monasterio de san miguel de los reyes

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MONASTERIO DE SAN MIGUEL DE LOS REYES
Carla Bonachera Ten
3ºA Historia del Arte
Ubicación del Monasterio:
San Miguel de los Reyes se encuentra en la huerta valenciana, que tanto ha
impresionado a los viajeros. El lugar no era muy acertado para este tipo de edificio, ya
que su situación viene dada por la de su predecesora, la Abadía de San Bernat de
Rascanya, lugar que eligió doña Germana de Foix. El deseo de aislamiento se ve
perturbado por la cercanía de Valencia y por la proximidad del camino real que la
comunica con Sagunto.
Descripción de los principales elementos arquitectónicos:
Portada de acceso al recinto interior del Monasterio
La portería en forma de dos torres almenadas justo enfrente de la portada principal de
la iglesia, que actualmente se utiliza como punto de entrada y oficina de recepción para
visitantes, se construyó en 1802 con motivo de la visita del rey de España, Carlos IV y
su esposa María Luisa de Parma. El escudo de la corona de España aparece tanto en el
paño que unen ambas torres como por encima de la portada.
El claustro sur:
Imagen del claustro sur antes de la restauración
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Imagen actual del claustro sur
Éste fue el primer espacio que comenzó a construirse. Se realizó entre 1546-1607.Los
monjes tuvieron que cambiar las trazas de Alonso de Covarrubias debido a problemas
económicos. Éstos acudieron a El Escorial, en 1578, y de allí copiaron el claustro
principal o de los Evangelistas. Por este motivo el claustro valenciano adoptó el
clasicismo y el rigor escurialense, pero con múltiples variantes. En la realización del
claustro trabajaron: Juan Barreda, Juan Cambra y Juan de Ambuesa, entre otros.
Este claustro está considerado como una de las obras más importantes del
renacimiento valenciano. Consta de dos galerías superpuestas de siete arcos de medio
punto por cada lado, el piso inferior es de orden dórico, mientras que el superior es
jónico. Al piso superior se accede por una escalera imperial de dos tiros paralelos en el
primer tramo y unificados en el segundo. Fue construida en 1600 por Juan Cambra.
El claustro se corona con una balaustrada de piedra con bolas sobre pedestales y
pirámides en las esquinas.
Alrededor de este claustro se situaban las dependencias: en la planta baja se encontraba
la sala capitular, la cocina, el refectorio…, donde se desarrollaba la vida de los monjes.
En la primera planta estaban los dormitorios de los monjes y en un altillo superior la de
los novicios.
Inicialmente, en el centro del patio había una fuente que a finales del siglo XVIII fue
sustituida por un pozo. Actualmente no se conserva nada.
Al claustro sur se accede por una sencilla puerta adintelada situada a la derecha de la
fachada principal de la iglesia. Una vez dentro del claustro vamos hacia la puerta que
comunica el claustro con el vestíbulo.
La primera portada, que corresponde a la escalera mediante la que se accede al piso
superior, es la más grande. La segunda puerta también accede a la escalera y en ella
encontramos un pavimento bastante original. El techo está cubierto con una bóveda de
medio cañón decorada con casetones. La tercera daba acceso a la Capilla de los Reyes
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(construida por Juan de Vidaña, Joan d’Ambuesa y Joan Cambra entre 1548-1604) y,
por último, la cuarta puerta permitía la entrada al Aula de Lectura (construida por Joan
d’Ambuesa Joan Cambra entre 1581-1601). Actualmente, estas dos salas quedan en el
recuerdo y las de hoy en día, que no son originales, se usan como salas de exposiciones
temporales.
Más adelante se encuentra una puerta que tiene el escudo de armas del Duque de
Calabria en la parte superior, fue realizada por Juan de Ambuesa entre 1582-83. Ésta
corresponde a la Librería del Duque de Calabria, realizada entre 1581-1588. En un
primer momento se construyó para albergar la importante biblioteca del Duque, pero
después fue trasladada a la primera planta del ala oeste.
En el siglo XVIII se utilizó como comedor de los monjes. La sala es rectangular y está
cubierta con bóvedas de arista sustentadas por arcos fajones rebajados que se apoyan en
pilastras adosadas a la pared. En la actualidad se utiliza como Salón de Actos.
La siguiente puerta da acceso a la Torre del Prior, la cual se utilizó como celda y
despensa del monasterio. Fue construida por Jerónimo Labal entre 1571-1578,
siguiendo las trazas de Covarrubias. Las tres plantas de la torre se comunican por una
escalera de caracol.
Al final del ala, la puerta da acceso a la Sala Capitular, construida por Alonso
Covarrubias y Jerónimo Labal entre 1548-1578. En esta sala se reunían los monjes para
leer las sagradas escrituras y resolver asuntos internos de la Comunidad. La obra de
restauración ha permitido descubrir y restaurar las pinturas que decoraban sus bóvedas.
Actualmente se realizan en ella exposiciones temporales.
Si vamos en dirección al patio norte, vemos una portada formada por un arco de
medio punto que permite el acceso a la segunda escalera que da acceso al claustro alto.
La escalera fue construida por Joan d’Ambuesa entre 1581-82. En el arranque de la
barandilla observamos la figura de un león de piedra, es el símbolo o atributo a san
Jerónimo. El techo se cubre con una bóveda decorada con casetones pintados y, en ella,
se aprecia una inscripción conmemorativa en honor a la fundación del monasterio por
parte del Duque de Calabria.
Al lado de la puerta de la Sala Capitular encontramos un pasillo por el cual se accede al
Claustro Norte, y si continuamos por la siguiente ala de este claustro encontramos una
portada que da acceso a la Iglesia
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El claustro norte:
Imagen actual del claustro norte
Fachada de lo que debía ser el segundo claustro
Este patio es en la actualidad el resultado de la incorporación de sucesivas
edificaciones construidas en distintas épocas: desde los restos arquitectónicos de la
alquería islámica de Rascanya, que han quedado consolidados formando conjunto con el
actual monasterio (el más importante: un arco apuntado gótico de lo que antaño fuera el
claustro del convento cisterciense), y del monasterio cisterciense de San Bernat hasta
un ala inacabada del segundo claustro jerónimo y los pabellones penitenciarios.
El actual monasterio está realizado con las piedras y sillares del anterior convento, por
lo cual, queda poco de él. Sin embargo, la parte más curiosa del monumento es el muro
situado al este. Allí se puede ver una línea de lo que podrían ser ventanas, pero que en
realidad son portadas de las celdas que tendrían que formar un nuevo claustro de iguales
características al que hemos visto, pero nunca se llegó a construir por razones
económicas en 1768.
La Iglesia:
Fue construida sobre la antigua iglesia cisterciense de San Bernat por Joan Cambra,
Pere d’Ambues y Martí d’Orinda entre 1601-1644. El templo, de grandes proporciones,
presenta planta de cruz latina, cúpula en el crucero, coro y capillas laterales entre los
contrafuertes.
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Fachada-retablo exterior del monasterio
En la fachada exterior, vemos que la portada de acceso está flanqueada por torres
cuadradas. Se trata de una de las primeras fachada-retablo de Valencia y consta de tres
cuerpos:
El primero es de orden dórico, con seis columnas y dos nichos que albergan las estatuas
de San Jerónimo y Santa Paula. Sobre la puerta hay un altorrelieve con un ángel que
porta los escudos de armas de los fundadores.
El segundo cuerpo es jónico, con igual número de columnas y disposición. En el
centro hay un nicho con una estatua de San Miguel y en los intercolumnios laterales
ventanas que iluminan el coro.
En la calle central del tercer piso hay una gran ventana con columnas salomónicas,
corintias de estrías en espiral y pilastras cajeadas. Cada una de las calles culmina con
frontones semicirculares partidos, coronados por las esculturas de los tres Reyes Magos.
La fachada queda delimitada a los lados por dos grandes torres cuadradas.
El monasterio está bajo la advocación de San Miguel y recibe es sobrenombre de los
Reyes en referencia a los tres Reyes Magos que figuran en la fachada. Al Duque de
Calabria le gustaba decir que descendía del Rey Baltasar a pesar de que no era negro.
Vista exterior de la cúpula del monasterio
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La Iglesia es un templo de grandes proporciones con planta de cruz latina, amplia y
con una única nave. La cúpula sobre pechinas cubierta con teja vidriada de color azul y
tambor en el crucero mira hacia el Escorial. Un gran coro alto a los pies y capillas
laterales comunicadas entre sí.
El interior de la Iglesia se ordena con colosales pilastras toscanas con fuste acanalado.
A las capillas se accede mediante arcos de medio punto y, sobre éstas, se sitúan las
tribunas flanqueadas por columnas jónicas que soportan un entablamento coronado por
jarrones y frontones. Una bóveda de cañón cubre el espacio. En los lunetos se abren
ventanas que ofrecen diversidad de diseños, aunque guardan la sencillez del estilo. A los
lados del Altar Mayor, hay hornacinas insertas en el muro a modo de cenotafio en los
que se pueden apreciar los escudos de armas de Germana de Foix y del Duque de
Calabria.
Urna funeraria de la cripta
La cripta se encuentra bajo el presbiterio, y fue construida en 1648. Allí están
enterrados los cuerpos de los Duques (los cuales estaban en el Altar Mayor, pero fueron
trasladados aquí en 1804) y dos hermanas de él. Los mausoleos son de similares
características y sobre el bloque funerario hay una urna de mármol negro y el escudo de
cada uno de los fundadores del monasterio en mármol blanco.
Un dato curioso es que el día 29 de Septiembre, día de San Miguel, a las 10:00 h los
rayos de sol penetran a través de una ventana del muro e ilumina el punto exacto donde
están enterrados los cuerpos.
Edificio con Historia:
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Vista aérea del Monasterio
La comunidad de monjes jerónimos Monasterio de San Miguel de los Reyes surgió en
1546 sobre la abadía cisterciense de San Bernat de Rascanya, fundada en el siglo XIV.
La obra se encuentra vinculada al interés personal de Fray Arnaldo Saranyó, abad
vitalicio de la abadía cisterciense de Valldigna, que compró la alquería de Rascanya y
fundó la abadía.
El interés de Fray Arnaldo por la alquería de Rascanya se remonta a 1638. La venta,
comprendía la abadía con todas sus tierras y pertenencias.
Al año siguiente, el Papa Gregorio XI concedió a Fray Arnaldo una Bula Apostólica
por la que daba autorización para convertir la alquería adquirida en priorato bajo la
advocación de San Bernardo.
En el año 1383, Pedro IV concedió licencia para la construcción del edificio y el rey
le dio a Fray Arnaldo un gran número de mudéjares condenados, que se salvarían a
cambio de trabajar en la construcción del edificio. Durante esta época se construyeron
los elementos básicos que permitían albergar la vida en comunidad.
En enero del año siguiente, Clemente VII por medio de nueva Bula, confirmó la
fundación del Monasterio de San Bernardo para un abad y doce monjes.
La muerte de Fray Arnaldo Saranyó en el 1387 trajo malas consecuencias a la joven
comunidad, pues quedaba sin su principal valedor y, con motivo de la liquidación de sus
bienes se abrió un período de relación tensa con Valldigna que duró bastante.
Valldigna fue sometida a secuestro real en 1434, lo que dio lugar a una difícil
situación que fue superada años más tarde con la muerte de Alfonso V.
Una nueva salvaguarda real a la Abadía de San Bernat de Rascanya fue concedida por
Juan II en 1474. Durante este tiempo continuó el papel de la abadía como parador de
personas ilustres antes de hacer entrada en Valencia.
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Por otra parte, la relación entre los abades comendatarios y los priores no siempre fue
fluida. La vida relajada que llevaban fue recogida por Claude de Brosenval (secretario
del abad de Claraval) en 1532, tras visitar el monasterio.
Años después, personas doctas emitieron un informe que afirmaba estas impresiones.
Este hecho llevó al Papa Pablo III a extinguir la comunidad de San Bernardo e instruir
la de San Jerónimo en su lugar, en 1544.
La sucesión del monasterio cisterciense fue motivada por el deseo de doña Germana
de Foix, mujer de don Fernando de Aragón, de erigir un monasterio de la Orden de San
Jerónimo en Valencia que sirviera para su enterramiento. Su voluntad quedó expresada
en su testamento. Dejaba todos sus bienes a la orden de los Jerónimos. Como
testamentarios nombró, entre otros, a su esposo el duque de Calabria.
Un año después de la muerte de la Reina, iniciaron su cometido solicitando la
aprobación real y la de la orden de los Jerónimos. En el monasterio de San Bartolomé
de Lupiana (Guadalajara), don Fernando manifestó su deseo de llevar a efecto la
voluntad de su difunta mujer y la suya propia de fundar en Valencia un monasterio de la
Orden de San Jerónimo. La comunidad acogió con agrado la propuesta, y a comienzos
de mayo de 1537 se firmó en Lupiana las escrituras de poderes para admitir la
fundación del Monasterio de San Miguel de los Reyes, en virtud del testamento de doña
Germana de Foix. Don Fernando también eligió el Monasterio como lugar de
enterramiento.
Pese a esto, el comienzo de las obras se retrasó considerablemente. Fray Francisco de
Villanueva enumeró tres factores para explicar la demora: el primero era que el duque
comenzara a buscar sitio para la fundación, en segundo lugar la demanda impuesta por
el príncipe de Bearne sobre su derecho a la herencia de doña Germana, ya que ésta no
dejó en su testamento heredero para sus bienes y por último la fuerte oposición del abad
Pedro Pastrana a abandonar el edificio.
En 1545, el Papa Pablo III extinguió la orden del Císter en el monasterio de San
Bernat de Rascanya, por petición de Fernando, y daba facultad al duque de Calabria
para ampliarlo para un prior y frailes jerónimos. El Sumo Pontífice instituyó
perpetuamente la orden de San Jerónimo, la advocación de San Miguel, la posesión de
la casa, monasterio y huerto de San Bernat, el respeto de los deseos y donaciones
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testamentarias de los duques y el permiso para que los cuerpos de los fundadores
recibiesen sepultura en el monasterio.
En 1546, Fernando de Aragón tomó posesión solemne del monasterio y cambió la
advocación por la de San Miguel de los Reyes. Ordenó trasladar el retablo del altar
mayor dedicado a san Bernardo a una capilla y puso en su lugar la imagen del arcángel
San Miguel, trasladó los cuerpos de su mujer y de su hermana para que recibieran
sepultura en la iglesia y quiso convertir la fundación en un panteón familiar más amplio.
Cambió el nombre de la antigua abadía cisterciense por el de San Miguel de los Reyes.
Pasó a llamarse así por la devoción que los virreyes de Valencia tenían por el arcángel y
por los ilustres y reales personajes a los que debía de servir de panteón.
La posesión del monasterio por parte de la comunidad religiosa fue plena cuando en
1548 el duque cedió edificios, lugares y rentas a los religiosos del Monasterio de San
Miguel de los Reyes.
Tras la muerte de don Fernando de Aragón en 1550, el monasterio de San Miguel de
los Reyes sufrió grandes problemas. El hecho de nombrar al monasterio heredero
universal de todos sus bienes y derechos causó diversos malestares y, las expectativas
con las que afrontaba la comunidad su devenir tras la muerte del duque no tardaron en
truncarse y convertirse en adversidades.
La comunidad mantuvo los compromisos formados con el duque respecto a lo
acordado en lo referente a los enterramientos, pero no se ampliaron las disposiciones
referentes a los lectores y colegiales, por los impedimentos económicos.
La avalancha de pleitos que soportó el Monasterio de San Miguel de los Reyes fue la
principal causa de su debilidad, puesto que dejaba a la comunidad sin ingresos y
provocaba numerosos gastos.
Pero paralelo a los pleitos y a las ventas del rico patrimonio heredado, el monasterio
procuró por todos los medios a su alcance a cobrar todo aquello que se le debía al duque
y, que por herencia le correspondía. Las deudas abarcaban al Emperador, al Rey de
Francia, las tierras de la Calahorra y Florencia.
Finalmente, en 1686 el general de la Orden de San Jerónimo concedió licencia a San
Miguel de los Reyes para vender la villa de Manzanera y así cubrir las deudas que había
causado el cargar el monasterio de tantos censales.
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El siglo XIX, al igual que los dos anteriores, comenzó lleno de conflictos. La Guerra
de la Independencia tuvo nefastas consecuencias para el patrimonio mueble del
monasterio, el cual sirvió como cuartel y depósito principal para la artillería de las
tropas francesas.
En 1814, Fernando VII recuperó el trono y reestableció las órdenes religiosas, pero no la
estabilidad y bonanza del siglo anterior.
Con la desamortización, criterios de defensa militar unidos a políticos, llevaron a la
destrucción de algunos conventos. La Junta de Enajenación desempeñó en estos
primeros tiempos una labor compleja, que básicamente perseguía demoler los edificios
que pudieran suponer un peligro en la defensa de la ciudad, ofrecer trabajo a los obreros
y preservar las obras artísticas de mayor calidad.
San Miguel de los Reyes se encontraba lo suficientemente alejado de la ciudad para
que su obra no supusiera un peligro militar, pero su destino era incierto. Con la
exclaustración la dispersión de los bienes muebles del monasterio remató el proceso
prolongado por las tropas francesas. La pila bautismal fue trasladada a la Basílica de los
Desamparados, los libros pasaron a la Biblioteca de la Universidad y a la Academia de
San Carlos, las pinturas y esculturas al Museo Provincial y los documentos a archivos
de Valencia y Madrid.
En 1843, Juan Antonio Cantero compró el edificio y sus tierras. Su intención era
demolerlo para usar su fábrica como cantera. Pero en 1844, Vicente Marzo, secretario
de la Comisión de Monumentos de la real Academia de San Carlos de Valencia incluyó
el monasterio entre los templos y edificios suprimidos dignos de respeto y conservación.
Esto hizo que pocos días después, por oficio de la Comisión de Monumentos se
propusiera que se destinase a fábrica de tabaco, utilidad que aseguraría su
supervivencia, aunque no se ejecutó.
En 1845, apareció San Miguel de los Reyes como un edificio sin enajenar. En este
tiempo el edificio fue utilizado como depósito de animales muertos y excrementos, que
después de su transformación servían para abonar los campos. Numerosas familias lo
ocuparon para residir en él.
Las instituciones que desde hacía tiempo venían insistiendo en la importancia del
inmueble continuaron su labor, aunque poco pudieron hacer. Durante estos años el
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edificio permaneció abandonado a su suerte. Finalmente, en 1849, por orden del Real se
detuvo el peligro de derribo.
El edificio fue utilizado como manicomio por el Hospital de Valencia y, desde 1845
como hospital de coléricos.
Desde 1856 fue destinado a cuartel de “quintos” de la Guardia Civil durante los dos
meses que duraba la instrucción, hospicio y sala de corrección para jóvenes.
En 1859 una parte del monasterio fue dedicada a la cárcel nacional de mujeres. Tras ser
utilizado como almacén de utensilios del ejército como forraje, armas y municiones,
hacia 1867 se decidió descongestionar al Presidio de San Agustín habilitando para estas
funciones el monasterio jerónimo.
En 1962 el Ministerio del Interior lo vendió por 12.000.000 de pesetas al Ayuntamiento
y Diputación de Valencia y, en 1966 se clausuró su función de presidio. Tras esta fecha
acogió el grupo escolar “Reina Doña Germana”, a la vez que sirvió de almacén
municipal. En junio de 1981, la Dirección de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas
acordó tener por incoado el expediente de Declaración de Monumento Histórico
Artístico. El 29 de agosto fue declarado Monumento Nacional por la dirección general
de Bellas Artes del Ministerio de Cultura.
En este ambiente de reconocimiento se presentó el proyecto de rehabilitación dirigido
por Emilio Giménez, con un presupuesto de 560 millones. Las obras no se
emprendieron y cualquier intervención cayó en disputas. En 1985 dejó de ser colegio. El
año 1988 fue bueno para el Monasterio, puesto que el Plan General de Ordenación
Urbana prevenía la redacción de un plan especial para su entorno y, ese mismo año se
presentó un nuevo proyecto de rehabilitación. Por estas fechas se creó un convenio
específico entre el Ayuntamiento y Diputación a través de la creación de un consorcio
que se comprometía a la restauración, rehabilitación, conservación y utilización del
edificio. Incluso con el nuevo proyecto y establecido el consorcio la falta de
entendimiento entre sus componentes fue constante y se acentuó cuando al frente de
cada una de las instituciones figuraron políticos de distinto partido. En 1992 el
Consorcio aprobó la realización del proyecto presentado años antes y en enero de 1993
decidió no utilizar el edificio como almacén de muebles embargados. En septiembre de
ese año se adjudicaron las obras para la rehabilitación del claustro.
El año 1995 fue decisivo para el futuro del edificio. El Consorcio decidió actuar y se
ampliaron los trabajos a la parte posterior de la Iglesia y el claustro note y, se creó una
comisión para determinar sus posibles usos, formada por representantes de la
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Generalitat, Ayuntamiento, Universidad de Valencia, Academia de Bellas Artes y
Universidad Politécnica de Valencia.
Finalmente, se determinó que la Biblioteca Valenciana 1se ubicara en el Monasterio de
San Miguel de los Reyes. Al año siguiente, se presentó un proyecto de Julián Esteban
Chapapría, arquitecto de Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana. que
contemplaba la utilización del claustro sur para salas de lectura e investigación, la
iglesia como templo y lugar de exposiciones y conciertos y ubicaba en el claustro norte,
los depósitos, almacenes y salas de clasificación, articulados por un patio con galerías y
pasillos abiertos de nueva construcción.
En 1997, el consorcio aprobó la segunda fase de restauración del edificio. Se firmó un
acuerdo por el que se cedía el uso del Monasterio a la Generalitat Valenciana por 75
años.
La rehabilitación y restauración de aquello que simplificadamente llamamos antiguo
Monasterio de San Miguel de los Reyes pretendía desde el principio conjugar un doble
objetivo: en primer lugar, el rescate para la memoria de los valencianos de uno de los
episodios más brillantes y cultos de su historia; y en segundo lugar, la recuperación
física de un patrimonio de altísimo valor arquitectónico para su disfrute social,
destinándolo a un uso cultural que se vinculara directa o indirectamente con el origen y
trayectoria del propio edificio.
El proyecto de edificación de la Biblioteca era el siguiente: La amplia explanada que
quedó al quitar los muros carcelarios dio paso a la creación de jardines y paseos, el
claustro sur se destinó a albergar las dependencias de acceso público de la Biblioteca
tales como salas de lectura y de Investigación, seminarios, gestión de la Biblioteca…, la
Iglesia central compatibilizará las actividades de la capilla musical, la celebración de
exposiciones y eventos y la recuperación del culto, y el claustro norte acogerá de
manera funcional los depósitos bibliotecarios, áreas de tratamiento y clasificación,
almacenes y las zonas de trabajo técnico bibliotecario.
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El destino final que se pretende dar al edificio es el resultado de muchas propuestas de uso que se han
sucedido a lo largo de los años desde que fue declarado Bien de Interés Cultural. Destacaremos, entre
otras: Museo de Prehistoria, Pintura y Grabado, Archivo Provincial e Institución Alfons el Magnànim;
residencia de jefes de estado durante sus visitas a Valencia, centro cultural de zonas, centro cultural de
asociaciones valencianas, bibliotecas, salas de exposiciones y conferencias. Centro de archivos de toda la
Comunidad Valenciana; Biblioteca Valenciana; colegio e instituto; sede de las Cortes Valencianas, centro
cívico de congresos y conferencias, etc. ARCINIEGA GARCÍA, LUÍS: El Monasterio de San Miguel de
los Reyes, pp. 100-102.
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Biblioteca Valenciana:
Actualmente, la Biblioteca Valenciana es definida en el artículo primero de su
decreto de creación2, como “centro superior bibliotecario de la Generalidad y depósito
bibliográfico de la Comunidad Valenciana”. Sus fines se desarrollan en el artículo
octavo de la Ley 10/86 de Organización Bibliotecaria de la Comunidad Valenciana.
Las funciones actuales de la Biblioteca son las siguientes:
a) Reunir, conservar y organizar los siguientes fondos, con independencia de su
soporte material:
1.
Las
obras
editadas
o
producidas
en
la
Comunitat
Valenciana.
2. Obras sobre la Comunitat Valenciana o que estén relacionadas con la cultura y
lengua valencianas, aunque se hayan editado o producido fuera de la misma.
3. Obras de autores valencianos, aunque se hayan editado o producido fuera de la
Comunitat Valenciana.
b) Elaborar, gestionar y difundir la bibliografía valenciana, en colaboración con otras
instituciones.
c) Poner a la disposición de la ciudadanía y de las instituciones los fondos que
custodia, con las limitaciones que requiera su preservación. Las normas de acceso y
consulta de los fondos se deben establecer reglamentariamente.
d) Ser un centro de recursos para la investigación sobre temas valencianos.
e) Elaborar el Catálogo Colectivo del Patrimonio Bibliográfico de la Comunitat
Valenciana y propiciar la integración del mismo en cuantos catálogos colectivos de las
mismas características se creen en el resto de España, o a nivel internacional.
La colección actual de la Biblioteca dependiente de la Generalitat Valenciana cuenta
con 2.562 manuscritos, 6.250 impresos de los siglos XV-XVIII, 160.000 monografías
de los siglos XIX-XX, 9.000 títulos de publicaciones seriadas, 9.000 carteles, 30.000
postales antiguas, 200.000 documentos fotográficos, 30.000 dibujos originales y 6.000
unidades de material audiovisual. Está previsto que las instalaciones puedan albergar
2.000.000 de documentos.
2
Decreto 5/1985
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Este antiguo monasterio, sede actual de la Biblioteca Valenciana, acoge además la
Academia Valenciana de la Lengua, la Dirección General del Libro, Archivos y
Bibliotecas, el Registro de la Propiedad Intelectual de la Comunidad Valenciana y el
Consorcio para la restauración, conservación y utilización del Monasterio de San
Miguel de los Reyes.
Está abierta a cualquier ciudadano que desee acceder tanto a la información que se le
proporciona en la Sala de Consulta y Referencia, como al documento en sí, ya sea
original o la reproducción de éste que permite el estudio al mismo tiempo que garantiza
la conservación del original.
Cubrir las necesidades de la investigación de materiales muy diversos en cuanto a su
tamaño, soporte, medios de consulta, etc., en un área bien delimitada del edificio, era un
objetivo fundamental en la planificación del proyecto bibliotecario de la Biblioteca
Valenciana. Esta zona requiere condiciones específicas de seguridad de los documentos
junto a personal bibliotecario muy cualificado. También esta bien diferenciada la zona
de las oficinas administrativas y la zona de trabajos bibliotecarios.
Los almacenes constituyen el llamado “depósito de libros” característico de las
estructuras de los edificios destinados a bibliotecas. En una biblioteca de las
características de la Valenciana hay que tener en cuenta que se trata de una biblioteca de
conservación donde abundan los fondos antiguos, raros y valiosos que requieren
condiciones especiales de conservación y seguridad.
A la redacción definitiva del proyecto fueron realizados un conjunto de estudios
previos, consistentes en excavaciones arqueológicas que se acompañan con estudios
documentales, planos, videos y análisis constructivos y peritaciones estructurales de las
distintas fábricas. Configurando todo ello un bagaje imprescindible para la comprensión
y valoración histórica y arquitectónica del complejo monumental.
Por último, debe hacerse mención al hecho de que una de las preocupaciones de la
puesta en valor del conjunto monumental ha sido el adecuado conocimiento y disfrute
de este bien cultural por el colectivo social. Por ello, se pensó en la reserva de un
espacio expositivo que contendría la historia del complejo monumental mediante un
audiovisual, cuatro maquetas representativas de la evolución del edificio y un módulo
expositivo que narrara la historia del conjunto. Complementariamente, se ha realizado
una señalización "cultural" que, coordinada con la necesaria señalización "funcional", se
convierte en el mejor itinerario expositivo del monumento.
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Bibliografía:
ARCINIEGA GARCÍA, Luís; El Monasterio de San Miguel de los Reyes, Volumen I,
pp.44-100, 209-210.
ARCINIEGA GARCÍA, Luís; El Monasterio de San Miguel de los Reyes, Volumen II,
pp. 45-77-106-107 y 132.
Webgrafía:
http://www.jdiezarnal.com/valenciasanmigueldelosreyes.html (visitada durante el mes
de Diciembre)
http://www.valencia-cityguide.com/es/atracciones-turisticas/iglesias/monasterio-sanmiguel-de-los-reyes.html (visitada durante el mes de Diciembre)
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