TEMAS FUNDAMENTALES DE LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA EN LA JUSTICIA PENAL JUVENIL la posibilidad de que existan penas tan altas que no permitan la ejecución de un tratamiento resocializador, y lo ha dicho de la siguiente manera: “…las penas perpetuas chocan frontalmente con la función de la pena privativa de libertad propia de una concepción personalista o humanista del Estado Constitucional y Democrático de Derecho, en la medida que no permiten la reeducación y reinserción del condenado. Es más, el texto constitucional es sumamente claro en sus límites; pues, con una fácil intelección interpretativa, se advierte que las penas no pueden ser de una duración tan larga que haga ilusoria cualquier perspectiva de reintegración de la persona en su entorno social (…). En otras palabras, la duración temporal del encierro no debe imposibilitar el desarrollo de un tratamiento penitenciario que tenga como Ànalidad un posterior proceso de reinserción social del condenado”47. Pero viene la pregunta, ¿Qué debe entenderse por resocialización y cuál es su relación con el término utilizado en el artículo 3 LPJ? En la sentencia dictada el 25/III/2008 –Inc. 32-2006– la Sala de lo Constitucional se reÀrió a los términos señalados en el párrafo primero del art. 27 Cn. de “corrección” y “re-adaptación”, en el sentido que los mismos no pueden ser interpretados en un sentido gramatical; sino que los mismos se encuentran sujetos a una interpretación dinámica conforme al desarrollo cientíÀco de las ciencias penales, como también al grado de racionalidad y humanidad alcanzado por la sociedad moderna. Por ello es que en la actualidad es más adecuado hablar de “resocialización” como un proceso que tiene lugar dentro del ámbito del cumplimiento de la pena, y que comprende la reeducación como la reinserción social del infractor de la norma penal. Así se sostuvo: “La reeducación ha de ser entendida como aquel conjunto de actividades dirigidas a combatir las causas de la delincuencia y evitar que la persona vuelva a delinquir. Ello obliga a que en el proceso de ejecución penal existan instrumentos (como la educación, el trabajo, el tratamiento psicológico, la ayuda post-penitenciaria) dirigidos a posibilitar que la persona condenada a una pena de prisión tenga oportunidades de afrontar las causas que la llevaron a delinquir. De forma distinta, la reinserción debe ser deÀnida como la reincorporación gradual a la comunidad de una persona que se encuentra en proceso de reeducación. Es por tal razón que este sub-principio está vinculado a una exigencia humanitaria relativa a la ejecución penal”. Tomando en cuenta lo señalado por el alto tribunal, tal principio adquiere un matiz preponderante en la Ley Penal Juvenil, en la medida que se acentúa la 47 Sentencia de Inc. de 23/XII/2010, considerando V.1. 35