FORMACIÓN Y ESPIRITUALIDAD ¡¡¡ QUÉ MAYOR FELICIDAD Y PAZ PARA ESTE NUEVO AÑO !!! SER COLOCADOS EN EL REGAZO DE SANTA MARIA DE GUADALUPE “MADRE DE DIOS Y MADRE NUESTRA” Mons. Salvador Diez de Sollano y Ortega. “La Virgen María, que según el anuncio del ángel recibió al Verbo de Dios en su corazón y en su cuerpo y trajo la Vida al mundo, es reconocida y honrada como verdadera Madre de Dios Redentor. Redimida de un modo eminente, en atención a los futuros méritos de su Hijo y a Él unida con estrecho e indisolu- ble vínculo, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo y, por tanto, la hija predilecta del Padre y el sagrario del Espíritu Santo; … es verdaderamente madre de los miembros (de Cristo)... por haber cooperado con su amor a que naciesen en la Iglesia los fieles, que son miembros de aquella Cabeza”[174] (LG 53)]. Al comenzar un nuevo año, la Iglesia, con amor maternal nos pone, desde el primer día, bajo la protección y cuidado de María la Madre de Dios y Madre nuestra. Escuchemos, en gozosa y confiada conBOLETÍN • 2013 • 11 templación la inigualable belleza y ternura de las palabras de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe dirigidas a San Juan Diego y que resuenan como permanente deseo para nosotros en el Cerrito, Tabor del Tepeyac: “Al comenzar un nuevo año, la Iglesia, con amor maternal nos pone, desde el primer día, bajo la protección y cuidado de María la Madre de Dios y Madre nuestra”. 12 • BOLETÍN • 2013 En este “Año de la Fe”, deseando que conozcas más a mi precioso y maravilloso divino Hijo, Nuestro Señor y Salvador Jesucristo (cfr. n 77), te lo mostraré, lo manifestaré y te lo daré con todo mi amor personal, con mi mirada compasiva, en mi auxilio y salvación a ti y a todas las gentes que vengan a mí; no lo dudes, porque yo soy en verdad tu Madre misericordiosa, tuya y de todos los que en esta tierra habitan, de todas las familias humanas, de los que viven unidos, de los que me aman y de los que a mi clamen y me busquen, de los que en mí pongan su confianza (cfr. nn. 29-33). En mi Casita Sagrada yo estaré pronta a escuchar su llanto, mirar su tristeza, a remediar y curar sus diferentes penas, miserias y dolores, por eso, de mi parte, acude e insístele a tu Obispo y a los sacerdotes que se preocupen de construir la Iglesia de Mi muy amado(a) hijito(a), Yo, mi Hijo y mía, mi verdadera Casita que soy la Madre del Dios Dador viviente (cfr nn. 28-35). de la Vida, del Dios Creador de las personas, del Dueño del cielo y de la Si así se presenta personalmente tierra, del Dios Providente y siem- Santa María de Guadalupe, con pre presente (cfr. NM. n.28), estoy tanta dulzura y amor materno en aquí que soy en verdad tu Madre el Cerrito del Tepeyac, en el Ayacompasiva. En cercanía e intimi- te su viva figura respira ternura y dad estás bajo mi sombra y resguar- bondad. Allí su seno maternal de do. Yo soy la fuente de tu alegría. Virgen y Madre embarazada es el Estás en el hueco de mi manto, en Templo donde coinciden por Grael cruce de mis brazos. Que nada te cia su maternidad divina y humaespante ni aflija, que no se perturbe na. Como en toda mujer madre, tu rostro ni tu corazón y no temas también en Ella hay un útero saninguna pena ni aflicción. ¿Tienes grario de la vida, una matriz creanecesidad de alguna otra cosa? Tie- dora donde se halla una fuente nes mi ternura, mi dulce palabra, (placenta) que protege, da vida, mi consuelo y aliento. Que tenga nutre al bebé unido a su madre por paz tu corazón. Soy tu Madre, la el cordón umbilical. Es la maraviperfecta Virgen, la Reina celestial” lla de ser mujer, obra de amor de (ib. Cfr. nn.120-125). la Sabiduría del Padre, que le par- ticipa su Poder Creador para encarnar a su Hijo y en El hacernos sus hijos. Nuestra vida cristiana, la vida de la Iglesia, nace también en el Cuerpo Místico de Cristo en el seno de María Virgen y Madre. Ese útero o seno materno virginal de Santa María de Guadalupe es simbólica y místicamente el huerto fecundo sellado del Amor Divino poéticamente expresado en el Cantar de los Cantares, el Jardín donde se halla la Fuente de la Vida que brota hasta la Vida eterna y el Huerto del Amor (cfr. Cantar 4). ¡Yo soy la Madre del Amor! ¡Vengan a mí, ustedes, los que me aman y aliméntense de mis frutos, porque mis palabras son más dulces que la miel y mi heredad mejor que los panales! (Eclo. 24, 23-30, en la Misa del 12 dic.). Es precioso como en la Ginecología es llamada “fuente” la placenta en la que nada el bebé en el líquido amniótico que lo nutre, lo vitaliza, lo protege. ¡Qué maravilloso símbolo místico del Espíritu Santo, Fuente de Vida, en el seno de la Madre que engendra a su Hijo! Allí también nosotros tenemos nuestra mística Fuente primigenia de Vida divina, el Agua de la Gracia “que se convierte dentro de uno en el Manantial que brota hasta de Cristo” (VON BALTHASAR, la Vida eterna”(Jn 4,14). Teodramática, VOL V, pág. 454, Ed Encuentro). Como lo expresa “El modelo de este incesantemente y San Máximo el Confesor: “En la repetido nacimiento de Dios en el co- misma medida en que el hombre se razón del creyente es, según San Ci- diviniza, en esa misma medida Dios rilo, la encarnación singular del Lo- se humaniza, se consuma la encargos naciendo de la Santísima Virgen. nación de la Palabra”(ib., pág 453) Según esto, la santificación del hom- y se realiza así nuestra filiación: “A bre es una imitación del nacimien- los que la recibieron, a los que creen to de Cristo de María que se conti- en Ella, los hizo capaces de ser hijos núa sin cesar en el Cuerpo Místico de Dios; ellos no han nacido de la BOLETÍN • 2013 • 13 “Así se presenta personalmente Santa María de Guadalupe, con tanta dulzura y amor materno en el Cerrito del Tepeyac, en el Ayate su viva figura respira ternura y bondad”. sangre, ni del deseo de la carne, ni del deseo del hombre, sino que fueron engendrados por Dios” (Jn 1,1213), y es así que en la Palabra que se encarnó en Santa María Virgen somos también sus hijos. San Hipólito dice que “el Logos nace sin interrupción de modo nuevo en la Iglesia y, por medio de ella, dentro del corazón de los creyentes y fuera”. Toda la Iglesia “que está con el Niño” engendra el Cuerpo místico de Cristo en la multiplicidad de sus miembros. La santificación en el Cuerpo Místico de Cristo se muestra como una imitación continua del nacimiento de Cristo del seno de María. Comenzar un nuevo año civil, una nueva era, poniéndonos bajo el amor y la protección de Santa María de Guadalupe como Madre de Dios y Madre nuestra es un deseo profundo de la Iglesia de que todo se renueve, porque en Ma- ría está la Vida siempre nueva de Dios, Ella es la Mujer nueva, la nueva creatura que pone de manifiesto la voluntad de Dios de hacer nuevas todas las cosas. Un año comienza, un tiempo se abre al futuro como, en la plenitud de los tiempos, se abrió la era mesiánica en la Santísima Virgen, creada inmaculada, predestinada a ser la Madre de Aquél que hará nuevas todas las cosas. Todo auténtico encuentro con María la Madre de Dios es un encuentro con Cristo y con nuestros hermanos en El, y este encuentro verdadero será necesariamente conversión, renovación, crecimiento en la vida de la Fe y de la Gracia, en la construcción de su Casa la Iglesia y de la Civilización del Amor. El amor de Ella nos anima y lanza. El seno de Santa María de Guadalupe es nuestra Casa en Jesús su Divino Hijo, seno donde se escuchan el latir de la Madre, del Hijo con el nuestro, es nido, es Cuna de vida, de caricia y ternura, Cuna de proyectos y de sueños, Cuna de ilusiones y deseos, Cuna del Fuego que enciende el calor del Hogar en el Espíritu del Amor, es protección de Mujer Fuerte y Madre Tierna, Cuna que nutre y cuida y contiene a sus hijos, como la Madre Tierra, Huerto divino en donde el Espíritu siembra y cultiva las semillas de sus distintos hijos, representados en la túnica virginal de su cuerpo, es casa florida, es canto, es Paz. (Concilio Vaticano II, LG # 61). 14 • BOLETÍN • 2013