Los certificados provisionales deben asentarse en el registro de acciones en forma separada de los títulos definitivos Bernardo Carlino 1 Resumen. El art. 208 de la Ley 19.550 permite la integración diferida; mientras existan saldos pendientes de integración se prohibe la entrega de títulos accionarios. Sólo se permite la de certificados provisionales nominativos. La ley no indica que estos certificados provisionales se deban asentar en ningún libro. Cuando la suscripción está totalmente integrada, el art. 213 manda llevar el registro de los títulos definitivos de acciones, que permanecerá en blanco hasta entonces, sin registrar nuevas emisiones mediante integraciones diferidas. El único sustento registral será el libro Diario General, o alguno de los sub diarios rubricados de la contabilidad, en los que se asienten estas operatorias. Los registros del libro del art. 213 se consideran de naturaleza constitutiva, puesto que acreditan la calidad de socio ante la sociedad y los terceros, por lo que se postula que los certificados provisionales deben asentarse en dicho Registro. Como el art. 208 distingue claramente a dos títulos, puesto que el provisional deberá ser canjeado por “la entrega” (sic) de los títulos definitivos, y por lo tanto que no se trata, entonces, de una “conversión”, sino de un rescate y reemplazo de uno por otro, deben asentarse nuevamente en el registro de acciones los títulos definitivos. Desarrollo El art. 208 (salvo aclaración en contrario, las remisiones a números de artículos se referirán a la Ley 19.550 t.o., “LSC”) prohibe a las sociedades anónimas entregar a sus socios títulos definitivos de acciones, mientras existan saldos pendientes de integración. Sólo se permite la entrega de certificados provisionales nominativos, considerados definitivos, negociables y divisibles, que han de contener las menciones esenciales enumeradas en el artículo 211 y las que agregara el estatuto. Pero la ley no indica que estos certificados provisionales se deban asentar en ningún libro. Remite a la voluntad de “los interesados” elegir la oportunidad de exigir la entrega de los títulos definitivos, una vez cumplida la integración. Es a partir de entonces que la disposición del art. 213 no deja lugar a dudas: “Se llevará un libro de registro de acciones con las formalidades de los libros de comercio, de libre consulta por los accionistas, en el que se asentará: 1) Clases de acciones, derechos y obligaciones que comporten; (…)” De reservarse exclusivamente para estos títulos, el registro de acciones permanecerá en blanco mientras las acciones no estén totalmente integradas, y tampoco registraría las nuevas emisiones cuyas condiciones de suscripción a su 1 info@bernardocarlino.com.ar 15 III Jornada Nacional de Derecho Contable – La Plata vez contemplen la integración diferida y por lo tanto instrumentadas mediante certificados provisionles, posibles en razón de que el artículo 190 las condiciona a que las anteriores hayan sido suscriptas. Así, emisiones sucesivas de capital mediante esta modalidad de instrumentación mediante certificados provisionales, no encontrarían anclaje ni asiento en un Registro específico como el del art. 213. El único sustento registral factible de acreditar cierta idoneidad probatoria judicial será el libro Diario General, o alguno de los sub diarios rubricados de la contabilidad, en los que se asienten estas operatorias, cuyos datos generalmente están lejos de cubrir los requeridos como esenciales por el art. 211. Dada la centralidad que luce actualmente el libro del art. 213, cuyos registros se consideran de naturaleza constitutiva puesto que acreditan la calidad de socio ante la sociedad y los terceros, postulo que los certificados provisionales deben asentarse en dicho Registro. Encuentro fundamentos para esta recomendación en la poco congruente disposición del inciso 2) de dicha norma, que manda asentar en el libro de registro de acciones el “estado de integración, con indicación del nombre del suscriptor”, puesto que la única manera de cumplir con este mandamiento es mediante el registro de los certificados provisionales. Califico de poco congruente el texto porque si el libro registro de acciones ha sido previsto para asentar los títulos definitivos, y estos se liberan a la circulación una vez que estén totalmente integradas las acciones suscriptas y a pedido del interesado, no tiene sentido la disposición. Solo la adquiere cuando se admite el asiento en el registro de acciones de los certificados provisionales. El enfoque propuesto resulta más consistente si se tiene en cuenta que la acción representa a cada una de las partes alícuotas en que se divide el capital social (art. 208); título accionario, en cambio, es el documento representativo de las acciones y como tal, puede abarcar a una o más acciones (“Zappa, F. c/viuda de Canale e Hijos SA”, CNCom., Sala B, 2/12/77.) cualidad que la ley otorga a los certificados provisionales. Desde esta perspectiva, el libro de registro adquiere entidad para contener a la “acción” en sus diversas etapas documentales: certificado provisional y título definitivo. Lo que, según lo dispuesto en el inc. 5, requiere dilucidar si, cuando cumplida la integración total, el interesado solicita la entrega de los títulos definitivos, se trata de una simple “conversión de los títulos, con los datos que correspondan a los nuevos”, o es necesario asentar nuevamente los títulos definitivos. Mientras subsistan las disposiciones sobre nominatividad, los certificados provisionales funcionan con un régimen de circulación idéntico a las acciones o títulos representativos definitivos, ya que hasta tanto no se reemplacen por ellos, serán considerados definitivos, negociables y divisibles (art. 208, LSC). 16 I – Derecho Contable Sin profundizar respecto de la naturaleza jurídica de cada uno, la LSC asegura al accionista la posesión de un título “ad hoc” con el cual puede hacer los negocios jurídicos a que tiene derecho, que llamó “certificado” provisional, pero al que bien pudo adjudicar el nombre de título provisional, ya que tiene todas las menciones, rasgos y atributos jurídicos para funcionar como tal. El art. 208 distingue claramente a dos títulos, puesto que el provisional sólo es posible de entregarse mientras algún saldo de la integración esté pendiente; cancelado el saldo, recién es posible “la entrega” (sic) de los títulos definitivos. No se trata, entonces, de una “conversión”, sino de un rescate y reemplazo de uno por otro, de lo que se sigue que deben asentarse nuevamente en el registro de acciones a los títulos definitivos, interpretación que armoniza si se deja de lado el regimen obligatorio de nominatividad: los provisionales corresponden a la etapa del saldo de integración pendiente, y por lo tanto requieren de individualización de los sucesivos titulares para el funcionamiento de la garantía del cedente por los pagos debidos por los cesionarios y su derecho de copropiedad (art. 210). Los definitivos pueden ser al portador, en cuyo caso no serán necesarias las menciones referidas a la individualización de los titulares, ya que los derechos y obligaciones del cedente no se aplican. 17 III Jornada Nacional de Derecho Contable – La Plata 18