de cierta forma, filtrando dicho macronutriente de forma diaria y al momento de restringir la proteína de forma drástica el cuerpo humano se acostumbra a filtrar menos proteína y por lo tanto disminuye su función renal. También se hizo un estudio en sujetos obesos sanos, una dieta alta en proteínas baja en carbohidratos, se demostró la pérdida de peso en más de 2 años no se asoció con efectos notablemente nocivos sobre la tasa de filtración glomerular, albuminuria, o equilibrio hidroelectrolítico en comparación con una dieta baja en grasas. Está claro que la American Heart Association Nutrition Committee´s de nutrición en la dieta y reducción de peso contiene información engañosa e incorrecta. Ciertamente las advertencias deben basarse en un análisis profundo de la literatura científica, no confirmadas por temores y malas interpretaciones. Para las personas con función renal normal, los riesgos son mínimos y no se debe de especular lo contrario. Se puede concluir que debemos de quitarnos el miedo sobre el consumo de proteínas en la alimentación debido a que en un paciente sano no es ningún problema su consumo e inclusive aumentar su dosis cuando se realiza alguna actividad física o se practica un deporte, esto puede ayudar a mejorar su rendimiento o su fuerza, para esto cada individuo tiene requerimientos distintos de proteína dependiendo su actividad física y sus objetivos. Bibliografía: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/ pubmed/10722779/ http://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/ pubmed/22653255/ http://www.ncbi.nlm.nih.gov/m/ pubmed/16174292/ http://www.jissn.com/content/pdf/1550-27831-1-45.pdf http://m.ajcn.nutrition.org/ content/101/6/1317S.short 19