DOLOR DE ESPALDA Por los Dres. Javier Serra y Kepa Lizarraga. Un buen día el ser humano se animó a adoptar y mantener la posición erecta y desde ese momento, en el que obligó a la zona lumbar a soportar continuamente todo el peso del cuerpo, se generalizó en su especie el dolor de espalda o lumbalgia. En contra de lo que opina la gente, las personas padecen dolor de espalda, la mayoría de las veces, no por levantar cargas pesadas indebidamente sino por realizar esfuerzos en posturas incorrectas al hacer trabajos que aparentemente no son intensos. También es importante señalar que, en contra de lo que pudiera parecer a primera vista, los dolores de espalda no son exclusivos de las personas de edad avanzada o con alguna enfermedad. La gente joven, incluso deportiva, sufre con gran frecuencia este tipo de molestias. Claro que determinadas alteraciones anatómicas del aparato locomotor, en concreto de las extremidades inferiores y sobre todo de la columna vertebral, así como el estrés psíquico van a favorecer la aparición y la recurrencia de los dolores de espalda. Las personas que conocen la estructura de la columna vertebral, su funcionamiento y sus limitaciones y realizan determinados ejercicios evitan lesiones y trastornos e incluso alivian los ya existentes. ANATOMÍA La columna vertebral está constituida por la superposición de 32 a 34 huesos cortos, denominados vértebras. Las vértebras están articuladas de tal forma que el único movimiento poco restringido que permiten es el de flexión del cuerpo hacia delante. Entre vértebra y vértebra existe una especie de disco formado por un anillo y un núcleo lleno de un líquido gelatinoso que sirve para que cuando sobre la columna se ejerzan diferentes fuerzas, éstas se transmitan a través del disco, el cual se encargará de repartirlas de manera que sean mas fácilmente absorbidas. Todo el conjunto de la columna vertebral está reforzado por una serie de ligamentos y músculos que mantienen unidas las vértebras entre sí. Además, existen unos músculos regionales muy potentes. La importancia de una buena musculatura abdominal y lumbar es vital para la salud de la espalda porque libera a las vértebras y a los discos intervertebrales de parte de su trabajo. CAUSAS DEL DOLOR DE ESPALDA Las causas de un dolor de espalda pueden ser muy variadas. Pueden provenir de alteraciones congénitas o adquiridas de la columna, trastornos degenerativos discales o de las superficies articulares, infecciones, de una musculatura deficiente o demasiado débil, de lesiones ligamentosas, etcétera. Por su parte, la obesidad predispone al dolor de espalda, ya que la columna vertebral, al tener que soportar el exceso de peso, sufre una sobrecarga que provoca un aplastamiento de las vértebras y de los discos. Así mismo, la edad comporta frecuentemente dolor de espalda. El envejecimiento de las vértebras conlleva una pérdida de minerales, los ligamentos sufren de esclerosis y los discos intervertebrales se deshidratan. En ocasiones aparece dolor de espalda como consecuencia del agotamiento que acompaña a determinadas enfermedades y más frecuentemente debido a un simple cansancio, a una fatiga general o incluso a un conflicto familiar o laboral que puede traducirse en un estado depresivo enmascarado. Otras veces, el dolor de espalda se debe a traumatismos, deportivos o profesionales, o de la vida cotidiana, que pueden pasar desapercibidos. Son enormemente perjudiciales los ejercicios que se realizan con flexión o torsiones amplias, el levantamiento de objetos pesados por encima de la cabeza, así como los esfuerzos para vencer grandes pesos. Pero la mayor parte de las veces los dolores de espalda se producen al realizar tareas muy corrientes y en apariencia poco penosas pero que a consecuencia de su larga duración, si se realizan en posturas poco adecuadas, provocan sobrecargas musculares, contracturas y dolor. La falta de preparación física es en estas personas el factor primordial desencadenante de su dolencia. LAS ALTERACIONES DISCALES Cuando nos inclinamos hacia delante las vértebras tienden a separarse por la parte de atrás y el disco se desplaza momentáneamente en la misma dirección. Lumbago agudo: Si el disco desplazado hacia atrás excita los nervios sensitivos que allí existen y produce dolor localizado. Ciática: Si el disco se desplaza aún más hacia atrás puede llegar a presionar sobre el nervio ciático, con lo que el dolor desciende por la pierna. Hernia discal: Si el disco, desplazado hacia atrás no se reintegra a su lugar de origen y el núcleo gelatinoso se distiende o rompe, puede que protruya excitando al nervio ciático e incluso a la medula. Encajonamiento discal: Ocurre generalmente como consecuencia de un accidente o un gran esfuerzo. En otras ocasiones es por tensiones repetidas. El núcleo explota y la sustancia gelatinosa que contiene se expande por su interior sin atravesar el anillo fibroso. El disco se comprime y se encaja, lo que supone un acercamiento de las vértebras pudiendo provocar el pinzamiento de los nervios o el deterioro óseo de la vértebra. TRATAMIENTO DEL DOLOR DE ESPALDA Durante los dolores agudos: reposo en cama, calor, masaje, antiinflamatorios y/o decontracturantes. Cuando los dolores no llegan a atenuarse: tranquilizantes e infiltración local de anestésico o antiinflamatorio. Cuando el paciente se encuentra mejorado de la crisis dolorosa o cuando el dolor es crónico: debe acudirse a la medicina física, que comprende masajes, manipulaciones, corrientes, ultrasonidos, hidroterapia y reeducación, entre otras posibilidades. En el tratamiento de las alteraciones y dolores de espalda es esencial la gimnasia, que comprende una serie de ejercicios a realizar diariamente y en el propio domicilio por el paciente, siempre y cuando haya remitido el dolor agudo. CONSEJOS GENERALES PARA PROTEGER LA ESPALDA Mantener el cuerpo erguido: Es necesario entrenarse y aprender a mantenerse continua e inconscientemente derecho. Con ello se consigue que los discos intervertebrales repartan correctamente el peso y eviten deformaciones permanentes de la columna vertebral. Erguido significa tener la espalda recta de una forma natural, sin forzar, llevando los hombros hacia atrás suavemente, manteniendo la cabeza levantada con el cuello recto y el vientre suavemente metido, con los músculos del abdomen ligeramente contraídos. Sentarse bien: En la postura sentada el peso del cuerpo se distribuye entre el asiento y el suelo, consiguiéndose un equilibrio postural óptimo cuando el tronco se encuentra en posición vertical, los muslos horizontales, las piernas verticales y los pies horizontales, descansando sobre el suelo. La altura del asiento debe ser sensiblemente igual a la longitud de las piernas. Conduciendo hay que mantener los mismos cuidados. Los asientos han de ser regulables para permitir que la espalda vaya apoyada en toda su longitud y sentarse lo más cerca posible del volante para mantener el cuerpo erguido y no tener que llevar las piernas completamente estiradas Cambiar la postura: No debe mantenerse durante demasiado tiempo la misma posición ya que hasta la mejor postura provoca fatiga si no se permite de vez en cuando relajar los músculos posturales y la columna vertebral. Durante el sueño, una posición horizontal como la de tumbado permite descansar la columna vertebral ya que ésta no tiene que soportar el peso del cuerpo. Pero incluso en esta posición hay que procurar mantener la posición natural de la columna vertebral. Para ello es necesario un colchón firme, no duro, en el que podamos tendernos confortablemente sin hundirnos, colocado sobre un somier resistente y tenso. La almohada debe ser lo más plana posible. Por lo que se refiere a la postura a adoptar durante el sueño, la más adecuada es boca arriba colocando, a poder ser, un cojín bajo las rodillas o de costado con las piernas algo flexionadas. Debe procurarse no dormir boca abajo porque se somete a la columna vertebral a una posición estática incorrecta. OTROS ASPECTOS Los tacones demasiado altos obligan a la pelvis a adoptar una posición adelantada y modifican su equilibrio horizontal afectando al grado de tensión de los músculos abdominales y lumbares, sobrecargando la espalda. Tampoco los tacones absolutamente planos son recomendables. La altura adecuada es de 4 a 5 cm. Los cambios de hábitos físicos son el motivo de las molestias que padecen muchas personas sanas después de uno o varios días de fiesta. La conducción, los trabajos de jardín, los excesos deportivos e incluso el descanso en posiciones inadecuadas son la causa de una sobrecarga de los músculos de la espalda y de unos esfuerzos inusuales impuestos a los discos intervertebrales. Respecto a las actividades deportivas es conveniente escoger aquellas especialidades que reporten beneficios para la espalda, como la natación en estilo crolls y espalda, el ciclismo de forma moderada, la marcha y el esquí de montaña o fondo. Por el contrario, hay algunos deportes contraindicados para la espalda como el tenis, el golf, el judo, el surf, la equitación... por ser actividades que fatigan mucho la zona lumbar.