Todos a aprender: una posibilidad emancipadora...Yazmín

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Todos a aprender: una posibilidad
emancipadora...Yazmín González Ortiz
"Si doy una mirada al pasado, encuentro que jamás me proyecté para moverme en el
campo de la educación; sin embargo, siempre busqué que lo que yo hiciera de mi vida, me
permitiera sentir el aroma de la libertad, una libertad que fuera inspiradora, una libertad que
me permitiera trascender la sociedad en la que nací, una libertad que me llevara siempre más
allá de lo que me ofrecía el destino".
Tal vez, por esta razón, me ha llamado siempre la atención ese discurso libertario de
Paulo Freire, que invita a quien lo lee, a descubrir desde la crudeza de la opresión, aquella
posibilidad de liberarse a sí mismo y de liberar con sus propios cambios de actitud a aquellos
que caminan a su lado.
Hoy traigo a colación la frase de Freire en su obra La educación como práctica de la
libertad, frase que, además de impulsar mi vida profesional, mueve de manera constante mi
mundo personal: "La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor"; y es que
educar es un proceso constante en la vida de toda persona, aprendemos y enseñamos con
nuestros gestos, palabras, pensamientos e ideales expresados, con nuestros actos cotidianos,
somos educables y educadores todos los días de nuestra vida, pero ante todo debemos estar
dispuestos a asumir el reto de desaprender, labor de valientes, para poder aprender para
mejorar.
Definitivamente, si hago una reflexión en torno a por qué enfoqué mi vida profesional
hacia la educación, encuentro que siempre me ha gustado ayudar a los otros y otras para
ayudar a cambiar realidades sociales, siempre me ha llamado muchísimo la atención. Uno
puede ser revolucionario y protestar, pero es más hermoso y contundente, cuando como un
acto de amor, pones en acción tu saber para acompañar a otros y otras en procesos
generadores de cambio.
A lo largo de mi vida laboral he trabajado con niños, niñas y jóvenes en educación
formal; he vivido procesos con iniciativas de educación popular, llevando nuevas alternativas
de proyección social a las familias; he participado de iniciativas en y para la paz con jóvenes
estudiantes, he tenido la experiencia de trabajar el lenguaje con profesionales en preparación
en algunas instituciones de educación superior, he estado participando de algunas propuestas
de investigación educativa con algunas organizaciones en el país y en Latinoamérica; en
resumen, he tenido la oportunidad de respirar la educación desde diferentes ámbitos y cada
vez me enamoro más de lo que ésta logra en las personas.
En mi vida personal, Dios puso en mi camino un hermoso reto, mi hijo, y es que me he
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dado cuenta que ha sido una de las personas de las que más he aprendido en la vida, todo un
reto, con él sí que he sentido el precio del aprendizaje. Y obviamente también he tenido que
enseñarle muchas cosas..., procurando cumplir bien con mi tarea de ser mamá.
En definitiva, muchas personas y personajes en el camino, muchos roles desempeñados y una
vida construida de momentos donde el aprendizaje ha sido el centro.
Y es que cuando te mueves en ambientes educativos, te confieres la oportunidad de
evidenciar los resultados de lo que haces bien, de lo que mueves en los y las demás, de lo que
logras con tu discurso emancipador, de ser motivador, impulsor, generador de sentido, de ser
susceptible de aprender y de servir de ejemplo para que otros quieran seguir adelante. En
suma, esos otros y otras se convierten en la imagen reflejada de esa obra de arte que vas
puliendo poco a poco a lo largo de tu hacer humano y profesional.
En este sentido, el Programa "Todos a aprender", se ha convertido para mí, como
profesional de la educación, en una oportunidad de vida, son pocos meses los que llevo como
Formadora y siento que he adquirido muchas herramientas para ser más y mejor persona y
profesional. Me motiva pensar en todos esos niños y niñas a los que apuntan las propuestas y
acciones del programa; siento que esta es una oportunidad para permear la realidad educativa
del país y liberar verdaderamente a esos otros y otras.
Además de todo lo que perfila mi labor con algunas regiones del país, en el camino de
esta nueva y retadora labor, he encontrado profesionales con el corazón puesto en lo que
hacen; y es que como dice Freire, esta es una labor de amor que decanta en actos valerosos.
Los tutores docentes con los que he podido compartir en el programa, han demostrado
un gran sentido de pertenencia y amor, tanto con su región como con su labor de educadores.
Este ha sido el mayor motor que los ha venido impulsando a ser propositivos y a querer
participar en el programa.
Definitivamente, creo que esta es una oportunidad para hacer parte de la verdadera
revolución educativa. Soy una convencida que con amor y dedicación, ética profesional y
creatividad, podemos guiar a los maestros y maestras de nuestro país a desear aprender
nuevas cosas y así fortalecer sus saberes pedagógicos. Creo que ya hay en nuestras escuelas
un elemento humano muy importante, nuestros docentes y estudiantes, al igual que una
materia prima amasada y lista para hornear y que nosotros los formadores estamos llamados a
preparar esta receta con cariño, dispuestos a ayudar y a poner al servicio de la educación
colombiana, todo ese potencial profesional y humano que traemos con nosotros y que poco a
poco se seguirá fortaleciendo.
La transformación está en nuestras manos y doy gracias a Dios porque alguien creyó
que yo podía hacer parte de este interesante equipo. Espero seguir creciendo, porque como lo
dice nuestro programa: todos podemos aprender.
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