El Tema. Introducción

Anuncio
EL TEMA
La violencia de género es la manifestación más cruenta de la desigualdad
entre mujeres y hombres, es la violencia que se dirige sobre las mujeres
por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas carentes de los
derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.
La violencia contra las mujeres se puede manifestar de distintas formas:
física, sexual, psicológica y económica, produciéndose tanto en el ámbito
de lo público (mundo laboral, medios de comunicación, el lenguaje) como
de lo privado (violencia doméstica y de género)
Por tanto, podemos decir que una mujer que sufre violencia, en
cualquiera de sus expresiones, difícilmente puede participar en la vida en
todas sus dimensiones, política, social, cultural y en el mundo laboral en
las mismas condiciones que sus compañeros masculinos y que otras
mujeres que no sufren violencia.
6
REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD
≥ septiembre 09 | nº 86
La violencia de género es la manifestación más cruenta de la desigualdad
entre mujeres y hombres, es la violencia que se dirige sobre las mujeres por
el hecho mismo de serlo, por ser consideradas carentes de los derechos
mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión.
La violencia de género representa el mecanismo de sometimiento por
excelencia en el sistema patriarcal. Se convierte en el instrumento de
dominación y control que perpetua el mantenimiento tanto del poder
masculino como del sometimiento femenino, siendo el control de la
sexualidad femenina un elemento muy relevante en el ejercicio de esta
violencia. Hasta épocas relativamente recientes, las agresiones sexuales a las
mujeres se valoraban en referencia al tipo de relación que tuviera la víctima
con el agresor. Así por ejemplo, no se consideraba agresión sexual cuando la
mujer se dedicaba a la prostitución, tampoco se considera la posibilidad de
una violación si la víctima no era virgen, o era una atenuante en los malos
tratos el hecho de que el agresor fuera el marido de la víctima.
Es un fenómeno que se ha venido produciendo a lo largo de toda la historia
de la humanidad, que ha permanecido oculto y que ha sido relegado al
ámbito privado. En el último cuarto del siglo XX, se produce el cambio y se
empieza a reconocer el fenómeno de la violencia contra las mujeres como un
problema público y social, que hay que erradicar, ya que constituye una
vulneración de los Derechos Humanos, que perjudica la estabilidad, el
desarrollo económico y social de los pueblos, vulnerando el principio de
igualdad de oportunidades que impera en toda sociedad democrática.
La violencia contra las mujeres se puede manifestar de distintas formas:
física, sexual, psicológica y económica, produciéndose tanto en el ámbito de
lo público (mundo laboral, medios de comunicación, el lenguaje) como de lo
privado (violencia doméstica y de género)
Por tanto, podemos decir que una mujer que sufre violencia, en cualquiera
de sus expresiones, difícilmente puede participar en la vida en todas sus
dimensiones, política, social, cultural y en el mundo laboral en las mismas
condiciones que sus compañeros masculinos y que otras mujeres que no
sufren violencia.
A finales de la década de los 70 y comienzo de los 80, se produce el
reconocimiento de la violencia de género como un problema social a nivel
internacional. En las tres Conferencias Mundiales sobre la Mujer (México,
1975; Copenhague, 1980 y Nairobi, 1985), Naciones Unidas insta a los estados
a adoptar medidas para eliminar las discriminaciones en contra de las
mujeres. El punto culminante se alcanza en la IV Conferencia Mundial de las
Mujeres (Beijing 1995) donde se recoge la definición de violencia de género
de la cual se han nutrido todas las definiciones y desarrollos normativos
posteriores. Es durante este período cuando todos los países comienzan a
Juventud y violencia de género
7
reconocer el carácter estructural de la violencia de género y sus distintas
manifestaciones.
En el ámbito Europeo es en el año 1986 cuando se planteó por primera vez
el problema de violencia contra las mujeres en el seno del Parlamento
Europeo. En 1994 y 1997 se adoptan sucesivas Resoluciones en las que se
pone de manifiesto, fundamentalmente, la problemática de la violación de
los derechos de las mujeres a la integridad de su cuerpo y se pone en
marcha una Campaña Europea de Tolerancia Cero ante la Violencia contra
las Mujeres en la que se incluye, entre otros, los malos tratos y las agresiones
físicas y psíquicas que se puedan realizar contras las mismas, tanto en el
ámbito familiar, en el trabajo o en la sociedad. En el año 2004 el Parlamento
aprueba el programa de acción comunitario para prevenir la violencia
ejercida sobre los niños, los jóvenes, las mujeres y proteger a las víctimas y
grupos de riesgo (Programa Daphne II).
En España, las acciones contra la desigualdad no se inician hasta la
promulgación de la Constitución en 1978, donde se reconoce expresamente
la igualdad de derechos entre mujeres y hombres en sus artículos 9.2 , 14 y
15. De ahí que desde su puesta en vigor, hace treinta años, los poderes
públicos hayan tomado las medidas legales necesarias para garantizar el
total disfrute de los derechos fundamentales de las mujeres, asegurando de
esta manera el ejercicio de su condición de ciudadanas.
En la última década en España, en el ámbito de la sociedad civil, se han venido
desarrollando fuertes movilizaciones de las organizaciones feministas,
organizaciones no gubernamentales y agentes sociales en contra de la
violencia sobre las mujeres y se han articulado redes contra la violencia de
género. Igualmente, a través de los medios de comunicación empiezan a salir a
la luz las cifras de maltrato, provocando una fuerte repulsa y una mayor
conciencia social del problema de la violencia que se ejerce sobre las mujeres.
Paralelamente, a nivel institucional se realizan numerosos esfuerzos para
luchar contra esta violencia. Se pusieron en marcha Planes de Acción sobre
Violencia contra las Mujeres tanto en el ámbito estatal como autonómico y
local, que han culminado en dos acciones normativas de gran importancia:
1. La Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de
Protección Integral contra la Violencia de Género, que el Parlamento
español aprobó por unanimidad, cuyo fin último es erradicar
progresivamente la violencia de género de forma definitiva.
2. La Ley Orgánica 3/2007 de 22 de marzo, para la Igualdad Efectiva de
Mujeres y Hombres.
Desde la aprobación de la Ley 1/2004, y para hacer efectivo el principio de
asistencia integral a las víctimas de violencia de género proclamado en la
misma, se articula una tutela institucional a cuyo fin se crea la Delegación del
Gobierno para la Violencia de Género, el Observatorio Estatal de Violencia
sobre la Mujer, así como una tutela penal con la puesta en marcha de
numerosas medidas entre las que destacan la creación de los Juzgados
exclusivos de Violencia sobre la Mujer, y la creación de Fiscales de Violencia
sobre la Mujer.
8
REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD
≥ septiembre 09 | nº 86
De igual forma se puso en marcha el Plan Nacional de Sensibilización y
Prevención de la Violencia de Género y se aprobaron un conjunto de
Medidas Urgentes para reforzar algunas de las ya existentes, entre las que se
cuenta la creación de las Unidades de Coordinación contra la Violencia sobre
la Mujer en cada Delegación del Gobierno y las Unidades de Violencia contra
la Mujer en las Subdelegaciones del Gobierno. Por otra parte, tanto la
Administración General del Estado, como las administraciones autonómicas y
locales han aumentado los recursos que dedican a combatir dicha violencia
poniendo en marcha nuevos derechos sociales y económicos para las
mujeres que garantizan la asistencia social integral, el empleo y los recursos
económicos en casos de necesidad.
En cualquier caso la única forma de acabar con la violencia contra las
mujeres es eliminando desde su raíz cualquier tipo de manifestación
discriminatoria, ya sea directa o indirecta, por razón de sexo y la
promulgación de la igualdad real entre hombres y mujeres, removiendo los
obstáculos y los estereotipos sociales que impiden alcanzarla. Este es el
principal objetivo de la Ley 3/2007, cuya principal novedad radica en la
prevención de estas conductas discriminatorias y en la previsión de políticas
activas para hacer efectivo el principio de igualdad.
Como ya hemos dicho en el inicio, la violencia de género tiene una serie de
características que la diferencian del resto de conductas violentas “se ejerce
sobre las mujeres por el mismo hecho de serlo”. La Ley Integral 1/2004, de
28 de diciembre, en su artículo 1º, determina que su ámbito de aplicación es
el de la violencia ejercida contra las mujeres por los varones que son o han
sido su pareja. Debido a las características específicas de este tipo de
violencia, cuanto más se conozca acerca de este fenómeno, más adecuadas
serán las estrategias para su prevención y erradicación. De ahí la especial
importancia que se le debe dar al campo de la investigación y del estudio.
La adolescencia es una etapa de transición entre la infancia y la madurez
que tiene una gran relevancia en la vida de un ser humano. El adolescente
sale del entorno familiar y empieza a establecer las pautas de relación con el
mundo que le rodea. Es la época en la que el individuo empieza a construir
su proyecto de vida. Por tanto el futuro de un país depende de que ese
proyecto esté elaborado en el respeto a los Derechos Humanos y basado en
el principio de igualdad entre hombres y mujeres que es el tema que nos
atañe.
De ahí que lo que se persigue con este monográfico es profundizar en el
conocimiento no sólo del fenómeno social, sino también en los instrumentos
y mecanismos que se han puesto en marcha para combatir la violencia de
género, con el único objetivo de revertir los resultados obtenidos en la
puesta en marcha de actuaciones más adecuadas y eficaces para lograr su
erradicación y de esta forma fomentar un cambio de actitud en la sociedad y
una modificación en sus estructuras.
En este sentido y una vez hecha esta breve introducción sobre la descripción
del fenómeno de la violencia de género y su evolución histórica, lo que
vamos a abordar en profundidad, desde diferentes puntos de vista y
perspectivas, es el desarrollo de este fenómeno y las particularidades que
adopta dentro del mundo juvenil.
Juventud y violencia de género
9
Este monográfico se compone de doce artículos que podríamos agrupar en
cuatro grandes grupos. En el primero, compuesto por los artículos 1, 2 y 12,
se hace un análisis general detallado de cómo crecen y evolucionan los y las
jóvenes y adolescentes bajo los modelos de relaciones tradicionales y la
repercusión que éstos tienen en la formación de la identidad de las mujeres.
En el segundo, formado por los artículos 3, 4, 5 y 6, se aborda el fenómeno
de la violencia de género desde el punto de vista de las mujeres jóvenes, en
la escuela y en la familia; de cómo en esos espacios las jóvenes van
configurando su personalidad y el papel que van a ocupar en el mundo.
También se aborda la recuperación de las jóvenes sometidas a violencia
machista y la problemática de las mujeres jóvenes inmigrantes víctimas de
violencia de género. En el tercer bloque, formado por los artículos 7 y 8 se
examina cuál es el papel de la Jurisdicción de Menores y de la Fiscalía ante
los jóvenes maltratadores y las víctimas de violencia de género. Y por último,
el cuarto bloque está compuesto por los artículos 9, 10 y 11, referidos a los
hombres jóvenes; se analiza de qué forma construyen la realidad social en la
que viven, cómo es el discurso machista, de qué manera prevenir todas estas
actitudes y finalmente cómo se puede intervenir para su rehabilitación.
En el primer bloque, se hace una reflexión general acerca del fenómeno de la
violencia de género. Se hace hincapié en el peso que tiene la Historia a
través de la tradición y las costumbres, y cómo a través de estos
mecanismos se transmite todo el sistema de valores y principios que rigen
hoy nuestra sociedad y que conforman la identidad de las mujeres. Se
analiza la relación existente entre el sexismo y la violencia en general y su
superación entre las y los adolescentes llevando a proponer una perspectiva
integral de la violencia, basada en la igualdad y el respecto a los Derechos
Humanos. Desde esta perspectiva se estudian las importantes similitudes
que hay entre la violencia de género y el acoso escolar, proponiendo para su
prevención, programas que incluyan el establecimiento de relaciones
cooperativas y la construcción explícita de un curriculum de la no-violencia.
Por último se lleva a cabo un acercamiento a la violencia de género desde el
punto de vista estadístico, en relación a los datos que se explotan y se
analizan en el Ministerio de Igualdad.
En el segundo bloque, se analiza cómo los y las jóvenes conforman su
identidad en la escuela y la familia a través de modelos tradicionales
sexistas. Se pone de manifiesto el abismo existente entre la igualdad formal
y la igualdad real que existe en la escuela, que no sólo impide percibir el
verdadero grado de desigualdad existente, sino que vela prácticas
discriminatorias y reproduce los estereotipos sexistas que se pretenden
erradicar. Hace referencia a cómo las jóvenes construyen su identidad
mediante la imitación de las prácticas masculinas, como rechazo a la
feminidad socialmente devaluada y cómo la multiplicidad de las situaciones
violentas de baja intensidad llevan a normalizar y minimizar la violencia de
género.
Por otro lado se exploran las relaciones amorosas a través de los medios
audiovisuales y las nuevas tecnologías, por la gran capacidad de influencia
que tienen a la hora de actuar como agentes socializadores. Vemos cómo los
relatos cinematográficos generan expectativas amorosas y de vida en pareja,
definiendo y reproduciendo los patrones y roles de género. Esto lleva a
plantear la necesidad de realizar una alfabetización audiovisual (sobre todo
10
REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD
≥ septiembre 09 | nº 86
en programas de prevención de violencia de género) con la que promover el
análisis y la reflexión crítica de los relatos que abordan las definiciones
culturales de enamoramiento y vida en la pareja.
En el siguiente artículo de este bloque, se investiga acerca de cómo viven los
menores los efectos y las consecuencias que producen la violencia sexista
experimentada en el entorno familiar, así como los mecanismos que impiden
a la joven de hoy adquirir su propia identidad. También analiza la
importancia que tiene el proceso reparador para la recuperación del trauma
de las jóvenes sometidas a la violencia machista, recalcando la acción del
feminismo como clave para el buen éxito de dicha recuperación.
En el último artículo de este bloque, la exposición nos acerca a la
problemática específica de las mujeres jóvenes inmigrantes víctimas de
violencia machista, en la que se pone de manifiesto la cruda realidad en la
que viven estas mujeres y a la presión social a que están sometidas. Mujeres
heroicas que viven esta violencia en una gran soledad, fuera de sus países de
origen, lejos de su entorno familiar y que en muchas ocasiones están en
situación irregular. Mujeres que han elegido nuestro país para rehacer sus
vidas y la de los suyos.
El tercer bloque, explora el papel de la Jurisdicción de Menores y la Fiscalía
ante los delitos de violencia de género, cuando éstos son cometidos por
jóvenes mayores de 14 años y menores de 18 años. En estos dos artículos se
hace referencia a la Ley Orgánica 5/2000, de 12 enero, reguladora de la
responsabilidad penal de los menores y se hace un recorrido por las
reformas legislativas, penales y procesales que se vienen realizando en el
ámbito de la violencia de género, que han supuesto un endurecimiento de
las penas, mayores garantías para la seguridad y la protección de la víctima
y un reforzamiento de su posición jurídica. Todo esto sin perder la
perspectiva de que los jóvenes maltratadores son seres en evolución y por
tanto, todas las medidas que se adopten respecto a ellos deberán tener una
finalidad educativa.
Por último en el cuarto bloque, se aborda específicamente la problemática
de los hombres jóvenes. El primero de los artículos aborda el discurso
machista. Considerando que el lenguaje es el instrumento por el cual un
individuo describe tanto la realidad interior como la exterior en la que vive,
este estudio constata la estrecha relación existente entre la cultura patriarcal,
la desigualdad entre hombres y mujeres y la violencia de género. De ahí la
insistencia en la necesidad de tener en cuenta la opinión de los hombres
sobre la manera en que se han visto afectados por el proceso de
emancipación de las mujeres en su búsqueda por la igualdad. Dicho estudio
concluye comprobando que, aunque la gran mayoría de los hombres
consideran injustificable la violencia de género, una gran parte encuentra
justificación para ella.
Seguidamente, se acomete la tarea de cómo prevenir estas conductas
violentas hacia las mujeres en los varones jóvenes. Se propone que una de
las maneras de hacerlo es modificando el modelo masculino hegemónico. Se
reflexiona sobre algunas premisas para promover el cambio de masculinidad
en los jóvenes hacia otros modelos más igualitarios, que no conlleven el
ejercicio de la dominación y el poder como forma de relacionarse para
mantener su situación de privilegio.
Juventud y violencia de género
11
Finalmente, en este último artículo se afronta la intervención con hombres
jóvenes maltratadores y su rehabilitación. Según los resultados de diferentes
investigaciones la violencia de género está mucho más presente en las
relaciones de pareja entre jóvenes que entre adultos, de ahí la urgencia e
importancia de la intervención. A pesar de lo dicho esta tarea entraña ciertas
dificultades, por un lado la que tienen los jóvenes para identificar la violencia
de género, lo que implica una tendencia a normalizarla o naturalizarla
(“aceptación de la agresión como patrón de conducta normalizado e
integrados en las relaciones afectivas de las personas jóvenes”), y por otro
lado, la dificultad añadida como consecuencia de la inexistencia en nuestro
país de programas específicos para agresores de género jóvenes, que les
asistan para identificar la violencia que ejercen, responsabilizarse de ella y
trabajar para eliminarla. De ahí el trabajo de adaptación de los programas
existentes de intervención con hombres que maltratan para dar respuestas
adecuadas a su inclusión.
Josefa Valdemoro Pascual y Mª Jesús Peyró Arcas
(Delegación del Gobierno para la Violencia de Género.
Ministerio de Igualdad)
12
REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD
≥ septiembre 09 | nº 86
Descargar