Preparación de exámenes

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PREPARACIÓN PARA LOS EXAMENES FINALES
Lic. Martín G. Trucco
martin_trucco@uca.edu.ar
La preparación de exámenes finales a nivel universitario implica tener en cuenta una serie de
elementos que muchas veces el alumno no advierte o se guía por formas de trabajo que venía
implementando en otras instancias (escuela secundaria, por ejemplo).
Un tema interesante tiene que ver con trabajar la idea de planificación y estrategia. La
planificación tiene que ver con pensar, prever o preparar distintas cuestiones antes de realizar una
determinada acción o actividad.
Antes de continuar, resulta fundamental ayudar al alumno a tomar conciencia que la
preparación del examen final comienza con el aprovechamiento del cursado.
DISTINTOS MOMENTOS DE LA PREPARACIÓN PARA EL EXAMEN FINAL:
1-
Definir las materias que se van a rendir. Tener en cuenta:
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las características propias de cada materia (exigencias)
extensión de los programas
tiempo disponible en virtud de las fechas establecidas
desenvolvimiento personal a lo largo del año (pueden existir materias que resulten más
complejas y que se necesite más tiempo para volver a revisar algunos contenidos)
aspectos reglamentarios a considerar. (correlatividades, vencimientos de turno, etc)
Importante: Una buena preparación insume tiempo, por lo tanto no es conveniente realizar
un plan demasiado exigente que me limite las posibilidades de afrontar con éxito estas
instancias. (por ejemplo estudiar dos materias a la vez, o que existan muy pocos días de
distancia entre un examen y otro, etc).
2-
Trabajo previo (antes de comenzar a estudiar). Es el momento de pensar en la materia que
se va a preparar, o más específicamente, en la estrategia a abordar para preparar la materia.
Cuando un director técnico prepara a su equipo para el próximo partido, diseña su estrategia,
“cómo le va a jugar”, y lo hace “pensando en su rival”. (quién juega, cuáles son sus puntos
fuertes y débiles, de qué tiene que cuidarse, qué tiene que aprovechar, etc). Y todos estos
datos los recoge o bien de observar filmaciones previas o bien de la información que le pueda
suministrar algún colaborador que ha “espiado” al rival previamente.
Trasladando este ejemplo al tema de la preparación de los exámenes finales, el alumno cuando
define la materia a rendir ya sabe quién será su próximo rival y lo debería conocer bien (lo
viene observando desde hace un cuatrimestre), por lo que sería útil ponerse a pensar “cómo le
va a jugar”.
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Cantidad y calidad de los temas propuestos (no todos los temas tiene la misma importancia
y extensión. Este dato no es para definir lo que se deja de estudiar, pero sí establecer los
grados de profundización que le voy a dar al estudio de los distintos temas.
Aspectos relevantes señalados por los profesores durante el cursado
Posesión de los materiales necesarios para el estudio (bibliografía obligatoria y auxiliar,
apuntes de clases, fotocopias, etc.).
Metodología o estrategia de estudio más apropiada para esa materia. (Se recalca este
último punto ya que puede ser que cuando enfrente a “otro rival” tenga que cambiar mi
forma de juego)
Con todos estos datos, a algunos alumnos les resulta útil confeccionar un horario o
cronograma donde se pueda ir distribuyendo y organizando los distintos temas en los días
sucesivos, hasta la fecha estipulada de examen.
Esto ayuda a ir planteando distintas metas u objetivos a corto plazo a la vez que facilita ir
evaluando y ajustando los tiempos para poder llegar a abordar la totalidad del programa. Se
pondrá espacial énfasis en cumplir lo previsto en el cronograma, con las flexibilidades y
ajustes en caso de ser necesario. El criterio de prudencia es fundamental. Cada persona
conoce cuál es su mejor hora para cada actividad por lo que habrá que señalar en el
cronograma las horas adecuadas para el estudio.
Una vez más, para que esto sea de utilidad, no debe ser demasiado exigente, ya que podría
incidir en la motivación y en la concentración al ver que no se cumplen las metas propuestas.
Por último, en esta organización también se deben incluir otras actividades extras ajenas al
estudio, teniendo en cuenta que estos tiempos también deberán revisarse y ajustarse si lo que
queremos es priorizar el estudio.
3-
El estudio propiamente dicho: es el momento de la aplicación de las distintas técnicas de
estudio. A esta altura ya se habrá recopilado todo el material del que se dispone para preparar
la materia. Esto evitará interrupciones con la correspondiente pérdida de tiempo. Además sería
adecuado clasificar el material según el orden del programa.
Para abordar el material, conviene ir progresivamente desde lo más general a lo particular. Se
comenzará con una lectura exploratoria rápida, intentando captar la idea general del texto,
saber por dónde va el tema, si se relaciona con cosas ya vistas, si se plantean ejemplos, etc.
Para que esta actividad resulte provechosa, debería insumir mucho tiempo ya que no tiene
como objetivo la fijación de los contenidos.
Posteriormente se abordará el tema con un poco más de detenimiento. Es el momento de
identificar subtemas o divisiones, intentar determinar las ideas centrales de cada tema y
comprenderlas. En definitiva, se deberá realizar un trabajo de análisis. Hay un elemento
importante para considerar: conviene ir por partes, no abarcar temas demasiado extensos, esto
ayuda a no sentirte agobiado a la vez que repercute en la motivación al tener la sensación de
que se está avanzando.
Luego seguirá el paso de sintetizar lo leído y volcarlo en un esquema-resumen.
Este paso es el más importante y el que más tiempo quizás nos lleve, pero contrariamente a lo
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que muchos piensan, es mejor invertir tiempo en esta etapa, ya que luego el proceso de
fijación será mucho más fácil. Para realizar estas técnicas conviene utilizar colores,
diagramas, etc, que permitan ejercitar la memoria visual. El esquema debe ser sintético, sin
demasiado contenido. Para aclarar algo, podemos recurrir otra vez al texto.
Sería de gran ayuda poder expresar lo trabajado con tus propias palabras, tratando de
encontrar alguna relación entre los distintos temas.
4-
Fijación de los contenidos: esta es quizás una de las cuestiones que más interesan y
preocupan a los estudiantes: ¿qué estrategias implementar para “conservar” lo que voy
estudiando?. Sin duda que al hablar de fijación estamos haciendo alusión a la memoria. Para
que se active el proceso de fijación, el primer paso es la motivación, la atención, el interés..
Tenemos que intentar lograr alcanzar interés en lo que estamos leyendo para que se facilite el
registro en nuestra memoria. No se trata de que todo nos interese por igual, sino de crear una
actitud positiva frente a lo que se va leyendo y trabajando.
El paso siguiente que ayuda a este proceso es la comprensión. Sólo fijamos lo que
comprendemos, o por lo menos lo fijamos con mayor facilidad. Un recurso muy importante
para facilitar la comprensión es la asociación. Cuantas más conexiones se puedan establecer
entre la información nueva y la que ya resulta familiar, mayor serán las posibilidades para
recordar y recuperar la nueva información. La comprensión es más fácil cuando se van
agregando los conocimientos en forma progresiva. Hay un elemento que es fundamental: no
caer en los extremos: resulta negativo pretender estudiar todo de memoria o asimilar todo con
la misma calidad y/o prescindir del proceso de fijación.
Otra cuestión a considerar: nuestra memoria es selectiva y limitada. Esto significa que
necesariamente debemos incluir técnicas de síntesis para facilitar el proceso de fijación. En
este sentido, lo más recomendable es la utilización de la técnica de esquemas que permitan
una visualización clara de palabras e ideas claves. Es imposible retener gran cantidad de datos
y quizás la mayoría de las veces desorganizados.
Por eso es conveniente a medida que van pasando los temas o las bolillas, armar un esquema
que me permita identificar los elementos indispensables, organizar la información, establecer
las relaciones necesarias, etc. En estos gráficos no debe abundar la información, debe
permitirme partir de conceptos claros y concretos para luego profundizarlos y completarlos en
virtud de lo estudiado. Éstos son los esquemas que tendré que revisar a la hora de realizar los
repasos parciales.
5-
Ventajas de realizar repasos parciales: Es bastante común observar que muchos alumnos
“reservan” los últimos días para realizar el repaso de lo estudiado durante todos los días
previos. Aquí otra vez debemos referirnos al funcionamiento de la memoria o lo que muchos
autores denominan la curva del olvido. A medida que van pasando los días y se va
incorporando más información, la curva empieza a descender en forma precipitada. Algunos
estudios señalan que trascurridos 7 días sólo se logra retener el 17% de la información que se
había incorporado.
Así por ejemplo, el día 1y 2 se estudiaran algunos temas, el día 3 se realizará un repaso de lo
incorporado en los días 1y2. Luego se continuará hasta llegar al día 6 en el que se hará un
breve repaso de lo que se viene estudiando (incluyendo lo de los días 1 y 2).
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Por este motivo hacíamos alusión anteriormente a la necesidad de preparar esquemas con
información concreta y clara de los elementos más significativos. Estos repasos no deben
insumir tampoco un tiempo excesivo.
Por lo tanto, se recomienda no dejar pasar tanto tiempo para realizar síntesis parciales de lo
que se viene estudiando. Esto tiene que ser tenido en cuenta a la hora de planificar mi estudio.
La idea es poder ir avanzando y a la vez no dejar por completo lo que vine trabajando. Si bien
a veces domina la ansiedad por terminar cuanto antes de “ver todo”, realizar estos repasos
parciales puede repercutir positivamente en mi motivación.
6-
Pensamientos negativos: Es normal la aparición de pensamientos de tipo negativo cuando se
está en plena preparación para los exámenes. Estos pensamientos se expresan bajo las formas:
“no voy a llegar”, “me va a ir mal”, “no me queda lo que estudio”, etc. Sin duda que la
permanencia de ideas de este tipo disminuyen considerablemente la motivación para afrontar
la preparación. También son frecuentes la aparición de ideas asociadas con sentimientos de
incompetencia como "no puedo" "soy incapaz" "no sirvo para eso" "no entiendo o aquellas
que anticipan consecuencias negativas "que dirán mis padres cuando rinda mal" "no voy a
poder continuar estudiando" "voy a recursar", etc.
Esto hace que el sentimiento de inseguridad aumente, con su correspondiente monto de
ansiedad (“es muy probable que en estas condiciones me vaya mal”). Los pensamientos
negativos comienzan a aparecer con más frecuencia, el monto de ansiedad aumenta (ansiedad
anticipatoria) lo que puede dar lugar a distintas respuestas:
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7-
evitación (no me presento)
me presento, pero se que me va a ir mal. (lo común en estos casos es que el resultado
termine confirmando este pensamiento).
Los días previos a rendir: sin duda que los días próximos a rendir el examen son los que
despiertan más ansiedad. Pero aquí también se observan algunas conductas que si bien son
frecuentes, no ayudan a crear las condiciones óptimas para abordar la situación de examen.
Muchos alumnos señalan que generalmente en estos días se duerme muy poco, se come mal
(por ausencia o abundancia de comida), se fuma mucho, etc. A nivel psicológico se instalan
cada vez con mayor fuerza pensamientos negativos, aumenta el sentimiento de inseguridad o
la creencia de “no saber nada” o de “acordarse de muy poco”, etc. Todo este tipo de cosas
puede llevar a querer incorporar todo en una noche, lo que resulta imposible, generando así un
círculo vicioso.
Algunas sugerencias para evitar este tipo de situaciones.
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realizar una adecuada planificación del estudio. Es lo que mencionamos al comienzo del
apunte. Una buena planificación ayuda a que no me quede “todo para el final”.
en aquellos programas que así lo permitan, conviene ir alternando las bolillas o los temas
que resulten más extensos o presenten alguna dificultad con las que me resulten más
sencillas.
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8-
contrarrestar los pensamientos negativos con algunos más realistas: debo confiar en mis
propias capacidades.
tener en cuenta el respeto por los períodos de descanso tan necesarios a la hora de poner en
funcionamiento las estrategias cognitivas. (evitar pasar días sin dormir, sin comer
adecuadamente, etc) No olvidemos que las funciones comprometidas en el estudio
provienen de nuestro Sistema Nervioso Central (SNC).
Actitud frente al examen: Hasta aquí nos hemos ocupado principalmente de cómo poder
optimizar las distintas estrategias para lograr una buena asimilación e incorporación de los
contenidos. Esto es lo que de alguna manera tengo que dar cuenta en el examen. Pero existe
otra variable que entra en juego a la hora de enfrentar estas evaluaciones y a veces no es
tenido muy en cuenta: el factor actitudinal.
Muchas veces se observan durante los exámenes a los alumnos presentarse o demostrar
actitudes de mucha inseguridad representadas por su expresión corporal, tono de voz, etc.
Otro factor que se observa con frecuencia es la poca disposición de algunos para reponerse de
situaciones adversas durante el desarrollo del examen. El sentimiento negativo aparece muy
rápidamente. Una vez más la confianza en las propias capacidades debe estar presente,
ayudarse uno mismo desde los pensamientos positivos a enfrentar la situación cuando por
momentos no resulte del todo beneficiosa.
9- Auto-evaluación después de rendir: Cualquiera sea el resultado del examen, siempre es una
buena oportunidad para realizar una auto-evaluación de lo trabajado hasta el momento. La
única manera de avanzar es reconocer las dificultades y ser realistas a la hora de analizar las
causas de las mismas.. Siempre hay oportunidad de optimizar las estrategias que se ponen en
funcionamiento para abordar los exámenes. Lo importante es perseverar en la búsqueda de
distintas alternativas.
Hay alumnos que van de fracaso en fracaso porque, entre otras razones, nunca implementaron
estrategias de cambio significativas.
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