anales de psicología © Copyright 1997: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia Murcia (España). ISSN: 0212-9728 1997, vol . 13, nº 2, 139-142 Recuerdos de mis conversaciones con Hans Eysenck (*) José Luis Pinillos Universidad Complutense de Madrid Resumen: En este trabajo, dedicado a la memoria de su maestro Hans Jürgen Eysenck, José Luis Pinillos rememora algunas de las conversaciones que mantuvo con él en numerosas ocasiones, desde 1951 hasta 1991. En ellas, Eysenck hablaba a menudo de sus trabajos, cuando todavía se hallaban en periodo de gestación, o de los problemas con que tropezaba a la hora de verificar sus hipótesis, o de exponerlas, como acontenió el día en que leyó su ponencia sobre la ineficacia terapéutica del psicoanálisis. En otras ocasiones, el diálogo derivaba hacia temas más generales, como la naturaleza de la conciencia y su valor adaptativo, un problema que le preocupaba bastante, o se entremezclaba con anécdotas de su vida y de sus relaciones con otros psicólogos de la época, como Burt o Skinner. Estos relatos tienen el interés de que en ellos se desvelan aspectos íntimos del carácter de Eysenck, quemerece la pena recordar justamente por lo mucho que difiere de la imagen pública que se tiene de él. Palabras clave: Eysenck; biografía, historia de la psicología Title: Memories of my talkings with Eysenck Abstract: In this paper, that the author dedicated to his master, Pinillos reminds some of the conversations kept with H.J. Eysenck from 1951 until 1991. In those conversations, Eysenck often talked about his work, his ideas in progress, and the problems that he found when he was trying to verify or explain his hypothesis. In other occasions, the dialogue derived toward more general topics, as the nature of consciousness and its adaptative value, a problem that Eysenck was worried about, or it was mixed with anecdotes from Eysenck's life and his relationships with psychologists as Burt or Skinner. The interest of these stories comes from uncovering private aspects of the Eysenck's character, that deserves to make it known because they differ from the public image that he had. Key words: Eysenck; Biography; History of Psychology En el recuerdo de mi maestro, quisiera destacar los siguientes puntos: A mi llegada al Maudsley, Eysenck me remite a lecturas sobre el método científico. Un libro general excelente, Northrop: La lógica de las humanidades y de la ciencia. Y sobre todo el Hull de Mathematico-Deductive Theory of Rote Learning: A Study in Scientific Methodology (1940). Con estos libros se produce mi “conversión”, descubro el método hipotético-deductivo, esto es, el de la física de Newton, “moderna”. Luego me enteré que lo esencial de ese método lo había expuesto Kant en un par de páginas de la Crítica de la razón pura (“Teoría transcedental del método. Método apagógico”, modus ponens y modus tollens). Hull influyó decisivamente sobre Eysenck en lo relativo al método de la ciencia positiva, y en la interpretación de la extroversión, con el concepto de reactive inhibition. Del concepto hulliano de ciencia tomó 1. El ambiente del Departamento: Se destaca una lucha contra el Psicoanálisis de Freud por su falta de rigor científico y porque carece de eficacia terapéutica. Existe también una tensión con Monthy Shapiro (clínico experimentalista) y con un núcleo marxhista de Neil O’Connor y Jack Tizzard (trabajos empíricos con retarded children). Unos y otros coinciden enque no aceptan el análisis factorial y desconfían de las teorías generales, de las que Hans es devoto. (*) Dirección para correspondencia: Jose Luis Pinillos. Apartamentos Princesa, C./ Princesa, 27. Madrid (España). - 139 - 140 J.L. Pinillos la idea de que una ciencia debe ser capaz de dar los fenómenos de su campo privativo como deducidos de unos principios o sistema de postulados. En otras palabras, comprobar empíricamente hasta qué punto las deduccciones teóricas de un sistema se corresponden con los hechos de su campo (en este caso, el de la personalidad). Y esto es lo que explica, y no la vanidad o el deseo de estar en todo, el interés de Eysenck en poner a prueba o contrastar su sistema para ver si de él se podían deducir todos los fenómenos psicológicos que pretendían explicar otros sistemas. 2. En el Departamento, alguien intenta repetir el análisis de Dimensions of personality, introduciendo variables fisiológicas y conductuales: PGR, espirometría, ataxia estática, etc. Es un fracaso. Un día que está hablando no sé quien me cuenta su preocupación por la dificultad de replicar los experimentos (a Spence no le sale lo que él en un experimento repetido hasta el mínimo detalle). No conoce aún el “efecto experimental” y toda la incidencia que pueden tener los sets. 3. 1954 o 55, no recuerdo exactamente cuándo, le invito a Madrid. Me cuenta su Dynamics of histeria. Para explicarla ha recurrido al concepto hulliano de reactive inhibition. Vamos a Segovia de excursión, pero cuando le estoy mostrando el Alcázar, lo mira un instante y me dice, es muy bonito, pero añade: but coming back to reactive inhibition, y me explica su teoría. Los extravertidos tienen más reactive inhibition que los introvertidos, etc. Por eso necesitan descansar más a menudo, cambiar de situación, son más sociables que los introvertidos, etc. El introvertido, en cambio, no se fatiga, habitúa bien, no le molesta el trabajo anales de psicología, 1997, 13(2) rutinario, antes bien le complace: por ello es poco sociable. Aquel día, terminamos hablando de ciencia y religión, de la necesidad de creer. Me dice que él no la tiene. Pero que puesto a hacer una hipótesis sobre el más allá, la suya no sería Dios, sino el diablo. 4. Me encarga un trabajo sobre el rotor de prosecución y la inhibición reactiva en extrovertidos e introvertidos, en un grupo de neuróticos, otro de estables, y la relacióncon la inteligencia. Se publica en Psychologische Beiträge, y él lo recoge luego, no recuerdo ya dónde. 5. En 1956, hago una encuesta inspirada en sus Actitudes sociales primarias (though minded dimension y tender minded dimension). Era la época de la Personalidad Autoritaria y se arma. Me reclaman de la Universidad de Londres, no me dan el pasaporte y al cabo de unos meses me voy a su casa. Michael es un niño. Le llevo algún juguete, juego con él. De allí, me voy a la casa de Frank Ayres, fundador del partido comunista inglés, y empieza un culebrón que es para contarlo aparte. 6. La crítica de Hans al psicoanálisis tiene su punto álgido cuando presenta en un Congreso de la British Psychological Society, su trabajo “The effects of psychotherapy”, publicado en 1960. Se armó un escándalo y se generó una polémica que ha durado años y en el fondo, aún colea. 7. En una visita a Londres, le cuento a Eysenck que he hecho un cuestionario de personalidad, el C.E.P., donde junto a los factores de neuroticismo e introversión aparece un factor de paranoidismo. Saca de la mesa otro cuestionario, donde él ha aña- Recuerdos de mis conversaciones con Hans Eysenck dido un factor de psicoticismo. Luego hablamos del individuo, de enfermedades y de enfermos. Me apoyo en Dilthey, pero me dice que eso de la unicidad carece de interés científico, porque aunque también cada zapato es diferente, único, a pesar de ello hay clases de zapatos, se pueden establecer factorialmente dimensiones de variación de los zapatos. 8. En un Curso de Verano de Santander (vino varias veces) ya había publicado Las bases biológicas de la personalidad. Estaba ya en la fase de establecer el soporte biológico de sus tres dimensiones de personalidad, y de unir las investigaciones rusas con otras occidentales. 9. Era partidario del nativismo. Quizá las teorías hereditarias alemanas de fines del XIX y principios del XX, le habían influido en su afirmación de que la inteligencia estaba determinada genéticamente en un 80%. (Trabajos con gemelos univitelinos, monozygóticos y dizygóticos...) Éste le costó caro (incidente de la London School of Economics). 10. Un día, también en Santander, tuvimos una larga conversación sobre la conciencia. Le dije que gracias a que la conciencia era un epifenómeno, ajeno al curso de las causas, el hombre no estaba determinado del todo por los estímulos. Al llegar a la conciencia, el estímulo se salía de su vía refleja, causal, y ascendía a la conciencia como representación ajena al curso de las causas. Merced a ello, el hombre podía contemplar la situación sin ser determinado causalmente por ella, esto es, sin esfuerzo y sin peligro; gracias a esta su evasión del carril causal E-R, realidad virtual (a una situación representada) sin esfuerzo ni peligro, insisto, para elegir luego la 141 to, para elegir luego la respuesta más conveniente. En otras palabras, el carácter epifenoménico de la conducta era una ventaja adaptativa y no una fantasmagoría inútil. Me dijo que la explicación le parecía convincente, siempre que la conciencia apareciera como una variable mental hipotética, sometida a verificación empírica. Es decir, si la conciencia es como asegura la hipótesis, entonces en ciertas condiciones específicas la conciencia deberá comportarse de la forma prevista por la teoría. 11. Hans sabía que yo había estado en la División Azul, que había descubierto por casualidad lo de los judíos en Narva, y todo lo demás. Pero me cobró afecto, me tomó confianza y con el tiempo nos hicimos amigos. Me contó muchas cosas de su vida, que no aparecen en su Rebelde concausa. Un día me contó cómo se escapó de Alemania el día que empezó la II Guerra Mundial, y otras cosas que revelan la bondad quehabía bajo la máscara belicosa con que andaba en la vida profesional, que la tuvo difícil. Paseando por la Magdalena, en otra ocasión me contó lo que le había hecho su maestro Cyril Burt, del cual no obstante siempre habló con objetividad. Con Skinner, aunque en un tema de menos gravedad, le ocurrió también algo parecido. Un día preguntaron por Eysenck en un hotel, precisamente en Murcia, donde estábamos hospedados los dos, él y yo, pero no supieron darle noticia de él porque estaba registrado bajo otro nombre. Me explicó que había cambiado su apellido paterno por otro de menores resonancias judías, por miedo al antisemitismo (Evans). 12. La última vez que hablé con él fue en El Escorial, en 1990. Yo estaba pasando anales de psicología, 1997,13(2) 142 J.L. Pinillos una mala racha, y cambió un compromiso para venir al Escorial. Vino con Sibyl. Me dijo que ella tenía más talento matemático que él, pero que él la aventajaba en el I.Q. Hans vino al Congreso Internacional de Madrid. Yo también asistí, pero tenía unos días muy complicados y no le ví. Luego lo he sentido, pero quizá fue mejor así. Según me dijo alguien, había dado un bajón. Pero yo lo recordaré siempre igual que cuando anales de psicología, 1997, 13(2) me hablaba de Hull y de la reactive inhibition, y los dos éramos jóvenes. Nota: Este es el texto de la conferencia impartida por el profesor Pinillos el día 17 de Diciembre de 1997 en la Facultad de Psicología de la Universidad de Murcia, en la jornada de homenaje a H.J. Eysenck. Una versión más amplia se puede encontrar en la Revista de Psicología General y Aplicada, 1997, 50(4), 409-416.