La Oportunidad del Hambre

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LA OPORTUNIDAD DEL HAMBRE
Claudio Katz1
La celebración de la carestía internacional de los alimentos como una gran
oportunidad para la Argentina retrata el clima conservador que instaló la revuelta del
agro. Los promotores de este mensaje evitan mencionar el hambre que amenaza a
millones de desnutridos en el mundo, ya que resulta difícil asociar esta tragedia con un
futuro promisorio para el país. Por eso describen la coyuntura de altos precios
mundiales como un regalo que debe aprovecharse, alentando el agro-negocio local con
menores impuestos2. ¿Pero es cierto que el padecimiento de otros pobres favorecerá a la
Argentina?
ESPECULACIÓN Y AGRO-CARBURANTES
Como resulta imposible venderle alimentos a quién no puede pagarlos, ningún
agro-liberal piensa exportar a Bangladesh, Pakistán, Haití, Mongolia o Afganistán. Los
1.300 millones de individuos al borde de hambruna por los aumentos de precios, no
están en mira de los negociantes argentinos. Se consideran ajenos a la muerte diaria de
24.000 personas por falta de alimentos y al fallecimiento de un ser humano cada cuatro
minutos por falta de vitamina A.
El honorable exportador supone que estos inconvenientes serán resueltos con
acciones filantrópicas de los organismos internacionales. Pero olvida que los 6500
millones de dólares recaudados en la última reunión de la FAO se están licuando por la
agro-inflación. Tampoco compara esta irrisoria suma con los 400.000 millones que
aporta el Tesoro norteamericano para socorrer a los bancos3.
Estas dificultades son vistas a lo sumo como un daño colateral derivado del
bienestar que rodea a los nuevos consumidores de China y la India. Al acceder a una
dieta diversificada que incorpora la carne han creado una gran demanda de nutrientes
para los animales 4.
Pero no es la primera vez en la historia del capitalismo que la mejora de un
sector es solventada con la pauperización de otro. En 1943 se registró en la India un
gran aumento de la demanda urbana de alimentos que cuadruplicó los precios y provocó
la muerte de dos millones de personas5.
La carestía de los últimos meses no obedece al desborde de la demanda. Esta
caracterización es una justificación engañosa de los agro-exportadores. Como
actualmente se producen tres veces más alimentos que en los años setenta frente a una
1
Economista, Investigador, Profesor. Miembro del EDI (Economistas de Izquierda). Su pagina
web es: www.lahaine.org/katz
“La solución al problema de los altos precios mundiales radica en asegurar altos precios para
los exportadores locales”, Huergo Héctor, “El mundo ofrece una oportunidad, Clarín, 2-6-08.
2
3
Los alimentos que en marzo pasado la ONU adquiría a 460 dólares ahora se compraban a 780
dólares, Página 12,16-5-08.
4
Un kilo de cerdo requiere cinco kilos de alimentos balanceados para abastecer un consumo que
se ha modificado significativamente. Los 20 kilos de carne que en promedio al año comían los
chinos en 1985 se han elevado en la actualidad a 50 kilos (Clarín, 20-4-08).
5
Amartya Sen, “Cuándo la prosperidad trae hambre, Clarín, 30-5-08.
1
duplicación de la población, no falta producción para nutrir a todos los habitantes del
planeta6.
El encarecimiento actual es un efecto de la especulación financiera de los
capitales que se protegen de la caída del dólar, los temblores de Bolsa y el desplome
bancario invirtiendo en materias primas. Es la misma tendencia que ha provocado el
ascenso del precio del petróleo. Como la burbuja inmobiliaria se pinchó en Wall Street,
los fondos se han desplazado al mercado agrícola de Chicago.
La tendencia alcista es también una reacción de largo plazo frente al ciclo
descendente de 1974- 2001. Pero aumentos tan furiosos en pocos meses reflejan la
apuesta financiera. Entre marzo del 2007 y del 2008 el trigo subió 130%, la soja 87%, el
arroz 74%, el maíz 53%, como consecuencia de un aumento de los capitales invertidos
en los agro-mercados. Este volumen se quintuplicó en la Unión Europea y se multiplicó
por siete en Estados Unidos. Los fondos que escapan del dólar y los inmuebles acosan
ahora los consumos básicos del Tercer Mundo7.
Otro desencadenante de la carestía son los agro-combustibles. La producción de
etanol se triplicó entre 2000 y 2007 y al ritmo actual el 40% de ese cultivo se destinará a
la energía dentro de una década. Este viraje constituye un crimen contra la humanidad
disimulado por los voceros de la oportunidad argentina. Para llenar el tanque de
automóvil con 50 litros de bioetanol se necesita quemar 358 kilos de maíz, que es lo
requerido por un niño de México o Zambia para alimentarse durante un año8.
NEOLIBERALISMO Y LIBRECOMERCIO
Los extremistas del agro-liberalismo atribuyen la inflación mundial de los
alimentos al desaliento de políticas estatales de regulación. Culpan especialmente a los
ecologistas europeos “que resisten la introducción de variedades genéticamente
modificadas”, a los países que “aún no privatizaron en gran escala la tierra” y a las
normas que restringen la concentración de propiedades, perpetuando “los minifundios
en África”. Plantean un curioso diagnóstico de hambre por ausencia y no por efecto del
capitalismo9.
Pero es absurdo atribuir el desastre en curso a la insuficiente vigencia de este
sistema en plena era neoliberal. El drama actual es consecuencia directa de esta
modalidad furiosa de capitalismo, que propició la expansión del libre-comercio
mediante las nuevas reglas de la OMC.
Para que Europa y Estados Unidos pudieran descargar los excedentes de
alimentos acumulados desde los años 60 se estimuló la desregulación. Y como las
políticas de subsidio al recorte de producción no alcanzaron para frenar la caída de los
6
La producción mundial de grano creció en 2007-08 un 4,7% respecto al 2006-07, superando el
2% de crecimiento promedio de la década pasada, (Página 12, 25-5-08). Según FAO hay
productos suficientes para alimentar hasta 12.000 millones de personas en un futuro próximo,
(Página 12, 1-6-08).
7
Hay un vuelco de fondos de inversión en materias primas que en el año 2000 manejaban
50.000 millones y ahora gestionan 200.000 millones, Página 12, 25-5-08, La Nación, 22.3.08.
8
Clarín, 30-5-08.
Alemán Juan, “Las causas de la escasez mundial de granos”, La Nación, 2-6-08.
9
2
precios provocada por esa sobreproducción, impusieron una virulenta apertura mundial
de las importaciones.
Las naciones periféricas fueron empujadas, además, a especializarse en cultivos
comerciales de exportación, en desmedro del abastecimiento local. Un alto número de
países quedó transformado en comprador neto de productos básicos. Egipto perdió
definitivamente su condición de antiguo granero, Indonesia su lugar pionero del arroz y
México su viejo papel como bastión del maíz. Las prósperas regiones de granos del
África (Zimbabwe, Malawi o Kenia) también sufrieron una devastadora liquidación de
cultivos locales.
Esta andanada afectó también a países medianos como India, ya que la OMC
exigió la eliminación de la “distorsión del mercado” creada por las reservas nacionales
de alimentos. El principio liberal de especializar a cada economía en sus ventajas
naturales se transformó en un dogma de adaptación de cada país a cierto cultivo
peculiar. En este nuevo reparto de funciones a la Argentina le ha tocado producir soja.
Esta preeminencia de políticas neoliberales ha potenciado la rentabilidad como
guía excluyente de la actividad agrícola. Con este principio se prioriza el uso de los
alimentos para animales a costa del auto-abastecimiento. En México se destina por
ejemplo a esa finalidad el 66% de la producción y solo el 34% restante es utilizado para
nutrir a 100 millones de habitantes. Con el mismo patrón del beneficio se desmanteló la
agricultura de subsistencia en Costa Rica, México, Haití y El Salvador y se generalizó el
uso de herbicidas, insecticidas y fertilizantes que destruyen la biodiversidad.
El libre-comercio y la especialización exportadora son la antítesis de la
eficiencia. No hay nada más alejado de la organización racional de la producción que el
sometimiento de la actividad agrícola al derroche actual de gastos de transporte,
envoltorio y publicidad. Esta dilapidación asume formas escandalosas en los países
desarrollados10El festejo local del agro-liberalismo frente a este terrorífico escenario,
simplemente reproduce la algarabía que reina entre las grandes corporaciones. Las
ganancias de estas sociedades han creado una euforia que no comparten los
hambrientos. Solo los beneficios de las seis principales comercializadoras y proveedores
de semillas treparon entre el 30 y el 77% durante el último trimestre del 200711.
Quiénes suponen que estos beneficios también constituyen “una excelente
noticia para Argentina” imaginan que destino del país depende de la bonanza de estas
corporaciones. Solo olvidan que en el mejor de los casos esos lucros serán acaparados
por los socios locales de esas empresas.
CONFLICTOS Y PROGAMAS
10
De acuerdo a informaciones recientes en los supermercados de Inglaterra se desechan
alimentos por 21 mil millones de libras, que serían suficientes para neutralizar el hambre de
África durante todo un año, Clarín, 1-6-08.
11
Las ganancias de Cargill aumentaron 83% en últimos meses y ya habían subido 36% en 2007.
El 80% del comercio mundial de cereales es manejado por Cargill, ADM. ConAgra, Bunge y
Dreyfus, pocas firmas controlan el movimiento de semillas transgénicas y agro-tóxicos
(Monsanto, Bayer, Syngenta, Dupont, BASF y Dow controlan). Solo dos grandes grupos que
procesan alimentos (Nestlé, Unilever) y sons contadas cadenas que los distribuyen en gran
escala (Wal Mart, Tesco, o Carrefour). En total son una decena de corporaciones y 40
compañías aliadas que dominan todo el circuito de granos, carnes, lácteos, aceites, azúcar cacao y bebidas Jalife-Rahme Alfredo. “Seis trasnacionales controlan granos y cereales” La
Jornada, 23-4-08.
3
Para la mayoría de los argentinos el agro-liberalismo implica regresión social,
afianzamiento de la mono-producción y especialización en alimentación de animales, es
decir en la escala más baja de ese circuito. Esta inserción limita incluso el poder de
negociación de las clases dominantes locales, frente a la expansiva tendencia global del
agro-negocio.
Muchos fondos financieros internacionales (como Black Rock) compran tierras
en gran escala en distintas zonas del planeta, para implementar el pasaje de un cultivo a
otro en función de los precios de cada producto. Como en comparación a la industria el
nivel de extranjerización de la propiedad agrícola en la Argentina es bajo, estos grupos
financieros han puesto la mira en el país.
Esta amenaza se añade al viejo conflicto argentino con los subsidios al agro que
Estados Unidos y Europa implementan, mientras defienden el libre-comercio para el
resto de la humanidad. Esta duplicidad determina un choque con las clases dominantes
locales, que se acentúa al compás de la crisis alimenticia. Han sido estas tensiones (y no
la política de los Kirchner), el detonante de los recientes enfrentamientos comerciales
con las grandes potencias en las reuniones de la FAO.
La suposición que el país permanecerá como una isla de prosperidad, en un
escenario mundial de hambruna es una típica fantasía argentina. Dado el carácter
periférico de la economía nacional y su elevado nivel de endeudamiento es ilusorio
suponer que podrá salir airoso de una hambruna global.
Los voceros del agro-liberalismo difunden esta creencia, para propiciar
aumentos de la producción agraria basados en bajos impuestos. Afirman que el auge de
la exportación no encarecerá los alimentos dentro del país, en la medida que la
abundancia permita subsidiar los consumos locales y facilite la distribución gratuita
alimentos12.
Pero esa iniciativa podría implementarse de inmediato. Dado que hay 2 millones
de hambrientos frente a una producción que permite nutrir a 400 millones de personas,
la distribución gratuita que proclaman para el futuro podría concretarse sin dilaciones.
En lugar de un lock out patronal con derrames de leche podrían regalar carne, pan y
verduras. Si no practican esa filantropía en la actualidad, tampoco la implementarán
cuándo acumulen mayores beneficios.
Una solución favorable para las mayorías populares transita por otro camino.
Argentina puede jugar un papel significativo en la gestación de un modelo mundial de
seguridad alimentaria, basado en el reestablecimiento de las reservas y la
instrumentación de mecanismos de estabilización de los precios, en un marco de
inmediata detención de la producción de agro-combustibles13.
Este curso requeriría controles coordinados de abastecimiento, producción y
comercialización, tendientes a regular los mercados de granos, para erradicar el sistema
de fondos de inversión en commoditties que provocan la hambruna actual. Obviamente
de estas iniciativas no se habla en el FMI o la OMC, pero podrían desenvolverse entre
los países y las organizaciones que rechacen el agro-negocio.
La fijación del precio de los alimentos por las Bolsas es un crimen. Las
cotizaciones de estos bienes públicos deberían quedar establecidas en negociaciones
De las Carreras, Alberto, “Los alimentos en el mundo”, La Nación, 4-6-08
12
Es la propuesta que desarolla Wim Dierckxsens, “Especular con alimentos” (Página 12, 25-508.
13
4
entre naciones. En la UNCTAD ya existen siete métodos para fijar cotizaciones por esa
vía, pero las grandes corporaciones bloquean su implementación.
La soberanía alimenticia es un derecho inalienable. Los países deben decidir en
forma coordinada qué se cultiva y de qué forma. En defensa de estos principios,
Argentina podría ejercer una gran influencia internacional. Pero este rumbo supone una
política popular muy distante de las propuestas del ruralismo y el gobierno.
22-7-08.
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