CUENTAS DE MARGEN, TÉRMINO DE TRANSICIÓN DE OPERACIONES Concepto 2007033654-002 del 27 de julio de 2007. Síntesis: Después de la entrada en vigencia del Decreto 666 de 2007 las operaciones de cuentas de margen y aquellas con características o efectos similares a las mismas se desarrollarán bajo el imperio de las disposiciones en él previstas. Para la adopción organizada de los ajustes por parte de las sociedades autorizadas, el artículo 18 de esta disposición concedió a los operadores el término de transición de 2 meses, contados a partir de la fecha de su promulgación. Como los parámetros establecidos en el Capítulo V del Decreto 666 de 2007 versan sobre la estructura del capital adecuado que deben mantener las sociedades autorizadas para adelantar operaciones de cuentas de margen, son dichas instituciones las directas responsables de la aplicación de esas normas de carácter prudencial, no sus clientes. «(…) consulta alusiva al cumplimiento de lo previsto en el Decreto 666 de 2007 por parte de las sociedades autorizadas para celebrar contratos de cuentas de margen, específicamente si para los efectos indicados en los artículos 12 y 13 aquellas pueden realizar el cierre obligatorio de posiciones que hayan abierto por cuenta de clientes antes de la entrada en vigencia de la citada reglamentación. Como es de su conocimiento, con la expedición del Decreto 666 de 2007 se establecieron las condiciones en que se encuentra permitida la celebración de contratos de cuentas de margen, negocios que tienen por objeto la realización de “operaciones de contado de compraventa de valores, por cuenta de un cliente, por montos superiores a los recursos aportados por éste”, concepto suficientemente explícito respecto del propósito del Gobierno Nacional para intervenir, en beneficio de la comunidad, con la determinación de reglas ciaras que disciplinen la materia. Estas fueron concebidas para dotar de seguridad a las operaciones de ese tipo que se instrumentan en el sistema bursátil, teniendo en cuenta la necesidad de salvaguardar la solidez patrimonial de los intermediarios y de prevenir el riesgo implícito en tas mismas en atención a sus características y particularidades, especialmente en cuanto se trata de transacciones especulativas apalancadas, en cuya ejecución se comprometen los intereses de inversionistas, agentes y participantes del mercado. Con ese propósito, los artículos 1° a 3° del Decreto 666 de 2007 definen los aspectos generales que rigen las operaciones de cuentas de margen: sólo pueden realizarse sobre valores de alta liquidez, a través de los sistemas de negociación autorizados por la Superintendencia Financiera y exclusivamente están facultadas para celebrar tales contratos dos tipos de entidades vigiladas por esta Autoridad: las sociedades comisionistas de bolsa, dentro del marco de negocios de comisión o a través de la administración de portafolios de terceros y las sociedades fiduciarias, mediante las figuras de la fiducia mercantil o la del encargo fiduciario. Para el desarrollo de las actividades en cuestión por parte de las instituciones respectivas, en los artículos 4° a 8° ibídem se fijan las reglas especiales que determinan cómo se constituyen las denominadas cuentas de margen y el respaldo patrimonial necesario para la realización y liquidación de las operaciones correspondientes. Estas previsiones se ocupan de establecer: la noción de “margen” y el monto mínimo que a título de éste entrega el cliente 1 a la sociedad autorizada al inicio del respectivo contrato (4° y 5°); el concepto de “llamado al margen” y los eventos en que dicha medida tiene lugar (6°); el manejo de los recursos recibidos con ese propósito (7°) y las circunstancias en que debe efectuarse el cierre obligatorio de las posiciones abiertas de un cliente (8°). Puntualmente en relación con el tema expuesto en la consulta se hace necesario detenernos en las condiciones a las que se refiere el último de los preceptos mencionados, esto es, las que imponen perentoriamente la finalización de operaciones no resueltas; en ese sentido, el artículo 8° del precitado decreto señala: “Cierre obligatorio de las posiciones abiertas. La sociedad autorizada deberá cerrar todas las posiciones abiertas de un cliente siempre que el valor del margen, calculado teniendo en cuenta las pérdidas o ganancias que resultarían en el evento de cierre de las posiciones del cliente, sea inferior a una suma igual al treinta por ciento (30%) del margen que se requeriría para tomar una posición equivalente a la que se tiene por cuenta del respectivo cliente de conformidad con lo previsto en el artículo 4° del presente decreto”. “(...) “Lo previsto en este articulo se aplicará, aún cuando el cierre de las posiciones abiertas de un cliente genere una pérdida para éste superior al valor del margen en el momento de la realización del respectivo cierre”. Es de subrayar que las anteriores son normas de orden público, expedidas por el Poder Ejecutivo en ejercicio de sus facultades de intervención económica en la actividad bursátil para garantizar el normal funcionamiento del mercado de valores, en beneficio de los inversionistas, operadores y de la economía del país, como ya se anotó. Por ello, su cumplimiento es imperativo y no puede estar subordinado al interés de los particulares, puesto que sobre aquel prevalece el interés general. Por este aspecto, cabe resaltar que con apoyo en los postulados de la Carta Política y al amparo de lo prescrito en el artículo 18 de la Ley 153 de 1887, “Las leyes que por motivo de moralidad, salubridad o utilidad pública restrinjan derechos amparados por la ley anterior, tienen efecto general inmediato”, principio que opera sin perjuicio de los plazos que el legislador disponga para la aplicación de las mismas”. 1 Quien puede ser una persona natural o jurídica o una cartera colectiva. En esa medida y en lo tocante al asunto en discusión, se tiene que después de la entrada en vigencia del Decreto 666 de 2007 las operaciones de cuentas de margen y aquellas con características o efectos similares a las mismas (concepto que abarca los actos pendientes de ejecución en ese tipo de negocios y los que a futuro se celebren) se desarrollarán bajo el imperio de las disposiciones en él previstas. Para efecto de la adopción organizada de los ajustes respectivos por parte de las sociedades autorizadas, el artículo 18 concedió a los operadores el término de transición de 2 meses, contados a partir de la fecha de su promulgación (8 de marzo del presente año). Vencido el plazo señalado por el Gobierno, todas las posiciones pendientes de finiquito pertenecientes a operaciones de cuentas de margen 2 que reúnan (reunieron) los supuestos indicados en el artículo 8° ib. deberán (debieron) cerrarse, sin excepción, si los clientes no aportan (aportaron) el valor requerido para evitar dicho procedimiento (no menos del 30% del margen que debería estar en poder de la sociedad autorizada de manera previa a la realización de la inversión equivalente, conforme a lo previsto en el art. 4° ib.). Ahora, frente a las inquietudes formuladas en su comunicación, debe aclararse que las circunstancias cubiertas por los artículos 12 a 15 del prenombrado decreto son distintas de la situación contemplada en el artículo 8°, pues aquellos se ocupan de establecer el régimen prudencial aplicable a las sociedades autorizadas para celebrar contratos de cuentas de margen (sobre el límite de operaciones que puede realizar la entidad respectiva en función de su capacidad patrimonial y en razón de su exposición al riesgo por cuenta de tales negocios), mientras que éste apunta estrictamente a las seguridades que en cada caso está llamado a constituir el cliente para la ejecución de una operación individualmente considerada (esto es, para mantener abierta por su cuenta una posición y el derecho a tomar la determinación de ordenar la operación contraria cuando lo estime conveniente). Como quiera que los parámetros establecidos en el Capítulo V del Decreto 666 de 2007 (contentivo de los artículos 12 a 15 a que hicimos alusión) versan sobre la estructura del capital adecuado que deben mantener las sociedades comisionistas de bolsa y las sociedades fiduciarias para el desarrollo de sus actividades (concretamente en punto a la realización de operaciones de cuentas de margen), son dichas instituciones las directas responsables de la aplicación de esas normas de carácter prudencial, no sus clientes. Luego, para ajustarse al cumplimiento de los aspectos que a título institucional les compete asumir en relación con la normatividad en comento, los mencionados profesionales pueden acudir a los mecanismos que el tráfico mercantil les permita adoptar en el marco de los actos jurídicos propios de su objeto social. 2 De acuerdo con los parámetros definidos en el parágrafo 1° del articulo 1° del Decreto 666 de 2007. Por último y en punto al cuestionamiento alusivo a la responsabilidad administrativa que puede asistirle a una entidad vigilada en la ejecución de las actividades descritas, cabe manifestar que la misma sólo podrá establecerse en cada caso en particular frente a la evaluación de las circunstancias y hechos concretos que rodeen la respectiva actuación, y en el ámbito de las competencias legales asignadas a esta Superintendencia para tales efectos. (…).»