importante en el nuevo orde64
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
namiento territorial urbano que se adelanta en este momento, considerar la planeación de terrenos democráticos para los encuentros cara a
cara, que les permita a los habitantes ir creando códigos nuevos para
comunicarse todos sin tensión cultural.
La búsqueda de esos terrenos democráticos no existe en el actual paradigma informacional. Esta tendencia urbana que ha alimentado los últimos planeamientos y las transformaciones, no sólo en Barranquilla, sino
en otras ciudades del país, propone que los ciudadanos circulen y no que
se encuentren, deshumanizando el espacio. Este tipo de planeación, donde la plaza o cualquier espacio que permita, los encuentros, no tiene sentido, lo que se busca en última instancia es la conexión de las vías, no la
de los seres humanos. Predomina el concepto de flujo. Se desestimulan
los sitios que cumplen la función de centro, de plazas, y se privilegian las
calles, las avenidas que permiten enlazar el flujo y no los encuentros.
En la ciudad que nos ocupa, esta práctica puede ser más dañina, por
ser centro migratorio, como hemos señalado, aquí se requiere de más
espacios de encuentros para fomentar la pertenencia. La desaparición
del Paseo Bolívar como plaza pública con el argumento de su “modernización” en el centro histórico de la ciudad, obedece a esa corriente
urbana. Se colocaron ornatos en su espacio, impidiendo cualquier aglomeración. Desconociendo la significación tradicional que había tenido
siempre dicho lugar para Barranquilla, especialmente para los sectores
populares.
En este tipo de planeación el intercambio de símbolos significantes
entre habitantes de una ciudad, no interesa. Las experiencias humanas se van empobreciendo, creando una sensación de desarraigo que
atenta contra la construcción de un sentido de pertenencia, tanto de
los que están como de los que llegan y contra la memoria cultural
urbana. De esta manera, los ciudadanos, desprotegidos en su interior,
sienten una angustia cultural y psíquica, que es producto de la deshumanización del espacio. Si esto no es una patología en términos de
psicología social, por lo menos es un descenso en la calidad de vida
psicológica colectiva. Es conducir a los ciudadanos a no ser nadie, a
ser un paria.
Barranquilla aún hoy sigue siendo un centro de migración, pero las gentes que a ella llegan traen una problemática diferente a la de la migración del Siglo XIX y las primeras décadas del XX, porque otros son los
motivos que los traen a esta ciudad. Uno de ellos es huir de la violencia,
hecho que arrastra hasta aquí muchos migrantes, especialmente de los
campos de la Costa Caribe.
La cultura de la ciudad es la que refleja mejor que cualquier otro espacio, los avatares de la región, porque es el sitio que sirve de foco cultural
dentro de una determinada área con la cual se identifica. Es también, el
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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espacio donde se reelaboran y concentran las culturas campesinas de la
zona que llegan a ella, que sirven además de alimento a los nuevos imaginarios, a la nueva mentalidad colectiva de la ciudad.
MIRTA BUELVAS ALDANA
Barranquilla porta desde hace mucho tiempo el título de ser el mayor
centro regional urbano, hecho que la convirtió en el mayor polo de atracción para la migración de la zona. Ahora la migración en Barranquilla es
aguda y hace parte de los centros de recepción de la gran ola migratoria
que llega a las ciudades en el país, producto de la situación actual de
violencia en los campos y por circunstancias económicas. Este oleaje de
gentes viene a buscar la vida, la seguridad de los centros urbanos. La
lógica de esos migrantes, es la desesperación por la supervivencia.
En este tiempo incierto para el país casi todas las capitales de departamento y ciudades grandes de la Costa Caribe, como Barranquilla presentan cambios permanentes y abruptos que las impactan debido a la
fuerte migración desde las zonas rurales relativamente cercanas. El flujo
humano hacia Barranquilla se explica, por un lado, por el mejoramiento
de las vías terrestres en el interior de la costa que lo facilita, y por otro
por, se explica por la causa más importante, la huida de la violencia que
se presenta en las zonas rurales y poblaciones menores de la región, como
los Montes de María, la Sierra Nevada de Santa Marta, poblaciones del
departamento del Cesar, Alto Sinú, Urabá y en menor cantidad otros
ejes de desplazamiento.
Barranquilla está recibiendo un alto contingente permanente de desplazados de la violencia de los puntos de los conflictos señalados. Ese contingente presenta dificultades para integrarse a la ciudad, por las siguientes
razones: 1. El fenómeno es intenso, demasiado rápido para la ciudad que
no está preparada para recibirlos; 2. El desplazamiento es repentino y por
ello no logran ni tienen tiempo suficiente para reelaborar sus cargas culturales, produciéndose un colapso que se expresa en la dispersión o fragmentación intensa de los imaginarios colectivos urbanos y 3. Para los nuevos
habitantes hay poco tiempo para la consolidación de un sentido de pertenencia, que es bombardeado constantemente por las olas migratorias. Estas situaciones sociales van formando habitantes despreocupados por el
sitio en que viven, con un bajo sentido de pertenencia y de ciudadanía.
En el periódico El Extra de la primera quincena de octubre de 1999, el
Secretario de Paz, Moisés Pineda dijo: “Aquí no sabemos qué hacer con
los desplazados”.
Cuando los migrantes responden a desplazamientos forzosos, la carga
para la ciudad es aún mayor por el conflicto psicológico que traen los
que llegan y que va a deslizarse sutilmente en el espíritu de la cuidad. El
6 de octubre de 1998 se publicaba en el periódico El Tiempo Caribe un
artículo titulado “Desplazados e ignorados, huellas imborrables que nadie ve”, de la periodista Duvis Fernández:
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
La tristeza navega en los ojos de Jorge Castro. Este hombre de 38 años,
desplazado de su tierra y de su cultura por la violencia, mira con tanta
melancolía que desgarra las fibras del alma de quien lo ve.
Llegó a la sede de la Corporación para la Educación y Autogestión ciudadana (CEAC) en Barranquilla, en busca de ayuda para superar el dolor
que le inunda su corazón, y apoyo para los que como él, necesitan de la
solidaridad para reconstruir sus vidas.
Luego de la reunión con los funcionarios de la ONG deja escapar sus
sentimientos: “Lloro todos los días por mis hijos, porque no los veo
desde hace más de un año, porque mi familia se desintegró desde cuando
fueron masacrados mis hermanos y mi papá, porque no sé donde está mi
mamá...”
Jorge reconoce que desde hace un año y medio cuando llegó a Barranquilla procedente de Mariangola (Cesar), duerme poco porque la soledad lo
agobia y los recuerdos lo atormentan. No deja de pensar en sus hermanos
y en los días en que la vida de la finca era tranquila y sólo se preocupaban
del cultivo y la lluvia. Son las huellas imborrables que nadie ve...
Este artículo, en otro de sus apartes, refiriéndose a los síntomas que
presentan este tipo de migrantes, según los especialistas de las ciencias
humanas consultados para este caso señala:
Hay algunas características que se registran en los desplazados como
grupo: aislamiento, bajos niveles de tolerancia a la frustración, desarraigo, stress, superposición del interés individual sobre el colectivo y dificultades para organizarse en comunidad.
Todos estos atributos negativos son patologías psicosociales que influyen en la salud comunitaria de la ciudad, en la convivencia ciudadana y
se convierten en obstáculos para la construcción de una mentalidad urbana con iniciativa ciudadana y sentido de pertenencia. Es allí donde la
ciudad tiene que estar atenta, al igual que sus dirigentes políticos, técnicos y administrativos para atender esta emergencia y no dejarla al azar.
La ciudad no puede expulsar de su espacio a los que llegan y menos
violentamente para crear más violencia, sino encontrar soluciones que
por lo menos no desmejoren sus condiciones de vida.
Hay que propiciar en las políticas urbanas mecanismos que desarrollen
lazos de solidaridad social con el fin de reconstruir las vidas de los desplazados y recién llegados a los nuevos espacios, lo cual constituiría no
sólo un gesto social humano, sino que también sería una política de
psicología social preventiva para la salud urbana de la ciudad.
A Barranquilla llega otro tipo de migrantes de las zonas rurales que no
tienen la condición de los desplazados y cuyos objetivos no son ya la
protección de sus vidas, sino la búsqueda de una mejor calidad de ella.
Para este tipo de migrantes campesinos o provincianos que vienen de
una población más pequeña, el encuentro, la comunicación con la ciuBarranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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dad también es difícil, tanto porque lo que encuentran no corresponde
a sus expectativas y les produce frustraciones, como por lo que dejan.
MIRTA BUELVAS ALDANA
Las cargas culturales que traen estos migrantes atraviesan la cultura urbana, influyendo en su pensamiento, en sus hábitos, en sus costumbres,
en la música que se escucha, en la arquitectura que se hace, y por supuesto en el uso de sus espacios públicos y en resumen en todos los
componentes del perfil cultural de la urbe. Al decir de Martín Barbero,
es la ruralización de nuestras ciudades. Muchos de los habitantes de la
Barranquilla actual se encuentran entre la cultura rural a la que pertenecieron ellos, sus padres o sus abuelos, y los nuevos comportamientos
que les exige la ciudad. Ese hecho, reflejo de la migración campo-ciudad
en la cultura de las urbes no sólo es colombiano es también característico
de las ciudades latinoamericanas, cuyas identidades culturales no se pueden definir hoy de manera unilateral ni como modernas ni como tradicionales, ya que se debaten entre las permanencias y los cambios.
Esas características actuales de la ciudad son precisamente las que justifican la urgencia de la creación de espacios de encuentro y tolerancia
entre los diversos imaginarios y costumbres que conviven en la ciudad.
Parece una quimera por las condiciones caóticas de hoy en el país, pensar en la planeación de espacios que permitan los encuentros entre los
Barranquilleros y los recién llegados. Ahora apremian otras necesidades
de espacio e infraestructura en la ciudad, por la fuerte y particular migración que está llegando. Sin embargo, aún cuando parezca ir en contravía, es ahora cuando más necesitamos de esos espacios precisamente
para no crear guetos urbanos.
Parece que el momento actual no da más que para apagar incendios,
lo que por supuesto limita de manera significativa el desarrollo de la
urbe; darle el tratamiento urbano conveniente a la ciudad, no obstante, es deber de los encargados del destino de esta urbe, en este momento, además de ser “bomberos” en el sentido metafórico, para ahogar
las urgencias, tener los suficientes conocimientos y la sensibilidad apropiada para encontrar soluciones creativas válidas y acordes con el momento histórico y el sentir de la población. Es obligación del planeador
urbano de hoy recurrir al trabajo interdisciplinario, donde participen
además de los especialistas en intervención de espacios como los
urbanistas, otros expertos de las ciencias humanas, antropólogos, sociólogos, psicólogos sociales, para acercarse a soluciones más adecuadas, más humanas, acordes con las necesidades y la realidad del grupo
que va a usar esos espacios.
Los problemas de nuestros días no pueden convertirse en una talanquera
para la planeación imaginativa y acorde a las particularidades de la ciudad. Además de pensar en solucionar las necesidades básicas mínimas de
los recién llegados, los migrantes, desplazados o no, también son res68
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
ponsables de la planeación de la ciudad que permitan el encuentro de
estas gentes que llegan, entre sí, y de éstos con los que están aquí, para
auspiciar una relación de la cultura local con las otras culturas que arriban a Barranquilla. Esos espacios de encuentros permiten ir construyendo una identidad colectiva, no necesariamente cultural, representada en
el sentirse perteneciente al municipio, una identidad que no es la tradicional y que permanece en construcción. La ciudad debe, con el uso de
estos espacios, permitirle al nuevo o viejo habitante expresarse. Debe
hacerlo sentirse parte de ella. Si hay sentido de unidad y de pertenencia,
el habitante no se siente forastero, tiene una posibilidad de encontrar
elementos, relaciones, para construir y una alternativa, comprometiéndose con un proceso de ciudadanía.
Además, estos encuentros permiten la reelaboración de las cargas culturales tanto de los que están como de los que llegan, de manera conjunta,
creando una nueva alteridad. Por más que se encuentren los migrantes
recién llegados con los naturales de Barranquilla es cierto que no llegarán a construir una identidad cultural similar en el sentido tradicional
del término. Por razones que no son objeto de esta reflexión, ese proceso cultural no será posible en esta época, pero sí se puede llegar a compartir símbolos referentes al contexto urbano que estimulen las relaciones
de vecindad y ayuden a acercarse para elaborar redes de interacción en las
vivencias cotidianas. Se estimularían así sentimientos de arraigo y crearían
en los residentes una base que les permitiría emprender proyectos de participación para mejorar la calidad de vida; está en los ciudadanos actitudes de solidaridad y respeto, y en especial de sana convivencia y paz.
El ejercicio de la vida ciudadana, a través de encuentros frecuentes de la
vida colectiva en espacios públicos adecuados, permite a los residentes ir
creando un número de significados y reglas comunes aceptadas y compartidas por los ciudadanos y sus gobernantes, donde el proyecto de vida
de cada uno de los individuos participantes puede armonizar con los
objetivos de desarrollo de la ciudad, evitando el caos y la esquizofrenia
de las ciudades que van construyéndose de forma anárquica debido a las
migraciones aceleradas.
UN
MEJOR FUTURO
En este segundo segmento de la exposición quisiera dejar de lado el
pasado y el presente que de alguna forma hemos tocado en las ideas
anteriores y que nos servirán de base para entrar ahora en la posibilidad
de un futuro que no puede estar divorciado ni del pasado ni de la realidad actual. Pensar en una Barranquilla, soñada, deseada, lógica y adecuada a los fenómenos humanos que en ella se suceden. Una ciudad con
derecho a la comunicación urbana democrática, eficiente, útil y participativa. No importa que hoy sea una utopía, hay que comenzar a consBarranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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truirla y tratar de acercarnos a ella, aún cuando ahora parezca un imposible, hay que entrar seriamente a considerarlo.
MIRTA BUELVAS ALDANA
Se supone que la ciudad es un sitio de congregación, de relaciones y de
encuentros. Sin embargo, hoy existe una crisis de comunicación en la mayoría de nuestras ciudades. La ciudad ha perdido su sentido de comunicación y en consecuencia el concepto de ciudadanía. En muchas ocasiones
las nuevas intervenciones de la ciudad olvidan el origen de las urbes.
En los últimos tiempos, en las intervenciones urbanas no sólo en Barranquilla sino también en otras ciudades del país y del mundo, se privilegia lo
práctico, lo eficiente y se deja de lado lo humano. Se olvida que la ciudad
por sobre todas las cosas es un espacio de relaciones que se establecen
entre sus habitantes y de éstos con el entorno natural, creando una serie
de diálogos que es la forma de vivir urbana, lo cual debe potenciar cualquier trabajo que se haga en la ciudad. ¿Por qué entonces desconocer la
esencia del concepto de ciudad cuando se interviene en ella? ¿Por qué no
regresar a él en las próximas intervenciones urbanas de Barranquilla?
Otra característica de las modernas ciudades en América Latina es que
se han pensado desde el ángulo de lo económico, y ésta es en parte la
experiencia de Barranquilla. Las intervenciones urbanas, no sólo se pueden pensar desde ese sesgo, sino que tienen que ir más allá. La creación,
intervención o cancelación de los espacios públicos de la ciudad tienen
que ser pensados para el hombre, en nuestro caso para los barranquilleros.
Para intervenir las ciudades hay que estudiar la realidad concreta y es
ella la que nos tiene que dictar la teoría, no lo contrario, es decir imponer teorías a una realidad que posiblemente no tiene nada que ver con
ellas. Barranquilla ha padecido muchas veces de ese malestar.
Las intervenciones urbanas no sólo deben prestarle atención al problema espacial externo, a la “cáscara”, a la decoración, sino también a lo
que está detrás de esos espacios que son las relaciones de los hombres,
de parentesco, de amistad o de autoridad. Las intervenciones urbanas
tienen que beneficiar más que a las formas y la eficiencia, a las acciones
humanas y a los ritos urbanos, principio que no puede olvidarse cuando
se intervienen sus espacios. En su construcción hay que tener en cuenta
lo funcional, lo estético, pero sobre todo el sentido de la vida, tener en
cuenta los deseos de sus habitantes. Si son felices así o no. Si están a
gusto realizándose con los demás, creando sus redes con los vecinos, con
los amigos, es decir teniendo existencia para poder realizarse.
¿Qué ha pasado en Barranquilla en ese sentido? Tenemos un ejemplo
negativo que nos da respuesta a esta pregunta. Una de las últimas intervenciones del Paseo Bolívar, fue la construcción de unas jardineras y la
colocación de unas rejas en su centro, que impedían cualquier aglomeración. No se apreciaron como un paseo peatonal, sino como una barrera de represión, desconociendo de esta forma el principio de colocar por
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
encima el acontecer humano en primer lugar, antes que cualquier otra
cosa, por ejemplo lo decorativo y eficiente. Se olvidó el significado simbólico de este lugar para los barranquilleros, especialmente para los sectores populares.
En este lugar se daban citas para encontrarse los habitantes de Barranquilla en actos públicos que convocaba a la ciudadanía, ya lo hemos
anotado antes, pero además se desconoció la cita inaplazable que se
hacían todos los años los barranquilleros allí para celebrar un rito urbano anual, como era la lectura del bando público del carnaval, tradición
asociada a ese espacio, consagrada por la población y que se efectuaba
en los pre-carnavales. De esta manera se acabó con una tradición, sin
que ello llevara a una mejor calidad de vida urbana. Esta misma intervención expulsó del sitio los jolgorios que allí se celebraban los cuatro
días de carnaval, como los bailes y demás actividades carnavalescas que
eran tradicionales en ese espacio.
Concluimos que la intervención urbana del lugar malogró un encuentro
de carácter importante entre los habitantes de la ciudad, quitándoles un
símbolo de identidad, de arraigo y de pertenencia con la ciudad y por
supuesto la posibilidad de construir ciudadanía.
Lo más probable es que la intención no fue causar tantos estragos, por el
contrario, se quería embellecer la ciudad, no se hizo adrede y eso es lo más
doloroso, pero son los resultados de cuando se deja de lado al hombre.
En el Paseo Bolívar también se instaló una fuente, obstáculo para los
encuentros tradicionales que allí se daban, que por sus abrumadores dimensiones induce a un reverencial temor al ciudadano peatonal, dejándolos sin arresto para mirar y disfrutar la arquitectura de ese lugar. El
rompimiento de las dimensiones humanas genera violencia.
¿Por qué no se estudia más la dimensión humana de los espacios públicos de Barranquilla antes de hacer cualquier intervención a la ligera?
Hay que ser cuidadosos en las próximas intervenciones de espacios que
ya han estado y están en la mira de los planeadores urbanos de la ciudad
como son la del estadio Romelio Martínez y el parque Suri Salcedo
entre otros, sitios tan caros, simbólicos y significativos para los barranquilleros.
No se trata de dejar los espacios tal como están, ni de dejar de aprovechar los avances del urbanismo, ni de defender un sitio, se trata de tener
en cuenta su identidad sin renunciar a lo global sino articulándolo, para
crear espacios, reflejo de una cultura alternativa. ¿Cómo se logra? Con
el concurso de saberes referentes al urbanismo, a los grupos humanos y
sobre todo con conocimiento de la realidad que se va a intervenir y con
mucha creatividad. Cualquier intervención que quiera hacerse y afecte a
la ciudad, o a una zona, o a un barrio en particular, es a esa situación, a
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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ese espacio urbano a quien se le tiene que preguntar cual debe ser su
tratamiento. La cultura del lugar es el motor, es la clave, para saber
cómo proceder con ese espacio.
MIRTA BUELVAS ALDANA
Para adelantar cualquier intervención en la ciudad es importante también tener en cuenta no sólo las expresiones culturales consagradas por
la tradición sino también las que comienzan a formarse, recientes, pero
significativa para sus habitantes. Los residentes de Barranquilla han encontrado y conquistado en este momento nuevos lugares, que en la última década están adquiriendo significado como espacios públicos de
encuentros, tales como la calle 84, donde se celebran actos de regocijo,
que convoca a más de un sector social, por ejemplo: los triunfos en el
fútbol, la celebración de actos de carnaval, reuniones juveniles por las
noches y alguna otra actividad; este fenómeno debe ser una campana
para pensar en una intervención en este espacio que ayude a los ciudadanos a gozarlo, disfrutarlo y usarlo.
La asignación de este espacio como lugar de encuentro no surgió por
mandato oficial, fue la necesidad y la voluntad de los ciudadanos quienes le adjudicaron esa función. Cualquier ocurrencia de intervención u
ornamentación que se quiera adelantar allí no puede olvidar este mandato de los habitantes.
Otro ejemplo de la conquista de espacios públicos no oficiales, está ligado a la fuerza que ha ido adquiriendo recientemente la fiesta de la Virgen del Carmen en los barrios populares de Barranquilla. Posiblemente
estimulada por los migrantes que traen esta tradición de sus lugares de
origen y allí nuevamente es la calle la que se acondiciona para convertirse en un espacio público para el encuentro, para la fiesta y para reafirmar la vecindad como pasaba anteriormente con las verbenas de carnaval
cuando se cerraban las calles para las fiestas de vecinos.
Antes de cualquier decisión sobre los espacios públicos de la Barranquilla contemporánea, se deben tener en cuenta sus tradiciones, sus saberes,
sus mitos, las diferentes mentalidades e imaginarios de sus habitantes
que son los que le dan la importancia a esos espacios, sin olvidar en esas
intervenciones públicas su patrimonio arquitectónico. ¿Cuántos planeadores han pensado en el alma de Barranquilla a la hora de sus propuestas? Conozco de una intervención urbana reciente en la ciudad que
desconoció de forma olímpica la tradición de los antejardines, reconocida en el país de manera positiva como símbolo distintivo de la ciudad.
Este es uno de los ejemplos de cómo algunas veces las administraciones
locales en sus soluciones urbanas maltratan la tradición que le da un
perfil urbano a la ciudad.
En una planeación urbana coherente con nuestra identidad cultural hay
que pensar en proyectar lugares de recreo y esparcimiento pensados especialmente para el desarrollo de actividades que son muy caras a la
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
población nuestra, el fútbol, el béisbol, el baile y la música. Me pregunto
si en las mesas tan trascendentes de los técnicos de la planeación y los
urbanizadores estos eventos que aparentemente son “superficiales” se
han considerado.
El estadio de fútbol Metropolitano de esta ciudad, es el espacio de encuentro por excelencia de uso público, donde asiste más de un sector
social frecuentemente, ello nos muestra la importancia de esta actividad
para Barranquilla. En épocas recientes, ¿cuántos estadios de fútbol, de
béisbol o polideportivos se han proyectado en sitios estratégicos de la
ciudad o en los barrios de los diferentes sectores sociales de Barranquilla, como sí se ha hecho en Medellín o Bogotá?
Es conocida la costumbre en toda la ciudad del uso permanente y generalizado de la calle para el juego de la bola de trapo, una versión
criolla y creativa del fútbol, donde las porterías son móviles de acuerdo
al tránsito de vehículos. ¿Se ha pensado en ello a la hora del ordenamiento territorial? ¿Por qué no hacerlo? Pensar por ejemplo en espacios de uso múltiple que tengan porterías móviles para las diferentes
comunidades.
En cuanto a las otras dos actividades de importancia en la cultura de
esta población que hemos señalado –la fiesta y la música– creo que está
en mora la discusión abierta con la participación de la comunidad y los
expertos, arquitectos urbanistas, antropólogos, sociólogos y especialmente
carnavaleros en ejercicio o en retiro sobre los nuevos espacios para las
fiestas de carnaval, experiencia de gran trascendencia porque es allí donde
muchos habitantes de la ciudad se cruzan y se identifican como “barranquilleros” y reafirman su pertenencia a la misma.
Respecto a la música es un hecho olvidado, al momento de las planeaciones
urbanas de la ciudad, darle la importancia que tiene en esta cultura. Las
conchas acústicas por ejemplo han estado ausentes de los espacios públicos, no se han considerado necesarias en un pueblo con un sentido y goce
musical tan alto. Cuando por uno u otro evento la música aparece en el
paisaje urbano de esta ciudad, la improvisación de las tarimas es persistente al igual que las vallas de la policía para hacer posible el acto. Además
aquí en Barranquilla, con un Festival de Orquestas anual, no existe el sitio
adecuado, por ello el evento se mueve con facilidad, restándole la posibilidad de asociarlo a un sitio y crear una tradición.
Los sitios públicos para disfrutar la música en la ciudad deben tener
sentido de obligatoriedad. Existe una fiesta anual y tradicional, los
carnavales, que debe imponer a la planeación urbana de Barranquilla,
pensar en ello, para no tratar los lugares de las presentaciones musicales en estas festividades como un hecho coyuntural y sin ninguna importancia, porque esta es una necesidad permanente y primordial de
esta ciudad.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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Esta ausencia de espacios públicos para el desenvolvimiento de la identidad en Barranquilla y necesarios para la vida colectiva llevan a que la
mudanza de la celebración de los eventos sea frecuente –los del carnaval
y otros más– lo que impide crear un sentido de arraigo, de tradición con
un sitio determinado y convertirlo en símbolo urbano, como pasa en
otras ciudades, por ejemplo la Plaza de Bolívar, la Media Torta, y de uso
reciente el Palacio de los Deportes en Bogotá; la Plaza Caicedo en Cali;
el parque San Antonio de Medellín entre, otros.
MIRTA BUELVAS ALDANA
Los espacios para los encuentros son cada día más escasos en la ciudad.
Se olvida que la única planeación que tiene sentido es aquella que
tiene en cuenta las posibilidades humanas particulares de esta población, sin perder la perspectiva de las necesidades de sus habitantes.
Hay que hacerse las preguntas cuando se proyecta: Hacer la ciudad
eficiente ¿para quién? ¿Qué es calidad de vida para cada sociedad?
No son las mismas necesidades urbanas de Barranquilla que las de
Medellín porque son culturas diferentes y ello justicia diferencias espaciales. No se puede hacer una planeación en abstracto, igual para
todas las ciudades.
Es hora de comenzar a pensar en potenciar los espacios públicos para
el encuentro de los ciudadanos en la nueva planeación urbana de Barranquilla, como resultado de tener en cuenta la historia pasada y actual de la ciudad. Inventar espacios públicos creativos, estimulativos,
energéticos, sinérgicos. Los encuentros generan tolerancia, vida colectiva, ejercicio de la ciudadanía, democracia y sobre todo salud social
para la ciudad. Si los habitantes se encuentran y comparten la ciudad,
crean lazos de solidaridad, gestan comunidad de intereses, cualidades
que aún hoy existen en Barranquilla. Pero que cada vez más las circunstancias actuales tienden a debilitar y a crear indiferencia por la
ciudad.
Estos espacios públicos deben responder a la posibilidad del disfrute
público, con una calidad de espacio tanto material y conceptual que se
destaquen por la belleza de su construcción y que lleven a la sensibilización de su uso y goce, que provoquen impacto visual e influyan fuertemente en la cultura de quienes lo disfrutan, buscando de esta forma que
los beneficios físicos y estéticos de lo público se extiendan a todos los
ciudadanos y les permita crear un sentido de propósito de vida colectiva,
de causas comunes. Es en estos espacios públicos donde puede existir la
dinámica de la convivencia urbana que ayuda al ejercicio democrático de
la ciudadanía.
Barranquilla debe pensar en tener muchos espacios públicos para sus
encuentros, porque uno más de sus beneficios es que ayudan conjuntamente con otros elementos a producir una ciudad integral, evitan que se
fragmenten las comunidades o los barrios y de esta forma se mantengan
separados, de lo contrario, a éstos se les niega la posibilidad de crear una
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
identidad colectiva y un sentido de pertenencia con la ciudad, que se
reflejaría en una mayor estabilidad psíquica urbana, una mejor calidad
de vida para sus habitantes y por supuesto un mejor futuro para la ciudad. Con los encuentros ciudadanos también se evita que las vivencias
tanto individuales como colectivas resulten segmentadas e incomunicadas. Por bienestar urbano se entiende no sólo la calidad de vida material
de los ciudadanos, sino también todas aquellas recompensas que se desprenden de la integración de los sectores marginados.
En las nuevas planeaciones urbanas hay que evitar que los diferentes
barrios se aíslen y pierdan comunicación con otros sectores urbanos vecinos. Si esto se logra se previenen patologías sociales, como los enfrentamientos que ya comenzaron a aparecer en Barranquilla entre pandillas
urbanas de sectores diferentes, hechos desconocidos hasta hace algún
tiempo. No trato de afirmar que este fenómeno se deba sólo a la falta de
espacios de encuentros, porque sería ingenuo desconocer la descomposición social y azarosa de hoy en nuestro país que sin duda aunque con
menor fuerza que en otras zonas también atraviesa a Barranquilla. A lo
que no renuncio es a afirmar que el espíritu de esta población afín,
primero con la cultura latina, y en forma específica con la cultura del
Caribe, donde está tan arraigada la cultura del ocio, del disfrute, del
goce, aprovecharía los espacios disponibles propuestos por la nueva planeación como lo hacen con lo poco que tienen para generar actividades
lúdicas, mejorando su calidad de vida de acuerdo con su identidad y
canalizando las energías en acciones aceptadas socialmente y preventivas de hechos violentos.
Sugiero, además del incremento de los espacios públicos en las próximas
intervenciones urbanas, no olvidar una estética y funcionalidad con identidad acorde con nuestro clima, con nuestras tradiciones, es decir, desde
la óptica Caribe. El Caribe es abierto y los constructores lo olvidan, son
muy mezquinos con los parques y jardines públicos.
Otra asignatura pendiente en contactos humanos de la ciudad es atender el cuidado y la planeación de la ciudad antigua, dentro de los procesos de desarrollo coherentes con la época. No dejar el centro histórico a
merced de las agresividades, a la mal querencia de los especuladores. La
mano del hombre hoy le puede ayudar a ser lo que fue, sin que el fluir de
la vida quede preso en el estanque del pasado.
Quiero terminar este segmento planteando que tenemos que pensar en
una ciudad en la cual los barranquilleros recuperen su capacidad de hablar, de ser y de vivir a plenitud. Crear espacios públicos colectivos, como
parques, calles con andenes, casas con antejardines, donde se pueda
conversar, festejar, jugar para ganarle al silencio de la violencia.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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LA
CIUDAD Y EL MEDIO AMBIENTE
MIRTA BUELVAS ALDANA
Otro encuentro, otro diálogo pendiente de la ciudad es el que tiene que
hacer con su entorno natural, especialmente con el río que está estrechamente unido a su historia. En las nuevas intervenciones urbanas públicas de Barranquilla es importante considerar el encuentro de los
ciudadanos con la naturaleza. A ese respecto con mucha frecuencia la
prensa y la radio local expresan comentarios referentes a la relación río
Magdalena y ciudad, desde diferentes puntos de vista. El más recurrido
es señalar que la ciudad en su diseño urbano le ha dado la espalda al río,
afirmación que es sólo parcialmente cierta, porque en un principio la
ciudad estuvo estrechamente ligada al sistema acuático del río desde los
inicios de su poblamiento, al igual que su economía y por supuesto su
desarrollo. Sin embargo, las rutas que tomó posteriormente el avance
urbano fueron dejándolo de lado y excluyéndolo del paisaje urbano, de
tal forma que hoy sólo lo toca de forma tangencial.
En un principio las condiciones precarias en que se organiza el poblado
no permitieron más de lo que se hizo en su momento: Evitar el río porque sus dimensiones posiblemente no eran manejables, los moradores de
ese entonces que se juntaron en este sitio organizaron su vida cotidiana
colectiva alrededor de los caños que fueron símbolo de identidad de la
población por mucho tiempo para sus habitantes.
Hoy se puede integrar el río a la ciudad. Es posible porque las condiciones técnicas lo permiten. Podemos pensar en rescatar ese paisaje natural
patrimonio de la ciudad que mejoraría y embellecería el entorno urbano
aumentando la calidad de vida de sus habitantes, rescatándolo como
símbolo identificatorio de la ciudad. Si la ciudad cuenta con un mayor
número de símbolos, mayor es el grado de pertenencia de sus habitantes
y mayor su grado de compromiso con su desarrollo.
Como conclusión final quisiera señalar que la Barranquilla de hoy está
fragmentada, no posee lugares simbólicos de la ciudad, válidos para toda
la población y fácilmente identificables. A los hitos tradicionales, como
el carnaval y algunos otros más, no se les ha dado la suficiente importancia en la planeación de la ciudad. Se descuida su patrimonio cultural
tanto tangible como intangible en el tratamiento espacial urbano y, por
último, a pesar de la ausencia de espacios en la ciudad que propicien los
encuentros, las características de la identidad cultural barranquillera, de
relaciones cara a cara, los estimulan. Estas reflexiones, que he expuesto
sobre la ciudad de Barranquilla no están terminadas, son sólo un reto,
una invitación para seguir trabajando en ello.
Platón miraba la ciudad como una “escritura en mayúscula”, una escritura que, según Giusseppe Zarone, está hecha de espacios, de piedras, de
geometría y que guarda consonancia con las palabras, las voces y el silencio que mora en sus lugares.
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ENCUENTROS Y DESENCUENTROS
EN BARRANQUILLA
Doy fin a la conferencia con una cita del escritor cartagenero Roberto
Burgos Cantor, quien señalaba en el periódico El Espectador, el día 25
de octubre de 1998:
La ciudad está allí. Riesgo diario. Zona de encuentros. Con su luz y sus
olores. Sus memorias persistentes y sus olvidos. Sus engaños y sus
encantamientos. Para descifrar.
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CAPÍTULO IV
BARRANQUILLA:
UNA POSTAL DE FIN DE SIGLO
(DE
LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
IV
BARRANQUILLA: UNA POSTAL
DE FIN DE SIGLO
(DE LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
BARRANQUILLA:
UNA POSTAL DE FIN DE SIGLO
(DE
LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
JULIO NÚÑEZ MADACHI*
El sector en que coinciden, formando esquina, el Paseo Bolívar y la Avenida Veinte de Julio, por una parte, y el Callejón del Progreso y la Calle
Real, por otra, constituye la simetría angular del cuadrilátero más populoso, bullicioso y agitado de la ciudad de Barranquilla. Allí, los gritos de
los apresurados transeúntes y los pregones estridentes de los alocados
vendedores ambulantes, llenan el ambiente. Se esparcen aquí y allá los
anuncios de los vendedores de múltiples productos frente a sus carretillas y tenderetes. Abundan las llamadas de las loteras sedentarias, en
forma por demás seductora. A la vez que ensordecen los clamores de las
gentes, que más que caminar, corren por los andenes para atravesar las
calles. Y se imponen los silbidos y gritos de los conductores de autobuses
y motocicletas que, al unirse a los de los vendedores, desesperan. En
suma: el estruendo de los ruidos compactados en un sólo estupor de carreras y velocidades entre los vehículos automotores, convierten este lugar en
el sitio más ruidoso de Colombia. No cabe duda que aquí, sin consideración alguna, cualquier persona está expuesta a ser aturdida, estrujada y
atropellada.
* Julio Núñez Madachi. Filósofo. Profesor titular de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad del Atlántico. Magíster en Administración Universitaria de la Universidad Javeriana. Ex
director del Programa de Filosofía y del
Instituto de Filosofía de la Universidad
del Atlántico.
1 Abello, Miguel. Historia de una calle.
Diario El Heraldo, marzo 3 de 1971.
Mas, a finales del siglo pasado, en 1892 para ser más exactos, este cuadrilátero que conformaban los entonces llamados Calle Ancha, Callejón de
la Niña China y la Calle Real con el Callejón de San Nicolás, presentaba
un panorama y una atmósfera totalmente distinta. La Calle Ancha
hallábase adornada de tupidos árboles de almendros que allí crecían y
fructificaban sin cesar, para deleite de los niños. Y remataba, a pocos
metros, en el paseo llamado El Camellón, al que concurría la gente joven de las familias de la vecindad. El Callejón de la Niña China, inexistente hoy, daría inicio a la actual Avenida Veinte de Julio, y comenzaba
allí mismo, en la esquina del almacén de la Niña China. Era un callejón
estrecho, torcido, entre arenoso y pedregoso, con zanjones que en épocas de lluvia detenían las aguas turbias de los arroyos que pasaban por
allí. La popularidad de la propietaria del almacén había motivado el
nombre de dicho callejón1.
Entre tanto, en el otro ángulo, hallábase el Parque de San Nicolás, que
quedaba ubicado frente a la iglesia que lleva el mismo nombre y que era
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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la principal y central de la población. En dicho parque se tocaban retretas-conciertos musicales con instrumentos de viento y de la banda del
ejército los domingos y días feriados en las noches. A él concurrían las
personas en las tardes hasta muy entrada la noche, y se sentaban en las
bancas ubicadas bajo los árboles de caucho, palmeras y arbustos que lo
rodeaban, mientras se deleitaban con el rumor de la fuente situada en
el centro.2
JULIO NÚÑEZ MADACHI
Este “cuadrilátero”, que en 1892 como un tenue eco expandíase más
allá, unas seis cuadras o manzanas, estaba constituido por casas de mampostería –“de balcón”, como se decía para referirse a las de dos plantas y
amplias azoteas– y en su mayoría de “paja”, vale decir, con paredes de
bahareque y techos de palmas. En él se confundían las viviendas de las
más prestantes familias de la ciudad con los más abigarrados locales de
comercio; la casa del Cónsul de los Estados Unidos, con peluquerías y
salones de billar; la estación de tranvías de tracción animal y el salón “La
Estrella” –donde había expendios de repostería, heladería, refrigerios y
restaurante– con las imprentas de los diarios más importantes. En síntesis, un abigarrado microcosmos que tenía como epicentro la iglesia de
San Nicolás.
LA
IMPRONTA DE LAS COSTUMBRES ALDEANAS
La vida social se mantenía, a pesar de la singular conjunción de gentes
provenientes de Alemania, Francia, Estados Unidos y Centroamérica,
bajo la impronta de las costumbres aldeanas. Es decir, costumbres muy
españolas, que más tarde habrían de forcejear contra el cosmopolitismo
de los otros extranjeros que poco a poco fueron estableciéndose en la
ciudad. Costumbres que recordaban mucho las de España, no obstante
que Barranquilla no había sido de fundación española, debido a que estas
costumbres habían sido traídas por las numerosas familias provenientes de
otras ciudades de la Costa que sí fueron de fundación española: Mompox,
Cartagena y Santa Marta. Y, además, por los muchos españoles que por
entonces llegaron a Barranquilla y allí se establecieron.
Costumbres como las de hablar de ventana a ventana, de puerta a puerta, con la persona que pasaba perteneciera o no al vecindario. O como
aquella de mayor recato: precaución –hoy inconcebible– con las señoritas de la casa. La de observar desde las ventanas lo que ocurría en las
calles; colocar detrás de los barrotes de esas mismas ventanas severas
celosías que no dejaban ver a las personas que se ocultaban tras ellas,
pero sí dejaban a éstas ver y oír lo que decían quienes pasaban frente a
ellas. De allí que al pasar por delante de tales ventanas, no debía sorprender oír risas y cuchicheos muy femeninos de la curiosidad de quienes se mantenían casi herméticamente encerradas.3 Costumbres que
habrían de ser avaladas por las familias de origen árabe recién estableci82
2 Testimonio oral –sobre la vieja Barranquilla– tomado en cinta magnetofónica
a Julio Enrique Blanco, en 1985.
3 Ibid.
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BARRANQUILLA: UNA POSTAL
DE FIN DE SIGLO
(DE LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
das en la ciudad, puesto que esas costumbres de celosías y encerramientos
provenían de influencias árabes en la misma España.
Podría decirse que para entonces Barranquilla era un “pueblo grande”,
aún con costumbres aldeanas rodeadas de chismes locales, rivalidades de
familias, enredos de amoríos y gravitando aún, aunque en forma menos
severa en comparación con otras ciudades del país, alrededor del ineludible eje del fanatismo religioso y el sectarismo político impuesto desde
la capital de la República.
EL
DESPLIEGUE DE UNA CIUDAD
Sin embargo, al poco tiempo, este sector al que nos hemos referido, tan
pequeño, unas seis cuadras o manzanas –decíamos–, ese ámbito tan escogido, tan concentrado allí mismo, sector de población aún tan insignificante, al azar de las circunstancias, habría de constituirse en el punto
focal de la economía nacional. Y es que ya desde la mitad del siglo XIX
Barranquilla, gracias a las ventajas de su geografía, con tan inmediatas y
fáciles vías fluviales y marítimas, había dado los pasos iniciales para constituirse en ciudad. Había estado desde entonces como urbe en gestación,
abierta a todas las posibles colaboraciones que se le prestaran en aperturas
que desde su comienzo la distinguieron de las demás ciudades de Colombia, todas, hasta muy entrado el siglo, tan cerradas. De hecho, ninguna de
éstas podría compararse con Barranquilla en ese sentido, vale decir, en el
de abrirse al exterior del mundo moderno en su actualidad.4
Puesto que Bogotá, a principios del siglo XX continuaba viviendo una
vida colonial, y quizás más que colonial, políticamente sujeta a normas
eclesiásticas de dogmas practicados con camándulas y procesiones. En
ella, como lo señala el investigador bogotano Fernando Uricoechea,
imperaban los criterios de filiación religiosa y política como criterios de
status, imposibilitándole su acceso a la modernidad. Existía, además, un
inconveniente grave: para llegar a ella había que realizar un viaje que en
realidad poco difería de los de la expedición conquistadora de Jiménez
de Quesada.
4 Blanco, Rafael. Barranquilla: Aldea, Ciudad, Metrópoli. Revista del Museo del
Atlántico, 1944, N° 6 y 7.
Por su parte, Medellín, que ya era la segunda ciudad de la nación, no se
hallaba en condiciones mejores de apertura al mundo. Vivía tan aparte y
encerrada en su montaña como Bogotá, sobre su sabana frente a los cerros
de Monserrate y Guadalupe. Cali era todavía más lejana, si se le considera
desde el Norte, Mar Caribe, Océano Atlántico, mundo de la civilización.
Y Popayán, más al Sur, debía ser peor. Mientras en el Norte Cartagena
seguía dormida dentro de sus murallas, pasiva, inactiva, lo mismo que Santa
Marta. Sólo Barranquilla como ciudad en gestación, parecía haber despertado en Colombia a los alientos de la vida nueva que se respiraba en el
resto del mundo civilizado, Estados Unidos y países europeos.
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LA
REIVINDICACIÓN DE LOS PRIVILEGIOS
JULIO NÚÑEZ MADACHI
Se debía esa situación privilegiada a que Barranquilla no había sido de
fundación colonial. Y a que a pesar de la presencia e influencia de
ilustres familias venidas de ciudades de origen colonial, careció siempre de esa predeterminación –moira, fátum o sino, que parecía someter
a las ciudades de fundación colonial– a ser retardatarias para todo
progreso y mezcla de gentes, ideas y costumbres nuevas. Contaba, además, con el privilegio de una ubicación geográfica que le favorecía y la
hacía atrayente para el extranjero. De ahí que éste, tan pronto llegaba
a ella, se sentía halagado y dispuesto a quedarse, a contribuir con el
fomento de su progreso. Parece ser que gustaba –como sigue gustando
hoy– del medio, a pesar del clima caluroso, cuya tropicalidad, en vez
de chocarle, mas bien parece que le placía. Por lo demás, el ambiente,
en contraste con el de la capital de la República, era, como lo sigue
siendo, de claridad, luminosidad, abundancia de sol. En fin, en medio
de brisas que no dejan tampoco de ser refrescantes, sobre todo en las
noches.
A eso se añadía la acogida siempre franca, ingenua, acaso candorosa, de
los nativos que con efusión sincera han brindado siempre su amistad y
disposición a servir a quienes llegan hasta ellos. Vale decir, ajenos a la
estrechísima concepción dualista del mundo, que en términos de “pureza interior” y de “corrupción exterior” caracterizaba la vida social de las
ciudades del interior del país.5 Parece ser, además, que los extranjeros
que llegaban a Colombia por la vía de Barranquilla no se resolvían a la
aventura de los viajes al interior hasta las ciudades como las que se han
nombrado. Para llegar a Bogotá se necesitan dos o tres semanas, cuando
menos, en viajes con toda clase de molestias, incidentes penosos, calores
sofocantes, mosquitos intoxicantes, varadas de barcos, fiebres y otras
enfermedades, todo eso mientras viajaban por el río. Después venían las
incomodidades de proseguir a lomo de mula o de caballo. Hasta los
diplomáticos que por fuerza de sus carreras tenían que llegar a Bogotá,
se dolían de tener que hacerlo.6
Sólo, mucho después, con la inauguración de vías de comunicación, como
las que habría de instaurar Barranquilla y sólo con ellas, los términos
generales de esa situación cambiaron. Hoy, desde luego, estas ciudades
son bastante diferentes y materialmente más prósperas. Pero a Barranquilla deben la instauración de los medios principales de comunicación
en el país después de la independencia de la nación.
Entre ellos, el que las sacó del secular colonial y hasta medieval en que
vivían: el de la aviación. El freno, ya en ese entonces ejercido desde
Bogotá por los miopes gobiernos centralistas que, indolentemente, hicieron posible más tarde la secesión del Istmo de Panamá, comenzaba al
fin a cortarse, al menos en parte, por la propia Barranquilla.
84
5 Íbid.
6 Camacho Roldán, Salvador. Notas de
viaje. Bogotá, Talleres Gráficos del Banco de la República, 1973.
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BARRANQUILLA: UNA POSTAL
DE FIN DE SIGLO
(DE LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
Barranquilla vino a ser entonces, la única ciudad de Colombia que desde finales de siglo habría de dar ejemplo de una población que se abría
a la vida y al comercio cosmopolita, mediante la amplia recepción e incorporación de muchos extranjeros que le trajeron su competencia para
la libre emulación en el progreso material de la ciudad. No sólo para que
ésta conservase para siempre el timbre de ser la ciudad más abierta, en
contraste con las cerradas del interior del país, sino para enseñar que no
eran presunciones de tradiciones coloniales, sino la comprensión de las
llamadas del mundo moderno las que en realidad podían promover el
adelanto de una ciudad en embrión. Por eso, ya al finalizar el siglo,
Barranquilla –tal como lo señalara Theodore Nichols– era indiscutiblemente el puerto importante de Colombia, pasando en décadas de ser un
insignificante asentamiento ribereño a esta eminente posición.7
LA
MENTALIDAD COLONIAL EN LA CULTURA
Terminaba, pues una época y estaba por comenzar el período de transición de siglos. Sin embargo, los colombianos manteníanse, en su mayoría, como complacidos en una especie de letargo cultural, en el que la
oratoria desempeñaba el papel protagónico, siendo practicada con retórica y grandilocuencia en una hemorragia incontenible de sonoridades
vocales, palabras altisonantes, frases solemnes, giros estilizados e imponentes, que se derramaban sobre la vida mental del país a través de la
política, la religión y la prensa, como promotoras y regentes, ellas, de lo
que se presentaba –erróneamente– como cultura.
La sociedad bogotana, foco proyector de la colombiana, había –como lo
ha anotado el filósofo Rafael Gutiérrez Girardot–, con su centralismo
de ancestro español y encomendero, arrastrado a todo el país en su pacata
mentalidad colonial y como había ocurrido en España lo encerró en su
ambiente opaco y conventual, imponiéndole no mesura, tacto y discreción, sino mediocridad, pobreza y terco aislamiento del mundo moderno.8
Haciendo de Colombia un país de “hablistas” y “gramaticistas”, como si
en el habla y en la gramática del habla estuviese concentrada toda su finalidad cultural de la vida humana. El constante esfuerzo oratorio de la
incontenible fluencia retórica, la excesiva energía que se derrochaba en los
discursos parlamentarios, los sermones eclesiásticos y los artículos periodísticos que miraban más la impresión de las frases que a la verdad en el
contenido de lo que decían, dejaban las mentes exhaustas para emplearse
a fondo en la articulación de una vigorosa cultura humana.
7 Nichols, Theodore. El surgimiento de
Barranquilla. Revista de la Cámara de
Comercio. Abril de 1983.
8 Gutiérrez G., Rafael. La literatura colombiana en el siglo XX. Manual de
Historia de Colombia, t. III, 1980.
Es por eso que el también filósofo Rubén Jaramillo Vélez, se haya preguntado si todo esto no tenía que conducir a confundir el sentido de
una auténtica cultura con esa simulación que parecía presidir el comportamiento de las clases señoriales colombianas a finales del siglo pasado y
comienzo del presente. “¿Cómo habría de arraigarse en esas condicio-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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nes, en un medio a tal punto provinciano, frívolo y simulador, esa actividad y esa disciplina (...) que es siempre el resultado de procesos históricos y antagonismos sociales de naturaleza compleja, ese saber tardío del
ocaso?”.9
UNA
JULIO NÚÑEZ MADACHI
CULTURA EN REMOJO
En el caso de Barranquilla se impone, debido al exagerado optimismo
económico, un materialismo llano y desvergonzado. A pesar del impulso
acelerado del progreso material y su favorable condición de ciudad abierta,
así como de la lúcida cosmovisión que de ello se desprende, estas ventajas no son aprovechadas en un primer momento para crear obras o ambiente de cultura superior. Aún el esfuerzo aislado de algunos hombres
de cultura como los alemanes Karl Meisel, Ernesto y Jacobo Cortissoz,
Adolfo Sundheim; el norteamericano Elías Porter Pellet, el antillano
sefardita Abraham López Penha y el barranquillero Esteban Márquez,
veíase arrastrado por el arrollador entusiasmo económico, correspondiéndole a algunos llevar una existencia fantasmal –como el patético
caso de López Penha– ante la imposibilidad de establecer en el medio
un diálogo de altura para el intercambio de ideas y cultura.
Toda la expresión de cultura reducíase a los llamados “juegos florales”
(jornadas poéticas), las tertulias del Camellón Abello y las reuniones
sociales en los salones “La Fraternidad”, “El Ateneo”, o, en su defecto,
en el bar y salón de billares “La Estrella”, de don David Pereira. Lugares
donde los banqueros y comerciantes de la ciudad atenuaban la dura jornada del día bebiendo whisky o cerveza, cerrando nuevos tratos comerciales o lanzándose al vacío leyendo o recitando el último verso producto
de alguna “encendida inspiración”. Los protagonistas de estos eventos
eran, por lo general, los hijos de las personas pudientes que eran enviados a estudiar a Europa (Francia, Inglaterra o Alemania), pues no se
pensaba en España ni tampoco en Estados Unidos. Pero según el testimonio de J. E. Blanco, lo difícil era saber qué estudiaban, y si realmente
lo hacían. Porque lo cierto era que cuando regresaban, lo único que
mostraban era el prestigio que les daba haber pasado algún tiempo, acaso años, en aquellos países de civilización. Parece ser que todo se les
resolvía en esa otra forma de simulación de la cultura, en la vanidad de
ese prestigio cuyas presunciones aumentaban –según Blanco– con los
vestidos que traían, no apropiados para el clima del trópico americano,
donde desentonaban.
Sin embargo, la decidida voluntad de Karl Meisel y el grupo de profesores alemanes que le acompañaban en su campaña por modernizar la educación en la Costa Norte de Colombia, así como la prestancia intelectual
de Elías Porter Pellet y Esteban Márquez, entre otros, eran prenda de
garantía para establecer las bases para el despliegue de la cultura moder86
9 Jaramillo Vélez, Rubén. La filosofía y la
provincia. El Espectador, Magazín Dominical Nº 65, 1984.
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BARRANQUILLA: UNA POSTAL
DE FIN DE SIGLO
(DE LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
na. Porque la verdad es que Pellet, entre sus cualidades intelectuales al
lado de las morales, llegó a ser en Barranquilla lo que en inglés se llama
scholar. Vale decir, un hombre de letras: en letras antiguas, clásicas de
Grecia y Roma; un erudito en filología clásica, un humanista. Bastante
singular en una aldea con pretensiones de ciudad, como entonces era
Barranquilla. En este sentido se sabe que se propuso hasta elaborar un
diccionario griego especializado en el lenguaje de Homero.
Mientras se dedicaba a ello llegó hasta escribir al renombrado político
inglés Gladstone, autor de un libro sobre Homero. En su respuesta,
Gladstone se refirió a las inmensas dificultades que se le presentarían a
Pellet para su obra, hasta entonces, según él, no intentada por nadie. Sin
embargo, parece que Pellet no pudo llevar a feliz término su obra.
¡Qué extraordinariamente fabuloso hubiese que en esa Barranquilla
finisecular Pellet hubiese concluido su obra!
Don Esteban Márquez fue también un gran erudito y, desde luego, amigo de Pellet para el intercambio de ideas. De él conservaba don J. E.
Blanco como reliquias, libros de cultura universal todos en alemán, que
leía don Esteban en una aldeana Barranquilla. Todos en alemán, pues
había sido educado en Alemania y había aprendido tanto ese idioma que
llegó a leer lo más clásico de su literatura: Goethe, Schiller, Lessing,
Hörderlin, Jean Paul... No había entonces en toda Colombia nadie con
semejante capacidad de conocimiento de dicho idioma y dicha literatura.
Don Esteban fue una de las figuras claves de la Barranquilla de final de
siglo que, al igual que Pellet, supo armonizar en si la capacidad del
hombre de acciones prácticas, utilitarias, constructivas, con el cultivo del
intelecto para las reflexiones teóricas, especulativas, desinteresadas.
Además, intervino como Pellet y otros nacionales y extranjeros, en el
fomento de todo cuanto pudiera ser provechoso para el progreso de la
aldea que se transformaba en ciudad. No sólo en el orden de lo material,
sino también en cuestiones de civilización y cultura.
Pero al parecer para estos años finiseculares, la promoción de la cultura
moderna estaba destinada a ser postergada para los decenios siguientes.
Y así quedó establecido al quedar constreñidas en su fomento las tendencias pedagógicas modernas propuestas por los educadores alemanes luego
del enfrentamiento con las escuelas católicas que orientaba desde Bogotá
Monseñor Rafael María Carrasquilla. Postergación que habría de ser apuntalada en forma severa con la llegada a Barranquilla en 1894 del reverendo padre Pedro María Revollo y su posterior nombramiento como párroco
de la Iglesia de San Nicolás. Desde el primer momento no sólo tuvo la
misión de obedecer el mandato de León XIII de restaurar la filosofía de
Santo Tomás, sino la de imponer también sus propias potestades como
gestor dominante de las costumbres de las personas, las familias y la sociedad que éstas formaban en la Barranquilla de final y comienzos de siglo.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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Contaba don J. E. Blanco en su testimonio oral, que el padre Revollo
cuando se presentaba a predicar o sermonear, se mostraba imperioso y
dominante. Que vociferaba sin moderación de términos, con palabras
cortantes y frases hirientes con el ánimo de corregir y castigar. Sentenciando con agudas censuras todo lo que le parecía no ajustado a lo que
debía imponerse por su mandato, especialmente cuando se trataba de lo
que considerara la violación del indix de libros prohibidos que, semana a
semana, personalmente elaboraba.
JULIO NÚÑEZ MADACHI
En fin, la realización de una verdadera cultura moderna sólo habrá de
articularse objetivamente a partir del segundo decenio del presente
siglo con la labor inicial del grupo de la Revista Voces (1917-1920); la
aparición del periodismo moderno en la Costa Atlántica; los ensayos
filosóficos de J. E. Blanco y Luis Eduardo Nieto Arteta; la moderna
narrativa de José Félix Fuenmayor, para llegar a un estado de vigorosa
“normalidad” con el trabajo artístico e intelectual del “Grupo de Barranquilla” (1950).
UN
DESAFORTUNADO ADIÓS
El año 1899, el año de la despedida del siglo, fue terrible en los anales
de la historia de Barranquilla. En Colombia, ya desde 1885 los tiempos
habían comenzado a ser tempestuosos y sus destellos, que apenas causó
alarma por la distancia, inesperadamente se tomaron a Barranquilla. A
los pocos meses de iniciarse el año, se propagó por toda la ciudad la
noticia de la inminente llegada de “la compañía o cuerpo de macheteros”
que servía en batallones bajo el mando del general conservador Pedro
Nel Ospina.
Fuera cierto o no, parece que el pavor cundió entre las familias liberales
de Barranquilla, por lo que se sabía de la saña o furor de violencias y
matanzas, atropellos de hombres, violaciones de mujeres que practicaban dichos macheteros. Los altos militares que los comandaban eran
impotentes para detenerlos en las desbandadas de sus furias sangrientas.
El pavor, por consiguiente, cundió y hubo varios días de angustiosa expectativa, como puede observarse en la prensa de la época. Hasta que
por fin se supo que la compañía de macheteros no vendría a Barranquilla. Lo cierto es que –para ser equitativos con respecto a los conservadores– igual espanto se habría apoderado en las familias de ellos si se les
hubiera anunciado que iban a llegar los revolucionarios del general Uribe
Uribe con sus cuerpos de fusileros dispuestos a todo. Era la insensatez
de la guerra fratricida de los Mil Días, de feroz guerra “incivil” –como la
llamara Alberto Mendoza– entre los nacionales por diferencias de partidos políticos y codicias de mando y gobierno. Insensatez que provenía
de un lado como del otro.
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BARRANQUILLA: UNA POSTAL
DE FIN DE SIGLO
(DE LA NOSTALGIA AL OLVIDO)
Aunque se diga lo contrario, era de ese modo como se vivían las emociones de espanto en Barranquilla cuando llegaban a ella las oleadas irracionales de la bestialidad humana por causa del estado de revolución en
que se hallaba el país en 1899. Porque lo cierto es que las familias que
vivían en Barranquilla, indistintamente, liberales o conservadoras, se
mantenían siempre en buena amistad y excelente cordialidad en tiempos
de paz. Pero desde que las pasiones políticas, las luchas implacables que
por ellas se despertaban y exaltaban, todo cambiaba. Durante la paz se
vivía armonía social. Las familias de los dos bandos se entrelazaban por
matrimonios, pero en la guerra lo que se imponía era lo contrario: el
despertar de los odios, los rencores, las inquinas, las venganzas.
De este tenor u otros eran, en gran parte, los sucesos que se vivieron en
1899 en Barranquilla cuando ésta se vio involucrada en la guerra gestada
desde el interior del país por los dos partidos nacionales y la acción casi
salvaje del sectarismo político y el fanatismo religioso que habían ensangrentado y entenebrecido campos, pueblos, aldeas y ciudades de Colombia, paralizando, de momento, el arrollador entusiasmo en el que la
aldea se desenvolvía pujante en sus anhelos por hacerse ciudad.
BIBLIOGRAFÍA
Abello, Miguel. 1971. Historia de una Calle. Diario El Heraldo, marzo 3.
Testimonio oral sobre la vieja Barranquilla tomado en cinta magnetofónica a Julio Enrique
Blanco en 1985.
Blanco, Rafael. 1944. Barranquilla: Aldea, Ciudad, Metrópoli. Revista del Museo del Atlántico, Nº 6 y 7.
Camacho Roldán, Salvador. 1973. Notas de viaje. Bogotá, Talleres Gráficos del Banco de
la república.
Nichols, Theodore. 1983. El surgimiento de Barranquilla. Revista de la Cámara de Comercio. Abril.
Gutiérrez G., Rafael. 1980. La literatura colombiana en el siglo XX. Manual de Historia
de Colombia, t. III.
Jaramillo V., Rubén. 1984. La filosofía y la provincia. El Espectador, Magazín Dominical,
Nº 65.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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CAPÍTULO V
BARRANQUILLA:
UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
BARRANQUILLA: UN ESPACIO
V
PARA LA SOSPECHA
BARRANQUILLA:
UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT*
Existen, además, cruces en los caminos que señalan y recuerdan
el paso de la violencia, costumbre campesina, porque si en las
ciudades se introdujera esta costumbre de señalizar los lugares
donde han caído, caen y caerán los ciudadanos atracados, otro
sería su aspecto. Cementerios peatonales.
Óscar Becerra Mejía
Este trabajo no es el resultado de una investigación sistemática y convencional. Más bien se propone desde un “oír decir” de acontecimientos,
captados por un ciudadano que desea conocer la ciudad entre los límites
difusos de las interacciones sociales. Esto es así porque asume que “el
urbanista no trabaja en un laboratorio, sino en la calle; no se traslada todo
el tiempo en coche, sino que salta de un medio a otro; no habla solamente
con colegas, sino con las diversas personas que viven en la ciudad” y debe
“pisar en algún momento cada barrio y cada obra y entrar a las casas y
hablar con la gente. Transformar la ciudad supone un estilo de vida”.1
* Luis E. Sánchez Bonett. Arquitecto.
Profesor titular de la Facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico. Magíster en Investigación y
Docencia en el área de la arquitectura.
Universidad Nacional Autónoma de
México.
1 Borja Jordi “Por un desarrollo urbano
afortunado”. En: Local y Global. La gestión de las ciudades en la era de la información. Castells, M. y Borja, J. Madrid:
Tauros, 1998, p. 263.
Guiados por ese “oír decir” tropezamos en las calles, como afirma Cruz
Kronfly, con cuerpos que cargan sobre sus hombros la memoria de pasados despojos, humillaciones y cuentas por cobrar. Memoria desde la que
dichos cuerpos producen y reciben mensajes, tal como esa frase del muro
que da hacia el antejardín de la casa desocupada, colindante con la
estación de policía, la cual, por la fuerza de la “brocha gorda” con que
fue escrita, en vez de advertir, prácticamente nos ordena con voz militar:
“¡Si ve a alguien arriba del techo de esta casa, favor llamar al 354378 o
llamar a la policía!”.2
2 Cruz Kronfly, Fernando. “En las ciudades literarias”. Revista Universidad
del Valle No.14. Cali, Agosto de 1996,
p. 19.
Así, en el “oír decir” y en las interacciones precitadas se percibe un paisaje urbano surgido de las sospechas hacia el “otro”, donde “ninguna
frontera física ni ningún límite social otorga seguridad”, pues en él se ha
interiorizado “un miedo ancestral al invasor, al otro diferente, venga de
arriba o de abajo”.3
3 Becerra, Oscar. “Medio ambiente y estética urbana”. En: El territorio de la ciudad: utopía y realidades. Barranquilla,
Universidad del Atlántico, 1997, p. 35.
Este miedo, asumido generacionalmente por los habitantes de las principales ciudades colombianas, moldea y organiza sus imaginarios, fun-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
93
dando formas de pensar, sentir y vivir que se expresan en la concepción
y formación del espacio urbano. El tatuaje del temor se dibuja sobre la
epidermis de la calle, de la franja verde, del andén, del antejardín, de las
bardas, de la paramentación y de los usos del suelo. En este sentido,
nuestros imaginarios, lejos de ser fenómenos difusos y gelatinosos, se
enclavan en momentos histórico-sociales específicos que conforman una
especie de sedimentación de la violencia.
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
Por esto, una rápida mirada a las estadísticas del delito en Barranquilla,
una de las principales fuentes de aquélla, nos puede servir para dibujar
su malla, sobreponerla a su estructura urbana y encontrar, en la sombra
de sus aleros o el cruce de la esquina, el gesto sospechoso de sus transeúntes.
EL
MIEDO EN CIFRAS
Según las estadísticas de seguridad del Distrito de Barranquilla, durante
el primer semestre de 1999, las muertes violentas producidas con ocasión
de homicidios, accidentes de tránsito y suicidios sumaron 336.4
Analizando la variable homicidio y comparándola con las cifras registradas durante el primer semestre de 1998, encontramos un aumento del
2.5%. Es decir, se pasó de 234 muertes en 1998 a 249 en 1999. En lo
referente al móvil, el 60% de los casos de esta misma variable carece de
especificación alguna: no se trata de ajustes de cuentas (15%), atracos
(10%) ni riñas (15%).
El problema se complica al examinar los datos del objeto utilizado en el
hecho, los cuales señalan a las armas de fuego como el instrumento usado en el 88% de los homicidios, mientras que las armas corto punzantes
se utilizaron en un 9%.
En lo referente a lesiones personales, de un total de 362 casos, los móviles obedecen a riñas (60%), atracos (10%) y al ajuste de cuentas (15%).
Existe una alta utilización de armas de fuego en la realización de actos
que atentan contra la vida: 88% en los homicidios y 41% en las lesiones
personales. Porcentajes que resultan altamente riesgosos para la sociedad en su conjunto cuando se consultan los principales epicentros de
ellos. En efecto, la vía pública es el escenario del 62% de los casos,
mientras que la residencia familiar lo es del 20%.
Finalmente, las variables de homicidios y lesiones personales señalan a
la noche como el tiempo preferido para su realización, pues el 65%
de los primeros y el 45% de las segundas ocurren durante esta parte
del día.
94
4 Este dato estadístico y los demás relacionados en este apartado fueron tomados
del Informe del Departamento Integral
de Justicia y Prevención. Barranquilla,
Secretaría de Gobierno del Distrito de
Barranquilla, noviembre de 1999.
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
El conjunto de estas cifras indica lo amenazante que pueden resultar la
calle y la convivencia familiar en la ciudad. Situación que se agrava cuando se examina la variable contra el patrimonio económico, la cual comprende en general hurtos callejeros, residenciales y de vehículos.
Deteniéndonos solamente en el hurto callejero, encontramos que de un
total de 862 casos contra el patrimonio, 441 correspondieron a éste, y su
ejecución coincide con las horas del homicidio. La calle, el parque y el
paradero de bus constituyen los espacios donde suele cometerse el delito, presentándose, en estos sitios, con una frecuencia que abarca el 60%
de la totalidad entre el lunes y el domingo; en tanto que los jueves y
viernes aumenta su proporción a un 75%.
En lo relacionado con los autores más frecuentes de estos delitos, el
artículo «Criminalidad en Barranquilla, una mirada desde la investigación», de José A. Amar, publicado en El Heraldo Dominical de abril 18
de 1999, señalaba que en 1996 el 71% de los victimarios de la ciudad
eran jóvenes de 15 a 25 años. Igualmente afirmaba que la población
entre 12 y 24 años que no alcanzaba a ingresar a los espacios escolares
la integraba unos 100.000 jóvenes, a los que identificaba como carentes
de futuro. De allí que no resulte, entonces, extraño que “las estadísticas de los victimarios en la ciudad indican a jóvenes cuyas edades oscilan entre los 12 y los 25 años”.
Un último dato delinea el panorama agresivo que vamos describiendo: al analizar la variable de violencia intrafamiliar no judicializada,
esto es, de conocimiento de las Comisarías de Familia del Distrito, se
advierte que la violencia entre parejas asciende a un 37%. En esta
misma variable, la violencia de hijos a padres y viceversa, entre hermanos y demás familiares, así como el maltrato contra el menor, asciende
a un 14%.
La violencia en Barranquilla expresa, así, una oposición entre el ciudadano y la sociedad y, además, comporta múltiples causas y formas:
lumpesca; violencia entre particulares y parientes; homicidios y lesiones
personales generadas por el alcohol; ajustes de cuentas y bandas organizadas entre particulares contra particulares, como es “el caso de los
encapuchados que operan en las comunas 1, 2, 3, 4 y 5 de esta ciudad,
cuyas víctimas en la mayoría de los casos, poseen un tipo de antecedentes policivos”.5
5 Ibíd.
El rito de la violencia en la ciudad también evidencia la responsabilidad
de un Estado que históricamente, como se verá más adelante, no ha
preparado una infraestructura que dignifique la calidad material de los
procesos migratorios que él mismo impone como gestor de políticas
macroeconómicas; y, mucho menos, como conductor del bien ciudadano
a través de políticas públicas como la educación, lugar de construcción
de sentimientos cívicos.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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El documento estadístico utilizado afirma que “las anteriores expresiones de violencia ponen de presente el grado de intolerancia que estamos
alcanzando, la pérdida de valores humanos y derechos fundamentales
como el derecho a la vida, son síntomas de descomposición del tejido
social de la familia barranquillera”.6
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
Estamos, entonces, en un escenario urbano cercado por el temor y el
miedo, con un constreñido sentido de colectividad y un primario sentido
perceptual y estético, como estudiaremos enseguida.
EL
DISEÑO DE LA ESTRUCTURA URBANA:
AMENAZA E INSEGURIDAD
Las cifras anteriores no fueron relacionadas con la intención de demostrar el grado de inseguridad de Barranquilla. Nuestro interés está puesto en estudiar el diseño de una estructura urbana que ha sido concebida
desde el gesto de la amenaza, de la inseguridad, pues vivimos en una
ciudad que desde 1777 ha ensanchado el 45% de su territorio con base
en un proceso de ocupación que expresa signos de agresividad cultural.
Un recuento de la historia de la ciudad, expresará como ésta, lejos de ser
promovida desde el “raptus poético” del arquitecto o del urbanista, viene construyéndose con el ritmo histórico de la exclusión. Y en este proceso, aspectos como el rigor de la naturaleza, la violencia, el estado de
sitio y la planificación urbana han jugado un papel importante en la
formulación de sus imaginarios.
En 1916, por ejemplo, la inundación de algunos poblados ubicados al
margen derecho del río Magdalena incidiría en la conformación del territorio de la urbe. Invasores provenientes de estos poblados se ubicaron
en lo que se llamó la “Cueva de Montecristo”, nombre con que el imaginario de los antiguos habitantes de la ciudad estigmatizó este sitio, según ellos fortín de reponeros y “roba gallinas”.
Sin embargo, sin dejar de lado el papel de las catástrofes naturales en la
formación del imaginario que estudiamos, nuestro interés se centra en el
proceso de urbanización llevado a cabo en Colombia en los últimos cincuenta años, que, como todos sabemos, está signado sobre todo por esas
circunstancias políticas y económicas de finales de la década del 40 y
principios de la del 50, cuyo raciocinio fue de una “macabra elementalidad”, como dice Campos Germán Guzmán en su obra La violencia en
Colombia7:
Los liberales sostienen que el gobierno y los militares hacen la violencia,
luego deben ser aniquilados; los conservadores afirman que los liberales
hacen la revolución contra el gobierno conservador, luego deben ser ex96
6 Ibíd., p. 7.
7 Citado por Hernán Vásquez Rocha en
El proceso de urbanización en la historia de Colombia. Bogotá: Universidad
Externado de Colombia, 1985. p. 97.
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
terminados. En realidad, se trató de asegurar un predominio electoral
debilitando al enemigo; pero en el proceso mecánico de hacerlo, no se
discriminaron los medios. Ante los hechos, o se ignoró deliberadamente
o se les deformó con arbitrariedad manifiesta, o se les dio una acomodaticia interpretación que condujo a todos los desenfrenos. Se subestimó
maliciosamente la dinámica del crimen y el crimen asfixió al país.
Como hemos dicho, paralelo a este panorama violento e irracional, se
empezó a forjar hacia esa época el nuevo rostro de las capitales colombianas. En tanto Bogotá levantaba sobre la turba de 1948 su arquitectura moderna, en Medellín se organizaron entonces estructuras barriales
alrededor de comandos de los partidos Liberal y Conservador, como fue
el caso del barrio La Castilla.
Y, así, esa “macabra elementalidad” con que se definió el destino del
país diseñó en iguales circunstancias su estructura urbana, de la cual
Barranquilla no escapó. Por eso, si, rayando los 40, esta ciudad vio surgir, bajo el signo de la invasión, los barrios Alfonso López y Pumarejo
–marcados, desde luego, por el color distintivo del presidente liberal–,
su morfología fue abriéndose desde entonces en forma de abanico, en
un proceso sin fin que se iba conformando mediante la lucha a “brazo
partido” de sus nuevos Robinsons. Así se forjó un paisaje urbano de
acrecentada ocupación y proletarización, y se instalaron en él nuevos
códigos identificatorios de lo premoderno y lo moderno. Surge en este
tiempo un tejido urbano de intrincadas callejuelas rodeadas de minúsculas rejillas, mal asoleadas y peor ventiladas, además de espesamente
hacinadas y muy insalubres.
Espacios anónimos, carentes de vínculos de identidad: fragmentos de
ciudad. Esto fue lo que caracterizó específicamente la espacialidad de
barrios como Carrizal (1957), El Bosque (1959), Buenos Aires, Santuario, La Alboraya, Cuchilla de Villate, La Ceiba, La Sierra. Más claramente, ese era el paisaje de Barranquilla entre los años 1957 y 1963,
período en que más la afectó la violencia, asentando esa “vivienda de los
anónimos” en más de 500 hectáreas, frente a cerca de 456 urbanizadas.
Hectáreas serpenteantes, tejidas por el hilo conductor de la carretera de
La Cordialidad, esa extraña vía que las conectaba con la modernidad y,
que, tal como ocurrió con el hielo de Macondo, deslumbró a sus habitantes con la radiante “cinta negra” del asfalto. Cinta por la que transitaría la velocidad y desde la cual se escucharía el grito de “roba patios”
dirigido contra estos nuevos habitantes que luchaban, como antes lo
hicieran los de Montecristo, por el derecho a la ciudad.
Situaciones –hay que decirlo de nuevo– no tan novedosas en ambos casos, sino más bien heredadas de tiempos atrás como, por demás, lo sugiere el testimonio del viajero Pierre D’Espagnanat, quien en 1897 se refería
al paisaje de nuestra ciudad en los siguientes términos:
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
97
Pero mientras las proximidades del río atraen hacia la izquierda a los
barrios opulentos, el enjambre humano se extiende sin cesar hacia la
llanura de derecha, mezclándose las cabañas de paja con las pobres viviendas diseminadas por la campiña rojiza, viviendas cada vez más pobres diseminadas a medida que se acercan a los cementerios.8
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
Se refería el viajero al perfil de Chiquinquirá, Rebolo y San Roque, que
en conjunto sumaban el 39% del área sobre la que se extendía la ciudad,
386 hectáreas aproximadamente. Pero si se mira en conjunto con el estado que presentaba el barrio Abajo, tal dibujo difuso y anónimo se ampliaría en un 57%.
Revisando las cifras, son sobre todo barrios con génesis y procesos similares a los anteriormente descritos, los que, recogiendo a su vez la historia de la violencia, conforman el escenario donde se expresa en la
actualidad la injusticia social y el desentendimiento económico y cultural del Estado, así como –en una especie de enfática factura social–, la
intolerancia y el irrespeto por la vida.
En efecto, caminar por la Comuna 1, más precisamente por los barrios
La Cordialidad, Las Américas, Siete de Abril, Villa San Pedro, Villa San
Carlos, entre otros, es exponerse al hurto callejero, en tanto su paisaje
alcanza a ser el escenario del 64.7% de tal acción. Allí también el homicidio comprende un 13.6% del total citadino y las lesiones personales,
un 11.8%.
Algo similar puede ocurrir al visitar la Comuna 10, que acumula el porcentaje más alto en los delitos contra el patrimonio económico: 17.3%.
Se trata, en efecto, de la “cueva” que dio origen a la invasión de Montecristo, límite además del Barrio Centro, lugar éste del desempleo abierto
y disfrazado. Este último barrio es, también, vecino de Barlovento, espacio de la droga, del jíbaro y del raponero, que se halla situado, a su vez,
frente al proyecto semilla de recuperación del centro de la ciudad y patrimonio histórico nacional: el edificio de la Plaza de la Aduana.
Precisamente esta situación ha ocasionado que el lado opuesto del acceso a la Plaza se encuentre cerrado y clausurado por las reconocidas “rejas
de la convivencia social”. Paradójica condición de este lugar de fiestas
que exige el desplazamiento de al menos un centenar de agentes de la
policía cada vez que es escenario de grandes eventos culturales. Esto a
fin de evitar, obviamente, el incremento de las cifras del robo (17%), del
homicidio (8.4%) y de la lesión personal (17.6%), registradas en las calles de Barlovento.
8 D’Espagnanat, Pierre. Recuerdos de la
Nueva Granada. Citado por: Conde,
Jorge. “Desarrollo de Barranquilla
1871-1905” En: Historia General de
Barranquilla, sucesos 1. Barranquilla,
Academia de la Historia de Barranquilla.
98
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
BARRANQUILLA: UN ESPACIO
UN
BARRIO SIN BACANES
PARA LA SOSPECHA
Una muestra de cómo la ciudad lleva aparejada la violencia en su desarrollo espacial lo constituye el barrio Boston, que junto con Olaya, Colombia, El Silencio, El Recreo y América integra la Comuna 17. Dicho
barrio, propio de la burguesía media, posesionada en lo económico, en
lo cultural y en lo político, surgió del ingenio de un nostálgico inmigrante que con espíritu moderno quiso imprimirle a la ciudad la huella de la
ciudad moderna norteamericana. Empresa para la cual trazó cartesianamente una cuadrícula perfecta, levantando luego un amplio andén peatonal precedido de zona verde, y, frente a éstos, viviendas con antejardín,
terraza, circulación central, patio y traspatio, que en conjunto definían
una silueta urbana alta y majestuosa, de techo y faldones en tejas planas
de cemento. Sin embargo, el Boston sufriría serias transformaciones espaciales y sociales a medida que por los ejes viales de su estructura se
desarrollaba el caótico crecimiento de la ciudad.
Así, a mediados de los 70, la expansión de la ciudad había tomado los
corredores viales que tejían el barrio con referencia inicial a la calle 72 y
la transformación en los usos del suelo penetró en su propio organismo,
llevando el taller de mecánica, la ferretería y las instituciones educativas,
que, junto con la especulación inmobiliaria, empezaron a configurar un
nuevo paisaje urbano. Todo esto ocurría al mismo tiempo que la presencia de un transporte colectivo rompía con los patrones de comportamiento de vecindad en el ancho espacio del andén y en el ámbito
semiprivado de la terraza.
Deteriorado el barrio, apareció “La calle del crack”, expendio conocido
por todos y por todos evadido si no se quiere ser una de las víctimas que
forman el 13.8% de los hurtos callejeros en la ciudad, el 8.8% de los
homicidios y el 7.8% de las lesiones personales, ya sea en esa calle, o en
otras zonas de la Comuna de la que hace parte, como el Parque de las
Américas o el Parque Olaya. En el Boston, entonces, la reja dejó de ser
ornamental para darle cabida a una estética de temor. En sus esquinas
ya no se encuentran los “bacanes de Hugo González”, también se fueron
la “bola de trapo”, las charlas del andén y la mecedora. La noche quedó
para el sonido de la sirena, que recogió al último sereno del barrio hace
más de diez años, pues su bolillo no le alcanzó para contrarrestar la voz
anónima de la «minigran».
EL
ESPACIO SITIADO
Inmediatamente después de la llamada “época de la violencia”, el estado de sitio readecuó el imaginario del temor ya inserto en la piel de la
población, al enclaustrarla en sus espacios bajo el ritmo de una especie
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
99
de toque de queda que marcaba el principio del día y el final de la
noche. Esto último caló tanto en ella que el reloj del autor de una singular alocución, el que midió los minutos que faltaban para que los
colombianos cumpliesen con la amenazante orden de acostarse a dormir
a las ocho de la noche de “Aquel 19”, fue rematado como pieza histórica
hace algunos años en la ciudad de Cali. Con este corte del tiempo y del
espacio, se dejó de lado toda posibilidad para transformar las imágenes
violentas que se han superpuesto a la estructura urbana.
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
En realidad, bajo el yugo del estado de sitio, el espacio público, como la
calle y la plaza en tanto lugares de entrecruzamientos y miradas, de convergencias y convivencias, terminó por ser desalojado. Las consignas que
aparecían en los muros de la ciudad hacia esta época: “Fuera la bota
militar del hospital… de la universidad… del manicomio… del banco…
de la Caja Agraria… del centro cívico…”, expresan con claridad la ausencia en el espacio citadino de una representación colectiva que no estuviese entonces marcada por este signo de agresividad cultural.
Por su parte, la planeación urbana oficial, como instrumento de control
político que se consolida por entonces, terminó por desarticular la espacialidad y temporalidad de la ciudad, le “robó” toda referencia espacial a sus
habitantes y los convirtió, incluso, en seres acríticos. Pues la memoria no
sólo implica la preservación, también es creadora y valorativa: es una facultad de ver el mundo, es rejuvenecimiento del pasado, y la planificación
urbana salió “en busca del paraíso perdido, de una unidad y de un orden
de la simplicidad, comprensible a primera vista, fácilmente identificable,
que no tuviera la ambigüedad de la vida sino la especificad de la muerte”9
y bajo estas premisas diseñó la ciudad a costas del espacio ciudadano.
Con este criterio, el centro de la ciudad se consolidó en sus funciones
administrativa, financiera y política. Adquirió, en suma, un puesto privilegiado en relación con las demás actividades urbanas, al desparramarse
en él la mayor carga simbólica, así como el mayor valor semántico de sus
códigos tecnológicos, formales o volumétricos. Pero, al irse los habitantes del centro de la ciudad, al trasladarse a sus nuevos lugares de residencias ubicados al norte o al sur, éste sólo quedó custodiado por el
lenguaje sabatino y dominical de una paramentación de rejas: cortinas
metálicas y candados –además de locos, mendigos y miembros de la seguridad pública y privada–, ya que su vivencia quedó limitada a la producción económica propia de los días laborales.
Pero no sólo el centro de la ciudad asume la soledad de sus calles. Las
carreras 44, 52 y 53, además de la calle 72, por ejemplo, amplían el paisaje de la paramentación metálica o de la malla continua al sufrir el proceso de expulsión de sus gentes. Y este hecho incide incluso hoy día en la
configuración de la ciudad a través de fenómenos como la apertura económica, que ha terminado de convertir tales vías en resguardo del mercado automotriz.
100
9 Reichek, Jese. Citado por Pignatelli
Coppola, Paola. Análisis y diseño del
espacio que habitamos. México: Editorial Concepto, 1980, p.69.
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
Volviendo a la planeación urbana, se puede afirmar, por demás, que su
idea de zonificar en comportamientos aisladores las actividades citadinas
evidencia su inclinación hacia el interés de los sectores dominantes, en
la actitud que toma hacia las zonas recreativas públicas. En efecto, por
este criterio fueron abatidos: el Centenario, para dar paso a los puentes
de la calle 26 en Bogotá; la Plaza Caicedo, para privilegiar a los centros
comerciales en Cali; y se deterioraron, en Medellín, la Plaza Cisneros, la
Placita de las Flores y la de Zea.10
Barranquilla, desde luego, no fue la excepción de este “paradigma”: en
la sabiduría de los concejales de la ciudad, el Parque 11 de Noviembre
fue prácticamente cedido al Batallón, a la CUC, al Coliseo Cubierto,
martirizando sin descanso la mirada hacia el progreso del monumento a
La Bandera.
Igual suerte corrieron las zonas recreativas de Cevillar, San José, el Seminario, Bavaria, Lucero, Los Pinos y San Isidro, las cuales, bajo el amparo de un código de urbanismo, se transformaron en minúsculos centros
institucionales, o se rindieron al ímpetu monopólico de la actividad constructora, como la que se produjo alrededor de la Universidad Metropolitana. O bien, como el comercio que se constituye al lado de la Iglesia
de la Torcoroma, interesante canje histórico realizado hacia los 70, en
función del cual el municipio cedió tres parques –el de San José, el de
Tayrona y el de la iglesia mencionada–, a cambio de lotear la supuesta
invasión del barrio 20 de Julio, propiedad de un particular vinculado a
los procesos políticos de la ciudad.
Como se puede ver, no por casualidad Barranquilla alcanza hoy su más
bajo promedio de zonas recreativas por habitantes: 0.5 m². Y esta situación ha producido una respuesta sui generis de diseño arquitectónico:
tomar los dos o tres metros de los retiros de las edificaciones y enjaular
el columpio y el sube y baja. De este modo tales objetos, en vez de lúdicos
y deseables, se tornan en amenazantes.
10 Ver Viviescas, Fernando. “Organización
y ciudad en Colombia”. En: Cuadernos
de desarrollo local. N° 2. Barranquilla:
Fundación Social Regional. Barranquilla, 1998.
Sí, en nuestra ciudad se está enjaulando al columpio y al niño como se
enjaula al carro. Poco importa al urbanista y al arquitecto la concepción del área libre y, con esto, el desarrollo de un pensamiento que
privilegie la dimensión del juego: su papel en la formación de la personalidad del niño para comprender y sentir los fenómenos del mundo
que lo rodea. Nuestra sociedad conflictiva y sus organismos planificadores parecen ignorar el obvio valor del juego en la liberación de temores y
deseos: el hecho de que en él se subliman las tensiones, las cargas de
agresividad, los descontentos, las frustraciones y que, también por acción
del mismo, surgen las esperanzas, las potencialidades socializadoras, creadoras de sueños.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
101
EL
TERRITORIO DE LAS REJAS, LAS CÁMARAS
OCULTAS Y LOS PERROS POLICÍAS
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
La ciudad inscribe en su cuerpo físico una forma de ver, sentir y recrear
la historia, por eso la contiene como “en la línea de una mano, escrita en
los ángulos de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de
las escaleras... surcando a su vez, cada segmento por las raspaduras,
muescas, incisiones, cañonazos”.11
Esto significa, con otras palabras, que los rituales de comportamientos
culturales se entrecruzan con las manifestaciones espaciales de la ciudad. Sólo desde aquí podemos entender cómo muros, puertas, ventanas,
rejas, cámaras ocultas o perros policías definen un territorio en función
de imágenes y experiencias dadas por las circunstancias históricas de violencia que han vivido los ciudadanos.
De allí los gestos preventivos de nuestros habitantes frente al peligro.
Salir en Barranquilla a la lúdica de la Plaza de la Aduana, la misma que
“comparte” el estrato uno con Barlovento y el Rincón Latino, es asumir
el rito de despojarnos del anillo, los aretes y el reloj en medio de sus
canales de circulación, el volumen de su arquitectura, la barda de sus
antejardines, la luz y sombra de sus árboles. En función de la paranoia
de la violencia, tal ritual del temor se extiende incluso hasta el vecino,
razón por la que antes de salir nos cercioramos de haber cerrado la reja,
previo repaso de si detrás de la puerta aún permanece el perro guardián,
la imagen de San Ignacio de Loyola, la penca de sábila o la rama de
sauce.
Mas éste no es el único espacio que promueve en Barranquilla imaginarios de temor: en correspondencia con la laberíntica ciudad Bachué, en
Bogotá, a la cual sus habitantes denominan «Puerto Puñales» por el
número de muertos y heridos que se reportan diariamente, aparece en
Barranquilla el bolsillo de San Pachito, un túnel sin regreso, sinónimo
de muerte, inseguridad, deterioro, drogadicción y atracos. Túnel cuyo
estrecho acceso mira con sospecha la entrada de la Escuela número 41,
donde van a estudiar los niños de sus alrededores y que sirve para practicar la amenaza de la “profe” dirigida a quien no lleve la tarea. Túnel
resguardado por las mismas maestras, quienes a la hora de salida vigilan
que los niños “cojan por el otro andén”. En fin, túnel de los múltiples
rituales del temor.
Algo similar ocurre en La Chinita, donde la muerte tiene una hora de
llegada y sus habitantes salen a recibirla, como en efecto lo describe El
Heraldo en su edición del 11 de abril de 1999: “Tampoco ayer hubo tranquilidad en La Chinita. Los habitantes del barrio se acostumbran cada
vez más a pasar las tardes en las esquinas comentando el muerto del día.
Ayer le tocó el turno a El Budita”.
102
11 Calvino, Ítalo. Las ciudades invisibles.
Madrid: Siruela, 1990, p. 25.
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
Y como dicho barrio, en la estructura de la ciudad tiene cabida la “Calle
del crimen”, donde bajo la tenue luz de sus bares se organizan jíbaros,
carteristas y atracadores, respondiendo con su accionar por la “memoria
histórica” de un famoso crimen que hacia 1900 se inscribió en el cuerpo
de mujeres barranquilleras.
La “calle del crimen” es predecesora de la vía a “Puerto Mocho”, lugar
donde según el imaginario citadino pululan los tiburones y donde la mal
llamada “limpieza social” tiraba en cierta época a sus víctimas después
de “hacerlas cantar”. Vía, también, de ingrato recuerdo para los políticos que no alcanzaban las cifras electorales, pues según ese mismo imaginario, su muerte política, su “cadáver”, había que buscarlo en las aguas
de semejante puerto.
Herederos históricos de las vías nefastas que vamos señalando, otros sectores soportan toda clase de usos en su franja vehicular o peatonal, que
incluyen la reparación del tractomula, “la residencia”, la venta de repuestos y el olor a aceite que corre por los torsos desnudos y sudorosos
de esos robots cotidianos que “se le miden a todo”. Así ocurre, por
ejemplo, con la llamada “Calle cachacal”, sinónimo del atraco con un
arma distintiva de quienes habitaron las zonas andinas de la violencia en
Colombia: la puñaleta.
Pero, si el temor nos obliga a realizar en las calles ciertas especies de
rituales paganos y a adoptar códigos semejantes a los allí organizados,
por lo que sin darnos cuenta tomamos el centro de la vía sin importar la
amenaza de la alcantarilla destapada o el agua empozada de huecos
permanentes, llama la atención en Barranquilla ese largo bulevar de San
Isidro, que comunica no ya un temor pagano, sino a lo “divino”. Allí, en
efecto, en cada esquina se levanta un altar a la Virgen del Carmen, la
cual a través de nichos enrejados protege a sus vecinos y peatones del
temor terrenal y refuerza la esperanza de salvación con los castillos pirotécnicos que se queman en su honor cada 16 de Julio. Pues ella ha sido
asumida como protectora de los conductores de transporte público, aunque cualquier día alguno de ellos sea “embaulado” o asaltado en su
propio bus.
Para completar este cuadro, Barranquilla tiene a Villa Locos, elocuente
nombre para un escenario urbano que mezcla a los desplazados y a los
reinsertados en 2.000 unidades de viviendas, todas sin puertas, ventanas,
alcobas, baños, agua, luz, alcantarillado, gas, teléfono, escuelas, puestos
de salud y un infinito número de “sin”.
Es evidente que un “imaginario urbano” de la ciudad así organizado
invita a una lectura esquizofrénica, aglutinante, de conflictos históricos en la vida cotidiana, razón de la desesperanza que se profundiza en
la mirada anónima y, por supuesto, intolerante de sus “Robinsons urbanos”.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
103
Cuando la colectividad teatraliza de esta forma su experiencia espacial
(el miedo, el temor, la amenaza), está expresando una de sus características: su sentido de “socialización” frente al “otro” diferente. Así, edificaciones como El Heraldo, El Vivero, el Parque Central, la Iglesia de la
Torcoroma, la del Perpetuo Socorro, la Catedral, la Ciudadela Universitaria, aparecen en su mayoría perimetralmente rodeadas de altos verticales metálicos, que a manera de puntas de lanzas parecen evocar el
primer escuadrón de los jinetes medievales dispuestos a atacar. O bien,
un sentido de fortaleza, con sus altos y agresivos muros que, además de
carecer de cualquier referencia cromática, acentúan su desproporción
escalimétrica con el límite de su espacio público.
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
Ni que decir del sentido carcelario del coliseo del Rincón Latino, las
celdas de Don Bosco o los “campos de concentración” en los que se han
instalado los vendedores estacionarios de la 30, que reproducen, multiplican y expanden el hacinamiento de sus espacios habitables. A lo que
habría que agregar el espacio arquitectónico, tomado del panóptico,
que con una mirada hoy teleinformada, controla los gestos de sospechosos cuerpos hechos para delinquir, como en los centros comerciales, llámense estos Makro o Parque Central.
Mas no sólo el espacio del centro comercial se diseña desde esta situación,
sino, incluso, el edificio multifamiliar, que, conjugándose, por demás, con
la estrategia de la especulación inmobiliaria, da paso a la sobredensificación del suelo. De este modo, tal construcción evoca un claustro donde
aparecen como anzuelo de ventas los “balcones del beso”, llamados así,
en la siempre rotunda sabiduría popular, por la proximidad de los bloques que los conforman. Sólo que la piel de sus fachadas, tejidas en
barrotes virtuales de hierro, hacen prisioneros del espacio a sus habitantes, menguando las posibilidades del amor.
Chiquinquirá, La Unión, Las Palmas y La Magdalena, entre otros, barrios caracterizados como populares y algunos de ellos diseñados bajo el
criterio del antiguo Instituto de Crédito Territorial, son escenarios aún
más extremados de esa estructura urbana al ser objeto de políticas de
redensificación que, paradójicamente, los desestructuran social y espacialmente. El hacinamiento cobra allí enormes proporciones al enclaustrar a sus moradores en minúsculas áreas, alrededor de patios centrales
en forma de “U”, en una abierta y despiadada sobreexplotación del terreno. Estas edificaciones contravienen las condiciones climáticas de la
ciudad y terminan por atormentar los cuerpos de los usuarios, quienes,
de paso, ven perdida su intimidad, pues desde una portería central, como
en el panóptico, pueden ser vigilados.
104
_____________________________________________________________________________ Observatorio del Caribe Colombiano
BARRANQUILLA: UN ESPACIO
JINETES
DE ROSTROS INVISIBLES
PARA LA SOSPECHA
Junto a estas inadecuadas construcciones, la ciudad instauró la velocidad
de las autopistas y avenidas. Adquirió, entonces, la forma de un árbol en
su estructura vial: a la autopista se le conectó la avenida; a la avenida, la
calle de doble sentido; a la calle de doble sentido, la de un sentido; y a
ésta la peatonal, en la que, por último, desembocó la callejuela.
Acaso sin preverlo, la ciudad, así diseñada, trazó “puntos de fuga” por
los que transitaría ese sujeto que en el entrecruzamiento de cuerpos
físicos, o en la imagen proyectada a través del retrovisor, o con su sorpresiva
presencia en la ventanilla del automóvil justo en el momento en que la
luz roja de la esquina nos detiene, nos pone en estado de alerta y crispa
nuestros nervios. Se trata de “El jinete de la moto”, al decir de Cruz
Kronfly, la imagen del “rostro invisible” dedicada a saldar una cuenta de
sangre sin fondo, para luego desplazarse y perderse en ese árbol vial
dibujado sobre la complejidad del espacio urbano.
Sí, por los túneles del paisaje urbano, transita el nuevo jinete, quien expresa, con su ceño fruncido, un gesto apropiado para esas puertas con
rejas, ventanas con rejas, antejardines con rejas, árboles con rejas, canastas
de basuras con rejas, muros con molduras superiores dispuestas en forma
de cortantes retazos de vidrio, amén de los perros policías y los guardias de
seguridad. De tal manera que jinete y paisaje trazan el sentido permanente, tanto de la amenaza como de la estrategia de la evasión, que caracteriza al escenario urbano de nuestras ciudades.
Para Pérgolis, la ciudad debe ser analizada más por literatos que por
urbanistas, tal vez porque éstos, con su creatividad y poder comunicativo, trascienden la linealidad funcional de su espacio. Por eso la pluma
de un escritor como Darío Ruiz Gómez relata la estructura vial moderna
con significado sin igual:
Al tomar la oreja del puente casi derrapó la radiopatrulla, chirriaron las
llantas, espantadas, pero la motocicleta con los dos policías tomó la
curva con absoluta maestría. Cuando subieron por Colombia, la motocicleta prácticamente les había dado alcance. Creyeron oír la ráfaga de
metralleta y descubrieron espantados que no se habían colocado el chaleco antibalas, por eso, al llegar a la 65, saltaron el sardinel antes que el
semáforo se pusiera en rojo y regresaron hacia el centro alcanzando a ver
cómo la motocicleta con los dos policías trataba desesperadamente de
frenar, eludiendo un bus. Y vieron a la radiopatrulla seguir adelante sin
darse cuenta de la rápida maniobra que ellos habían ejecutado para eludirlos.12
12 Ruiz Gómez, Darío, citado por Cruz
Kronfly, Fernando en “Las ciudades literarias”. Revista Universidad del Valle,
Nº 14. Cali, Universidad del Valle, 1996,
p. 21.
A continuación, el punto de fuga empieza a diluirse:
Sin embargo, no podían cantar victoria y en la primera bocacalle se metieron, en la zona verde, cruzaron por el sendero peatonal aprovechando
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
105
la soledad y alcanzaron la orilla de la canalización, buscando la 65 y
cruzándola en contra vía por el puente para adentrarse en un pequeño
laberinto de callejuelas llenas de automóviles, buses en reparación (...).
La policía no se atrevía a entrar allí y ellos podían dejar la motocicleta y
salir camuflados en el viejo Ford de Moncho. Pidieron dos aguardientes
y levantaron alborozados la copa sintiendo por primera vez la delicada
belleza de la noche (...). El croquis de la ciudad permitía para ellos y en
cualquier circunstancia este tipo de salidas...13
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
En efecto, el sistema vial moderno, además de servir de soporte necesario para que la mercancía se realice como tal, es el escenario de la huída,
de la acrobacia delictiva. En Barranquilla, los nuevos jinetes portan en
sus alforjas el 90% de los homicidios, los que realizaron con sus “rostros
invisibles” y luego, tal vez, se perdieron en ciertos puntos de fuga que
dan acceso a La Chinita o a Barlovento. Esto, luego de bordear la Calle
17, a la que habían desembocado por la carrera 38 o la Vía 40, después
de haberse conectado a la carrera 46 viniendo de la calle 93, para perderse en medio de una juventud desescolarizada que espera con avidez en
las esquinas el relato de la huída, antes que se encienda el motor del
“viejo Ford de Moncho”.
EN
CONTRAVÍA CIUDADANA
Podemos afirmar que el ritmo histórico que ha marcado la configuración
de la ciudad, al no diseñar la ambigüedad de la vida sino la especificidad
de la muerte, asfixió el depósito imaginario de sus habitantes y actuó
contra las posibilidades estéticas y culturales que enriquecieran su espacialidad.
En el artículo “La ciudad son los hombres, los hombres son la ciudad”,
Malaver, un autor cuyas ideas seguimos, señala cómo la historia del país
ha sido determinada por la exclusión del “otro diferente”. Estos términos señalan la presencia de una doble crisis: la de la política, como organizadora de la relación civis-ciudadano; y la de la estética, como instancia
promotora de la humanización de la propia civis.
De allí que en la “galería roja” de Malaver, los hombres formados en la
ciudad de la violencia expresan en su imaginario la ausencia de una apuesta por la emancipación cultural. En ellos predomina más bien el vacío de
la razón y la reflexión crítica, esto es, la ausencia de un discurso que les
permita cultivar su imaginación y sus potencialidades como constructores de un proceso civilizatorio.14
Destaca Malaver en el diseño de la “galería” al mendigo, al delirante, al
reciclador y a sus oscuros perseguidores, llámense “Cali Limpia”, “Amor
por Medellín”, o a los que, sin necesidad de nombre alguno, aprovechan
106
13 Ibíd., p. 22.
14 Malaver, José. “La ciudad son los hombres, los hombres son la ciudad”. En:
Pensar la ciudad. Fabio Giraldo y Fernando Viviescas. Bogotá: Tercer Mundo Editores, Cenac y Fedevivienda,
1996, p. 239.
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
las “licencias” de fiestas como el Carnaval de Barranquilla para realizar
su nefasta labor. También relaciona este autor al fanático religioso, defensor del orden establecido, quien en buena parte contribuyó con su
afán redentor a expandir las zonas de violencias partidarias. Y no se
olvida de aquel otro que persigue su reconocimiento a través del consumo extravagante; ni le faltan allí desarraigados, mercenarios y políticos
corruptos.
Pero de toda esta galería vale la pena destacar, por su particular relación con Barranquilla, a aquel individuo que se formó en medio de la
crisis económica internacional que suscitó el llamado “boom” de la
marihuana.
Según Camilo Echandía, en su texto “La amapola en el marco de las
economías de ciclo corto en Colombia”, la represión contra el narcotráfico
llevada a cabo en México durante 1975 abre la posibilidad del cultivo de
la marihuana en Colombia.15 La Costa Atlántica, por sus condiciones
climáticas, y Barranquilla, por ser centro comercializador, dieron asiento a estos nuevos pobladores que impusieron paradigmas sociales de comportamientos humanos: machismo, honor, valentía por medio de las
armas, se tornaron en patrones estimuladores del recurso de la violencia
banal, y, a su lado, el reclutamiento de sicarios, la “profesionalización”
de este oficio e, incluso, de matones independientes sin control organizativo.
Estos patrones de comportamiento banal se escenificaron en intersecciones viales como las de las calles 72 y 84 con carrera 46, donde se hizo
común el temor al llegar al color rojo de la esquina, justo detrás de la
“cuatro puertas”, donde sonaban con frecuencia frases como: “A un
guajiro no se le pita”. Tal amenaza llegó a ser referenciada hasta en
zonas residenciales, ubicadas en el corazón del tejido de la ciudad, con
mansiones que daban la sensación de islas exclusivas por el temor que
infundía la ocupación de sus residentes.
15 Echandía, Camilo. Memorias del V Congreso de Historia de Colombia. Bogotá: ICFES, Universidad del Quindío,
1986, p. 8-9. Citado por Cubides, Fernando, Olaya, Ana Cecilia y Ortiz, Carlos. En: La violencia en el municipio
colombiano 1980-1997. Santafé de
Bogotá: Centro de Estudios Sociales.
Universidad Nacional de Colombia,
julio de 1998, p. 35.
Pero en isla también se convirtió el barrio Los Nogales: entrar allí y
recorrer sus calles era una odisea. El chirriar de las llantas, la «minigran»
en el asiento del carro, la pistola en la guantera o en la cintura de
quien “la paseaba”, el sonido estridente de las notas vallenatas que
exiliaban a «Cosita Linda» y el enchape de mármol junto al bloque de
cemento mezclaban barrocamente un perfil de consumo que exigía un
reconocimiento peculiar entre los altos estratos de la sociedad barranquillera.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
107
LA BARRANQUILLA
UTÓPICA DE
JULIO ENRIQUE BLANCO
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
Pero, para no dejarnos anonadar por la instancia dominante y sedimentada de la exclusión y la violencia, hagamos una ampliación a esta galería, donde no todos los hombres como en la crónica urbana de Rubén
Blades, tenemos “el tumbao que tienen los guapos al caminar”. Porque
la ciudad ha formado hombres que buscan la creación del ciudadano;
esto es, la creación del espacio donde el otro diferente puede llegar a ser
reconocido.
En este imaginario alternativo destaca en Barranquilla la presencia de
Julio Enrique Blanco, precursor de la filosofía moderna del país, quien
buscó un imaginario de ciudad y un ciudadano barranquillero que
enalteciera su dignidad humana, lógica y estética. En dicha búsqueda
construyó una tipología educativa que sintetizó en el Museo del Atlántico: una red compleja y dinámica de diversos niveles educativos desde
donde se organizan los conocimientos comerciales, fisiográficos, industriales, de las Bellas Artes, entre otros, los cuales se sobreponen al desarrollo urbano de la ciudad.
Con esta construcción tipológica, Barranquilla no volvería a ser la misma. Sin perder de vista su categoría de ciudad industrial de primera
línea, Blanco comenzó a construir al lado de ésta una nueva categoría,
que estrenó inmediatamente: la ciudad culta, la del centro intelectual,
como afirma el filósofo Julio Madacchi, en sus reflexiones sobre la obra
de Blanco. Barranquilla dejó de ser así una ciudad ajena a las manifestaciones superiores del espíritu, abriéndose a todos los aportes de la actividad humana. La ciudad adquiría el carácter de metrópoli y entonces
aquello que alguna vez dijera Luis Carlos López, en la Costa “nadie
piensa”, “nadie escribe” y “nadie escucha” se mostró plenamente como
la hipérbole que siempre fue.16
Estaban en el pensamiento del pensador barranquillero las bases de un
tipo de ciudad clásica, pues la educación como foco de ciencia y cultura
se constituía en el “centro generador de efectos medios para lograr efectos de fines”: hacer de Barranquilla un emporio de riquezas y de cultura,
señala el estudio de Madacchi.
Decía Blanco que, hasta ese momento, Barranquilla había sido llamada
con razón ciudad fenicia, pues solamente había sido un emporio de comercio. “Pero ahora”, continúa afirmando, “Barranquilla está en transición, hablando simbólicamente, tiende a realizar en sí un tipo clásico, o
griego de ciudad... Está en vía de hacerse con criterios modernos dentro
de los ideales antiguos que evolucionan y adoptan a cada tiempo y circunstancia, de un humanismo de base puramente antropológico, hacia
un neo-humanismo, por ejemplo, de centro comercial e industrial, a un
emergente foco de cultura...”17
16 Madacchi, Julio. “Universidad y ciudad
en el pensamiento de Julio Enrique Blanco”. Conferencia presentada en el
Conversatorio de la Ciudad. Barranqilla:
Universidad del Atlántico, 1999.
17 Ibíd.
108
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
Se dibuja, así, un nuevo imaginario de ciudad, que de meramente productora de bienes pasaría a ser una ciudad cuya fuerza motriz sería la
cultura, donde el hombre barranquillero pudiera realizarse a plenitud
como ciudadano o como ser humano, apunta Madacchi.
En la obra de Julio Enrique Blanco, la ciudad, concebida como el ámbito donde el ser humano determina todas sus potencialidades, tiene como
telón la imagen que ofreciera originariamente Aristóteles, quien concebía primero “al hombre como un ser en esencia, viviente urbano” que, a
diferencia del animal y del mero hombre techne, no se reduce a un organismo de producción, sino que trasciende esta instancia para convertirse
en ciudadano. Definición aristotélica que encierra también, como se
puede notar, una concepción del hombre: “El hombre se construye en la
ciudad”. La ciudad determina sus posibilidades de ser como tal. “Fuera
de la ciudad –dice Aristóteles– el hombre podría ser un animal o un
dios, pero no un hombre”.18
Esta concepción del hombre como ciudadano, insiste Madacchi, le permite a Julio E. Blanco observar las particularidades del paisaje natural
de su costa –el río, el mar, la sierra–, no sólo como recreación estética de
los sentidos puestos para su mera contemplación; por el contrario, es
una estética que reta al hombre de la ciudad hacia la realización de
obras de elevada finalidad en beneficio del progreso y de la cultura.
Volvía el filósofo la mirada hacia Aristóteles para afirmar que la ciudad
no debe dejar de ver sus contornos:
El hombre no deja (ni puede dejar) el comercio con la naturaleza mediante los sentidos y los instintos (que en esencia lo ennoblece); ni la
ciudad de estar incrustada en la misma naturaleza, que es el suelo en que
reposa (...) la naturaleza como campo y paisaje (ríos, bosques, mar, etc.)
se le hace presencia al hombre: unas veces como agro y fuente de energía
química o hidráulica, pero también, como horizonte abierto a la contemplación.
El reto estaba planteado: Barranquilla debería organizar todo su potencial industrial tejido con una apuesta cultural y un sentido estético sobre
sus propias circunstancias ambientales. La ciudad debería convertirse en
una nueva Alejandría, epicentro de la vida moral y cultural del Caribe
Colombiano.
18 Citado por Madacchi, Julio. Op. Cit.,
p. 15.
Según Madacchi, Blanco consideraba que sin una férrea condición ciudadana, política si se quiere, en el mejor sentido, el desarrollo de la
ciudad sería imposible. Entonces fustiga, nos sigue diciendo el autor, las
mentes de algunos de nuestros dirigentes, para que se den cuenta de las
enormes condiciones que ofrece una ciudad situada allende al río y al
mar, elementos naturales por donde siempre se han desarrollado las grandes civilizaciones.
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
109
El reto estaba planteado: Barranquilla debería ser la “Nueva Alejandría”,
una Alejandría del Caribe, no sólo emporio del desarrollo material, sino
epicentro de la vida espiritual, moral, intelectual y cultural.
LUIS E. SÁNCHEZ BONETT
La fuerza de su espíritu se hacía sentir en las siguientes palabras:
Atiende bien a cuanto voy a decirte y escríbelo claramente para los tiempos que han de venir.
No temas repetir lo que voy a decirte por la crudeza cáustica de la verdad
y justeza de lo que anuncia.
Será ciertamente para que se admiren los andinos por lo que es posible en
tu marina ciudad natal y no lo es en las montañosas ciudades de ellos.
Porque el mar es la apertura de todas las vías de la historia, civilización y
cultura de la humanidad, y la montaña es la cerradura, atajo y rechazo de
esas vías.
Y, entonces, con voz fuerte y tolerante invita Blanco a su despegue definitivo:
Toma ahora un plano de la desordenadamente edificada y dispuesta
ciudad, y trata con tu mente de poner orden y armónica disposición en
ella.19
Con un pensamiento orientado en el fomento de nuestra ciudad a la
industria turística, Blanco de la Rosa nos dio una lección de planeamiento
urbano para que su imaginario resplandezca en la modernidad. Es así
como traza sus diseños viales:
Desde Barranquilla a Bocas de Ceniza, desde (aquí) a Sabanilla, desde
Sabanilla a Salgar, desde Salgar a Puerto Colombia, desde Puerto Colombia a Cerro Hermoso, a Puerto Caimán –internándose ya en lo terrestre por colinas de ascenso–, a Tubará, para de allí descender a Barranca,
pasar por Polonuevo, Malambo, el puerto aéreo y Soledad, a fin de terminar en el mismo punto de partida: Barranquilla.
El filósofo toma el lápiz y en su imaginario también organiza el actual
Paseo Bolívar: enderezando la simetría de sus contornos lo ve prolongarse hasta la banda occidental sobre el río Magdalena, frente al mar
que se muestra casi inmediato a la barda oriental del mismo río. Recta
plena de construcciones modernas en la que la estética de la naturaleza
está presente.
Creo que no puede haber mejor conclusión para este texto, captado
entre los límites excluyentes de las interacciones sociales dominantes
en la ciudad, que la lección de férrea voluntad ciudadana de Julio E.
Blanco porque se requiere sustituir, con urgencia, los nexos violentos
de sujeción de la ciudad actual por los de la libertad. Momento en que
gobernantes, técnicos, artistas y ciudadanos interpreten las nuevas tendencias de la sociedad hacia ese proceso civilizatorio del reconocimiento
110
19 Madachi, Julio. Op. Cit., p. 18.
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BARRANQUILLA: UN ESPACIO
PARA LA SOSPECHA
del “otro”: tomen el lápiz y el plano y, con los colores de la tolerancia,
la justicia social y el respeto por la vida, la tracen con “orden y armónica
disposición”.
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Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
111
CAPÍTULO VI
CRISIS
URBANA Y CONFLICTOS POLÍTICOS
A MEDIADOS DE LOS AÑOS OCHENTA
EN
BARRANQUILLA
CRISIS URBANA Y CONFLICTOS
POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
VI
OCHENTA EN BARRANQUILLA
CRISIS
URBANA Y CONFLICTOS POLÍTICOS
A MEDIADOS DE LOS AÑOS OCHENTA
EN
BARRANQUILLA
JORGE VILLALÓN*
The world is a stage, we are only actors
William Shakespeare
Este breve trabajo tiene como objetivo hacer una contribución al tema de
la evolución urbana de la ciudad de Barranquilla en las últimas décadas.
Se trata de una reflexión histórica sobre los mas importantes acontecimientos ocurridos en la segunda mitad del siglo XX que han incidido en
la configuración de la ciudad más importante de la región del Caribe Colombiano. De manera especial, se pretende analizar con mas detalle la
década de los años ochenta y la coyuntura electoral de la primera elección
popular de alcaldes que tuvo lugar el 13 de marzo de 1988, en la cual se
muestran las propuestas y las visiones de la ciudad que tenían los diferentes grupos políticos, gremios económicos y personalidades independientes
que se expresaban a través de los medios de comunicación locales, en
consideración de que estos grupos son los que toman las decisiones que
benefician o perjudican a la ciudad, y que al fin y al cabo son las que van
determinando el pulso y la evolución urbana de Barranquilla. El tema
central de las discusiones a mediados de las décadas de los ochenta era la
crisis urbana que padecía la ciudad en ese momento, la cual se manifestaba de manera dramática en el deterioro de los servicios públicos que afectaba a todos los sectores sociales de la ciudad. Se pretende, además, ubicar
los procesos ocurridos en Barranquilla en el gran escenario de la política
mundial, en el cual estaban ocurriendo una serie de acontecimientos que
terminarían por transformar el panorama intelectual y político internacional. El comportamiento de los diferentes grupos durante la etapa preelectoral se analiza a través de la reconstrucción de los principales eventos
políticos ocurridos entre septiembre de 1987, cuando surgen las primeras
candidaturas, y el mes de marzo de 1988, cuando tuvo lugar la elección.
Finalmente, se pretende hacer una reflexión histórica sobre el significado
que tuvo esta elección en la evolución general de la ciudad al final del
siglo XX.
* Magíster en Historia Contemporánea.
Universidad de Tubinga, Alemania Federal, docente de la Universidad del
Norte. Barranquilla.
La labor del historiador se entiende, en este estudio, como la de un
verdadero artesano que trata de organizar un conjunto de hechos relati-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
115
vamente recientes, asumiendo el papel de un mero observador de una
realidad pasada, que al tratar de reconstruirla, puede contribuir al debate,
siempre actual y necesario, sobre el lugar y las posibilidades que tiene una
ciudad del tercer mundo en el panorama de la sociedad mundial.
JORGE VILLALÓN
Para comprender la situación de la ciudad de Barranquilla en los años
ochenta, se hace necesario hacer un breve recuento de algunos procesos
que condujeron a la urbe a la agudización de su crisis económica y urbana, que se constituyó en el motivo principal de las preocupaciones y
controversias políticas desde hace casi ya veinte años.
ALGO
DE HISTORIA
La ciudad de Barranquilla surgió como un sitio importante en la historia
de Colombia a fines del siglo XIX, cuando por circunstancias ajenas a sus
habitantes, se transformó en el paso obligado de casi todo el comercio
internacional de Colombia. En primer lugar la producción de café del interior del país que se enviaban a Europa y Estados Unidos y las correspondientes importaciones provenientes de los países industriales que compraban
el grano.1 La conexión ferroviaria Barranquilla-Sabanilla, inaugurada en
1871, y el aumento del transporte fluvial por el Río Magdalena, fueron las
circunstancias favorables que los comerciantes y empresarios de Barranquilla supieron aprovechar muy bien logrando convertir el pequeño caserío en
una de las ciudades más dinámicas del país. En este proceso jugaron un
papel muy importante los grupos de extranjeros que se radicaron en la
ciudad atraídos por la dinámica comercial y el ambiente cosmopolita. Este
auge comercial fue también la base sobre la cual se desarrolló una industrialización incipiente que luego, en los años 30 alcanzó su máximo esplendor. En una mezcla de pujanza empresarial y de una cierta ingenuidad, la
dirigencia de la ciudad decidió construir un puerto a orillas del río. Construyendo para este fin las obras civiles de Bocas de Cenizas las cuales hicieron posible la entrada de los barcos por la desembocadura del Río Magdalena
a través de un canal navegable hasta un terminal marítimo inaugurado en
diciembre de 1936 en medio del regocijo popular. Esta decisión, que interpretaba el sentir de la clase dirigente de ese momento, tuvo como consecuencia el abandono del llamado Ferrocarril de Bolívar y del muelle de
Puerto Colombia, vía a través de la cual se habían llegado a exportarse
millones de sacos de café, y por donde entraron a Colombia las mercancías
y las ideas del mundo industrializado. La expresión cultural que tuvo esta
conexión de Barranquilla con el mundo fue la vida intelectual y artística en
la segunda y tercera década del siglo XX, que llegó a tener una revista
literaria de un apreciable valor en el contexto de las ciudades latinoamericanas de ese entonces y que sirvió de expresión a los literatos intelectuales
locales, y en algunos casos, también a figuras y temas del mundo cultural de
Europa y el continente americano.
116
1 Este período es el que más se ha estudiado en la historiografía sobre Barranquilla y está suficientemente documentado
en varios trabajos, entre estos destaco
solo los más importantes: Baena, Fernando, y Vergara, José Ramón. Barranquilla, su pasado y su presente. Barranquilla.
1922; Nichols, Theodore. Tres puertos
de Colombia. Estudio sobre el desarrollo de Cartagena, Santa Marta y Barranquilla. Biblioteca del Banco Popular.
Bogotá. 1973; Posada Carbo, Eduardo.
Una invitación a la historia de Barranquilla. Bogotá. 1987; Zambrano, Milton.
El desarrollo del empresariado en Barranquilla. 1880-1945. Barranquilla,
Universidad del Atlántico, 1998.
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CRISIS URBANA Y CONFLICTOS
POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
En la década de los años treinta, cuando Europa y Estados Unidos se
preparaban para una posible guerra, algunos países de América Latina
iniciaron procesos de industrialización para sustituir las importaciones
que provenían de los países en conflicto. En este contexto, la ciudad
experimentó un desarrollo industrial, comercial y urbano que aprovechó
casi todos los adelantos que la civilización podía ofrecer en ese momento. No es necesario repetir aquí sobre las bondades de la ciudad en esa
época con sus servicios públicos eficientes con el barrio El Prado, ya que
la generación posterior a este auge a convertido esta época casi en una
leyenda en la pluma y en los relatos de notables cronistas.
Esta combinación de factores favorables a la evolución de la ciudad en la
primera mitad del siglo XX, comenzó a desbaratarse a partir de la década de los años cuarenta con el desvío del comercio internacional hacia el
puerto de Buenaventura, el decaimiento del trasporte fluvial por el Río
Magdalena y, finalmente, con el decrecer del impulso industrial y empresarial que persiste hasta nuestros días.2 A pesar de todo lo anterior,
la ciudad tuvo todavía un momento de prosperidad en la década de los
años cincuenta, en la cual nuevamente determinadas circunstancias externas hicieron posible que la ciudad experimentara por última vez la
sensación de que Barranquilla era una de las mejores ciudades de Colombia. Cuando en el resto de Colombia comenzaba la violencia después
de la muerte de Gaitán en 1948, en Barranquilla no hubo violencia, el
puerto revivió con la recuperación comercial mundial de la posguerra, el
país disponía de divisas para las importaciones, los servicios públicos alcanzaban una alta cobertura para sus 250 mil habitantes, la orquesta
filarmónica de Pedro Biava tocaba hasta en las plazas públicas, la Universidad del Atlántico seguía creciendo con una Facultad de Arquitectura considerada como de las mejores del país, radioemisoras, cines, un
museo, etc. y una vida cultural y un ambiente literario que cobijó hasta
un premio Nóbel de Literatura.3
A fines de los años cincuenta, las circunstancias que hicieron posible
esta prosperidad comercial y cultural, a pesar de que la industria decaía
desde mediados de los cuarenta, se derrumbaron casi de un día para
otro. Las exportaciones de café disminuyeron drásticamente, el Frente
Nacional adoptó políticas proteccionistas y las importaciones bajaron
por el agotamiento de divisas.
2 Meisel, Adolfo. “¿Por qué se disipó el
dinamismo industrial de Barranquilla?”
En: Lecturas de Economía N° 23.
Medellín: Universidad de Antioquia,
1987.
3 Villalón, Jorge. “Barranquilla en el tiempo de la prosperidad de milagro. (19471957)”. Revista Huellas N° 40, Abril de
1994. Uninorte. Barranquilla. 1994.
LOS
AÑOS SESENTA: EL COMIENZO DE LA CRISIS URBANA
Después de la prosperidad de milagro de los años cincuenta, la ciudad
inicia los años sesenta con una crisis doble, a la decadencia industrial se
le suma ahora la disminución de la vida comercial por la parálisis del
puerto, y finalmente, todo se agravada por la inmigración masiva de
campesinos provenientes de las regiones más pobres del Litoral Atlánti-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
117
co. La ciudad no estaba en condiciones de enfrentar la llegada de miles
de familias de campesinos, quienes pasan a engrosar las filas de desempleados. Todo esto condujo al surgimiento de los primeros tugurios, que
con sus secuelas de caos urbano y deficiencia de los servicios públicos, se
convierte en un serio problema para la dirigencia de la ciudad. Este
cuadro de los años sesenta se mantiene y se va agravando en los años
posteriores, y casi sin mayores cambios se prolonga hasta mediados de
los años ochenta.4
Durante la década de los años sesenta, la respuesta de los grupos dirigentes de la ciudad, ya sea desde la administración pública como del
sector de los empresarios privados, fue insuficiente ante los inmensos
retos que tuvieron que enfrentar. La ciudad duplicó su población en
poco mas de una década, el proceso industrializador de principios de
siglo había perdido su dinamismo, el puerto había dejado de exportar
café en 1965, la administración municipal y departamental no tenían ni
la organización ni el conocimiento necesario para enfrentar la crisis. Todo
esto condujo a unos cambios en el ámbito político que se pueden caracterizar como un proceso de ampliación de la representación política en
los organismos de representación popular, como el Consejo Municipal y
la Asamblea Departamental, a los cuales comenzaron a llegar grupos
políticos nuevos y que representaban a sectores urbanos de clases medias
bajas, que hasta ese momento no habían tenido una clara representación en la dirección política de la ciudad. La mayoría de estos grupos se
cobijaron en un amplio espectro que le ofreció el liberalismo colombiano. Durante los años sesenta fueron aumentando su representación política de manera creciente, al mismo tiempo que se articulaban a la política
nacional erigiendo a representantes a la Cámara y al Senado.5 Todo este
proceso de ascenso social y de conquista de posiciones puntuales en la
Administración Pública no creó grandes conflictos políticos en medio de
una crisis que se prolongaba sin tener fin. Durante esos años surgió una
manera muy sui generis de hacer política que posteriormente se ha denominado como “clientelismo”, que consiste en que los candidatos a las
corporaciones públicas organizan a sus clientelas políticas en torno a
posibles favores que puede hacerle el candidato a sus votantes cuando
sea elegido, favores que generalmente estaban relacionados con la inversión pública y que podía favorecer a determinado barrio de la ciudad.
Se produce así una extraña coincidencia de intereses entre una masa de
campesinos recientemente urbanizada y ávida de obtener un terruño para
vivir y un grupo de políticos, también recién llegados a la política, que
necesitaban de los votos para acceder a los cargos públicos. Estas prácticas políticas, y sobre todo electorales, fueron adoptadas por casi la mayoría de los grupos políticos de la ciudad, en parte de manera obligada,
debido al aumento de los caudales electorales movilizados, que los hubieran hechos desaparecer del escenario político.6
Los industriales y comerciantes de la ciudad no ejercieron durante estos
años la influencia que podían haber tenido, y prefirieron, considerados
118
JORGE VILLALÓN
4 Villalón, Jorge. “Barranquilla durante el
Frente Nacional: La crisis de los años
Sesenta”. En: Ensayos de Economía.
Vol. 3. N° 1. Barranquilla: Universidad
del Atlántico, 1992. Zubiría, Blas. “Poder político en Barranquilla durante el
Frente Nacional. 1958-1974”. Tesis de
Maestría. Universidad Nacional de Colombia. 1997. (Inédito)
5 Varela, Ricardo. Comportamiento electoral en el Departamento del Atlántico
(1972-1990). Tesis de Maestría, Universidad Javeriana. 1991. p. 51, cuadro 4-2.
6 Algunos registros sobre estas prácticas
en: Bernal, Pedro. La prestación de los
servicios de acueducto y alcantarillado
en la ciudad de Barranquilla. Bogotá:
Cinep, 1991. p. 86 ss.
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CRISIS URBANA Y CONFLICTOS
POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
como grupo, retirarse a la vida privada o a tratar de enfrentar de manera
individual los problemas de sus empresas.7
Mientras tanto la ciudad continuaba sobreviviendo sin esperanzas de
que vendría un cambio que volviera a dinamizar su decadente economía.
En este panorama tan sombrío habría que mencionar la llamada “bonanza marimbera”, que atrajo a la ciudad a nuevos inmigrantes y sus
capitales, los cuales como era de esperarse no produjeron ningún cambio positivo en la economía de la ciudad, salvo en algunos hábitos de
consumo y en ciertas conductas culturales y en el auge de la música
vallenata.
En la década de los setenta, y ante la crisis generalizada, se comenzó a
pensar la ciudad como una Utopía al revés, que según la pluma del agudo columnista del Diario del Caribe Francisco Alvarez Iguarán, la idea
del progreso que había surgido cien años atrás como una visión futurista,
ahora se invierte y comienza a verse el paraíso en el pasado glorioso de
principios de siglo, ante la apabullante frustración del presente.8 Comienza así a articularse un discurso en pretérito muy conocido por las
últimas generaciones, que nos habla de que la ciudad fue pionera en
aviación en navegación a vapor, en telefonía, en la radio y la prensa, etc.
Esta visión de la utopía al revés aun perdura y se puede leer a menudo
en la prensa local y en los discursos de los políticos.
La situación del puerto continuaba, con altibajos, en la misma situación
que se encontraba en los años sesenta. Los periódicos locales repetían
una y otra vez casi los mismos titulares que la gente ya se sabía de memoria, sobre el dragado del canal del acceso, sobre las partidas que deberían llegar, de las posibles inversiones o los discursos optimistas de
dirigentes nacionales que pasaban por la ciudad. Las frías cifras estadísticas mostraban la verdadera situación en que se encontraba el Terminal
Marítimo y Fluvial de carácter público, el más afectado por las deficiencias del puerto, ya que los muelles privados lograban mantenerse con
base a su volumen de exportaciones.
LA
AGUDIZACIÓN DE LA CRISIS URBANA
EN LOS AÑOS OCHENTA
7 Véase: Currie, Lauchlin. Plan socioeconómico del Atlántico. Bogotá, Imprenta Nacional. 1965. Capítulo VI. El
punto de vista de los industriales.
8 Álvarez, Francisco. “Ciudad al revés”.
Diario del Caribe. Barranquilla, 1996.
Ante la decadencia de la industria, siempre se estaba a la espera de un
renacimiento comercial y a un aumento de la carga movilizada por el
puerto. Las expectativas no se cumplieron, entre 1980 y 1988, la carga
movilizada por el terminal público de Barranquilla tuvo una tendencia a
la baja, pasando de 683.479 a 454.833 toneladas. En los muelles privados, en cambio se observa un incremento, pasando de 823.161 a 1.130.401
toneladas movilizadas. Santa Marta y Cartagena se ubican por encima
de Barranquilla y Buenaventura mantiene un volumen de casi tres millo-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
119
nes de toneladas anuales.9 La secuela de la crisis industrial se reflejó en
los altos índices de desempleo que se registraron durante la década.
Entre 1979 y 1985 se experimentó un deterioro de la situación del empleo, que pasó de una tasa de 5.8% en el 79, a un 17,55 en 1985, para
luego mejorar un poco en los años posteriores.10 En marzo de 1989, el
Dane realizó una Encuesta Nacional de Hogares, con la cual se trató de
hacer una aproximación a la estructura del empleo en Barranquilla, cuyos resultados son muy ilustrativos en relación a las discusiones sobre el
futuro de la ciudad. Los sectores empresariales se encontraban interesados en fomentar el sector industrial de la economía, al cual consideraban como motor de todos los demás, de manera que sus propuestas para
el desarrollo urbano deberían favorecer la inversión en este sector. La
historiografía y los informes económicos que aparecieron en esta década, reflejan el interés de los grupos empresariales por este problema, por
ejemplo, la publicación en agosto de 1987 de un artículo que llevaba por
título una pregunta: ¿Por qué se disipó el dinamismo industrial de Barranquilla? A este estudio se le sumaron varios otros que intentaban
esclarecer este problema que era de plena actualidad. Pero ¿Qué dijeron
las estadísticas del Dane? Los resultados demostraron que la gran mayoría de la gente que trabajaba en la ciudad lo hacían en sectores diferentes al industrial. El 33% lo hacía en la rama de servicios personales, el
30.5% en comercio, restaurantes y hoteles, el 6.4% en transporte y comunicaciones, el 5.8% en establecimientos financieros, y en la rama de
la industria sólo el 15.7%. A pesar de la claridad de las cifras, que indicaban que la economía de la ciudad se movía alrededor del comercio y
los servicios, el discurso industrialista continuó, y continuó hasta el día
de hoy casi sin modificaciones.
Respecto a servicios públicos, la gravedad de la situación era percibida
por los habitantes en su cotidianidad, y ha sido corroborada por la información estadística. En efecto, el cubrimiento en materia de acueducto
en 1988 alcanzaba apenas a un 55.7% en promedio, lo significaba que la
mitad de la población no tenía acceso directo al agua potable y estaba
obligada a someterse a la especulación de los famosos carros –tanques
de triste recordación para los barrios más pobres de la ciudad por los
excesivos precios que debían pagar las familias de bajos recursos, además de los peligro de contaminación de las latas que se utilizaban.11 A
esto hay que agregarle el hecho de que más de la mitad del volumen de
agua que suministraba las Empresas Públicas Municipales no era contabilizada por fallas en las redes de distribución y en la facturación.12
En cuanto al servicio de alcantarillado, la cobertura llegaba a un 48.9%,
según un informe de las Empresas Públicas Municipales para el período
1985– 1986. Sin lugar a dudas que toda esta situación creaba un ambiente de malestar y un desencanto de la población con las dirigencias de la
ciudad.
120
JORGE VILLALÓN
9 Atencio, Ramón y Arteta, Eulalia. “Perfil
socioeconómico de Barranquilla”. Documentos Ceres N° 7. Universidad del
Norte, Barranquilla, abril de 1990. p. 47.
10 Atencio, Ramón, y Ramos, José. “El
desempleo en Barranquilla. Período
1974-1989”. Monografías Ceres N° 3.
Uninorte, Barranquilla, 1990. p. 35.
11 Sobre este tema véase: Bernal, Pedro. La
crisis de los servicios de acueducto y alcantarillado en Barranquilla. Bogotá:
Cinep, 1991. p. 50 ss.
12 Atencio, Ramón. y Arteta, Eulalia. Perfil socio-económico de Barranquilla.
Serie Documentos N° 7. Barranquilla:
Centro regional de estudios económicos
y sociales Ceres, 1990. p. 43 ss.
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CRISIS URBANA Y CONFLICTOS
LA
POLÍTICA
POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
Hasta principios de los años ochenta, en términos generales, la ciudad
fue siempre dirigida, desde la Gobernación Departamental y la Alcaldía,
por grupos y personas que pertenecían a las familias tradicionales. A
pesar de la crisis económica y urbana que venía de los años sesenta, los
gobernadores continuaron siendo los descendientes de las familias que
hicieron posible el auge de la primera mitad del siglo, y los gobernadores
a su vez, elegían a los alcaldes, quienes de una u otra manera, o eran o se
sentían pertenecientes a los círculos dominantes de la ciudad. El único
escenario posible para políticos nuevos era la Asamblea Departamental
y el Concejo Municipal, en donde efectivamente tuvieron mucho éxito.
Desde 1966 en adelante, fueron aumentando paulatinamente la cantidad de votos y de escaños que los llevó a conseguir posiciones hasta en el
senado de la república. El conflicto se mantuvo latente desde mediados
de los años sesenta por más de una década, pero a mediados de los
ochenta, al calor de la grave crisis urbana, el conflicto se hizo visible
hasta culminar en la confrontación electoral de 1988, cuando se produjo
la primera elección popular para escoger al alcalde de la ciudad.
El primer hecho político importante de la década se produjo en 1984,
cuando uno de los mas destacados líderes de los nuevos grupos, José
Name Terán, fue elegido como presidente del Senado de la República
en razón de su alta votación en las elecciones parlamentarias de él y sus
aliados, quienes invocando la unidad de la bancada costeña lograron
alcanzar tan importante dignidad para uno de su grupo. Una semana
después, José Name obtiene el visto bueno del ministro de gobierno,
Jaime Castro, para que el destacado hombre de negocios Fuad Char
Abdala reemplazara en la Gobernación del Atlántico al conservador Abel
Francisco Carbonell. El nuevo gobernador, nacido en Lorica en 1937,
conocido por la ciudadanía como dirigente del club deportivo de la ciudad, rompe con la tradición al convertirse en el primer gobernador que
no pertenecía a las familias tradicionales de la ciudad. Con este hecho,
que tiene también un carácter simbólico, culminaba un proceso de casi
20 años, durante el cual grupos sociales diferentes a los tradicionales
intentaron compartir la dirección política de la ciudad. En una entrevista concedida al periodista Alex Riquett, Char Abdala prometió gobernar con “sentido común” y con “milimetría”, que era lo que en esos años
se consideraba como habitual.13
13 Diario del Caribe del 31 de julio de 1987.
Los gobernadores posteriores, y hasta finales de la década de los ochenta, fueron nombrados por los sectores liderados por el mismo sector político, con las naturales fricciones entre los diferentes grupos que
conformaban este frente. En 1987, fue nombrado Gerardo Certain, y a
fines del mismo año, el empresario vinculado al sector de bienes
inmuebles, Edgardo Sales. Los alcaldes se nombraron, como era de esperarse, con base a unas alianzas bastante frágiles que se rompían de un
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
121
momento a otro y que reflejaban la tensión que existía entre los diferentes grupos políticos.
JORGE VILLALÓN
La dirigencia tradicional de la ciudad se concentró alrededor de la Cámara de Comercio, en donde bajo el liderazgo de su director Arturo
Sarabia, se gestaron una serie de actividades que tenían como objetivo la
recuperación económica de la ciudad y, por supuesto, recuperar un rol
protagónico en la esfera de la política. Alrededor de Arturo Sarabia se
congregó un grupo de jóvenes intelectuales interesados en contribuir a
la solución de los problemas que sufría la ciudad en esos años, la cual
fue nuevamente pensada al nivel que se estaba haciendo en otros lugares del mundo y se hicieron propuestas concretas a la administración
municipal con estudios realizados por profesionales de sólida formación. En el campo de la historia se intentó recuperar la memoria de la
época de auge de principios de siglo con un énfasis en el papel de los
empresarios en la sociedad, un impulso que contribuyó al surgimiento
de una nueva generación de historiadores profesionales que se interesaron por conocer el pasado de la urbe.14 El Boletín Informativo se convirtió en la tribuna de expresión de estos jóvenes que provenían de diferentes
disciplinas, como los abogados Gustavo Bell, Eduardo Posada, Jaime
Abello, el economista Adolfo Meisel, entre otros. La recuperación del
antiguo edificio de la aduana, de la estación Montoya, el llamado castillo de Salgar y el apoyo a las investigaciones históricas sobre la época de
auge entre 1870 y 1950, reflejan de manera simbólicas el deseo de los
empresarios e intelectuales cercanos a ellos, de recuperar las riendas de
la ciudad agobiada por tantos problemas.
Estos dos frentes anteriormente señalados, el de los empresarios y el de
los nuevos grupos, no se reflejaron en el ámbito de la política. La misma
crisis de la ciudad había de alguna manera impedido un alineamiento de
los grupos políticos con base a los intereses económicos, políticos, sociales y culturales que representaban. Los nuevos grupos emergentes, cobijados en el Partido Liberal, controlaban de manera eficiente el caudal
de las masas electorales, pero carecían de una visión de la ciudad en
términos económicos y urbanísticos. En algún momento llegaron incluso
a controlar los destinos de la universidad pública, que pudo haber servido como fuente de nuevas ideas frente a los desafíos del momento, pero
finalmente subutilizaron sus capacidades, entre ellas su Facultad de Arquitectura, que hasta los años setenta era todavía considerada como una
de las mejores de Colombia y que a pesar de la crisis de la institución, su
cuerpo docente estaba sin duda alguna en condiciones de formular una
visión de la ciudad desde los intereses de lo público, que hubiera sido
muy oportuna y enriquecedora en ese momento.
Las actividades que se hacían en la Cámara de Comercio se orientaron
en parte en el movimiento político del Nuevo Liberalismo en torno a
Luis Carlos Galán, pero nunca lograron acceder a los votos necesarios
para llegar a conducir la ciudad. Las buenas ideas que generaron se han
122
14 Sobre el auge de los estudios históricos
en Barranquilla a partir de 1987 véase:
Villalón, Jorge. “Barranquilla y sus historiadores”. En: Villalón, Jorge. (Comp.)
Historia de Barranquilla. Ediciones
Uninorte, 2000.
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POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
venido realizando de maneras diversas, pero no como resultado del éxito
político de esta agrupación, sino que por vías diferentes, como por ejemplo, la gobernación de Gustavo Bell entre 1992-94, quien llegó a este
puesto apoyado por una amplia coalición política que incluyó al Movimiento 19 de Abril.
LOS
CAMBIOS EN EL MUNDO EN LOS AÑOS OCHENTA
Es interesante incorporar ahora a la argumentación lo que estaba ocurriendo en el ambiente intelectual y político del mundo en los años ochenta. En Europa y en el mundo occidental en general se observa un cierto
desencanto con muchos sueños y esperanzas que hasta ese momento
todavía constituían verdades casi sagradas. Este desencanto afectaba,
sobre todo a aquellos movimientos filosóficos y políticos que se inspiraban en la Modernidad y en la Ilustración, afectó tanto a liberales como a
socialistas. La discusión filosófica dominante giró en torno al futuro de
la sociedad moderna, cuyos fundamentos se habían establecido desde el
siglo XVI como un gran proyecto para la sociedad humana, el cual tenía
como eje central al ser humano como sujeto pensante y reflexivo, quien
con el pensamiento matemático podría ser capaz de conocer y dominar
la naturaleza a través de la ciencia y la tecnología, y además, sería capaz
de organizar una sociedad civil perfecta que garantizara la libertad individual. La sociedad industrial en su versión europea y norteamericana
lograron establecer regímenes republicanos y democráticos que llegaron
a considerarse casi como el fin de la historia, siempre fue criticada desde
diversos frentes, pero en la década de los ochenta esta crítica pasó a
convertirse en una discusión mucha mas amplia y más profunda que comprometía los fundamentos de la sociedad moderna, y que tenía ahora
como escenario un mundo bastante cambiado.
15 Lyotard, J.F. La condition postmoderne. París, 1979.
16 Habermas, Jürgen. Der philosopische
Diskurs der Moderne. Zwölf Vorlesungen. Frankfurt A. M. Suhrkamp, 1985.
El filósofo francés Francois Lyotard publicó en 1979 su planteamiento
posmoderno, cuestionando la validez del proyecto de la modernidad.15
La defensa la asumió principalmente el alemán Jürgen Habermas, quien
en 1980 respondió a Lyotard afirmando la vigencia del proyecto de la
modernidad, argumentando que en ningún momento estaría obsoleto,
sino que más bien se trataba de un proyecto inconcluso que había que
llevar hasta su plena realización.16 El caos ecológico ya visible para los
habitantes del planeta y la violencia observada en muchos lugares, ponía
en duda la capacidad de la pretendida racionalidad de la Ilustración y la
capacidad del hombre, como sujeto, de controlar la situación. La época
comienza a impregnarse de estética, se proclama la pluralidad, la heterogeneidad, la diversidad y la importancia de lo local por encima de los
grandes proyectos históricos nacionales. El llamado “Estado Benefactor”, que había surgido a fines del siglo XIX por iniciativa de socialistas
y liberales para evitar las secuelas sociales que generaba la industrializa-
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
123
ción, comienza a desmontarse poco a poco por los mismos que lo crearon. La escuela económica austríaca, concentrada en Londres, había
comenzado ya durante la segunda guerra mundial a plantear la necesidad de desmontar el “estado de bienestar”, porque se estaba convirtiendo en un enemigo de la economía de mercado y por ende de la libertad
individual. Esta convicción de la dirigencia política del mundo
industrializado va a tener también repercusiones en América Latina. En
Colombia estas ideas son recogidas por la tendencia llamada neoliberal,
que involucra a sectores liberales como también conservadores. De alguna manera, Colombia hace eco de estas tendencias al fomentar la autonomía y la libertad de los municipios en su búsqueda de un lugar en el
mundo.
JORGE VILLALÓN
Uno tras otro, diversos acontecimientos van desdibujando los sueños, las
utopías, los “relatos” dirían los posmodernos, de toda una generación.
La Unión Soviética, para muchos todavía un modelo a copiar, invade a
Afganistán en 1979. En abril de 1980, miles de cubanos intentan salir de
Cuba, baluarte del socialismo, y buscan asilo en la embajada del Perú.
En Polonia, en un hecho insólito, los sindicatos obreros luchan contra el
poder soviético. Los Estados Unidos eligen de presidente en 1981, a un
actor de cine, Ronald Reagan y en Rusia fallece Leonid Breznew dando
paso a una serie de gobernantes ancianos que ocuparían sucesivamente
el cargo hasta que finalmente Gorbachov declara por finalizada la experiencia del socialismo en Rusia. Para los latinoamericanos, la pérdida de
Las Islas Malvinas en Argentina en la guerra contra Inglaterra, era el
aviso que para los Estados Unidos era más importante su madre patria
que sus hermanos de la OEA. Para el movimiento ecologista mundial, la
tragedia de la central atómica en Schernobyl, en la Unión Soviética el 26
de abril de 1986, se constituye en un hito dramático en la conciencia del
hombre en su preocupación por conservar al medio ambiente amenazado por la misma ciencia en su afán de dominar la naturaleza. El hombre
moderno se manifiesta incapaz de controlar la naturaleza, como era su
intención, como tampoco de garantizar la vigencia de derechos humanos fundamentales. Izquierdistas y derechistas veían como los fundamentos de la civilización moderna comenzaban a cuestionarse y los nuevos
acontecimientos ponían cada vez más en duda su vigencia.
ARTISTAS
E INTELECTUALES
Barranquilla ha sido, desde sus remotos orígenes como un sitio de libres
en la época colonial, una ciudad abierta y sensible a las ideas y a los
acontecimientos mundiales. En el momento de la Independencia apoyó
decididamente los ideales patriotas y vio con buenos ojos la apertura de
posibilidades comerciales que esta le ofrecía. Luego, a fines del siglo
XIX fue la ciudad mas dinámica y renovadora de Colombia convirtiéndose en una ciudad cosmopolita que alguien llegó a calificar de fenicia o
alejandrina.
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POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
Es interesante observar, como en la década de los ochenta, son sus artistas e intelectuales quienes captan las nuevas tendencias mundiales que
luego plasman en sus obras de arte. Ellos muestran una visión de la realidad distinta a la de los políticos de ese momento, ofreciendo a través de
sus creaciones verdaderas propuestas renovadoras para la ciudad. Señalo
a continuación una selección arbitraria y superficial de algunas de estas
manifestaciones que se dieron durante la década de los ochenta.
En medio de las mutuas actitudes excluyentes de los grupos políticos
entre sí, la pintora Rosario Heins, sensible a las voces del mundo, se
dedica a dibujar al grupo más segregado de la ciudad en ese momento, la
negras palenqueras, quienes por las tardes venden “alegría” por las calles de la ciudad, sugiriendo quizás, que de lo que se trataba era de
incluir y no de excluir al otro, de regresar al mito de origen de Barranquilla, cuando en el siglo XVII fue el refugio de mulatos, pardos mestizos y libertos, quienes encontraron aquí un lugar para compartir.
A pesar de la ya prolongada crisis industrial y comercial, en 1982 habría
sus puertas el Teatro Municipal, gracias al esfuerzo de un grupo de ciudadanos visionarios. Bajo la dirección del multifacético Alfredo Gómez,
en poco tiempo se convirtió en el escenario natural de todas las inquietudes artísticas e intelectuales locales mas la programación de invitados
nacionales y extranjeros del Banco de la República. Por otra parte, Alberto Assa, legendario educador nacido en Estambul y educado en París
y en Hamburgo, continuaba con su regular presentación de un artista
nacional o internacional en el marco de la institución El Concierto del
Mes, creada por el mismo a principios de los años sesenta. En esta década surge también otra cosa nueva para sus habitantes, la televisión regional, que sirvió para promover y dar a conocer a través de la pantalla
multicolor los acontecimientos culturales de la urbe. Frente al debilitamiento académico y administrativo de la universidad pública, se fortalecían las instituciones de educación privadas como la Universidad del
Norte y Autónoma del Caribe que ofrecían en sus programaciones radiales aspectos culturales o académicos. Revistas culturales de gran calidad, aunque de circulación restringida, como Huellas y Olas, son un
importante registro de las actividades de artistas e intelectuales de Barranquilla y la región. Un evento muy significativo, que por supuesto
pasó desapercibido en medio de la contienda electoral, fue la reapertura
del antiguo teatro de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico con
un concierto de profesores y alumnos el 30 de octubre de 1987.
17 El escritor ya ha sido caracterizado como
“postmoderno” por Pamela Flores en
Revista Huellas N° 49 y 50.
En el campo literario, el escritor Ramón Illán Bacca, desde una actitud
totalmente desprevenida, busca en sus novelas y cuentos romper el cascarón que separaba a Macondo del resto del mundo, imaginándose personajes y situaciones ficticias que se movían entre diferentes sitios del
planeta,17 anunciaba con su ficción literaria la globalización de las comunicaciones y de los mercados de final de siglo. Años mas tarde, cuando
los economistas neoliberales propusieron que la economía se abriera al
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
125
mundo exterior, hacía ya mas de una década que había ocurrido en la
literatura. Los personajes de sus novelas, provenientes de las ciudades
de la Costa Caribe, son en general figuras frustradas o fracasadas, pero
siempre con una dosis de fino humor que les ayudaba a encontrarle un
sabor a la vida, a pesar que el relato del progreso infinito que les había
ofrecido la modernidad ya no se llevaría a cabo, de pronto en otras partes del planeta, pero no en Barranquilla o en Santa Marta.
JORGE VILLALÓN
Se puede afirmar con cierta certeza, que los artistas e intelectuales estaban ofreciéndole a la ciudad las actualidades del mundo y las nuevas
visiones de la realidad, y al parecer fueron ellos quienes mejor pudieron
captar lo que estaba ocurriendo.
LA
ELECCIÓN POPULAR DE ALCALDES
A mediados de 1987, la elección popular de alcaldes anunciada para el
13 de marzo de 1988, fue el escenario ideal para las controversias sobre
la crisis urbana que se venían dando de manera creciente desde mediados de la década. En el contexto nacional, el caso de Barranquilla tuvo
unas características muy especiales, tanto en el período de formación de
las candidaturas y durante las campañas, como también en el apretado
final. Los resultados que se demoraron varios meses en entregarse a la
opinión pública dieron como ganador a uno de los candidatos, quien
gobernó hasta que el otro lograra a través de un proceso judicial reemplazarlo en el cargo en los últimos meses del período.
Veamos a continuación más de cerca la coyuntura de marzo de 1988,
para observar como se comportaron los diferentes grupos políticos frente al problema urbano, y en algunos casos sus visiones y propuestas, para
superar la agobiante crisis.
En el mes de junio del año 1987, el historiador Eduardo Posada Carbó,
director del Diario del Caribe, inicia la publicación de una serie de editoriales titulados La Ruta de una ciudad, en donde hacía una reflexión
sobre el pasado, presente y futuro de la ciudad de Barranquilla. Comienza reconociendo la situación de frustración cuando escribe que
“Complacida en ese pasado glorioso que tal vez fue suyo, pero derrotada frente a los retos de la historia, su frustración la ha vuelto escéptica
frente al futuro”. Se refiere a la situación de los “pésimos servicios públicos”, a las denuncias de corrupción “de quienes se hacen llamar servidores del Estado”, es decir, todo lo que los habitantes de la ciudad
percibían a diario, ya sea personalmente o a través de los medios de
comunicación. Después del diagnóstico, que todos sin excepción compartían, intenta dar una explicación a la crisis a través de argumentos
históricos. En el ambiente se hablaba de que la clase dirigente de Barranquilla era la “culpable de todos los males ciudadanos”, sin que na126
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POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
die aclarara a que personas, grupos o partidos políticos se trataba. El
editorialista Posada descarta la tesis de la responsabilidad de la llamada
clase dirigente, argumentando de que en la historia de la ciudad siempre
hubo caciques y clientelismos, zambras en el Concejo, etc., y que del
mismo modo los empresarios tampoco fueron más responsables en épocas anteriores. La explicación había que buscarla entonces en otra parte.
Luego intenta una interpretación de tipo sociológica al tratar de explicar la crisis observando los cambios ocurridos en el campo de lo social,
con su correspondiente reflejo en el ámbito de la política. En el párrafo
siguiente puede leerse muy bien su diagnóstico cuando afirma que: “...somos una ciudad con una estructura social y política mas democrática que
la de hace cincuenta años. Y la democracia tiene su costo. Lo estamos
pagando. Han entrado a jugar en la política unos factores antes inexistentes, o que aparecían de manera mas sutil, como el poder corruptor
del dinero (...) muchos barranquilleros no se sienten representados en
una clase política que se comporta como usurpadora del Estado, ajena a
los intereses de la comunidad, este grupo social que se ha adueñado del
destino social”. Es importante destacar que él reconoce que la dirigencia
política de Barranquilla ya no es la misma, sino que ahora se le han
incorporado grupos nuevos, o diferentes, los cuales serían los verdaderos responsables del deterioro de la situación de la ciudad. La solución
que propone es consecuente con su diagnóstico cuando termina diciendo que “...nos hace falta la firme voluntad política de seguir adelante,
de apropiarnos de un futuro que ya es nuestro, alejar para siempre a los
usurpadores del Estado que están usurpando también nuestros derechos”. En el momento en que el historiador Posada escribía estos editoriales, el escenario en donde se iría a dirimir este conflicto ya estaba allí
y era la elección popular del alcalde de la ciudad programada para el 13
de marzo de 1988.
En los meses siguientes los grupos políticos tuvieron que definir sus posiciones alrededor de las candidaturas que surgieron en el segundo semestre de 1987. En la arena política tendría que decidirse el futuro de la
ciudad, razón por la cual se hace necesario mirar un poco en detalle lo
ocurrido entre junio de 1987 y marzo de 1988.
Las propuestas del historiador Posada encontraron acogida en varios sectores de la ciudad, como por ejemplo en el presidente de Cofinorte, quien
propone “un Frente Unido para rescatar la ciudad”, debido que “...unos
pocos se han apoderado del patrimonio de la ciudad para manejarlo mal y
para beneficio exclusivo de ellos mismos...” agregando que además “estamos padeciendo de una gran apatía, abulia y conformismo”.18
18 Diario del Caribe del 12 de junio de
1987.
19 Diario del Caribe del 13 de junio de
1987.
Del mismo modo, el director de la Cámara de Comercio, apoya la propuesta de un Frente Unido con una frase “No más diagnósticos, acción”.19 Días mas tarde el llamado Comité Intergremial, que agrupaba a
los líderes empresariales privados, mas algunos concejales, adhirieron
también a la propuesta inicial de crear un Frente Común para salvar a
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
127
Barranquilla. Esta iniciativa encontró un buen motivo para la acción
cuando de pronto se vislumbró la posibilidad de que el puerto de Barranquilla volviera nuevamente a exportar café a través de algunos eventuales acuerdos con los exportadores, gracias a las diligencias que
adelantaba el ministro de desarrollo de ese momento, el ex gobernador
Fuad Char Abdala. Martín Vásquez Lébolo, un destacado dirigente del
Comité Intergremial, fue uno de los primeros en plantear políticas “neoliberales” cuando propuso, por ejemplo, una “Libertad de banderas y
liquidar Colpuertos”, anticipándose así a lo que años más tarde sería
una realidad en la apertura económica a fines de la década.
JORGE VILLALÓN
Las preocupaciones de los sectores empresariales eran confirmadas por
las estadísticas oficiales que en ese momento se daban a conocer. Según
un informe de la Cámara de Comercio referida al año anterior de 1986,
se comprueba una recesión económica, hay un incremento de la tasa de
desempleo, una baja en la actividad del puerto, etc. Para los directivos
de Camacol, el año 1986 habría sido el peor de su historia.20 El Dane
también entregaba estadísticas poco alentadoras. El 43,7% de las familias de Barranquilla pertenecen a los estratos bajo y bajo-alto.
Los grupos políticos de la ciudad no obedecían al esquema bipartidista
liberal-conservador, sino que actuaban de manera independiente, sobre
todo cuando se trataba de elecciones al Congreso y ahora para la Alcaldía con mayor razón aun se sentían libres para apoyar a uno u otro candidato. En las elecciones presidenciales la tendencia tenía, sin embargo,
una tendencia a la baja, ya que en 1974 la participación electoral para
presidente fue del 54%, descendió a un 15% en 1978, en el 82 de 35%,
en el 86 de 34%, hasta descender nuevamente en 1990 a un 24%. La
participación para elecciones de corporaciones siempre han sido superiores que para las presidenciales. Para nuestro tema de estudio es interesante destacar que para la elección de marzo de 1988 se observa un
aumento en la participación electoral.21
A mediados de 1987 los grupos políticos eran los siguientes, con sus
correspondientes líderes u orientadores:
Sector conservador
Mario Varón Olarte
Abel F. Carbonell
Roberto Gerlein
Gabriel Acosta Bendek
Sector liberal
Pedro Martín Leyes (Mayorías Liberales)
José Name (Movimiento de Integración Social Liberal, MISOL)
Juan J. Slebi (Frente de Unidad Liberal, FUL)
Jaime Vargas Suárez (Nueva Alianza Liberal)
128
20 Diario del Caribe del 12 de junio de 1987
21 Varela, Ricardo. Comportamiento electoral en el Departamento del Atlántico. Bogotá: Universidad Javeriana,
1991. p. 42 ss.
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OCHENTA EN BARRANQUILLA
Arturo Sarabia Better (Nuevo Liberalismo)
El gobernador Gerardo Certain, era cercano al grupo Misol, en una alianza política que incluía a todos los grupos liberales con la excepción del
Nuevo Liberalismo. La alcaldía estaba a cargo de la dama Miriam Llinás
de Ovalle, cercana al grupo liberal de Mayorías Liberales. Se podría suponer que las candidaturas tendrían que haber reflejado de alguna manera los intereses de los grupos sociales que existían en la ciudad, pero
no fue así. Las propuestas de los gremios encontraron eco en el sector
liberal del Nuevo Liberalismo, y en un sector de los conservadores. De
manera muy aguda, el senador conservador Abel Francisco Carbonell,
en una carta dirigida a los gremios, les propone que ellos mismos deberían presentar un candidato a la alcaldía porque, según él, los gremios
“pierden autoridad para quejarse por la suerte de la ciudad y aun para
censurar lo que hacen los demás”.22
Entre los grupos liberales que apoyaban la gobernación de Gerardo
Certain, quien había asumido en marzo de 1987, se produjeron en ese
segundo semestre varios conflictos, llamados políticos, pero que no eran
mas que diferencias en torno a la repartición de secretarías y otros cargos públicos. Quien más se sentía en desventaja era el grupo del senador
Juan J. Slebi, quien reclamaba un mejor trato en la asignación de los
puestos. El grupo Name se mostraba como el más poderoso dentro de
esa coalición, que llega a obtener el nombramiento de un hombre de su
confianza en la rectoría de la Universidad del Atlántico.
En el mes de septiembre de 1987, el grupo Name responde a las propuestas del sector de los gremios con declaraciones en donde ubica su
movimiento político como defensor de intereses populares. Según él, y a
propósito de las candidaturas a la alcaldía, “Que no sean solo cinco o
seis familias privilegiadas las que puedan reunirse para escoger a su antojo al alcalde, tal como lo hacían 25 años atrás, cuando nombraban
alcalde a dedo”, rechazando con esto la idea de que su movimiento
formaría parte de “esos pocos que se han apoderado del patrimonio de
la ciudad”, o que los calificaban de ser “usurpadores del Estado”. Cuando hace estas declaraciones a la prensa anuncia al mismo tiempo la candidatura oficial de su movimiento para la alcaldía en la persona de Gustavo
Certain, hijo del gobernador en ejercicio. Esta candidatura, según sus
propias palabras, era “de las clases necesitadas, de las clases populares y
de la clase empresarial”.23 Para ratificar su vocación popular, aceptó el
apoyo del movimiento Unión Patriótica y el lema de su candidatura fue
“El despertar de un pueblo”.
22 Diario del Caribe del 8 de octubre de
1987.
23 Documentos Ceres N° 4. “Elección popular de alcaldes”. Barranquilla:
Uninorte, 1988.
El mes de octubre estuvo bastante movido para la política. Las dos alianzas más poderosas logran escoger sus candidatos, por un lado ya estaba
la del Grupo Name que apoyaba a Certain, y la otra, también de los
liberales Pedro Martín Leyes y Juan J. Slebi, mas el grupo conservador
de Roberto Gerlein acordaron el 10 octubre apoyar la candidatura del
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
129
ingeniero Jaime Pumarejo, hijo del importante político barranquillero.
Había sido concejal entre 1970 y 1976.
JORGE VILLALÓN
Como uno de los problemas más urgentes era la crisis urbana, que se
manifestaba en la mala prestación de los servicios públicos, la opinión
pública recibió con cierto interés el borrador final de la misión japonesa
que era un estudio de factibilidad de la renovación urbana del distrito
central de Barranquilla, después de haber trabajado desde el mes de
julio de 1983.
El grupo conservador orientado por Abel F. Carbonell, apoyó la candidatura de Gerardo Certain, lo que no fue bien recibido por los otros
grupos conservadores, a quienes manifestó que retiraría su apoyo al grupo Name, siempre y cuando se presentara una candidatura de unidad
conservadora, cosa que finalmente no ocurrió.
La escogencia de los candidatos se hizo en reuniones de los más importantes dirigentes, lo que ocasionó la rebeldía de los miembros del Concejo Municipal, quienes protestaron por no haber sido consultados y
anunciaron su apoyo al concejal Iván Romero Mendoza, que con el transcurso de las semanas se fue quedando solo, ya que los concejales se
fueron sumando a las candidaturas más opcionadas.
Además del anuncio de las dos más importantes candidaturas, hubo dos
hechos políticos que hicieron noticia. Uno de ellos fue el asesinato de
Jaime Pardo Leal, candidato a la presidencia por la Unión Patriótica, que
produjo varias protestas de estudiantes de la Universidad del Atlántico en
los días posteriores. El otro hecho fue el nombramiento del abogado y
corredor de propiedades de 34 años Edgardo Sales como Gobernador
del Departamento, en un intento de apaciguar los ánimos dentro del
sector del liberalismo local. Hubo diversas reacciones a este nombramiento.
Pedro Martín Leyes manifestó que “sería garantía”, Juan Slebi estuvo
complaciente y Name manifestó que era excelente y se mostró satisfecho. Edgardo Sales expresó lo que la tradición ordenaba, es decir, basar
su administración en un reparto equitativo entre los grupos que lo apoyaban. Se declaró independiente diciendo “Yo milité hasta hace una
hora en el grupo político del Senador Name”, para luego afirmar que
“... y logrando un equilibrio burocrático entre ellos podemos alcanzar
muchos éxitos...”. Como se puede observar, las preocupaciones y las declaraciones no eran los problemas urbanos urgentes, como tampoco lo
fueron los grandes temas en torno a la ciudad como un todo.
El sector empresarial, mientras tanto, se reunía en torno a un acontecimiento académico. En la Cámara de Comercio, con la asistencia de un
selecto grupo de invitados se lanzaba el libro “Una invitación a la historia de Barranquilla” de Eduardo Posada Carbó, evento en el cual Arturo
Sarabia reafirma su convicción de la necesidad de que los empresarios
entren a determinar los destinos de la ciudad. En su discurso dijo que el
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POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
libro “...se enmarca convenientemente dentro de la finalidad y bases del
concurso, para desarrollar una historia económica en la cual el papel
protagónico corresponde al empresario”.24
El mes de noviembre, un grupo de dirigentes conservadores que se negaron a apoyar las candidaturas liberales, hizo pública el 19 de diciembre
una carta de apoyo a la candidatura de Francisco Posada de la Peña,
político experimentado y de extensa trayectoria en el sector privado. El
lema de su campaña fue “Por el rescate de la ciudad”. Lo apoyaron
Carlos Rodado, Próspero Carbonell y el Movimiento Tercera Fuerza
Conservadora de Gabriel Acosta Bendek.25 En el lanzamiento oficial de
su candidatura estuvo presente el jefe máximo de la colectividad el expresidente Misael Pastrana.
En el mes de diciembre se anunció el nombramiento de un nuevo alcalde: Daniel Moreno Villalba, cercano al movimiento de Mayorías Liberales. El grupo del Nuevo Liberalismo dio a conocer su apoyo a Jaime
Pumarejo, lo que produjo la salida de una fracción liderada por Antonio Vallejo, que se decidió por Gustavo Certain.
En el mes de enero, los candidatos continuaron su actividad proselitista
haciendo las promesas de siempre, las cuales tenían en común la visión
de una ciudad industrial, con puertos y con servicios públicos. Una de
esas promesas llegó al extremo de decir que convertiría a la ciudad en
polo importante de desarrollo, no solo de Colombia, sino de América
Latina.
Mientras tanto, la política local continuaba dentro de los marcos tradicionales ya conocidos. El grupo Name pide para su grupo la alcaldía de
Baranoa, Jaime Vargas exige la de Luruaco, Juan Slebi logra el nombramiento de la Secretaría de Educación para un militante de sus filas y de
paso exige la rectoría de la Universidad del Atlántico. La prensa publica
a menudo las polémicas por las inversiones que se están haciendo para
erradicar la pobreza, con sospechas de corrupción. Francisco Posada de
la Peña pide investigación sobre la contratación de la draga Cosmos para
el canal navegable de Bocas de Ceniza, ya que según su opinión, el estado habría comprado con sobreprecio.
A fines de enero ocurren dos hechos inéditos en la política local. Por
primera vez los candidatos aparecen en la pantalla de Telecaribe, y la
Universidad del Atlántico, por iniciativa de su vicerrector académico José
Gabriel Coley, organiza para cada candidato una sesión pública en el
teatro de Bellas Artes.
24 Diario del Caribe del 25 de octubre de
1987.
25 Documentos Ceres N° 4. “Elección popular de alcaldes”. Barranquilla: Universidad del Norte, 1988.
A principios de marzo todos los grupos políticos ya habían decidido a
que candidato apoyar y se veía de la siguiente manera. La coalición NameCarbonell, apoyaba a Gustavo Certain, a la que se le sumaron Jaime
Vargas, Moisés Tarud, Ricardo Rosales, Jorge Gerlein, Hernán Berdugo,
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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y la Unión Patriótica. La coalición Martín Leyes-Gerlein, que postulaba
a Jaime Pumarejo, contó con el apoyo de Juan J. Slebi, Emilio Lébolo,
Eduardo Crissien y el movimiento político MOIR. El Partido Social Conservador, con su candidato Francisco Posada, tuvo el apoyo de un sector
minoritario del conservatismo en las figuras de Carlos Rodado y Gabriel
Acosta Bendek.
JORGE VILLALÓN
La campaña misma, que tenía como telón de fondo a la crisis de los
servicios públicos y la vida urbana en general, no produjo discursos que
ofrecieran soluciones a mediano y largo plazo para la ciudad. El enfrentamiento derivó hacia descalificaciones morales y personales y los
insultos procaces.26 Los candidatos fueron presentados como los “salvadores de la ciudad”, resaltando de ellos sus rasgos profesionales y no los
políticos, debido a que se hablaba de una manera ambigua que la
dirigencia política era la responsable de los problemas de la ciudad, sin
decir quienes pertenecían a ella.
El Heraldo en su editorial del sábado 12 de marzo llama a votar por
Pumarejo, para “salvar a Barranquilla” y “sacudirse el yugo de la prolongada y opresora decadencia urbana”. Pedro Martín Leyes responde a
José Name a través de El Herlado señalando que “Si pierde Certain pierde Name y se acaban los Name y si gana Certain, ganan los Name y se
acaba Barranquilla”.
En el día de las elecciones ninguna de las dos candidaturas mas opcionadas se sentía segura de ganar y hubo algún grado de tensión por la incertidumbre de los resultados. Al día siguiente, el 14 de marzo, la prensa
entregó datos no confirmados en donde Pumarejo aparecía como ganador por un estrecho margen de votos. Los escrutinios y demandas se
volvieron interminables y se hicieron 204 impugnaciones, hasta que finalmente se dio por ganador a Jaime Pumarejo con 125.756 votos por
encima de Certain con 125.604 votos. Francisco Posada obtuvo 17.918
votos, para un total de 275.805 votos válidos.
Para el Concejo Municipal, se destacó la fuerte votación de los candidatos del grupo Name, que se expresó en los primeros elegidos quienes
alcanzaron una alta votación. Roberto Lafaurie con 6.200 y Moisés Tarud
con 6.037 pertenecientes al Misol, luego Edgardo Borelly con 4.223 de
Mayorías Liberales y el cuarto puesto para otro del Misol: Miguel Bolívar con 4.139 votos.
En la Asamblea Departamental también se observó una clara ventaja del
Misol. La primera votación fue para David Name con 53.887 del Misol,
luego David Torrente de Mayorías Liberales con 22.908 votos, Donaldo
Morales del FUL con 22.108 y Julio Salgado también del Misol con 21.979
votos.
26 Documentos Ceres N° 4. “Elección popular de alcaldes”. Barranquilla:
Uninorte, 1988.
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CRISIS URBANA Y CONFLICTOS
REFLEXIONES
FINALES
POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
Los conflictos políticos que surgieron a mediados de los ochenta en torno a los problemas que enfrentaba la ciudad no se resolvieron en esta
década (borrar puntuación) y los grupos continuaron disputándose la
dirección política de la urbe. La próxima elección para la alcaldía de
1990-1992 la ganó el candidato del grupo Name en cabeza del abogado
Miguel Bolívar Acuña. La Gobernación del Atlántico la obtuvo Arturo
Sarabia en 1990 por la decisión atrevida del nuevo presidente Cesar
Gaviria, quien desconoció las mayorías electorales departamentales de
ese momento. Ninguno de los dos frentes de la elección de marzo de
1988 pudo imponerse sobre el otro y el conflicto se postergó. Dos acontecimientos van a marcar el final de esta confrontación. En primer lugar
la Asamblea Nacional Constituyente, que obligó a casi todos a replantear sus alianzas y sus discursos ante el cambio que produciría el nuevo
orden legal. El Movimiento 19 de Abril se incorpora de lleno a la vida
política con cargo ministerial y llega a ejercer influencia en el acontecer
político de Barranquilla, pero lo que más incidió en el surgimiento de
un nuevo escenario de la política en Barranquilla fue la figura del sacerdote salesiano Bernardo Hoyos, quien con el apoyo de una coalición
pluripartidista, por el M-19 y por los grupo sociales más empobrecidos de
la ciudad, asume la Alcaldía del Distrito. A la cabeza del recién creado
Movimiento Ciudadano, Bernardo Hoyos domina la política de la ciudad durante toda una década, en la cual la ciudad logra solucionar en
gran parte el problema de sus servicios públicos, en un ambiente de privatizaciones, en el cual el sacerdote jugó un papel importante que contó
con el apoyo financiero del gobierno central de Bogotá. Bernardo Hoyos, fiel a sus principios de la Teología de la Liberación que hablaba de
la “opción preferencial por los pobres”, solo tuvo esa preocupación, solucionar las necesidades más urgentes de los mas empobrecidos de la
ciudad, que en ese momento era el agua y el alcantarillado. La vocación
de la ciudad, su evolución económica, el fomento de una economía urbana que permita un mínimo empleo a la mayoría de sus habitantes, el
tema del puerto, el medio ambiente, el ordenamiento y la planeación
urbana, fueron temas más bien secundarios durante su administración.
El mismo y sus seguidores respecto a estos temas, se limitaron a reproducir los mismos gastados discursos sobre un supuesto deseo general de
progreso infinito de la urbe... La gran discusión sobre el futuro y el papel que le corresponde a Barranquilla en un mundo global, que no se
resolvió en los ochenta y que se postergó durante la década de Bernardo
Hoyos, es un tema que aún está a la espera de que sea enfrentado por
los grupos políticos, por los gremios, los sindicatos, etc. y por los académicos, intelectuales y artistas que en la última década tienden a ganar
más espacios en donde dar a conocer sus trabajos.
Los grupos políticos de la década de los ochenta ya no son los mismos.
El sector del Nuevo Liberalismo tuvo un momento interesante en la
Barranquilla: lecturas urbanas ______________________________________________________________________________________
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elección del gobernador Gustavo Bell, quien orientó algunas de sus políticas con base a los planteamientos de este movimiento al cual era cercano, como también a la Cámara del Comercio y el Comité Intergremial.
La casi desaparición del Nuevo Liberalismo de la escena política pudo
haberse producido por el comportamiento del sector industrial de la
ciudad durante la década de los años noventa, en donde las cifras estadísticas demuestran que la tan esperada apertura económica no favoreció a este sector, lo que obliga a reflexionar nuevamente sobre el mismo
problema que se había comenzado a discutir en los años ochenta, es
decir, el tema de la vocación de la ciudad, de sus fortalezas, de su tradición histórica, y especialmente el rol que le cabría al sector industrial en
el desarrollo económico de la urbe.
JORGE VILLALÓN
El sector político Liberal alrededor del Misol, se enfrentó al fuerte desafío del Movimiento Ciudadano, que comenzó a disputarle su electorado
en los barrios populares con discursos similares, como también en el reclutamiento de los dirigentes que provienen de los mismos estratos sociales. Se han producido algunos cambios y han surgido nuevas caras,
pero en general, este frente ha logrado mantener un caudal electoral y
una presencia política importante en la ciudad, que se ha autocalificado
como una fuerza necesaria en el contexto político local. Algunos grupos
desaparecieron como el full de Juan J. Slebi; el sector de Mayorías Liberales se ha delimitado. Los grupos conservadores han tenido cambios
parecidos a los liberales, en el sentido que han aparecido figuras nuevas
y continúan siendo un factor importante del poder político.
El Movimiento Ciudadano, después de una década de intensas experiencias en el ejercicio del poder, está a la espera de mostrar su capacidad de convocatoria en las próximas elecciones para la Alcaldía del
Distrito. Como todos los grupos políticos de la ciudad, también están
frente al desafío del nuevo milenio, que ya no es el mismo de mediados
de los ochenta, ni tampoco de los noventa. Los discursos se perciben
obsoletos, en el sentido de que ya no responden a las necesidades reales
de este conglomerado humano de más de dos millones de habitantes
buscando un lugar decoroso en el país y en el mundo. La evolución de la
vida urbana en general, y el éxito de las dirigencias políticas, se decidirá
en el plano de las ideas que se muevan, las cuales ya no pueden ser las de
los ochenta. Ya no se trata de reemplazar a una clase dirigente, ni tampoco de excluir a los grupos nuevos, ni de ampliar la cobertura de los
servicios públicos básicos para los mas empobrecidos, y sobre todo, ya no
caben en la nueva realidad aquellas visiones demasiado optimistas heredadas del proyecto de la modernidad, como el paraíso terrenal de la
sociedad industrial, o como las utopías liberales o socialistas de igualdad
de oportunidades. En las actuales discusiones sobre el presente y futuro
de Barranquilla, es posible que los académicos, intelectuales y artistas
también tengan algo que decir respecto a nuestro lugar en la aldea global, sobre todo el tema del ordenamiento urbano adecuado que debe
tener la ciudad en la realidad del mundo actual.
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CRISIS URBANA Y CONFLICTOS
POLÍTICOS A MEDIADOS DE LOS AÑOS
OCHENTA EN BARRANQUILLA
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