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El ecodiseño es una metodología de desarrollo de producto que considera los aspectos ambientales junto con
otro tipo de aspectos como es la calidad, los costes, la seguridad, la estética, etc. Su objetivo es diseñar
productos de menor impacto ambiental a lo largo de todo su ciclo de vida, a la vez que se mejora su calidad y
funcionalidad.
■ Patricia Boquera Tovar
Dpto. de Materiales y Medio Ambiente
La perspectiva de la compra verde desde Europa
Desde 2001, con su Estrategia Europea para el Desarrollo sostenible, la Unión Europea ha apostado por la Compra y
Contratación Pública como elemento tractor para la inclusión de los aspectos ambientales en el diseño de productos,
puesto que es uno de los principales consumidores de Europa (un gasto de unos 2 billones de euros representan
aproximadamente un 19% del PIB de la EU).
Además de desarrollar diversas directivas que recogen la inclusión de los aspectos ambientales en las compras
públicas, en 2008 la CE publicó, conjuntamente con su Comunicación sobre Compra y Contratación Pública Verde
(CCPV), criterios ambientales de compra (divididos en básicos y complementarios) estandarizados para toda la Unión
Europea para 10 de categorías de producto entre las que se encuentra el mobiliario. Estos criterios están basados en
las ecoetiquetas, prácticas relacionadas con sistemas de gestión ambiental y directivas específicas. Desde entonces,
ya se cuenta con criterios para 21 grupos de productos.
El último estudio de la Comisión Europea (CE) sobre el estado de la compra pública verde se publicó en 2012 está
basado una encuesta a más de 850 autoridades de 26 Estados Miembro con datos de 2009/2010. En dicha encuesta
se preguntaba acerca del grado de inclusión de los criterios básicos de compra pública verde para las diez primeras
categorías de producto para las cuales la CE publicó una serie de requisitos. Si bien los resultados mostraban una
tendencia positiva, no se alcanzaban los objetivos propuestos de que el 50% de los contratos incluyeran todos los
criterios básicos, quedando dicho valor en un 26%, aunque si se considera la inclusión de al menos un criterio, dicho
porcentaje ascendía al 55%. El estudio destacaba así mismo la gran variabilidad en la adopción de la compra pública
verde, entre los diversos estados y entre categorías de producto.
Según datos del mismo estudio, en España hay otros grupos de productos donde la inclusión de criterios ambientales
es mayor, pero en cualquier caso, es ya un aspecto a tener en cuenta por las empresas que optan a licitaciones
públicas de mobiliario.
Porcentaje de inclusión de los criterios ambientales básicos en España por categorías de producto/servicio, 2009-2010.
Fuente: “The uptake of Gren Public Procurement in the EU-27”.
Edición: Agosto, 2013
El papel del ecodiseño en las licitaciones de
mobiliario
En el caso específico de los productos de mobiliario
(con una tasa de respuesta muy baja) la mitad de los
contratos estudiados incorporaban alguno de los
criterios ambientales básicos, y únicamente un 14%
los consideraba todos, (especialmente en Dinamarca,
Francia y Bélgica y en menor medida Suiza, Italia y
Alemania). De forma individual, el porcentaje de
inclusión de dichos criterios básicos es el siguiente:
nivel máximo de sustancias peligrosas (30%);
características ambientales de los materiales de
embalaje (30%); durabilidad o reparabilidad del mueble
(28%) y finalmente origen sostenible o legal de la
madera (21%).
reciclada, piezas plásticas o metales de segunda
fusión), reducción de sustancias peligrosas (como
pinturas con menos disolventes, sin metales pesados,
etc.),
• optimización del diseño para consumir menos
materias primas,
• optimización de los procesos productivos (eficiencia
energética, mejores técnicas disponiblesB)
• optimización del sistema de embalaje y la
distribución,
• mejora de la funcionalidad y alargamiento de la vida
útil del producto, y
• optimización del fin de vida del producto.
Las últimas acciones de la Unión Europea en relación
con la compra verde, además de proseguir su labor de
desarrollo de criterios de CCPV y ecoetiquetado, se
basan en la propuesta de nuevas directivas enfocadas
a la compra responsable, en la que además de los
criterios económicos (que hoy por hoy sigue siendo el
principal criterio de compra), consideren los aspectos
tanto ambientales como sociales. Por otro lado, esto
se complementa con el impulso a un método de
evaluación del impacto ambiental potencial tanto de
productos como de organizaciones, a través de un
método desarrollado por la UE denominado “Huella
ambiental”, y que se basa principalmente en la
metodología de análisis de ciclo de vida.
Si bien el ecodiseño es una metodología abierta y
totalmente flexible, casi una filosofía de diseño, existe
una normativa certificable, pensada para integrarse
con otros sistemas de gestión de la empresa (gestión
ambiental conforme a la norma ISO 14.001 o de
calidad conforme a la norma ISO 9.001). Esta norma
es la ISO 14.006 (desarrollada a partir de la norma
española UNE 150.301), y que si bien no dice qué
mejoras hay que aplicar al producto o el grado de
mejora a lograr, sí que establece los requisitos del
sistema de gestión del ecodiseño.
El papel del ecodiseño, el análisis de ciclo de vida
y las ecoetiquetas en la compra verde
Si bien su significado es distinto, todos estos
conceptos están íntimamente relacionados. El objetivo
final de todas estas herramientas, es la promover la
puesta en el mercado y consumo, de productos con
menor impacto ambiental considerado desde la
perspectiva global de todo su ciclo de vida.
El ecodiseño es una metodología de desarrollo de
producto que considera los aspectos ambientales junto
con otro tipo de aspectos como es la calidad, los
costes, la seguridad, la estética, etc. Su objetivo es
diseñar productos de menor impacto ambiental a lo
largo de todo su ciclo de vida, a la vez que se mejora
su calidad y funcionalidad.
El ecodiseño no es ninguna metodología rígida que
limite la creatividad. Más bien al contrario, consiste en
romper con lo preestablecido para encontrar nuevas
formas de lograr que un producto o servicio con menor
impacto ambiental, aporte al consumidor, al menos, el
mismo servicio que el diseño original o productos
equivalentes. Por lo tanto, al ecodiseñar, el cliente
siempre estará en el foco de atención, y al promover
un nuevo punto de vista, con nuevos objetivos
ambientales a considerar, el diseñador tendrá la
oportunidad de innovar.
Las principales actuaciones del ecodiseño se
enmarcan en los campos de:
• selección de materias primas de menor impacto
ambiental (de origen renovable como la madera de
gestión forestal sostenible), reciclado (tableros de
partículas con elevado porcentaje de madera
Para saber si mediante el ecodiseño se ha mejorado el
impacto ambiental potencial del producto de forma
global, se requiere emplear una herramienta que de
alguna forma “mida” dicho impacto. En este sentido,
cuanto más cuantitativa sea la herramienta, más útil
será la información que nos aporte para el diseño.
Entre las diversas herramientas de evaluación
ambiental de producto, servicio o procesos, la más
completa y recomendada por la Comisión europea, es
el análisis de Ciclo de Vida (ACV).
El Análisis de Ciclo de Vida es una herramienta que
permite evaluar de forma cuantitativa los impactos
ambientales de un producto o servicio, y por tanto,
comparar ambientalmente dos o más alternativas de
diseño, o bien comparar ambientalmente distintos
productos que realicen la misma función.
La metodología, estandarizada por la serie de normas
ISO 14.040, consiste en un proceso objetivo en el que
se determina una unidad de referencia (unidad
funcional) que mida de forma inequívoca el servicio a
evaluar. Para esa unidad funcional, se realiza el
inventario de ciclo de vida, es decir, se identifican y
cuantifican la energía, materias utilizadas así como los
residuos, emisiones y vertidos al medio a lo largo de
todas las etapas del ciclo de vida del producto (desde
la obtención de las materias primas hasta la gestión
del mismo como residuos). Posteriormente, la etapa de
evaluación de impacto ambiental traduce dichos
consumos y emisiones al medio ambiente en los
correspondientes impactos ambientales, según cómo
afecte al medio cada entrada o salida.
La información resultante suele ser de difícil
interpretación, por lo que algunas metodologías de
evaluación ambiental incorporan elementos opcionales
que normalizan y ponderan los diversos impactos, para
obtener una puntuación única. Con esta puntuación
única, los diseñadores ya pueden trabajar de forma
más ágil, para conocer cuáles son los materiales,
procesos o parámetros de diseño que mayor impacto
ambiental generan, y aplicando la metodología de
ecodiseño, aplicar al nuevo diseño mejoras que
reduzcan el impacto global del producto y controlar
que las mejoras de una fase no afectan negativamente
a otra etapa del ciclo de vida. Por ejemplo, que la
reducción de impacto por el uso de material reciclado
no incrementa el peso del producto de tal forma que el
mayor impacto en el transporte supere el beneficio
obtenido en la fase de producción.
A menudo los resultados del análisis ambiental y/o
mejoras ambientales conseguidas en el proceso de
ecodiseño se utilizan como instrumento de información
al consumidor, y así decantar su elección al
“ecoproducto”. Para esta función, el medio más
empleado es el ecoetiquetado, en cualquiera de sus
versiones. Hay muchos ejemplos de etiquetas y
declaraciones en todo el mundo. En el marco de los
esfuerzos para estandarizar los principios, prácticas y
características clave de las eco etiquetas voluntarias,
ISO ha editado normas referidas a los principales tipos
existentes.
Unos de estos tipos de ecoetiquetado, establece para
cada categoría de producto una serie de requisitos
ambientales
explícitos,
además
de
los
correspondientes de calidad o aptitud al uso, cuyo
cumplimiento debe demostrar la empresa para lograr
la licencia que le permita el uso del logo/etiquetado
correspondiente en su producto. Estos criterios,
establecidos sobre la base de un ACV, son una buena
pista para realizar la selección de mejoras ambientales
en el proceso de ecodiseño. Igualmente, el ecodiseño
de un producto facilita la obtención de una eco
etiqueta.
En el marco de la compra verde, se han realizado
múltiples esfuerzos desde las Administraciones, para
considerar aspectos ambientales en las compras
públicas. En concreto en la adquisición de mobiliario,
AIDIMA ha realizado una investigación en la que se ha
podido constatar que en los pliegos que consideran la
variable ambiental, los criterios considerados
(normalmente de tipo valorable más que obligatorios)
superan ampliamente los marcados la legislación
española existente para este grupo de productos.
Se han encontrado casos de pliegos con requisitos
ambientales en prácticamente todas las comunidades
autónomas, si bien de unos pliegos a otros, los
requisitos establecidos varían mucho, aunque hay
algunas comunidades donde la Administración ha
trabajado más ampliamente en el establecimiento de
unos criterios homogéneos, o ha establecido al menos
la base para ello (acuerdo marco, publicaciones,
estandarización de pliegos, etc.). De forma genérica,
de los 52 requisitos identificados en todos los pliegos
recogidos durante el estudio, los criterios más
ampliamente contemplados se indican a continuación.
Cabe citar que destacan especialmente el origen de la
madera y las bajas emisiones de COV o formaldehído.
Respecto a las materias primas:
• Origen de la madera: madera de origen legal
(demostrable); no proviene de especies amenazadas
según CITES o bien madera de bosques gestionados
de forma sostenible (FSC, PEFC o equivalente), lo
cual incluye su origen legal.
• Sustancias peligrosas en la madera y derivados:
tableros de baja emisión de formaldehído (clase E1
según norma EN-312 o equivalente)
• Pinturas, barnices y adhesivos: Bajas o nulas
emisiones de COVs (por ej. pinturas base agua) y
formaldehído.
• Plásticos: Prohibido el uso de plásticos clorados (ej.
PVC) y que sean preferiblemente de origen reciclado
(%)
• Metales: Preferiblemente de origen reciclado (%) y
fácilmente separables
• Otros: Sin sustancias peligrosas según Directivas
1999/45/CE o 67/548/CE*
Respecto al producto:
• Fácil mantenimiento y/o informar sobre la limpieza y
mantenimiento
• Desmontable fácilmente y reciclable o adecuado para
reutilización
• Ecoetiquetas de tipo I *
• Ecoetiquetas de tipo II (autodeclaraciones) *
• Análisis de ciclo de vida; Ecoetiqueta tipo III
(Declaraciones Ambientales de Producto) *
Sostenibilidad del embalaje del producto: en muchos
pliegos se requiere que la empresa suministradora se
responsabilice de la retirada y correcta gestión final,
así como también se enfatiza el origen reciclado de los
materiales de embalaje y su fácil separabilidad y
reciclabilidad.
En lo que respecta a los requisitos ambientales
relativos a la empresa, y no al producto específico, lo
más solicitado es la certificación conforme a la norma
ISO 14.001 o el Reglamento EMAS (o equivalente),
seguida por la certificación según la norma de
ecodiseño ISO 14.006.
Conclusiones
Vemos por tanto una importante tendencia de la
administración, tanto europea como española, en
relación a potenciar la inclusión de los aspectos
ambientales en las compras de mobiliario. Además, el
ecodiseño y otras herramientas de mejora y
comunicación ambiental de producto al alcance de las
empresas, pueden ayudar a las empresas, no sólo a
ser más competitivas en las licitaciones públicas, sino
en su funcionamiento interno y a mejorar su imagen de
cara a los compradores privados, por no hablar de su
importancia en la exportación y del acceso a mercados
como puedan ser Francia o países del norte de
Europa, donde la sensibilidad ambiental es mucho
mayor.
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