Hegel: La certeza sensible o el esto y la suposición Por Mario Alberto Hernández Castro El saber que tenemos sobre nuestra realidad es producto de un complejo esquema de movimientos que, en su mayoría, surgen de las percepciones inmediatas, tales como la vista y la intuición, entre otras. Hegel es considerado como un idealista, sus pensamientos abren camino a lo global, pues el pensamiento de su época llega hasta nuestros días, finalmente muere en 1831. Hegel nos habla de un espacio que define los conocimientos que tenemos sobre nuestro medio, se trata de La Certeza Sensible, vista como: “el conocimiento más rico e incluso como un conocimiento de riqueza infinita a la que no es posible encontrar límites si vamos más allá en el espacio y en el tiempo en que se despliega. Este conocimiento se manifiesta, además, como el más verdadero pues aún no ha dejado a un lado nada del objeto”1. Con lo anterior, se puede decir que hablamos de una certeza sin censura, una certeza de vista, debido a la revelación de un objeto, simplemente por permanecer ahí, sin necesidad de involucrar procesos complejos, llámese traducciones o compenetraciones. Sin embargo, el mismo autor señala que la certeza sensible, analizada consigo misma, promueve una verdad muy pobre. 1 Hegel. Fenomenología del espíritu. México. FCE. Pág. 63 La explicación de esto, la encontramos en el ser, pues es lo único que se da, es decir, la certeza sensible reside en un encuentro con la vista, con esos sentidos que llegan a engañarnos o, al menos, no están tan desarrollados como los de otras especies, razón de peso para comenzar a construir herramientas de difícil alcance por vía naturales. Dentro de este tipo de certeza, el texto habla de la mediación, un puente que conecta al objeto por medio de otro, para terminar en el ser del mismo objeto. En cambio, la inmediatez no requiere de ese otro, sólo basta ver el objeto para tener certeza de él. Un aspecto a considerar, es el esto. De él, el autor nos dice: “si lo tomamos bajo la doble figura de su ser como el ahora y el aquí, la dialéctica que lleva en él cobrará una forma inteligible como el esto mismo”2. Estos dos términos, establecen el movimiento de nuestra concepción de la realidad, sobre todo en el momento de la verdad. Está claro que el yo, de cada quien, tiene un aquí un ahora, sin mencionar el continuo cambio que hay en cada uno. “Este ahora que se mantiene no es algo inmediato, sino algo mediado, pues es determinado como algo que permanece y se mantiene por el hecho de que un otro, a saber, no es”3. La importancia del ahora, radica en el juego de la negación, en esa construcción que se tiene en aras de saber su opuesto, como ocurre con el día y la noche. Bien, pues esta negación, es la base de lo universal, y lo universal es la verdad de la certeza sensible, he ahí el objeto de esta certeza. 2 Ibidem. Pág. 64 “Y lo mismo ocurrirá con la otra forma del esto, con el aquí. El aquí es, por ejemplo, un árbol. Pero si doy la vuelta esta verdad desaparece y se traduce en lo contrario (…) el aquí mismo no desaparece, sino que es permanentemente en la desaparición de los objetos, indiferente al hecho de ser cualquier objeto”4. Con lo anterior, se da una idea clara de lo que es lo universal. Un continuo cambio en el saber de la realidad, movido en la mezcla de los componentes del esto. Siguiendo con el texto, la certeza sensible pretende llegar a una verdad, y la obtiene cuando su objeto camina en la universalidad, por lo que la negación y la mediación hacen acto de presencia. Y es así como el ser llega a lo abstracto. Ya se ha mencionado la importancia de la negación, pues bien, hay que retomarla para entender lo que ha pasado con la certeza sensible durante su llegada a lo universal, en este caso, se ha convertido en el saber, un estado que anteriormente era contrario y ahora es su esencia. “La fuerza de su verdad reside ahora, pues, en el yo, en la inmediatez de mi vista, de mi oído, etc. la desaparición del ahora y del aquí singulares que nosotros suponemos se evita porque yo los tengo”5. A parte de reforzar lo antes mencionado, se sabe que la verdad universal está en la particularidad de las observaciones, cada cual registra un aquí y un ahora, y de ese hecho sintetiza el movimiento en la certeza sensible. Así mismo, si colocamos a dos individuos, de manera que sus espaldas se toquen, daremos con dos descripción distintas, y la relación que se da, es la de encontrar 3 Ibidem. Pág. 65 Ibidem. Pág. 65 5 Ibidem. Pág. 66 4 que una desaparece dentro de la otra. Lo importante, viene en la preservación del yo, validado en el acto de ver mediado. Por lo tanto, la esencia de la certeza sensible reside en sí misma, pues ahora se pretende verla en su totalidad, sin hacer divisiones. Se puede ir desechando la idea de que el yo o el objeto eran la esencia. Retomando el tema de la verdad, ésta se encuentra en la misma certeza, anulando comparación entre el yo y el objeto. El ahora y el aquí, experimentan la anulación, pueden dejar de ser, y son verdaderos en tanto han dejado de ser. La trayectoria de este movimiento, dejar de ser, es la siguiente: “1º Indico el ahora, que se afirma como lo verdadero, pero lo indico como algo que ha sido o como algo superado, con lo que supero la primera verdad. 2º Ahora, afirmo como la segunda verdad que lo que ha sido esta superado. 3º Pero lo que ha sido no es; supero lo que ha sido o el ser superado, o sea la segunda verdad, negando con ello la negación del ahora, y retomando así a la primera afirmación: el ahora es”6. Esto significa que el ahora encierra una inmensidad de sus propios componentes, nuestra realidad es vista por el movimiento del aquí y el ahora, así que las verdades se perciben como algo superado, algo que vale mientras ha sido, no mientras es, pues pronto deja de ser, y en ese instante vale. “El aquí que se trataba de indicar desaparece en otros aquí, pero también éstos, a su vez, desaparecen; lo indicado, retenido y permanente en un esto negativo, que sólo es en cuanto que los aquí se toman como deben tomarse, pero superándose en ello; es un simple conjunto de muchos aquí”7. 6 Ibidem. Pág. 68 Podemos decir que la certeza sensible no es más que una proyección de lo anterior, sólo que se toma en cuenta a la totalidad del esto. Esta proyección se verifica en la palabra historia, dado que los sucesos son advertidos en la línea del tiempo, básicamente, el pasado, pues en él ha ocurrido la experiencia del yo. La certeza sensible mantiene una verdad que ha sido sustraída de lo que hemos visto. Es así como se configura el esto de cada uno de nosotros, y es valido en tanto hemos tenido contacto. Esta verdad se sostiene en la acumulación de los aquí, pues la superación de los mismos es inevitable, nadie puede permanecer en un solo aquí, en dado momento debe enfrentarse a otro, y a otro, sin esperar que esto termine. En este texto, Hegel plantea una realidad fundada en lo que uno puede saber de ella, y queda establecido que cada cual la entiende desde un punto distinto, es decir, en dado momento hay instantes que difieren de persona en persona, pero permanece el movimiento de la negación. Rescatando el lenguaje, Hegel indica que no puede expresarse la composición de la certeza sensible, ya que lo universal es la composición del hecho, es decir, no se puede expresar con palabras el proceso que antecede al movimiento de los aquí. Si nos detenemos en esto, podemos descubrir que los hechos nos muestran un ciclo, pero no es factible que sea manejado como una explicación, puesto que hay expresiones incapaces de rodear las supresiones, las negaciones o las omisiones de la contrariedad del objeto. 7 Ibidem. Pág. 68 De esta forma, podemos saber que nos movemos en un medio incierto, constantemente caminamos en cambios, nuestra aliada es la memoria, sólo lo pasado tiene figura de saber. Como se ha visto, lo universal tiene gran importancia en la explicación de Hegel, y podemos decir que el espíritu puede ser universal, es decir, puede perder su individualidad en el momento que renuncia a la esencia de lo que es. Para concluir, puedo decir que la certeza sensible abre paso al conocimiento absoluto, un conocimiento que tiene conciencia de sí mismo, pues su saber es bien conocido. Este escrito nos deja la idea del movimiento, uno de los puntos más importantes, sobre todo a la hora de entender nuestra reacción en distintas situaciones, y son distintas por la manera en como las miramos. Vale la pena rescatar la mediación y la inmediatez, pues la conciencia se registra como algo inmediato, algo que se mantiene gracias a la intuición. Con esto, recordamos la palabra certeza, que más podría ser algo incierto, ya que en cada movimiento hay cambios, eliminando la estable. Como idea global, queda claro que la certeza sensible figura como un proceso, conteniendo al esto como uno de sus esquemas de operación, y es esquema en la medida que involucra dos términos, el aquí y el ahora. BIBLIOGRAFÍA: HEGEL. “Fenomenología del espíritu”. México. FCE. 2000. Pág. 63-70.