La industria domestica en /Alemania

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Núm. 16 - 21 abril lí)ü6
INDUSTRIA E INVENCIONES
SUMARIO
La iiulimlria domésUea en Alcnumia,
p o r J o s é M." l í o l i b a r . — El
Econoihisador
«Emilia»
( i l u s t r a d o , íigs. 29 y 3 0 ) . — El canal
de Aragón y Cataluña y el Sifón del Sosa ( c o n c l u s i ó n ) . — Los
mercados neutrales
del mundo y s » s .oportunidades.
— Aprovechamiento
de la encrr/ia de las cataratas
del Mío. — l í E V I S T A D E LA E L E C T K I C I D A I ) : Keilucción de precio do lii
líimpiira do tftntalo. — E n s a y o s d e c o r r i e n t e c o n t i n u a á 100,000
v o l t i o s . — T r a n s f o r m a c i ó n e l é c t r i c a de los f e r r o c a r r i l e s s u b u r b a n o s do L o n d r e s . — N O T I C I A S V A U I A S : F e r r o c a r r i l c e n t r a l
de la Mancha. — Triauto Sancbís.—Puertos francos.—REGISTRO D E P A T E N T E S : P a t e n t e s s o l i c i t a d a s
P a t e n t e s en suspenso quo h a n sido c o n c e d i d a s ó d e n e g a d a s . — R E G I S T R O
D E MARCAS : M a r c a s s o l i c i t a d a s . — A m p l i a c i ó n . — M a r c a s
modificadas. — M a r c a s c o n c e d i d a s y d e n e g a d a s . — D I B U J O S
D E MARCAS SOLICITADAS Y M O D I F I C A D A S . — R E G I S TRO D E M O D E L O S Y D I B U J O S D E F Á B R I C A . — Modelos
y dibujos s o l i c i t a d o s . — Modelos y d i b u j o s c o n c e d i d o s y derogados. - REGISTRO D E NOMBRES COMERCIALES. —
•Nombres c o m e r c i a l e s s o l i c i t a d o s . — N o m b r e s c o m e r c i a l e s
ooucedidos y d e n e g a d o s .
I'RIÍCIOS DE SUSCFUPCION
Es pana y l'oriugnl. un .semestre
Extranjero
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10
pesetas
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La industria domestica en /Alemania
Se acaba de celebrar en Berlín una Exposición completamente diferente de lo que acostumbran á ser las
exposiciones, pero que sin embargo no dejaba de ser
<ie las más interesantes. Se titulaba, traduciéndola literalmente del alemán, « Exposición alemana del trabajo doméstico », y su objeto no era vender, comees
por lo general el de las exposiciones, sino hacer que la
opinión pública se Ajase en la condición de los tral)ajadores á domicilio, que constituyen en Alemania una
clase sumamente oprimida, para ver si de este modo,
por una acción general, es posible ayudarles.
Ya en marzo de 1901 se celebró en Berlín un Congreso para tratar de la manera de mejorar la condición
de los trabajadores á domicilio. Con ocasión de este
Congreso se instaló una pequeña Exposición, muy incompleta y sin pretensiones de ninguna clase, pero
que constituía una representación mucho más gráfica
que todos los trabajos estadísticos, de la condición en
l u e se encuentran esos miles y miles de trabajadores
que se veu obligados á ganar el sustento, no en las fá_
oricas, donde además de trabajar en locales relativa'^ente sanos y bien ventilados, ganarían un jornal
aceptable, sino en su propio hogar, donde han de trabajar de 12 á 15 horas diarias para ganar una cantidad
irrisoria que apenas les permite vivir y donde, por lo
general, á consecuencia de esta excesiva duración del
trabajo, descuidan las más elementales prescripciones
de la higiene.
Esa pequeña Exposición hizo más, podríamos decir,
que todas las sesiones del Congreso, pero no fué lo suflcientemente visitada para poder despertar la opinión
pública, y por ese motivo resolvieron los organizadores celebrar otra Exposición más completa en el mismo centro de Berlín.
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Esta segunda Exposición, que se ha cerrado hace
poco, permitía formarse un concepto bastante completo de la colaboración que presta el trabajo doméstico á casi todas las ramas de la industria alemana. En
Alemania no son obra del trabajo doméstico únicamente la confección, bordado y trabajos análogos,
sino que también la cerrajería, la relojerÍH, la fabricación de juguetes de todas clases, la de porcelana, la
zapatería y otras muchas industrias ocupan gran número de trabajadores á domicilio.
En la Exposición figuraban muestras del trabajo doméstico en las diferentes regiones de Alemania. Cada
uno de los objetos expuestos llevaba un cartelito indicando la parte de trabajo que en la fabricación de
aquel objeto corresponde á la industria doméstica, el
tiempo necesario para ejecutarlo, la remuneración que
por ello percibe el obrero y el beneficio neto que obtiene por hora de trabajo.
Había, además, expuestas fotografías de las habitaciones ó talleres de los trabajadores á domicilio, desde
la habitación de la costurera ó bordadora berlinesa,
hasta los interiores de la Selva Negra, de Silesia ó de
Hary, que por lo general son taller, cocina y dormitorio todo á un tiempo, y en los que trabaja toda la familia, pues el beneficio es demasiado pequeño para
permitir al jefe de la misma tomar ayudantes y tiene
que hacerse ayudar por su mujer y sus hijos. Sin embargo, en algunos casos el trabajador doméstico toma
aprendices ú oficiales para que le ayuden en su trabajo, pagándoles un salario mayor ó menor, según los
casos; otras veces se hace ayudar por los niños de la
vecindad, por ejemplo, en varias de las fotografías expuestas podían verse grupos de niños, que en verano
al aire libre, y en invierno en una habitación, después
de las horas de clase, bajo la dirección de una mujer,
cosen botones ú ojetes á los cartones con que se venden, pegan cajas de cartón, etc.
Si se exceptúan los juguetes de madera, los pequeños objetos de madera tallada, los artículos de hojalatería y algunos otros productos más, puede decirse
que la industria doméstica no fabrica por completo los
objetos, sino que por lo general se limita á montar y
terminar objetos preparados en la fábrica, ó á ejecutar
determinadas operaciones preparatorias para el trabajo ulterior en la fábrica, como vemos, por ejemplo,
en la fabricación de alfileres imperdibles enlacados
de negro, que después de fabricar los alfileres en la
fábrica se entregan á los trabajadores á domicilio para
que los abran, y después de enlacados, cuyo trabajóse
verifica en la fábrica, se les vuelven á entregar para
que los cierren y los cuenten ó los cosan en cartones,
según el modo como se hayan de presentar al mercado.
Si pasamos ahora á examinar los precios que se pagan por todos estos trabajos, observaremos que en la
mayor parte de los casos son extraordinariamente bajos, hasta el punto de que algunas veces no se concibe
como el obrero puede vivir con un salario tan escaso.
Por término medio puede decirse que el trabajo á
domicilio, que no exige más que asiduidad, produce á
los obreros de 8 á 10 céntimos (1) por hora. Los hombres llegan á ganar en los trabajos en que se necesita
un poco de habilidad unos 20 céntimos por hora, y algunas veces este beneficio llega á subir hasta 40 ó 50
céntimos, pero esto sólo en muy pocos casos, y para
(1) Tengase presente que al decir céntimos nos referimos siempre á
céntimos de marco, que tienen u n valor un poco mayor que los céntimos de peseta.
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