100 LATERCERA Sábado 7 de marzo de 2015 Sociedad Cultura [ ENTREVISTA] Big eyes es la última cinta del director de El joven manos de tijera, con estreno en Chile el jueves 12. Acá cuenta qué le fascinó de los retratos de ojos enormes de Margaret Keane y cómo lidia con la crítica. Por Tim Masters/BBC Tim Burton sobre lo bueno y lo malo en el arte M argaret firmaba las pinturas con su apellido de casada, Keane. Walter, su marido, era el encargado de vender sus cuadros y, sin decirle nada a la autora, los presentaba como propios. Las pinturas, retratos de figuras que transmitían cierto desamparo a través de sus grandes y expresivos ojos, fueron un éxito de ventas y -a pesar del feroz desprecio de la crítica- se convirtieron en todo un fenómeno durante los 60. La verdad sobre la autoría de las obras se conoció públicamente en 1970, cinco años después de que la pareja se divorciara, cuando Margaret demandó a su ex marido. En pleno juicio, la corte ordenó que ambos pintaran un cuadro en público y, mientras Walter se excusó por un supuesto dolor de hombro, Margaret terminó el suyo en menos de una hora. Esta historia de farsa y reivindicación fue recogida por Tim Burton (56) en Big eyes, cinta protagonizada por Amy Adams y Christoph Waltz como el matrimonio Keane, y que se estrena el próximo jueves 12 en las salas nacionales. Esta película reúne al realizador con los guionistas Scott Alexander y Larry Karaszewski, quienes escribieron el filme Ed Wood (1994), sobre aquel cineasta de culto. En esta conversación, el norteamericano explica por qué quiso llevar el caso de los Keane al cine y habla sobre su relación con la crítica. ¿Hace cuánto conoce el trabajo de Keane? Desde que era niño. Siempre lo vi como un arte propio de las zo- nas residenciales, porque se encontraba mucho en los suburbios. Estaba en los dormitorios, en las oficinas de doctores y dentistas. A veces se te olvidan algunos detalles de la niñez, pero esto quedó en mi memoria. Me interesa mucho la cultura popular, así que siempre lo tuve presente, pero no fue hasta a mediados de los 90 que un amigo me contó la verdadera historia de los Keane. Como la mayo-