1. INFORME SOBRE INFLACION MINORISTA EN S.C.BARILOCHE AÑO 2009 Primera parte 1.1) Consideraciones generales En diciembre/2009 el índice de precios al consumidor registró en S.C.de Bariloche una variación equivalente a + 1,51%; lo cual era previsible, dado que este mes siempre se caracteriza por una multiplicación de ventas, impulsadas por las festividades navideñas y el fin de año. Cabe señalar que dicho crecimiento se ubicó por encima del promedio anual (+ 1,40%); y sólo fue superado por los contundentes aumentos registrados en enero/2009 (+ 1,92%). Al respecto, una vez computado el guarismo de diciembre, el año 2009 concluyó con una inflación minorista de 16,78%, ligeramente superior a las proyecciones que habíamos realizado a lo largo del segundo semestre. En ese sentido, durante el año pasado factores muy variados fueron gravitando sobre el comportamiento de los precios al consumidor. Así, la desaceleración que la economía nacional evidenció tras el conflicto agropecuario primero, y la crisis internacional después, actuó como amortiguador de las presiones alcistas que sufrieron distintos rubros (entre ellos, el turismo y la construcción). Sin embargo, “jugaron en contra” circunstancias tales como: a) las subas paulatinas en el valor del dólar -que al pasar de $ 3,47 en enero a $ 3,82 en diciembre -10,09% de aumento-, afectó al costo de los productos, materias primas e insumos importados (y generó, además, un esperable reacomodamiento en el conjunto de precios nacionales); b) la recuperación experimentada durante el segundo semestre por los valores internacionales de diversas commodities, lo cual no tardó en trasladarse al mercado interno (impacto éste que, de todos modos, se vio atenuado por las restricciones y controles que mantiene la Secretaría de Comercio); c) la reducida producción y consecuente caída en la oferta y abastecimiento de carnes, trigo y leche, con repercusiones directas sobre el valor de otros alimentos; d) la gradual “liberación” de algunos precios, respondiendo al insistente reclamo de sectores industriales – atendidos por el gobierno para evitar un recalentamiento del clima político-; e) el traslado de los aumentos salariales convenidos en paritarias al costo de numerosos productos y servicios; f) el preanunciado incremento de aranceles en la medicina prepaga y educación privada; g) los aumentos en el transporte público, debidos al recorte progresivo de subsidios; h) las subas en cuadros tarifarios de servicios públicos, también originadas en la reducción de subsidios; i) alzas en el valor internacional y nacional del petróleo, con consecuentes crecimientos del precio local de los combustibles. En suma, la convergencia de estos elementos dio “vía libre” para que distintos precios minoristas fueran subiendo con el correr de los meses, a pesar del enfriamiento que, en términos productivos, exhibía la economía del país. 1.2) A lo ya señalado se agregó una variable macroeconómica de fuerte incidencia: el estado de las cuentas públicas nacionales y provinciales. Respecto a la administración central, mantiene su superávit. Es decir, los ingresos exceden a las erogaciones; pero lo hacen en una proporción que se va reduciendo mes a mes (desde agosto/2006 el gasto primario crece con mayor ritmo que los recursos, y de este modo pone en jaque al saldo a favor que hasta hoy existe; utilizada ya la mayor parte de los fondos provenientes de las A.F.J.P. y sin mayores márgenes de crédito interno o externo, el gobierno básicamente acude a la vía que más a mano tiene: redobla la presión tributaria, a fin de recaudar más). En cuanto al conjunto de provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 18 distritos se encuentran en estado deficitario recurrente (es decir, necesitan en forma permanente que el gobierno nacional los oxigene con fondos frescos); situación ésta que –más allá de las inapropiadas políticas fiscales que muchos de ellos vienen aplicando- persistirá hasta la reversión del problema básico: el arbitrario esquema de repartos que impone actualmente la Ley de Coparticipación. Al respecto, el futuro de las finanzas públicas está generando incertidumbres, que nunca tardan demasiado en convertirse en expectativas inflacionarias, retroalimentando a las subas de precios que, por otras razones, se verifican en diferentes renglones de la producción. 1.3) Dado que el Tesoro de la Nación debe cumplir en 2010 con diversos compromisos de deuda pública y en vista de reveses parlamentarios y judiciales que experimenta la actual gestión, existe una acentuada preocupación entre académicos y empresarios en el sentido de que ésta finalmente opte por emitir moneda en proporciones que luego resulten desequilibrantes (de hecho, el eventual uso de reservas excedentes del Banco Central para destinos diferentes a la cancelación de esa deuda, implicaría dejar habilitado un verdadero “gatillo” inflacionario). 1.4) Distintos sectores (concretamente la industria, el turismo y el campo) vienen pidiendo desde mediados de 2008 una “mini” devaluación del peso, a los fines de recuperar una competitividad que básicamente se erosionó por medidas cambiarias adoptadas en otros países durante la crisis internacional –entre ellos, Brasil y Chile-. Al respecto y dada la necesidad de mejorar sus cuentas, es probable que el gobierno acceda a ello. Sin embargo, tal devaluación –aunque fuese gradual- no tardaría en provocar brotes inflacionarios si es dispuesta como medida aislada del contexto. Sólo podrá evitarse su traslado a los precios internos si previamente se gesta un acuerdo o pacto social, que involucre de manera férrea a las cadenas de valor y a los sindicatos. 1.5) La suma de los factores enunciados en los ítems 1.2, 1.3 y 1.4 conducen a presumir un 2010 difícil para los presupuestos familiares. En efecto, considerando al guarismo de enero (por primera vez en 39 meses el INDEC admitió una inflación superior al dígito), no sería desatinado proyectar para fin de año un crecimiento de los precios minoristas cercano a 19% en el Gran Buenos aires, y a 20,5% en San Carlos de Bariloche. Inclusive, el fuerte clima de confrontación política que se vive, induce a pensar que los circuitos productivos estarán muy condicionados por cuestiones completamente ajenas a la economía. 2. CANASTA BÁSICA ALIMENTARIA La canasta básica alimentaria para una familia tipo de 4 integrantes (pareja adulta y 2 hijos -de 8 y 5 años, respectivamente) tuvo en diciembre/2009 un costo global de $ 1.375,30 (2,37% más que en noviembre). Ahora bien, si a los distintos componentes habituales de la canasta alimentaria los reemplazamos, en todos los casos, por productos de estricta primera marca, dicho valor global se acrecienta a $ 1.510,70 mensuales (16,97% más que en diciembre/2008). Al respecto, de acuerdo a nuestras encuestas de consumo (517 en 19 barrios de la ciudad), al 31/12/2009 el gasto en alimentos significaba 36,7% del presupuesto mensual de una familia tipo. 3. CANASTA BÁSICA TOTAL 3.1. Al 31/12/2009 la canasta básica total “clásica” para una familia tipo de clase media (con 4 miembros) ascendía a $ 4.373,60. Esto resulta de computar los siguientes conceptos: 3.1.01. 3.1.02. 3.1.03. 3.1.04. alimentos y bebidas (consumo estandarizado por el INDEC, según necesidades kilo-calóricas y proteicas); servicios al hogar (luz/ agua/ gas/ cloacas, según parámetros estandarizados en m2 por el INDEC); artículos de limpieza (consumo estandarizado); productos para aseo personal (consumo estandarizado); 3.1.05. gastos en esparcimiento (consumos estándar: internet/ video cable/ 2 salidas mensuales para recreación –incluyendo comidas ligeras fuera del hogar-); 3.1.06. vestimenta (consumo estándar estacionalizado); 3.1.07. medicamentos (consumos básicos estandarizados, sin presencia de tratamientos específicos o prolongados ni patologías agudas o terminales); 3.1.08. equipamiento del hogar (consumo mensual estandarizado por el INDEC); 3.1.09. tasas e impuestos sobre propiedad inmueble y automotor (valor promedio mensualizado por m2 de edificación de calidad media y vehículo de tamaño y categoría medios); 3.1.10. mantenimiento de automóvil propio (consumos estándar para tamaño medio y línea de uso popular: combustibles/ lubricantes/ repuestos/ seguro); 3.1.11. educación privada (nivel primario y pre-escolar). 3.1.12. gastos en comunicaciones (telefonía fija y 2 celulares). No se encuentran incluidos pagos en concepto de alquiler (se supone la propiedad del inmueble habitado), expensas, servicio doméstico ni medicina prepaga (se presume el uso de obra social sindical). 3.1. La canasta básica total “económica” (que incluye a todos los consumos incluidos en la “clásica”, pero ciñéndose a las opciones más baratas en plaza –segundas o terceras marcas, compras por bulto-) totaliza, a su vez, $ 3.380,15 por mes para una familia de las mismas características. Este abaratamiento general de los consumos supone computar, por ejemplo, la alternativa más accesible en materia de educación privada, en lugar del promedio de aranceles vigentes en la ciudad. En ambos casos se presume que la familia cuenta con la totalidad de servicios de infraestructura (provisión de agua potable, instalaciones sanitarias y red cloacal, gas natural y servicio de energía eléctrica). Asimismo, en la canasta total “económica” se prescinde de las salidas mensuales de recreación; pero se conservan los consumos de internet y video cable, así como el uso de telefonía fija y 2 aparatos celulares.- Equipo de trabajo: Docentes: Hugo José Monasterio (C.E.R.) / María del Carmen Holgado (Nut.Sur)/ Marisa Huergo (Nut.Sur). Pasantes: Estefi Narvaez / Cecilia Pandolfi / Eduardo Monti / Luciano Ferrada / Marcelo Brandán / Inés Martinez / Lucas Sobrado / Fernando Molina / Beatriz Hierro / Carla Fenoy / Lucy Maldonado.